jueves, 22 de noviembre de 2012

Santa Cecilia


Fiesta: 22 de Noviembre

La dulce melodía de Cristo

Vemos en esta virgen y mártir un modelo de valentía, fortaleza y fidelidad a Cristo, aún en los momentos más tristes y difíciles.

Sin perder nunca la esperanza nos revela en su vida y en sus obras el mensaje del Evangelio. El mismo que manifestó a sus hermanos en un constante cántico de alabanza a su Señor.

En el siglo III esta joven doncella pertenecía a una de las más ilustres familias de Roma. De niña, siendo ya cristiana, consagró a Cristo su virginidad. De todos modos y a pesar de ello fue prometida por sus padres a un joven de familia noble llamado Valeriano. Cecilia consintió en tomarlo por esposo no queriendo contradecir a sus padres y guardando la esperanza de convertirlo al cristianismo.

Celebrada la boda y habiéndose marchado todos los invitados, ella, armada de todo su valor, dijo dulcemente a su esposo: «Tengo que comunicarte un secreto. Has de saber que un ángel del Señor vela por mí. Para que no me toques como si fuera yo tu esposa; si me respetas, te amará como me ama a mí.»

Valeriano quiso conocer al ángel y la santa le respondió que así sería cuando él fuera puro. Este hombre, según las indicaciones dadas por ella, se dirigió a la Via Apia a oír las enseñanzas del obispo Urbano. Abrazó así la religión cristiana y fue bautizado reconociendo a Dios como único Señor y Padre. Vio, así, al apreciado ángel quien colocó sobre cada uno de los esposos una corona de rosas.

Entre los dos lograron que también se convirtiera Tiburcio, el hermano de Valeriano y los dos hermanos se dedicaron a la práctica de las buenas obras.

En aquel tiempo el alcalde de Roma, Almaquio, había prohibido la sepultura de los cuerpos de los cristianos. Haciendo caso omiso, los dos hermanos se dedicaron a enterrar los cuerpos de los cristianos que encontraban y, al ver esto, los arrestaron y llevaron ante el alcalde quien los obligó adorar a Júpiter. Ellos, defendiendo su fe en Cristo y reconociéndolo como salvador, murieron mártires. La fiesta de estos santos se celebra el 14 de abril.

Durante años la santa entregó su vida a los pobres, catequizando a una gran multitud dentro de los ciudadanos de Roma, y entregando sus bienes a los más necesitados.

Con el tiempo fue arrestada por propagar la fe cristiana y la obligaron que abjurase de su fe. Ante su negativa la condenaron a que muriera en un baño romano asfixiada con el vapor. Pasó un largo tiempo encerrada y no sólo seguía con vida sino que tampoco dejaba de alabar a Dios con sus entonaciones. Fue necesario entonces que intervinieran con una espada que atravesó su cuello, y sólo de este modo «voló» al cielo.
Su cuerpo fue depositado en las catacumbas de San Calixto. En el siglo IX fue trasladado por Pascual I a la Basílica Romana en Trastévere, y en 1599 fue visto incorrupto. La virgen mártir aparecía recostada sobre un lado, como si estuviera dormida.

Así la esculpió Maderna en mármol en la estatua yacente que hay en las catacumbas. Por allí pasó la santa Teresa de Lisieux, como cuenta en su Historia de un alma, y decidió que Cecilia sería su santa predilecta.

Con el tiempo fue proclamada patrona de los músicos por las entonaciones que profería alabando a Dios en momentos como la fiesta de su matrimonio y desde el momento en que la arrestaron hasta su muerte. Dice la tradición también que tocaba varios instrumentos propios de su época.

Oración a Santa Cecilia

Señor y Dios nuestro, tu escogiste para ti desde sus más tiernos años a Santa Cecilia. Ella amó a Dios, a su familia, a sus semejantes, hasta entregar todos sus bienes a los pobres. Desde su imagen nos señala una ruta. Es un faro luminoso en los acantilados del mundo. Se nos muestra joven, hermosa, rica de espíritu y sana. Exhibe valentía, carácter, robustez del alma, hasta entregar su vida. Queremos aprender de ella esa fe y esa valentía para vivir nuestro cristianismo sin claudicar. Lo pedimos por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.


Laura Vaccareza
iglesia.org

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