jueves, 30 de julio de 2009

¡¡¡ ANIMO.....SIGUE ADELANTE!!!

¡¡¡SIGUE ADELANTE!!!

¡¡¡Sigue Adelante!!!
¡No te detengas en el camino!
No importa cuántas veces
hayas caído, sino...
¡¡¡Cuántas veces te has levantado!!!

¡Lleva en tu mente la certeza
de que cuando una puerta se te ha cerrado
Otra mas grande te espera abierta
al final del camino!

Cuando sientas que las fuerzas te abandonan, recuerda otras veces, que sí estuviste sin ellas, y milagrosamente las cosas se solucionaron!

Y todo esto porque actuaste bien
y con la conciencia limpia,
pero Sobretodo porque...
¡Dios Está Contigo!

Redobla tu fe y con ella alienta tu esperanza, en la Seguridad de que el mañana
será mucho mejor.
¡¡¡¡Arriba ese Ánimo!!!!

¡Sigue adelante con la vista al frente
y el paso firme, que nada te detenga!
No combatas con nadie,
pues tu mejor triunfo será aquel
que logres sin combatir!

Sigue a Dios por todas partes
y no tendrás temor en tu vida,
ni correrás ningún peligro.
¡Con Disciplina vencerás!
¡Con Sinceridad triunfarás!
¡Con Coraje te salvarás!

Lucha por cambiar a tu enemigo,
y conviértelo en tu amigo.
Ayuda a tus amigos a
luchar, sin hacer ver que tú
eres el maestro, sino aumentándoles
su propia iniciativa,

No desmerezcas al que no es inteligente,
préstale atención y
ayúdale a incrementar
sus propias fuerzas.

Practica el arte del amor,
avasallando la fuerza de tus enemigos.
Frente al amor perderán su odio,
y la victoria sobrevendrá sola
porque tú no has peleado.

El odio es vencido siempre por el amor
Si mantienes la fuerza de tu corazón,
podrás luchar cuantas veces sea necesario.
Si sientes que disminuye, entonces, mantente en guardia, pues el más pequeño fallo, te traería malas consecuencias,

Triunfan aquellos que:
saben cuándo luchar y cuándo no,
que saben discernir, y son visionarios.

Si tus sentimientos, tu fuerza, y tu valor
son mejores cada día y te conoces a ti mismo, conocerás a los demás.

No discutas con aquellos que se esconden
en la profundidad de las sombras
y son expertos en el arte de la envidia.
Tu vuela por elevadas cumbres de los cielos
y cuando tengas que combatirlos,
actúa como el águila .

No tengas miedo en reconocer
que eres bueno y talentoso...,
¡Eres hijo de Dios, Recuérdalo!!
Él no está solamente en algunas personas,
habita en todos y cada uno de nosotros.

Haz que tu luz se irradie, y
verás que ayudas a que
otras personas hagan lo mismo.

Descubre que hay suficiente bondad
para creer en un mundo de paz.
Una palabra generosa, un abrazo y
una sonrisa serán tuyos,
todos los días de tu vida,

Verás que el dolor que has vivido y los problemas que has experimentado, te siguen dando el Poder de Caminar por la Vida.
Y no olvides que habrá seres cuyo amor
y comprensión siempre estarán contigo.

¡ANIMO!¡SIGUE ADELANTE!
que aprenderás mucho,
¡¡CADA VEZ QUE CAIGAS Y TE LEVANTES!!
¡¡ÁNIMO SIGUE ADELANTE¡¡
¡¡Que Dios te bendiga!!
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miércoles, 29 de julio de 2009

Oración sacerdotal de Jesús

Van a descubrir lo que hay en el corazón de Jesús...

En ese momento Jesús da un giro a su conversación. Ya no mira a los discípulos sino que mira al Padre y habla con Él en voz alta. La emoción es máxima. Van a descubrir lo que hay en el corazón de Jesús. «Jesús, dicho esto, elevó sus ojos al cielo y exclamó: Padre, ha llegado la hora. Glorifica a tu Hijo para que tu Hijo te glorifique; ya que le diste poder sobre toda carne, que él dé vida eterna a todos los que Tú le has dado» (Jn).Es la hora establecida desde la eternidad, la hora de las tinieblas, pero también la hora del máximo amor divino y humano, la hora de la redención, la hora del sacrificio perfecto. Todo está preparado, pero hay que vivirla con intensidad.

«Esta es la vida eterna: que te conozcan a Ti, el único Dios verdadero y a Jesucristo a quien Tú has enviado. Yo te he glorificado en la tierra: he terminado la obra que Tú me has encomendado que hiciera. Ahora, Padre, glorifícame Tú a tu lado con la gloria que tuve junto a Ti antes de que el mundo existiera» (Jn). Sólo el que comprende el amor del Padre puede comprender el amor del Hijo. Jesús es el único que puede corresponder a ese don íntegro del Padre con un don de sí mismo también perfecto que, además de divino, es plenamente humano. La gloria es el amor entre Padre e Hijo, pero en Jesús está oculto en su humanidad. La gloria de la resurrección descubrirá el nuevo rostro del Padre en el Hijo.

iglesia.org

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martes, 28 de julio de 2009

La universidad y la religión

Según Newman, «es la educación lo que proporciona a la persona una visión clara y consciente de sus propias opiniones y juicios, una verdad que los desarrolla… una elocuencia que los expresa, y una fuerza para ponerlos en práctica» (The Idea of a University, 1854). Por eso es clave saber elegir –si es posible– la universidad que «sirva» de verdad a las personas y su entorno (no se es mejor por apuntarse a una universidad, pero allí debe adquirirse una responsabilidad especial por las personas).

Como es clave saber «vivir» la universidad y disfrutarla siempre (cuando se aprende a ser universitario, no se deja de serlo). Y contribuir después a mantener lo que nos sirvió, si nos sirvió.

En su viaje a Tierra santa, Benedicto XVI bendijo en Jordania la primera piedra de una universidad –la universidad de Madaba– promovida por el Patriarcado Latino de Jerusalén. Todo lo que dijo allí puede aplicarse como «ideario» para una universidad de inspiración cristiana y servir de «test» para cualquier institución educativa de rango académico que esté abierta a iluminar su actividad con las dos «alas» de la razón y de la fe.

Ante todo, tres objetivos: primero, servir a la comunidad humana circundante y elevar el nivel de vida, desarrollando los talentos y las aptitudes de los alumnos. Segundo, promover en ellos la adhesión a los valores y a vivir en libertad personal, por medio de la transmisión del conocimiento y del amor a la verdad. Tercero, afinar el genuino espíritu crítico, disipar la ignorancia y los prejuicios, ayudar a romper los hechizos creados por las ideologías.

Amor y adhesión a la verdad, aprecio por los valores de la cultura, diálogo encaminado a la tolerancia y la paz. Son los pilares de esa educación «más amplia» – decía el sucesor de Pedro – que se espera de cualquier universidad abierta a un contexto religioso, pues, «la fe en Dios no suprime la búsqueda de la verdad; al contrario, la estimula». Y recordaba la exhortación de San Pablo a los primeros cristianos, para que abrieran su mente a «todo cuanto hay de verdadero, de noble, de justo, de puro, de amable, de honorable, todo cuanto sea virtud y cosa digna de elogio».

Pero ¿cuál es en concreto el papel de la religión en la universidad? De por sí, observaba el Papa, «la religión, como la ciencia y la tecnología, la filosofía y cualquier otra expresión de nuestra búsqueda de la verdad, puede corromperse». Concretamente –no olvidemos el contexto del discurso: una «Tierra santa», pero sembrada de conflictos – «la religión se desfigura cuando se la obliga a ponerse al servicio de la ignorancia o del prejuicio, del desprecio, la violencia y el abuso. En este caso no sólo se da una perversión de la religión, sino también una corrupción de la libertad humana, un estrechamiento y oscurecimiento de la mente». Pero esto no es inevitable, continuaba. La educación proclama la confianza en la capacidad humana para distinguir el bien del mal, la verdad de la injusticia. Por tanto, a pesar de los intereses y las pasiones torcidas del corazón humano, se le puede ayudar a ser verdaderamente libre.

«La persona genuinamente religiosa –seguía argumentando– percibe la llamada a la integridad moral, dado que al Dios de la verdad, del amor y de la belleza no se le puede servir de ninguna otra manera. La fe madura en Dios sirve en gran medida para guiar la adquisición y la correcta aplicación del conocimiento». Ciertamente, hay que reconocer los beneficios de la ciencia y la tecnología, pero al mismo tiempo la ciencia tiene sus límites. No responde a todos los interrogantes que se plantea la existencia humana, su sentido y valor, su lugar y finalidad en el universo.

Citaba en este punto al Concilio Vaticano II: «La naturaleza intelectual de la persona humana se perfecciona y debe perfeccionarse por medio de la sabiduría, que atrae con suavidad la mente del hombre a la búsqueda y al amor de la verdad y el bien» (Gaudium et spes, 15).

Y concluía el Papa: la ciencia y la tecnología necesitan la luz orientadora de la sabiduría ética. «Esa es la sabiduría que ha inspirado el juramento de Hipócrates, la Declaración Universal de Derechos Humanos de 1948, la Convención de Ginebra y otros laudables códigos internacionales de conducta».

En síntesis, puede decirse que la educación universitaria está llamada a impulsar la búsqueda de la verdad, purificando tanto la religión, como la ciencia, la tecnología y la filosofía, precisamente por medio del diálogo entre ellas, con tal que ese diálogo esté abierto a Dios; lo que es lo mismo, presidido por la sabiduría religiosa y ética. Con palabras bien claras, «las universidades donde la búsqueda de la verdad va unida a la búsqueda de lo que hay de bueno y noble, prestan un servicio indispensable a la sociedad».

Al final de su escrito, Newman confiaba en poder agradecer por toda la eternidad, con el corazón y los labios, que se le hubiera permitido aportar siquiera un poco, y testimoniar un mucho, del difícil, pero a la vez agradable y esperanzador trabajo que supone hacer una Universidad.

gaceta.es

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lunes, 27 de julio de 2009

Redescubrir el Catecismo de la Iglesia Católica

En plena crisis cultural, cuando en Europa –por ejemplo en nuestro país– se quiere encerrar a la religión en el ámbito privado, ¿es posible abrir el debate público a la religión, como es normal en Estados Unidos?
El obstáculo para lograrlo parece consistir en la característica «hipercrítica» de nuestra vieja Europa, secularizada por la modernidad hasta el punto de que ha conseguido eclipsar la educación religiosa más básica. Y por eso muchos cristianos están desarmados –¿o acomplejados?– ante las propuestas del laicismo combativo.

No es ajeno a esto el hecho de que, en una buena parte de los educadores y formadores europeos –fascinados ante la «apertura al mundo» que creían ver en el Concilio Vaticano II–, haya primado en exceso la «adaptación» o la «conciliación» con la cultura ambiente, descuidando la identidad cristiana. Y ahora resulta que hay jóvenes cristianos –y no tan jóvenes– que demandan ese refuerzo de su identidad. Han pasado de un cristianismo de «pertenencia», que se daba por supuesto hace décadas, a un cristianismo que necesita de «convicciones» para vivir y respirar, y no encuentran quiénes les ayuden a conciliar su fe con su razón. Quizá pueda educárseles como «contestatarios», pero hay que cuidar de no abandonarlos en el voluntarismo y el fideísmo, primos-hermanos del fundamentalismo.

La cuestión está en que lo «básico» –los verdaderos fundamentos de la vida cristiana que se integran perfectamente con la razón, aunque la superen: la oración y los sacramentos, la gracia y las virtudes, el combate contra el pecado, la vida eterna– es previo a lo «crítico», y la identidad es previa al diálogo. Esto no quiere decir que la dimensión crítica y dialógica del cristianismo deban desaparecer, y quedar encerradas en las paredes de las casas o de los templos, permaneciendo ausentes del debate público. No. Sólo quiere decir que son momentos «segundos» respecto a lo primero: la identidad, lo básico. Cuando alguien no sabe quién es o a qué ha venido, es difícil que pueda aclararse en la maraña del mercado de opiniones e ideologías.

Todo esto es lo que plantea agudamente Mons. Jean-Louis Bruguès –secretario de la Congregación para la Educación Católica– en un texto publicado en el «Osservatore Romano», el 3 de junio de 2009. El texto se refiere a la formación de los seminaristas, pero vale para todos. Lo que propone es «una formación teológica sintética, orgánica y que apunte a lo esencial», la primacía de lo básico y «la renuncia a una formación inicial signada por un espíritu crítico… y por la tentación de lograr una especialización demasiado precoz, precisamente porque le falta a estos jóvenes el necesario background cultural». En otros términos, añade, «yo aconsejaría elegir la profundidad más que la extensión, la síntesis más que los detalles, la arquitectura más que la decoración».

Para esta tarea, señala como referente principal el Catecismo de la Iglesia Católica. Quizá alguien esté tentado de pensar: ¡vaya descubrimiento, el catecismo de nuestras bisabuelas! Pues sí, el catecismo como sabio instrumento de transmisión de la fe, pero no un catecismo cualquiera; sino el que la Iglesia Católica (con su Compendio) propone para el siglo XXI. Este Catecismo contiene cuanto el Concilio Vaticano II consideró importante para explicar la fe en nuestro tiempo; lógicamente, con las mediaciones necesarias de las familias, los catequistas y los formadores. Por eso hay que considerar la propuesta de Mons. Bruguès como una aportación luminosa en el momento actual, que vale la pena redescubrir por parte de todos los que tenga a su cargo la formación.

Concluye Mons. Bruguès que los formadores deben «asegurar armoniosamente», en primer lugar, «el paso de una interpretación del Concilio Vaticano II a otra» (es decir, pasar desde aquella fascinación ingenua por la «apertura al mundo», a una toma de conciencia de los desafíos actuales). Y en segundo lugar, también probablemente es necesario asegurar el paso «de un modelo eclesial a otro» (o sea, desde una «pertenencia» que se daba por supuesto, a una «convicción» que se busca, se mantiene y se acrecienta con el esfuerzo de la razón, de la experiencia de la fe vivida y de la comunión con los demás cristianos).

Efectivamente, el reto de la formación cristiana está hoy en las prioridades y en las proporciones. Las casas se comienzan por los cimientos. Sobre la base de una formación humana y espiritual adecuadas, hay que guardar íntegro el depósito recibido –la fe y la tradición cristiana– y abrirlo a los desarrollos legítimos y necesarios del pensamiento, de la cultura y de la ciencia, que conservan matrices de raíz cristiana (la igualdad y la libertad, la solidaridad y la responsabilidad, etc.). Y esto constituye, a su vez, la raíz de una formación que sea permanentemente misionera o evangelizadora. Todo ello es condición para un diálogo auténtico entre religión y cultura, y, por tanto, para el progreso como personas y como cristianos. Pero, no lo olvidemos, el primer desafío es «la formación de los formadores».

cope.es

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domingo, 26 de julio de 2009

Meditación breve

Si cuidas una abeja, habrá más miel en el panal.
Si evitas una injusticia, habrá más justicia en el mundo.
Si cultivas un rosal, habrá más rosas en el jardín.
Si amas, Dios estará más presente en el mundo.
Si siembras un grano de trigo, habrá más pan sobre la tierra.
Si creces tú como persona, habrá más humanidad en el mundo.
Si enciendes una vela, habrá más luz en la noche.
Si vives en la verdad, habrá menos mentira en el mundo.
Si cuidas un nido de golondrinas, habrá, más golondrinas en Primavera.
Si vives en libertad, habrá más libertad en el mundo.
Si enciendes un fuego, habrá menos frío en el invierno.
Si irradias tu alegría, habrá menos tristeza en el mundo.
Si esperas cambiar tú cuando haya cambiado el mundo, morirás sin haber vivido.
Si comienzas cambiando tú, ya estás cambiando el mundo.

mariamedianera.ning.com

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sábado, 25 de julio de 2009

25 de julio: Santiago Apóstol

Cada 25 de Julio la Iglesia celebra la fiesta del Apóstol Santiago; llamado “el mayor” para distinguirlo del otro Apóstol Santiago, a quien se llama “el menor”.

Hijo de Zebedeo, pescador del Mar de Galilea, y de Salomé, era hermano de Juan, el discípulo amado y estando los dos arreglando las redes a orillas del Mar de Galilea recibieron el llamado de Jesús y "al punto, dejadas las redes y a su padre, le siguieron" (Mateo 4:22).

Santiago formó parte del selecto grupo que, junto con Juan y Pedro, fueron admitidos a presenciar la resurrección de la hija de Jairo, la Transfiguración y acompañaron al Señor durante su agonía en el Monte de Getsemaní.

La lectura del los Evangelios deja traslucir que, tanto Santiago y como Juan, eran impetuosos y apasionados en su celo evangélico y fuertes de carácter. Y por estas características recibieron de labios del Señor el nombre "Boanerges", hijos del trueno.

Un día, camino a Jerusalén, la madre de Santiago, Salomé, acudió al Señor y le pidió que les concediera a sus hijos sentarse, uno a la derecha y otro a su izquierda, cuando Jesús restaurara su reino. Los dos hermanos, ignorantes todavía de la naturaleza espiritual del Reino de Dios, se unieron a su madre en esta petición. Y a la afirmación de que ellos estarían dispuestos a beber del cáliz que Jesús bebiera, y de ser bautizados con el bautismo de Sus sufrimientos, el Señor les aseguró que ellos compartirían Su pasión. Los Hechos de los Apóstoles nos cuentan que Santiago fue el primer Apóstol en ganarse la corona del martirio.

Después de la Ascensión del Señor a los cielos y la venida del Espíritu Santo los Apóstoles se dispersaron por todo el mundo para llevar la Buena Nueva. Santiago predicó el Evangelio en Judea y Samaría y, según una antigua tradición, poco después se trasladó a España.

Los caminos lo llevaron primero a Galicia, donde estableció una pequeña comunidad cristiana, y luego a la cuidad romana de Cesar Augusto, hoy conocida como Zaragoza, donde sus enseñanzas no fueron aceptadas rápidamente. Cuenta la tradición que en dicha ciudad la Santísima Virgen, estando todavía viva, se le apareció al Apóstol para alentarlo en su tarea y que gracias a ella el corazón del pueblo se abrió a la prédica del la Buena Nueva.

Luego de sembrar los primeros fundamentos de la Fe Católica en España, Santiago se trasladó a Jerusalén, donde encontró el martirio durante la persecución que el rey Herodes Agripa I desencadenó en dicha ciudad contra los cristianos.

El Apóstol fue sepultado en Jerusalén, pero, según una tradición española que data del 830, el cuerpo de Santiago fue trasladado a Compostela, donde todavía hoy sus reliquias son visitadas por miles de peregrinos cada año.

Es el patrono de España y en América hay numerosas ciudades dedicadas al Apóstol.

iglesia.org

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viernes, 24 de julio de 2009

Adicciones: Argumentos de fondo

La Evolución del Proceso Adictivo
La adicción es un proceso que se desarrolla a lo largo del tiempo. Al principio, el tipo de uso que la persona hace de la sustancia o conducta, no es adictivo, pero progresivamente, el tipo de uso varía aumentando hacia la habituación primero, y luego hacia el abuso. Aún en este momento no se puede hablar de adicción, pues el abuso es un estado en el cual la persona conserva el control sobre su uso.

La línea que divide al abuso de la adicción es muy fina y muchas veces inadvertida, pero lo cierto es que si la persona predispuesta se expone al uso de la sustancia o conducta de riesgo, puede pasar esa línea y convertirse en adicto.

En sus primeras fases, la adicción puede pasar inadvertida, por la levedad de los síntomas, o por la habilidad de la persona para compensar las consecuencias negativas que la adicción tiene sobre su propia vida y sus relaciones.

A lo largo de este proceso la persona pasa por diversas etapas que reflejan el agravamiento progresivo del desorden adictivo.

Las distintas etapas de la adicción se relacionan a la severidad del proceso adictivo y el impacto que la adicción tiene en la vida del adicto:

1.- Etapa Temprana


En esta etapa ya la química cerebral está alterada, y esto se manifiesta en episodios de uso descontrolado que pueden no ser tan severos y frecuentes, pero son evidencia de la instalación del desorden bioquímico cerebral. Aún así la relación que la persona ha desarrollado con el sustrato de su consumo, lo motiva a continuar consumiendo, debido al refuerzo psicológico que el consumo de la sustancia o la práctica de la conducta, tiene sobre su comportamiento. Ya existe el pensamiento adictivo y comienza a manifestarse como una preocupación con el consumo. Puede haber deseos automáticos y ya la persona comienza a invertir tiempo no programado en actividades relacionadas con el consumo.

2.- Etapa Media

La pérdida de control es obvia y los episodios de consumo son más intensos y frecuentes. Ya comienza a haber problemas familiares serios debido al tiempo que la persona ocupa en actividades relacionadas con la adicción y el consumo. El pensamiento adictivo se hace más intenso debido a la necesidad aumentada de negar o racionalizar su conducta. Comienzan a presentarse problemas laborales y escolares debido al malfuncionamiento psicosocial. La química cerebral ha cambiado de manera importante y la personalidad de la persona también ha cambiado, casi siempre con más irritabilidad, ansiedad e intolerancia.

El ego de la persona se ha hipertrofiado para poder mantener una imagen de «normalidad» que pueda disminuir la ansiedad tanto del adicto como de las personas que lo rodean.

3.- Etapa Avanzada


La inhabilidad para detener el consumo marca esta etapa del proceso adictivo. Problemas financieros severos podrían aparecer y el aislamiento social se hace evidente y marcado. Problemas graves en las relaciones familiares que pueden llegar a la separación. Pérdidas de empleo y deterioro del funcionamiento laboral se hacen presentes de manera que el adicto no puede muchas veces, ni conseguir ni mantener un empleo. La depresión severa característica de esta etapa puede ser malinterpretada como primaria, pero es en realidad secundaria al desorden adictivo. Igualmente la autoestima se ha deteriorado mucho y puede aparecer psicosis toxica, en las adicciones químicas, e ideación psicótica en las adicciones de conducta.

Estas fases no están separadas realmente y se sobreponen de manera que, es difícil saber exactamente donde esta ubicado un adicto en el proceso, pero en la mayoría de los casos se pueden utilizar para entender mejor la severidad del problema y las necesidades individuales de tratamiento.

iglesia.org

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jueves, 23 de julio de 2009

«El que cumple la voluntad de mi Padre... ese es mi hermano y mi hermana y mi madre»

La Bienaventurada Virgen, predestinada, junto con la Encarnación del Verbo, desde toda la eternidad, cual Madre de Dios, por designio de la Divina Providencia, fue en la tierra la esclarecida Madre del Divino Redentor, y en forma singular la generosa colaboradora entre todas las criaturas y la humilde esclava del Señor. Concibiendo a Cristo, engendrándolo, alimentándolo, presentándolo en el templo al Padre, padeciendo con su Hijo mientras El moría en la Cruz, cooperó en forma del todo singular, por la obediencia, la fe, la esperanza y la encendida caridad en la restauración de la vida sobrenatural de las almas. por tal motivo es nuestra Madre en el orden de la gracia.

Y esta maternidad de María perdura sin cesar en la economía de la gracia... Pues una vez recibida en los cielos, no dejó su oficio salvador, sino que continúa alcanzándonos por su múltiple intercesión los dones de la eterna salvación. Con su amor materno cuida de los hermanos de su Hijo, que peregrinan y se debaten entre peligros y angustias y luchan contra el pecado hasta que sean llevados a la patria feliz. Por eso, la Bienaventurada Virgen en la Iglesia es invocada con los títulos de Abogada, Auxiliadora, Socorro, Mediadora...

Ninguna criatura puede compararse jamás con el Verbo Encarnado nuestro Redentor; pero así como el sacerdocio de Cristo es participado de varias maneras tanto por los ministros como por el pueblo fiel, y así como la única bondad de Dios se difunde realmente en formas distintas en las criaturas, así también la única mediación del Redentor no excluye, sino que suscita en sus criaturas una múltiple cooperación que participa de la fuente única.

evangelizo.org

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martes, 21 de julio de 2009

La belleza azul.

Os dejo el link para que os descarguéis un PowerPoint precioso, no se como pueden decir algunas personas que es fruto de la casualidad y no de Dios:
Descargar aquí el powerpoint.

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lunes, 20 de julio de 2009

No al aborto

El aborto no es ningún derecho, no existe el derecho de matar a los seres humanos mas indefensos.Nunca os rindais, la lucha debe continuar.¡NO AL ABORTO!.

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domingo, 19 de julio de 2009

Juventud de espíritu

Un día un niño vio como un elefante del circo, después de la función, era amarrado con una cadena a una pequeña estaca clavada en el suelo.

Se asombró el niño de que un animal tan corpulento no fuera capaz de liberarse de aquella pequeña estaca. Lo estuvo contemplando durante un buen rato. Le sorprendió sobre todo que el elefante no hiciera el más mínimo esfuerzo por soltarse.

Decidió preguntar al hombre que lo cuidaba. Este le respondió: "Es muy sencillo, desde pequeño ha estado amarrado a una estaca como esa, y como entonces no era capaz de liberarse, ahora no sabe que esa estaca es muy poca cosa para él. Lo único que recuerda es que durante mucho tiempo no podía escaparse, y por eso ya ni siquiera lo intenta".

Algo parecido nos sucede quizá a todos, en algún aspecto de nuestra vida. Hay barreras que nos tienen sujetos, porque durante mucho tiempo las hemos visto como infranqueables, y aunque quizá ahora tengamos fuerzas suficientes para superarlas, no lo hacemos porque seguimos viendo esos obstáculos como algo fuera de nuestras posibilidades.

Tenemos que cultivar una sana capacidad de descubrir nuestros falsos convencimientos, las servidumbres que nos encadenan, las ideas simples que no nos queremos cuestionar porque ponen en peligro viejas concesiones a las pocas ganas de luchar. Hemos de desechar esa soberbia sutil que envuelve nuestra mente y la enmaraña en reacciones tontas de envidia, celos o resentimientos, que también nos encadenan. O poner más esfuerzo para salir de las redes de la murmuración, la ira o el malhumor. O reconocer adicciones quizá menos honrosas, al alcohol, el sexo o los videojuegos. Se podrían poner muchos ejemplos de pequeñas ataduras que inmovilizan grandes voluntades, de hombres que no se deciden a liberarse de ellas porque desconocen la magnitud de lo que les frena y no se dan cuenta de que esas ataduras son pequeñeces de las que podrían perfectamente prescindir.

La ignorancia sobre lo que nos ata es la atadura más grave, pues si no advertimos algo no luchamos contra ello y por tanto nunca nos liberamos. Por eso hemos de agradecer que nos lo hagan ver, aunque nos duela un poco oírlo. Es más, si nos escuece un poco quizá es síntoma de que hay un particular acierto.

Otro gran enemigo es la falta de esperanza en que podamos liberarnos, aunque a lo mejor nos suceda como a aquella águila encadenada que llevaba tiempo intentando elevar el vuelo y romper así su atadura, y ya lo había conseguido en su último intento, pero se cansó y se resignó a su encerramiento sin darse cuenta de que ya estaba libre.

Olvidamos demasiadas veces que los grandes logros se alcanzan casi siempre después de muchos intentos fallidos. Tendemos a conformarnos, a acomodarnos a nuestras cadenas porque nos cuesta romperlas y entonces nos autoconvencemos de que no existen o de que no nos importa que existan.

Hay un tipo de esperanza —ha escrito Josef Pieper— que surge de la energía juvenil pero se agota con los años, al ir declinando la vida: el recuerdo se vuelve hacia el “ya no” en lugar de dirigirse hacia el “aún no”. Sin embargo, la verdadera esperanza otorga al hombre un “aún no” que triunfa sobre el declinar de las energías naturales. Da al hombre tanto futuro que el pasado aparece como “poco pasado”, por larga y rica que haya sido la vida. La esperanza es la fuerza del anhelo hacia un “aún no” que se dilata tanto más cuanto más cerca estamos de él.

Por eso, la verdadera esperanza produce una eterna juventud. Comunica al hombre elasticidad y ligereza, suelta y tirante al mismo tiempo, que es frescura propia de un corazón fuerte. Es una despreocupada y confiada valentía, que caracteriza y distingue al hombre de espíritu joven y lo hace un modelo tan atractivo. La esperanza da una juventud que es inaccesible a la vejez y a la desilusión. Así, aunque día a día perdemos un poco la juventud natural, podemos día a día renovar nuestra juventud de espíritu. En vez de dar culto a la juventud del cuerpo, de modo exterior y forzado, y que además produce desesperanza al ver cómo se va marchando, se ponen a la vista las cimas más altas a las que se puede remontar la esperanza del hombre que rejuvenece día a día su espíritu.

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sábado, 18 de julio de 2009

Toma el control de tu vida

¿Te imaginas no depender de nada ni de nadie para ser feliz? Lo que necesitas se llama sobriedad. Conócela.

La sobriedad no sólo tiene que ver con no tomar y estar en tus cinco sentidos. Es una manera de ser que abarca mucho más que el simple hecho de no beber alcohol que nos permite controlarnos ante cualquier cosa.

El valor de la sobriedad nos ayuda a darle a las cosas su justo valor y a manejar con sentido común nuestros intereses y deseos, estableciendo en todo momento un límite entre lo razonable y lo estúpido.

Piensa en cómo influye en ti el entorno que te rodea, la publicidad, por ejemplo. La idea que transmite de felicidad no es del todo cierta: necesitas tal tipo de ropa, equis aparato de sonido, etc. Parecería que no puedes vivir sin ese coche, sin esos pantalones, sin el reloj con el barómetro, sin la bolsa con nueve compartimentos, sin la nueva mascara de Ralf Loren… nooooooooooooo.

Bueno, pues el problema no es tanto la publicidad como que la idea de que «tener más», «lo más novedoso» o lo «mas caro» se convierte en la base de nuestra seguridad personal, caemos en el despilfarro con tal de alimentar nuestra soberbia y vanidad por el deseo de sobresalir, de estar a la moda y de aparentar una mejor posición económica; sin reflexionar compramos 200 pares de zapatos (ropa, accesorios, etc.) por estar a un precio rebajado, compramos cuanto adorno y aparato aparece en el mercado para presumir...

Ahí es donde la sobriedad se convierte en la mejor consejera. Este valor nos hace ver lo que de verdad necesitamos, lo indispensable y de utilidad; y, gracias a ella aprendemos a obtener el máximo uso y provecho de todo lo que tenemos, sin dejar las cosas prácticamente nuevas y sin utilizar.

Para adquirir sobriedad hace falta autodominio, es muy claro si se ilustra con el exceso en la comida y la bebida por la imagen y efectos que produce, sin embargo, esta falta de control se manifiesta en el excesivo descanso y la distribución de nuestro tiempo: 10 horas del sábado viendo la tele, por ejemplo.

También debemos ser sobrios en nuestra forma de hablar, de comportarnos y de vestir: ¿qué tal el chavo de tu salón de clases que no le para la boca?

Cuando no ponemos límites, llegamos a una insatisfacción por sistema en la que siempre queremos más. De ahí surgen todos los vicios, desde el alcohol hasta las drogas más pesadas, pasando por la dependencia a la comida, a la ropa, al sexo… y, todo esto nos arrebata nuestra libertad.

Para vivir este valor no hace falta pensar en grandes cosas y privaciones, una vez más la respuesta esta en cuidar los pequeños detalles:

- Antes de comprar algo reflexiona: si es necesidad, un simple lujo o un verdadero capricho. Si es el caso, no inventes necesidades, se valiente y reconoce que no vale la pena el gasto.

- Usa las cosas y no las cambies simplemente porque en el mercado hay una nueva o porque todos tus amigos la compraron. En esta competencia sin fin tu bolsillo es el más afectado.

- Reconoce tu verdadera situación económica y vive de acuerdo con tus posibilidades. Cuando te decidas a hacerlo, aprenderás que las personas te aceptan por lo que eres.

- Habla sólo lo necesario. Transmite ideas más que palabras.

- Viste de forma elegante y decorosa, la moda también puede cumplir con este requisito.

- Evita el deseo de ser el centro de atención y aprende a divertirte: el alcohol, las bromas de mal gusto y los desmanes, manifiestan inseguridad y falta de autodominio.

- Haz el propósito de moderar tus gustos y apetitos: pon orden en tus comidas, en tus horarios, aprovecha tu tiempo libre en aficiones que te enriquezcan (aprender a tocar la guitarra, por ejemplo.

La sobriedad no es negación ni privación. Es poner a tu voluntad y a tu persona por encima de las cosas, los gustos y los caprichos, dominándolos para no vivir bajo su dependencia. Es muy natural que al estar condicionados por nuestros impulsos, nos cueste trabajo dejarlos, pero nunca es tarde para comenzar, con pequeños esfuerzos, fortalecemos nuestra voluntad y desarrollamos este valor necesario para aprender a administrar nuestro tiempo y nuestros recursos, además de construir una verdadera personalidad.

encuentra.com

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viernes, 17 de julio de 2009

Internet y Democracia

Hablar de democracia hoy es referirse a un sistema de gobierno ampliamente difundido en todo el Planeta y que es visto como la mejor alternativa de entre todas las que ha conocido la historia. Concretamente, se trata del sistema por el cual a través de elecciones periódicas todos los ciudadanos de un país pueden expresar su opinión respecto de la manera cómo quieren vivir, aunque ello no implica que lleguen a hacerlo, pues –tal como funcionan hasta ahora las democracias representativas- la «manera» que se impone es la de las mayorías.

Actualmente existen diversas voces que cuestionan estas definiciones, pues llevado a la práctica, el modelo democrático y los valores que conlleva, han dado pruebas suficientes para demostrar que los hechos distan mucho de las intenciones y que –en definitiva- no hay una sola «democracia», sino varias que dependerán de las «gafas» de quien las defina y el contexto en que se ejercite.

Independientemente de sus matices, desde hace un par de décadas las democracias actuales han debido asumir la aparición de un nuevo actor en el escenario político: Internet.

Es que un medio de comunicación interactivo, disponible en cientos de miles de ordenadores dispersos por el mundo y al alcance de millares de usuarios en los 5 continentes es, sin duda, base más que suficiente para sembrar la esperanza en una democracia si no «directa», al menos «más directa» y participativa que la existente en la actualidad.

Pero como suele ocurrir con los grandes avances tecnológicos, rápidamente la realidad demuestra que el «juguete nuevo» no siempre puede responder a las expectativas que genera, al menos no a todas.

Contribución de la Red


nternet puede contribuir a la democracia de muchas maneras, pero la más importante es sin duda que posibilita una mayor participación de los ciudadanos en una enorme diversidad de temas y espacios de acción. No es ya una, sino cientos las puertas que se abren gracias a la riqueza de «lo social» que toma vida en la Red.

Sólo por señalar un ejemplo, las manifestaciones en rechazo del ataque de Estados Unidos a Irak, estremecieron las calles de las principales ciudades del mundo el pasado 15 de febrero; pero al mismo tiempo, igual y quizá mayor estremecimiento sufrieron los hilos de la Red que, desbordada por los manifiestos de los ciberactivistas, marcó un hito en la historia de los nuevos movimientos sociales.

Asimismo, en la esfera más tradicional de las democracias, Internet es un medio por el cual los representantes políticos elegidos pueden mantener un contacto más directo y fluido con sus electores. Dada la imposibilidad de que los políticos sostengan encuentros «cara a cara» con todos los votantes, la Red permite tanto que éstos publiquen información útil para la población, como que ésta, a su vez, les haga saber (a los políticos) sus inquietudes, problemas, quejas, peticiones o felicitaciones y reconocimiento, según corresponda.

Aunque está claro que los dirigentes políticos no tienen tiempo para leer y contestar la gran cantidad de correos electrónicos que reciben, sin duda todos tienen a alguien que los lee por ellos y se encarga de mantenerlos informados de los principales «temas» tratados, y con seguridad, más de alguna vez se habrán dado el tiempo para responder directamente.

En términos de funcionamiento operativo de las democracias, los gobiernos se han tecnologizado y han creado páginas Web en las cuales ponen a disposición de los ciudadanos muchísima información sobre trámites, servicios o beneficios a los que éstos pueden acceder. Así, la Red está contribuyendo a disminuir la burocracia y a facilitar la democratización de la información que emana de los gobiernos. Hay que reconocer en todo caso que muchas de estas Web «oficiales» no siempre son de lo más amigables o fáciles de entender y manejar, pero su sola existencia ya constituye un avance. Algunos ejemplos son las Web de los gobiernos de Perú, México, Colombia, Chile, Italia y España, entre otros.

Otro aspecto aún incipiente, pero muy interesante en la relación Internet y Democracia, es que aumentan las posibilidades de conocer y en algunos casos fiscalizar la labor de los Estados por parte de los ciudadanos. Entre la información que los gobiernos o los parlamentarios ponen a disposición de los ciudadanos, figuran leyes, diagnósticos, planes y proyectos, presupuestos e informes de gestión, entre otros documentos que dan cuenta de la acción de los gobiernos democráticos. Aunque recién se están dando los primeros pasos, como se aprecia en el caso de la Superintendencia de Administración Tributaria de Perú, lo cierto es que de esta manera se está abriendo camino a la transparencia en la gestión de los Estados.

Pese a que aún figura entre los desafíos de la tecnología, otro aporte de Internet a las democracias es la posibilidad de que los ciudadanos puedan expresar su opinión de manera directa respecto de los temas que les incumben, ya sea en sondeos de opinión muy acotados, hasta en las mismas elecciones generales de cada país. Hasta ahora sólo existen experiencias aisladas y de alcance limitado, pero se está trabajando para mejorar dichas condiciones. Un artículo en Baquia.com comenta distintas experiencias en este sentido. La misma senda se pretende seguir en España (http://nashira.itccanarias.org/aplicaciones/noticias-tic/pg/ver_noticia.php3?Id=1494)

El Obstáculo


Lamentablemente el enorme aporte de Internet a las democracias puede desaparecer por el sólo peso de una palabra: el «acceso». En efecto, en este caso tales ventajas son privativas de aquellas sociedades en que el uso de Internet es masivo. Países como Estados Unidos, Canadá, Inglaterra, Holanda, Suecia, entre otras naciones «del norte» son los mejor preparados para disfrutar de estos beneficios. Latinoamérica y Asia van avanzando, pero qué decir del África profunda: ni luces todavía de entrar a la era informatizada.

La cuestión central en este caso está en la llamada «brecha digital», que comentábamos en nuestro boletín nº 226, que no es más que la distancia que existe entre quienes tienen acceso a las nuevas tecnologías de la información y la comunicación, y quienes no (o a medias, con todas sus variantes).

Votaciones online

Uno de los puntos nodales al hablar de Internet y Democracia hoy es precisamente aquél en que se fundamenta este sistema político: el del sufragio universal que -en la esfera de las nuevas tecnologías- se traduce en la posibilidad de que todos los ciudadanos puedan ejercer su derecho a voto online.

Pese a que en la Red prolifera todo tipo de votaciones, hablar de un sufragio que cumpla los requisitos necesarios de un proceso político-electoral es muy diferente. Tal como señala el Dr. Andreu Riera Jorba en el boletín de Criptonomicón, para que un sistema de votación online sea efectivo, debe cumplir cuatro condiciones que garanticen la seguridad del mismo:

1. Exactitud: que no permita alterar o eliminar un voto válido o, al contrario, validar un voto que no lo es.

2. Democracia: sólo deben poder votar ciudadanos inscritos, y una sola vez.

3. Privacidad: el voto debe ser anónimo, y ningún votante debe poder demostrar cuál fue su voto.

4. Verificabilidad: los votantes deben poder comprobar que sus votos fueron incluidos en el recuento final.

Si se cumplen estos requisitos, el voto online podría favorecer, entre otros, el sufragio de los ciudadanos desde el extranjero, el de los votantes discapacitados o temporalmente inmovilizados, y el de los adultos mayores postrados; además, por supuesto, de facilitar a todos aquellos que lo deseen la gestión del voto. Incluso, probada la fórmula, las democracias podrían incorporar la consulta ciudadana como una de sus prácticas habituales, por ejemplo, ante temas que susciten un amplio interés ciudadano o conciten divergencias difíciles de salvar en los salones de los parlamentos. Con un acceso mayoritario y eficaz a estas tecnologías, las democracias actuales podrían -efectivamente- ser más democráticas.

Pero cumplir estas condiciones es una tarea cada vez más compleja, si pensamos que hasta los sistemas informáticos de instituciones supuestamente tan impenetrables como la Nasa, han sido intervenidos; con mayor razón los ordenadores de un sistema electoral, podrían ser presa de ataques hacker, no sólo de adolescentes ociosos, sino de partidos políticos minoritarios e incluso de Estados rivales, sobre todo cuando se tratase de países en los cuales existan intereses económicos o geopolíticos de por medio.

El «control»

En esta misma sintonía, resulta inevitable cuestionarse qué tan democrática puede ser Internet, cuando el control de su funcionamiento está centralizado en Europa, Japón y Estados Unidos, que supera con creces a sus dos antecesores (http://www.fuentesestadisticas.com/Numero51/paginas/9-10.htm). No es que exista una suerte de servicio secreto encargado de vigilar y dirigir los movimientos de la Red, pero sí, la de unos servidores (poderosos ordenadores que son el soporte técnico de Internet), que están ubicados en determinados países que, si lo quisieran, podrían intervenirlos fácilmente en pro de sus intereses. De hecho hace algunos años, hasta el mismo Parlamento Europeo se abocó a la investigación del denominado Proyecto Echelon, creado después de la Segunda Guerra Mundial, y a través del cual, 5 países estarían espiando todas las comunicaciones electrónicas en busca de mensajes con contenidos «sospechosos». Una explicación sencilla y breve del mencionado proyecto está disponible en http://www.arrakis.es/~iesve/vigila.htm, cómo también las acciones del Europarlamento al respecto.

En este caso específico, la misma Red estaría siendo utilizada para desarrollar prácticas de vigilancia propias de sistemas políticos nada democráticos.

Ciertamente no todo es negativo, pues a pesar de la existencia de este y otros mecanismos que operan en y a través de Internet, no se puede desconocer que ésta ha posibilitado la emergencia de unos nuevos movimientos sociales, horizontales, no jerárquicos, móviles, fluidos, en los cuales todos los participantes tienen voz y voto. Conglomerados bajo la etiqueta de movimientos por una globalización de la solidaridad, estas formas de organización que han surgido gracias a la Red, son un ejemplo real de ejercicio democrático, como lo sostiene Juan Grompone en Alainet.org.

Experiencias de este tipo -que describimos en extenso en nuestro boletín nº 213- son un llamado de atención que cuestiona lo que hoy entendemos por «democracia», y sobre todo, cómo las nuevas tecnologías de la comunicación, pueden contribuir (o no) con tales concepciones.

La Invitación

La interpelación es, entonces, a reflexionar sobre las democracias actuales, a revisar la coherencia entre lo que se supone éstas deben ser, y lo que son en la práctica. A identificar los aciertos y yerros, y a partir de ahí, visualizar de qué manera las nuevas tecnologías pueden convertirse en herramientas que contribuyan a dar ese anhelado salto cualitativo de las democracias (al que se refiere la Carta de la Paz dirigida a la ONU, en su punto X y que comenta Jordi Cussó en su artículo del mismo nombre), en que cada uno pueda vivir coherentemente con sus ideales.

iglesia.org

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jueves, 16 de julio de 2009

Nuestra Señora Del Carmen



Carmen viene de Carmelo, un monte situado en la población marítima de Haifa en el norte de Israel, en la zona de Galilea. Precisamente, Karmel (Carmen) significa en hebreo "jardín" y en latín "poesía”.

La memoria de Elías se guardó siempre viva de modo particular en el Monte Carmelo, donde se eligió seguir al Dios de Israel. Según el relato, Primer libro de los Reyes, capítulo 18, el sacrificio de Elías, consumado por el fuego que descendió del cielo, mostró al pueblo que Yahve era el verdadero Dios.

Allí se nos dice que las gentes de aquellas tierras de Haifa adoraban en su amplia mayoría al dios pagano Baal. El profeta Elías, que predicaba los mensajes del Señor, sin recibir demasiadas respuestas de los habitantes, les propuso que organizaran conjuntamente un sacrificio a la ladera del Monte Carmelo, cada uno rogando a su respectivo Dios, para invocar la lluvia, ya que habían estado 3 años de sequía. En primer lugar lo hicieron los partidarios de Baal, sacrificando un novillo en medio de oraciones, pero no obtuvieron respuesta. Inmediatamente Elías y sus pequeños seguidores cogieron otro novillo y al cabo de pocos instantes cayó fuego sobre el altar y sonaron grandes truenos. Elías invitó a uno de sus seguidores para que subiera a la cima de la montaña y desde allí éste le dijo:

"Una nube pequeña como la palma de la mano de un hombre sube del mar"

De pronto, el cielo se oscureció con nubes y viento, y cayó una lluvia abundante. Cabe decir que algunos religiosos carmelitas y escritores del siglo XIV vieron en la mencionada nubecilla la presencia de la Virgen. Esto no deja ser una bella leyenda devocional sin fundamento, ya que faltaban unos 900 años para que María naciera.

Elías estuvo disponible para la obra de Dios y enviado a proclamar su palabra. Emprendió un largo viaje por el desierto, un viaje que lo dejó exánime. Se cobijó bajo un árbol y pidió la muerte. Pero Dios no permitió su muerte, sino que lo impulsó a continuar su viaje hasta el monte Horeb. Cuando llegó, Dios se mostró a Elías, no en los consabidos signos del antiguo testamento: fuego, terremoto o del fuerte viento, sino en una ligera brisa. Elías fue enviado nuevamente a su pueblo para continuar cumpliendo la voluntad de Dios.

El Carmelo era sin duda, el monte donde numerosos profetas rindieron culto a Dios. Los principales fueron Elías y su discípulo Eliseo, pero existían también diferentes personas que se retiraban en las cuevas de la montaña para seguir una vida eremítica. Esta forma de oración, de penitencia y de austeridad fue continuada siglos más tarde, concretamente en el III y IV, por hombres cristianos que siguieron el modelo de Jesucristo y que de alguna forma tuvieron al mismo Elías como patrón situándose en el valle llamado Wadi-es-Siah.

A mediados del siglo XII, un grupo de devotos de Tierra Santa procedentes de Occidente -algunos creen que venían de Italia-, decidieron instalarse en el mismo valle que sus antecesores y escogieron como patrona a la Virgen María. Allí construyeron la primera iglesia dedicada a Santa María del Monte Carmelo. Desde su monasterio no quisieron crear una nueva forma de culto mariano, ni tampoco, el título de la advocación, respondía a una imagen en especial. Quisieron vivir bajo los aspectos marianos que salían reflejados en los textos evangélicos: maternidad divina, virginidad, inmaculada concepción y anunciación. Estos devotos que decidieron vivir en comunidad bajo la oración y la pobreza, fueron la cuna de la Orden de los Carmelitas, y su devoción a la Virgen permitió que naciera una nueva advocación: Nuestra Señora del Carmen.

En la Edad Media se creía que María significaba "estrella del mar", en latín "stella maris". Desde aquella época, muchos carmelitas han aclamado a María como la "Flor del Carmelo" y la "Estrella del Mar". Lo hizo el mismo Simón Stock con esta plegaria que se le atribuye:

"Flor del Carmelo Viña florida, esplendor del cielo, Virgen fecunda, singular. ¡Oh Madre tierna, intacta de hombre, a todos tus hijos proteja tu nombre, Estrella del Mar!.

El nombre de "Stella Maris" se ha dado también a todos los centros del Apostolado del Mar de la Iglesia Católica que están ubicados en los puertos. En el siglo XVIII, cuando ya era muy popular la fiesta de la Virgen del Carmen en España, el almirante mallorquín Antonio Barceló Pont de la Terra, nacido en 1716 y fallecido en 1797, impulsó su celebración entre la marinería que él dirigía. Fue a partir de entonces cuando la marina española fue sustituyendo el patrocinio de San Telmo por el de la Virgen del Carmen.

En Cataluña, antiguamente, las chicas rogaban con una pequeña oración a Nuestra Señora del Carmen para que les encontrara esposo rápidamente, daba igual su estatus económico, rico o pobre: "Mare de Déu del Carme, doneu-me un bon marit, sia pobre, sia ric, mentre vingui de seguit". También le tenían como patrona los ya desaparecidos serenos (policía nocturna) de Barcelona.

El escapulario


El escapulario es un símbolo de Consagración a la Santísima Virgen María, y de la protección de la Madre de Dios a sus devotos.

La palabra "escapulario" indica un vestido superpuesto, que llevaban los monjes durante el trabajo manual. Con el tiempo se le fue dando un sentido simbólico: el de llevar la cruz de cada día, como discípulos y seguidores de Jesús. En algunas Órdenes religiosas, como en el Carmelo, el Escapulario se convirtió también en signo de su manera de ser y de vivir. Se transformó en un signo mariano.

Así lograrán que les sirva de medio en su perfeccionamiento en la fe de Cristo y alcanzarán con más facilidad la ayuda de la Sma. Virgen, Madre espiritual y medianera de todas las gracias. La Santísima Virgen en persona, (según la tradición), se lo entregó al General de la Orden del Carmen, San Simón Stock, el 16 de julio de 1251, con estas palabras: «Toma este hábito, el que muera con él no padecerá el fuego eterno.»El Papa Pío XII alude a este hecho cuando dice: «No se trata de un asunto de poca importancia, sino de la consecución de la vida eterna en virtud de la promesa hecha, según la tradición, por la Santísima Virgen.»

Privilegio sabatino:


También reconocida por Pío XII, existe la tradición de que la Virgen, a los que mueran con el Santo Escapulario y expían en el Purgatorio sus culpas, con su intercesión hará que alcancen la patria celestial lo antes posible, o, a más tardar, el sábado siguiente a su muerte.

Promesas:


1. Morir en gracia de Dios.
2. Salir del Purgatorio lo antes posible.

Interpretación:

Alcanzar estas promesas supone siempre el esfuerzo personal colaborando con la gracia de Dios. Nos lo enseña con toda claridad el Concilio Vaticano II: «La verdadera devoción... procede de la fe auténtica, que nos induce a reconocer la excelencia de la Madre de Dios, que nos impulsa a un amor filial hacia nuestra Madre y a la imitación de sus virtudes.»

Ayuda en la vida:


Tanto en los peligros espirituales como en los corporales. Hay muchos hechos que lo atestiguan. El que recibe el Escapulario es admitido en la familia de la Madre de Dios y de la Orden Carmelitana. Por ello participa de los privilegios, gracias e indulgencias que los Sumos Pontífices han concedido a la Orden del Carmen. Se beneficia además de los méritos, de las penitencias y de las oraciones que se hacen en todo el Carmelo. Por eso afirmó Pío XII, «nadie ignora de cuánta eficacia sea el amor a la Santísima Virgen, Madre de Dios, para avivar la fe católica y reformar las costumbres, ejercitado aquellas manifestaciones de devoción que contribuyen en modo particular a iluminar las mentes con celestial doctrina, y a excitar las voluntades a la práctica de la vida cristiana. Entre éstas debe colocarse, ante todo, la devoción del Escapulario de los carmelitas.»

Espiritualidad:


Quien entra en comunión con la familia consagrada al amor, a la veneración y al culto a María, queda señalado con un peculiar carácter mariano de espíritu de oración y contemplación, de los diversos modos de apostolado y de la vida misma de abnegación. Asume también un compromiso de imitar a María. Este don de la Virgen es signo de las muchas gracias que puede ella conceder, como consecuencia de su privilegiada e íntima participación en la historia de la salvación. Entraña, pues, la experiencia de unas vivencias marianas y espirituales. Ya que «ante todo, la Virgen María ha sido propuesta siempre por la Iglesia a la imitación de los fieles... porque en sus condiciones concretas de vida Ella se adhirió total y responsablemente a la voluntad de Dios» (M. C. 35).

Compromiso:

Vida mariana. Es decir, vivir en obsequio de Jesucristo y de su Madre. Nuestra vida ha de estar informada por la luz y el amor de María, unido estrechamente al de Cristo. El fruto del Escapulario consistirá en que quien lo lleve se esfuerce eficazmente en la imitación de las virtudes de la Santísima Virgen. Representa la participación en el carisma de la Orden del Carmen, siendo señal como de un contrato entre la Virgen y nosotros, por el cual Ella nos protege y nosotros le estamos consagrados.

Fórmula Breve para la imposición del escapulario:


«Recibe este Escapulario, signo de una relación especial con María, la Madre de Jesús, a quien te comprometes a imitar. Que este Escapulario te recuerde tu dignidad de cristiano, tu dedicación al servicio de los demás y a la imitación de María. Llévalo como señal de su protección y como signo de tu pertenencia a la familia del Carmelo, dispuesto a cumplir la voluntad de Dios y a empeñarte en el trabajo por la construcción de un mundo que responda a su plan de fraternidad, justicia y paz.»

El Escapulario es impuesto, sólo la primera vez, por un sacerdote o por una persona autorizada. Puede ser sustituido por una medalla que tenga por una parte la imagen del Sgdo. Corazón y por otra la de la Virgen.El escapulario del Carmen no es un signo mágico de protección, ni una garantía automática de salvación. O una dispensa de vivir las obligaciones de la vida cristiana. Es un signo probado por la Iglesia desde hace siete siglos, que representa el compromiso de seguir a Jesús como María: Abiertos a Dios y a su voluntad. Guiados por la fe, la esperanza y el amor. Cercanos a las necesidades de los demás. Orando en todo momento y descubriendo a Dios presente en todas las circunstancias. Aumenta la esperanza del encuentro con Dios en la Vida Eterna, con la ayuda, protección e intercesión de María.

Consagración a la Virgen del Carmen

Virgen del Carmen, oh Madre mía, me consagro a Tí, y confío en tus manos- mi existencia entera. Acepta mi pasado con todo lo que ha sido. Acepta mi presente con todo lo que es. Acepta mi futuro con todo lo que será. Con esta total consagración te confío cuanto tengo y cuanto soy, todo lo que he recibido de tu Hijo Sacratísimo y de tu Esposo Santísimo.

Te confío mi inteligencia, - mi voluntad y mi corazón. Pongo en tus manos mi libertad, mis ansias y mis temores,-mis esperanzas y mis deseos, mis tristezas y mis alegrías. Cuida de mi vida y todas mis acciones para que sea más fiel al Señor Trino y Uno, y con tu ayuda alcance la salvación.

Te confío, Oh gran Señora, mi cuerpo y mis sentidos, para que sean puros siempre y me ayuden en el ejercicio de las virutdes.

Te confío mi alma, para Tú la preserves de las tentaciones del mundo,- de la carne, - y de Satanás. Hazme participar de una santidad- similar a la tuya; vuélveme conforme a Jesucristo,- ideal de mi vida.

Te confío mi entusiasmo- y el ardor de mi devoción para que me ayudes- a no envejecer en la Fe.

Te confío mi capacidad y ganas de amar como has amado Tú,- y como Jesús quiere que se ame .

Te confío mis incertidumbres y mis angustias, para que en tu Corazón- encuentre seguridad, - sostén y luz- en cada instante de mi vida.

Con esta consagración me empeño en seguir tu vida de humildad,- mansedumbre,- y pureza. Acepto las renuncias y los sacrificios que esta elección conlleva y te prometo con la gracia de Dios y con tu ayuda ser fiel al empeño tomado

Oh, Madre de todos los hombres, Soberana de mi vida y de mi conducta, dispón de mí- y de todo lo que pertenece para que camine siempre en el Evangelio bajo tu guía, oh Estrella del Mar.

Oh Reina del Cielo y de la Tierra, Madre Santísima del Redentor, soy todo (a) tuyo (a), - oh Virgen del Carmen, y a Ti quiero unirme ahora y siempre para adorar a Jesucristo, - juntoa los Angeles y a los Santos, ahora y por los siglos de los siglos.

Amén.

iglesia.org

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Te amo, oh Dios mío

San Juan María Vianney
Mi único deseo es amarte
hasta el último suspiro de mi vida.

Te amo, oh infinitamente amoroso Dios,
y prefiero morir amándote
que vivir un instante sin Ti.

Te amo, oh mi Dios, y mi único temor
es ir al infierno porque ahí nunca tendría
la dulce consolación de tu amor.

Oh mi Dios, si mi lengua no puede decir
cada instante que te amo, por lo menos quiero
que mi corazón lo repita cada vez que respiro.

Ah, dame la gracia de sufrir mientras te amo,
y de amarte mientras que sufro,
y el día que muera no solo amarte
pero sentir que te amo.

Te suplico que mientras más cerca estés
de mi hora final aumentes y perfecciones
mi amor por Ti. Amén.

iglesia.org

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miércoles, 15 de julio de 2009

15 de Julio: San Buenaventura

Nació en el año 1221 en Bagnoreggio, pueblo de Toscana, y se llamaba Juan de Fidanza. Siendo muy niño enfermó con tal gravedad que los médicos lo desahuciaron, y su madre acudió a san Francisco, quien arrimó a su corazón al niño de cuatro años. El pobrecito de Asís, con el pequeño Juan en brazos, exclamó: “¡Buena ventura! ¡Éxito!” Por tal motivo, el pequeño Juan, pronto restablecido, sería llamado posteriormente Buenaventura; la palabra del santo de Asís se cumplió, pues Juan llevó la buena ventura no sólo a la orden, sino a la Iglesia y a toda su época.


Estudió en la universidad de París; más tarde ejerció como profesor en ella durante una década. En 1257 fue nombrado general de la orden franciscana. Se lo conocía como brillante escolástico y notable místico. A sus clases, famosas por la profundidad de su saber y su clara exposición, concurría gran cantidad de alumnos de todos los lugares para aprender de ese genial franciscano, sereno y alegre, que hablaba de la unión del alma con Dios.

Siguiendo los pasos del Poverello, convertía a los descreídos. Era célebre su elocuencia poética. Tuvo por lema: “Amad a todos los hombres en Cristo; así seréis amables con todos”. Llamaba ciencia afectiva a la teología, en la que toma parte el corazón aliándose con la inteligencia.

Gregorio X lo nombró cardenal y obispo de Albano. Lo retuvo a su lado para la preparación del segundo concilio ecuménico de Lyón, reunido con el fin de tratar la unificación de la Iglesia griega con la Iglesia romana.

De acuerdo con santo Tomás de Aquino, defendió la vida de perfección que debía regir en el monasterio. Buenaventura redactó al respecto una especie de documento titulado Apología de los pobres en el que especifica todo lo referente a los votos religiosos: disciplina, obediencia, pobreza. Y dispuso que los franciscanos recitaran diariamente tres avemarías al sonido de las campanas del ángelus, para honrar el misterio de la encarnación.

Escribió numerosas obras. Entre ellas merecen destacarse los comentarios de la Biblia y a las sentencias de Pedro Lombardo, y las tituladas Sobre la perfección evangélica, La línea de la vida, Los tres caminos, etcétera.

Fecha célebre la del 7 de mayo de 1274, día de la apertura del concilio por el cardenal Buenaventura, quien logró la alianza entre Oriente y Occidente. Pero las fuerzas lo abandonaron a los pocos días de finalizada la asamblea. Y el 15 de julio del mismo año la Iglesia perdía a uno de los más grandes espíritus de la época. El papa mismo lo asistió en su muerte y todo el concilio ecuménico concurrió a sus funerales.

Otros Santos cuya fiesta se celebra hoy: Santos: Agripino, Segundo, Máximo, Vito, Modesto, Crescencia, Ciriaco, Antíoco, mártires; Bladimiro, Regisvinda, Pompilio María Pirroti, Everardo, Felicísimo, confesores; Terencio, Félix, Jacobo, obispos; Gumberto, abad.

iglesia.org

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martes, 14 de julio de 2009

Tener corazón

Madurez afectiva


Según el diccionario, tener corazón equivale a tener ánimo, valor y temple, capacidad de compasión y franqueza, disposición a la magnanimidad, sensibilidad, generosidad. Podría resumirse: capacidad de manifestar el amor.

Pues bien, donde más se manifiesta el amor y el poder del amor de Dios es en la Cruz. Lo ha subrayado Benedicto XVI en la conmemoración de los 150 años de las apariciones de Lourdes. Y si es verdad que «amor con amor se paga», conviene plantearse cómo educar –comenzando por uno mismo– esa respuesta del amor, que implica de modo central los sentimientos y los afectos.

Hoy se habla mucho y se escribe sobre la afectividad, quizá como reacción a épocas anteriores en que estaba de moda –sobre todo entre los varones– disimular los sentimientos. Sin embargo, la afectividad es un aspecto esencial de la espiritualidad de la persona, y por tanto de la vida cristiana y eclesial («capacidad de sentir con la Iglesia»). Precisamente la más importante de las respuestas afectivas es el amor, que representa y sintetiza la madurez de los afectos. Y no olvidemos que en sentido bíblico el «corazón» no señala sólo a los afectos sino a la totalidad de la persona, prueba de la centralidad de esa esfera en la configuración de la personalidad.

En efecto, la profundidad y la plenitud de una persona dependen en gran parte de su capacidad afectiva (capacidad de amar: «tener corazón») y de la cualidad de su vida afectiva. Es decir, de su percepción de valores (lo que considera más o menos bello y valioso) y de su apertura a las necesidades de los demás. De ahí la importancia del arte (la literatura, la poesía, la música, etc.) en la educación.

Dejando aparte las enfermedades de la afectividad y que hay caracteres normales más o menos afectivos, puede decirse que la educación afectiva supone combatir algunas deformaciones.

Primero, las diversas formas de sentimentalismo, cuyas raíces pueden estar en la vanidad o la concupiscencia.

En segundo lugar, las atrofias de la afectividad: el intelectualismo, el pragmatismo y las variantes del voluntarismo (rigidez, estoicismo, etc.), que conducen a una autosupresión de la afectividad, a veces por un ideal religioso mal entendido.

Finalmente, lo que puede llamarse la falta de corazón o la falta de capacidad para los afectos (especialmente la ternura), que puede tener diversas causas: la inmoralidad, sobre todo por el orgullo y la concupiscencia (Caín, don Juan); la influencia de otras pasiones (la codicia, la avaricia, y particularmente el cinismo: desvergüenza en el mal); el esteticismo (quedarse contemplando «la belleza de un incendio» sin ocuparse de los heridos); una mentalidad idealista-totalitaria; la amargura existencial (el «corazón endurecido» por las decepciones).

Para educar la afectividad en una perspectiva cristiana, se pueden señalar tres pasos: superar la dureza de corazón (que nadie sea «indiferente»); purificar lo que aparta de Dios (el pecado); integrar en Cristo todos los valores y afectos.

En el fondo sólo la santidad, que supone buscar la unión cada vez más profunda con Cristo por medio de la contemplación y el hacerse «esclavo» de Dios (como María), libera del peligro de una afectividad desordenada, centrada en uno mismo. Sólo «en Cristo» la afectividad nunca puede ser demasiado intensa. A quien posee un corazón transformado por Cristo se le puede aplicar plenamente la frase de San Agustín: «ama y haz lo que quieras».

Como referencia fundamental para la educación cristiana, señaló Dietrich von Hildebrand: «En el Sagrado Corazón nos enfrentamos con el verdadero núcleo de la Santísima Humanidad de Cristo y, a través de ella, con el auténtico secreto del misterio de la Encarnación». Por eso en el Corazón de Jesús –abierto sobre la Cruz– está la fuente y el centro de la fe, de la esperanza y del amor.

Y en 1982 escribía Joseph Ratzinger: «Ese Corazón llama a nuestro corazón; nos invita a abandonar la vana búsqueda de la propia conservación y a encontrar, en el amor compartido y en la ofrenda de nuestra persona, en él y con él, la plenitud del amor, lo único que es eternidad y lo único que conserva el mundo».

analisisdigital.com

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lunes, 13 de julio de 2009

Las vocaciones al sacerdocio

Catequesis de SS Juan Pablo II (29.IX.93)
"Non vos me elegistis sed ego elegi vos". No me habéis elegido vosotros a mi, sino que yo os he elegido a vosotros (/Jn/15/16).

Con estas palabras quisiera comenzar esta catequesis, que se encuentra dentro de un gran ciclo de catequesis sobre la Iglesia. En este gran ciclo se coloca la catequesis sobre la vocación al sacerdocio. Las palabras que Jesús dijo a los Apóstoles son emblemáticas y no sólo se refieren a los Doce, sino también a todas las generaciones de personas que Jesús ha llamado a lo largo de los siglos. Se refieren, en sentido personal, a algunos. Estamos hablando de la vocación sacerdotal, pero, al mismo tiempo, pensamos también en las vocaciones a la vida consagrada, tanto masculina como femenina.

Las vocaciones son una cuestión fundamental para la Iglesia, para la fe, para el porvenir de la fe en este mundo. Toda vocación es un don de Dios, según las palabras de Jesús: Yo os he elegido. Se trata de una elección de Jesús, que afecta siempre a una persona; y esta persona vive en un ambiente determinado: familia, sociedad, civilización, Iglesia.

La vocación es un don, pero también es la respuesta a ese don. Esa respuesta de cada uno de nosotros, de los que hemos sido llamados por Dios, predestinados, depende de muchas circunstancias; depende de la madurez interior de la persona; depende de su colaboración con la gracia de Dios.

Saber colaborar, saber escuchar, saber seguir. Conocemos muy bien lo que dijo Jesús en el Evangelio a un joven: "Sígueme". Saber seguir. Cuando se sigue, la vocación es madura, la vocación se realiza, se actualiza. Y eso contribuye al bien de la persona y de la comunidad.

La comunidad, por su parte, también debe saber responder a estas vocaciones que nacen en sus diversos ambientes. Nacen en la familia, que debe saber colaborar con la vocación. Nacen en la parroquia, que también debe saber colaborar con la vocación. Son los ambientes de la vida humana, de la existencia: ambientes existenciales.

La vocación, la respuesta a la vocación, depende en un grado muy elevado del testimonio de toda la comunidad, de la familia, de la parroquia. Las personas colaboran al crecimiento de las vocaciones. Sobre todo los sacerdotes atraen con su ejemplo a los jóvenes y facilitan la respuesta a esa invitación de Jesús: "Sígueme". Los que han recibido la vocación deben saber dar ejemplo de cómo se debe seguir.

En la parroquia se ve cada vez más claro que al crecimiento de las vocaciones, a la labor vocacional, contribuyen de manera especial los movimientos y las asociaciones. Uno de los movimientos, o más bien de las asociaciones, que es típico de la parroquia, es el de los acólitos, de los que ayudan en las ceremonias.

Eso sirve mucho a las futuras vocaciones. Así ha sucedido en el pasado. Muchos sacerdotes fueron antes acólitos. También hoy ayuda, pero es preciso buscar diversos caminos, podríamos decir diversas metodologías: cómo colaborar con la llamada divina, con la elección divina; cómo cumplir, cómo contribuir a que se cumplan las palabras de Jesús: "La mies es mucha, y los obreros, pocos" (Lc 10, 2).

Se trata de una gran verdad: la mies es siempre mucha, y los obreros son siempre pocos, de manera especial en algunos países.

Pero Jesús dice: rogad por esto al Dueño de la mies. A todos, sin excepción, nos corresponde especialmente el deber de la oración por las vocaciones.

Si nos sentimos involucrados en la obra redentora de Cristo y de la Iglesia, debemos orar por las vocaciones. La mies es mucha.

¡Alabado sea Jesucristo!

iglesia.org

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domingo, 12 de julio de 2009

«Cuando os arresten, no os preocupéis»

Beato Juan XXIII (1881-1963), papa
Volviendo sobre mí mismo y sobre las vicisitudes de mi humilde vida, he de reconocer que, hasta ahora, el Señor me ha ahorrado estas tribulaciones que, para tantas almas, hacen difícil y sin atractivo el servicio de la verdad, de la justicia y de la caridad... ¡Oh Dios bueno ¿cómo agradecerte las atenciones que siempre se me han otorgado en todas partes a las que he ido en tu nombre, y siempre por pura obediencia no a mi voluntad sino a la vuestra? «¿Cómo pagaré al Señor todo el bien que me ha hecho?» (Sl 115,12).

Lo veo claro, la respuesta a dar, tanto a mí mismo como al Señor, es siempre «alzar la copa de la salvación e invocar el nombre del Señor» (v.13).

En estas mismas páginas ya he hecho alusión a que si un día me llega una gran tribulación, será preciso acogerla con agrado; y si se hace esperar un poco debo continuar bebiendo de la sangre de Jesús acompañado por este cortejo de tribulaciones pequeñas o grandes que la bondad del Señor querrá rodearla. Siempre me ha impresionado mucho, y todavía ahora, este corto salmo 130 que dice: «Señor, mi corazón no es ambicioso ni mis ojos altaneros; no pretendo grandezas que superan mi capacidad sino que acallo y modero mis deseos, como un niño en brazos de su madre». ¡Oh, cuánto amo estas palabras! Pero, si acaso hacia el fin de mi vida me turbara, mi Señor Jesús, tú me fortalecerás en mi tribulación. Tu sangre, tu sangre que continuaré bebiendo de tu cáliz, es decir, de tu corazón, será para mí prenda de salvación y de gozo eterno. «Una tribulación pasajera y liviana produce un inmenso e incalculable tesoro de gloria» (2C 4,17).

evangelizo.org

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sábado, 11 de julio de 2009

11 de julio: San Benito, Abad



Benito nació hacia fines del siglo V en una pequeña ciudad de Umbría (Italia), llamada Nursia; Escolática era su hermana gemela. Llegado a la juventud, fue enviado a Roma para realizar los estudios clásicos, como competía a un joven de buena familia. Pero la orgullosa capital del Imperio disgustó tanto al muchacho con su disolución moral, que éste pronto escogió la soledad, dedicándose en una cueva de las montañas a la búsqueda de Dios; dejaba así atrás la posibilidad de una brillante carrera en el mundo.

La vida eremética de Benito no pasará inadvertida mucho tiempo. Otros monjes buscan su asesoramiento y acaban por tomarlo como superior; él organiza su vida comunitaria, en las montañas de Subiaco, ganando en ello una preciosa experiencia de la naturaleza humana, que luego le servirá de maravillas cuando erija en Montecassino un nuevo monasterio, fundación que será muy exitosa.

Cierta tradición representa a san Benito con el aspecto adusto, casi sobrecogedor de un nuevo Moisés; el abad sería un legislador todopoderoso, una especie de reyezuelo implacablemente exigente en lo que se refiere a la vida virtuosa. Junto a esta deformación, emergió siempre y se impone hoy la figura, severa quizás, pero eminentemente paterna y realista del redactor de la Regla de los monjes.

En este monumento legislativo, lleno de vida y articulación instrumental, el autor se propone trazar las líneas mínimas para que la “escuela del servicio divino” que desea establecer pueda funcionar con eficacia, independencia relativa y capacidad de crecimiento.

Su primer propósito consiste en despertar, en quienes quieran seguirlo, “el oído del corazón”, esas secretas facultades interiores que hacen al hombre capaz de recibir con fruto la palabra de Cristo. Sólo pide una condición al postulante: que busque a Dios. Dispone todo para que los monjes desarrollen una vida comunitaria armoniosa, sana, pura, gozosa, en la que los elementos básicos, oración litúrgica, oración personal y trabajo, se equilibran y sostienen mutuamente.

San Benito murió a mediados del siglo VI, sostenido por sus monjes en medio del oratorio, de pie frente al Señor a quien había servido y enseñado fiel y perseverantemente. Es uno de los patronos de Europa.

Otros Santos cuya fiesta se celebra hoy:Santos: Quetilo, Cindeo, Drostán, Jenaro, Pelagia, Marciano, Sabino, Sidronio, Plácido, mártires; Alberto, Aleto, Amable, Berrano, confesores; Juan, Leoncio, obispos; Idulfo abad; Pío I, papa; Sigisberto, eremita; Olga, santa.

iglesia.org

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viernes, 10 de julio de 2009

Las Santas Hostias de Pézilla

En Francia se había desencadenado un formidable temporal. Era el año 1793, el año de la Revolución Francesa, y un huracán de impiedad lo destruía y arrasaba todo. La religión y sus ministros eran perseguidos por todas partes y sin compasión, profanadas sacrílegamente las iglesias y proscrito el culto católico, y a los sacerdotes que querían escapar de una muerte segura e inevitable, no les quedaba otra solución que esconderse o emprender el camino del destierro.

A pesar de su celo por las almas confiadas a su pastoral solicitud, el reverendo Jaime Perone, párroco de Pézilla de la Rivière, población situada a unos cuantos kilómetros de Perpiñán, no tuvo otro recurso que dejar, como muchos otros, la parroquia, y esconderse, aunque lo hizo no muy lejos de sus ovejas, para estar al acecho y en espera de que amainase el temporal.
Llegó en efecto, un día en el cual parecía que la tempestad había cesado
y el bueno del sacerdote regresó enseguida a su parroquia y reanudó el ejercicio de su ministerio, como si nada hubiese ocurrido. El domingo siguiente a su regreso que fue el 15 de septiembre celebró la santa Misa delante de un gran concurso de pueblo, y fueron muchos los que se acercaron a recibir la Sagrada Comunión, y aun se hizo por el interior del templo la procesión llamada de la Minerva. Acabada ésta, el sacerdote guardó en el sagrario la Hostia grande de la custodia, juntamente con otras cuatro pequeñas que había reservado por si era necesario administrar el Viático a algún enfermo.
El celo por las almas de sus feligreses había convertido en excesivamente optimista al señor cura, el cual había tomado por señales de bonanza lo que no era más que un compás de espera en la persecución comenzada. Conocida, en efecto, por los revolucionarios de Pézilla y de sus contornos la intrépida osadía del reverendo Jaime Perone, acordaron hacer un escarmiento ejemplar en su persona.
Avisado de ello el señor cura, se marchó precipitadamente de la parroquia, sin acordarse de la Eucaristía, que dejaba en el sagrario de la iglesia. Fue al llegar a Sant Feliu d'Avall, a cuatro kilómetros de Pézilla, cuando se dio cuenta del lamentable olvido; pero ya era tarde. De la honda pena y sentimiento que le atormentaban fueron testimonio elocuentísimo estas palabras, que dijo ante un grupo de personas: ¡Ah! ¡Qué daría yo para poder volver a Pézilla y permanecer allí tan sólo un cuarto de hora!
Oyó estas palabras una feligresa de Pézilla, jovencita de quince años, llamada Rosa Llorens, la cual, conociendo, por el tono y el sentimiento con que fueron pronunciadas, que se trataba de algo muy grave, pensaba en cuál pudiera ser el motivo de una turbación y pena tales.
"No hay duda decía para sus adentros Rosa Llorens- que solamente alguna cosa santa, la Eucaristía tal vez, encerrada en el sagrario y expuesta a indignos sacrilegios y profanaciones, pueden producir un sentimiento tan grande y una tan profunda y cruel angustia".
Mas, ¿cómo salir de dudas? Los revolucionarios eran los dueños de Pézilla, la iglesia estaba cerrada y las llaves estaban en poder del alcalde, Marcos Estrada, y no era fácil que éste quisiera entregarlas a persona alguna, y menos a una beata.
No le quedó, pues, otro recurso que esperar y encomendar a Dios aquel asunto. El día 26 de diciembre de aquel mismo año de 1793 tuvo efecto la renovación del Ayuntamiento de Pézilla y dejó de ser Alcalde Marcos Estrada, que fue reemplazado en aquel cargo por Juan Bonafós, mejor dispuesto que su antecesor por las cosas de la religión y de la iglesia.
Rosa Llorens creyó que había llegado la hora de salir de dudas, y, con este objeto, fue a visitar al nuevo alcalde, y le pidió, con todo el interés, que tuviera a bien enterarse de si realmente las Hostias santas estaban o no en el sagrario de la iglesia.
Bonafós, a pesar de las ideas liberales y avanzadas de que hacía alarde, era privadamente un buen cristiano, y accedió fácilmente a los deseos de Rosa.
En el día y hora convenido, el alcalde y Rosa Llorens entraron con la mayor reserva y disimulo en la iglesia: abrieron el sagrario, y efectivamente, encontraron dentro, y en su ostensorio, la Hostia grande que había servido para la procesión del 15 de septiembre, y además, un copón con cuatro Hostias pequeñas, una de ellas partida en dos.

Rosa, con finísima perspicacia, había adivinado la causa de la angustia moral del buen señor Párroco Inmediatamente fue concertada la manera de salvar a aquel tesoro. El alcalde Bonafós quiso encargarse de guardar la Hostia grande con el ostensorio, porque decía: Yo también quiero mi parte de Dios. Rosa Lloréns envolvió respetuosamente las cuatro pequeñas Hostias en un purificador, y se las llevó a su casa.
El Santísimo Sacramento estaba ya al abrigo de toda profanación. Mas ¿de qué manera?
Muy contra la voluntad del alcalde y de la piadosa Rosa, aquellos divinos tesoros hubieron de permanecer escondidos. Dios nos libre de que los revolucionarios hubiesen tenido noticia de la existencia del Santísimo Sacramento en sus casas. La profanación hubiera sido inevitable y sus poseedores severísimamente castigados.
La Hostia grande con el ostensorio fue colocada dentro de un arca de madera, y así estuvo, en este humilde sagrario, desde el 7 de febrero de 1794 hasta el 9 de diciembre de 1800. En este tabernáculo, el Dios de la Eucaristía solamente podía recibir las visitas y las adoraciones de Juan Bonafós y de su cristiana esposa, que no dejaban pasar un solo día sin postrarse delante de aquella arca y sin ofrecer a su divino Huésped sus homenajes de amor y veneración. El mismo alcalde calmó también el ansia del señor párroco, que se había refugiado en Gerona (España), comunicándole que el Santísimo Sacramento estaba bien guardado y custodiado, fuera de todo peligro.


¿Y cuál fue la suerte de las cuatro pequeñas Hostias confiadas a la piedad de Rosa Llorens?
Cuando ésta llegó a su casa con tan rico presente habló con su madre de la mejor manera de guardar el divino Tesoro. Entre los varios utensilios que poseían, ninguno les pareció más digno y a propósito para guardar la divina Eucaristía que un frasco de cristal, y éste fue, durante la revolución, el tabernáculo y el palacio del Rey de los cielos y tierra. Más adelante, este frasco fue cubierto con una especie de conopeo de seda.
Faltaba, con todo, encontrar un lugar a propósito donde colocar ese copón improvisado, y a falta de un sagrario mejor, escogieron un armario abierto dentro de la pared, lo arreglaron y adornaron convenientemente y trasladaron a él el frasco con las cuatro Hostias y el purificador.
Vuestra habitación, ¡oh Señor!, es sencilla y humildísima, pero no os faltarán las adoraciones de esta cristiana y piadosísima familia y las invisibles de los ángeles del cielo, que rodean vuestro tabernáculo, donde esté.
Para que el Dios Eucaristía no echase de menos, en la medida de lo posible el sagrario de la iglesia, aquellas buenas mujeres colgaron delante del armario una lamparilla que hiciese incesantemente compañía al Dios del Amor..

Por razones facilísimas de entender, fueron muy pocas las personas que tuvieron noticia de la existencia del Sacramento en casa de Juan Bonafós. No ocurrió lo mismo en la de Rosa Llorens, la cual, recomendando


la más impenetrable reserva, comunicó el secreto a algunas personas piadosas del pueblo y fueron éstas las que se constituyeron en guardias de honor del Santísimo Sacramento.
He aquí algunas de las estratagemas de que echaron mano para poder visitar al divino Prisionero de amor, sin llamar la atención de nadie. Al entrar las mujeres en casa de Rosa Llorens, le preguntaban si tenía un poco de fuego, una brizna de perejil o bien alguna otra cosa referente a la comida y los hombres preguntaban por cualquier herramienta de trabajo. Si la respuesta era afirmativa, era señal de que podían entrar a visitar a Nuestro Señor, sin ningún temor. Si la respuesta era negativa, era señal de que existía algún peligro, y entonces renunciaban a sus piadosos deseos.
Todos los años, el día de Jueves Santo, aquellas piadosas almas organizaban solemnes homenajes a su Dios Eucaristía. Con este objeto, arreglaban un altarcito con profusión de flores y de luces, y pasaban largos ratos en fervorosísima y devota adoración. Finalmente, con velas encendidas, todos los concursantes recorrían en devota procesión la pequeña sala donde se hospedaba el divino Sacramento.
A pesar de éstas y otras muchas precauciones, fue imposible evitar que se entreviera algo de lo que ocurría en aquella casa. Más de una vez, la familia Llorens estuvo a punto de que le hiciesen un registro domiciliario. Fue éste, en cierta ocasión, tan inminente, que, sorprendidos por la noticia, corrieron a esconder su divino Tesoro dentro de un saco de harina. En otras dos ocasiones, la familia Llorens se vio en el trance de tener que confiar la guarda del Sacramento a una virtuosísima viuda, llamada Ana Duchamp, la cual, una vez pasado el peligro, devolvió el sagrado depósito a los primeros guardadores.
Un día, uno de los revolucionarios de Pézilla, llamado Godail, intrigado por ciertos indicios, quiso averiguar el misterio en que vivía envuelta aquella, familia. Ya de noche, se encaramó al tejado de la casa Lloréns, y acercándose al orificio de la chimenea, que daba precisamente a la habitación donde se guardaban las sagradas Hostias, oyó perfectamente toda la conversación de la familia, la cual, como de costumbre, versaba sobre el inestimable Tesoro. Según todas las previsiones humanas, aquella familia estaba perdida. Pero Dios vela por los suyos, pues ocurrió que, habiendo encontrado Godail, pocos días después a Rosa Llorens, le dijo estas palabras: Sé con certeza que guardáis en vuestra casa las sagradas Hostias, pero os juro que no lo diré a nadie.
Finalmente, después de siete años de tempestad, el horizonte de la Iglesia de Francia se serenó y volvió a lucir un sol espléndido, el sol de la libertad religiosa. Las iglesias se abrieron nuevamente al culto, los sacerdotes volvieron del destierro, y la vida religiosa comenzó, otra vez, en las parroquias. Ocurría esto en 1800. El primer sacerdote que entró en Pézilla, después de la revolución, fue el reverendo Honorato Siuroles, vicario de la parroquia. Su primera diligencia fue hacerse cargo de las sagradas Hostias Con este fin, el 5 de diciembre del mencionado año 1800, se presentó en casa de la familia Llorens, para examinar las sagradas Especies y devolverlas al sagrario de la iglesia. Mas, ¡oh prodigio! al abrir el armario y quedar visibles las sagradas Hostias, vieron todos los presentes, con inefable estupefacción, que el frasco, antes sencillo y sin ningún adorno, estaba todo dorado, a manera de granitos de oro introducidos en el cristal.
¿No era este prodigio una demostración divina y sobrenatural del agradecimiento que el Dios del Sagrario sentía por aquella familia, que tan de buen grado y tan piadosamente le había acogido durante aquellos siete años de proscripción y de destierro del sagrario de la iglesia?
Porque el dorado del frasco es algo que no explica la ciencia. En diferentes ocasiones ha sido examinado por entendidos en la materia, y nunca se ha encontrado una explicación satisfactoria. Por otra parte, la ejecución de aquel dorado es tan perfecta, que los más hábiles doradores no se atreverían a hacer otra igual. El frasco así dorado, con las cuatro Hostias y el purificador, fue trasladado al sagrario de la iglesia parroquial.
El 9 de diciembre del mismo año de 1800, habiendo regresado de su destierro el párroco Jaime Perone, se procedió al traslado de la Hostia grande con el ostensorio, que durante siete años, había sido guardada en la casa del señor alcalde.
Fue aquel día de gran fiesta para todo el pueblo de Pézilla. Con el retorno de su Dios al sagrario de la iglesia, celebraba también el retorno de su amado pastor, y un aire de misterio y de sobrenaturalismo penetraba todos los corazones, porque, ¿no era acaso, un milagro evidentísimo, la conservación de las especies sacramentales durante siete años? ¿No lo era, y tal vez mayor, el dorado milagroso del frasco? ¿Y no había sido también una especial providencia de Dios la tranquilidad que, durante siete años de revolución, disfrutó la villa de Pézilla, en medio de las convulsiones que agitaron toda Francia?
Hace más de doscientos años que las sagradas Hostias de Pézilla fueron devueltas al sagrario de la iglesia parroquial. Colocadas en una custodia construida ex profeso, con cinco viriles uno en el centro, para la Hostia grande, y cuatro pequeños, a los lados, para las Hostias pequeñas , conservan todavía la misma incorruptibilidad, la misma blancura y consistencia del primer día.
La manera providencial como fueron guardadas durante los años de la Revolución Francesa, y más aún, el milagro perpetuo y constante de su incorruptibilidad, después de mucho más de una centuria, han hecho que el pueblo cristiano haya visto en estas sagradas Hostias una demostración manifiesta del poder y bondad del Dios de la Eucaristía. Desde entonces, la devoción a las sagradas Hostias de Pézilla de la Rivière ha ido creciendo extraordinariamente. En homenaje al Dios de la Eucaristía, se ha levantado en Pézilla un suntuosísimo templo de estilo románico, donde se guardan y reciben una continua adoración las cinco Hostias y el frasco dorado. Este templo fue bendecido e inaugurado por el señor Obispo de Perpiñán, el día 30 de abril de 1893.

(Prodigios Eucarísticos, P. M. Traval, S. J.).

catholicosonline.com

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jueves, 9 de julio de 2009

Apariciones de almas del purgatorio a Maria Simma

Testimonio precioso, es un poco largo pero merece la pena leerlo, nos hace reflexionar.
Maravillosas revelaciones recibidas por una humilde mujer
sobre las Benditas almas del purgatorio:

¿Qué es exactamente el Purgatorio?
¿por qué se va al Purgatorio?
¿Cuáles son los pecados que conducen con frecuencia a las almas al Purgatorio
Y ¿cuáles son los medios que podemos emplear sobre la tierra
para evitar el Purgatorio e ir derecho al Paraíso?
¿hay niños en el Purgatorio?
cuáles son los medios más eficaces para facilitar la liberación de las almas del Purgatorio?
por que la misa?

María Simma fue una simple mujer austriaca que tuvo la gracia de recibir revelaciones sobre las Benditas Almas del Purgatorio. Este libro condensa una entrevista que le realizara Sor Emanuel.
Referencia Biblica de la existencia del Purgatorio: 2 Macabeos, cap 12, vers 46: "Es, pues, un pensamiento santo y saludable el rezar por los difuntos, a fin de que sean libres de las penas de sus pecados".
Maravillosas revelaciones recibidas por una humilde mujer sobre las Benditas almas del purgatorio:

María Simma era una anciana mujer que vivió hasta el diá de San José del año 2004 en las montañas austríacas. Desde temprana edad ella recibió de Dios el don de recibir la presencia sobrenatural de las almas del Purgatorio, que acuden a ella en busca de oración y ayuda para acortar su tiempo de expiación. Sor Emanuel, muy reconocida por aquellos que conocen la aparición de María en Medjugorje, tuvo la oportunidad de realizarle un reportaje en su humilde casa en la montaña, el cual fue documentado en un hermoso libro.

Extractamos aquí algunas partes importantes de este libro titulado "El maravilloso secreto de las Almas del Purgatorio - Sor Emanuel y María Simma" (prácticamente la totalidad del libro está reflejada en nuestro artículo).
María Simma tuvo desde niña un especial interés por las almas del Purgatorio, y fue esa la misión que Dios le dio para esta vida cuando tuvo la edad de 25 años. Adecuadamente asistida por su confesor y director espiritual, y bajo el cercano seguimiento del Obispo del lugar, María vive una vida donde la Presencia sobrenatural se vuelve cotidiana. Las almas se presentan a ella buscando ayuda, y también dando testimonio de sus sufrimientos, su vida en la tierra y su deseo profundo de llegar cuanto antes a estar en la Presencia de Dios en forma definitiva.
Los conocimientos que las almas del Purgatorio le refieren son una hermosa y fuerte confirmación de toda la Doctrina sobre la que se funda la Iglesia Católica, y una invitación a todos nosotros a vivir una activa y sincera práctica de los sacramentos. Pero, por sobre todo, María Simma nos invita a una práctica cotidiana del amor como la puerta más importante para la salvación de nuestra alma. El amor cura y cubre muchos de nuestros pecados, a la hora de nuestro juicio particular.

(Los comentarios y las preguntas son realizadas por Sor Emanuel)
Sor Emanuel: Henos aquí, María, ¿puedes contarnos ahora cómo fuiste visitada, la primera vez, por un alma del Purgatorio?


María Simma: Sí, fue en el año 1940, de noche, a las 3 o 4 de la madrugada. Oí a alguno que iba y venía en mi cuarto. Esto me despertó. Miré para ver quien pudiese haber entrado en mi cuarto.

-¿ Tuviste miedo?

- No, yo no soy nada miedosa. Cuando yo era pequeña, mi madre me decía que era una niña del todo especial, porque nunca tenía miedo.

-¿ Y entonces, esa noche? ¡Cuéntanos!

- Oh, vi que era un extraño. Iba y venía lentamente. Le pregunté con tono severo: "¿Cómo has entrado aquí?, ¿qué has perdido?". Pero él continuaba a caminar en mi cuarto, de aquí para allá, como si nada fuese. Entonces le volví a preguntar: "¿Qué haces?". Y puesto que continuaba a no querer responderme, me levanté de un salto para aferrarlo, pero no toqué mas que el aire, y el hombre había desaparecido... Entonces regresé a la cama, y de nuevo comencé a sentir que iba y venía. Me preguntaba por qué veía allí a ese hombre, y por qué no podía aferrarlo. Me levanté de nuevo para asirlo y para hacer que desistiese de caminar. Nuevamente me topé con la nada. Quedé perpleja. Volví a acostarme. No volvió otra vez, pero aquella noche no conseguí adormecerme. Al día siguiente, después de misa, fui a ver a mi director espiritual y le conté lo sucedido. El me dijo "Si todo eso recomienza, no preguntes: "¿Quien eres?, sino, ¿“Qué quieres de mí?".

La noche siguiente el hombre regresó. Era el mismo, y yo le pregunté: "¿Qué quieres de mí?". Me respondió: "Haz celebrar tres misas por mí y yo seré liberado". Entonces comprendí que era un alma del Purgatorio. Mi padre espiritual me lo confirmó. Me aconsejó de no rechazar jamás a las almas del Purgatorio, y de acoger con generosidad sus pedidos.

- Y después, ¿continuaron las visitas?

- Sí, durante algunos años venían tres o cuatro almas solamente, sobre todo en el mes de noviembre. Luego no vinieron más.

- ¿Y qué te piden estas almas?

- Muchas veces piden de hacer celebrar misas y de asistir a esas misas; piden de recitar Rosarios, y también de hacer el Vía Crucis.

- A este punto se nos plantea una pregunta, que es fundamental: ¿Qué es exactamente el Purgatorio?

- Diría que es una invención genial por parte de Dios. Y aquí quisiera proponerles una imagen toda mía. Supongan que un día se abre una puerta y aparece un ser extraordinariamente bello, de una belleza tal, nunca vista sobre la tierra. Aquí quedan fascinados, trastornados por este SER de luz y de belleza, tanto más que él demuestra estar locamente enamorado de ustedes (lo que nunca se hubiesen imaginado); se dan cuenta que también él tiene un gran deseo de atraerlos a sí, de abrazarlos; y el fuego del amor que quema ya en sus corazones los empuja seguramente a precipitarse entre sus brazos. Pero ustedes, se dan cuenta, en ese preciso instante, de que hace meses que no se lavan, que huelen mal, que se sienten horriblemente feos; tienen la nariz que chorrea, los cabellos grasosos y pegoteados, horribles manchas de suciedad sobre la ropa, etc., etc.Entonces se dicen a sí mismos: "¡No, no es posible que yo me presente en este estado!. Es preciso que antes me lave, me duche, y luego, rápidamente, regrese a verlo…". Pero he aquí que el amor nacido en sus corazones es tan intenso, tan fuerte, tan abrasador, que este atraso debido a la ducha es absolutamente insoportable. Y el dolor mismo de la ausencia, aunque dure sólo pocos minutos, causa un ardor atroz en el corazón. Y, ciertamente, este ardor es proporcional a la intensidad de la revelación del amor: es una Llama de amor...


Pues bien, el Purgatorio es exactamente esto. Es un atraso impuesto por nuestra impureza, un atraso antes del abrazo de Dios, una Llama de amor que hace sufrir terriblemente; una espera, o si quieren, una nostalgia, del Amor. Es precisamente esta Llama, esta ardorosa nostalgia la que nos purifica de todo lo que aún es impuro en nosotros. Me atrevería a decir que el Purgatorio es un lugar de deseo, del deseo loco de Dios, de Dios que ya ha sido reconocido y visto, pero al cual el alma todavía no se ha unido.


Las almas del Purgatorio hablan con frecuencia con María sobre ese gran deseo, de esa sed que tienen de Dios, y cómo ese deseo es para ellas profundamente doloroso; es, sin duda, una verdadera agonía. En la práctica el Purgatorio es una gran crisis, una crisis que nace de la falta de Dios.
Sobre esto he querido que María nos precisara un punto fundamental:

- María, ¿las almas del Purgatorio prueban alegría y esperanza en medio de sus sufrimientos?

- Sí, ningún alma quisiera volver del Purgatorio a la tierra, porque ellas ya tienen un conocimiento de Dios infinitamente superior al nuestro, y no podrían nunca más decidirse a regresar a las tinieblas de este mundo. He aquí, entonces, la gran diferencia entre los sufrimientos del Purgatorio y los de la tierra: en el Purgatorio, aunque sea terrible el dolor del alma, la certeza que se tiene de vivir con Dios es tan fuerte e indestructible que el gozo de esta certeza supera aun el dolor; y por nada del mundo esas almas quisieran volver a vivir sobre la tierra donde, al fin de cuentas, nunca se tiene seguridad de nada.

- María, ¿ahora podrías decirnos si es Dios quien envía un alma al Purgatorio, o si, en cambio, es el alma misma quien decide de ir allí?

- Es el alma misma quien quiere ir al Purgatorio para purificarse, antes de entrar en el Paraíso. Pero aquí es preciso decir también que el alma, cuando está en el Purgatorio, adhiere perfectamente a la voluntad de Dios;por ejemplo, se complace del bien y desea nuestro bien; experimenta tanto amor por Dios, y también por quienes aún estamos en la tierra. Estas almas están perfectamente unidas al Espíritu de Dios o, si quieren, a la Luz de Dios.

- María, ¿en el momento de la muerte, se ve a Dios en plena luz, o en manera confusa?

- En manera aún confusa; con todo, hay una claridad tal, que basta, ciertamente, para tener nostalgia.

¡Es verdad!. Es una luz resplandeciente, en relación a las tinieblas de la tierra; pero todavía es nada con respecto a la Luz que el alma conocerá en el Cielo. Del resto, a tal propósito, podemos hacer una confrontación con las experiencias de las que se habla en el libro "La vida más allá de la vida": muchísimas de esas personas que, de un estado de pre-muerte (por coma, paro cardíaco, etc.), han entrevisto algo del más allá, quedaron tan fascinadas de esa luz, que para ellas ha sido una verdadera agonía retornar a la común existencia sobre la tierra, después de aquella experiencia.


- María, ¿puedes decirme cuál es el papel de la Virgen con respecto a las almas del Purgatorio?

- Sí, viene frecuentemente para consolarlas y decirles que han hecho bien tantas cosas, y les da coraje.

- ¿Hay días especiales en los cuales ella las libera?

- Si, sobre todo el día de Navidad, el día de Todos los Santos, el Viernes Santo; las libera también el día de su Asunción y en el de la Ascensión de Jesús.

- Pero, María, ¿por qué se va al Purgatorio? ¿Cuáles son los pecados que conducen con frecuencia a las almas al Purgatorio?

- Son los pecados contra la caridad, contra el amor hacia el prójimo, la dureza del corazón, la hostilidad, la calumnia; sí, todas estas cosas. Sé que la maldición y la calumnia se cuentan entre las culpas más graves que necesitan una larga purificación.


Otros pecados contra la caridad son, por cierto, todos nuestros repudios hacia algunas personas que no amamos, nuestro rechazo en hacer las paces, en perdonar, y todos los rencores que encerramos en el corazón. Al respecto María nos reveló un testimonio que nos hace reflexionar. Es la historia de una persona que ella conocía muy bien. Esta persona había muerto. Era una mujer y se encontraba en el Purgatorio, padeciendo sufrimientos atroces. Y cuando esa alma visitó a María, ella le preguntó el porqué; y el porqué era que ella tenía una amiga, sí, una amiga con la cual surgió una enemistad muy grande; y esa enemistad había sido causada por ella misma y, a pesar de todo, había conservado su rencor por años y años; y cuando su amiga, en varias circunstancias, había venido a pedirle de hacer las paces, de reconciliarse, ella la rechazaba; y cuando cayó gravemente enferma, había continuado a tener cerrado su corazón, a rechazar la paz que se le proponía; y hasta en el lecho de muerte, aquella amiga había venido a suplicarle de hacer las paces; pero aún en su lecho de muerte ella había rechazado reconciliarse. Por ese motivo se encontraba aún en un purgatorio muy doloroso, y por eso había venido a pedir ayuda a María.



Este testimonio sobre la gravedad de conservar el rencor es muy significativo. Por lo que se refiere a las palabras, nunca se dirá bastante acerca de cómo una palabra de crítica, una palabra malévola pueda realmente matar, y también cómo una buena palabra pueda curar.



- Entonces, María, ¿puedes decirnos quienes son los que tienen mayores posibilidades de ir directamente al Paraíso?

- Son aquellos que tienen un corazón bueno, un corazón bueno hacia todos. La caridad cubre una multitud de pecados.
Sí, es San Pablo quien nos lo dice.



- Y ¿cuáles son los medios que podemos emplear sobre la tierra para evitar el Purgatorio e ir derecho al Paraíso?

- Debemos hacer mucho por las almas del Purgatorio, porque son ellas quienes, a su vez, nos ayudan. Hay que tener mucha humildad: ésta es el arma más grande contra el Maligno. La humildad elimina el mal.



A este punto no resisto al deseo de referir un bellísimo testimonio del Padre Berlioux (que ha escrito un hermoso libro sobre las almas del Purgatorio), con relación a la ayuda ofrecida por estas almas a aquellos que las ayudan con oraciones y sufragios:



"Se cuenta que una persona muy amiga de las almas del Purgatorio había consagrado toda su vida a sufragar por ellas. Habiendo llegado la hora de su muerte, fue asaltada con furor por el demonio que la veía a punto de escapársele. Parecía que el abismo entero, confederado contra ella, la rodease con sus cohortes infernales. La moribunda luchaba desde hacía tiempo entre los esfuerzos más penosos, cuando todo de un golpe vio entrar en su casa una multitud de personajes desconocidos, pero resplandecientes de belleza, que pusieron en fuga al demonio y, acercándose a su lecho, le dirigieron palabras de aliento y de consolación totalmente celestiales. Emitiendo entonces un profundo suspiro, y llena de alegría, gritó: ¿quiénes son ustedes? ¿quiénes son los que me hacen tanto bien?. Aquellos buenos visitantes respondieron: "Nosotros somos habitantes del Cielo, que tu ayuda ha encaminado a la felicidad, y, como reconocimiento, venimos a ayudarte para que cruces el umbral de la eternidad y te libres de este lugar de angustia y te introduzcas en las alegrías de la Ciudad Santa".



Con estas palabras una sonrisa iluminó el rostro de la moribunda. Sus ojos se cerraron y ella se durmió en la paz del Señor. Su alma, pura como una paloma, presentándose al Señor de los Señores, encontró tantos protectores y abogados entre las almas que ella había liberado; y reconocida digna de la gloria, entró allí triunfalmente, en medio de los aplausos y las bendiciones de quienes había liberado del Purgatorio".



¡Ojalá que también nosotros, un día, podamos tener la misma suerte!. Entonces hay que decir que las almas, sí, las almas liberadas por nuestra plegaria, son sumamente agradecidas. Les aconsejo, pues, que hagan la experiencia; las almas nos ayudan, conocen nuestras necesidades y nos obtienen muchas gracias.



- Entonces María, ahora pienso en el buen ladrón, en aquel que estaba crucificado junto a Jesús, y me gustaría saber que hizo para que Jesús le prometiese que, ese mismo día, estaría con él en el Paraíso.

- El aceptó humildemente su sufrimiento diciendo que era algo justo. Alentó al otro ladrón a aceptar también él su condición. El tenía el temor de Dios, es decir, era humilde.



Otro hermoso ejemplo, que nos contara María Simma, demuestra cómo un gesto de bondad puede rescatar, en poquísimo tiempo, una vida de pecado. Escuchémoslo narrado con sus mismas palabras:



"Conocía a un joven de unos veinte años. Vivía en un pueblo vecino al mío. Este pueblo había sido duramente golpeado y destruido por una serie de aludes que mataron un gran número de habitantes. Era en el ano 1954. Una noche ese joven se hallaba en la casa de sus padres. Imprevistamente un terrible alud se abate precipitando cerca de su casa. El oye gritos desgarradores, gritos lastimeros que invocan: "¡Ayúdennos! ¡Sálvennos! ¡Vengan a socorrernos!... ¡Somos arrollados por los aludes!... ". De inmediato el joven se levantó y se precipitó para socorrer a esas personas. Pero su madre, que había oído los gritos, le impidió pasar, cerró la puerta y dijo: "¡No, otros deben socorrerlos, nosotros no!. Afuera es demasiado peligroso. No quiero que haya un muerto más": Pero él, puesto que había sido impactado por esos gritos y quería verdaderamente socorrer a esa gente, empuja a su madre y dice: "¡Sí, yo voy! ¡No quiero dejarlos morir así!': y salió. Pero también él, a lo largo del trayecto, fue embestido por un alud y murió...

Dos días después de su muerte, él vino a visitarme de noche y me dijo: "Haz celebrar tres misas por mí, así seré liberado del Purgatorio". Yo fui a dar cuenta de ello a su familia y a sus amigos. Ellos quedaron muy sorprendidos al oír que, solamente con tres misas, se libraría del Purgatorio. Alguno de sus amigos agregó "Yo no hubiera querido estar en su lugar en la hora de la muerte. ¡Si hubiesen visto todas las fechorías que cometió!... ". Pero ese joven, con posterioridad, me declaró: "Yo he cumplido un acto de amor puro poniendo a riesgo mi vida y donándola por aquellas personas; y es gracias a esto que el Señor me ha acogido tan rápidamente en Su Cielo. Es verdad, la caridad cubre una multitud de pecados".

En este episodio se ve cómo un solo acto de amor desinteresado ha sido suficiente para purificar a ese joven de una vida de fechorías; y el Señor ha aprovechado de ese instante de amor para llamarlo a sí. María, en efecto, ha dicho que este joven quizás nunca hubiese tenido en su vida la ocasión de realizar un acto de amor tan fuerte, y quizás se hubiese convertido en un hombre malvado. El Señor, en Su Misericordia, lo ha llamado a sí justo en el mejor momento, en el momento más puro a causa de ese acto de amor.

Ahora he aquí otro episodio que demuestra cómo el Señor acepta y valoriza también un simple acto de bondad:

- El alma de una mujer se presentó, un día, con un balde en mano. "¿Qué haces con ese balde?", le pregunté. Es la llave de mi Paraíso, respondió radiante. No he orado mucho durante mi vida; raramente iba a la iglesia pero una vez, antes de Navidad, he limpiado gratuitamente toda la casa de una pobre anciana. Ha sido mi salvación ". Esta es la prueba que todo depende de la caridad.

Es también importante, cuando se está a punto de la muerte, abandonarse a la voluntad del Señor. María me narró el caso muy hermoso de una madre de cuatro hijos que estaba por morir. En vez de rebelarse y de inquietarse ella dijo al Señor: "Acepto la muerte, en el momento que tú lo quieras, y pongo mi vida en tus manos. Te confío mis hijos y sé que tú encargarás de ellos". María me dijo que, a causa de esta inmensa confianza en Dios, esa mujer fue directamente al Paraíso sin pasar por el Purgatorio. Verdaderamente se puede decir que el amor; la humildad y el abandono a Dios son tres llaves de oro que nos hacen entrar directamente en el Paraíso.

- María, ¿podrías decirnos cuáles son los medios más eficaces para facilitar la liberación de las almas del Purgatorio?

- EI medio más eficaz es la Misa.

- ¿Por qué la Misa?

- Porque es Cristo quien se ofrece por amor nuestro. Es la ofrenda del mismo Cristo a Dios, la más bella de las ofrendas. EI sacerdote es el representante de Dios y es el mismo Dios que se ofrece y se sacrifica por nosotros. La eficacia de la Misa por los difuntos es tanto mayor cuanto más grande ha sido la estima que ellos tuvieron por la Misa cuando eran todavía en vida. Si en esas Misas han orado con todo el corazón y si han asistido también durante la semana, según el tiempo disponible, ellos sacarán grande provecho de las misas celebradas por ellos. También en esto se recogerá lo que se ha sembrado.Además de ir nosotros, no nos olvidaremos de invitar a nuestros hijos a que asistan a estas Misas, y, si posible, invitemos a los muchachos de las escuelas. Ningún padre, ninguna madre, ningún catequista puede poner en el corazón del niño lo que Nuestro Señor personalmente le da, en gracias, durante la Misa y la Comunión.

Agregaré que un alma del Purgatorio ve muy bien el día de sus funerales: si se reza verdaderamente por él o si, simplemente, se hace acto de presencia para mostrar que está allí. Ellas dicen que las Lágrimas no sirven para nada para ayudarlas. En cambio sirve mucho la oración. Con frecuencia esas almas lamentan el hecho de que las personas asisten a su sepultura, pero no elevan una sola plegaria a Dios; derraman muchas lágrimas, pero eso es inútil.
Con relación a la Misa, quisiera citarles un hermoso ejemplo narrado por el santo Cura de Ars a sus parroquianos: "Hijos míos, un buen sacerdote había tenido la desgracia de perder un amigo muy querido. Por eso rezó mucho por la paz de su alma. Un día Dios le hizo saber que su amigo estaba en el Purgatorio y sufría terriblemente. Este santo sacerdote pensó que no podía hacer algo mejor que ofrecer el Santo Sacrificio de la Misa por su querido difunto. En el momento de la Consagración, tomó la Hostia entre sus manos y dijo: "Padre Santo y Eterno, en tus manos divinas está el alma de mi amigo en el Purgatorio y en mis pobres manos de ministro tuyo está el Cuerpo de Tu Hijo Jesús. Pues bien, Padre Bueno y Misericordioso, libra a mi amigo y yo te ofrezco a Tu Hijo junto con todos los méritos de Su Gloriosa Pasión y Muerte". Este pedido fue escuchado. De hecho, en el momento de la elevación, él vio que el alma de su amigo subía al Cielo resplandeciente de gloria. Dios había aceptado la ofrenda”.

"Por eso hijos míos, concluyó el santo Cura de Ars, cuando querramos liberar a nuestros seres queridos que están en el Purgatorio, hagamos lo mismo. Ofrezcamos al Padre, por medio del Santo Sacrificio, a Su Hijo Dilecto, junto con todos los méritos de Su Pasión y Muerte, así no podrá rechazarnos nada".

Otros medios muy eficaces para ayudar a las almas del Purgatorio son el ofrecimiento de nuestros sufrimientos, nuestras mortificaciones y el sufrimiento voluntario, como por ejemplo el ayuno, las privaciones, etc. Y, naturalmente, también los sufrimientos involuntarios como las enfermedades, los lutos, los abandonos...

- María, tú fuiste invitada, muchas veces, a sufrir por las almas del Purgatorio para liberarlas. ¡Puedes decirnos qué has vivido y probado en esos momentos!

- La primera vez un alma (era una mujer) me preguntó si quería sufrir tres horas, en mi cuerpo, por ella; y agregó que luego yo podría retomar mi trabajo. Yo me dije: "Si es sólo por tres horas, quiero aceptar". Esas tres horas me parecieron que durasen como tres días, tan terribles eran los sufrimientos. Pero, al fìnal, miré el reloj y vi que habían pasado sólo tres horas. EI alma luego me dijo que, habiendo aceptado sufrir con amor esas tres horas, le había ahorrado veinte años de Purgatorio.

- María, ¿por qué, una vez llegados al Purgatorio, no se pueden adquirir méritos y, en cambio, mientras se está en la tierra siempre se los pueden adquirir?

- Porque en el momento de la muerte los méritos se terminan. Mientras uno vive en la tierra puede reparar el mal que ha cometido antes. Las almas del Purgatorio tienen una santa envidia por esta posibilidad nuestra. Hasta los Angeles son celosos de nosotros, porque tenemos la posibilidad de "crecer" mientras estamos sobre la tierra. Pero muchas veces la aparición del sufrimiento en nuestra vida nos hace rebelar y tenemos dificultad en aceptarlo y vivirlo bien.

- Entonces, ¿cómo vivir el sufrimiento para que pueda dar frutos?

- Los sufrimientos son la prueba más grande del amor de Dios, y si se ofrecen bien, pueden ganar muchas almas.

- Pero ¿qué hacer para recibir los sufrimientos como un don, y no (como se hace con frecuencia) como una punición o un castigo?

- Hay que ofrecerlo todo a la Virgen Santa, pues ella sabe mejor que nadie quién necesita esta o aquella ofrenda para ser salvado.

Quisiera referir aquí un testimonio que María me ha contado a propósito del sufrimiento. El hecho ocurrió en el año 1954. Una serie de avalanchas muy desastrosas se abatieron sobre un pueblito cercano al de Mana, causando gravísimos daños. Otros aludes se habían precipitado en dirección al pueblito de María. Pero aquí sucedió que los aludes se detuvieron ante el pueblito en modo ciertamente milagroso, sin causar algún daño. Las almas dijeron a María que en ese pueblito había vivido y muerto una mujer que, durante treinta años, estuvo enferma y había sido cuidada muy mal; había sufrido terriblemente durante todos esos años, ofreciendo todos sus dolores por el bien de su pueblito. Las almas revelaron a María que, gracias al ofrecimiento de aquella mujer, el pueblito se había salvado. Ella había ofrecido sus sufrimientos durante 30 años y los había soportado con paciencia. María nos dice que, si aquella mujer hubiese gozado de buena salud, no hubiese podido proteger a su pueblito; agrega que con el sufrimiento, pacientemente soportado, se pueden salvar más almas que con las oraciones. No tenemos que ver siempre el sufrimiento como una punición. Puede ser aceptado como expiación, no sólo para nosotros mismos, sino sobre todo para los demás. Jesucristo era inocente, y fue El quien sufrió más que todos para expiar por nuestros pecados.



Sólo en el Cielo sabremos totalmente lo que hemos obtenido por medio del sufrimiento soportado pacientemente, en unión con los sufrimientos de Cristo.

- María, ¿se da una cierta rebeldía por parte de las almas del Purgatorio a causa de sus sufrimientos?

- No, ellas quieren purificarse y comprenden que los sufrimientos son necesarios.

- ¿Cuál es el valor de la contrición y del arrepentimiento en el momento de la muerte?

- La contrición es importantísima. Los pecados como sea, son perdonados, pero queda la consecuencia del pecado. Si se quiere obtener la indulgencia plenaria en el momento de la muerte, esto es, ir derecho al Cielo, el alma tiene que estar libre de toda atadura.

- María, quisiera preguntarte en el momento de la muerte ¿se da un tiempo en el que el alma tiene la posibilidad de dirigirse a Dios antes de entrar en la eternidad, un tiempo, si se quiere, entre lo muerte aparente y la muerte real?

- Sí, el Señor da a cada alma algún instante para que se arrepienta de sus pecados y se decida si acepta o no acepta llegar a Dios. En ese breve tiempo se ve como en un fìlme la propia vida. Yo conocía a un hombre que creía en los preceptos de la Iglesia, pero no en la vida eterna; un día se enfermó gravemente y entró en coma.. Entonces él se vio en una sala con una pizarra en la que estaban escritas todas sus acciones: tanto las buenas como las malas; luego la pizarra desapareció, también las paredes de aquella sala, y todo era infinitamente bello. Luego se despertó del coma y decidió cambiar de vida.
Este episodio es semejante a tantos otros refrendos en el libro "La vida más allá de la vida": la experiencia momentánea de la luz sobrenatural es tal que esas personas no pueden vivir más como vivían antes.

- Entonces, María, ¿en la hora de la muerte, Dios se revela con la misma intensidad a todas las almas?

- A cada alma se le da el conocimiento de su propia vida, y también del sufrimiento futuro, pero esto no es igual para todos. La intensidad de la revelación del Señor depende de la vida de cada alma.

- María, ¿el diablo tiene el poder de atacarnos en el instante de nuestra muerte?

- Si, pero el hombre tiene también la gracia de resistirlo y de rechazarlo, porque, si el hombre no quiere, el demonio no puede hacer nada.

- María, ¿qué consejos darás a quien quisiera hacerse santo ya en esta tierra?

- Ser humildísimo. No debe ocuparse de sí mismo. Debe huir del orgullo, que es la trampa más peligrosa que tiende el Maligno.

- María, ¿podrías decirnos si se puede pedir al Señor de hacer su propio Purgatorio en la tierra para no hacerlo después de la muerte?

- Oh, sí. He conocido un sacerdote y una muchacha, los dos estaban enfermos en el hospital. La muchacha decía al sacerdote que ella pedía al Señor de poder sufrir en la tierra tanto cuanto fuera necesario pare ir directamente al Cielo, y el sacerdote respondió que él no se atrevía a pedir eso. Junto a ellos había una religiosa que escuchaba toda la conversación. Luego la muchacha murió antes, y poco después murió también el sacerdote; él se apareció a la religiosa diciéndole: "Si hubiese tenido igual confianza que esa muchacha, también yo hubiese ido directamente al Paraíso '´.

- Gracias por este hermoso testimonio, María.


Ahora María me pide 5 minutos de descanso pues tiene que dar de comer a las gallinas.

La vuelvo a ver en seguida y continuamos con nuestras preguntas

- Sí, por cierto que es difícil describirlos. Pero, dime, ¿Jesús no va al Purgatorio?

- Ningún alma me lo ha dicho. Es la Madre de Dios quien va. Una vez pregunté a un alma del Purgatorio si debía ir ella misma a buscar a las almas de las que pedían noticias. Me respondió que no: es la Madre de Misericordia quien da noticias. Ni siquiera los santos van al Purgatorio; en cambio los Angeles están allí: San Miguel... y cada alma tiene cerca a su Angel Custodio.

- ¡Qué estupendo, los Angeles están con nosotros! Pero, ¿qué hacen los Angeles en el Purgatorio?

- Alivian y consuelan. Las almas pueden verlos.

- ¡Oh, qué bello! .María, si continuas a hablarnos de los Angeles casi me haces venir el deseo de ir al Purgatorio. Otra pregunta: tú sabes que, hoy, mucha gente cree en la reencarnación, ¿Qué dicen las almas sobre este tema?

- Las almas dicen que Dios nos da una sola vida.

- ¿Qué pasa con las personas que se suicidan?. ¿alguna vez te visitó una de esas almas?


- Las almas que vienen a mí son sólo almas del Purgatorio. Por lo tanto, hasta hoy, nunca encontré el caso de un suicida que se haya perdido; eso no significa que no las haya. Pero algunas almas me dicen que con frecuencia son más culpables aquellos que han estado alrededor de ellas, porque han sido negligentes o han difundido calumnias.

- María, ¿hay sacerdotes en el Purgatorio?. (Aquí veo que María alza los ojos al Cielo como para decir: "¡Ay de mí!...").

- Sí, hay muchos. Esos no han colaborado para tener respeto por la Eucaristía, y entonces toda la fe sufre. Con frecuencia están en el Purgatorio por haber descuidado la oración, y su fe ha disminuido; pero es también cierto que muchos de ellos han ido directamente al Paraíso. Un encuentro inolvidable para mí fue aquel con un sacerdote cuya mano derecha era negra. Le pregunté la causa: "Hubiera tenido que bendecir más", me dijo. "Di a todos los sacerdotes que encuentres que deben bendecir mucho más: ellos pueden dar numerosas bendiciones y conjurarían las fuerzas del mal ".

- Bien, ¿y qué le dirías a un sacerdote que quisiera vivir verdaderamente según el corazón de Dios?

- Le aconsejaría de rezar mucho al Espíritu Santo y de recitar cada día el Rosario.

- María, ¿hay niños en el Purgatorio?

- Sí, pero para ellos el Purgatorio no es muy largo ni muy penoso, porque a ellos les falta el pleno discernimiento.

- Pienso que algunos de ellos han venido a encontrarte. Tu nos contabas la historia de aquella niñita… el alma más pequeña que has visto; era una niñita de 4 años. Pero ¿por qué estaba en el Purgatorio?


- ¿Por qué?. Esta niñita había recibido de sus padres, como regalo de Navidad, una muñeca. Tenía una hermana melliza, que también había recibido una muñeca. Y he aquí que esa niñita de 4 años había roto su muñeca y entonces, a escondidas, sabiendo que nadie la veía, fue a poner esa muñeca rota en el lugar de la de su hermana, y a hacer así el cambio, sabiendo muy bien, en su corazoncito, que habría ocasionado muchísimo dolor a su hermana; se daba cuenta que eso era un engaño y una injusticia. Por esta causa pasó por el Purgatorio.


Sí, los niños con frecuencia tienen una conciencia más viva que la de los adultos, y es preciso sobre todo luchar contra la mentira; ellos son muy sensibles.


- María, ¿cómo pueden los padres ayudar en la formación de la conciencia de sus hijos?

- Sobre todo con el buen ejemplo: es lo más importante; y luego con la oración. Los padres deben bendecir a sus hijos e instruirlos bien en las cosas de Dios.

- Lo dicho es muy importante. ¿Te han visitado almas que, sobre la tierra, practicaban perversiones?. Pienso, por ejemplo, en el campo de la sexualidad.

- Las almas que he conocido (todas del Purgatorio), no se han perdido, pero deben sufrir mucho para purifìcarse.. En todas las perversiones está presente la obra del Maligno. En modo particular en la homosexualidad.

- ¿qué consejo darías a todas esas personas que son tentadas por la homosexualidad, que tienen en ellos esas tendencias?

- Les diría de rezar, rezar mucho, para tener la fuerza de alejarse. Sobre todo hay que orar al Arcángel san Miguel, pues es él, por excelencia, quien combate contra el Maligno.


-¡Oh, sí el Arcángel san Miguel! ¿Y cuáles son las tendencias del corazón que pueden conducir a la pérdida de nuestra alma, a la pérdida definitiva de nuestra alma, es decir al infierno?


- Es cuando no se quiere ir hacia Dios, es decir cuando se dice decididamente: "¡Yo no quiero!"

Te agradezco por esta aclaración. Y aquí te quisiera contar que, sobre este argumento, he interrogado a Vicka, una de las videntes de Medjugorje, que me decía también ella que al infierno (¡y ella al infierno lo ha visto!), van únicamente aquellos que deciden de ir allí, y no es Dios quien los manda. Al contrario, El suplica al alma de acoger Su Misericordia. El pecado contra el Espíritu Santo del que habla Jesús, y que por tanto no es perdonado, es el rechazo radical de su misericordia, y eso en plena luz y en plena conciencia. Yo señalo que Juan Pablo II lo explica muy bien en su encíclica sobre la Misericordia; pero también en esto podemos hacer mucho, por medio de la oración, por las almas que están en peligro de perderse.

- María, ¿tendrías algún testimonio al respecto?

- Un día me encontraba en el tren. En mi compartimento había un hombre que no terminaba de criticar a la Iglesia, a los sacerdotes y hasta de ofender a Dios. No cesaba de maldecir, y yo le dije: "Usted no tiene el derecho de decir todo eso, ¡no está bien!". Llegada a mi estación, mientras bajaba los dos peldaños de la escalerita, dije sencillamente a Dios: "¡Señor, que esta alma no se pierda!...". Algunos años después el alma de este hombre vino a visitarme y me contó de haber estado a la orilla del Infierno y de haberse salvado sólo por la oración que yo había hecho en aquel momento.

Sí, es extraordinario ver como tan solo un pensamiento, un impulso del corazón, una sencilla oración por alguien, pueda impedirle de caer en el infierno, porque es el orgullo que hace ir al infierno. Y el infierno es eso: es el obstinarse a decir NO a Dios; pero nuestras oraciones pueden suscitar, en quien muere, un acto de humildad; y sólo un impulso de humildad, por mínimo que sea, tiene tanta fuerza como para hacemos evitar el infierno.

- Un alma me contó: "No habiendo observado las leyes de tránsito, me maté a causa del golpe, mientras iba en motocicleta en Viena”. Le pregunté: "¿Estabas preparada para entrar en la eternidad?". "No lo estaba, agregó, pero Dios da dos o tres minutos para que se puedan convertir a cuantos pecan contra de él con insolencia y presunción. Y sólo quien lo rechaza es condenado". El alma continuó con su comentario interesante e instructivo: "Cuando uno muere en un accidente, las personas dicen que era su hora. Es falso: eso se puede decir sólo cuando una persona muere no por su culpa. Pero según los designios de Dios, yo hubiera podido vivir aún treinta años; entonces hubiese transcurrido todo el tiempo de mi vida". Por eso el hombre no tiene el derecho de exponer su vida a un peligro de muerte, salvo en caso de necesidad. Un médico vino un día a lamentarse que debía sufrir por haber acortado la vida de sus pacientes con inyecciones para que no sufrieran más. Dijo que el sufrimiento, soportado con paciencia, tiene para el alma un valor infinito; se tiene el deber de aliviar los grandes sufrimientos, pero no el derecho de acortar la vida con medios químicos. En otra ocasión vino una mujer. Confesó: "He debido sufrir treinta años de purgatorio porque a mi hija no la he dejado ir al convento".

- María, ¿no te parece increíble que alguno pueda llegar al punto de decir NO a Dios en el momento de la muerte, cuando lo ve?

- Bien, por ejemplo un hombre me dijo que no quería ir al Cielo; ¿y saben por qué?. Porque, según él, Dios permite los injustos y las injusticias... Yo le dije que esto lo hacen los hombres y no Dios. Me respondió: Espero no encontrar a Dios, después de la muerte, porque entonces le romperé la cabeza con un hacha". El tenía un odio profundo contra Dios; pero Dios deja al hombre su voluntad libre; podría impedir esta voluntad, pero no, quiere dejar a cada uno su libre elección. Dios da a cada uno, durante la vida terrena y en la hora de la muerte, muchas gracias para convertirse, aun después de una vida transcurrida en las tinieblas; pero si se pide perdón sin cálculo, ciertamente podemos salvarnos.

- Jesús dijo que es difícil, para un rico, entrar en el Reino de los cielos. Tú, personalmente, ¿has visto a veces casos de este género?

- Sí, si hacen buenas obras, pero obras de caridad, si viven el Amor, entonces pueden llegar a ser como los pobres.

- Y ahora, María, actualmente, ¿te visitan las almas del Purgatorio?

- Sí, dos o tres veces por semana.

- Quisiera saber qué piensas sobre las prácticas de espiritismo; por ejemplo cuando se llaman a los espíritus de los difuntos, se hacen girar las mesas, etc.

- ¡No es bueno!. Con frecuencia es el diablo quien hace mover las mesas.

¡Oh, si, es importante decirlo!. Hay que hacer saber esto a la gente; pues hoy, por desgracia, estas absurdas prácticas espiritistas aumentan cada vez más...

- Ahora, te ruego, acláranos, ¿existe una diferencia entre lo que tú vives con las almas de los difuntos y las prácticas de espiritismo?

- No es lícito llamar a las almas. Yo no busco su venida; vienen por sí solas, con el permiso de Dios. En el espiritismo, en cambio, se evocan a los espíritus, se los llaman. Pero es el demonio quien viene, fingiendo ser el alma de ése o de aquél. A veces se presenta bajo falsas apariencias, sin ser llamado.

- Tú, personalmente, ¿has sido alguna vez engañada por falsas apariciones?. Por ejemplo, por el diablo que se hace pasar por un alma del Purgatorio para hablarte?

- Sí, una vez un alma vino a verme y me dijo: "No recibas al alma que vendrá después de mí, porque te pedirá demasiados sufrimientos. Eso no está a tu alcance. Nunca podrás hacer lo que te ha de pedir “. Entonces quedé turbada. Me acordé de lo que me había dicho mi párroco que había que acoger a cada alma con generosidad, y yo estaba, por cierto, habituada a la obediencia. De repente pensé dentro de mí: "¿Acaso no podría ser el demonio quien esté aquí ante mi, y no un alma del Purgatorio?.. ¿No será el demonio que se ha camuflado?...". Dije entonces a aquel hombre: "Si eres el diablo, ¡vete de aquí”. En seguida pegó un fuerte grito y huyó. Y efectivamente, el alma que vino luego de él era un alma que tenía mucha necesidad de mi ayuda y era en verdad importante que viniese a verme y que yo la escuchase.

- Cuando el diablo aparece, ¿el agua bendita lo hace huir siempre?

- Lo molesta mucho y con frecuencia huye.

- En la actualidad, María, eres muy conocida, sobre todo en Alemania, en Austria y aun por toda Europa, gracias también a tus conferencias y a tu libro. Pero en los comienzos vivías del todo escondida. ¿Cómo es que, de la noche a la mañana, la gente ha reconocido que tu experiencia sobrenatural era auténtica?

- ¡Oh! Fue cuando las almas comenzaron a pedirme que suplicara a sus familias para que restituyeran un bien mal adquirido.



A este propósito, María me contó varias testimonios. Sería demasiado largo referirlos. Pero, muchas veces, diversas almas han venido a verla para decirle: "Ve a mi familia, en tal pueblo (y ese pueblo ella no lo conocía), para decir a mi padre, a mi hijo, a mi hermano que restituyan tal propiedad, tal suma de dinero, tal objeto que, en tal lugar y en lo de fulano, me he procurado de mal modo, y así yo seré liberada del Purgatorio cuando ese bien sea restituido". Entonces María refería todos los detalles de ese campo, de aquella suma de dinero, de tal objeto, de aquel vestido así y así, y las personas quedaban sorprendidas viendo que ella conocía todos esos particulares, porque algunas veces las mismas familias no estaban al corriente de que aquel bien hubiese sido mal adquirido por sus parientes. Fue por tales hechos que María comenzó a ser muy conocida.

- María, ¿existe un reconocimiento oficial de la Iglesia con respecto al carisma que ejerces hacia las almas del Purgatorio, y también hacia aquellos que son alcanzados con tu apostolado?

- Mi Obispo me ha dicho que, hasta que no haya errores teológicos, yo debo continuar: Mi párroco, que es al mismo tiempo mi guía espiritual, confirma también él estas cosas.

- Te quiero hacer una pregunta, que puede parecer indiscreta. Tú has hecho tanto por las almas del Purgatorio que, sin duda alguna, cuando te toque morir, miles de almas te escoltarán hasta el cielo. Imagino que tú ciertamente no habrás de pasar por el Purgatorio, ¿No es así?

- ¡Oh!. No creo que iré al Cielo sin Purgatorio, porque yo he tenido más luz, más conocimiento, y por tanto mis culpas son más graves. Pero espero igualmente que las almas me ayudarán a subir al Cielo.

- Si, por cierto. Y tú, María, ¿estás contenta de tener este carisma, o bien es para ti una cosa pesada y fatigosa todos esos continuos pedidos por parte de las almas?

- No, no me lamento de las dificultades, porque sé que puedo ser de mucha ayuda para ellas; puedo ayudar a tantas almas, y soy feliz de poder hacerlo.

- María, te agradezco, también en nombre de los lectores, por esos hermosos testimonios. Pero consiénteme de hacerte una última pregunta, Para que podamos conocerte mejor, ¿podrías contarnos, en pocas palabras, algo de tu vida?

- Cuando era niña, quería entrar en un convento. Mi madre me decía de esperara a que tuviese 20 años. No quería casarme. Mi madre me hablaba mucho de las almas del Purgatorio y, ya, desde cuando frecuentaba la escuela, esas almas me han ayudado mucho. Entonces yo me decía que debía hacerlo todo por ellas. Terminada la escuela, pensé ir al convento. Entré en las Hermanas del Corazón de Jesús, pero, luego me dijeron que era demasiado débil de salud para poder permanecer con ellas. En verdad, cuando era pequeña, había tenido una pulmonía y una pleuritis. La Superiora confirmó que yo tenía vocación religiosa, pero me aconsejó que entrara en una orden más fácil y esperara algún año más. Yo, en cambio quería ingresar en una orden claustral y en seguida. Después de otros dos intentos, la conclusión fue la misma: era demasiado débil de salud. Entonces me dije que para mí entrar en el convento no era la voluntad del Señor. He sufrido mucho, moralmente, y me decía: "El Señor no me ha mostrado lo que quiere de mí".



Esta espera duró para mí hasta la edad de 25 años, es decir hasta el momento en que Dios me ha confiado esta tarea de orar por las almas del Purgatorio. ¡Me había hecho esperar 8 años!. En mi familia éramos 8 hijos. Yo trabajaba en casa, en nuestra estancia, desde los 15 años. Luego fui a Alemania, como doméstica en la familia de un campesino, y después he trabajado aquí, en la estancia de Sonntag. A partir de los 25 años, cuando comenzaron las visitas de las almas, he tenido que sufrir mucho por ellas. Ahora estoy mejor físicamente.



Habla su confesor y director espiritual

Habiendo leído, recientemente, un informe sobre María Simma enviado por el Padre Alfonso Matt (director espiritual de la vidente) al Obispo de su Diócesis, considero útil agregar, para los lectores, estas otras breves noticias.

María Simma (la segunda de ocho hijos), ha nacido el 5 de febrero de 1915 en Sonntag (Vorarlberg), en Austria, de una familia pobrísima. El padre, José Antonio (18 años mayor que su esposa, Luisa Rinderer), por varios años se ganó la vida como cuidador y campesino de su hermano. Durante la primera guerra mundial fue cartero, luego obrero vial y bracero, luego jubilado. Con su mujer y sus ocho hijos fue a vivir en una vieja casa que había recibido en herencia de un buen anciano, maestro carpintero. A causa de la gran pobreza de la familia, los hijos, desde muy jóvenes, trabajaron y se ganaron el pan: los varones como obreros y las muchachas como niñeras. María Simma desde su juventud fue muy piadosa y frecuentó asiduamente los cursos de instrucción religiosa organizados por su párroco. Luego debió alejarse de su pueblo para trabajar en varios lugares.

Quería hacerse religiosa pero, como ya sabemos, el Señor ha tenido otros proyectos sobre ella. En el informe del párroco se lee que ella "consagró su virginidad a la Virgen e hizo esta consagración a María en favor sobre todo de los difuntos"; se ofreció a Dios, haciéndolo con voto "como alma víctima, víctima de amor y de expiación". El párroco refiere que en varias ocasiones, y por diferentes modos, ella se ofreció como víctima para ayudar a los difuntos, con sufrimientos voluntarios a veces terribles, gracias a los cuales abrevió las penas de innumerables almas. Además de los sufrimientos ofreció a Dios continuas oraciones, misas y penitencias.
Desde la muerte de su padre, acaecida en 1947, vive sola en la casita paterna y, para proveer a las necesidades de la vida, continúa, a pesar de la edad a cultivar su huertita. Vive así en pobreza, ayudada por la gente caritativa. No pide nada, todo lo hace gratuitamente; y si alguno le deja ofrendas, las envía íntegramente a la Curia, para la celebración de misas, para obras caritativas y, sobre todo, para las Misiones.

Formas de ayudar a las almas del Purgatorio

El párroco, en su informe, hace resaltar que la acción desarrollada por María Simma no es sólo ayudar, ella misma, a los difuntos, como siempre lo hizo, sino también hacerse celosa promotora de la ayuda de los vivos a las almas del Purgatorio y a los moribundos. En todos sus encuentros con la gente, y también en las páginas de su diario, siempre indicó, con insistencia, los medios de ayuda, pedidos también por las mismas almas: misas, Rosarios, ofrecimiento de los sufrimientos, Vía Crucis, obras caritativas; entre estas, sobre todo, ayuda a las Misiones que, a decir de las almas, son de grandísima eficacia para los difuntos. Se indican luego medios menores de ayuda que s suscitan nuestra sorpresa y curiosidad, y por eso quiero referirlos, en parte, textualmente:

"EI encender velas ayuda a las almas: ante todo porque esa atención de amor les da una ayuda moral: luego porque las velas son benditas y disipan las tinieblas en las que se hallan las almas. Un niño de 11 años, de Kaiser, pidió a María Simma que orase por él. Estaba en el Purgatorio porque, el día de los fieles difuntos, apagó en el cementerio las velas encendidas en las tumbas y robó la cera para diversión. Las velas benditas son de mucho valor para las almas. El día de la Candelaria, María Simma debió encender dos velas por un alma, mientras soportaba por ellas sufrimientos expiatorios ".."Echar agua bendita mitiga los sufrimientos de los difuntos. Un día María Simma pasando echó agua bendita por las almas. Una voz le dijo: "¡Mucho más aún! ".

"Todos los medios no ayudan a las almas de la misma manera. Si durante su vida alguno tiene poca estima por la Misa, no le aprovechará mucho cuando estará en el Purgatorio. Si alguno no tuvo corazón durante su vida, recibe poca ayuda. quienes pecaron difamando a los demás deben expiar duramente su pecado. Pero quien en vida haya tenido un buen corazón, recibe mucha ayuda ".
"Un alma que había descuidado de asistir a Misa, pudo pedir ocho Misas para su alivio, porque durante su vida mortal había hecho celebrar ocho Misas por un alma del Purgatorio".
El párroco refiere que María Simma insiste mucho en que se rece para ayudar a los moribundos.

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