lunes, 30 de noviembre de 2009

Pobres y libres

La viuda que, bajo la mirada silenciosa de Cristo, echó dos monedas insignificantes –todo lo que tenía– como limosna para el templo de Jerusalén, es una imagen de lo que la Iglesia y cada cristiano podemos y debemos hacer hoy.

En ese pasaje del Evangelio se detuvo Benedicto XVI durante su viaje a Brescia. Muy parecido a la muerte de Jesús –que lo dio todo por la salvación del mundo– “en el gesto de la viuda se concentra todo el amor de aquella mujer por Dios y por los hermanos: no le falta nada y no se le puede añadir nada”.

Recogió luego algunas frases del “Pensamiento en la muerte”, de Pablo VI. Dirigiéndose a la Iglesia, expresaba un deseo que era a la vez un requiebro y una oración: “Que Dios te bendiga, sé consciente de tu naturaleza y de tu misión, ten conciencia de las verdaderas y profundas necesidades de la humanidad; y camina pobre, es decir, libre, siendo fuerte y amando a Cristo". Y el Papa actual quiso subrayar esas últimas palabras: pobre y libre, señalando que “así debe ser la comunidad eclesial para poder hablar a la humanidad contemporánea”.

¿Qué puede querer decir esto cuando todos entendemos que hacen falta ciertos medios para anunciar el Evangelio? Esto no se niega. Sólo se confirma lo que el Concilio Vaticano II quiso expresar, cuando señaló que la Iglesia, “aunque el cumplimiento de su misión exige recursos humanos… reconoce en los pobres y en los que sufren la imagen de su Fundador pobre y paciente” a la vez que “se esfuerza en aliviar sus necesidades y pretende servir en ellos a Cristo” (Constitución sobre la Iglesia, n. 8).

Once años después, en su exhortación sobre la Evangelización en el mundo contemporáneo (1975), Pablo VI explicaba cómo ser “pobre y libre” es una condición para el anuncio del Evangelio: “Será sobre todo mediante su conducta, mediante su vida, como la Iglesia evangelizará al mundo, es decir, mediante un testimonio vivido de fidelidad a Jesucristo, de pobreza y desapego de los bienes materiales, de libertad frente a los poderes del mundo, en una palabra, de santidad”.

Benedicto XVI ha dicho por activa y por pasiva que la Iglesia debe ser cercana a los pobres y a los que sufren; que todo Obispo –insistió en Camerún– debe ser “el primer defensor de los derechos de los pobres” y que esto es también un deber especial de los fieles laicos. En el último Jueves Santo señaló concretamente: “Si nos convertimos en una sola cosa con Cristo, aprendemos a reconocerlo en los que sufren, en los pobres, en los pequeños de este mundo; entonces llegamos a ser personas que sirven, que reconocen a Sus hermanos y hermanas y que en ellos le encontramos a Él mismo”. El Papa sostiene que es necesario no sólo acercarse a los pobres sino, como hizo Cristo, hacerse pobre para enriquecer a otros con la propia pobreza llena de amor, de modo que la invitación a frenar la voracidad insaciable, el consumo y el ansia de poseer –tan típicos de nuestra época– encuentre, en quienes los denuncian, un testimonio creíble, por la razón de que llevan una vida sencilla y siempre disponible para compartir y ayudar.

No se trata, por tanto, de instalarse en la pobreza como indigencia, que hay que “combatir” (también las pobrezas no materiales que no son menos pobrezas: marginación, pobreza moral y espiritual, etc.), sino de un principio que Benedicto XVI expuso con nitidez en la Jornada mundial de la paz (1-I-2009): “Para combatir la pobreza inicua, que oprime a tantos hombres y mujeres y amenaza la paz de todos, es necesario redescubrir la sobriedad y la solidaridad, como valores evangélicos y al mismo tiempo universales”. Esto tiene una primera condición: “No se puede combatir eficazmente la miseria, si no se hace lo que escribe san Pablo a los Corintios, es decir, si no se intenta ‘hacer igualdad’, reduciendo el desnivel entre quien derrocha lo superfluo y quien no tiene siquiera lo necesario”.

Pobre y libre. Así quería Pablo VI a la Iglesia como consecuencia del amor a Dios y a la humanidad. Pobres y libres deberíamos aspirar a ser todos los cristianos. Cada uno verá el modo en que puede lograrlo, viviendo con lo necesario según su condición. Pero no hay alternativa: o pobres y libres –capaces por eso de atraer a muchos hacia el Evangelio–, o esclavos de la incoherencia.

Ramiro Pellitero
cope.es

SEGUIR LEYENDO [+]

domingo, 29 de noviembre de 2009

Homilia del Papa para El Adviento

Queridos hermanos y hermanas:

Con esta celebración vespertina entramos en el tiempo litúrgico de
Adviento. En la lectura bíblica que acabamos de escuchar, tomada de la Primera Carta
a los Tesalonicenses, el apóstol Pablo nos invita a preparar la «Venida
de nuestro Señor Jesucristo» (5,23), conservándonos irreprochables, con
la gracia de Dios. Pablo utiliza la palabra ‘venida’ - en latín
‘adventus’ – de la que proviene ‘Adviento’.

Reflexionemos brevemente sobre el significado de esta palabra que puede traducirse con ‘presencia’, ‘llegada’, ‘venida. En el lenguaje del mundo antiguo
era un término técnico empleado para indicar la llegada de un
funcionario, la visita del rey o del emperador a una provincia. Pero
podía indicar también la venida de la divinidad, que sale de su
escondimiento para manifestarse con potencia, o que se celebra presente
en el culto. Los cristianos adoptaron la palabra ‘adviento’ para
expresar su relación con Jesucristo: Jesús es el Rey, entrado a esta
pobre ‘provincia’, denominada tierra para visitar a todos; en la fiesta
de su adviento hace que participen cuantos creen en Él, cuantos creen
en su presencia en la asamblea litúrgica. Con la palabra adventus se
quería decir sustancialmente: Dios está aquí, no se ha retirado del
mundo, no nos ha dejado solos. Aunque no lo podamos ver y tocar, como
sucede con las realidades sensibles, Él está aquí y viene a visitarnos
de múltiples formas.

El significado de la expresión ‘adviento’ comprende, por lo tanto, también
el de ‘visitatio’, que quiere decir simple y propiamente ‘visita’. En
este caso, se trata de una visita de Dios: Él entra en mi vida y quiere
dirigirse a mí. Todos experimentamos, en la existencia cotidiana, tener
poco tiempo para el Señor y poco tiempo también para nosotros. Se acaba
siendo absorbidos por el ‘quehacer’. ¿Acaso no es verdad que, a menudo,
es precisamente la actividad la que nos posee, la sociedad con sus
múltiples intereses la que monopoliza nuestra atención? ¿Acaso no es
verdad que se dedica mucho tiempo a la diversión y a varios tipos de
distracciones? A veces las cosas nos “atropellan”. El Adviento, este
tiempo litúrgico fuerte que estamos comenzando, nos invita a detenernos
en silencio para percibir una presencia. Es una invitación a comprender
que cada una de las vivencias del día son señales que Dios nos dirige,
signos de la atención que tiene para con cada uno de nosotros ¡Cuán a
menudo Dios nos hace percibir algo de su amor! Mantener, por decir así,
un “diario interior” de este amor sería una tarea bella y saludable
para nuestra vida! El Adviento nos invita e impulsa a contemplar al
Señor presente. La certeza de su presencia ¿no debería ayudarnos a ver
el mundo con ojos distintos? ¿No debería ayudarnos a considerar toda
nuestra existencia como “visita”, como un modo en el que Él puede venir
a nosotros y acercarse a nosotros, en toda situación?

Otro elemento fundamental del Adviento es la espera, espera que es, al mismo
tiempo esperanza. El Adviento nos impulsa a comprender el sentido del
tiempo y de la historia como “kairós”, como ocasión favorable para
nuestra salvación. Jesús ha explicado esta realidad misteriosa en
muchas parábolas: en la narración de los siervos invitados a esperar el
regreso del amo; en la parábola de las vírgenes que esperan al esposo;
o en las de la siembra y de la cosecha. El hombre, en su vida, está en
espera constante: cuando es niño quiere crecer; siendo adulto tiende a
la realización y al éxito y, avanzando en la edad, anhela el merecido
descanso. Pero llega el tiempo en el que descubre que ha esperado
demasiado poco si, más allá de su profesión o de su posición social, no
le queda nada más por esperar. La esperanza marca el camino de la
humanidad, pero para los cristianos está animada por una certeza: el
Señor está presente en el transcurso de nuestra vida, nos acompaña y un
día enjugará también nuestras lágrimas. Un día, no lejano, todo
encontrará su cumplimiento en el Reino de Dios, Reino de justicia y de
paz.

Pero hay formas muy distintas de esperar. Si el tiempo no se llena con un
presente que tenga sentido, la espera corre el riesgo de volverse
insoportable; si se espera algo, pero en este momento no hay nada - es
decir si el presente se queda vacío – cada instante que pasa parece
exageradamente largo, y la espera se transforma en un peso demasiado
grave, porque el futuro queda totalmente en la incertidumbre. Sin
embargo, cuando el tiempo está dotado de sentido, y en cada instante
percibimos algo específico y válido, entonces la alegría de la espera
hace que el presente sea más precioso. Queridos hermanos y hermanas,
vivamos intensamente el presente donde ya nos llegan los dones del
Señor, vivámoslo proyectados hacia el futuro, un futuro cargado de
esperanza. El Adviento cristiano se vuelve, de este modo, ocasión para
volver a despertar en nosotros el sentido verdadero de la espera,
volviendo al corazón de nuestra fe, que es el misterio de Cristo, el
Mesías esperado durante largos siglos y nacido en la pobreza de Belén.
Viniendo entre nosotros, nos ha brindado y sigue ofreciéndonos el don
de su amor y de su salvación. Presente entre nosotros, nos habla de
múltiples modos: en la Sagrada Escritura,
en el año litúrgico, en los santos, en las vivencias de la vida
cotidiana, en toda la creación, que cambia aspecto, según esté Él
detrás de ella, o si queda ensombrecida por la niebla de un origen
incierto o de un futuro incierto futuro. Por parte nuestra, también
nosotros podemos dirigirle la palabra, presentarle los sufrimientos que
nos afligen, nuestra impaciencia, las preguntas que brotan de nuestro
corazón ¡Estemos seguros de que nos escucha siempre! Y si Jesús está
presente, ya no existe ningún tiempo sin sentido y vacío. Si Él está
presente, podemos seguir esperando, aún cuando los demás ya no pueden
asegurarnos ningún apoyo, aún cuando el presente se vuelve fatigoso.

Queridos amigos, el Adviento es el tiempo de la presencia y de la espera de lo
eterno. Precisamente por esta razón es, en especial, el tiempo de la
alegría, de una alegría interiorizada, que ningún sufrimiento puede
cancelar. La alegría por el hecho de que Dios se ha hecho niño. Esta
alegría, invisiblemente presente en nosotros, nos alienta a caminar
confiados. Modelo y sostén de este íntimo gozo es la Virgen María,
por medio de la cual nos ha sido donado el Niño Jesús. Que Ella, fiel
discípula de su Hijo, nos obtenga la gracia de vivir este tiempo
litúrgico vigilantes y activos en la espera ¡Amén!

SEGUIR LEYENDO [+]

Adviento 2009



¿Qué significa para los católicos el tiempo de adviento? ¿Para qué existe?


Es la época del ciclo litúrgico en que nos preparamos para la venida de Jesucristo. La venida de Cristo a la tierra es un acontecimiento tan inmenso que Dios quiso prepararlo durante siglos, con un Adviento que duró cuatro mil años, henchido con el anhelo de todas las almas santas del Antiguo Testamento que no cesaban de pedir por la venida del Mesías el Salvador.

Esta venida es triple; CRISTO VINO EN LA CARNE Y EN LA DEBILIDAD -VIENE EN EL ESPÍRITU Y EN EL AMOR- Y VENDRÁ EN LA GLORIA Y EN EL PODER.

SU PRIMERA VENIDA SE REALIZÓ CUANDO EL VERBO DIVINO SE HIZO HOMBRE EN EL SENO PURÍSIMO DE MARÍA y nació -niño débil y pobre- en el pesebre de Belén, la noche de Navidad hace veinte siglos.

LA SEGUNDA VENIDA ES CONSTANTE, hecho de perenne actualidad en la historia de la Iglesia y en la vida íntima de las almas. Por la acción misteriosa del Espíritu de Amor, Jesús está naciendo constantemente en las almas, su nacimiento místico es un hecho presente o mejor dicho es de ayer, y de hoy, y de todos los siglos.

LA TERCERA VENIDA DE CRISTO -QUE SERÁ EN LA GLORIA, EL PODER Y EN EL TRIUNFO- es la que clausurará los tiempos e inaugurará la eternidad. Jesús vendrá, no a redimir, como en la primera venida, ni a santificar, como en la segunda; sino a juzgar, para hacer reinar la verdad y la justicia, para que prevalezca la santidad, para que se establezca la paz, para que reine el amor.

Hablemos del tiempo de ADVIENTO en especial. El año eclesiástico se abre con el adviento. La Iglesia nos alerta con cuatro semanas de anticipación para que nos preparemos a celebrar la Navidad, el nacimiento de Jesús y, a la vez, para que, con el recuerdo de la primera venida de Dios hecho hombre al mundo estemos muy atentos a estas otras venidas del Señor.

El Adviento es tiempo de preparación y esperanza.

" Ven Señor y no tardes ". Este es un tiempo para hacer con ESPECIAL FINURA EL EXAMEN DE NUESTRA CONCIENCIA Y DE MEJORAR NUESTRA PUREZA INTERIOR PARA RECIBIR A DIOS. Es el momento para ver cuales son las cosas que nos separan del Señor y quitarnos todos aquello que nos aleja de El. Es por eso importante ir a las raíces mismas de nuestros actos, a los motivos que inspiran nuestras acciones y después acercarnos al SACRAMENTO DE LA PENITENCIA O RECONCILIACIÓN, para que se nos perdonen nuestros pecados.

Así cuando llegue el día de Navidad, nuestra alma estará dispuesta para recibir a Jesús. Es necesario mantenernos en estado de vigilia para luchar contra el enemigo que siempre estará acechándonos para alejarnos del bien. CUIDEMOS CON ESMERO NUESTRA ORACIÓN PERSONAL, evitemos la tibieza y mantengamos vivo el deseo de santidad. ESTEMOS VIGILANTES CON MORTIFICACIONES PEQUEÑAS, que nos mantengan despiertos para todo lo que es de Dios, y atentos a evitar todo lo que nos desvíe del camino hacia El. PIDAMOS PERDÓN AL SEÑOR SI LE OFENDEMOS Y PROFUNDICEMOS EN EL SENTIDO DEL ADVIENTO.

Ten presente "QUIEN ES EL QUE VIENE, DE DONDE VIENE Y POR QUE VIENE". Con el corazón limpio salgamos a recibir a Nuestro Rey, que está por venir. María será nuestra ayuda y nos enseñará el camino para llegar a Jesús.

iglesia.org

SEGUIR LEYENDO [+]

viernes, 27 de noviembre de 2009

Jesús no da nunca miedo

Una de las mejores armas de Satanás es hacer que después del pecado le tengamos miedo a Jesús, le tengamos miedo a Dios. Ya lo hizo con Adán y Eva que, después del pecado, se escondieron de la presencia de Dios en el jardín del Edén. Y ahora sigue utilizando la misma técnica con grandes frutos.

Que no suceda esto con nosotros, sino sepamos que cuando tenemos la desgracia de pecar es ahí donde más debemos confiar en la bondad de Jesús, en la bondad de Dios y arrojarnos en sus brazos. Porque el sediento que huye del agua, morirá de sed, y el pecador que huye de Dios que es su remedio, también se hará daño y perecerá en el abismo.

El demonio, con sus maldades, quiere a toda costa hacernos creer que Dios es malo, vengativo, y que es duro con sus hijos. Pero tenemos que tener bien en claro que Dios es un Padre todo misericordia y que si a veces nos da un escarmiento, es porque nos ama y siempre su mano es movida por el amor hacia nosotros, nunca nos quiere hacer daño. El que nos quiere hacer daño en este mundo y luego en el Infierno es el demonio, es Satanás, que sí nos odia con toda su furia y quiere apartarnos para siempre de Dios.

Entonces tratemos de no pecar, pero no tengamos miedo si pecamos porque Jesús nos perdonará y subiremos más alto que antes del pecado, así como San Pedro, después de sus negaciones, se arrepintió y subió más alto que antes.

Todo es para bien de los que aman a Dios. No tengamos miedo de Dios. No le demos el gusto a Satanás y confiemos ciegamente en Dios, en Jesús. Acerquémonos a Él humillados y doloridos pero con gran confianza en el corazón, y comprobaremos qué bueno es el Señor.

Y tengamos siempre bien en claro que los males, todos los males del mundo, no pueden venir de Dios, sino que vienen del Maligno y de los hombres unidos al diablo. Porque de Dios no puede salir nada malo, ya que Él no puede hacer el mal. Así que cuando tengamos una enfermedad o sufrimiento de algún tipo, pensemos que lo causa el demonio y no erraremos. Dios a veces permite el mal para castigarnos y sacar un bien de dicho mal.

Confiemos en Dios que es el que todo lo puede y si permite que suframos, da valor a ese sufrimiento, y nos beneficiamos nosotros y muchos hermanos a los cuales ayudamos en su redención.

¡Ave María purísima!

¡Sin pecado concebida!

Lucy del Carmen
María Medianera de todas las gracias

SEGUIR LEYENDO [+]

jueves, 26 de noviembre de 2009

Aprendiendo de la soledad

A veces vemos la soledad como un gran mal, sin saber que estar solos también es una oportunidad para crecer, entendernos y tratar más a Dios.

La tentación del hombre –hoy más que nunca- es la superficialidad, es decir, el vivir en la superficie de sí mismo. En lugar de enfrentarse con su propio misterio, muchos prefieren cerrar los ojos, apretar el paso, escaparse de sí mismos, y buscar el refugio en personas, instituciones o diversiones.

Es agradable y sobre todo más fácil la dispersión que la concentración. «Y ¡ he ahí el hombre, en alas de la dispersión, eterno fugitivo de sí mismo, buscando cualquier refugio con tal de escaparse de su propio misterio y problema!» menciona Ignacio Larrañaga, en su libro «Sube conmigo».

Sabemos que «El hombre es, por íntima naturaleza un ser social, y no puede vivir ni desplegar sus cualidades, sin relacionarse con los demás» (Gaudium et Spes no.12). Sin embargo, «Por su interioridad (soledad) el hombre es superior al universo entero. A estas profundidades (de sí mismo) retorna, cuando entra dentro de su corazón... (GS no.14).

Ahora bien, los fugitivos nunca aman, no pueden amar porque siempre se buscan a sí mismos; y si buscan a los demás no es para amarlos sino para encontrar un refugio en ellos. El fugitivo es individualista, es superficial ¿Qué riqueza puede tener y compartir? La riqueza está en las profundidades.

Porque se vive en la superficie es el motivo por el que hay tan poco amor, igual en la gran sociedad, en el trabajo, en la escuela, en la familia, en el matrimonio. La medida de la entrada a nuestro propio misterio será la medida de nuestra apertura a los demás.

Nuestra crisis profunda -afirma Larrañaga- es la crisis de la evasión; escapamos de nosotros mismos, de los demás. Es preciso iniciar con la propia persona, interiorizar y descubrirse, para aceptarse y amarse abriendo así un canal de verdadera comunicación, apertura y donación a los demás.

No se trata de aislarse y de ser solitario, se trata de ser soledad y ser relación para amarse y amar.

Amar: interioridad y apertura

Amar, es una palabra que es corta en letras, pero la más profunda en significado y al ser persona, tengamos la profesión que tengamos, se elige la carrera del amor, cuestión nada fácil, pero posible sin duda. Al elegir la carrera del amor uno opta por recorrer un camino de sacrificio, de lucha, de renuncia y a la vez de profunda alegría pues la meta a alcanzar es convertirse en experto del arte más sublime que el ser humano puede crear pues a la vez le realiza en lo más íntimo de su naturaleza, ya que con el amor da vida a cada instante de su existencia y a la de los demás. Amar, es en palabras de Michel Quoist, citando su libro «Triunfo»: «enriquecer todo tu ser para poderte dar a otro; es olvidarte, para ofrecerte a otro; es abrirte a los demás; es aceptarles, comprenderles, relacionarte con ellos; para poder así acoger a otro; es unirte a Dios, para poderte unir en Dios a los otros».

Este oficio de amar, el real oficio de amar incondicionalmente, sin buscar recompensa no es nada fácil al contrario, para amar de verdad es preciso dejar todo, despojarse de egoísmos y seguir el camino casi desconocido que se abra ante nuestros ojos. Un camino en el que nos podemos encontrar solos muchas veces ante una tarea enorme que realizar en casa, en el trabajo, en la escuela...

A veces esta soledad puede desanimarnos, entristecernos; sin embargo, la soledad la sentimos todos alguna vez, es más, si vamos al fondo del alma, nos encontramos totalmente solos, nacimos solos y nos iremos de este mundo solos. Si estamos rodeados de muchas personas o no hay nadie junto a nosotros, a veces es lo mismo, en el interior a menudo, podemos encontrar que se está solo. Sin embargo, la soledad puede ser positiva o negativa, según cada quien la valore y según como esta sea.

Si uno ve la soledad como un momento de dolor y desesperación es negativa porque no nos lleva a ningún lado más que a la tristeza, al abatimiento. Pero si la soledad la vemos como la oportunidad de adentrarse en uno mismo, de darse cuenta de quién es uno, de dónde viene y a dónde va, es uno de los mejores regalos que uno puede tener... tiempo para uno mismo.

Solo en el silencio encontramos la paz, la verdad, la maravilla de haber sido creado, tomamos conciencia del tiempo, del espacio. Valoramos las cosas ante nosotros mismos y ante Dios, encontrando las respuestas a los interrogantes de nuestra vida y de las personas que nos rodean que se acercan en busca de soluciones.

El silencioso ejemplo que vivifica

Al estar solos estamos con nosotros mismos, y más importante, estamos con Dios. Por tanto no estamos realmente solos. Estamos en un momento propicio para orar, para pensar, para meditar, para descansar, para reflexionar sobre el pasado, el presente, el futuro.

Además hemos de aprender a estar solos, estarlo es un arte si sabemos aprovechar la soledad, es así como se da un tiempo inadvertido muchas veces, sin agitación, sin ruido, en silencio...

Y es en silencio como los grandes hombres andan el camino; pensemos por ejemplo, cómo era San José, el Santo Patrono de la Iglesia Católica y considerado tal vez el más grande santo de la historia; si aquel hombre silencioso, del que casi no se habla, del que quizá pocas veces se nombra en las homilías, aquel que pasa por el Evangelio como una sombra, el que en todo el tiempo no pronuncia ni una sola palabra.

Federico Suárez, en su libro «José, Esposo de María», nos habla de San José y lo describe diciendo: «José, un hombre que, a solas con Dios y con su propia conciencia, examina con serenidad una situación; y sin lamentarse, sin buscar apoyo en el que descargar una parte de su responsabilidad, hace frente con lucidez a las circunstancias y carga con sus propias decisiones». Sin una queja, San José afronta la tarea que le fue encomendada y que decidió aceptar, sin excusas, sin retraso; su tarea como la de cada uno de nosotros, difícil, de principio a fin, extraordinaria y destinada a aquellos que Dios ha escogido desde siempre para confiarles su Creación.

Así mismo, el autor menciona a Ernesto Hello, quien dijo de José: «este hombre envuelto en el silencio inspira silencio». Pero no un silencio vacío, una simple ausencia de personas, de palabras y de pensamiento, una especie de hueco sin nada que lo ocupe, simplemente mutismo; por el contrario, es un silencio denso, un «silencio profundo en el que están contenidas todas las palabras», un silencio «vivificante, refrescante, apaciguante, saciante: el silencio substancial».

En el blanco están contenidos todos los colores

Es el silencio no un vacío o una ausencia, sino la plenitud; como en el color blanco se contienen todos los colores, así en el silencio se contienen todos los sonidos. Las personas dedicadas a la contemplación lo saben bien, no se habla cuando se está en la contemplación de lo divino, cuando la grandeza de lo que se contempla es tal que cualquier palabra resulta trivial, puesto que el acontecimiento sobrepasa ampliamente a la persona y a cuanto ella pueda decir.

Por tanto, hemos de reconocer, que hay un silencio que nos beneficia, una soledad que no proviene de la ausencia, sino de la plenitud interior, que es la condición para que la interioridad sea posible. Un hombre que vive la soledad cuando ha de vivirla, puede escuchar y está en condición de aprender muchas cosas; Suárez menciona que por su silencio, José pudo oír al ángel que en su sueño le descubrió el secreto que cambiaría su vida y la de todo el género humano.

En la soledad y en el silencio de ésta también se aprende la fortaleza, sobrellevar las cargas sin quejarse y sin hacer de ello partícipe a todo el mundo, afrontar los problemas personales sin arrojarlos en hombros ajenos, responder de los propios actos y decisiones.

En la soledad y en el silencio uno no está solo, ni está callado. Estos, cito aquí a Suárez, «son como los ojos que penetran a través de la niebla que confunde los objetos y difumina las verdades, y al atravesarla nos permite llegar a lo que verdaderamente es y a lo que verdaderamente importa, pues significa acallar toda clase de voces confusas y discordantes para que se pueda oír la Palabra viva, clara y penetrante!».

No tengamos miedo a la soledad, más bien busquémosla y descubramos ¡Cuántas cosas encierra la soledad!

Por Ma. del Rosario G. Prieto Eibl
Gentileza de Encuentra.com

SEGUIR LEYENDO [+]

miércoles, 25 de noviembre de 2009

La cruz

Periódicamente rebrota en nuestra Europa laicista el intento de eliminar la cruz de los ámbitos públicos. Se argumenta con el derecho a la libertad religiosa, que no debería privilegiar un signo de una religión particular en los espacios que pertenecen a todos, y donde los miembros de otras religiones, o de ninguna, pueden sentirse o dicen a veces sentirse molestos. Parece que hay un interés particular en quitar el crucifijo de las escuelas, como si se temiera un «adoctrinamiento» pernicioso y subliminal de los niños y de los jóvenes.


Sin embargo la cruz está presente en la cultura europea y americana, y en otras culturas, desde hace muchos siglos. Quien quisiera arrinconarla, tendría que renunciar a todo lo que ella significa, quiera o no. Tendría que tapar y acallar tantas obras de arte y signos de cultura, que se quedaría prácticamente con nada. La cruz está no sólo en las iglesias sino también en caminos, fiestas e instituciones, expresiones linguísticas y hasta en el trasfondo del calendario por el que nos regimos: ¿qué significa contar el tiempo antes y después de Cristo? ¿Qué significa que las semanas se dividan por los «domingos»?

Por lo demás, la cruz no es el único símbolo religioso y cultural que es común encontrar en la vida civil, dependiendo de los lugares. En muchos países abundan los símbolos propios de las religiones que están en el corazón de sus culturas. Y esto es natural, porque entre religión y cultura hay una estrecha relación. Y quien pretende suprimir las manifestaciones de la religión en la cultura, acaba por imponer la dictadura de su propia religión o visión irreligiosa de la vida, que puede llegar a ser terrible como la historia reciente enseña.

¿A quién puede molestarle la cruz? A quién no conozca su significado o lo rechace por motivos ideológicos. La cruz es signo de paz y reconciliación. Su palo vertical recuerda la dimensión trascendente del hombre (que no es sólo un amasijo de moléculas, porque tiene alma); y su palo horizontal representa la dimensión terrena de la persona, que se extiende desde el centro para abarcar a todos los pueblos, razas y culturas. La cruz es signo de totalidad, plenitud y solidaridad, fuente de verdadera fortaleza, serenidad y consuelo. En nombre de la cruz se hace diariamente el bien a millones de personas en el mundo. La cruz no puede –no debe– ser esgrimida contra nada ni contra nadie; y si esto sucedió en la historia, fue por una equivocación y un olvido de Aquel que dio a la cruz su más pleno significado. Porque la cruz no la inventaron los cristianos. Pero por los cristianos ha venido a representar en nuestros días el mayor anhelo de los hombres: la unión y el perdón, los deseos de paz y reconciliación que alberga la familia humana.

Ciertamente, para los cristianos, el crucifijo es signo de redención, esto es, de santidad, que es lo mismo que decir de la justicia que sólo Dios puede traer. Hacer « la señal de la cruz» es aceptar el orden exterior e interior querido por Dios (en la inteligencia, en la voluntad, en los sentimientos) e implorar que la bendición divina llene la vida y proteja a los hombres de los peligros que les acechan, a veces inventados por ellos mismos.

Pero este significado cristiano no se impone a nadie. Sólo se ofrece libremente. Como un signo de que el mal –la codicia y la avaricia, las injusticias y las guerras, la discriminación de los más débiles y de los pobres– no tiene la última palabra. La cruz es como una indicación de que el dolor –físico o moral– no es un absurdo: una realidad que, si no pudiera quitarse o disminuirse, pretendería legitimar la supresión de quien dice no estar dispuesto a sufrirla, en carne propia o ajena.

En último término, la cruz sugiere que la muerte puede ser fruto y consecuencia del amor (cosa que es así de hecho para muchas personas, también no cristianas). Que la muerte no es un punto final que, en el fondo, deja sin sentido la vida. Y a los desheredados de este mundo, que no han encontrado en él la justicia, la cruz les puede recordar que les queda aún la esperanza de una vida diferente, donde el amor no sea una palabra desgastada y manipulada.

Ramiro Pelletero
iglesia.org

SEGUIR LEYENDO [+]

martes, 24 de noviembre de 2009

Puertas abiertas para el encuentro

Den fe a la Palabra que le asegura que sus carencias y cegueras... sus barros... no los encierran definitivamente..., sino que pueden ser puertas abiertas para el encuentro...

Sus barros pueden ser puertas abiertas para el encuentro...

franciscanos.org.ar

SEGUIR LEYENDO [+]

lunes, 23 de noviembre de 2009

Diario vaticano critica «Luna Nueva», saga de Crepúsculo

El diario L’Osservatore Romano (LOR) publicó en su edición de este viernes un artículo en el que critica la nueva cinta «Luna Nueva (New Moon)», saga de «Crepúsculo», una historia que relata el triángulo amoroso entre un vampiro vegetariano, un hombre lobo y una adolescente solitaria que no encaja en su medio.

Esta segunda parte de la saga muestra a la protagonista Bella Swan, deprimida por la partida de su novio Edward Cullen, el vampiro, que la deja para evitar poner en peligro su vida. Así se acerca a su amigo Jacob Black, quien en realidad es un hombre lobo.

«En Luna Nueva –dice LOR– Bella acaba de cumplir 18 años pero está llena de cicatrices nunca curadas, no solo exteriores, y es una muchacha cercana a los hombres lobo que vive en equilibrio entre dos mundos y ha sido herida por quien debiera haberla protegido».

El diario vaticano señala que esta cinta «ya ha generado el comentario de muchos (críticos profesionales y no profesionales, bloggers y otros) y la repetición hasta el cansancio de lo ya dicho y escuchado sobre el primer episodio: se trataría de pura propaganda moralmente peligrosa, de un «elogio a la represión sexual en sí misma», de una especie de anuncio cristiano camuflado como best seller juvenil».

Con esta tendencia, dice el artículo, «habría que sacarse el sombrero» ante la autora Stephanie Meyers, quien ha escrito la saga y «que ha sido capaz de dorar la píldora para encubrir la severa alerta oscurantista con algunos» clichés «para ir creando una máquina de dinero que funciona a todo dar en todo el mundo».

Tras comentar el tratamiento poco claro de la cinta sobre la sexualidad, LOR describe que en la película «existe una zona oscura, una hostil ansiedad común a todos los personajes principales, así como el miedo a ser divididos por el tiempo que pasa (solo para Bella, la protagonista, pues Edward, el vampiro, tendrá siempre 17 años) y el terror de decepcionar a la persona amada, de perderla para siempre o de hacerle un mal de modo irremediable, como le sucedió al Romeo» de Shakespeare.

Como en Crepúsculo, «la opción por hacer hablar a los «monstruos» como los vampiros y los hombres lobo es un eficaz instrumento expresivo que permite ponerse uno mismo ante el enigma de la libertad y la misteriosa pulsión de muerte que envenena la vida generando violencia, infelicidad y caos en el mundo de los humanos, la «herida original» que todos tienen dentro».

Es mejor, prosigue el artículo de LOR, «evitar llamar «pecado» (su aroma a incienso podría alarmar a los laicistas) a la «herida original» que puede ser traducida como la sombra que envuelve las relaciones de amistad o amor, que transforma a la llamada sociedad civil en una instancia de crueldad y ferocidad».

Se puede ver, además, «la facilidad con la que un afecto profundo o incluso una relación de simple empatía se transforma en una relación de poder, y el gusto amargo de la «espinosa realidad», como escribía Rimbaud, que se revela en la continua repetición del mecanismo de «tensión hacia el cumplimiento, desilusión, reacción violenta»».

El texto señala también que «cada tanto el registro constantemente alto del guión hace tropezar los diálogos en cualquier ingenuidad y no faltan algunas torpezas y caídas de la tensión, sobre todo en las escenas rodadas en Italia, en Montepulciano (…) pero los intérpretes parecen convincentes (al menos por ahora) e irónicos incluso fuera del set: «el 75 por ciento del mérito es de los cabellos», responde Robert Pattinson (Edward) a quien le pregunta por el éxito planetario del vampiro bueno, un poco James Dean, un poco ícono dark de quien vive en la ciudad más lluviosa de Estados Unidos».

De otro lado, el experto en cine del Pontificio Consejo para la Cultura, Mons. Franco Perazzolo, señaló que la esta cinta constituye «un vacío más peligroso que cualquier tipo de mensaje desviado».

«El género vampiresco combina una serie explosiva de imágenes que atrae siempre a las jóvenes generaciones hacia los extremos, tras lo cual se encuentra el vacío», dijo.

aciprensa.com

SEGUIR LEYENDO [+]

domingo, 22 de noviembre de 2009

Cristo Rey del Universo



22 de Noviembre

¡VIVA CRISTO REY!


Los reyes son gobernantes que rigen pueblos y naciones. Yo Soy un Rey que nadie obedece y quien lo hace, lo hace con mucha mediocridad. Yo quisiera gobernar a mis almas, a mi pueblo, y hacerlo con bondad y amor, pero Mi pueblo (los cristianos) vive a su aire, sin pararse a reflexionar si son súbditos dignos de Mi.

Yo Soy un Rey Eterno y Universal, por todos los siglos y para todas las generaciones, pero las generaciones Me ignoran, Me blasfeman, Me olvidan y hasta Me juzgan.

¿Qué rey aguantaría tanto? ¿Qué rey soportaría que le hicieran lo que a Mi Me hacen? Y sin embargo, Yo amo hasta la saciedad a Mis súbditos, a Mi rebaño. Yo doy la vida por cada una de Mis ovejas. Yo vivo pendiente de ellas, de sus necesidades, de sus intereses, pero Mis ovejas olvidan Mi autoridad y campan a sus anchas, por los prados terrenales.

Pastan fuera de Mis leyes; beben en fuentes contaminadas; comen de pastos putrefactos y luego, cuando recogen lo frutos de lo que ellas han sembrado, Me echan a Mi en cara, que las cosas no les salen bien y, encima que Me han dejado de lado, Me juzgan o Me reprochan que no Me cuido de ellas. ¿Se puede tolerar más? Yo Soy todo Amor, Paciencia y Misericordia, olvido sus reproches y ansío abrazar a esas ovejas que pastaron fuera de Mis prados y bebieron aguas contaminadas, porque al verlas malheridas y sufriendo, aun más se conmueve Mi infinita Misericordia.

Pero… ¿Quién entiende esto? ¿Quién lo cree? Más Me duele la falta de credibilidad en Mi Misericordia que la indiferencia o ingratitud de muchos fieles cristianos. ¡Venid a Mí rebaño de Mis Entrañas! ¡Venid a Mi Corazón Divino! ¡Gustad de Mis delicias, gustad de Mis dones!

Yo os doy de todo lo que necesitáis y que el mundo no os puede dar. Os doy fuerzas para la prueba; os doy paz para vuestras almas; os doy paciencia para saber esperar; os doy resignación, todo lo que necesitáis para este camino hacia la eternidad. Yo Cireneo Divino os ayudo a llevar vuestras cruces. Yo Me cargo también con ellas y os doy todo lo que necesitáis para caminar, hasta llegar a Mis Moradas.

Yo Soy Amor y Misericordia y siempre lo seré. Ni vuestros pecados y corrupción menguan (en nada) Mi Misericordia. Yo, Jesús de Nazaret, os espero ardientemente. Venid a Mi almas de Mi Corazón Divino, que os espero. Yo Soy Amor.

SALMO 144, I-II
Himno a la grandeza de Dios

.

1Te ensalzaré, Dios mío, mi Rey;
bendeciré tu nombre por siempre jamás.

2Día tras día, te bendeciré
y alabaré tu nombre por siempre jamás.

3Grande es el Señor, merece toda alabanza,
es incalculable su grandeza;
4una generación pondera tus obras a la otra,
y le cuenta tus hazañas.

5Alaban ellos la gloria de tu majestad,
y yo repito tus maravillas;
6encarecen ellos tus temibles proezas,
y yo narro tus grandes acciones;
7difunden la memoria de tu inmensa bondad,
y aclaman tus victorias.

8El Señor es clemente y misericordioso,
lento a la cólera y rico en piedad;
9el Señor es bueno con todos,
es cariñoso con todas sus criaturas.

10Que todas tus criaturas te den gracias, Señor,
que te bendigan tus fieles;
11que proclamen la gloria de tu reinado,
que hablen de tus hazañas;

12explicando tus hazañas a los hombres,
la gloria y majestad de tu reinado.
13Tu reinado es un reinado perpetuo,
tu gobierno va de edad en edad.

* * *

El Señor es fiel a sus palabras,
bondadoso en todas sus acciones.
14El Señor sostiene a los que van a caer,
endereza a los que ya se doblan.

15Los ojos de todos te están aguardando,
tú les das la comida a su tiempo;
16abres tú la mano,
y sacias de favores a todo viviente.

17El Señor es justo en todos sus caminos,
es bondadoso en todas sus acciones;
18cerca está el Señor de los que lo invocan,
de los que lo invocan sinceramente.

19Satisface los deseos de sus fieles,
escucha sus gritos, y los salva.
20El Señor guarda a los que lo aman,
pero destruye a los malvados.

21Pronuncie mi boca la alabanza del Señor,
todo viviente bendiga su santo nombre
por siempre jamás.

Profundicemos llenos de agradecimiento, como aquellos colosenses a quienes Pablo dirige su carta, en el misterio de amor que es para nosotros Cristo Rey redimiéndonos: “Demos gracias a Dios Padre, que nos libró del poder de las tinieblas y nos hizo dignos de la herencia de los santos en la luz, introduciéndonos en el Reino del Hijo de su amor, en el cual tenemos redención por su sangre, perdón de los pecados”. (Col. 1. 12)
Él se ofreció en la cruz, como hostia inmaculada pacífica para que todos los hombres se sujetasen a su dominio. Y así poder entregar al Padre ese Reino eterno y universal formado con las almas que con Él y en Él se salvan siempre. Reino de verdad y de vida, Reino de Santidad y gracia, Reino de justicia, amor y paz.

SEGUIR LEYENDO [+]

sábado, 21 de noviembre de 2009

La presentación de la Santisima Virgen María


21 de Noviembre

Hoy, celebramos junto con toda la Iglesia, la Presentación en el Templo de la niña Santa María.

Es en una antigua y piadosa tradición que encontramos los orígenes de esta fiesta mariana que surge en el escrito apócrifo llamado "Protoevangelio de Santiago". Este relato cuenta que cuando la Virgen María era muy niña sus padres San Joaquín y Santa Ana la llevaron al templo de Jerusalén y allá la dejaron por un tiempo, junto con otro grupo de niñas, para ser instruida muy cuidadosamente respecto a la religión y a todos los deberes para con Dios.

Históricamente, el inicio de esta celebración fue la dedicación de la Iglesia de Santa María la Nueva en Jerusalén en el año 543. Estas fiestas se vienen conmemorando en Oriente desde el siglo VI, inclusive el emperador Miguel Comeno cuenta sobre esto en una Constitución de 1166.

Más adelante, en 1372, el canciller en la corte del Rey de Chipre, habiendo sido enviado a Aviñón, en calidad de embajador ante el Papa Gregorio XI, le contó la magnificencia con que en Grecia celebraban esta fiesta el 21 de noviembre. El Papa entonces la introdujo en Aviñón, y Sixto V la impuso a toda la Iglesia.

Oración:

Santa Madre María,
tú que desde temprana edad te consagraste al Altísimo,
aceptando desde una libertad poseída
el servirle plenamente como templo inmaculado,
tú que confiando en tus santos padres,
San Joaquín y Santa Ana,
respondiste con una obediencia amorosa
al llamado de Dios Padre,
tú que ya desde ese momento
en el que tus padres te presentaron en el Templo
percibiste en tu interior el profundo designio de Dios Amor;
enséñanos Madre Buena a ser valientes seguidores de tu Hijo,
anunciándolo en cada momento de nuestra vida
desde una generosa y firme respuesta al Plan de Dios.

Amén

aciprensa.com

SEGUIR LEYENDO [+]

viernes, 20 de noviembre de 2009

La importancia de pensar

No es infrecuente escuchar que la culpa de los males que en el siglo XX han afligido a la humanidad se encuentra en la filosofía moderna, sea por el individualismo de Descartes, el colectivismo de Marx o el nihilismo de Nietzsche. Quienes hacen afirmaciones así suelen añadir que el problema más grave del momento presente es que la cultura ha adoptado una mala filosofía, un sistema erróneo de pensamiento. Esta posición resulta relativamente cómoda, pues traslada la solución de los problemas al trabajo de unos especialistas, los filósofos, que son quienes deberían proporcionar las soluciones, mientras que se estima que el individuo de a pie lamentablemente no puede hacer nada.

Sin embargo, esta manera de enfocar las cosas, de considerar que hay filosofías buenas y malas como si fueran mantelerías de fiesta o de diario, colonias de lujo o a granel, no es la mejor manera de abordar esta cuestión crucial. Lo que nos pasa no es que no sepamos lo que nos pasa, como decía Ortega; ni tampoco el problema es que pensemos mal o que hayamos adoptado una mala filosofía. Lo que nos pasa –me parece a mí– es que en nuestra sociedad se ha renunciado abierta o solapadamente a pensar. Quien se para un momento a reflexionar por su cuenta advierte de inmediato que en la aldea global cualquier forma de pensamiento libre y creativo ha caído víctima del ensordecedor ruido general: el ipod, el móvil, la televisión y la playstation han ahogado el pensamiento, particularmente entre los jóvenes. Aquello que escribió Pascal de que «toda la desgracia de los hombres viene de una sola cosa: el no saber quedarse a solas en su habitación», es ahora más verdad que nunca.

Pensar, no sólo para profesionales

Pensar es difícil. No proporciona una gratificación instantánea como la mayor parte de las cosas que consumen los jóvenes. Quien piensa es considerado a menudo como un ser extraño, como un extraterrestre. Precisamente somos los filósofos quienes tenemos como profesión recordar a la humanidad que no se puede vivir sin pensar, que no podemos trasladar nuestras decisiones a otros, sean las modas, las mayorías o la tradición. Sócrates, el primero de los filósofos, se veía a sí mismo como un tábano puesto sobre su ciudad, Atenas, para que no se amodorrara. Su tarea era enseñar a pensar con libertad. «Más vale padecer el mal que cometerlo », decía, y afirmaciones como ésta le llevaron a ser condenado a muerte. Posiblemente nunca ha estado de moda pensar.

Para no tirarse por la ventana

La conflictividad es un rasgo inevitable de la convivencia humana en todos sus niveles: desde la familia hasta la comunidad internacional, pasando por la comunidad de vecinos, la organización profesional o, por supuesto, el Parlamento de una sociedad democrática. Cuando los seres humanos nos ponemos de verdad a pensar descubrimos de inmediato que tenemos opiniones distintas sobre cómo hay que hacer las cosas y eso nos incomoda, pues muchas veces ni siquiera sabemos cómo llegar a un acuerdo. Muchos renuncian a pensar precisamente para evitarse conflictos: basta con hacer lo que hace la mayoría. « Lo hacen todos » es el argumento moral definitivo en favor de una posición cualquiera porque nos exime de pensar. Cuando en mi infancia usaba yo este argumento ante mi madre, ella siempre me respondía con enorme convicción: « ¿si todos se tiraran por la ventana, tú te tirarías? » Ante esa pregunta, yo me asomaba tímidamente a la ventana para mirar, «por si acaso» – decía –, pero sólo llegué a entender la fuerza de su argumento muchos años después.

Lo importante era la convicción de mi madre y quizá se encuentre en ella el origen de mi vocación filosófica. Sólo vale la pena dialogar –como ha escrito Rhonheimer– «donde las convicciones se toman en serio, como expresión de la convicción subjetiva de que la propia convicción corresponde a la verdad ». Mi madre me daba sus razones porque estaba convencida de la verdad de su posición, pero sobre todo porque quería enseñarme a pensar por mi cuenta. Transferir las decisiones personales a «lo que hacen todos » equivale a tirarse por la ventana, esto es, a dejar de pensar.

Jaime Nubiola
fluvium.org

SEGUIR LEYENDO [+]

jueves, 19 de noviembre de 2009

Valorar los aspectos positivos del Deporte

Hace unos días se hizo público un mensaje del Papa al cardenal Stanislaw Rylko, presidente del Pontificio Consejo para los Laicos, y a los participantes en el tercer seminario de estudio sobre « Deporte, educación, fe: hacia una nueva estación del movimiento deportivo católico», celebrado en Roma el 6 y 7 de noviembre.

El Santo Padre escribe que la Iglesia, «por medio de las actividades deportivas, contribuye a la formación de la juventud, proporcionando un ámbito adecuado a su crecimiento humano y espiritual. Cuando las iniciativas deportivas tienen como fin el desarrollo integral de la persona y las administran personas capacitadas y competentes, son una ocasión proficua en la que sacerdotes, religiosos y laicos pueden convertirse en verdaderos y propios educadores y maestros de vida para los jóvenes».

«Es por tanto necesario, que en nuestra época, en la que hay una urgente necesidad de educar a las nuevas generaciones -continúa-, la Iglesia siga sosteniendo el deporte para los jóvenes, valorando plenamente esta actividad en sus aspectos positivos, como por ejemplo, en la capacidad de estimular la competitividad, la valentía y la tenacidad en lograr los objetivos, evitando toda tendencia que altere la misma naturaleza, con el recurso a prácticas incluso perjudiciales para el organismo, como en el caso del doping».

Benedicto XVI hace hincapié en la importancia de que «los dirigentes, técnicos y agentes católicos -mediante una acción formativa coordinada-, sean guías expertos para los adolescentes, ayudándoles a desarrollar las propias capacidades, sin descuidar las cualidades humanas y las virtudes cristianas que hacen a la persona completamente madura».

iglesia.org

SEGUIR LEYENDO [+]

miércoles, 18 de noviembre de 2009

La muerte no es el final

San Agustín de Hipona

La muerte no es nada, sólo he pasado a la habitación de al lado.
Yo soy yo, vosotros sois vosotros.
Lo que somos unos para los otros seguimos siéndolo
Dadme el nombre que siempre me habéis dado. Hablad de mí como siempre lo habéis hecho.
No uséis un tono diferente. No toméis un aire solemne y triste.
Seguid riendo de lo que nos hacía reír juntos. Rezad, sonreíd, pensad en mí.
Que mi nombre sea pronunciado como siempre lo ha sido, sin énfasis de ninguna clase, sin señal de sombra.
La vida es lo que siempre ha sido. El hilo no se ha cortado.
¿Por qué estaría yo fuera de vuestra mente? ¿Simplemente porque estoy fuera de vuestra vista?
Os espero; No estoy lejos, sólo al otro lado del camino.
¿Veis? Todo está bien.

No lloréis si me amabais. ¡Si conocierais el don de Dios y lo que es el Cielo! ¡Si pudierais oír el cántico de los Ángeles y verme en medio de ellos ¡Si pudierais ver con vuestros ojos los horizontes, los campos eternos y los nuevos senderos que atravieso! ¡Si por un instante pudierais contemplar como yo la belleza ante la cual todas las bellezas palidecen!

Creedme: Cuando la muerte venga a romper vuestras ligaduras como ha roto las que a mí me encadenaban y, cuando un día que Dios ha fijado y conoce, vuestra alma venga a este Cielo en el que os ha precedido la mía, ese día volveréis a ver a aquel que os amaba y que siempre os ama, y encontraréis su corazón con todas sus ternuras purificadas.

Volveréis a verme, pero transfigurado y feliz, no ya esperando la muerte, sino avanzando con vosotros por los senderos nuevos de la Luz y de la Vida, bebiendo con embriaguez a los pies de Dios un néctar del cual nadie se saciará jamás.

AMÉN

iglesia.org

SEGUIR LEYENDO [+]

martes, 17 de noviembre de 2009

No te des por Vencido

1. Nadie dijo que ser Cristiano iba a ser fácil.
El hecho que ahora estas en Cristo no quiere decir que no vas a vivir tiempos difíciles y que te mereces que todo sea perfecto y que tienes que vivir una vida sin problemas. Todos estamos propensos a vivir tiempos difíciles es parte de la vida. No te des por vencido.

2. No culpes a Dios por tus problemas o consecuencias de la vida.
Es muy común que en tiempos difíciles culpes a Dios por lo que estas viviendo pero te quiero decir que la mayoría de veces los problemas que vivimos son por las consecuencias de nuestra propia rebeldía y pecado o de los que nos rodean. Dios no es el que quiere traer dolor a tu vida, al contrario el quiere que vivas una vida de victoria y una vida llena de felicidad. Pero mas bien hay que considerar nuestros caminos y quizás te des cuenta que no es Dios quien esta fallando sino tú. No te des por vencido.
3. Nadie tiene una vida contra pruebas o problemas
Recuerda que no eres el único que esta pasando por problemas. Que bueno seria no pasar por esta etapa de la vida pero hay que entender que todos vamos a experimentar diferentes niveles de problemas en la vida y que durante este tiempo hay que recordar que no somos los únicos que estamos pasando por esto. Hay muchas personas que quizás están pasando por lo mismo o ya lo pasaron y sobrevivieron. No te des por vencido.
4. Todo lo que vivimos tiene un propósito.
Dios es soberano y todo lo sabe y permite todo en la vida con un propósito no importando que tan grande sea lo que estas viviendo Dios tiene una razón y propósito para todo. Cada prueba o problema hay que tomarlo como una oportunidad para moldear nuestro carácter y aprender algo en la vida. Y lo mejor que hay que aprender de esto es, que no volvamos a cometer los mismos errores que cometimos que nos llevaron a esto, si es que fue por consecuencia de pecado. Y, que si no fue por consecuencia de pecado, ve esto como una experiencia donde Dios te quiere enseñar algo y moldear tu vida. Al final de todo Dios tendrá todo bajo control y veras como todo saldrá bien. No te des por vencido.
5. Dios nunca te deja durante el tiempo difícil.
Hay personas que piensan que Dios no esta con ellos por que no se sienten feliz o con paz. No podemos medir a Dios con nuestras emociones o sentir. Quiero que entiendas que Dios es Dios, lo sientas o no los sientas. El es Dios a pesar de la circunstancia que te oprime. El hecho que estas pasando problemas no quiere decir que ya se fue Dios. El dijo que nunca te dejara ni te desamparara y la buena noticia es que su palabra es fiel. No te des por vencido.
6. Dale a Dios todos tus problemas.
Dile a Dios que te ayude y entrégale todas tus cargas. Es mejor pasar una etapa difícil de la vida con Dios que sin Dios. El puede tomar todos nuestros problemas y remediarlos muy pronto, pero si se tarda no te des por vendido la respuesta viene pronto. A Dios le interesa tu vida más de lo que en veces pensamos no importando que tan grande sea esta situación. El va a tomar todo bajo control. No te des por vencido.
7. Ten paciencia y veras como Dios mejorara todo en su tiempo.
Vivimos en una generación que todo lo quiere ya. No podemos imponerle a Dios que nos quite nuestros problemas nada mas porque se nos antoja. Todo lo que vivimos tiene un proceso y consecuencia y tendremos que esperar el tiempo de Dios. Quizás Dios te ayude con tu problema pero hay que pagar la consecuencia de todo. El sabe todo y es el único que puede arreglarlo todo, es soberano y en su tiempo el lo hará. No te des por vencido.
8. Deja tu problema como un legado para que otros aprendan de el.
No veas tu problema como algo de que apenarte. Muchos pueden aprender de el. Dios permite cosas en nuestra vida para que podamos ayudar a otros. Hay miles de personas que están pasando lo mismo y ellos necesitan ayuda. Que tu situación sea una bendición para otros. Ayuda a que otros no pasen por lo mismo. Recuerda que Dios tiene un propósito para todo en esta vida. No te des por vencido.

dioshablahoy.blog.com.es

SEGUIR LEYENDO [+]

lunes, 16 de noviembre de 2009

Familia, matrimonio y «uniones de hecho»

Pontificio Consejo para la familia

Presentación

Uno de los fenómenos más extensos que interpelan vivamente la conciencia de la comunidad cristiana hoy en día, es el número creciente que las uniones de hecho están alcanzando en el conjunto de la sociedad, con la consiguiente desafección para la estabilidad del matrimonio que ello comporta. La Iglesia no puede dejar de iluminar esta realidad en su discernimiento de los «signos de los tiempos».

El Pontificio Consejo para la Familia, consciente de las graves repercusiones de esta situación social y pastoral, ha organizado una serie de reuniones de estudio durante 1999 y los primeros meses del 2000, con la participación de importantes personalidades y prestigiosos expertos de todo el mundo, con el objeto de analizar debidamente este delicado problema, de tanta trascendencia para la Iglesia y para el mundo.

Fruto de todo ello es el presente documento, en cuyas páginas se aborda una problemática actual y difícil, que toca de cerca la misma entraña de las relaciones humanas, la parte más delicada de la íntima unión entre familia y vida, las zonas más sensibles del corazón humano. Al mismo tiempo, la innegable trascendencia pública de la actual coyuntura política internacional, hace conveniente y urgente una palabra de orientación, dirigida sobre todo a quienes tienen responsabilidades en esta materia. Son ellos quienes en su tarea legislativa pueden dar consistencia jurídica a la institución matrimonial o, por el contrario, debilitar la consistencia del bien común que protege esta institución natural, partiendo de una comprensión irreal de los problemas personales.

Estas reflexiones orientarán también a los Pastores, que deben acoger y guiar a tantos cristianos contemporáneos, y acompañarles en el itinerario del aprecio al valor natural protegido por la institución matrimonial y ratificado por el sacramento cristiano. La familia fundada en el matrimonio corresponde al designio del Creador «desde el comienzo» (Mt 19, 4). En el Reino de Dios, en el cual no puede ser sembrada otra semilla que aquella de la verdad ya inscrita en el corazón humano, la única capaz de «dar fruto con perseverancia» (Lc 8, 15) esta verdad se hace misericordia, comprensión y llamada a reconocer en Jesús la «luz del mundo» (Jn 8, 12) y la fuerza que libera de las ataduras del mal.

Este documento se propone también contribuir de manera positiva a un diálogo que clarifique la verdad de las cosas y de las exigencias que proceden del mismo orden natural, participando en el debate socio-político y en la responsabilidad por el bien común.

Quiera Dios que estas consideraciones, serenas y responsables, compartidas por tantos hombres de buena voluntad, redunden en beneficio de esa comunidad de vida, necesaria para la Iglesia y para el mundo, que es la familia.

iglesia.org

SEGUIR LEYENDO [+]

domingo, 15 de noviembre de 2009

La Iglesia anuncia el Evangelio y sirve con la caridad a todos, dice el Papa Benedicto

Al recibir a los participantes de la asamblea plenaria del Pontificio Consejo «Cor Unum», cuyo presidente es el Cardenal Paul Josef Cordes, el Papa Benedicto XVI señaló que la Iglesia está en el mundo para anunciar el Evangelio y servir, a través de la caridad, a todos los hombres.

En el discurso que les dirigió y tras agradecer su invalorable servicio, el Papa señaló que la misión de este dicasterio «se coloca en una tensión constante entre dos polos: el anuncio del Evangelio y la atención al corazón del ser humano y del ambiente en que vive», y recordó que este año hubo dos eventos eclesiales que lo evidenciaron: «la publicación de la encíclica «Caritas in veritate» y la «Asamblea Especial para África del Sínodo de los Obispos dedicada a la reconciliación, la justicia y la paz».


«En perspectivas diversas pero convergentes, ambos han puesto de relieve que la Iglesia en su anuncio salvífico no puede prescindir de las condiciones concretas de la vida de los seres humanos, a los cuales ha sido enviada. De esta certeza han nacido en el curso de los siglos muchas obras y estructuras eclesiales encaminadas a la promoción de las personas y los pueblos, que han dado y dan una contribución insustituible al crecimiento y el desarrollo armonioso e integral del ser humano».

Benedicto XVI señaló luego que en esa perspectiva se debe considerar «el compromiso de la Iglesia para el desarrollo de una sociedad más justa, en la cual se reconozcan y respeten todos los derechos de los individuos y los pueblos. A la Iglesia no le compete intervenir directamente en la política de los Estados, pero la comunidad cristiana no puede ni debe quedarse al margen en la defensa de los derechos humanos y la promoción de la justicia».

«La fe, es una fuerza espiritual que purifica la razón en la búsqueda de un orden justo, liberándola del peligro, siempre presente, de que la «engatusen» el egoísmo, el interés y el poder. En verdad, como demuestra la experiencia, también en las sociedades más evolucionadas desde el punto de vista social, la «caritas» sigue siendo necesaria: el servicio del amor no es nunca superfluo, porque siempre hay situaciones de sufrimiento, de soledad, de necesidad que requieren dedicación personal y ayudas concretas».

Por ello, dijo el Papa, «todo aquel que preste servicio en los organismos eclesiales dedicados a las iniciativas y las obras de caridad tiene este objetivo: dar a conocer y experimentar el rostro misericordioso del Padre celestial, porque en el corazón de Dios Amor está la respuesta verdadera a las esperanzas más recónditas del corazón humano».

«Es importante que la Iglesia, insertada en las peripecias de la historia y la vida de los seres humanos, se haga canal de la bondad y del amor de Dios», concluyó.

aciprensa.com

SEGUIR LEYENDO [+]

viernes, 13 de noviembre de 2009

Limpia tu alma cada día

Cierto fin de semana unos amigos limpiaban cada uno su automóvil. Orgullosos de lo bien que habían quedado decidieron salir a pasear.

Sin embargo, al pasar los días uno de ellos notó que al contrario del auto de su amigo, el auto suyo poco a poco iba ensuciándose. Y que cada vez le daban menos ganas de volverlo a limpiar. Preguntó a su amigo el motivo por el cual su auto no se ensuciaba.

A lo cual su amigo respondión: "¡Oh no!, claro que se ensucia. Lo que pasa es que todos los días lo limpio".

En muchas ocasiones nos "arreglamos con Dios" y nos sentimos bien, al grado de ir a la calle y ver la vida de forma diferente. Sin embargo, al correr los días y encontrarnos con los problemas diarios y nuestros propios errores, nos vamos "ensuciando" y poco a poco nos alejamos de Dios, y nos dan pocas ganas de "limpiar" nuestra vida pues decimos "Se volverá a ensuciar".

Pero lo importante no es solamente ponernos en paz con Dios un solo día, sino cada noche, cada mañana y en todo momento. De esta forma nuestra alma estará "al día" no acumularemos penas, dolores, angustias y errores en nuestra vida.

Hoy tienes la oportunidad de limpiar tu vida delante de tu Creador, y cada noche o cuando lo necesites, debe hablar con Él y dejarlo que te limpie cada día. Pues cada mañana tiene sus propios desafíos, alegrías y dificultades.

No dejes que el polvo se acumule en tu vida… mantén limpia tu alma cada día. Y eso no significa que no se vaya a ensuciar… la diferencia está en que la limpies ¡cada día!...

Mariam de http://mariamedianera.ning.com

SEGUIR LEYENDO [+]

jueves, 12 de noviembre de 2009

¿Contra quién combatimos?¿Cuándo termina la lucha?

«El Bautismo, dando la vida de la gracia de Cristo, borra el pecado original y devuelve el hombre a Dios, pero las consecuencias para la naturaleza, debilitada e inclinada al mal, persisten en el hombre y lo llaman al combate espiritual.
1.
Cuando hablamos de combate, entendemos que tenemos ciertos enemigos contra los que hemos de luchar. ¿Contra quien es esta nuestra lucha, y cuáles son sus armas y estrategias?

1.1. El demonio

El Papa Pablo VI nos ha enseñado con claridad que el mal que existe en el mundo es el resultado de la intervención en nosotros y en nuestra sociedad de un agente oscuro y enemigo, el Demonio. El mal no es ya sólo una deficiencia, sino un ser vivo, espiritual, pervertido y pervertidor. En nuestras luchas diarias ¡jamás hay que olvidar o desestimar la injerencia del demonio! Es más, es necesario ser sobrios y velar, porque el diablo «ronda como león rugiente, buscando a quién devorar.
Para lograr su objetivo, cual es el apartarnos de Dios y destruirnos, el demonio se vale de la tentación. Por la tentación el demonio busca hacer que desconfiemos de Dios, de su bondad, de que Él realmente quiere nuestro bien, incita a la desobediencia, a la rebeldía, a rechazar a Dios y sus designios. El Señor Jesús, tentado en el desierto y victorioso, nos enseña como enfrentar las tentaciones: con criterios objetivos, que son los que encontramos en la Sagrada Escritura. Él nos enseña que la tentación se rechaza de plano, que con la tentación no se dialoga, pues quien como Eva entra en el diálogo con la tentación poco a poco es envuelto en la ilusión y fantasía, y engañado termina pensando que lo que es un mal objetivo en realidad es "bueno para mí". Una vez que la tentación logra esa sustitución, la voluntad se dirige hacia el mal que ahora, en la mirada de la persona, tiene apariencia de bien.

1.2. El mundo

Nuestra lucha es también contra el "mundo" antagónico a Dios, el ámbito personal o social del hombre sometido a la influencia y dominio del Maligno. Este mundo engloba un conjunto de anti-valores, normas y criterios opuestos al Evangelio, o que pretenden ser indiferentes a Él, y nos presenta el poder, el tener y el placer como criterios de acción y fuente de realización para el ser humano.
El mundo ejerce un sutil influjo en los hijos de cada época de la historia. También nosotros hemos asimilado con los años muchos de sus criterios y actuamos en la vida cotidiana de acuerdo a ellos. La conversión empieza justamente por un "cambio de mentalidad", por una metanoia, es decir, por el decidido empeño de despojarse de los "criterios del mundo" y asimilar los "criterios del Evangelio" para vivir de acuerdo a ellos. Esta lucha diaria implica educarnos en una constante actitud crítica: ¡debemos aprender a juzgarlo todo desde el Evangelio!

1.3. El hombre viejo

¿No experimentamos muchas veces en nosotros una fuerte división? Digo que le creo al Señor, que quiero hacer lo que Él me dice, me entusiasma el ideal de la santidad, pero ¡con cuántos de mis actos niego mis anhelos, niego al Señor! También San Pablo, una gran santo y apóstol, experimentaba en sí esta división y conflicto interior: «Realmente, mi proceder no lo comprendo; pues no hago lo que quiero, sino que hago lo que aborrezco.
Las pasiones desordenadas que me llevan a hacer el mal que no quería, las tendencias pecaminosas que descubro en mí, los malos hábitos y vicios, mis caprichos y la ley del gusto-disgusto que prima tantas veces en mí como criterio de elección, son elementos que forman parte de esta compleja realidad personal que llamamos "hombre viejo". Se trata delpecado «que habita en mí» y que en mí ha dejado sus secuelas. Es este un enemigo que llevo dentro de mí, que continuamente ofrece batalla y resistencia. En esta lucha se trata de alcanzar, por medio de un trabajo ascético y en apertura a la gracia divina, un auto-dominio que nos permita reordenar nuestro interior y orientar todas nuestras energías y potencias al propio despliegue en el cumplimiento del Plan divino. El ejercicio de los silencios es un medio excelente para crecer día a día en este auto-dominio o maestría de mi persona.

2. LA NECESIDAD DE CUSTODIAR NUESTRA VIDA ESPIRITUAL

En esta lucha no es posible triunfar si no se atiende debidamente la propia vida espiritual. El nuestro es un combate espiritual, por ello nuestras armas son espirituales: ¡son las «armas de la luz, de las que hay que revestirnos! Los momentos fuertes de oración, el ejercicio continuo de la presencia de Dios, el nutrirnos del Señor y de su fuerza en la Eucaristía, el continuo recurso al perdón de Dios y a la gracia en la confesión sacramental, las lecturas edificantes, el conocer el testimonio de los santos y de personas de vida cristiana destacada, y otros medios son indispensables para fortalecernos y para contar con las armas necesarias para el combate.
Quien en esto no persevera, será como un soldado que va a la batalla sin armas, sin casco ni protección alguna. Quien no permanece vigilante y en oración, se hace frágil y vulnerable ante la tentación. En cambio, todo lo puede quien encuentra su fuerza en el Señor. Así, pues, si queremos vencer en esta lucha, ¡procuremos crecer y madurar día a día en nuestra vida espiritual, poniendo los medios adecuados y perseverando en ellos!

3. UN COMBATE QUE DURA TODA LA VIDA

Lanzarnos con un entusiasmo inmaduro al combate lleva quizás a algunas victorias y crecimientos iniciales, pero eso no basta. La vida cristiana no es una carrera de velocidad, sino de largo aliento. El empeño por ser santos no es cuestión de un momento, sino de toda la vida.
Así, pues, hemos de aspirar a adquirir la necesaria tenacidad para ofrecer un combate duradero, pues la vida eterna se conquista por la perseverancia. Por eso hay que rezar y pedirle al Señor, pues no pierde en esta batalla el que es una y mil veces herido, sino el inconstante, el que dejándose vencer por el desaliento, la desesperanza, o el desánimo, deja de luchar. Como decía Fray Luis de Granada, «no se llama vencido el que fue muchas veces herido, sino el que siendo herido, perdió las armas y el corazón». Triunfará quien, aunque mil veces herido, siempre se levanta, como aquellos muñequitos que se llaman "porfiados": por más que se los tumbe, tercos y porfiados vuelven a ponerse nuevamente de pie. Recordemos también en este sentido aquella máxima que nos invita a la humildad y paciencia en la lucha: Santo no es aquél que nunca cae, sino el que siempre se levanta, y sufre todo en silencio sin dar la mas minima queja....

SEGUIR LEYENDO [+]

miércoles, 11 de noviembre de 2009

San Martín de Tours, obispo



11 de noviembre

Nació en Panonia, Hungría, el año 316. Sus padres eran paganos. Estudió en Pavía, donde conoció el Cristianismo. Su padre -que era tribuno militar-, para desviarle del Cristianismo, le obligó a ingresar en el ejército. Martín concilió sus deberes militares con sus aspiraciones cristianas. Vida ejemplar de monje y soldado: valentía y vida santa y caritativa.

Siendo militar sucedió el hecho tan tratado en la iconografía. Era invierno, y al entrar en Amiens, encuentra un mendigo casi helado, sin ropa. Divide su capa en dos partes y entrega una al pobre. Cristo se le aparece vestido con la media capa, diciéndole: "Martín, catecúmeno, me has cubierto con este vestido".

Pronto recibe el bautismo. Deja la milicia para seguir a Cristo. San Hilario de Poitiers quiere ordenarlo diácono; él se queda de exorcista. Vuelve a su patria, convierte a su madre. De nuevo en Poitiers funda Ligugé, auténtico monasterio misional. Allí pasa once años, feliz en su ambiente, pues Martín fue "soldado por fuera, Obispo a la fuerza, monje por gusto".

Martín vivía feliz en el monasterio, pero Tours se había quedado sin Obispo y en el año 371 los cristianos se apoderan de él y le imponen el Obispado a la fuerza. Acusa a emperadores, reprime a los herejes, defiende a los débiles y a los condenados a muerte, realiza innumerables milagros, y entre ellos se le atribuye la resurrección de varios muertos. Su fama es indescriptible. Es llamado el "Apóstol de las Galias" -nadie hizo tanto como él por Francia católica- y San Gregorio de Tours le invoca como "patrón especial del mundo entero".

Tan intensos viajes apostólicos, tanta obra de caridad, hasta vaciarse totalmente, agotaron sus fuerzas físicas. Se veía morir. Sus discípulos le piden que no los deje huérfanos y él, dirigiéndose a Dios le dice: "Señor, si tu pueblo todavía me necesita, no rehúso el trabajo; pero hágase tu voluntad".

San Martín entregó su alma a Dios el 8 de noviembre del año 397. Martín fue ante todo un asceta, un apóstol, un hombre de oración, muy influyente en toda la espiritualidad medieval. Su faceta principal: la caridad. Su gesto en Amiens, de dar la mitad de su capa a un pobre, fue superado, cuando siendo Obispo entregó su túnica entera a un mendigo -gesto menos conocido-. Sus mismos milagros, como los de Cristo, fueron milagros de caridad, pasó haciendo el bien. Está considerado como el patrono de los comerciantes y es conocido también por el nombre de San Martín Caballero.

* Todos, como San Martín, debemos ser soldados de Cristo, y nuestra pelea debe ser contra nosotros mismos: lucha interior, para parecernos cada vez más al Maestro.

encuentra.com

SEGUIR LEYENDO [+]

martes, 10 de noviembre de 2009

Recuerdo que es presencia

Juan Pablo II
¡Cuántas veces en nuestra vida hemos visto separarse a dos personas que se aman! Y en la hora de la partida, un gesto, una fotografía, un objeto que pasa de una mano a otra para prolongar de alguna manera la presencia en la ausencia. Y nada más. El amor humano sólo es capaz de esos símbolos. Pero como testimonio y enseñanza de amor, en el momento de la despedida, «viendo Jesús que llegaba su hora de pasar de este mundo al Padre, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el fin» (Jn 13,1).

Así, al despedirse, Nuestro Señor Jesucristo no deja a sus amigos un símbolo, sino la realidad de Sí mismo. Va junto al Padre, pero permanece entre nosotros. No deja un simple objeto para evocar su memoria. Bajo las especies de pan y vino está él mismo realmente presente, con su cuerpo y su sangre, su alma y su divinidad.

iglesia.org

SEGUIR LEYENDO [+]

lunes, 9 de noviembre de 2009

El Sagrario

El Sagrario es como un imán

¿Han visto ustedes un imán? ¿Qué hace un imán? Atrae el hierro. Pues así como el imán atrae al hierro, así el Sagrario atrae los corazones de quienes aman a Jesús. Y es una atracción tan fuerte que se hace irresistible. No se puede vivir sin Cristo eucaristía.
Ahora bien, ¿qué pasa cuando un imán no atrae al hierro? ¿De quién es la culpa, del imán o del hierro? Del imán ciertamente no.

San Francisco de Sales lo explicaba así: “cuando un alma no es atraída por el imán de Dios se debe a tres causas: o porque ese hierro está muy lejos; o porque se interpone entre el imán y el hierro un objeto duro, por ejemplo una piedra, que impide la atracción; o porque ese pedazo de hierro está lleno de grasa que también impide la atracción”.

Y continúa explicando San Francisco de Sales:

- “Estar lejos del imán significa llevar una vida de pecado y de vicio muy arraigada”.
- “La piedra sería la soberbia. Un alma soberbia nunca saborea a Dios. Impide la atracción”.
- “La grasa sería cuando esa alma está rebajada, desesperada, por culpa de los pecados carnales y de la impureza”.

Y da la solución:

- “Que el alma alejada haga el esfuerzo del hijo pródigo: que vuelva a Dios, que dé el primer paso a la Iglesia, que se acerque a los Sacramentos y verá cómo sentirá la atracción de Dios, que es misericordia”.
- “Que el alma soberbia aparte esa piedra de su camino, y verá cómo sentirá la atracción de Dios, que es dulzura y bondad”.
- “Que el alma sensual se levante de su degradación y se limpie de la grasa carnal y verá cómo sentirá la atracción de Dios, que es pureza y santidad”.

Así es también Cristo eucaristía: un fuerte imán para las almas que lo aman. Es una atracción llena de amor, de cariño, de bondad, de comprensión, de misericordia. Pero también es una atracción llena de respeto, de finura, de sinceridad. No te atrae para explotarte, para abusar de ti, para narcotizarte, embelesarte, dormirte, jugar con tus sentimientos. Te atrae para abrirte su corazón de amigo, de médico, de pastor, de hermano, de maestro. Si fuésemos almas enamoradas, siempre estaríamos en actitud de buscar Sagrarios y quedarnos con ese amigo largos ratos, a solas.

Si fuésemos almas enamoradas, no dejaríamos tan solo a Jesús eucaristía. Las iglesias no estarían tan vacías, tan solas, tan frías, tan desamparadas. Serían como un continuo hormigueo de amigos que entran y salen.

Tengamos la costumbre de asaltar los Sagrarios, como decía San Josemaría Escrivá. Es tan fuerte la atracción que no podemos resistir en entrar y dialogar con el amigo Jesús que se encuentra en cada Sagrario.

Y para los que trabajan en la iglesia, pienso en los sacristanes, esta atracción por Jesús eucaristía les lleva a poner cariño en el cuidado material de todo lo que se refiere a la eucaristía: Limpieza, pulcritud, brillantez, gusto artístico, orden, piedad, manteles pulcros, vinajeras limpias, purificadores relucientes, corporales almidonados, pisos como espejos, nada de polvo, telarañas o suciedades. Estas delicadezas son detalles de alguien que ama y cree en Jesús eucaristía.

Pero, ¿por qué a veces el Sagrario, que es imán, no atrae a algunos? Siguen vigentes las tres posibilidades ya enunciadas por san Francisco de Sales, y yo añadiría algunas otras.

No atrae Cristo eucaristía porque tal vez hemos sido atraídos por otros imanes que atraen nuestros sentidos y no tanto nuestra alma. Pongo como ejemplo la televisión, el cine, los bailes, las candilejas de la fama, o alguna criatura en especial, una chica, un chico. Lógicamente, estos imanes atraen los sentidos y cada uno quiere apresar su tajada y saciarse hasta hartarse. Y los sentidos ya satisfechos embotan la mente y ya no se piensa ni se reflexiona, y no se tiene gusto por las cosas espirituales.

A otros no atrae este imán por ignorancia. No saben quién está en el Sagrario, por qué está ahí, para qué está ahí. Si supieran que está Dios, el Rey de los cielos y la Tierra, el Todopoderoso, el Rey de los corazones. Si supieran que en el Sagrario está Cristo vivo, tal como existe – glorioso y triunfante – en el Cielo; el mismo que sació a la samaritana, que curó a Zaqueo de su ambición, el mismo que dio de comer a cinco mil hombres....todos irían corriendo a visitarlo en el Sagrario.

Naturalmente echamos de menos su palabra humana, su forma de actuar, de mirar, de sonreír, de acariciar a los niños. Nos gustaría volver a mirarle de cerca, sentado junto al pozo de Jacob cansado del largo camino, nos gustaría verlo llorar por Lázaro, o cuando oraba largamente. Pero ahora tenemos que ejercitar la fe: creemos y sabemos por la fe que Jesús permanece siempre junto a nosotros. Y lo hace de modo silencioso, humilde, oculto, más bien esperando a que lo busquemos.

Se esconde precisamente para que avivemos más nuestra fe en Él, para que no dejemos de buscarlo y tratarlo.. ¡Que abajamiento el suyo! ¡Qué profundo silencio de Dios! Está escondido, oculto, callado. ¡Más humillación y más anonadamiento que en el establo, que en Nazaret, que en la Cruz!

Señor, aumenta nuestra fe en tu eucaristía. Que nos acostumbremos a visitarte en el Sagrario. Que seas Tú ese imán que nos atraiga siempre y en todo momento. Quítanos todo aquello que pudiera impedirnos esta atracción divina: soberbia, apego al mundo, placeres, rutina, inconsciencia e indiferencia.

¡El Sagrario!

“El Maestro está aquí y te llama”, le dice Marta a su hermana.

Nuestra ciudad está rodeada de la presencia Sacramental del Señor. Tomen en sus manos un mapa de la ciudad y vean cuántas iglesias tienen, señaladas con una cruz. Esas cruces están señalando que ahí está el Señor, son como luceros o como constelaciones de luz, visibles sólo a los ángeles y a los creyentes, diría Pablo VI.

¡Seamos más sensibles, menos indiferentes! ¡Visitemos más a Cristo Eucaristía en las iglesias cuando vamos de camino al trabajo o regresamos! Asomemos la cabeza para decirle a Jesús: ¡hola! Dejemos al pie del Sagrario nuestras alegrías y tristezas, nuestras miserias y progresos.

Imaginen unos novios que se aman. Trabajan los dos. El trabajo de uno está a dos calles del otro. ¿Qué no haría el amado para buscar ocasiones para ver a la amada, llamarla por teléfono, saludarla, aún cuando fuera a distancia?

¿Pequeñeces? Son cosas que solamente entienden los enamorados. Con el Señor hemos de hacer lo mismo. Si hace falta, caminamos dos, tres o más calles para pasar cerca de Él y tener ocasión de saludarlo y decirle algo. Con una persona conocida, pasamos y la saludamos brevemente. Es cortesía. ¿Y con el Señor no?

En cada Sagrario se podría poner un rótulo “Dios está aquí” o “Dios te llama”. Es el Rey, que nos concede audiencia cuando nosotros lo deseamos. Abandonó su magnífico palacio del Cielo, al que tú ni yo podíamos llegar, y bajó a la tierra y se queda en el Sagrario y ahí nos espera, paciente y amorosamente.

El mismo que caminó por los senderos de Palestina, el que curó, el que fundó la iglesia, es el mismo que está en el Sagrario.

¿Para quién y para qué está ahí? Para nosotros, para hacer compañía al solo, para fortalecer al débil, para iluminar al que duda, para consolar al triste, para llenar la vida de jugo, de alegría, de sentido.

SEGUIR LEYENDO [+]

domingo, 8 de noviembre de 2009

¿Quieres descansar en el Corazón de Jesús?Sor Faustina nos enseña

"Hija mía, observa fielmente las palabras que te voy a decir:

no valores demasiado ninguna cosa exterior, aunque te parezca muy preciosa..

Olvídate de ti misma y permanece continuamente Conmigo.

Confíame todo y no hagas nada por tu cuenta y tendrás siempre una gran libertad de espíritu; ninguna circunstancia ni acontecimiento llegará a perturbarte.

No prestes mucha atención a lo que dice la gente, deja que cada uno te juzgue según le guste.

No te justifiques eso no te causará daño. Dalo todo a la primera alusión de petición, aunque fueran las cosas mas necesarias;

No pidas nada sin consultarme.

Deja que te quiten incluso lo que te mereces; la estima, el buen nombre; que tu espíritu esté por encima de todo esto.

Y así liberada de todo, descansa junto a Mi Corazón, no permitas que nada turbe tu paz.
Discípula analiza las palabras que te he dicho". (Diario # 1685)

"Hija Mía, necesito sacrificios hechos por amor, porque sólo éstos tienen valor para Mí. Es grande la deuda del mundo contraída Conmigo, la pueden pagar las almas puras con sus sacrificios, practicando la misericordia espiritualmente." (Diario #1316, p. 471)

"Si el alma no practica la misericordia de alguna manera no conseguirá Mi misericordia e el día del juicio. Oh, si las almas supieran acumular los tesoros eternos, no serían juzgadas, porque su misericordia anticiparía Mi juicio." (Diario #1317, p. 472)

"Oh alma sumergida en las tinieblas, no te desesperes, todavía no todo está perdido, habla con tu Dios que es el Amor y la Misericordia Misma. Alma, escucha la voz de tu padre Misericordioso." (Diario #1486, p. 522)

"Has de saber hija mía, que mi corazón es la Misericordia misma. Desde este mar de Misericordia las Gracias se derraman sobre el mundo entero. Ningún alma que se haya acercado a Mí ha partido sin haber sido consolada. Cada miseria se hunde en mi Misericordia y de este manantial brota toda Gracia salvadora y santificante..." (Diario # 1777, p.. 626)

"Mi corazón se alegra de este título de misericordia. Proclama que la misericordia es el atributo más grande de Dios. Todas las obras de Mis manos están coronadas por la misericordia." (Diario #300 p.153)

"Ésta es la hora de la gran misericordia para el mundo entero. Te permitiré penetrar en mi tristeza mortal. En esta hora nada le será negado al alma que lo pida por los méritos de Mi Pasión." (Diario #1320, p.472)

"A las tres, ruega por Mi misericordia, en especial para los pecadores y aunque sólo sea por un brevísimo momento, sumérgete en Mi Pasión, especialmente en Mi abandono en el momento de Mi agonía." (Diario #1320, p.472)

"Aun si un alma estuviese en descomposición como un cadáver y humanamente sin ninguna posibilidad de resurrección y todo estuviera perdido, no sería así para Dios: un milagro de la Divina Misericordia resucitaría esta alma en toda su plenitud. ¡Infelices los que no aprovechan de este milagro de la Misericordia Divina! ¡Lo invocaran en vano, cuando sea demasiado tarde!." (Diario #1448, p.510)

"Los dos rayos significan la Sangre y el Agua. El rayo pálido simboliza el Agua que justifica a las almas. El rayo rojo simboliza la Sangre que es la vida de las almas...Ambos rayos brotaron de las entrañas más profundas de Mi misericordia cuando Mi Corazón agonizante fue abierto en la cruz por la lanza. Estos rayos protegen a las almas de la indignación de Mi Padre. Bienaventurado quien viva a la sombra de ellos, porque no le alcanzará la justa mano de Dios." (Diario #299, p.153)

"La humanidad no conseguirá la paz hasta que no se dirija con confianza a Mi misericordia. Oh, cuánto Me hiere la desconfianza del alma. Esta alma reconoce que soy santo y justo, y no cree que Yo soy la Misericordia, no confía en Mi bondad. También los demonios admiran Mi justicia, pero no creen en Mi bondad." (Diario #300, p.153)

"¡Cuánto deseo la salvación de las almas! Mi querida secretaria, escribe que deseo volcar mi Vida Divina en las almas humanas y santificarlas, con tal de que quieran recibir mi Gracia. Los más grandes pecadores podrían alcanzar una gran santidad si solamente tuvieran confianza en mi Misericordia. Mis entrañas están colmadas de Misericordia, que es derramada sobre todo lo que he creado. Mi delicia consiste en el obrar en las almas de los hombres, llenarlas con mi Misericordia y justificarlas. Mi Reino en la tierra es mi Vida en las almas de los hombres." (Diario #1784, p. 628)

"Reza incesantemente este Rosario que te he enseñado. Todo aquel que lo rece se hará acreedor a la Misericordia a la hora de la muerte...Los Sacerdotes lo recomendaran a los pecadores como última tabla de salvación. Hasta el pecador mas empedernido, si lo reza una vez tan solo, recibirá la Gracia de mi Misericordia infinita.. Deseo que todo el mundo conozca mi Misericordia. Quiero conceder gracias inauditas a aquellos que confíen en mi Misericordia. (Diario #687, p. 290)

"A las almas que recen esta coronilla, Mi Misericordia las envolverá en vida y especialmente en la hora de la muerte." (Diario #754, p. 310)

"A través de ella obtendrás todo, si lo que pides está de acuerdo con Mi voluntad." (Diario #1731, p. 608)

"Oh que enorme caudal de Gracias derramaré sobre las almas que recen esta coronilla: las entrañas de mi Misericordia se enternecen por aquellos que rezan la coronilla.. Anota estas palabras, hija mía, habla al mundo de mi Misericordia. Que toda la humanidad conozca mi insondable Misericordia. Es la señal de los últimos tiempos, después de ella vendrá el día de la justicia. Cuando todavía queda tiempo, recurran al manantial de mi Misericordia; que aprovechen de la Sangre y el Agua que brotó para ellos." (Diario # 848, p.338)

" Mi Misericordia es mas grande que tus miserias y de aquellas del mundo entero. ¿Quién ha medido mi bondad? Por ti he bajado del cielo a la tierra, por ti me he dejado poner en la Cruz, por ti he permitido que fuera abierto con una lanza mi Sagrado Corazón y he abierto para ti una fuente de Misericordia. Ven y toma de las Gracias de esta fuente con el recipiente de la confianza. No rechazaré jamás un corazón que se humilla, tu miseria será hundida en el abismo de mi Misericordia." (Diario #1485, p. 521)

"...aquellos que proclamarán mi gran Misericordia. Yo mismo los defenderé en la hora de la muerte, como mi Gloria aunque los pecados de las almas fuesen negros como la noche, cuando un pecador se dirige a mi Misericordia, me rinde la gloria más grande y es un honor para mi pasión. Cuando un alma exalta mi Bondad, entonces Satanás tiembla y huye a lo más profundo del infierno." (Diario #378, p. 186)

"Mi Corazón está colmado de gran Misericordia por las almas y sobre todo por los pobres pecadores. Oh si pudieran comprender que Yo soy para ellos el mejor de los padres; que para ellos ha brotado de mi Corazón Sangre y Agua, como de un manantial desbordante de Misericordia; que para ellos vivo en el Tabernáculo y como Rey de Misericordia deseo colmar a las almas de Gracias, pero no quieren aceptarlas. Ve tú por lo menos lo más seguido posible a tomar las Gracias, que ellos no quieren aceptar y con esto consolarás mi Corazón..." (Diario #367, p. 178)

"De todas mis llagas, como de arroyos, fluye la Misericordia para las almas, pero la Llaga de Mi Corazón es la fuente de la Misericordia sin límites; de esta fuente brotan todas las Gracias para las almas. Las llamas de mi compasión me consumen, deseo derramarlas sobre las almas de los hombres." (Diario #1190, p.431)

"Deseo unirme a las almas humanas. Mi gran deleite es unirme con las almas. Has de saber, hija Mía, que cuando llego a un corazón humano en la Santa Comunión, tengo las manos llenas de toda clase de gracias y deseo dárselas al alma, pero las almas ni siquiera Me prestan atención, Me dejan solo y se ocupan de otras cosas. Oh, qué triste es para Mí que las almas no reconozcan al Amor. Me tratan como una cosa muerta." (Diario #1385, p. 492)

"Oh, si los pecadores conocieran Mi misericordia no perecería un número tan grande de ellos. Diles a las almas pecadoras que no tengan miedo de acercarse a Mí, habla de Mi gran misericordia." (Diario #1396, p. 496)

SEGUIR LEYENDO [+]

sábado, 7 de noviembre de 2009

Santísima Virgen Medianera de Todas las Gracias



Fiesta: 7 de noviembre

María, asunta a los cielos, no ha dejado su misión salvadora, sino que con su múltiple intercesión continúa obteniéndonos los dones de la salvación eterna.

La mediación universal de la Santísima Virgen María es una doctrina que parece deducirse cada día más claramente de la enseñanza tradicional de la Iglesia. Hasta tal punto está ligada la solicitud maternal de María por todo el género humano a la misión redentora de su Hijo, que forma un todo con ella, y se extiende a todas las gracias que nos ha adquirido Cristo. La fiesta de María Medianera de todas las gracias la instituyó el papa Benedicto XV en 1921; y en ella se nos invita a recurrir siempre con confianza a esta mediación incesante de la Madre del Salvador.

El Concilio Vaticano II ha escrito sobre esta condición de mediadora de la Santísima Virgen: «María, asunta a los cielos, no ha dejado su misión salvadora, sino que con su múltiple intercesión continúa obteniéndonos los dones de la salvación eterna. Con su amor materno cuida de los hermanos de su Hijo, que todavía peregrinan y se hallan en peligros y ansiedad hasta que sean conducidos a la patria bienaventurada.
Por este motivo, la Santísima Virgen es invocada en la Iglesia con los títulos de Abogada, Auxiliadora, Socorro, Mediadora. «Lo cual, sin embargo, ha de entenderse de tal manera que no reste ni añada nada a la dignidad y eficacia de Cristo, único Mediador» (LG 62).

Cristo es el único mediador entre Dios y los hombres. Pero Él, no por necesidad sino por benevolencia, ha querido asociarse otros mediadores. Entre ellos, María.
La mediación de María fluye de un doble hecho: primero, su maternidad espiritual. Ésta exige no sólo la transmisión de la vida sobrenatural, sino también su conservación. Y segundo: su corredención maternal, que requiere la aplicación de la redención a cada uno de los redimidos.
Finalmente, como concluye el Concilio, «la Iglesia no duda en confesar esta función subordinada de María, la experimenta continuamente y la recomienda a la piedad de los fieles, para que, apoyados en esta protección maternal, se unan con mayor intimidad al Mediador y Salvador» (LG 62).

iglesia.org

SEGUIR LEYENDO [+]

viernes, 6 de noviembre de 2009

Esperanza en Cristo es único «remedio» ante la muerte, dice el Papa

Al celebrar esta mañana en la Basílica de San Pedro la tradicional Misa en sufragio de los cardenales y obispos fallecidos durante el año, el Papa Benedicto XVI destacó que lo único que verdaderamente responde al misterio de la muerte es la esperanza en Cristo.

El Papa recordó al iniciar su homilía a los cardenales fallecidos en el último año: Avery Dulles, Pio Laghi, Stephanos II Ghattas, Stephen Kim Sou-Hwan, Paul Joseph Pham Dinh Tung, Umberto Betti y Jean Margéot, manifestando su afecto por ellos y por los obispos fallecidos en este año.

«En estos venerados hermanos –dijo Benedicto XVI– reconocemos a los siervos de los que habla la parábola evangélica, siervos fieles a los que el amo, volviendo de la boda, encuentra despiertos y preparados; pastores que han servido a la Iglesia garantizando al rebaño de Cristo los cuidados necesarios, testigos del Evangelio que, en la variedad de dones y de tareas, han dado prueba de laboriosa vigilancia, de dedicación generosa a la causa del Reino de Dios».

El Papa observó que la separación de los seres queridos es dolorosa y que la muerte es «un enigma cargado de inquietud», pero «para los creyentes, suceda cuando suceda, está iluminado siempre por «la esperanza de la inmortalidad». La fe nos sostiene en estos momentos humanamente cargados de tristeza y desaliento».

Comentando la Primera Carta de San Pedro, segunda lectura de la Misa, Benedicto XVI subrayó que ésta exhorta a los cristianos en su peregrinación terrena a «mantener viva en el corazón la perspectiva de la esperanza, de una esperanza viva, porque Dios, en su gran misericordia, nos regeneró mediante la resurrección de Jesucristo de entre los muertos».

«Este es el motivo por el cual debemos estar «henchidos de esperanza», aunque nos afligen las penas. Si perseveramos en el bien, nuestra fe, purificada por muchas pruebas, resplandecerá un día en todo su fulgor y será para nosotros alabanza, gloria y honor, cuando Jesús se manifieste en su gloria», prosiguió el Papa.

«Aquí reside la razón de nuestra esperanza, que ya nos hace exultar de «gozo indecible y glorioso» mientras estamos en camino hacia la meta de nuestra fe: la salvación de las almas», concluyó.

aciprensa.com

SEGUIR LEYENDO [+]

jueves, 5 de noviembre de 2009

«De entre los que están aquí, algunos no conocerán la muerte antes de haber visto el reino de Dios»

Nuestro Señor Jesucristo se llevó a Pedro, a Santiago y a Juan sobre un monte para mostrarles la gloria de su divinidad y darles a conocer que él era el Redentor de Israel, como lo había enseñado por los profetas. Quería también prevenirles a fin de que no se escandalizaran viendo los sufrimientos, libremente consentidos, que él mismo iba a sufrir por nosotros en su naturaleza humana. En efecto, le conocían como hombre, pero ignoraban que era Dios: le conocían como al hijo de María, un hombre viviendo con ellos en el mundo, pero en el monte les hizo conocer que era el Hijo de Dios, y Dios él mismo.

Le habían visto comer y beber, trabajar y descansar, endormecerse y dormir, padecer el terror hasta caerle gotas de sangre, todas estas cosas que no daban la impresión de estar en armonía con su naturaleza divina y que solo eran propias de su humanidad. Por ello los ha conducido al monte, para que el Padre le llame su Hijo y les enseñe que, realmente, él era su Hijo y Dios también. Les ha conducido al monte y les ha enseñado su Reino antes de manifestar sus sufrimientos, su poder antes de su muerte, su gloria antes que los ultrajes, y su honor antes que la ignominia. Así, cuando fuera apresado y crucificado, sus apóstoles sabrían que no lo fue por su debilidad sino con pleno consentimiento y voluntad por la salvación del mundo.

evangelizo.org

SEGUIR LEYENDO [+]

miércoles, 4 de noviembre de 2009

Un documento de identidad para los no nacidos

Se habla mucho de plazos en estos días: límites temporales para legislar sobre la vida de los no nacidos, para penar o no la muerte de niños en el seno materno. Y mientras en algunos lugares se habla de plazos de ejecución, en otros se empeñan en reconocer a los caídos, a los que mueren a causa de abortos naturales.

Hace unos días un grupo de madres americanas ha obtenido por fin un reconocimiento legal para los fetos abortados por causas naturales. Se trata de un particular «certificado de nacimiento» que sirve de prueba de que realmente han existido.

Joanne Cacciatore es una de esas madres. Vive en Arizona y pasó gran parte del pasado año en estado de buena esperanza, aguardando con pasión la llegada de su hija. Hizo todo lo que pudo por ayudar a su pequeña en su combate por nacer. Tenía ya hasta nombre (Cheyenne). Al fin llegó el momento del parto, delicada etapa, batalla decisiva, en todo embarazo. Y Cheyenne no pudo superarlo. Afirma Joan haber vivido lo sucedido con «todo el dolor» de una madre, como quien sale a recibir la fatídica carta del ministerio de defensa en el portal de su casa. Ya antes había descrito a su hija en unos apuntes que debían formar parte de un libro de memorias de la primerísima infancia de Cheyenne. Una página de honor de esas memorias la había reservado Joanne para el certificado de nacimiento: pero algo se torció.

En el hospital le hablaron con palabras frías, el gélido lenguaje burocrático: Joanne no había tenido una niña sino un feto, y los fetos no nacen, no tienen certificado de nacimiento sino de defunción.

Pero Joanne descubrió pronto que no era la única en experimentar el dolor de la pérdida de un ser querido tan joven. A través de Internet, se pone en contacto con víctimas de casos análogos. Como Sari Edber, una joven de Los Ángeles, madre del pequeño Jacob, de quien guardaba todos los recuerdos de su vida intrauterina, incluido un álbum de ecografías. Ellas y otras ponen en marcha una fundación llamada «Missing Angels».

Las siglas coinciden a propósito con las del «Missing in Action» de las fundaciones que honran a los caídos y desaparecidos en combate. Y desde esta asociación piden a las instituciones que también los no nacidos tengan un reconocimiento de haber sido seres vivos, un certificado. «No los llaméis fetos ¬–grita Cacciatore–, no minimicéis nuestra pérdida y nuestro dolor. Son bebés y son guapos. Solo que están ausentes, desaparecidos». Media docena de estados han escuchado las peticiones de esta asociación y entregan ya, a quienes los piden, certificados de nacimiento con carácter retroactivo.

También en Francia los padres que han perdido a un hijo durante el embarazo tienen el consuelo de poder darle un nombre que queda inscrito en el Registro Civil. Desde el pasado febrero, la Cour de Cassation (Tribunal Supremo) ha permitido que sean inscritos en el Registro Civil los concebidos nacidos sin vida, con independencia del tiempo de gestación y de su peso al nacer. Hasta ahora, y desde 2001, ello era ya posible, pero solo cuando la gestación había durado más de 22 semanas, o el nacido sin vida pesaba más de 500 gramos. Estas últimas son las limitaciones que ha hecho desaparecer ahora la Cour de Cassation.

Se permite ahora para todos los concebidos que se les dé un nombre propio, que sean inscritos con ese nombre en el Libro de familia y en el Registro civil, y que se les entierre como a cualquier persona; no adquieren, sin embargo, personalidad jurídica, ni derechos en general, ni toman los apellidos de los padres, ni se establece vínculo jurídico de filiación.

Alberto Pasolini Zanelli
aciprensa.com

SEGUIR LEYENDO [+]




Artículo de la semana:

Vengo por ti

Estoy cansado de trabajar y de ver a la misma gente, camino a mi trabajo todos los días, llego a la casa y mi esposa sirvió lo mismo de la c...

Traductor

Contacto

Nombre

Correo electrónico *

Mensaje *