sábado, 28 de julio de 2012

¿Por qué celebramos el domingo?

¿Por qué el cristianismo cambió el sábado por el domingo? Si la Biblia dice que el sábado es el día de Yahvé ¿por qué celebrar el domingo?

La realidad es que la Iglesia no cambió el sábado por el domingo, sino que el domingo es la plenitud del sábado, realiza plenamente lo que el sábado anunciaba. De manera que podríamos decir que el domingo más que remplazar, incluye y lleva a su plenitud el sábado.

En la Antigua Alianza –la que hizo con Moisés- Dios estableció algunas figuras que anunciaban realidades de la Alianza definitiva que Dios establecería con la humanidad cuando llegara la plenitud de los tiempos. Así por ejemplo, la circuncisión que introducía en el pueblo de Israel, era signo del Bautismo que haciéndonos hijos de Dios nos introduce en la Iglesia, nuevo Pueblo de Dios; el Cordero Pascual, que liberó a los judíos de la esclavitud de Egipto, era signo y anuncio de otro Cordero –el Cordero de Dios, Jesucristo-, que realizaría la liberación definitiva del demonio, el pecado y la muerte.

En el Nuevo Testamento –la Alianza nueva y eterna- no es que la Misa haya sustituido a la cena pascual judía, conmemorativa de la salida de Egipto, sino que realiza plenamente lo que aquella cena anunciaba de modo velado. Lo mismo sucede con el Bautismo y la circuncisión, y con el domingo y el sábado.


¿Qué sentido tenía en el Antiguo Testamento la celebración del Sábado?

1) Hacía memoria de la Creación: como el séptimo día del relato del Génesis, Dios descansó; el sábado celebraba esa creación y a su Creador, dedicando a Dios ese día: el séptimo.
2) Memoria de la liberación de Israel: también memoraba la liberación de Egipto: no trabajando ese día, los judíos celebraban a Dios que los había liberado y les había conducido a la tierra prometida.
3) La celebración del sábado era signo de la Alianza de Dios con el Pueblo Elegido: respetando cada sábado reafirmaban la Alianza, la agradecían, la vivían.


Estos sentidos, encuentran su plenitud en el domingo:

1) La resurrección de Cristo es un nueva Creación: en su cuerpo y alma gloriosos, ya está el hombre nuevo de la Jerusalén celestial. El domingo celebramos esta nueva creación de la que ya participamos por la gracia, y que alcanzará su plenitud al final de los tiempos.
2) La resurrección de Cristo, vence la muerte, el pecado y al demonio, llevando a plenitud la entrega que hizo de sí mismo al Padre en la cruz.
3) Renovamos nuestra Alianza con Dios participando de la Eucaristía, memorial de su muerte y resurrección.


¿Cuándo comenzaron los cristianos a celebrar el domingo?

Desde el principio. De ello da testimonio la Sagrada Escritura.

1) Los Hechos de los Apóstoles testimonian que San Pablo se reunía con los cristianos el domingo: Hechos 20,7: “El primer día de la semana, cuando estábamos reunidos para la fracción del pan, Pablo, que debía partir al día siguiente, hablaba a los discípulos, y su discurso se prolongó hasta la medianoche”.
2) San Pablo rechaza las críticas de los judíos en cuanto a que los cristianos no siguen la ley mosaica: Col 2,16-17: “Así pues, que nadie os critique por la comida o bebida o por cuestión de fiestas, novilunios o sábados, que son una sombra de lo que tenía que venir, a saber, la realidad del cuerpo de Cristo.”
3) Precisamente en la organización de la colecta, el día clave es el domingo, día en que se reunían: 1 Cor 16,1-2: “En cuanto a la colecta en favor de los santos, haced también vosotros como mandé a las iglesias de Galacia. El primer día de la semana, que cada uno de vosotros ponga aparte lo que le parezca bien y lo guarde, para que no se tengan que hacer las colectas cuando llegue yo.”
4) El día que Dios encarga a Juan que escriba a las Iglesias, es precisamente el domingo: Ap 1,10: “Caí en éxtasis un domingo y oí detrás de mí una gran voz, como una trompeta, 11 que decía: Escribe en un libro lo que ves y envíaselo a las siete iglesias: a Éfeso, a Esmirna, a Pérgamo, a Tiatira, a Sardes, a Filadelfia y a Laodicea.

P. Eduardo Volpacchio

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