miércoles, 29 de julio de 2009

Oración sacerdotal de Jesús

Van a descubrir lo que hay en el corazón de Jesús...

En ese momento Jesús da un giro a su conversación. Ya no mira a los discípulos sino que mira al Padre y habla con Él en voz alta. La emoción es máxima. Van a descubrir lo que hay en el corazón de Jesús. «Jesús, dicho esto, elevó sus ojos al cielo y exclamó: Padre, ha llegado la hora. Glorifica a tu Hijo para que tu Hijo te glorifique; ya que le diste poder sobre toda carne, que él dé vida eterna a todos los que Tú le has dado» (Jn).Es la hora establecida desde la eternidad, la hora de las tinieblas, pero también la hora del máximo amor divino y humano, la hora de la redención, la hora del sacrificio perfecto. Todo está preparado, pero hay que vivirla con intensidad.

«Esta es la vida eterna: que te conozcan a Ti, el único Dios verdadero y a Jesucristo a quien Tú has enviado. Yo te he glorificado en la tierra: he terminado la obra que Tú me has encomendado que hiciera. Ahora, Padre, glorifícame Tú a tu lado con la gloria que tuve junto a Ti antes de que el mundo existiera» (Jn). Sólo el que comprende el amor del Padre puede comprender el amor del Hijo. Jesús es el único que puede corresponder a ese don íntegro del Padre con un don de sí mismo también perfecto que, además de divino, es plenamente humano. La gloria es el amor entre Padre e Hijo, pero en Jesús está oculto en su humanidad. La gloria de la resurrección descubrirá el nuevo rostro del Padre en el Hijo.

iglesia.org

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