domingo, 31 de enero de 2010

Para amar como Jesús nos ha amado

Para orar. El amor es el mayor de los mandamientos.
Como Yo los he amado, así también ámense los unos a los otros. Por el amor que se tengan los unos a los otros reconocerán todos que son discípulos míos.
Juan 13, 34-35
PALABRA DE DIOS

El amor es el mayor de los mandamientos


# Tener amor es saber soportar, es ser bondadoso, es no tener envidia, ni ser presumido, ni orgulloso, ni grosero, ni egoísta. Es no enojarse ni guardar rencor. Es no alegrarse de las injusticias sino de la verdad. Tener amor es sufrirlo todo, creerlo todo, esperarlo todo, soportarlo todo.
1 Corintios 13, 4-7

# “Amémonos unos a otros, ya que el amor es de Dios. Y todo el que ama es hijo de Dios y conoce a Dios. Quien no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es amor. En esto se manifestó el amor que Dios nos tiene: en que Dios mandó al mundo a su Hijo único, para que tengamos vida por medio de Él”.
1 Juan 4, 7-9

# “Este es mi mandamiento: Que se amen unos a otros como yo los he amado. El amor más grande que uno puede tener es dar la vida por sus amigos. Ustedes son mis amigos, si hacen lo que yo les mando.
Juan 15, 12-14


Incluye el amor al prójimo

# “Si alguno dice: «Yo amo a Dios», y odia a su hermano, es un mentiroso; pues quien no ama a su hermano a quien ve, no puede amar a Dios a quien no ve. Y nosotros hemos recibido de él este mandato: Que el que ama a Dios, ame también a su hermano.”
1ª. Juan 4, 20-21

# “Llénenme de alegría teniendo unos mismos sentimientos, compartiendo un mismo amor, viviendo en armonía y sintiendo lo mismo. No hagan nada por rivalidad o por vanagloria; sean por el contrario, humildes, y consideren a los demás superiores a ustedes mismos. Que no busque cada uno su propio interés, sino el de los demás. Tengan, pues, los sentimientos que corresponden a quienes están unidos a Cristo Jesús.” Filipenses 2, 2-5


Exigencias del amor cristiano

# “Han oído que se dijo: Ojo por ojo y diente por diente. Pero yo les digo que no enfrenten al que les hace mal; al contrario, a quien te abofetea en la mejilla derecha, preséntale también la otra; al que te demande para quitarte la túnica, dale también el manto; y al que te pida que lo acompañes mil pasos, ve con él dos mil. Da a quien te pida, y no des la espalda al que te pide prestado.”
Mateo 5, 38-42

# “Han oído que se dijo: Ama a tu prójimo y odia a tu enemigo. Pero yo les digo: Amen a sus enemigos y oren por quienes los persiguen. Así serán dignos hijos de su Padre del cielo, que hace salir el sol sobre buenos y malos, y manda la lluvia sobre justos e injustos. Porque, si aman a quienes los aman, ¿Qué recompensa merecen? ¿No hacen también eso los que recaudan impuestos para Roma? Y si saludan sólo a sus hermanos ¿Qué hacen demás? ¿No hacen lo mismo los paganos? Ustedes sean perfectos, como su Padre celestial es perfecto.”
Mateo 5, 43-48

“No murmuréis entre vosotros”
Juan 6, 43

# “No habléis mal unos de otros, hermanos. El que habla mal de un hermano o juzga a su hermano, habla mal de la Ley y juzga a la Ley; Y si juzgas a la Ley ya no eres un cumplidor de la Ley sino un juez. Uno solo es legislador y juez, el que puede salvar o perder. En cambio tú, ¿quién eres para juzgar al prójimo?”
Santiago 4, 11-12


Llamados a la compasión

# “¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que pagáis el diezmo de la menta, del aneto y del comino, y descuidáis lo más importante de la Ley: la justicia, la misericordia y la fe! Esto es lo que había que practicar, aunque sin descuidar aquello. ¡Guías ciegos, que coláis el mosquito y os tragáis el camello!”
Mateo 23, 23-24

“Sed compasivos como vuestro Padre es compasivo. No juzguéis y no seréis juzgados, no condenéis y nos seréis condenados; perdonad y seréis perdonados. Dad y se os dará; una medida buena, apretada, remecida, rebosante podrá en el alba de vuestros vestidos. Porque con la medida con que midas se os medirá.
Lucas 6, 36-38

# “Hijo, no prives al pobre del sustento, ni des largas a los que te piden con ojos suplicantes. No hagas sufrir al hambriento, ni exasperes al que vive en la miseria. No te ensañes con el corazón desesperado, ni retrases la ayuda al mendigo. No rechaces la suplica del atribulado ni vuelvas la espalda al pobre. No apartes la mirada del necesitado, ni le des ocasión de maldecirte. Porque si te maldice lleno de amargura, su Creador escuchará su imprecación.”
Eclesiástico 4, 1-6


Corrección fraterna

# “Si tu hermano te ofende, ve y llámale la atención a solas. Si te hace caso, habrás ganado a tu hermano. Si no te hace caso, toma contigo uno o dos, para que cualquier asunto se resuelva en presencia de dos o tres testigos. Si no les hace caso a ellos, díselo a la comunidad; y si no hace caso ni siquiera a la comunidad, considéralo como un pagano”.
Mateo 18, 15-17


El amor fundamento de vida

# “Si nos amamos unos a otros, Dios vive en nosotros y su amor ha llegado en nosotros a ser total”.
1 Juan 4, 12

# “Maestro, ¿cuál es el mandamiento mayor de la Ley?» Él le dijo: Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente. Este es el mayor y el primer mandamiento. El segundo es semejante a éste: Amarás a tu prójimo como a ti mismo”
Mateo 22, 36-39

# “En esto se reconocen los hijos de Dios y los hijos del diablo todo el que no obra la justicia no es de Dios, y quien no ama a su hermano, tampoco.”
1ª Juan 3,10

# “Que Cristo viva en sus corazones por la fe. Que el amor sea el fundamento de sus vidas, y así puedan comprender con todo el pueblo santo cuán ancho, largo, profundo y alto es el amor de Cristo”. Efesios 3, 16-18


ORACION

Letanías de la humildad

¡Jesús manso y humilde de corazón!
Del deseo de ser estimado, líbrame, Señor.
Del deseo de ser alabado, líbrame, Señor.
Del deseo de ser aplaudido, líbrame, Señor.
Del deseo de ser consultado, líbrame, Señor.
Del temor de ser humillado, líbrame, Señor.
Del temor de ser despreciado, líbrame, Señor.
Del temor de ser reprendido, líbrame, Señor.
Del temor de ser calumniado, líbrame, Señor.
Del temor de ser puesto en ridículo, líbrame, Señor.
Del temor de ser injuriado, líbrame, Señor.
Concédeme, Señor, la gracia de desear
Que otros sean más amados que yo.
Que otros sean más estimados que yo.
Que el valor de los demás sea reconocido y el mío no.
Que otros sean alabados por sus obras y de las mías no se haga caso.
Que a los otros se les ponga en cargos de especial relieve
Y que a mí se me juzgue por inútil.
Que otros sean preferidos a mí en todo.
Que los demás sean más santos que yo,
Con tal que yo sea todo lo santo que pueda.


REFLEXION

"Una cosa yo he aprendido en la vida al caminar. No puedo ganarle a Dios, cuando se trata de dar, por más que quiero yo darle, siempre me gana Él a mí. Porque me regresa más de lo que yo le di. Si doy, no es porque tengo; más bien tengo porque doy. Y cuando Dios me pide, es que Él me quiere dar y cuando mi Dios me da, es que quiere pedir.
Si tú quieres, haz el intento y comienza a dar hoy. Verás que en poco tiempo tú también podrás decir: Una cosa yo he aprendido en la vida al caminar, no puedo ganarle a Dios cuando se trata de dar."
# (Peter Coates)

mariamedianera.ning.com

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viernes, 29 de enero de 2010

¿Ser pobre o ser rico?

La pobreza debe ser llevada con humildad al igual que la riqueza

Un tema delicado, sin dudas. Contradictorio al menos en apariencia, difícil de poner en palabras que conformen a todo el mundo. Para algunos, vale aquello de que “mas fácil es que pase un camello por el ojo de una cerradura, de que entre un rico al Reino de los Cielos”. Para otros vale aquello de que “la riqueza o pobreza de un alma está en el aspecto espiritual del término, no en el material”. De una forma u otra las Sagradas Escrituras dan referencias que podrían alimentar variadas interpretaciones, especialmente cuando el interesado tiene algún particular ángulo que desea priorizar.

De tal modo, los que se consideran a si mismos como “ricos” tratarán de encontrar en este escrito justificación a su riqueza. Y los que se consideran “pobres” buscarán encontrar aquí consuelo y promesa de “salvación automática”. Ni lo uno, ni lo otro. No es ese el espíritu de las diversas palabras que Jesús nos ha dejado sobre este delicado tema en los Evangelios.

El primer paso es comprender si riqueza material es sinónimo de casi segura condenación del alma. Recordamos el caso del joven rico que quiere seguir al Señor, y Jesús le pone como requisito el dejar atrás bienes y honores, y él tristemente deja alejarse al Salvador, mientras se queda atado a su riqueza. También el caso del rico que no da ni los restos de su comida al pobre que pide en la puerta de su casa. En muchas oportunidades Jesús nos ha marcado el peligro espiritual que acarrean los bienes materiales. Si, pareciera que es un hueco muy estrecho como para que pase el camello famoso.

Pero meditando sobre este asunto recordé a aquellos que fueron los mejores amigos de Jesús en la tierra. Ellos fueron muy probablemente tres hermanos: María Magdalena, Marta y Lázaro, hijos de Teofilo. Quizás la familia más rica de la Palestina de aquella época, en propiedades en Jerusalén, en Betania, y en muchos otros lugares. La casa de Betania era el lugar de descanso preferido de Jesús cuando subía a Jerusalén. A Lázaro y sus hermanas pedía Jesús muchos favores materiales cuando llegaban a El casos desesperantes de gente que necesitaba ayuda. Y los hermanos siempre respondían, fieles al Mesías que ellos habían reconocido en aquel Hombre de Galilea.

Si, los hijos de Teofilo eran ricos, riquísimos, pero supieron merecer la amistad del Señor. Jesús lloró cuando vio la tumba de Lázaro, y de hecho hizo de su resurrección el más impresionante milagro, en fecha ya cercana al Gólgota. Su hermana, María Magdalena, tuvo el honor de ser la primera persona que lo viera Resucitado. Vaya honor, ¿verdad? Nada está narrado por casualidad en los Evangelios, de tal modo que tan particular amistad entre la familia más rica del lugar, y Jesús, tiene que tener un significado profundo.

Leyendo un hermoso libro titulado “La Palabra continúa” encontré esta frase: “El rico que da con amor y caridad verdadera, es el que se hace amar y no envidiar del pobre”. De este modo, aceptar la propia riqueza proveniente de un trabajo honesto de los padres, o del propio digno esfuerzo, no es pecado si se la acepta para hacer buen uso de ella. Por supuesto que la riqueza basada en dinero logrado por malas artes no tiene mucha cabida frente a Dios. Pero la riqueza heredada o lograda con trabajo digno, es una manifestación de la Voluntad de Dios sobre nosotros. El asunto es qué espera Dios que hagamos con esos dones, porque sin dudas que es mucho el bien que, como Lázaro y sus hermanas, se puede hacer desde una buena posición económica y social, adquirida legítimamente.

Vistas así las cosas, el camello puede pasar por el ojo de la cerradura, pero con una responsabilidad y un esfuerzo que hacen la tarea muy difícil. La riqueza parece de esta forma asimilarse a una prueba ciclópea para el alma, más allá de que configura un gran don, una gracia que Dios concede. La gran pregunta de vida que las personas ricas deben hacerse es qué hacer con los bienes que Dios ha puesto en sus manos.

Si la riqueza nos enfrenta a semejantes pruebas espirituales, ¿es acaso la pobreza un don de Dios? Realmente lo es, es una ayuda muy grande que Dios da para encontrar verdadera humildad y sencillez en el corazón, puertas fundamentales para el camino a la santidad. ¿Es entonces pobreza sinónimo de salvación? Sin dudas que no. Un sacerdote amigo me decía que si bien es notable la soberbia de los ricos, es también impactante la soberbia de los pobres.

Me quedé mucho tiempo pensando en sus palabras, hasta que comprendí que se refería al resentimiento y desprecio por aquellos que tienen algo que uno no tiene, sea un bien material, cultural, o incluso espiritual. Ser pobre y vivir amargado por ello, es tan malo espiritualmente como ser rico y no hacer uso de lo recibido para el bien de los demás. En ambos casos se cae en una vida alejada del amor que Dios espera de nosotros.

La pobreza debe ser llevada con humildad también, al igual que la riqueza, haciendo de las carencias un agradecimiento a que Dios no nos somete a la prueba de la abundancia. Difícil tarea, ¿verdad? Suena más difícil que la tarea del rico, de hacer buen uso de lo recibido. Sin embargo, creo yo que, espiritualmente hablando, la tiene más difícil el rico que el pobre. Pero en cualquier caso queda en cada alma el saber como hacer de la situación que nos toca vivir, una oportunidad única de honrar a Dios con amor y verdadera humildad de corazón.

Si ser pobre o si ser rico, son cuestiones de este mundo material en que vivimos, cuestiones muy alejadas del destino de verdadera realeza que nos espera. Riquezas en este mundo, caminos que nos alejan de la genuina riqueza, si no sabemos utilizarlas para beneficio de los demás. Pobrezas y miserias en este mundo, un sufrimiento que puede ayudarnos a encontrar la estrecha senda al Reino, si las aceptamos con alegría de corazón y hacemos de ello un motivo de unión a la Pobreza del Resucitado.

Jesús tuvo una unión muy intensa con pobres, enfermos e indefensos, y una amistad profunda con algunos ricos pero bondadosos. Pero, por sobre todas las cosas, no olvidemos que los que lo enviaron a la Cruz fueron los ricos del lugar que no aceptaron que el Señor viniera a alterar su poder y comodidad, sus riquezas materiales, su dominio sobre los pobres. Y tú, rico o pobre, ¿qué haces con ello?

Oscar Schmidt
reinadelcielo.org

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jueves, 28 de enero de 2010

Santo Tomás de Aquino


Fiesta: 28 de Enero

Tomás nació en Roccasecca, cerca de Aquino, Nápoles. Hijo del Conde Landolfo de Aquino y Teodora, Condesa de Teano. Era el menor de 12 hermanos y su familia estaba emparentada con los emperadores Enrique VI y Federico II y los reyes de Aragón, Castilla y Francia.

A los 5 años fue enviado a recibir su primera formación con los monjes Benedictinos de Monte Casino. Desde muy pequeño se observó su buena disposición para la meditación y oración y su maestro se sorprendió al oírle preguntar “¿qué es Dios?”.

Alrededor del año 1236, le enviaron a la Universidad de Nápoles, donde sus maestros fueron Pietro Martín y Petrus Hibernos, pero pronto supero a Martín en Gramática y fue transferido a Pedro de Irlanda quien le formo en Lógica y Ciencias Naturales. Tomás repetía las lecciones con mayor profundidad y lucidez que sus maestros.

Entre 1240 y 1243 recibió el hábito de la Orden de Santo Domingo, atraído y dirigido por Juan de San Julián, un conocido predicador del convento de Nápoles.

Al recibir la noticia, su madre se apresuró a ir a Nápoles para ver a su hijo. Los Dominicos temiendo que se lo llevaran, le enviaron a Roma, aunque su destino final sería París o Colonia. Teodora recurrió a los hermanos de Tomás, soldados del emperador Federico, quienes capturaron al novicio cerca del pueblo de Aquependente y le recluyeron en la fortaleza de San Juan de Roccasecca. Allí estuvo detenido casi dos años, mientras sus padres, hermanos y hermanas hacían los posible por destruir su vocación.

Tras los impulsos de ira y tristeza, su madre empezó a ceder; se les permitió a los Dominicos proporcionarle nuevos hábitos y con la ayuda de su hermana obtuvo algunos libros – Las Sagradas Escrituras, la Metafísica de Aristóteles y las sentencias de Pedro Lombardo. Tras año y medio o dos en prisión, fue liberado, bajándolo en un cesto a los brazos de los Dominicos que se admiraron al darse cuenta de que durante su cautiverio había progresado tanto como si hubiera estado en el Studium Generale.

Tomás enseguida hizo sus votos y sus superiores lo enviaron a Roma. En 1245 se trasladó a París junto con Alberto Magno y en 1248 ambos volvieron a Colonia. Durante sus estancia en Colonia, fue ordenado sacerdote por Conrado de Hochstaden, Arzobispo de esta ciudad.

En 1251 o 1252, el Maestro General de la Orden, aconsejado por Alberto Magno y Hugo de San Caro, nombró a Tomás Bachiller (subregente) del Studium Dominico en París. Este nombramiento puede considerarse como el principio de su vida pública, ya que su enseñanza rápidamente llamó la atención tanto de profesores como de alumnos. Sus deberes consistían principalmente en explicar las "Sentencias" de Pedro Lombardo, y sus comentarios sobre ese texto teológico le proporcionaron el material y, en gran parte, un esquema general para su obra magna, la "Summa Theologica".

Santo Tomás recibió su doctorado en Teología en 1257 y su tema fue "La Majestad de Cristo". Desde entonces, la vida de Tomás puede resumirse en pocas palabras, orar, predicar, enseñar, escribir, viajar.

Tan dedicado estaba a su sagrada misión que con lágrimas pedía que no le obligaran a aceptar la titularidad del Arzobispado de Nápoles, que le fue conferido por Clemente IV en 1265. Si hubiese aceptado este nombramiento, muy probablemente nunca hubiera escrito la "Suma Teológica".

Cediendo a las peticiones de sus hermanos, en varias ocasiones participó en las deliberaciones de los Capítulos Generales de la Orden. Uno de dichos capítulos tuvo lugar en Valenciennes (1259), donde colaboró con Alberto Magno y Pedro de Tarentasia (que sería el Papa Inocencio V) a formular un sistema de estudios que substancialmente permanece hasta hoy en los studia generalia de la Orden Dominicana.

No sorprende leer en las biografías de Santo Tomás que frecuentemente se abstraía y quedaba en éxtasis. Hacia el final de su vida éstos momentos de éxtasis se sucedían con mayor frecuencia. Una vez en Nápoles, en 1273, tras completar su tratado sobre la Eucaristía, tres hermanos le vieron levitar en éxtasis, y oyeron una voz que venía del crucifijo del altar que decía: "Has escrito bien de mí, Tomás, que recompensa deseas?". Tomás respondió, "Nada más que a ti, Señor".

La "Summa Theologica" fue la obra más famosa de Santo Tomás. Fundamentándose en la Sagrada Escritura, la filosofía, la teología y la doctrina de los santos, explica todas las enseñanzas católicas. El autor mismo la consideraba sencillamente un manual de la doctrina Cristiana para estudiantes. En realidad es una completa exposición, ordenada con criterio científico de la Teología y a la vez un sumario de la Filosofía Cristiana. El Concilio de Trento contaba con tres libros de consulta principal: la Sagrada Biblia, los Decretos de los Papas, y la Suma Teológica de Santo Tomás.

El Papa le encargó que escribiera los himnos para la Fiesta Corpus Christi. Así compuso el Pange Lingua y el Tantum Ergo y varios otros cantos Eucarísticos clásicos. Su devoción por la Virgen María fue muy grande y en el margen de sus cuadernos escribía: "Dios te salve María".

Y el 6 de diciembre de 1273, dejó su pluma y no escribió más. Ese día, durante la Misa, experimentó un éxtasis de mucha mayor duración que la acostumbrada; sobre lo que le fue revelado sólo podemos conjeturar por su respuesta al Padre Reinaldo, que le animaba a continuar sus escritos: "No puedo hacer más. Se me han revelado tales secretos que todo lo que he escrito hasta ahora parece que no vale para nada".

Tomás comenzó su preparación inmediata para la muerte. Gregorio X, habiendo convocado un concilio general a celebrar en Lyon el primero de mayo de 1274, invitó a Santo Tomás y San Buenaventura a participar en las deliberaciones, ordenó al primero traer al concilio su tratado "Contra errores Graecorum" (Contra los Errores de los Griegos). Intentó obedecer y salió a pie en enero de 1274, pero le fallaron las fuerzas; cayó desplomado cerca de Terracina, desde donde le llevaron al Castillo de Maienza, hogar de su sobrina la Condesa Francesca Ceccano. Los monjes cistercienses de Fossa Nuova, insistieron para que se alojara con ellos, y así fue trasladado a su monasterio.

Murió el 7 de marzo de 1274. Numerosos milagros atestiguaron su santidad. Los monjes de Fossa Nuova querían a toda costa quedarse con sus sagrados restos, pero Urbano V ordenó que el cuerpo fuera entregado a sus hermanos Dominicos, siendo trasladado solemnemente a la Iglesia Dominica de Toulouse, el 28 de enero de 1369.

La magnífica capilla erigida en 1628 fue destruida durante la revolución francesa y su cuerpo trasladado a la Iglesia de San Sernin, donde reposa hasta el día de hoy en un sarcófago, de oro y plata, que fue solemnemente bendecido por el Cardenal Desprez el 24 de julio de 1878. El hueso mayor de su brazo izquierdo se conserva en la catedral de Nápoles. El brazo derecho, donado a la Universidad de París y originalmente conservado en la Capilla de Santo Tomás de la Iglesia Dominicana, se guarda actualmente en la Iglesia Dominicana de Santa María sopra Minerva en Roma a donde llegó tras la revolución francesa.

Fue canonizado por Juan XXII, el 18 de julio de 1323. San Pío V proclamó a Santo Tomás Doctor de la Iglesia en 1567. En la Encíclica "Aeterni Patris" del 4 de agosto de 1879 sobre la restauración de la filosofía cristiana, León XIII le declaró "príncipe y maestro de todos los doctores escolásticos". El mismo ilustre pontífice, mediante una Breve del 4 de agosto de 1880, le designó patrono de todas las universidades, academias y escuelas católicas de todo el mundo.

iglesia.org

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miércoles, 27 de enero de 2010

Amor en la latita de leche



Dos hermanitos vestidos de forma harapienta, provenientes del arrabal, uno de cinco años y el otro de diez, iban pidiendo un poco de comida por las casas de la calle que rodea la colina.

Estaban hambrientos y cuando mendigaban po las casas, escuchaban frases detrás de la puerta como "vaya a trabajar y no molesten", o "aquí no hay nada, pordiosero..."

Las múltiples tentativas frustradas entristecían a los niños...

Por fin, una señora muy atenta les dijo: "Voy a ver si tengo algo para ustedes...¡Pobrecitos!".
Y volvió con una latita de leche.

¡Qué fiesta! Ambos se sentaron en la acera. El más pequeño le dijo al de diez años: "tú eres el mayor, toma primero...y lo miraba con sus dientes blancos, con la boca medio abierta, relamiéndose".

Yo contemplaba la escena como tonto... ¡Si vieran al mayor mirando de reojo al pequeñito...!

Se lleva la lata a la boca y simulando que bebía, apretaba los labios fuertemente para que no le entrase ni una sola gota de leche.

Después, extendiéndole la lata, decia al hermano: "Ahora es tu turno. Sólo un poquito."

Y el hermanito, dando un trago exclamaba: "¡Está sabrosa!"

"Ahora yo", dice el mayor. Y llevándose a la boca la latita, ya medio vacía, no bebia nada.

"Ahora tú", "Ahora yo", "Ahora tú", "Ahora yo"...

Y, después de tres, cuatro, cinco o seis tragos, el menor, de cabello ondulado, barrigudito, con la camisa afuera, se acababa toda la leche... él solito.

Esos "ahora tú", "ahora yo" me llenaron los ojos de lágrimas... Y entonces, sucedió algo que me pareció extraordinario.

El mayor comenzó a cantar, a danzar, a jugar fútbol con la lata vacía de leche. Estaba radiante, con el estómago vacío, pero con el corazón rebosante de alegría.

Brincaba con la naturalidad de quien no hace nada extraordinario, o aún mejor, con la naturalidad de quien está habituado a hacer cosas extraordinarias sin darles la mayor importancia.

De aquél muchacho podemos aprender una gran lección: "Quien da es más feliz que quien recibe."

Es así que debemos amar. Sacrificándonos con tanta naturalidad, con tal elegancia, con tal discreción, que los demás ni siquiera puedan agradecernos el servicio que les prestamos."

¿Cómo podrías hoy encontrar un poco de esta "felicidad" y hacer la vida de alguien mejor, con más "gusto de ser vivida"?

¡Adelante, levántate y haz lo que sea necesario!

Cerca de nosotros puede haber un amigo que necesita de nuestro hombro, de nuestro consuelo y, quizá aún más, de un poco de nuestra paz....

webcatolicodejavier.org

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martes, 26 de enero de 2010

¿Por qué ir a misa el domingo?

Una persona que siempre iba a misa, escribió una carta al editor de un periódico quejándose de que no tenia ningún sentido ir a misa todos los domingos. He ido a la Iglesia por 30 años, escribía, en ese tiempo he escuchado algo así como unos 3.000 sermones. Pero juro por mi vida, que no puedo recordar uno solo de ellos. Por eso pienso que estoy perdiendo mi tiempo y los padres están perdiendo su tiempo dando sermones.

Para el deleite del editor, esto empezó una verdadera controversia en la columna de "Cartas al Editor". Esto continuó durante semanas hasta que alguien escribió esta nota:

"He estado casado por 30 años. Durante ese tiempo mi esposa me ha cocinado unas 32.000 comidas. Pero juro por mi vida, que no puedo recordar el menú entero de todas esas comidas. Pero sé una cosa: esas comidas me nutrieron y me dieron la fuerza necesaria para hacer mi trabajo. Si mi esposa no me hubiera dado todas esas comidas, estaría físicamente muerto hoy. Igualmente, si no hubiera ido a la iglesia para nutrirme, estaría espiritualmente muerto hoy!

Cuando tú no estás en nada....Dios si está en algo! La fe ve lo invisible, cree lo increíble y recibe lo imposible!

Da gracias a Dios por nuestra nutrición física y espiritual! Y... Cuando Satanás toque a tu puerta, simplemente di: Jesús, ¿podrías atender la puerta por favor? Creo en Dios como un ciego cree en el sol, no porque lo ve, sino porque lo siente."

iglesia.org

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lunes, 25 de enero de 2010

Dios, como a Pablo, te invita a la conversión

SS Benedicto XVI



Convertirse significa, para cada uno de nosotros, creer que Jesús se ha entregado a sí mismo por mí.

Hoy, 25 de enero, se hace memoria de la “Conversión de san Pablo” (...) En el caso de Pablo, algunos prefieren no utilizar el término conversión, porque -dicen- él ya era creyente, es más hebreo ferviente y por ello no pasó de la no-fe a la fe, de los ídolos a Dios, ni tuvo que abandonar la fe hebrea para adherirse a Cristo. En realidad, la experiencia del Apóstol puede ser el modelo de toda auténtica conversión cristiana.

La de Pablo maduró en el encuentro con el Cristo resucitado; fue este encuentro el que le cambió radicalmente la existencia. En el camino de Damasco sucedió para él lo que Jesús pude en el Evangelio de hoy: Saulo se convirtió porque, gracias a la luz divina, “creyó en el Evangelio”. En esto consiste su conversión y la nuestra: en creer en Jesús muerto y resucitado y en abrirse a la iluminación de su gracia divina.

En aquel momento, Saulo comprendió que su salvación no dependía de las obras buenas realizadas según la ley, sino del hecho que Jesús había muerto también por él -el perseguidor- y que estaba, y está, resucitado. Esta verdad, que gracias al Bautismo ilumina la existencia de cada cristiano, alumbra completamente nuestro modo de vivir.

Convertirse significa, también para cada uno de nosotros, creer que Jesús “se ha entregado a sí mismo por mí”, muriendo en la cruz (cfr Gal 2,20) y, resucitado, vive conmigo y en mí. Confiándome al poder de su perdón, dejándome tomar la mano por Él, puedo salir de las arenas movedizas del orgullo y del pecado, de la mentira y de la
tristeza, del egoísmo y te toda falsa seguridad, para conocer y vivir la riqueza de su amor.

Queridos amigos, la invitación a la conversión, valorada por el testimonio de san Pablo, resuena hoy (...) El Apóstol nos indica la actitud espiritual adecuada para poder progresar en el camino de la comunión. “Ciertamente no he llegado a la meta -escribe a los Filipenses -, no he llegado a la perfección; pero me esfuerzo en correr para alcanzarla, habiendo sido yo mismo alcanzado por Cristo Jesús” (Fil 3,12).

Ciertamente, nosotros los cristianos no hemos conseguido llegar aún a la meta de la unidad plena, pero si nos dejamos continuamente convertir por el Señor Jesús, llegaremos seguramente.

La Virgen María, Madre de la Iglesia una y santa, nos obtenga el don de una conversión verdadera, para que cuanto antes se realice el anhelo de Cristo: “Ut unum sint”.

catholic.net

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domingo, 24 de enero de 2010

El collar de perlas

Teresa era una linda niña de cinco años de ojos relucientes. Un día mientras ella con su mamá visitaban la tienda, Teresa vio un collar de perlas de plástico que costaba 2.50 dólares. ¡Cuánto deseaba poseerlo! Preguntó a su mamá si se lo compraría, y su mamá le dijo: Hagamos un trato, yo te compraré el collar y cuando lleguemos a casa haremos una lista de tareas que podrás realizar para pagar el collar, ¿está bien? Teresa estuvo de acuerdo, y su mamá le compró el collar de perlas.

Teresa trabajó con tesón todos los días para cumplir con sus tareas. En poco tiempo Teresa canceló su deuda. ¡Teresa amaba sus perlas! Ella las llevaba puestas a todas partes: al kinder, a la cama, y cuando salía con su mamá.

Teresa tenía un padre que la quería muchísimo. Cuando Teresa iba a su cama, él se levantaba de su sillón favorito para leerle su cuento preferido. Una noche, cuando terminó el cuento, le dijo: "Teresa, ¿tú me quieres?", "¡OH!, sí papá". "Entonces, regálame tus perlas," le pidió él. "¡OH, papá! No mis perlas," dijo Teresa. "Pero te doy a Rosita, mi muñeca favorita. ¿La recuerdas?, tú me la regalaste el año pasado para mi cumpleaños. Y te doy su ajuar también, ¿está bien, papá?", "¡OH!, no hijita, está bien, no importa", dándole un beso en la mejilla. "Buenas noches, pequeña".

Una semana después, nuevamente su papá le preguntó al terminar el diario cuento: "Teresa, ¿tú me quieres?", "¡OH, sí papá, ¡tú sabes que te quiero!", le dijo ella. "Entonces regálame tus perlas". "¡OH, papá! No mis perlas; pero te doy a Lazos, mi caballo de juguete. Es mi favorito, su pelo es tan suave y tú puedes jugar con él y hacerle trencitas". "¡OH!, no hijita, está bien," le dijo su papá en la mejilla, "Felices sueños."

Algunos días después, cuando el papá de Teresa entró a su dormitorio para leerle un cuento, Teresa estaba sentada en su cama y le temblaban los labios. "Toma papá" dijo, y estiró su mano. La abrió y en su interior estaba su tan querido collar, el cual entregó a su padre. Con una mano él tomó las perlas de plástico y con la otra extrajo de su bolsillo una cajita de terciopelo azul. Dentro de la cajita había unas hermosas perlas genuinas. Él las había tenido todo este tiempo, esperando que Teresa renunciara a la baratija para poder darle la pieza de valor.

Y así es también con nuestro Padre Celestial. Él está esperando que renunciemos a las cosas sin valor en nuestras vidas para darnos preciosos tesoros. ¿No es bueno el Señor? Esto me hace pensar las cosas a las cuales me aferro y me pregunto: ¿qué es lo que Dios me quiere dar en su lugar?
Y a ti... ¿QUÉ TE DICE el Señor?:

"En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "Cuando hagáis oración no habléis mucho, como los paganos, que se imaginan que a fuerza de mucho hablar, serán escuchados. No los imitéis, porque el Padre sabe lo que les hace falta, antes de que se lo pidan. . Del Evangelio Según San Mateo 6, 7-8

webcatolicodejavier.org

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sábado, 23 de enero de 2010

Invocar a María



Cuando nos asalte la tentación debemos invocar a María, porque el nombre de María hace
huir al diablo y sus demonios. ¿Hemos visto lo que hacen los niños al ver un
peligro? Corren hacia su mamá o la llaman a gritos. Pues así tenemos que hacer
cuando viene la tentación, el peligro de pecar; correr a los brazos de la
Virgen, llamarla en nuestro socorro, porque Ella es el Auxilio de los
cristianos. Pero también debemos ir a María e invocarla cuando la tristeza
quiere atenazar y amordazar nuestra alma, y así llevarnos a la desesperanza y al
desánimo, atándonos las manos para el apostolado y para la oración. Entonces
acudamos a la Virgen que es la Causa de nuestra alegría. Ella siempre nos dará
la alegría cristiana, y viendo su sonrisa estaremos felices y las pruebas y
tristezas de la vida desaparecerán o se harán muy llevaderas. ¡Si supiéramos
quién es María! ¡Si viéramos lo poderosa que es ante Dios! Con María lo tenemos
todo, sin María no tenemos nada. ¡Dichosos los devotos de esta Virgen todopoderosa!

mariamedianera.ning.com

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viernes, 22 de enero de 2010

El gran error de la inmisericordia

Quien sigue la norma “piensa mal y acertarás”, quizá no se de cuenta que “pensar mal” casi siempre es el resultado de amar poco.
Cometer errores es, casi inevitablemente, parte de la misma vida

Nos equivocamos al pensar que es buena una persona que luego nos da una puñalada en la espalda (con su lengua, con sus acciones, incluso con un gesto agresivo.

Nos equivocamos al pensar que es mala una persona buena. Por golpes de la vida, por envidias, por egoísmos profundos, descalificamos a otros, los acusamos de delitos que nunca cometieron, o simplemente vemos segundas intenciones en sus palabras amables y en sus ayudas sinceras.

Es triste descubrir que el “amigo” era un villano. Es más confortante abrir los ojos a la bondad de quien teníamos por malo, aunque nos duele tener que reconocer que hemos pensado mal de un inocente.

Pero uno de los errores más graves que puede cometer el cristiano es vivir sin misericordia, sin amor, cerrado a la alegría que viene del perdón sincero.

La Palabra de Dios es clara: “Porque tendrá un juicio sin misericordia el que no tuvo misericordia” (St 2,13). Porque todos estamos llamados a ser como el Padre, que ama a todos, buenos o malos, justos o injustos:

“Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa vais a tener? ¿No hacen eso mismo también los publicanos? Y si no saludáis más que a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de particular? ¿No hacen eso mismo también los gentiles? Vosotros, pues, sed perfectos como es perfecto vuestro Padre celestial” (Mt 5,46-48).

Hay quien sigue la norma “piensa mal y acertarás”, quizá sin darse cuenta de que “pensar mal” casi siempre es el resultado de amar poco y muchas veces lleva a errores graves en el juicio que hacemos sobre otros.

El cristiano tiene otra norma: ama a los demás como Dios los ama. Al bueno y al malo: no somos ciegos, ni tenemos que decir que lo blanco es negro, o que lo negro es malo.

Por eso, también en los casos en que, sin culpa, pensemos que una persona es mala cuando realmente es buena, o que es buena cuando realmente es mala, nunca nos equivocaremos si a los dos sabemos amarles sinceramente.

Así evitaremos uno de los errores más graves que puede herir nuestra vocación cristiana: caer en la inmisericordia. Será posible entonces vivir en la verdad del Evangelio, porque pensaremos y actuaremos según el corazón de Cristo, que no vino a condenar, sino a salvar (cf. Jn 12,47).

P. Fernando Pascual LC
catholic.net

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jueves, 21 de enero de 2010

Siempre estoy contigo

Para aquellos días
en los cuales no sabes como seguir
en los cuales nada parece salir bien
en las situaciones que no quisieras estar
y cuando todo parece salir mal.

Dios te dice que está ahí
más en esos momentos
que piensas que estás solo…

Estoy ahí….
…cuando más me necesitas…
…O crees que un verdadero amigo no está
especialmente en esas situaciones.

Siempre he estado a tu lado
cuando mas piensas que estás solo
siempre camino a tu lado.
Es tan fácil conectarte conmigo…
muchas veces dices no tengo un lugar secreto.
Sólo cierra los ojos
Y ahí estoy llámame,
dentro de ti
esperando que quieras contarme lo que te pasa.


Sabes que siempre tengo una solución para tus problemas
por muy difíciles que parezcan.
No hay situaciones desesperadas
eres tú el que se desespera.


Espera en mí y obedéceme
que yo siempre te daré una salida
Búscame que estoy dispuesto a encontrarte.
Siempre sale el sol después de una tormenta,
Siempre se disipa y llegan nuevos aires
Limpiando todo el cielo amenazante
Y saliendo nuevos rayos.

Siénteme en cada rayo de sol
Tocando tu piel
Con mi calor

Estoy contigo
Y siempre estaré contigo
Nunca te desampararé

“Aunque ´tu padre y tu madre
Te dejaran yo con todo te recogeré….”

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miércoles, 20 de enero de 2010

San Sebastián, Mártir


Fiesta: 20 de Enero

Sebastián, hijo de familia militar y noble, era oriundo de Narbona, pero se había educado en Milán. Llegó a ser capitán de la primera corte de la guardia pretoriana. Era respetado por todos y apreciado por el emperador, que desconocía su cualidad de cristiano. Cumplía con la disciplina militar, pero no participaba en los sacrificios idolátricos. Además, como buen cristiano, ejercitaba el apostolado entre sus compañeros, visitaba y alentaba a los cristianos encarcelados por causa de Cristo. Esta situación no podía durar mucho, y fue denunciado al emperador Maximino quien lo obligó a escoger entre ser su soldado o seguir a Jesucristo.

El santo escogió la milicia de Cristo; desairado el Emperador, lo amenazó de muerte, pero San Sebastián, convertido en soldado de Cristo por la confirmación, se mantuvo firme en su fe. Enfurecido Maximino, lo condenó a morir asaeteado: los soldados del emperador lo llevaron al estadio, lo desnudaron, lo ataron a un poste y lanzaron sobre él una lluvia de saetas, dándolo por muerto. Sin embargo, sus amigos que estaban al acecho, se acercaron, y al verlo todavía con vida, lo llevaron a casa de una noble cristiana romana, llamada Irene, que lo mantuvo escondido en su casa y le curó las heridas hasta que quedó restablecido.

Sus amigos le aconsejaron que se ausentara de Roma, pero el santo se negó rotundamente pues su corazón ardoroso del amor de Cristo, impedía que él no continuase anunciando a su Señor. Se presentó con valentía ante el Emperador, desconcertado porque lo daba por muerto, y el santo le reprochó con energía su conducta por perseguir a los cristianos. Maximino mandó que lo azotaran hasta morir, y los soldados cumplieron esta vez sin errores la misión y tiraron su cuerpo en un lodazal. Los cristianos lo recogieron y lo enterraron en la Vía Apia, en la célebre catacumba que lleva el nombre de San Sebastián.

El culto a San Sebastián es muy antiguo; es invocado contra la peste y contra los enemigos de la religión, y además es llamado además el Apolo cristiano ya que es uno de los santos más reproducidos por el arte en general.

aciprensa.com

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martes, 19 de enero de 2010

Como ser un buen Católico

He aqui algunas reglas basicas y obligatorias que todos los Catolicos deberian conocer. Lamentablemente, hay algunos Catolicos que las desconocen, o simplemente no quieren hacerles caso.

Asista a Misa cada semana. Es un pecado mortal deliberadamente no ir a Misa el Domingo o el Sabado de Vigilia.

• Asista a Misa en los Dias Santos de obligacion. Estamos obligados a ir en ciertos Dias de Fiesta. El boletin semanal de su Iglesia a y un buen calendario Catolico enumera estos dias de obligacion.
• Vaya a confesarse por lo menos una vez al año si esta en pecado mortal. Un pecado mortal es un pecado en contra de cualesquiera de los Diez Mandamientos. El Catecismo tiene referencias especificas acerca de pecados mortales y veniales.

• Crea con todo su corazon en La Presencia Verdadera, Cuerpo, Sangre, Alma, y Divinidad, de Nuestro Senor JesuCristo en la Sacrada Eucaristia.
• No reciba Santa Comunion si sabe que se encuentra en pecado mortal en su alma.. Esto constituyeria un pecado mortal peor aun que se llama Sacrilegio. Examinacion de Conciencia se sugiere cada dia y especialmente antes de la Confesion.
• "Obedezcan a sus dirigentes y esten sumisos, pues ellos se desvelan por sus almas, de las cuales deberan rendir cuenta. Ojala esto sea para ellos motivo de alegria y no un peso, pues no les traera a ustedes ventaja de ninguna clase". Hebreos 13:17 Adultos obedezcan a sus dirigentes en el trabajo, a la autoridad, y a la ley. Por supuesto, todos estos estan subjetos a la ley de Dios y alli es donde nuestra primer alianza tiene que estar.

• Obedezca las enseñansas de nuestro Padre Bendito el Papa, y del Magisterio.
Tenemos que respetar la vida en todos los sentidos. El aborto es la muerte de las criaturas indefensas de Dios, un inocente niño en el vientre de su mama. La vida comienza desde la concepcion. Los que creen en el aborto esconden lo que en realidad es "Muerte Legalizada", usando la terminologia, "Derecho de Escoger". No es un "derecho de escoger" si debe de matar al niño que aun no nace o no. El niño no es de ella. Pertenece a DIOS. No es parte de su cuerpo. Como podria serlo si el niño fuera un varon y ella una mujer? Es una persona aparte con sus propios sistemas humanos y hasta podria tener un tipo de sangre diferente a la mama.
Asi pues,nuestro Creador ha creado a cada persona unicamente,funcionando independientemente y con el potencial de ser un miembro humilde del mundo o ser una gran persona. En nuestro hermoso pais, tenemos el poder de votar para que haiga gran gente en posiciones de liderazgo. Un buen Catolico, hace su voto inteligentemente y para una persona que es Pro-Vida y Pro-DIOS. El hecho de votar con la corriente de popularidad que encumbre la arrogancia, el agrandeciemiento propio, y el orgullo de aquellos que estan a favor del "derecho de escoger" es votar por todos aquellos que estan a favor de la cultura de la muerte. Esto esta estrictamente prohibido y va en contra de las enseñanzas de las Iglesia Catolica que es la enseñanza de Cristo! Un voto for el Derecho de Vida es decirle Si a Dios. Recuerde, Maria, Nuestra Madre Amantisima dijo "Si" a Dios. Haga que su voto cuente por la Vida!

• No practique la Contracepcion, al menos que sea por Planeacion Natural Familiar, como nos enseña la Iglesia. El Papa Paulo VI escribio una Encyclica en 1968 en la que enumero las consequencias funesta si la contracepcion continuara. Se llama Humanae Vitae. Asegurese de leer el parrafo #17, ya que predijo exactamente lo que pasaria y esta sucediendo hoy, unos 30 años despues. Contracepcion es la mentalidad drogada que lleva al aborto y mas..
• Los padres tienen la responsabilidad de enseñar a sus hijos el bien del mal a una temprana edad, y de asegurarse que tengan una educacion Catolica adecuada. Enseñeles sus obligaciones dominicales, sus oraciones, que DIOS los ama, etc., en cuanto ellos tengan uso de razon. No es la responsabilidad de la Iglesia hacer esto, ya que la responsabilidad principal pertenece a los padres.
Por el ejemplo de los padres, ellos aprenderan.Nuestros niños cuando no estan bien preparados y no tienen modelos positivos que emular, entran al mundo como presas faciles de muchas religiones falsas y los cultos que esperan capturarlos. En su ignorancia de la verdad, son seducidos por la falsedad y sucumben a sus enseñanzas. Ponga a sus niños en un buen programa educativo religioso. Hagale preguntas a los maestros, laicos y religiosos. Busque un programa que este fuerte para la enseñanza.

• Tenga una devocion amorosa por Nuestra Madre Amantisima de DIOS.
• Reze el Rosario todos los dias.
• Ore todos los dias. Diga el Acto de Contricion cada noche.
• Apoye a la Iglesia economicamente. Cada persona debera de saber que es
lo que puede contribuyir.

Y si tu deseo es ser un buen lider Catolico te recomiendo el exelente libro de;
"Lideres Cristianos".

Dios te siga bendiciendo en abundancia.

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lunes, 18 de enero de 2010

Los 5 pilares de un buen Católico

1.-Oración:Es fundamental que nos comuniquemos con Dios. Si queremos cultivar el amor en nuestra alma, y encontrar la voluntad de Dios en el día a día, tenemos que salir de nosotros mismos, renunciar a nuestros débiles propósitos y dejar que Dios nos hable. También es importante la oración de la Iglesia que se conoce con el nombre de Liturgia de las Horas u Oficio Divino. Desgraciadamente se ha olvidado la pertenencia a la Iglesia en nuestro tiempo y, en consecuencia, la oración que unidos como Iglesia, a ciertas horas del día (horas canónicas), ofrecemos a Dios nuestro trabajo, jornada, día para que el Espíritu Santo nos santifique. No olvidemos que en nuestro peregrinar en este mundo nunca estamos solos: somos una Iglesia en la cual las gracias son compartidas; en virtud de la comunión de los santos todos nos apoyamos, damos y recibimos…

2.- Sacramentos: No pueden faltar porque son los caminos más seguros para alcanzar la santidad…Con ellos todo se ve claro, el alma tiene paz y podemos oír al Señor sin interferencias….Si los olvidamos, nos vamos a transformar en protestantes ¿Por qué? Sin sacramentos nos vamos acostumbrando a pensar que “solo la fe salva”, cuando sabemos que la fe sin amor, no sirve de nada (1 Cor 13, 1-10). Por el Bautismo estamos llamados a ser santos, a vivir nuestra fe integralmente. Necesitamos también alimentarnos de Cristo en la cruz, que es la máxima expresión del Amor: es por eso que acudimos a la Eucaristía, para que no seamos nosotros, sino Cristo que habite en nuestra alma (Ga 2,20). Pero si tampoco acudimos a la confesión, los pecados comienzan a echar raíces, y un pecadito chiquito cuando nos venimos a dar cuenta, ya se ha transformado en pecado mortal. No podemos tampoco recibir al Señor sacramentado sin tener nuestra alma limpia de todo pecado; es como cuando recibimos a una persona importante. Arreglamos la mejor tenida, preparamos la mejor comida ¿Por qué no hacemos lo mismo con el Señor, más cuando se trata de nuestra alma?

3.- La Sagrada Escritura: Como católicos tenemos una deuda con la Palabra de Dios. Como sabemos, la Santa Misa puede dividirse en dos partes: Liturgia de la Palabra y Liturgia Eucarística. Pues bien, la primera de ellas corresponde a la voz de Dios, el Señor que nos va hablando en las lecturas y Evangelios que cada día están puestos para que nos lleguen al corazón, y nos vayan transformando interiormente. Muy recomendable es la Lectio Divina o “Lectura Orante”, que consiste en hacer una lectura no literal de la Biblia, sino trascendentemente. Nos podemos preguntar al leer un texto, ¿Qué nos quiere decir el Señor en este pasaje? ¿Qué nos está pidiendo el Señor en este momento? Nunca olvidemos que la interpretación de la Escritura corresponde al Magisterio de la Iglesia, y en la medida que nosotros seamos fieles a la Iglesia, somos fieles a las palabras de Jesús.

4.- Los pobres: Fundamental es amar al prójimo. El Señor nos ha dicho que Él está en el primer lugar: debemos amar a Dios por sobre todas las cosas. Pero este amor a Dios tiene que expresarse en el amor a nuestros semejantes. No tendrá sentido amar a Dios si maltratamos a las personas que a diario nos toca convivir. Pero el amor de Dios nos pide aún más: la Escritura nos dice que Cristo está en el más necesitado, en la persona que sufre, en el que el mundo rechaza, ahí está Cristo…Si meditamos estas palabras que son impresionantes, nos daremos cuenta qué armonía hay entre el amor a Dios y el amor al prójimo: “Tuve hambre y me diste de comer, tuve sed y me diste de beber “(Mt 25,35).

5.- La Virgen María: Las encíclicas de los Santos Padres terminan siempre maravillosamente: con palabras a María…Sí, porque ella es la Madre del Señor, la mediadora de todas las gracias. Me atrevería a decir que nuestra santidad está incompleta sin que tengamos en cuenta a la madre del Señor. Los santos llegaron a niveles de oración, de conexión con Cristo tan altos, gracias a María…Al ser el único ser sin pecado concebido, es también el ser humano, como nosotros, que más se parece a Cristo…Tenemos el camino mucho más liviano si acudimos a María, en las dificultades, en el sufrimiento, en tantas cosas…Si nos falta fe, le pedimos a ella que interceda; incluso si nos cuesta acercarnos a María, no tengamos miedo que, como dice una linda canción “aunque nuestro amor le falte nunca deja ella de amar”

Estos cinco puntos son irrenunciables para un católico que busca la santidad. Por cierto es una guía que puede hacerse de mejor manera, más completa, pero siempre toda nuestra fe se reducirá inevitablemente a estos puntos. De ellos depende cuánto amor haya en nuestra alma. Pidámosle entonces al Señor que nos ayude a reconocerlos en nuestras vidas y con su ayuda, mejorar cada día más.

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domingo, 17 de enero de 2010

San Antón



Antonio fue egipcio de nacimiento, sus padres de buen linaje, eran acaudalados y acomodados campesinos. Como cristianos, también el mismo creció. Como niño vivió con sus padres, no conociendo sino su familia y su casa. Cuando creció y se hizo muchacho avanzado en edad, no quiso ir a la escuela, deseando evitar la compañía de otros niños, su único deseo era llevar una simple vida de hogar. En su juventud se vio conmovido por las palabras de Jesús que le llegaron en el marco de una celebración eucarística: "Si quieres ser perfecto, ve y vende todo cuanto tienes y dalo a los pobres..." y así lo hizo el rico heredero, a la muerte de sus padres quedó con una única hermana, mucho más joven. Tenía entonces unos dieciocho o veinte años, y tomó cuidado de la casa y de su hermana y en menos de seis meses vendió cuanto tenía, herencia de sus padres (300 fanegas de tierra muy fértil aproximadamente) y entregó a los pobres la considerable suma recibida, dejando sólo un poco para su hermana, a la que ingresó en un convento de vírgenes reconocidas de su confianza para que fuera educada.

Llevó inicialmente vida apartada en su propia aldea se marchó a las cercanías de la ciudad para estar más cerca de los necesidades. Al principio de su nueva vida se dedicó a tejer canastos y con el fruto de ese trabajo lograba mantenerse y repartir entre los pobres. Sufrió grandes tentaciones y ello le indujo a dedicarse enteramente a la meditación y penitencia marchando al desierto junto a un cierto Pablo, experto en vida solitaria. En su busca de soledad y persiguiendo el desarrollo de su experiencia, llegó a fijar su residencia entre unas antiguas tumbas. ¿Por que esta elección? Era un gesto profético, liberador. Los hombres de su tiempo temían desmesuradamente a los cementerios, que creían poblados de demonios. La presencia de Antonio entre los abandonados sepulcros eran un claro mentís a tales supersticiones y proclamaba a su manera el triunfo de la resurrección.

Organizó comunidades de trabajo y oración pero prefirió retirarse de nuevo al desierto donde logró conciliar la vida solitaria con la dirección de un monasterio. Cuando se vio acosado por muchos e impedido de retirarse como era su propósito y su deseo, se fue hacia la Alta Tebaida, a un pueblo en el que era desconocido. Viajó tres días y tres noches con unos sarracenos que estaban por tomar aquella ruta, acercándose, Antonio les pidió ir con ellos al desierto y llegó a una montaña muy alta. Al pie de la montaña había agua clara como el cristal, dulce y muy fresca. Antonio, quedó encantado por el lugar, y se quedo sólo en la montaña, sin ninguna compañía.

Según costumbre visitaba a los monjes en la montaña exterior. Recibiendo una premonición de su muerte habló a los hermanos "esta es la última visita que les hago y me admiraría si nos volviéramos a ver en esta vida. Ya es tiempo de que muera, pues tengo casi ciento cinco años" y despidiéndose de los monjes de la montaña exterior se apresuró hacia la montaña interior donde acostumbraba a vivir. A los pocos meses enfermó, llamó a Macario y Amatha, sus dos discípulos inseparables que le acompañaron en sus últimos 15 años a causa de su avanzada edad a los cuales informó de su última voluntad, que no era otra que se le enterrara en un lugar secreto. Una vez terminado el ritual estiró sus pies, su rostro estaba transfigurado de alegría y sus ojos brillaban de regocijo. Así falleció. Ellos entonces prepararon y envolvieron el cuerpo y lo enterraron. Hasta el día de hoy, nadie sabe, salvo esos dos donde está sepultado.

Antonio murió anciano, hacia el año 356 en las laderas del monte Colzim, próximo al mar Rojo. Al ignorarse la fecha de su nacimiento (se cree que pudo ser en el 250 o el 251) se ha fijado una improbable longevidad aunque ciertamente alcanzó una edad muy avanzada.

lasluminarias.com

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sábado, 16 de enero de 2010

Portavoz vaticano dice que el amor es “el único consuelo” en Haití

Mientras Haití se recupera de la destrucción causada por elterremoto del 12 de enero y los mensajes de apoyo y solidaridad llegan desdetodas partes del mundo, el director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, el P.Federico Lombardi, recordó que “el único verdadero consuelo” para el pueblohaitiano es “el amor genuino y generoso.”

“El mundo está asombrado ante la tragedia del pueblo deHaití,” que ya era de “los más pobres dela tierra”, dijo el P. Lombardi en el programa “Octavo Dies,” que serátransmitido a través del Centro Televisivo Vaticano.

“La Iglesiatambién, que vive con el pueblo, ha sido directa y dolorosamente golpeada porla muerte de tantos de sus miembros,” continuó, en una referencia a la muertedel Arzobispo de Puerto Príncipe, Mons. Serge Miot.

El portavoz vaticano resaltó la reacción del Papa BenedictoXVI, quien “inmediatamente alzó su voz con palabras vibrantes de participaciónespiritual y con un llamado a la solidaridad,” junto con otros innumerableslíderes de todos los países, especialmente los más cercanos en el continenteamericano. A través de esta masiva respuesta, dijo el sacerdote, hemos vistouna vez más que “la gravedad de la tragedia se convierte en una ocasión para unamplio concurso de solidaridad y amor.”

“Este amor genuino y generoso es posiblemente el único verdadero consuelo, la únicaimportante respuesta a este mar de dolor, pues el amor de Cristo que muere enla cruz es la única verdadera respuesta al sufrimiento del hombre,” dijo el P.Lombardi.

En su mensaje citó las palabras de un sacerdote haitianoquien dijo que en medio de las muchas catástrofes humanas y naturales de lasque el pueblo de la isla se ha ido acostumbrando, los haitianos siemprerecuperan la esperanza, “y se trata de una esperanza cristiana. Para loshaitianos, el amor es más fuerte.”

“Deberíamos seguir acompañándoles a través de la solidaridaddel amor, para devolver una vez más a los haitianos, a los pobres y los quesufren en el mundo, la esperanza y el amor,” concluyó.

aciprensa.com

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viernes, 15 de enero de 2010

La omisión

La defino como "el bien que podemos hacer y no hacemos"; he ahí tal vez el más grande pecado que cometemos, quedándonos de brazos cruzados.

Justificamos nuestra indiferencia diciendo "eso no tiene que ver conmigo", "yo no tengo la culpa" y otras frases de cajón, que adormecen la conciencia ante aquello que pudiéndolo dar, no lo dimos.

La lágrima que vimos rodar en el rostro de quien camina a nuestro lado y por no querernos involucrar, no la enjugamos... El papel que tirado en el piso, no lo recogimos; porque fue otro quien lo arrojó, nosotros no lo hicimos...

El pedazo de pan que no compartimos, porque nadie nos lo regaló, de nuestro propio esfuerzo lo obtuvimos... El no querer trabajar un minuto más, porque el contrato dice el tiempo exacto con el cual nos comprometimos...

La riña que no quisimos evitar, para no meternos en problemas que no son míos, la herida que no quisimos curar, porque no fuimos nosotros quién la hicimos... La palabra de aliento que nunca regalamos, a quien encontramos afligido; por temor o por cualquier cosa que justifique ese bien que pudiéndolo hacer, omitimos...

El tiempo que negamos para escuchar a alguien que necesitaba hablar; diciendo que no hay tiempo que perder, aún hay mucho por hacer y trabajar... La limosna que no ofrecimos, porque no queremos contribuir a la mendicidad y ociosidad; la mano que no estrechamos para que otros no piensen mal y no sentirnos juzgados...

La respuesta igual de desagravio que al que nos hirió le dimos; porque si callamos y no nos vengamos, creerán que somos idiotas y pueden siempre herirnos y pisotearnos...
La sonrisa que no regalamos a aquel que encontramos en el camino, porque no tiene nada que ver conmigo...

La oración que no elevamos por el que nadie oró, el perdón que no ofrecimos, la carta que alguien esperó y nunca escribimos; la visita a ese enfermo que solo quedó en el olvido, tanto pero tanto bien, que pudiéndolo hacer, por mil excusas que inventamos para justificarnos, no lo hicimos...

Esa es la rutina en la que a diario vivimos, ese es el camino que se nos presenta cada día pero que no elegimos; porque nos dejamos llevar por lo que dicen y hacen los demás; pensamos en el bien propio e ignoramos lo que siente, piensa y necesita el resto de la humanidad...

Vivimos creyendo que con hacer lo que nos toca o evitar realizar algún mal, nos hemos ganado el cielo, y ya somos buenos... No nos damos cuenta que estamos haciendo lo que no nos cuesta, somos igual que los demás; es más valioso marcar la diferencia, si nos esforzamos un poco más en regalar amor al que lo ha de necesitar; eso es lo que nos hace semejantes a Dios; quien para salvar la humanidad, hizo realidad el amor, y no se conformó con sanar y predicar; sino que inventó una nueva definición del amor, algo que le da su inigualable valor, y es ser capaz de amar tan al extremo que la vida dar por amor... y no sólo lo dijo, sino que así lo vivió, porque por amor, su vida en la cruz entregó...

Aún estamos a tiempo, hay mucho bien que sin darnos cuenta, podemos realizar...

webcatolicodejavier.org

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jueves, 14 de enero de 2010

La fiebre del «no es esto»

Así lo cuentan

Cuenta la tradición que, en cierta ocasión, un bandido llamado Angulimal fue a matar a Buda. Y Buda le dijo: "Antes de matarme, ayúdame a cumplir un último deseo: corta, por favor, una rama de ese árbol."

Angulimal le miró con asombro, pero resolvió concederle aquel extraño último deseo, y de un tajo hizo lo que Buda le había pedido.

Pero luego Buda añadió: "Ahora, por favor, vuelve a pegar la rama al árbol, para que siga floreciendo."

"Debes estar loco —contestó Angulimal— si piensas que eso es posible."

"Al contrario —repuso Buda—, el loco eres tú, que piensas que eres poderoso porque puedes herir, matar y destruir. Eso es cosa fácil, de niños. El verdaderamente poderoso es el que sabe crear y curar."

Lo fácil

Para destruir, para arrasar, para gritar de forma estéril, para estar diciendo siempre que todo está mal, que no es esto...; para todo eso no hace falta arte, ni ciencia, ni esfuerzo, ni cualidades.

Es verdad que siempre es mejor la rebeldía que el conformismo burgués, porque pienso que no estar satisfecho del mundo en el que se vive y querer cambiarlo es algo digno de alabanza. Pero la rebeldía, que es necesaria, debe reunir ciertas condiciones, y quizá la primera sea saber contra qué nos rebelamos. Y es bueno, lógicamente, rebelarse contra el mal, contra la injusticia, contra la mediocridad..., sí, pero primero contra el mal, la injusticia y la mediocridad que haya en uno mismo. No podemos ser como esos rebeldes de pacotilla que ni estudian, ni dan ni golpe, ni pueden ponerse a nadie como ejemplo de nada. Lo suyo más que rebeldía son ganas de molestar.

Lo necesario

La historia está llena de ejemplos de rebeldes que cuando llegaron al poder se volvieron burgueses. Y de rebeldes que, al fracasar, se convirtieron en resentidos que sólo sabían hacer crítica destructiva. Es muy fácil decir que algo está mal y que hay que cambiarlo. Lo difícil —y lo que hace falta— es aportar ideas positivas y conseguir cambiarlo realmente.

Alfonso Aguiló
interrogantes.net

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lunes, 11 de enero de 2010

Estoy siempre contigo

¿Me necesitas? Estoy aquí contigo.
No puedes verme, sin embargo soy la luz que te permite ver
No puedes oírme, sin embargo hablo a través de tu voz.
No puedes sentirme, sin embargo soy el poder que trabaja en tus manos.
Estoy trabajando en ti, aunque desconozcas Mis senderos.
Estoy trabajando, aunque no reconozcas Mis obras.
No soy una visión extraña. No soy un misterio.
Sólo en silencio absoluto, más allá del "yo" que aparentas ser
puedes conocerme, y entonces sólo como un sentimiento y como Fe.
Todavía estoy aquí contigo, Todavía te oigo.
Todavía te contesto.
Aunque me niegues, estoy contigo.
En los momentos en que más solo crees encontrarte, Yo estoy contigo.
Aún en tus temores, estoy contigo.
Aún en tu dolor, estoy contigo.
Estoy contigo cuando oras y cuando no oras.
Estoy en ti y tu estas en Mí.
Sólo en tu mente puedes sentirte separado de Mí, pues solo en tu
mente están las brumas de "lo tuyo" y "lo mío".
Sin embargo tan solo con tu mente puedes conocerme y sentirme.
Vacía tu corazón de temores ignorantes.
Cuando quites el "yo" de en medio, estoy contigo.
De ti mismo no puedes hacer nada, pero Yo todo lo puedo.
Yo estoy en todo.
Aunque no puedas ver bien, el bien está allí, pues Yo estoy allí.
Sólo en Mí el mundo tiene significado; sólo de Mí toma el mundo forma;
Sólo por Mí el mundo sigue adelante
Soy la ley en la cual descansa el movimiento de las estrellas
y el crecimiento de toda célula viva.
Soy el amor que es el cumplimiento de la ley.
Soy seguridad, Soy paz
Soy unificación, Soy la ley por la cual vives.
Soy el amor en el que puedes confiar. Soy tu seguridad.
Soy tu paz, Soy uno contigo, YO SOY.
Aunque falles en encontrarme, Yo nunca dejo de encontrarte.
Aunque tu fe en Mi es insegura. Mi fe en ti nunca flaquea
Porque te conozco, porque te amo.
Mi bien amado, estoy aquí, contigo.
Soy Jesus

iglesia.org

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domingo, 10 de enero de 2010

¿Qué es el domingo?

Es el día que celebra el misterio de la Resurrección del Señor.

Dios mandó a Moisés celebrar el sábado como día del Señor, pero los cristianos, después de la Resurrección de Cristo el día siguiente al sábado, celebramos el Domingo en conmemoración de ese gran acontecimiento.

«La Iglesia, desde la tradición apostólica que tiene su origen en el mismo día de la Resurrección de Cristo, celebra el misterio Pascual cada ocho días, en el día que se llama, con razón Día del Señor o Domingo. » (Catecismo n.1166)

Para los cristianos el domingo reemplaza al sábado. Es la primera fiesta cristiana. Es el día del Señor, día de alegría y de gozo.

El domingo es la primera fiesta cristiana, la fiesta primordial. Durante bastante tiempo fue la única. Los primeros cristianos empezaron enseguida a celebrarlo: ya se habla del domingo en la primera Carta a los Corintios, en los Hechos de los Apóstoles y en el Apocalipsis.

Es el día de la Eucaristía. Durante los primeros siglos el eje del domingo fue la celebración de la Sagrada Eucaristía, en la que se conmemoraba y actualizaba la Resurrección de Jesucristo.

Joseph Ratzinger, «Tiempo Sagrado» de El Espíritu de la Liturgia


El domingo es, por tanto, para el cristiano, la verdadera medida del tiempo, lo que marca el ritmo de su vida.

No se apoya en una convención arbitraria, sino que lleva en sí la síntesis única de su memoria histórica, del recuerdo de la creación y de la teología de la esperanza.

Es la fiesta de la resurrección para los cristianos, fiesta que se hace presente todas las semanas, pero que no por eso hace superfluo el recuerdo específico de la Pascua de Jesús.

Del Nuevo Testamento se desprende claramente que Jesús se encaminó con total conciencia a su «hora».

La expresión la «hora de Jesús», resaltada por el Evangelio de san Juan, tiene sin duda, un significado muy complejo. Pero, ante todo, remite a una fecha, Jesús no quiso morir en un día cualquiera. Su muerte tenía un significado para la historia, para la humanidad.

Es día de alegría y de descanso. Cuando la legislación civil introdujo la ley del descanso dominical encontró en la Iglesia una acogida favorable; no sólo porque esto favorecía el culto y el descanso, sino la conmemoración del nuevo descanso instaurado por Cristo en la Resurrección.

conelpapa.com

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sábado, 9 de enero de 2010

El Papa da las gracias a inspectores de seguridad pública del Vaticano

Benedicto XVI agradeció a los inspectores el trabajo que desempeñan para tutelar el orden público en la Plaza de San Pedro y en los alrededores del Vaticano, subrayando que era "particularmente importante para el desarrollo de la misión del pontífice romano".

Efectivamente esa tarea, prosiguió, "hace posible el clima de serenidad que da a todos los que vienen a visitar el centro de la cristiandad la posibilidad de una auténtica experiencia religiosa, en contacto con testimonios fundamentales de la fe cristiana como la tumba del apóstol Pedro, las reliquias de tantos santos y las tumbas de los numerosos pontífices, que el pueblo cristiano ama y venera".

Recordando la "gran dedicación y responsabilidad" que se exige a los agentes para cumplir su deber, el Papa añadió que ese trabajo debía ser, desde el punto de vista de la fe, "un modo particular para servir al Señor y casi de "prepararle el camino" para que la experiencia que se vive en el centro de la cristiandad represente para todo peregrino o visitante una ocasión particular para el encuentro con el Señor, que cambia la vida".

El Santo Padre concluyó deseando a los miembros de la Inspección General de Seguridad Pública que su trabajo les haga "siempre más fuertes y coherentes en la fe" y les exhortó a "no tener miedo ni vergüenza humana a la hora de manifestarla en el ámbito de las respectivas familias, en el laboral y en cualquier otro lugar".

aciprensa.com

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viernes, 8 de enero de 2010

Ciencia y fe juntas permiten encontrar la verdad, resalta el Papa Benedicto XVI

Al presidir este mediodía en la Plaza de San Pedro ante miles de fieles el rezo del Ángelus, el Papa Benedicto XVI explicó que los Reyes Magos son modelos de "auténticos buscadores de la verdad" y que llegan a ella entrelazando armoniosamente la ciencia y la fe, ejemplo que debe servir a todos los hombres del mundo actual.

En sus palabras previas al rezo mariano según informa Radio Vaticano, Benedicto XVI indicó que "los Magos venidos de Oriente llegaron a Jerusalén siguiendo una estrella", interpretada "como el signo del nacimiento del Rey, del Mesías, anunciado por los profetas".

"La estrella y las Sagradas escrituras fueron las dos luces que guiaron el camino de los Magos, los cuales aparecen como modelos de los auténticos buscadores de la verdad".

Efectivamente, los Reyes Magos, dijo el Pontífice, "eran sabios que escrutaban los astros y conocían la historia de los pueblos". "Eran hombres de ciencia que observaban el cosmos casi como si fuera un gran libro lleno de signos y de mensajes divinos para el hombre".

Su saber, por tanto, lejos de considerarse autosuficiente, "estaba abierto a ulteriores revelaciones y llamadas divinas. Y no por ello se avergonzaban de pedir instrucciones a los jefes religiosos judíos", resaltó luego el Papa.

"Hubieran podido decir lo hacemos solos, no tenemos necesidad de nadie, evitando así, según nuestra mentalidad moderna, cualquier tipo de ‘contaminación’ entre ciencia y la Palabra de Dios. Y en cambio, los magos escuchan las profecías y las acogen".

De camino hacia Belén, prosiguió el Santo Padre, los Magos ven de nuevo la estrella, como confirmando la "perfecta armonía entre investigación humana y la Verdad divina. Una armonía que llena de alegría sus corazones de auténticos sabios. El culmen de su itinerario se realiza cuando finalmente descubren al niño con María, su madre y se postran ante Él y lo adoran".

"Podrían haber quedado desilusionados o escandalizados y, en cambio, como verdaderos sabios, se manifiestan abiertos al misterio" que de manera sorprendente se presenta ante ellos. "Con sus dones simbólicos reconocen en Jesús al Rey y al Hijo de Dios", añadió.

El Santo Padre destacó que en esta "unidad entre inteligencia y fe" en los Magos, también se ve en el hecho que, advertidos por un sueño, no volvieron a ver a Herodes en Jerusalén, "como hubiera sido natural anunciando y dando resonancia a su descubrimiento, sino que regresaron a sus países por otro camino".

"Los Magos que han elegido como su soberano al Niño-Dios lo custodian escondiéndolo, siguiendo el estilo de María, o mejor, de Dios mismo, y así como habían aparecido, desaparecen en el silencio, apagados, cambiados por el encuentro con la Verdad. Habían descubierto un nuevo rostro de Dios, una nueva realeza: ‘la del amor’", concluyó el Papa.

En su habitual saludo a los fieles de lengua española, el Papa afirmó que "la Iglesia celebra hoy la solemnidad de la Epifanía del Señor, la manifestación del Mesías a todos los pueblos. San Mateo nos narra en su evangelio como unos personajes, venidos de Oriente, son guiados por una estrella hasta Belén y, adorando al Niño Jesús, le reconocen como el único Salvador del Mundo. Queridos hermanos, os invito a imitar la obediencia de estos Magos que, gracias a su docilidad a la acción providente de Dios, pudieron recibir la luz sin ocaso: Cristo, el Señor. Feliz fiesta de la Epifanía. Muchas gracias".

aciprensa.com

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jueves, 7 de enero de 2010

La alegría de darse a los demás

Madre Teresa de Calcuta

Yo no pienso nunca en términos de muchedumbre en general, sino de personas.

Si pensase en muchedumbres, no empezaría nunca.

Lo que importa es la persona.

Yo creo en el encuentro de persona a persona.

Es fácil amar a los que viven lejos.

No siempre lo es amar a quienes viven a nuestro lado.

Es más fácil ofrecer un plato de arroz para saciar el hambre de un necesitado que confortar la soledad y la angustia de alguien que no se siente amado dentro del hogar que compartimos.

Lo importante para nosotros es el individuo.

Para amar a una persona, hay que acercarse a ella.

Para mí, cada persona es única en el mundo.

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miércoles, 6 de enero de 2010

Epifanía del Señor


Fiesta: 6 de Enero

Con los pastores pasó hace unos días un acontecimiento extraño que resultó bien. Cuidaban sus rebaños cumpliendo su rudo oficio cuando vieron una tan extraña como clara visión de ángeles que les decían cosas al principio incomprensibles y al poco rato comprobadas. Sí, allí, en un casuco, estaba el Niño del que se les habló, con su madre y un varón. Hicieron lo que pudieron en su tosquedad y carencia según mandaban las circunstancias. Como les habían asegurado que era la "Luz que iluminaba al pueblo que habitaba en sombras de muerte", de lo que tenían dieron para ayudar y para quedar bien con aquella familia que al parecer era más pobre que ellos. No les costó trabajo aceptar el milagro que era tan claro. Lo dijeron los ángeles, pues... tenían razón.

Vinieron unos Reyes. Fueron los últimos en llegar a ver a aquel Niño y si se entretienen un poco más..., pues ¡que no lo encuentran! Viajaron mucho por los caminos del mundo. Venían desde muy lejos. Pasaron miedo, frío y calor. Hasta estuvieron perdidos pero, preguntando e inquiriendo, sacaron fruto de su investigación. Aquello fue un consuelo porque tuvieron susto de haber perdido el tiempo y tener que regresar a los comienzos con el fracaso en sus reales frentes. Pero no, sabían que aquella estrella era capaz de llevarles adonde estaba Dios. También las circunstancias mandaban y adoraron y ¡cómo no! ofrecieron dones al Niño-Creador.

Los dos son caminos, la fe y la razón. Uno es sencillo, basta con que hable Dios. El otro es costoso, búsqueda constante y sincera con peligros de equivocación. La Verdad está en su sitio. Sencillez es condición. Los pastores la aprehenden y los sabios la descubren. Entrambos la sirven y entrambos son de Dios.

catholic.net

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martes, 5 de enero de 2010

Año nuevo, vida vieja

Para algunos el inicio de un nuevo año, de un nuevo número que caracterice el final de todas las fechas y documentos, puede significar que todo empieza, que se hizo «borrón y cuenta nueva».

«Ni tanto ni tan calvo»

En realidad, no existe tal borrón. Iniciamos el nuevo año con las deudas pendientes, con la gripe crónica, con los problemas familiares, con la psicología que nos oprime... Una serie de parámetros permanecen ahí, impertérritos, y nos recuerdan, con nuestro nombre y apellido inmutables, que algo (o mucho) continúa, que recogemos el pasado y con él iniciamos la navegación incierta, y normalmente llena de esperanzas, del año nuevo.

En momentos especiales como estos, conviene no tirarlo todo por la ventana. Pero tampoco es oportuno sentirnos atrapados por el pasado, condicionados por lo que ha ocurrido. Mucha literatura psicológica nos ha ido «condicionando» hasta el punto de creer que muchos de nuestros actos, incluso aquellos que creíamos más libres, más creativos, no serían sino consecuencia de la acción que el «inconsciente» sigue ejerciendo sobre nosotros, como un dueño y señor misterioso y tremendo de nuestro destino, por más que no nos demos cuenta de su poderío.

Esta tentación del determinismo psicológico es mucho más vieja de lo que creemos. Basta con leer algunas tragedias griegas, escritas hace más de 2400 años, para comprender que también otros pueblos y culturas han creído en fuerzas ciegas que guían fatalmente los destinos humanos. El caso paradigmático de Edipo, destinado a matar a su padre para casarse con su madre, podría hacernos pensar que incluso quien desea huir de las cadenas de la «predestinación», no puede sino caer en ellas. No es extraño que el padre del psicoanálisis, Freud, haya usado nombres de personajes griegos, como el del mismo Edipo o el de Electra, para ilustrar sus doctrinas psicoanalíticas.

Frente a los que creen tener un folio en blanco cada año, y a los que creen que ya está todo escrito y fijado en nuestra psicología (o en el horóscopo, que viene a ser lo mismo), hemos de contraponer una visión más serena y equilibrada del ser humano, una visión que deje su lugar a la historia sin negarle su puesto a la fantasía y creatividad.

Todo un año por delante: ¡prudencia!

El pasado, sí, nos condiciona, pero no nos esclaviza. Como decía Viktor Frankl, un agudo crítico de Freud, los determinismos y condicionamientos no sólo no eliminan la libertad, sino que son como la gravedad que nos permite caminar (libremente) por la vida. Una visión realista debe hacernos comprender que hay que asumir con responsabilidad lo que somos y tenemos, las carencias y las cualidades, los fracasos y los éxitos anteriores, los cariños y los rencores, para, desde ahí, sin cerrar los ojos, preguntarnos con sencillez: ¿a dónde quiero llegar en este año que empieza? ¿Qué deberes he heredado del pasado? ¿Qué expectativas me rodean y orientan mis respuestas para el futuro?

Un año nuevo inicia en pañales. Lo cogemos con el temor de quien toma entre sus manos a un recién nacido. Pero lo cogemos desde las canas, las arrugas y las cicatrices que nos han dejado los muchos o pocos años que hemos transcurrido en este planeta. Quizá cuando empiece el próximo año nuevo, y volvamos los ojos a lo que fue el anterior, podamos respirar, con orgullo, al ver que algo ha mejorado, que el amor ha crecido, que la justicia ha sido más completa, que los rencores han empezado a ceder el paso a la generosidad del perdón. Quizá, Dios no lo quiera, tengamos que ocultar el rostro ante un año perdido por cobardías y perezas que ahogaron nuestros mejores propósitos.

Cuando el calendario tiene números bajos en el mes de enero (el mes primero, el mes más tierno), podemos trazar planes atrevidos, hacer propuestas de superación y de conquista. Lo haremos desde lo que somos y tenemos, para ir más lejos: para crecer en la virtud y las riquezas del espíritu, para hacer un poco más felices a quienes viven a nuestro lado.

Fernando Pascual
fluvium.org

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lunes, 4 de enero de 2010

¿Cómo se sabe que el Infierno existe?

El Infierno es una de las realidades más cuestionadas y atacadas, tal vez por un mecanismo de evasión del justo castigo que espera a los que ofendamos a Dios y dejemos de aprovechar la oportunidad y las oportunidades que El mismo nos da de arrepentirnos para perdonarnos, y así poder llegar, no al Infierno, sino al Cielo.


Respecto del Infierno hay errores muy difundidos: unos creen que el Infierno no existe. Otros creen que sí existe, pero que allí no va nadie, aduciendo que Dios es infinitamente bueno. Pero no hay que olvidar que Dios es, al mismo tiempo, infinitamente justo. Recordemos, también, que el propio Jesucristo nos habló en varias ocasiones sobre la posibilidad que tenemos de condenarnos. Y no sólo nos habló de esa posibilidad, sino que, además, varias veces nos describió ese lugar de castigo eterno. He aquí algunas descripciones por boca de Jesús:

«Los malvados ... los arrojará en el horno ardiente. Allí será el llanto y el rechinar de dientes »
(Mt. 13, 42).

«Y a ese servidor inútil échenlo en la oscuridad de allá afuera: allí habrá llanto y desesperación » (Mt.25,30).

«Malditos: aléjense de Mí, al fuego eterno » (Mt. 25, 41).

Coinciden los Teólogos en que la más horrenda de las penas del Infierno es la pérdida definitiva y para siempre del fin para el cual hemos sido creados los seres humanos: la posesión y el gozo de Dios, viéndolo «cara a cara». Ya que únicamente Dios puede satisfacer el ilimitado deseo de felicidad que El mismo ha puesto en nuestra alma para ser satisfecho sólo por El, puede comprenderse cuán grande puede ser la pena de no poder disfrutar de lo que se denomina la Visión Beatífica. Para resumir esta pena en palabras de San Agustín, «es tan grande como grande es Dios».

Otro de los tormentos del Infierno es el sentido de eternidad. Es un sitio de fuego, pero es un fuego distinto al que conocemos en la tierra, pues afectará nuestra alma y nuestro cuerpo, pero no nos destruirá. Es un fuego que no se extingue, ni extingue, sino que es eterno, sin descanso, sin tregua, sin fin ... para siempre ... «El fuego no se apaga, pues han de ser salados con fuego », nos dijo Jesucristo (Mc. 9, 48-49). Significa esto que el fuego funciona como la sal: es un fuego que conserva y que penetra todo nuestro ser, pues cuerpo y alma recibirá el tormento del infierno.

Y estos horrores del Infierno no deben servir para desviar la atención. Los horrores del infierno no son para que pensemos ¡qué malo es Dios! sino para darnos cuenta del horror del pecado.

El Infierno es una realidad innegable. De hecho, el Infierno es de creencia obligatoria para los Católicos, y es de los dogmas de nuestra fe que presenta mayor número de textos de la Sagrada Escritura que lo sustentan, en los cuales por cierto aparece con diferentes nombres (abismo, horno de fuego, fuego eterno, lugar de tormentos, tinieblas exteriores, gehena, muerte segunda, fuego inextinguible etc.). En resumidas cuentas, el Infierno forma parte, junto con el Cielo y el Purgatorio, de las opciones que nos esperan después de esta vida terrena.

Entre los secretos que reveló la Santísima Virgen María a los pastorcitos de Fátima, está una visión del Infierno, que les dio en una de sus apariciones. Dice Lucía, la única vidente de Fátima que aún vive:«Algunas personas, también piadosas, no quieren hablar a los niños pequeños sobre el Infierno, para no asustarlos. Sin embargo, Dios no dudó en mostrar el Infierno a tres menores y una de ellas contando apenas seis años».

Por más que Lucía describe lo que ella y los otros dos videntes vieron (cfr. Memorias de Lucía), no es posible imaginar cómo es el Infierno. El Infierno es un lugar de dolor y horror -más de lo que podemos pensar, suponer o describir- al que son arrojadas las almas que en la tierra desperdician las gracias de salvación que Dios en su infinita Bondad, nos otorga a todos.

La Voluntad de Dios es que todos los hombres lleguen a disfrutar de la Visión Beatífica. Dios no predestina a nadie al Infierno. Para que alguien se condene es necesario que tenga una aversión voluntaria a Dios, un enfrentamiento o una rebeldía contra El y, además, que persista en esa actitud hasta el momento de la muerte (cfr. CIC #1037).

Hemos nacido y vivimos en esta tierra para pasar de esta vida a la eternidad. Y allí habrá o «Vida Eterna» en el Cielo, al que podemos llegar directamente o pasando antes por un tiempo de purificación en el Purgatorio ... o habrá «muerte eterna» en el Infierno.

homilia.org

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domingo, 3 de enero de 2010

La virtud de la HUMILDAD

Mientras estaba orando, Jesús me dió una lección de humildad.Os dejo el artículo titulado: La Virtud de la Humilad.Pero antes, os digo que hay que ser humildes como lo era María, como lo fué Jesús, que era feliz y aún así bajo a salvarnos a todos.Gracias Señor.

Oración para obtener la humildad.

La mala fama de esta virtud

Muchas veces he pensado, y ahora aprovecho la ocasión para decirlo por escrito, que la virtud de la humildad se resiente del valor del nombre que lleva y de las realidades que encierra.

Ninguna otra virtud es, en efecto, tan menospreciada y tan poco y mal conocida, tan ignorada y tan deformada, como esta virtud cristiana. La virtud de la humildad es una virtud humillada.

Y no sé si le hace más daño el olvido en que la deja el mundo, las burlas y el escarnio con que muchos la acogen, o la falsía y la poca elegancia con que algunos la presentan.

Me parece, amigo mío, que es verdaderamente necesario que nosotros los cristianos conozcamos mejor esta virtud y sintamos profundamente su importancia; que luchemos por conquistarla y por vivirla rectamente, para presentarla de este modo con su verdadera fisonomía a los ojos de un mundo enfermo de vanidad y de soberbia. A este apostolado del buen ejemplo, tan eficaz y olvidado, debemos tú y yo sentirnos invitados por Jesucristo, cuando dice: Discite a Me quia mitis sum et humilis corde, «aprended de Mí que soy manso y humilde de corazón». Humildes de corazón: así nos quiere el Señor, con aquella humildad que nace del corazón y da fruto en las obras. Porque la otra humildad, que nace y muere en los labios, es falsa; es una caricatura. Palabras, actitudes, modos, no pueden por sí solos crear una virtud; pero sí deformarla.

Descubrir la verdad

La inteligencia debe abrirnos el camino del corazón y ayudarnos a depositar allí, con afecto, la buena semilla de la verdadera humildad, que, con el tiempo y la gracia de Dios, echará raíces profundas y dará sabrosos frutos.

La humildad verdadera, amigo mío, empieza en el punto luminoso en que la inteligencia descubre y admite, con la fuerza necesaria para que el corazón pueda amarla, esa verdad fundamental, simple y profunda, del sine Me nihil potestis facere, «sin Mí no podéis hacer nada».

Debemos aprender a partir, con nuestras manos soberbias, el pan blanco de la verdad evangélica y distribuirlo ante nuestros ojos ofuscados, que tienen en tan gran estima nuestro «yo» y nuestras cualidades.
¡Escúchame! Todos nuestros esfuerzos para llegar a ser mejores y para crecer en el amor de Jesús y en la práctica de las virtudes evangélicas, serán vanos si su gracia no nos ayuda: nisi Dominus aedificaverit domum, in vanum laborant, qui aedificant eam, «si el Señor no edifica la casa, en vano se cansan quienes la construyen».

La más atenta y constante vigilancia es también perfectamente inútil sin la custodia fuerte y amorosa de su gracia: nisi Dominus custodierit civitatem, in vanum vigilat custos, «si el Señor no custodia la ciudad, es inútil la vigilancia del centinela».

Nada sin Dios


Nada pueden así nuestras palabras y nuestras acciones, cuando pretendemos servirnos de ellas para hacer bien a las almas. Nuestro apostolado y nuestra fatiga, sin el agua pura de su gracia, son una agitación estéril: neque qui plantat est aliquid, neque qui rigat, sed qui incrementum dat, Deus, «no cuenta el que planta o el que riega, sino Dios Nuestro Señor, que da el incremento».

Pero esta gracia que nos es necesaria para mejorar en la virtud, para resistir a las tentaciones y para que nuestro apostolado sea fecundo, el Señor la concede a los que son humildes de corazón: Deus superbis resistit humilibus autem dat gratiam, «Dios resiste a los soberios y da su gracia a los humildes».

El Señor, que con suma bondad y con vigilancia llena de delicadeza, distribuye copiosamente su gracia, no se sirve de los soberbios para llevar a cabo sus designios: teme que se condenen. Pues si los utilizase, ellos hallarían en esta gracia, según sus costumbres, un nuevo motivo de soberbia y, en tal vanagloria, la causa de un nuevo castigo.

Seamos realistas

La humildad, amigo mío, nos lo enseñan los santos, es la verdad. ¡Qué gran motivo para aceptarla y vivirla! Noverim me!¡ Que yo me conozca, Señor! Este conocimiento íntimo y sincero de nosotros mismos nos elevará de la mano hacia la humildad.

Déjame que te diga «pues me lo he dicho muchas veces a mí mismo» que no eres nada: la existencia la has recibido de Dios, nada tienes que no hayas recibido de El; tus talentos, tus dones, de naturaleza y de gracia, son precisamente esto: dones; ¡no lo olvides! Y la gracia es gracia y fruto de los méritos del Salvador.

Además el pecado


Pero a esta nada que tú eres, amigo mío, tú has añadido el pecado, pues has abusado muchas veces de la gracia de Dios, por maldad o, por lo menos, por debilidad.

Y a estas dos realidades has añadido una tercera, más triste que las primeras: la de que siendo nada y pecado... has vivido de vanidad y de orgullo.

Nada..., pecado..., orgullo. ¡Qué fundamento tan seguro para nuestra humildad, para que ésta sea ciertamente humildad verdadera, humildad de corazón.

Bastante ignorancia


El soberbio y el incrédulo tienen algo más en común de cuanto parece. El incrédulo es un ciego que atraviesa el mundo y ve las cosas creadas, sin descubrir a Dios. El soberbio descubre y ve a Dios en la naturaleza, pero no logra descubrirlo y verlo en sí mismo.

Si descubres a Dios en ti mismo serás humilde y atribuirás a El todo lo que de bueno haya en ti: Quid habes quod non accepisti¿Qué tienes que no hayas recibido? No cerrarás neciamente los ojos sobre ninguna de las vìrtudes o de las cualidades que existen en tu alma, porque sabes que vienen de Dios y que un día El te pedirá cuenta de ellas. Te esforzarás para que den fruto: no sepultarás ninguno de tus talentos. Y conservando el mérito de las obras buenas, sabrás dar a Dios la gloria de ellas: Deo omnis gloria! ¡Para Dios toda la gloria! La vana complacencia no hallará sitio en tu alma humilde.

Y se vive en grata paz


A través del camino abierto por la humildad la paz de Dios entrará en tu alma. Hay una promesa divina: Discite a Me quia mitis sum et humilis corde et invenietis requiem animabus vestris. «Aprended de Mí, que soy manso y humilde de corazón, y hallaréis la paz para vuestras almas». Un corazón sincero y prudentemente humilde no se turba de nada.

Estate seguro, amigo mío, de que, casi siempre, la causa de nuestras turbaciones y de nuestras inquietudes está en la preocupación excesiva por la propia estima o en el inquieto anhelo de la estimación de los demás.

El alma humilde pone la propia estimación y el deseo de la estimación ajena en las manos de Dios. Y sabe que allí estarán seguras.

Saca, pues, fuerza de la humildad para decir al Señor: si a Ti no sirven, tampoco yo sé qué hacer de ellas. Y en este generoso abandono hallarás la paz prometida a los humildes.

Que la humildad de María, hermano mío, nos sirva de consuelo y de modelo.

Salvador Canals
iglesia.org

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sábado, 2 de enero de 2010

El bombardeo sexual a los adolescentes

En series de televisión, en campañas de salud sexual, en revistas... el sexo impregna permanentemente la vida de los adolescentes

Coquetean con el alcohol y las drogas y hablan de sexo con sus amigos. Con 13 años, los niños y niñas españoles reciben desde revistas, series, películas y campañas gubernamentales mensajes que frivolizan la sexualidad, pero nadie les habla de responsabilidad, de límites ni de control. El resultado: una juventud que no sabe, o no quiere, discernir entre bien y mal.

En menos de 20 días, dos niñas de 13 y 12 años han sido amedrentadas, amenazadas y violadas en Andalucía. Sólo uno de los 13 implicados, de 22 años, ha sido sometido a la justicia adulta. Los otros 12, uno por ser discapacitado psíquico y el resto por no alcanzar la mayoría de edad, están ahora internados en centros de tutela o en sus casas, como si nada hubiera pasado.

Se les aplica la Ley Orgánica 8/2006, de 4 de diciembre, que regula la Responsabilidad Penal de los Menores, según la cual los menores de 14 años son inimputables - no responden ante la Justicia- y los menores de entre 14 y 18 años deben ser castigados de acuerdo con las penas establecidas en la ley, que nunca contemplan la cárcel.

Casos como el de las niñas violadas en Andalucía, la muerte de Marta del Castillo -violada y asesinada presuntamente a manos de un menor de edad- o la tortura y asesinato de Sandra Palo reabren siempre el mismo debate: ¿debe reformarse la ley?, ¿deben responder ante la justicia en casos de delitos graves como asesinato o violación, los menores de 13 años? Paralela al debate discurre casi siempre la misma reflexión de expertos: no se puede reformar la ley por casos concretos; no se debe legislar con la carga emocional que implican hechos tan trágicos y, sobre todo, no se puede buscar la solución a esta terrible realidad en un castigo de mayor gravedad, sino en la prevención de unas conductas incomprensibles en chicos de esa edad.

¿Cuáles son las causas?

Para tratar de prevenir y frenar esta violencia sexual en los menores hay que ahondar en las causas. Ya en 2008 la Memoria de la Fiscalía alertaba del aumento de la delincuencia juvenil y se refería a la «desestructuración de las familias», a la influencia de los «medios de comunicación que inciden en la adquisición de valores en los que la violencia es un recurso aceptable socialmente» y a la «ausencia de límites y control parental» como causas.

Señala también la «permisividad e inconsistencia de pautas educativas» y la «falta de transmisión de valores pro sociales», las «actitudes tolerantes y las reformas legales que socavan la autoridad de los padres en el ejercicio razonable de la necesaria corrección y sanción a los hijos» y recuerda que la cultura del todo vale, en ocasiones «incitadora o justificadora de la violencia», está vez cada vez más presente en la juventud.

Además los menores viven hoy en una sociedad mediatizada por el sexo. Experimentan un auténtico bombardeo de mensajes que frivolizan las relaciones sexuales desde series de televisión, campañas de salud sexual, revistas adolescentes y un largo etcétera. El sexo se presenta como algo normal entre niños de 13 o 14 años. Se habla del preservativo, pero no de las implicaciones emocionales que supone mantener relaciones sexuales e incluso alguna revista ofrece pistas para gozar del «sexo sin compromiso».

Una juventud sexualizada y a la que no se ha inculcado responsabilidad ni autocontrol es caldo de cultivo para actos violentos. Si se añade que los menores consumen alcohol desde edades muy tempranas y consideran normal fumar porros, según señala la Fiscalía, empieza a entenderse que las páginas de sucesos se llenen de noticias como las de Huelva y Córdoba. En 2004 más de 200 menores (de 14 a 18 años) fueron condenados por delitos contra la libertad sexual; esta cifra aumentó en 2005, año en que la Fiscalía conoció más de 1.300 cuestiones criminales de este tipo. En 2007, últimos datos oficiales de la Fiscalía y el INE, 109 menores fueron condenados por los mismos delitos y se produjeron, en total, 1.500 agresiones contra la libertad sexual.

¿Qué ha llevado a esos chicos a cometer delitos tan graves?, se pregunta el Defensor del Menor de la Comunidad de Madrid, Arturo Canalda, en el diario El Mundo. «A lo mejor nos damos cuenta de que la falta de valores, la banalización de las relaciones sexuales y la violencia que día a día ven nuestros hijos en las series de televisión, el relativismo moral y la falta de atención por parte de los padres tienen algo que ver en todo esto», señala Canalda. «¿Qué ocurre para que los menores tengan valores tan dislocados?», decía el ministro de Educación, Ángel Gabilondo, quien también apelaba a una mejor educación, pero que insiste en imponer una asignatura como Educación para la Ciudadanía, gran trivializadora del sexo. «A lo mejor es el momento de que, como padres y como sociedad en general, digamos basta ante tanto desatino. Las reformas legales vendrán luego», concluye Canalda.

Todos coinciden; ahora falta actuar.

Rosa Cuevas-Mons
sontushijos.org

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Artículo de la semana:

Vengo por ti

Estoy cansado de trabajar y de ver a la misma gente, camino a mi trabajo todos los días, llego a la casa y mi esposa sirvió lo mismo de la c...

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