miércoles, 28 de marzo de 2012

Valores humanos y cristianos

El juego y el deporte, son las formas más comunes de entender la Educación Física en nuestra sociedad. Por ello debe aprovecharse como un elemento motivador potenciando actitudes y valores positivos.

El deporte mejora los reflejos y la coordinación, aporta sensación de bienestar, estimula la iniciativa, canaliza la agresividad y favorece el autocontrol. El deporte nos enseña, además, a aceptar y superar las derrotas, a asumir las responsabilidades y a aceptar las normas. Favorece y mejora la autoestima y nos enseña a ser disciplinados.

En la Educación Primaria se debe favorecer el desarrollo del niño partiendo de las habilidades básicas hacia las específicas, necesarias para una práctica deportiva adaptada, al final de esta etapa.

En una ocasión Benedicto XVI señaló: «el deporte, practicado con pasión y ética, se convierte en una escuela de valores humanos y cristianos. Si se practica así, además de ejercitar un espíritu de competencia sana, se convierte en una escuela para aprender y profundizar valores humanos y cristianos. Mediante la actividad deportiva, la persona entiende mejor que su cuerpo no puede ser considerado un objeto, sino que a través de la corporeidad se expresa a sí misma y entra en relación con los demás».

«De esta manera, el equilibrio entre la dimensión física y la espiritual lleva a no idolatrar el cuerpo, sino a respetarlo, a que no sea un instrumento que hay que potenciar a toda costa, incluso utilizando medios ilícitos», añadió.

Es así, por tanto, que dentro del deporte podemos encontrar un amplio abanico de valores, agrupados principalmente en dos:

• Valores sociales: respeto, cooperación, relación social, amistad, competitividad, trabajo en equipo, participación de todos, expresión de sentimientos, convivencia, lucha por la igualdad, responsabilidad social, justicia, preocupación por los demás, compañerismo.

• Valores personales: habilidad (física y mental), creatividad, diversión, reto personal, autodisciplina, autoconocimiento, mantenimiento o mejora de la salud, autoexpresión, logro (éxito-triunfo), autorrealización, recompensas, reconocimiento, aventura y riesgo, imparcialidad, deportividad y juego limpio, espíritu de sacrificio, participación lúdica, perseverancia, humildad, autodominio, obediencia.

Todos estos valores pueden trabajarse con la práctica deportiva.

Pero, para emplear el deporte como una herramienta que permita educar en valores, es importante que éste sea planteado a los niños de una forma que les permita:

1. Fomentar su autoconocimiento y mejorar su autoconcepto.

2. Potenciar el diálogo como la mejor manera de solucionar los conflictos que se presenten.

3. Comprender la importancia de la participación de todos y todas en el análisis, la toma de decisiones y, en general, el funcionamiento del grupo.

4. Potenciar la autonomía personal de los individuos implicados en los diferentes niveles de intervención.

5. Aprovechar el fracaso como elemento educativo.

6. Aprender a respetar y aceptar las diferencias individuales.

7. Potenciar la actividad deportiva como un escenario de aprendizaje de conductas y hábitos coherentes con los planteamientos aceptados por el grupo.

8. Aprovechar las situaciones de juego para trabajar las habilidades sociales encaminadas a favorecer la convivencia, no sólo entre los miembros del grupo, sino entre ellos y otras personas y colectivos implicados.

Además de estas pautas para la mejor adquisición de los valores en el deporte, existen una serie de normas que todo buen deportista tiene que asimilar para poder crecer tanto en la práctica deportiva como en lo personal:

Juega limpio: La victoria pierde su valor si no se conquista de forma honesta y justa. Engañar es fácil, pero no aporta nada. Para jugar limpio se necesita coraje y carácter. Esto brinda una mayor satisfacción. El juego limpio tiene su recompensa, incluso si se pierde el partido. Quien juega lealmente gana el respeto de los demás, quien engaña, sólo el desprecio. Recuerda: es sólo un juego. Y los juegos no tienen sentido si no se juega limpio.

Juega a ganar, pero acepta la derrota con dignidad: Cualquier partido tiene por finalidad la victoria. Nunca comiences a jugar con la intención de perder. Quien no juega a ganar embauca al adversario, defrauda al espectador y se engaña a sí mismo. Nunca te rindas ante adversarios fuertes, pero tampoco cedas ante los débiles. Es un insulto para cualquier adversario jugar sin poner todo el empeño en el partido. Juega a ganar hasta que suene el pitido final. Nadie es invencible. A veces se gana, a veces se pierde. Aprende a perder con una sonrisa. No busques excusas. Las razones genuinas hablan por sí mismas. Felicita de buena fe a los ganadores. No culpes al árbitro o a cualquier otra persona. Proponte hacerlo mejor la próxima vez. La afición respeta más a los buenos perdedores que a los malos ganadores

Acata las Reglas de Juego: Todos los juegos necesitan reglas que los guíen. Sin reglas, reinaría el caos. Esfuérzate por entenderlas para que comprendas mejor el juego. Así serás un mejor jugador. También es importante entender el espíritu de las reglas. Las reglas fueron concebidas para que el juego sea divertido cuando se juega y cuando se disfruta. Si acatas las reglas, disfrutarás más del juego

Respeta a los adversarios, a los compañeros, a los árbitros, a los oficiales y a los espectadores: «Fair play» significa respeto. El respeto forma parte del juego. Sin adversarios no hay partido. Los rivales tienen los mismos derechos que tú tienes, incluido el derecho a ser respetados. Tus compañeros son tus colegas. Tú formas parte de un equipo en el que todos los miembros son iguales. Los árbitros están en el campo para mantener el orden y el juego limpio. Acepta siempre sus decisiones sin alegar y ayúdalos a que el partido pueda disfrutarse aún más. Los entrenadores de ambos equipos también forman parte del juego y por tanto hay que respetarlos. Los espectadores crean el ambiente. Ellos desean ver un partido en el que se juegue limpio, pero también deben comportarse deportivamente.

Para terminar, conviene recordar lo que una vez dijo Javier Rodríguez, jugador de fútbol sala español que más partidos ha disputado con la selección llegando incluso a ser dos veces campeón del mundo y cuatro veces campeón de Europa entre los años 2000 y 2010: «enfrentarte a un proyecto con ilusión, cada día, te permite rendir por encima de lo esperado en los momentos difíciles. Continúa Javi Rodríguez diciendo que «hay que destacar por encima de todo las ganas de superación, cosa que va bastante ligada al trabajo. Si tienes ganas de mejorar, entonces te esfuerzas y luchas. Otro aspecto sin el que los dos anteriores –ganas de superarse y esfuerzo- no hubieran sido posibles, es la ilusión».

Michel Bibián
sontushijos.org

No hay comentarios:

Publicar un comentario




Artículo de la semana:

Vengo por ti

Estoy cansado de trabajar y de ver a la misma gente, camino a mi trabajo todos los días, llego a la casa y mi esposa sirvió lo mismo de la c...

Traductor

Contacto

Nombre

Correo electrónico *

Mensaje *