viernes, 25 de septiembre de 2009

María del Rosario de San Nicolás


María del Rosario de San Nicolás

Fiesta: 25 de septiembre

En el año 1884, se inauguró el actual templo parroquial de San Nicolás de Bari, y para dicha oportunidad fue donada una hermosa imagen de la Virgen del Rosario, que fue traída desde Roma donde el Papa León XIII la bendijo con una especial bendición para la filegresía de San Nicolás.

El 25 de septiembre de 1983, en la ciudad de San Nicolás de los Arroyos, Provincia de Buenos Aires, República Argentina se comienza a asistir a un hecho de características particulares: una sencilla mujer, esposa y madre de dos hijas, que solamente había podido cursar el cuarto grado y sin conocimientos teológicos ni bíblicos, manifiesta ver y oír a la Santísima Virgen, coincidiendo las características de dicha visión, con la Imagen de la Virgen del Rosario, expuesta a la veneración de los fieles en el templo Parroquial.

La Santísima Virgen, según la señora, le había pedido la construcción de un Templo en su honor, en un lugar determinado. La señora, Gladys Quiroga de Motta, señala que la Virgen comienza a darle una serie de mensajes, preferentemente exhortativos juntamente con citas bíblicas, llamando a la oración, a la conversión y a la consagración.

Todo este acontecimiento, así como también los mensajes, están dentro de lo que la Iglesia llama «revelaciones privadas». En este caso, como ocurre en toda revelación privada, los fieles no están obligados a creer. En cambio, sí, están obligados a creer en la Revelación Pública. Los referidos mensajes, se dan a conocer, en la seguridad de que nada existe en contra de la Doctrina Revelada y pueden ser útil ayuda, para el crecimiento espiritual, la devoción y la oración.

El Magisterio de la Iglesia, no define que esta sea una auténtica revelación privada ni tampoco niega su posibilidad, dejando a sus hijos en la amplia libertad de adherir o no a ella. Fidelidad a la Santísima Virgen, amarla como Madre, escucharla como maestra en la fe, descubrirla como modelo de vida cristiana, invocarla como mediadora de todas las Gracias, ver que su única meta es llevarnos a Cristo para alabanza del Padre y en la unidad del Espíritu Santo.

La Virgen María nos hará descubrir la Iglesia, de la que es Madre, y nos hará participar de su misión redentora. Por eso siempre la Virgen nos invita a:

1 ) Consagrar nuestra Vida a su Corazón Inmaculado y Sagrado

2 ) Rezar mucho y especialmente el Santo Rosario, por la conversión del mundo.

3 ) Leer la Palabra de Dios y meditarla todo los días

4 ) Descubrir que la Humanidad está viviendo horas de extrema dificultad y esta grave purificación puede ser aliviada por nuestra oración y el sufrimiento que generosamente pongamos en su mano de Madre. Por lo tanto debemos aceptar y ofrecer nuestros sufrimientos.

5 ) Dios quiere revitalizar la Alianza con la Humanidad, que por causa del pecado se ha debilitado. Esa Alianza es Don de Dios, pero también exige nuestra aceptación y nuestra respuesta también.

6 ) Hacer penitencia por nuestros pecados y por los pecados con que el Señor continuamente es ofendido; vivir en una continua actitud interior de conversión a Dios y amor al prójimo; hacer mortificaciones voluntarias, por amor a Dios.

7 ) Consciente de la existencia y trabajo del demonio, luchar en una continua vigilancia, contra la tentación.

8 ) Acercarnos a la Iglesia y a sus pastores; vivir así la vida cristiana en íntima unión con el Sacramental y trabajadores de la unidad en la Iglesia.

9 ) Recibir frecuentemente los Sacramentos del Perdón de los pecados y la Comunión Eucarística.

10) Ejercitarnos en vivir las grandes virtudes cristianas: Fe – Esperanza – Caridad – Humildad – Obediencia – Fortaleza – Sobriedad – Mansedumbre – Generosidad.

11) Ser evangelizadores: Anunciar por todas partes la Palabra de Cristo.

Oremos

Santa María, Madre nuestra,
que en cada misterio del Santo Rosario
nos brindas al Salvador,
acudimos a Ti necesitados.

Nos alegramos que, desde la cruz,
el Señor te haya encomendado la misión
de acercarnos a Él y a su Iglesia
por la conversión y la penitencia.

Alentados por la confianza que nos inspiras
ponemos en tus manos maternales
nuestras preocupaciones y temores.

Pero, deseamos imitar tu fidelidad a Dios
aceptando con amor y humildad,
todas las pruebas.

¡Madre nuestra del Rosario de San Nicolás!
Que tu presencia renueve nuestra vida,
alivie nuestro ser agobiado por el sufrimiento y la enfermedad,
y fortalezca nuestro amor a los demás,
convirtiéndonos así en testigos del amor
del Padre que no vaciló, por tu intermedio
en darnos a Jesús. Amén

evangelizo.org

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