domingo, 6 de diciembre de 2009

Camino al corazón

El sábado 28 de noviembre terminó el año litúrgico… ¡Y el domingo 29 comienzó el Adviento de un nuevo año! Un tiempo que se cierra y otro que se abre… una etapa que termina y otra que empieza.

Este cambio en el calendario litúrgico nos toma desprevenidos, nos agarra en mitad de la vorágine de un tiempo complicado para todos. Estamos cansados por el trabajo del año, tenemos muchas cosas que solucionar y concluir antes de que termine… Es tiempo de balances, cierres, despedidas, evaluaciones, exámenes… Es tiempo de preguntas que afloran invitándonos a mirarnos a nosotros mismos y nuestra vida transcurrida a lo largo del año. Y en medio de nuestras preguntas se enciende la luz del Adviento que nos invita a la esperanza:

¡Despierten… y Cristo los iluminará!
¡Levántense… y pónganse a caminar!
¡Preparen el camino del Señor!
¡Alégrense y no teman!

Los peregrinos en el camino al corazón conocemos los tiempos de preguntas, los amaneceres y nuevos despertares… hemos vivido muchas veces el desafío de ponernos de pie y empezar a caminar hacia un nuevo umbral. En cada etapa del camino al corazón se vuelven a repetir estos pasos… en cada paso, junto con el cansancio del camino, vamos experimentando el gozo de la esperanza que renace… ¡es Jesucristo el que nos llama a su encuentro!

El tiempo de Adviento significa de una manera especial estos pasos en el camino al corazón. A lo largo de estas 4 semanas, la liturgia nos invita a preguntarnos, a despertar, a ponernos de pie y a caminar hacia el Señor que llega… Un camino, una invitación a caminar, un lugar al que queremos llegar…

Preguntémonos: ¿Cómo estoy? ¿Dónde estoy? ¿En qué lugar me encuentra este momento del año? ¿Qué es lo más importante que he vivido a lo largo de todo el año? ¿Qué es lo más gozoso y más doloroso? ¿Cómo ha sido mi camino, paso a paso, en este tramo?

Despertemos: Abramos los ojos para mirar y ver lo nuevo que amanece. Reforcemos nuestros tiempos de oración personal, familiar y comunitaria. Dispongamos nuestro corazón para despedir lo que parte y recibir lo que llega.

Pongámonos de pie en nuestra vida de hoy. Animémonos a pararnos firmemente en la tierra de lo que estamos viviendo, digamos con esperanza «que sea» lo que es, lo que está siendo…

Empecemos a caminar nuevamente hacia un nuevo lugar, más allá, más abajo o más arriba, más lejos… más hacia el centro. Abrámonos camino en medio de las crisis que estamos viviendo. ¡Las crisis no nos detienen en el camino… son puertas que nos conducen hacia nuevos umbrales!

Es tiempo de nuevos umbrales. Es un tiempo de espera y esperanza. Sigamos caminando con la mirada puesta en Cristo que reposa y descansa en el pesebre de nuestro propio corazón.

¡Despertemos una vez más! ¡Animémonos a ponernos de pie en medio de lo que cada uno está viviendo, en medio de toda crisis… para seguir caminando! ¡Seamos signos de la esperanza que renace!
¡Celebremos juntos el tiempo del Adviento! ¡Caminemos juntos acompañándonos paso a paso!

iglesia.org

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