viernes, 7 de septiembre de 2012

Apoyar a la hija embarazada

Cuando una hija queda embarazada, se enfrenta a un mundo de responsabilidades y de problemas.

Entre sus muchas dudas y zozobras, surge una y otra vez la pregunta: ¿cómo dar la noticia a los padres? ¿Cómo la recibirán?

La hija embarazada siente necesidad de dar la noticia a sus padres. No sólo porque tarde o temprano los padres conocerán que han empezado a ser abuelos. El motivo es mucho más profundo: necesita apoyo, comprensión, fuerzas para que los meses del embarazo puedan transcurrir con la serenidad necesaria, de modo que pueda prepararse a las tareas que le esperan cuando llegue el día del parto.

La pregunta sigue allí: ¿cómo dar la noticia? Para ello, lo más importante es ver cómo están las fuerzas interiores, cómo se siente ella misma para asumir la realidad: el hijo ya ha empezado a existir. Hay “alguien” que depende de ella y que “pide” silenciosamente cariño, alimento, protección.

Es cierto que la vida del pequeñín inicia en condiciones muy particulares, fuera de la vida matrimonial, fuera de un compromiso serio y estable. Pero también es cierto que, con la ayuda de Dios y de la familia, es posible asumir la propia responsabilidad y, sobre todo, ofrecer amor al hijo.

Desde la ayuda de la fe y desde la bondad del corazón, la hija embarazada podrá adoptar una actitud más serena y una decisión firme a favor de la vida del hijo. Este es el primer paso, quizá el más importante, a la hora de prepararse para dar la noticia a los propios padres.

Luego, hay que partir de la propia realidad familiar, pues cada familia tiene una fisonomía diferente. Hay hogares donde la hija ha gozado de la plena confianza de sus padres y ha vivido en un ambiente de armonía y paz. En otros, la hija se ha aislado, movida por el deseo de llevar su vida en libertad, como si sus elecciones no fuesen importantes para sus padres. En otros, los padres han fomentado un malsano hiperproteccionismo que dejaba muy poca libertad a la hija y que la hacía sentirse asfixiada en el hogar, o sumisa resignadamente a lo que se le mandaba.

Puesto que no todas las familias son iguales, no existe una respuesta única que valga para una variedad tan amplia de situaciones. En otras palabras, no hay un único camino para motivar a los padres para que también ellos acepten que llega una nueva vida y que su hija necesita más apoyo que nunca.

(...) No es posible dar indicaciones para cada caso. Pero hay un consejo que vale siempre, que ayuda en todas las situaciones: recurrir de modo profundo, continuo, sereno, a Dios.

Es Dios quien nos ha dado la vida. Es Dios quien nos acoge y nos ama profundamente. Es Dios quien ahora acompaña a la mujer en esta nueva etapa de su vida. Es Dios el que mejor pueda ayudar a dar la noticia a sus padres.

Sobre todo, es Dios quien suscitará en la madre joven esa valentía profunda, que nace del amor y de la esperanza, desde la que se dice un sí completo a la vida del hijo. Ese sí, como ya dijimos al inicio, será siempre la mejor “plataforma” para hablar con los propios padres, para darles una noticia que puede ser recibida de muchas maneras.

Con la luz y la fuerza que viene del cielo, la hija sabrá preparar y motivar a sus padres para que la ayuden y la acompañen en este momento tan particular de dos vidas (la suya y la del hijo). Así los padres, si tienen un mínimo de humanidad, afrontarán la situación no sólo como algo “difícil” o como un peso para la familia, sino como debe afrontarse si hay cariño profundo y amor sincero: con la decisión de ofrecer lo mejor de lo mejor a la hija y al nieto que ha empezado el camino de la aventura humana.

Por Fernando Pascual L.C.
Fluvium.org

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