miércoles, 31 de octubre de 2012

Dile no a Halloween


Orígenes de Halloween

¿Qué significa Halloween?

Halloween significa "All hallow's eve", palabra que proviene del inglés antiguo, y que significa "víspera de todos los santos", ya que se refiere a la noche del 31 de octubre, víspera de la Fiesta de Todos los Santos. Sin embargo, la antigua costumbre anglosajona le ha robado su estricto sentido religioso para celebrar en su lugar la noche del terror, de las brujas y los fantasmas. Halloween marca un retorno al antiguo paganismo, tendencia que se ha propagado también entre los pueblos hispanos.

Historia breve de Halloween

La celebración del Halloween se inició con los celtas, antiguos pobladores de Europa Oriental, Occidental y parte de Asia Menor. Entre ellos habitaban los druidas, sacerdotes paganos adoradores de los árboles, especialmente del roble. Ellos creían en la inmortalidad del alma, la cual decían se introducía en otro individuo al abandonar el cuerpo; pero el 31 de octubre volvía a su antiguo hogar a pedir comida a sus moradores, quienes estaban obligados a hacer provisión para ella.

El año céltico concluía en esta fecha que coincide con el otoño, cuya característica principal es la caída de las hojas. Para ellos significaba el fin de la muerte o iniciación de una nueva vida. Esta enseñanza se propagó a través de los años juntamente con la adoración a su dios el "señor de la muerte", o "Samagin", a quien en este mismo día invocaban para consultarle sobre el futuro, salud, prosperidad, muerte, entre otros.

Cuando los pueblos celtas se cristianizaron, no todos renunciaron a las costumbres paganas. Es decir, la conversión no fue completa. La coincidencia cronológica de la fiesta pagana con la fiesta cristiana de Todos los Santos y la de los difuntos, que es el día siguiente, hizo que se mezclara. En vez de recordar los buenos ejemplos de los santos y orar por los antepasados, se llenaban de miedo ante las antiguas supersticiones sobre la muerte y los difuntos.

Algunos inmigrantes irlandeses introdujeron Halloween en los Estados Unidos donde llegó a ser parte del folclor popular. Se le añadieron diversos elementos paganos tomados de los diferentes grupos de inmigrantes hasta llegar a incluir la creencia en brujas, fantasmas, duendes, drácula y monstruos de toda especie. Desde ahí, se ha propagado por todo el mundo.

El 31 de octubre por la noche, en los países de cultura anglosajona o de herencia celta, se celebra la víspera de la fiesta de Todos los Santos, con toda una escenografía que antes recordaba a los muertos, luego con la llegada del Cristianismo a las ánimas del Purgatorio, y que ahora se han convertido en una ensalada mental en la que no faltan creencias en brujas, fantasmas y cosas similares.

En cambio, en los países de cultura mediterránea, el recuerdo de los difuntos y la atención a la muerte se centra en el 2 de noviembre, el día siguiente a la celebración de la resurrección y la alegría del paraíso que espera a la comunidad cristiana, una familia de "santos" como la entendía San Pablo.
Diversas tradiciones se unen, se mezclan y se influyen mutuamente en este comienzo de noviembre en las culturas de los países occidentales. En Asia y Africa, el culto a los antepasados y a los muertos tiene fuertes raíces pero no está tan ligado a una fecha concreta como en nuestra cultura.

Los católicos y Halloween

Ante todos estos elementos que componen hoy el Halloween, vale la pena reflexionar y hacerse las siguientes preguntas:

¿Es que, con tal que se diviertan, podemos aceptar que los niños al visitar las casas de los vecinos, exijan dulces a cambio de no hacerles un daño (estropear muros, romper huevos en las puertas, etc.)? Respecto de la conducta de los demás se puede leer el criterio de Nuestro Señor Jesucristo en Lc 6,31.

¿Qué experiencia (moral o religiosa) queda en el niño que para "divertirse" ha usado disfraces de diablos, brujas, muertos, monstruos, vampiros y demás personajes relacionados principalmente con el mal y el ocultismo, sobre todo cuando la televisión y el cine identifican estos disfraces con personajes contrarios a la sana moral, a la fe y a los valores del Evangelio.? Veamos qué dice Nuestro Señor Jesucristo del mal y lo malo en Mt. 7,17. Mt. 6,13. La Palabra de Dios nos habla de esto también en 1ª Pe. 3, 8-12.

¿Cómo podemos justificar como padres de una familia cristiana que nuestros hijos, el día de Halloween hagan daño a las propiedades ajenas? ¿No seríamos totalmente incongruentes con la educación que hemos venido proponiendo en la cual se debe respetar a los demás y que las travesuras o maldades no son buenas? ¿No sería esto aceptar que, por lo menos, una vez al año se puede hacer el mal al prójimo? ¡Qué nos enseña Nuestro Señor Jesucristo sobre el prójimo? Leamos Mt. 22, 37-40

Con los disfraces y la identificación que existe con los personajes del cine ... ¿no estamos promoviendo en la conciencia de los pequeños que el mal y el demonio son solo fantasías, un mundo irreal que nada tiene que ver con nuestras vidas y que por lo tanto no nos afectan? La Palabra de Dios afirma la existencia del diablo, del enemigo de Dios en St. 4,7 1ª Pe 5,18 Ef. 6,11 Lc. 4,2 Lc. 25, 41

¿Qué experiencia religiosa o moral queda después de la fiesta del halloween?

¿No es Halloween otra forma de relativismo religioso con la cual vamos permitiendo que nuestra fe y nuestra vida cristianas se vean debilitadas?

Si aceptamos todas estas ideas y las tomamos a la ligera en "aras de la diversión de los niños" ¿Qué diremos a los jóvenes (a quienes durante su infancia les permitimos jugar al Halloween) cuando acudan a los brujos, hechiceros, médiums, y los que leen las cartas y todas esas actividades contrarias a lo que nos enseña la Biblia?

Es que nosotros, como cristianos, mensajeros de la paz, el amor, la justicia, portadores de la luz para el mundo ¿podemos identificarnos con una actividad en donde todos sus elementos hablan de temor, injusticia, miedo y oscuridad? Sobre el tema de la paz podemos leer Fil. 4,9 Gál. 5,22. Ver qué dice Jesús sobre esto en Mt. 5,14 Jn. 8,12

Si somos sinceros con nosotros mismos y buscamos ser fieles a los valores de la Iglesia Católica, llegaremos a la conclusión de que el Halloween no tiene nada que ver con nuestro recuerdo cristiano de los Fieles Difuntos, y que todas sus connotaciones son nocivas y contrarias a los principios elementales de nuestra fe.

Alternativas a Halloween
 

Los cristianos debemos no solo desenmascarar el mal sino ser además luz en las tinieblas. Debemos abogar por el retorno a la verdadera celebración de la Fiesta de Todos los Santos que comienza en la noche del 31 de octubre. En la liturgia de esa noche, San Pablo nos enseña que los santos están con nosotros:

Vosotros, en cambio, os habéis acercado al monte Sión, a la ciudad de Dios vivo, la Jerusalén celestial, y a miríadas de ángeles, reunión solemne y asamblea de los primogénitos inscritos en los cielos, y a Dios, juez universal, y a los espíritus de los justos llegados ya a su consumación.
-Hebreos 12,22-24

Debemos celebrar gozosamente esta realidad. Se pueden hacer muchas celebraciones en torno a los santos. Los niños se pueden disfrazar de un santo favorito y aprenderse su vida, especialmente sus virtudes, con el fin de imitarlas. Los mayores pueden leer sobre los santos, tener una fiesta en honor a un santo favorito de la comunidad o de la familia.

Tradicionalmente en España y en algunas comunidadse de Latino América, solía irse de puerta en puerta cantando, tocando instrumentos musicales y pidiendo dinero para celebrar misas para las ánimas del Purgatorio.

La Fiesta de Todos los Santos es una invitación a ser nosotros también santos. Las vidas maravillosas de los santos nos ayudan a vivir más perfectamente el Evangelio. Encontramos en ellos grandes amigos que intercederán desde el cielo por nuestra salvación.

PARA MAS INFORMACIÓN
http://www.aciprensa.com/controversias/halloween.htm 

Padre Jordi Rivero
aciprensa.com

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martes, 30 de octubre de 2012

Paz perfecta

Había una vez un rey que ofreció un gran premio a aquel artista que pudiera captar en una pintura la paz perfecta. Muchos artistas lo intentaron.

El rey observó y admiró todas las pinturas, pero solamente hubo dos que a él realmente le gustaron y tuvo que escoger entre ellas.

La primera era un lago muy tranquilo. Este lago era un espejo perfecto donde se reflejaban unas plácidas montañas que lo rodeaban. Sobre éstas se encontraba un cielo muy azul con tenues nubes blancas. Todos quienes miraron esta pintura pensaron que ésta reflejaba la paz perfecta.

La segunda pintura también tenía montañas. Pero estas eran escabrosas y descubiertas. Sobre ellas había un cielo furioso del cual caía un impetuoso aguacero con rayos y truenos. Montaña abajo parecía retumbar un espumoso torrente de agua. Todo esto no se revelaba para nada pacífico.
Pero cuando el Rey observó cuidadosamente, él miró tras la cascada un delicado arbusto creciendo en una grieta de la roca. En este arbusto se encontraba un nido. Allí, en medio del rugir de la violenta caída de agua, estaba sentado plácidamente un pajarito en su nido...
¿Paz perfecta... ? ¿Cuál crees que fue la pintura ganadora?
El Rey escogió la segunda. ¿Sabes por qué?

El rey explicaba que "Paz no significa estar en un lugar sin ruidos, sin problemas, sin trabajo duro o sin dolor. Paz significa que a pesar de estar en medio de todas estas cosas permanezcamos calmados dentro de nuestro corazón. Este es el verdadero significado de la paz."
¿Y tú... ?.... ¿sabes dónde o con quién está la verdadera paz de tu corazón?...

webcatolicodejavier.org

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domingo, 28 de octubre de 2012

Benedicto XVI: Es bello ser Iglesia en medio de fatigas y esperanzas de la humanidad


En sus palabras previas al rezo del Ángelus, ante los miles de fieles reunidos en la Plaza de San Pedro, el Papa Benedicto XVI expresó su gratitud a Dios porque el reciente Sínodo “una vez más nos ha hecho experimentar lo bello de ser Iglesia, y de serlo justamente hoy, en este mundo así como es, en medio a esta humanidad con sus fatigas y sus esperanzas”.

El Papa recordó la clausura del Sínodo de los Obispos sobre la Nueva Evangelización, y señaló que “toda la Iglesia estaba representada y, por tanto, involucrada en este compromiso que, con la gracia del Señor, no dejará de dar sus frutos”.

Benedicto XVI también indicó que resultó “muy significativa” la coincidencia del Sínodo “con el 50° aniversario de la apertura del Concilio Vaticano II, y por tanto con el inicio del Año de la fe”.

“Evocar al Beato Juan XXIII, al Siervo de Dios Pablo VI, a la estación conciliar, ha sido más que nunca favorable, porque nos ha ayudado a reconocer que la Nueva Evangelización no es una invención nuestra, sino un dinamismo que se ha desarrollado en la Iglesia de manera particular desde los años 50 del siglo pasado, cuando se hizo evidente que también los países de antigua tradición cristiana se habían convertido, como se suele decir, en ‘tierra de misión’”.

El Papa indicó que de esta reflexión “emergió la exigencia de un anuncio renovado del Evangelio en las sociedades secularizadas, en la doble certeza que, por una parte, es sólo Él, Jesucristo, la verdadera novedad que responde a las expectativas del hombre de toda época, y por otra, que su mensaje pide ser transmitido de manera adecuada en los cambiantes contextos sociales y culturales”.

Durante el Sínodo de los Obispos, señaló el Santo Padre, “he escuchado y recogido muchos temas de reflexión y muchas propuestas, que, con la ayuda de la Secretaría del Sínodo y de mis Colaboradores, intentaré ordenar y elaborar, para ofrecer a toda la Iglesia una síntesis orgánica e indicaciones coherentes”.

“Desde ahora podemos decir que de este Sínodo sale reforzado el compromiso por la renovación espiritual de la misma Iglesia, para poder renovar espiritualmente el mundo secularizado; y esta renovación vendrá del redescubrimiento de Jesucristo, de su verdad y de su gracia, de su ‘rostro’, tan humano y al mismo tiempo tan divino, sobre el cual resplandece el misterio trascendente de Dios”, concluyó.

aciprensa.com

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El ciego de nacimiento

¿Qué le pediríamos a Cristo? Pero no cosas pequeñas, ¡sino grandes!

Santo Evangelio según San Marcos 10, 46-52

En aquel tiempo, mientras Jesús salía de Jericó acompañado de sus discípulos y de una gran muchedumbre, el hijo de Bartimeo, un mendigo ciego, estaba sentado junto al camino. Al enterarse de que era Jesús de Nazaret, se puso a gritar: ¡Hijo de David, Jesús, ten compasión de mí! Muchos le increpaban para que se callara. Pero él gritaba mucho más: ¡Hijo de David, ten compasión de mí! Jesús se detuvo y dijo: Llamadle. Llaman al ciego, diciéndole: ¡Animo, levántate! Te llama. Y él, arrojando su manto, dio un brinco y vino donde Jesús. Jesús, dirigiéndose a él, le dijo: ¿Qué quieres que te haga? El ciego le dijo: Rabbuní, ¡que vea! Jesús le dijo: Vete, tu fe te ha salvado. Y al instante, recobró la vista y le seguía por el camino.

Oración introductoria

Señor, como Bartimeo soy un ciego, me falta la luz de la fe y por eso tropiezo con mi pecado. El egoísmo cierra mis ojos, me paraliza. Por eso yo también te grito fuertemente en esta oración: Señor, ¡ten compasión de mí! ¡Padre mío, haz que vea! ¡Haz que me aleje de mi indiferencia y comodidad movido por el amor, la esperanza y la fe!

Petición

Jesús, ayúdame a ver todo lo que me impide seguirte más generosamente.

Meditación del Papa

Y Bartimeo, tras recobrar la vista -narra el evangelio- "lo sigue por el camino", es decir, se convierte en su discípulo y sube con el Maestro a Jerusalén para participar con él en el gran misterio de la salvación. Este relato, en sus aspectos fundamentales, evoca el itinerario del catecúmeno hacia el sacramento del bautismo, que en la Iglesia antigua se llamaba también "iluminación". La fe es un camino de iluminación: parte de la humildad de reconocerse necesitados de salvación y llega al encuentro personal con Cristo, que llama a seguirlo por la senda del amor. Según este modelo se presentan en la Iglesia los itinerarios de iniciación cristiana, que preparan para los sacramentos del Bautismo, la Confirmación y la Eucaristía. En los lugares de antigua evangelización, donde se suele bautizar a los niños, se proponen a los jóvenes y a los adultos experiencias de catequesis y espiritualidad que permiten recorrer un camino de redescubrimiento de la fe de modo maduro y consciente, para asumir luego un compromiso coherente de testimonio. Benedicto XVI, 29 de octubre de 2006.

Reflexión

Bartimeo quería algo y lo pidió con todas sus fuerzas, incluso gritando. Jesús no pudo seguir adelante, porque había alguien junto al camino que le necesitaba y que hacía lo posible para ser escuchado.

Entonces le llamó, y el ciego, arrojando todo lo que tenía, su manto, se puso en pie y acudió en seguida.

Nos encontramos ante una lección perfecta de cómo orar. Primero hay que pedir con insistencia, con fuerza, que Cristo venga a socorrernos. Y hacerlo con la actitud del mendigo ciego: con humildad.

A Jesús le llamó "Hijo de David", es decir, hijo del más grande rey de Israel. Y de sí mismo dijo que era alguien de quien debía compadecerse. Así es el encuentro de la criatura con Dios.

Entonces, cuando Dios encuentra un alma bien dispuesta, se rinde, le llama y le hace la gran pregunta: ¿Qué quieres que te haga?

Hoy podemos preguntarnos: ¿qué quiero que Dios me haga? ¿Cuál es el gran deseo que arde en mi corazón?

Pidamos, pero no cosas pequeñas, sino grandes. Pidamos aumentar nuestra fe hasta límites insospechados, pidamos ser grandes apóstoles, pidamos ser santos.

El ciego supo pedir lo que necesitaba. Y para acudir a ese encuentro salvador no le importó dejar su manto, su miserable manto, porque así, desprendido de todo, alcanzaría la gracia que más anhelaba en su corazón.

Propósito

Valorar la participación familiar en la Eucaristía dominical como el momento más importante del día.

Diálogo con Cristo

Nada pudo apartar a Bartimeo de su deseo de acercarse al Señor. Ni el qué dirán ni el hecho de que lo que pedía era algo humanamente imposible de lograr. Señor, permite que pueda tener ese celo, esa seguridad. Dame la gracia de vivir con la inquietud, con la sed, con el ansia de participar en tu Eucaristía, porque la fe no es algo que yo pueda conseguir, por más empeño que ponga. La fe es un regalo, un don que debo pedir humilde y constantemente en mi oración.

P. Luis Gralla
catholic.net

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viernes, 26 de octubre de 2012

Los Santos también pueden interceder

Jesús es el único mediador y en esa mediación participan los santos

Un Solo Mediador: Cristo Jesús
Jesucristo es único Mediador que reconcilió a Dios y los hombres. Siendo Dios, Jesús es uno con el Padre a quién los hombres ofendimos; siendo hombre, Jesús representa a los que necesitaban reconciliación. La mediación de Cristo única e insustituible.

San Pablo: "hay un solo Dios, y también un solo mediador entre Dios y los hombres, Cristo Jesús" (1 Tim 2,5).

Participación de María y los santos en la única mediación de Jesucristo

1 Tim 2,5 enseña que Cristo es el único mediador. ¿Qué dice la Iglesia Católica?
La Iglesia católica siempre ha enseñado la mediación singular de Cristo, la cual no excluye la colaboración de los santos.

Recordemos que el Nuevo Testamento se escribió en griego. La palabra griega que traducimos como "un" (1 Tim 2,5), en su original griego es "HEIS" que significa "uno" pero en sentido no excluyente. San Pablo pudiese haber escogido "MONOS" que si es excluyente. De manera que el texto citado por si solo no niega ni afirma la posibilidad de que otros cooperen con Cristo en Su mediación. Debemos entonces recurrir al resto de la Biblia para estar seguros de la doctrina. Comencemos con los cuatro versículos que le preceden: (1Tim 2, 1-4):

Ante todo recomiendo que se hagan plegarias, oraciones, súplicas y acciones de gracias por todos los hombres; por los reyes y por todos los constituidos en autoridad, para que podamos vivir una vida tranquila y apacible con toda piedad y dignidad. Esto es bueno y agradable a Dios, nuestro Salvador, que quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento pleno de la verdad. ( I Timoteo 2,1-4)

Vemos que, junto a la enseñanza de la mediación única de Cristo, San Pablo RECOMIENDA que oremos unos por otros. Plegarias y oraciones son actos de mediación. Numerosos pasajes bíblicos confirman esta enseñanza sobre la intercesión>>>, incluso la intercesión de los santos del cielo.

San Pablo, como buen maestro, puso las cosas en orden. Nos enseña la importancia de orar unos por otros y enseguida nos enseña que esa oración sólo es eficaz gracias a que estamos unidos al único mediador: Cristo.

Jesús es el único mediador pero todos debemos cooperar como canales EN (unidos a) SU mediación. La Virgen Santísima y los santos NO son otro camino de mediación, NO son otra alternativa. Decimos que su mediación es posible porque están EN CRISTO, porque son UNO con EL.

La mediación de María y los santos no es otra separada de la mediación de Jesús sino cooperación con la misma. Es por lo tanto una mediación en sentido secundario pero importante por ser querida por Dios. Los santos son mediadores "por cooperar en nuestra reconciliación, disponiendo y ministrando la unión de los hombres con Dios" (Sto. Tomás de Aquino, Summa Theologica, III, 48,1). Toda persona, en cuanto coopera con la gracia divina, participa en la única mediación de Jesús.

Esta enseñanza es bíblica y pertenece a la Tradición Apostólica: Dios se place de que sus hijos, por amor, colaboren en SU obra de salvación. Esto es precisamente participar en la mediación de Jesús. Esa colaboración continúa en el cielo. Es así que la Virgen, los santos y los ángeles en el cielo nos ayudan.

Cristo continúa hasta el fin de los tiempos su obra de mediador, ya no para meritar la gracia de perdón hacia los hombres sino para comunicar la gracia ya ganada en la Cruz una vez para siempre. María y los santos NO ofrecen otra mediación alterna sino que participan en la única mediación de Cristo. Cuando Jesús envía a sus discípulos a evangelizar es El por medio de ellos. El único mediador actúa a través de los miembros de su Cuerpo Místico, la Iglesia.

¿Por qué ir a los santos si podemos ir a Jesucristo?
Aclaremos:
1- Sólo por medio de Jesús podemos tener acceso al Padre.
2- La oración central de la Iglesia es la Santa Misa, la cual está dirigida directamente al Padre por medio de Jesucristo.
3- Los católicos bien formados saben que están llamados por el bautismo a vivir por Cristo, con EL y en EL. La oración diaria es primariamente dirigida a Dios por medio de Jesucristo.
4- Si vivimos en Cristo, somos conscientes de que Su Cuerpo Místico está compuesto de una multitud de hermanos y hermanas. Dios es Padre y se complace en que sus hijos se amen y se ayuden mutuamente.
5-Recurrir a los santos nunca sustituye nuestro recurso a Dios. Más bien sus vidas nos enseñan cómo vivir el Evangelio y a relacionarnos auténticamente con Dios. Además ellos desde el cielo rezan por nosotros.
6- Dios ha querido la comunión entre los santos. Jesús pidió que seamos UNO. Esta unidad no es sólo una teoría sino que se manifiesta con AYUDA MUTUA que expresa AMOR. Ese amor que nos une es manifestación del amor de DIOS. (Cf. Jn17)
7-Si bien existen excesos, personas que rezan a los santos aparte de Jesús, este grave error no se corrige ignorando el plan de Dios que es la comunión de los santos en Cristo.

Oramos directamente a Jesucristo, pero unidos, ayudándonos unos a otros. La oración más perfecta es la Santa Misa en la que nos unimos directamente al sacrificio único de Cristo. En Cristo, nos unimos también con los santos.

Cristo todo lo puede por si solo pero ha querido valerse de sus santos para continuar su enseñanza y su obra.

«Quien a vosotros os escucha, a mí me escucha; y quien a vosotros os rechaza, a mí me rechaza; y quien me rechaza a mí, rechaza al que me ha enviado.» Lucas 10,16

¿Qué tal si San Pablo hubiese dicho: "Yo no rezo por los hermanos porque ya Jesús reza por ellos"?
¿Qué tal si San Pedro hubiese dicho: "yo no anuncio el Evangelio, porque Dios puede hacerlo El mismo"?, ¿Hizo mal San Pablo al encomendarse a las oraciones de las comunidades?

-Dios quiso que colaborásemos. Esto ha sido siempre la fe de la Iglesia. Dice Jesús:

"En verdad, en verdad os digo: el que crea en mí, hará él también las obras que yo hago, y hará mayores aún, porque yo voy al Padre. Y todo lo que pidáis en mi nombre, yo lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo" (Juan 14,12-13)

La mediación de María y los Santos
Miller Yamith, joven colombiano

La palabra "mediación" puede entenderse de dos maneras
La primera la presento con un ejemplo sencillo: un niño rompe el vidrio de una casa; el niño no tiene el dinero para reponer el costo o valor del vidrio, por lo cual su padre paga del vidrio. Nuestro Señor Jesucristo pago por nuestros pecados, pues como dice la palabra, no hay justo ni aún uno; por lo tanto todos somos necesitados de la gracia "Gracia = Favor no ganado". Jesús dio su vida y nos ha salvado. Nadie puede pagar hacer lo que hizo Jesús en la cruz. Nadie sino sólo Jesucristo puede ser mediador entre Dios y los hombres y solo Jesús puede salvarnos y darnos vida eterna. Esta es la fe de la Iglesia católica y en esto estamos de acuerdo con nuestros hermanos separados.

Ahora, existe otro tipo de mediación secundaria. Se presenta cuando alguien actúa como vínculo entre la persona que necesita ayuda y la persona que puede darla. Ejemplo: una pareja de novios va por la calle cogidos de la mano, como es de notar él la quiere mucho, y es lógico que anhela su felicidad; se le acerca un niño a la novia y le dice: - ¿Podría regalarme algo de comer?, no tengo dinero y no he comido. La novia se conduele del niño y le dice a su novio: - Amor, si tienes dinero cómprale algo y dáselo. El novio toma con gusto la petición de su amada y la cumple.
Esta mediación es diferente a la primera, más también cabe la palabra mediador.

Mediación de los santos en la Biblia:
Utilizamos la Biblia protestante (Reina de Valera) para facilitar el diálogo con nuestros hermanos protestantes:

María en las bodas de Cana: Jn 2,1: y al tercer día hiciéronse unas bodas en Caná de Galilea; y estaba allí la madre de Jesús. Y fue también llamado Jesús y sus discípulos á las bodas. Y faltando el vino, la madre de Jesús le dijo: Vino no tienen. Y díjole Jesús: ¿Qué tengo yo contigo, mujer? aún no ha venido mi hora. Su madre dice a los que servían: Haced todo lo que os dijere. (RVA).

Moisés intercede repetidas veces ante Dios por los israelitas cuando estos pecaban

Ex 32,30:
Y aconteció que el día siguiente dijo Moisés al pueblo: Vosotros habéis cometido un gran pecado: más yo subiré ahora á Jehová; quizá le aplacaré acerca de vuestro pecado. Entonces volvió Moisés á Jehová, y dijo: Ruégote, pues este pueblo ha cometido un gran pecado, porque se hicieron dioses de oro, que perdones ahora su pecado, y si no, bórrame ahora de tu libro que has escrito. Y Jehová respondió á Moisés: Al que pecare contra mí, a éste raeré yo de mi libro. Ve pues ahora, lleva á este pueblo donde te he dicho:
he aquí mi ángel irá delante de ti; que en el día de mi visitación yo visitaré en ellos su pecado. Y Jehová hirió al pueblo, porque habían hecho el becerro que formó Aarón.

Nm 11,10: Y oyó Moisés al pueblo, que lloraba por sus familias, cada uno á la puerta de su tienda: y el furor de Jehová se encendió en gran manera; también pareció mal á Moisés. Y dijo Moisés á Jehová: ¿Por qué has hecho mal á tu siervo? ¿y por qué no he hallado gracia en tus ojos, que has puesto la carga de todo este pueblo sobre mi? ¿Concebí yo á todo este pueblo? ¿engendrélo yo, para que me digas: Llévalo en tu seno, como lleva la que cría al que mama, á la tierra de la cual juraste á sus padres? ¿De dónde tengo yo carne para dar á todo este pueblo? porque lloran á mí, diciendo: Danos carne que comamos. No puedo yo solo soportar á todo este pueblo, que me es pesado en demasía. Y si así lo haces tú conmigo, yo te ruego que me des muerte, si he hallado gracia en tus ojos; y que yo no vea mi mal. (RVA)

Nm 14,19: Perdona ahora la iniquidad de este pueblo según la grandeza de tu misericordia, y como has perdonado á este pueblo desde Egipto hasta aquí. Entonces Jehová dijo: Yo lo he perdonado conforme a tu dicho.

Nm 21,5: Y habló el pueblo contra Dios y Moisés: ¿Por qué nos hiciste subir de Egipto para que muramos en este desierto? que ni hay pan, ni agua, y nuestra alma tiene fastidio de este pan tan liviano. Y Jehová envió entre el pueblo serpientes ardientes, que mordían al pueblo: y murió mucho pueblo de Israel. Entonces el pueblo vino á Moisés, y dijeron: Pecado hemos por haber hablado contra Jehová, y contra ti: ruega á Jehová que quite de nosotros estas serpientes. Y Moisés oró por el pueblo. Y Jehová dijo á Moisés: Hazte una serpiente ardiente, y ponla sobre la bandera: y será que cualquiera que fuere mordido y mirare á ella, vivirá. (RVA)

Dios mismo es quien pide se haga la mediación en el libro de Job.

Jb 42,7: Y aconteció que después que habló Jehová estas palabras á Job, Jehová dijo á Eliphaz Temanita: Mi ira se encendió contra ti y tus dos compañeros: porque no habéis hablado por mí lo recto, como mi siervo Job. Ahora pues, tomaos siete becerros y siete carneros, y andad á mi siervo Job, y ofreced holocausto por vosotros, y mi siervo Job orará por vosotros; porque de cierto a él atenderé para no trataros afrentosamente, por cuanto no habéis hablado por mí con rectitud, como mi siervo Job. Fueron pues Eliphaz Temanita, y Bildad Suhita, y Sophar Naamatita, é hicieron como Jehová les dijo: y Jehová atendió á Job. (RVA)

En la epístola a los hebreos, se nos habla de los que ofrecen sacrificios por los pecados de otros:

Hebreos 5,1
Porque todo pontífice, tomado de entre los hombres, es constituido á favor de los hombres en lo que á Dios toca, para que ofrezca presentes y sacrificios por los pecados: Que se pueda compadecer de los ignorantes y extraviados, pues que él también está rodeado de flaqueza; y por causa de ella debe, como por sí mismo, así también por el pueblo, ofrecer por los pecados. Ni nadie toma para sí la honra, sino el que es llamado de Dios, como Aarón. Así también Cristo no se glorificó á sí mismo haciéndose Pontífice, más el que le dijo: Tú eres mi Hijo, Yo te he engendrado hoy; Como también dice en otro lugar: Tú eres sacerdote eternamente, según el orden de Melchisedec. El cual en los días de su carne, ofreciendo ruegos y súplicas con gran clamor y lágrimas al que le podía librar de la muerte, fué oído por su reverencial miedo. Y aunque era Hijo, por lo que padeció aprendió la obediencia; y consumado, vino á ser causa de eterna salud á todos los que le obedecen; nombrado de Dios pontífice según el orden de Melchisedec.

Romanos 15:30
"Pero os suplico, hermanos, por nuestro Señor Jesucristo y por el amor del Espíritu Santo, que luchéis juntamente conmigo en vuestras oraciones rogando a Dios por mí"

Efesios 6:18
"Siempre en oración y súplica, orando en toda ocasión en el Espíritu, velando juntos con perseverancia e intercediendo por todos los santos"

Apocalipsis 5:8
Cuando lo tomó, los cuatro Vivientes y los veinticuatro Ancianos se postraron delante del Cordero. Tenía cada uno una cítara y copas de oro llenas de perfumes, que son las
oraciones de los santos.

Otras citas que muestran intercesión de los santos:

Hermanos, orad por nosotros. (1Tes 5,25)

Por lo demás, hermanos, orad por nosotros, para que la palabra del Señor corra y sea glorificada, así como lo fue entre vosotros (2Tes 3,1)

Porque testigo me es Dios, a quien sirvo en mi espíritu en el evangelio de su Hijo, de que sin cesar hago mención de vosotros siempre en mis oraciones, (Rom 1,9)

no ceso de dar gracias por vosotros, haciendo memoria de vosotros en mis oraciones, (Ef 1,16)

Damos siempre gracias a Dios por todos vosotros, haciendo memoria de vosotros en nuestras oraciones, (1Tes 1,2)

Exhorto ante todo, a que se hagan rogativas, oraciones, peticiones y acciones de gracias, por todos los hombres; (1Tim 2,1)

Porque los ojos del Señor están sobre los justos, Y sus oídos atentos a sus oraciones; (1Pe 3,12)

Y cuando hubo tomado el libro, los cuatro seres vivientes y los veinticuatro ancianos se postraron delante del Cordero; todos tenían arpas, y copas de oro llenas de incienso, que son las oraciones de los santos; (Ap 5,8)

Otro ángel vino entonces y se paró ante el altar, con un incensario de oro; y se le dio mucho incienso para añadirlo a las oraciones de todos los santos, sobre el altar de oro que estaba delante del trono. Y de la mano del ángel subió a la presencia de Dios el humo del incienso con las oraciones de los santos. (Ap 8,3-4)

Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos.... (Heb 12,1)

Jesús dijo que los suyos podrán hacer aun cosas mayores que El. Esto es posible solo porque Jesús actúa por medio del los suyos.

En verdad, en verdad os digo: el que crea en mí, hará él también las obras que yo hago, y hará mayores aún, porque yo voy al Padre. - Juan 14,12

Somos un solo Cuerpo: el de Cristo
(Ver también: Comunión de los Santos)

Algunos dicen: ¿Si voy directo a Cristo, para qué necesito a los santos? Esa dicotomía es falsa. María y los santos son uno con Jesús por ser miembros de Su Cuerpo Místico. La unión con los santos no dificulta nuestra unión directa con Cristo, al contrario, la fomenta. La mediación de los santos EN CRISTO se entiende sólo cuando comprendemos la profunda unidad que hay en SU CUERPO MÍSTICO.

Así también el cuerpo no se compone de un solo miembro, sino de muchos. Si dijera el pie: «Puesto que no soy mano, yo no soy del cuerpo» ¿dejaría de ser parte del cuerpo por eso? Y si el oído dijera: «Puesto que no soy ojo, no soy del cuerpo» ¿dejaría de ser parte del cuerpo por eso? Si todo el cuerpo fuera ojo ¿dónde quedaría el oído? Y si fuera todo oído ¿dónde el olfato? Ahora bien, Dios puso cada uno de los miembros en el cuerpo según su voluntad. Si todo fuera un solo miembro ¿dónde quedaría el cuerpo? Ahora bien, muchos son los miembros, mas uno el cuerpo. 1 Cor. 12,13-20

Dios ha creado una comunión de personas y cada cual tiene su lugar en la gran comunión que es la Iglesia. A Dios le place que nos ayudemos unos a otros, que seamos hermanos, es más, nos lo ordena.

La enseñanza sobre la unidad del Cuerpo es muy importante para comprender nuestra vocación cristiana en que cada uno debe servir a los demás pues somos uno. Dios ha querido hacernos uno en El y llamarnos a participar en su obra redentora. Dios como Padre se complace en nuestra colaboración.

Para entender pensemos en una familia. ¿Si los hermanos se ayudan unos a otros, acaso eso ofende la autoridad del padre? Hay que entender que TODO viene de Dios, aún la gracia necesaria para orar por otros.

En el Cuerpo Místico todos están unidos a Cristo y con Su poder se ayudan mutuamente.

San Pablo nos enseña la radical unidad entre Cristo y el cristiano:

y no vivo yo, sino que es Cristo quien vive en mí; la vida que vivo al presente en la carne, la vivo en la fe del Hijo de Dios que me amó y se entregó a sí mismo por mí (Gálatas 2,20)

Cuando San Pablo u otro santo predica, sana, hace milagros, sólo puede ser por la única mediación de Cristo que vive en EL.

Somos, pues, embajadores de Cristo, como si Dios exhortara por medio de nosotros. En nombre de Cristo os suplicamos: ¡reconciliaos con Dios! ( II Corintios 5,20)

Como Cuerpo Místico, participamos en la vida y la obra de Cristo: Es cierto que Cristo es el único juez, el único pastor, el único rey, el único mediador, pero los cristianos también son todo eso EN EL:

1- Jesucristo es el único juez supremo y los cristianos serán jueces en el cielo. (Cf. Mat. 19,28; Lucas 22,30; 1 Cor. 6,2-3).
2-Jesús es el único Pastor (Cf. Juan 10,16) y establece pastores (Cf. Juan 21,15-17; Ef 4,11)
3-Jesús es el único Rey y nosotros Reinaremos con EL: (Cf. Apocalipsis 4,4, 10).
4-Jesús es el único Mediador y en El, los santos son mediadores (Cf. St 5, 16; Ap 5,8; 6,9; 8,3-4; 18,18-20)

Jesús enseña que los suyos son mediadores para que otros crean y sean uno:

"No ruego sólo por éstos, sino también por aquellos que, por medio de su palabra, creerán en mí, para que todos sean uno. Como tú, Padre, en mí y yo en ti, que ellos también sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado. Yo les he dado la gloria que tú me diste, para que sean uno como nosotros somos uno: yo en ellos y tú en mí, para que sean perfectamente uno, y el mundo conozca que tú me has enviado y que los has amado a ellos como me has amado a mí" (Juan 17,20-23)

Repetimos, no se trata de otra mediación sino la única de Jesús que se manifiesta en los santos gracias a que son uno con El y forman Su Cuerpo Místico.

También en el cielo los santos interceden por nosotros:

Hemos dicho que sólo podemos interceder en cuanto estamos unidos a Cristo. Pues bien, si entendemos que en el cielo los santos están más perfectamente unidos a Cristo, también entenderemos que en el cielo la intercesión por nosotros es mucho más poderosa.

Los santos del cielo no están desconectados de nosotros sino que nos asisten, aun mejor que nos asistimos unos a otros en la tierra. En el cielo todo es amor, la Iglesia es triunfante en Cristo. Todos los que están en el cielo son santos, pero algunos son muy conocidos en la tierra porque la Iglesia los ha señalado por su santidad extraordinaria, más que nadie a la Virgen Santísima siendo la Madre de Dios y madre nuestra. Por eso desde los comienzos del cristianismo se la invoca como poderosa intercesora.

Cuando recurrimos a la Virgen María o a los santos y decimos que nos hizo un milagro, se entiende que es con el poder de Dios. Si un amigo en la tierra nos consigue un favor, le damos gracias y podemos decir: “fulano me hizo tal favor”. Sabemos, claro está, que lo puede hacer gracias a Dios. Igualmente si pedimos la intersección de un santo, podemos decir: San Francisco me concedió tal cosa. Ciertamente es importante recordarlo más a menudo: ¡¡¡¡¡¡¡¡¡TODO VIENE DE DIOS!!!!!!!.

San Pablo nos hace conscientes de que estamos en comunión con los santos:

"Vosotros, en cambio, os habéis acercado al Monte Sión, a la ciudad de Dios vivo, la Jerusalén celestial, y a miríadas de ángeles, reunión solemne y asamblea de los primogénitos inscritos en los cielos, y a Dios, juez universal, y a los espíritus de los justos llegados ya a su consumación, y a Jesús, mediador de una nueva Alianza, y a la aspersión purificadora de una sangre que habla mejor que la de Abel" ( Hebreos 12,22-24)

"Por tanto, también nosotros, teniendo en torno nuestro tan gran nube de testigos, sacudamos todo lastre y el pecado que nos asedia, y corramos con fortaleza la prueba que se nos propone" (Hebreos 12,1)

También:

"Vino un ángel con un incensario de oro, y se puso junto al altar. Le entregaron muchos perfumes, para que aromatizara las oraciones de todos los santos sobre el altar de oro situado delante del trono. Y por manos del ángel subió a la presencia de Dios el humo de los perfumes, junto con las oraciones de los santos" Ap 8,3-4 (Ver también Ap 5,8)

Los santos piden por los hombres en la tierra, que se haga justicia: (Cf. Ap. 6,9; 18,18-20)

Santiago 5,16 enseña: "Confesaos, pues, mutuamente vuestros pecados y orad los unos por los otros, para que seáis curados. La oración ferviente del justo tiene mucho poder." Si aceptamos que los santos en el cielo son justos, y lo son más que nosotros, entonces este pasaje también se aplica a ellos.

Conclusión: La intercesión de los santos no remplaza ni compite con la oración directa a Dios, más bien le da más fuerza por la comunión de amor con que se hace. Es cuestión de poner las cosas en su lugar: Jesucristo es el único mediador; todos los santos son de Cristo y, unidos a EL, colaboran en su mediación para extender su reino. Somos familia de Dios EN CRISTO.

corazones.org

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jueves, 25 de octubre de 2012

Beato Juan XXIII quería que se predicase más sobre el infierno


El Beato Papa Juan XXIII, que convocó al Concilio Vaticano II, quería que los teólogos y sacerdotes hablaran más del infierno a los fieles, según señala el diario del ahora Cardenal Roberto Tucci que en los años previos a ese gran evento eclesial se reunió en varias oportunidades con el Pontífice en su condición de director de la revista La Civiltà Cattolica.

El vaticanista italiano Sandro Magister da cuenta de este relato que ha sido publicado el 22 de octubre en la mencionada revista, presentando un resumen de los diálogos del “Papa bueno” con el entonces Padre Tucci. En “La Civiltá Cattolica”, revista de los jesuitas de Roma, los artículos son previamente aprobados por las autoridades del Vaticano.

En la segunda reunión del sacerdote con Juan XXIII, el 1 de febrero de 1960, dos años antes del inicio del Concilio, el Papa habló de la necesidad de actualizar el lenguaje de la teología y la doctrina católica. El Santo Padre dijo además que “había que hablar del infierno a los fieles, resaltando sin embargo ‘que el Señor será bueno con tantos’”.

También se dio tiempo para hacer un comentario a modo de broma sobre el infierno: “ciertamente, todos podemos ir, pero me digo a mí mismo: Señor, ¿no permitirás que vaya tu vicario, no?".

El 7 de junio de 1960, el Papa Juan XXIII comentaba que se sentía como un "prisionero de lujo" en el Vaticano y se refería a la pompa que lo rodeaba y que le incomodaba.

“No tengo nada contra estas buenas guardias nobles –confió el Pontífice–, pero tantas reverencias, tanta formalidad, tanta pompa, tanta procesión me hacen sufrir, créame. Cuando bajo (a la Basílica de San Pedro) y me veo precedido por tantas guardias, me siento como un detenido, un malhechor; en cambio, desearía ser el 'bonus pastor' para todos, cercano a la gente. (…) El Papa no es un soberano de este mundo. Cuenta como le incomodaba al principio ser llevado en la silla gestatoria a través de las salas, precedido por cardenales a menudo más ancianos y decrépitos que él (añadiendo además que ni siquiera era muy seguro para él, porque en el fondo se está siempre un poco en vilo sobre ella)".

La “Guardia Noble” a la que se refiere Juan XXIII fue suprimida por su sucesor, el Papa Pablo VI, al igual que la silla gestatoria en la que era trasladado el Pontífice. Además, la coronación con una tiara fue suprimida luego por Juan Pablo I, el “Papa de la sonrisa”.

En esa audiencia, el Santo Padre conversó con el Padre Tucci sobre la preparación del Concilio, cuando las comisiones encargadas de redactar los esquemas que debían llevarse al evento, ya estaban nombradas.

"El Papa tiene la intención –escribía el Padre Tucci– de implicar en el esfuerzo de preparación no sólo a la curia romana, sino un poco a toda la Iglesia. Observa que a menudo en el exterior la tienen tomada con la curia romana, como si la Iglesia estuviera toda ella en manos de los 'romanos'; hay tantas bellas energías también en otros lugares, ¿por qué pues no intentar implicarlas?".

El artículo señala que en la audiencia del 30 de diciembre de 1961, el Papa habló “sobre la situación política y la necesidad de que la Iglesia abandonara los viejos esquemas de contraposición ideológica, y trabajara para la reconciliación de los hombres”.

En aquella oportunidad el Santo Padre se lamentó de las críticas que le dirigían en algunos ambientes eclesiásticos por haber respondido al mensaje de felicitación que le había enviado el presidente de la Unión Soviética, Nikita Krusciov.

Sobre esto el Padre Tucci escribe: "el Papa no es un ingenuo, sabía muy bien que el gesto de Krusciov estaba dictado por fines políticos de propaganda; pero no responder habría sido un acto de descortesía injustificada. La respuesta, sin embargo, estaba calibrada. El Santo Padre se deja guiar por el sentido común y el sentido pastoral".

En los últimos meses antes del final de la larga fase preparatoria, Juan XXIII estuvo ocupado leyendo con gran atención los esquemas redactados por las comisiones antes de que fueran enviados a los padres conciliares.

El Papa no estaba muy satisfecho con dichos esquemas y habló de ello con el director de Civiltà Cattolica en la audiencia del 27 de julio de 1962.

aciprensa.com

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miércoles, 24 de octubre de 2012

Estar con Jesús

Rezas para encontrar a Jesús y permanecer con Él. Has dejado de lado lo demás que podrías estar haciendo, para dedicarte a estar con Jesús.

Lo haces porque atesoras la relación de fe en la cual te encuentras con Jesús, y profundizas su amistad. Deseas encontrarlo; pero cuando recuerdas que Dios te busca más intensamente que lo que tú lo buscas a Él, es bueno también recordar que has venido a orar para encontrar a Jesús. Él tiene hambre y sed de una relación contigo, y así actúa durante tu oración. La Encarnación es semejante: Dios viene a nuestro mundo para acercarnos a Él; aún sigue buscándonos, en nuestra vida y nuestras oraciones.

Es posible que al orar yo esté deseando su Presencia; pero en una forma superficial y centrada en mi. Yo podría, por ejemplo, estar buscando a Jesús para sentirme feliz; Podría, en mis oraciones, esperar gratos consuelos de Dios, en vez de esperar al Dios del consuelo; sin darme cuenta, estaría orando en mis propios términos, en vez de los términos de Dios.

Es posible ser superficial en la oración, y declinar la invitación de Dios a llegar a lo profundo. Puedo hacer esto al mantener el control sobre la forma en que oro: hacerlo en forma rígida, deseando sentirme segura/o en todo su desarrollo, en vez de dejar que el Señor me enseñe cómo desea que yo me presente frente a Él. Puede orar dentro de mi cabeza, junto a pensamientos agradables; pero sin encontrarme con el Señor. También puedo mantenerme superficial, por temer bajar al nivel de mi corazón, donde se me invita a confiar y dejarme amar sin merecerlo, y donde puedo escuchar lo que Dios desea de mí. Incluso puedo mantenerme superficial al amarrarme a mis ansiedades, enojos y dolores. En resumen, puedo ser superficial al mantenerme enfocada/o en mí misma/o.

Espacio Sagrado

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martes, 23 de octubre de 2012

Una nueva humildad

Intervención de Mons. Socrates B. Villegas, Arzobispo de Lingayen-Dagupan (Filipinas), en el Sínodo para la Nueva Evangelización 2012

“¿Por qué hay una fuerte ola de secularización, una tormenta de antipatía o sencillamente una fría indiferencia hacia la Iglesia en algunas partes del mundo, que requieren una nueva ola de programas de evangelización?”

La nueva evangelización exige una nueva humildad. El Evangelio no puede prosperar con el orgullo. Cuando el orgullo se infiltra en el corazón de la Iglesia, la proclamación del Evangelio sale perjudicada.

La tarea de la nueva evangelización debe comenzar con un profundo sentido de admiración y veneración por la humanidad y su cultura. La evangelización se ha visto perjudicada por la arrogancia de sus mensajeros, que la siguen impidiendo. La jerarquía debe rehuir la arrogancia, la hipocresía y la intolerancia. Debemos castigar a quienes entre nosotros se han descarriado en lugar de encubrir sus errores.

Somos humanos en medio de nuestro rebaño humano. Toda nuestra belleza y santidad se la debemos a Dios. Esta humildad nos hará nuevos evangelizadores, más creíbles. Nuestra misión es proponer humildemente y no imponer con arrogancia.

En segundo lugar, la nueva evangelización debe hacerse mediante nuevos santos y esos santos debemos ser nosotros. La gran pobreza que sufre el mundo actual es la pobreza de los santos. Tanto si procedemos de países del Primer mundo como del Tercer mundo, todos estamos buscando modelos en los que inspirarnos y a los que emular. Nuestros jóvenes necesitan modelos en los que inspirarse.

Necesitan héroes vivos que inflamen sus corazones y despierten su entusiasmo por conocer a Jesús y amarlo. Nuestra experiencia en el

Tercer mundo me dice que el Evangelio se puede predicar a quien tiene el estómago vacío, pero sólo si el estómago del predicador está vacío como el de sus parroquianos.

Por último, la nueva evangelización debe ser una llamada a una nueva caridad. Seremos portadores creíbles de la alegría del Evangelio si la proclamación va acompañada de su hermana gemela: la caridad. La caridad de Jesús coincide con el don de sí mismo. La caridad de la nueva evangelización debe ser el don de Jesús.

La nueva evangelización necesita una nueva humildad; una renovación en santidad y un nuevo rostro de caridad para que sea creíble y fructuosa.

Mons. Socrates B. Villegas
catholic.net

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domingo, 21 de octubre de 2012

Benedicto XVI eleva a los altares a 7 nuevos santos


El Papa Benedicto XVI canonizó esta mañana en la Plaza de San Pedro en Roma a 7 nuevos santos, entre ellos la primera india “piel roja” de la historia en ser elevada a los altares, Kateri Tekakwitha; y una religiosa española, María Carmen Sallés y Barangueras.

Después de la celebración de la Eucaristía, el Papa saludó a las delegaciones oficiales y a los peregrinos que llegaron para festejar a los siete nuevos santos y, recordando los textos de San Marcos, expresó que “el hijo del hombre ha venido a servir y dar su vida en rescate por la multitud”.

Por el rito de canonización, el Papa elevó a los altares a Jacques Berthieu (1838-1896), sacerdote de la Compañía de Jesús y mártir; a Pedro Calungsod (1654-1672), laico catequista y mártir; a Giovanni Battista Piamarta, (1841-1913), sacerdote, fundador de la Congregación de la Sagrada Familia de Nazaret y humildes siervos del Señor; a Marianne Cope, (1838-1918), religiosa profesa de la Congregación de las Hermanas de la Tercera Orden de San Francisco de Syracus; a Anna Schäffer, (1882-1925), una laica; a María Carmen Sallés Y Barangueras (1848-1911), fundadora de la Congregación de las Concepcionistas Misioneras de la Enseñanza; y a Kateri Tekakwitha, mujer laica.

Benedicto XVI indicó que las canonizaciones de hoy son una elocuente confirmación de la misteriosa realidad salvadora de Jesucristo, y la tenaz profesión de fe de estos siete generosos discípulos de Cristo, su configuración al Hijo del hombre, resplandece hoy en toda la Iglesia.

Santa Kateri Tekakwitha, la primera “piel roja” de la historia en subir a los altares.

Kateri Tekakwitha nació en el actual estado de Nueva York, en 1656, hija de padre mohawk y de madre algonquina cristiana, quien le trasmitió la experiencia del Dios vivo. Fue bautizada a la edad de 20 años y, para escapar de la persecución, se refugió en la misión de san Francisco Javier, cerca de Montreal. Allí trabajó hasta que murió a los 24 años de edad, fiel a las tradiciones de su pueblo, pero renunciando a las convicciones religiosas del mismo.

Llevando una vida sencilla, Kateri permaneció fiel a su amor a Jesús, a su oración y a su Misa diaria. Su deseo más alto era conocer y hacer lo que agradaba a Dios.

El Papa señaló que el ejemplo de esta santa “impresiona por la acción de la gracia en su vida, carente de apoyos externos, y por la firmeza de una vocación tan particular para su cultura. En ella, fe y cultura se enriquecen recíprocamente”.

“Que su ejemplo nos ayude a vivir allá donde nos encontremos, sin renegar de lo que somos, amando a Jesús. Santa Kateri, protectora de Canadá y primera santa amerindia, te confiamos la renovación de la fe en los pueblos originarios y en toda América del Norte. Que Dios bendiga a los pueblos originarios”, dijo el Santo Padre.

Santa María del Carmelo Sallés y Barangueras, la nueva santa española

María del Carmelo Sallés y Barangueras, religiosa nacida en Vic, España, en 1848. Ella, viendo colmada su esperanza, después de muchos avatares, al contemplar el progreso de la Congregación de Religiosas Concepcionistas Misioneras de la Enseñanza, que había fundado en 1892, pudo cantar junto a la Madre de Dios: “Su misericordia llega a sus fieles de generación en generación”.

Su obra educativa, confiada a la Virgen Inmaculada, sigue dando abundantes frutos entre la juventud a través de la entrega generosa de sus hijas, que como ella se encomiendan al Dios que todo lo puede.

“Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros como lo esperamos de ti’. Con estas palabras, la liturgia nos invita a hacer nuestro este himno al Dios creador y providente, aceptando su plan en nuestras vidas”, dijo el Papa de esta nueva santa.

San Giovanni Battista Piamarta, Italia saludo a un nuevo santo

Giovanni Battista Piamarta, sacerdote de la diócesis de Brescia, fue un gran apóstol de la caridad y de la juventud. Percibía la exigencia de una presencia cultural y social del catolicismo en el mundo moderno, por eso se dedicó a hacer progresar cristiana, moral y profesionalmente a las nuevas generaciones con claras dosis de humanidad y bondad. Animado por una confianza inquebrantable en la Divina Providencia y por un profundo espíritu de sacrificio, afrontó dificultades y fatigas para poner en práctica varias obras apostólicas, entre las cuales: el Instituto de los artesanillos, la Editorial Queriniana, la Congregación masculina de la Sagrada Familia de Nazaret y la Congregación de las Humildes Siervas del Señor.

El secreto de su intensa y laboriosa vida estaba en las largas horas que dedicaba a la oración. Cuando estaba abrumado por el trabajo, aumentaba el tiempo para el encuentro, de corazón a corazón, con el Señor. Prefería permanecer junto al Santísimo Sacramento, meditando la pasión, muerte y resurrección de Cristo, para retomar fuerzas espirituales y volver a lanzarse a la conquista del corazón de la gente, especialmente de los jóvenes, para llevarlos otra vez a las fuentes de la vida con nuevas iniciativas pastorales.

Santa Anna Schäffer, nueva santa alemana

La joven Anna Schäffer, de Mindelstetten (Alemania), quería entrar en una congregación misionera. Nacida en una familia humilde, trabajó como criada buscando ganar la dote necesaria y poder entrar así en el convento. En este trabajo, tuvo un grave accidente, sufriendo quemaduras incurables en los pies que la postraron en un lecho para el resto de sus días. Así, la habitación de la enferma se transformó en una celda conventual, y el sufrimiento en servicio misionero.

Al principio se rebeló contra su destino, pero enseguida, comprendió que su situación fue una llamada amorosa del Crucificado para que le siguiera. Fortificada por la comunión cotidiana se convirtió en una intercesora infatigable en la oración, y un espejo del amor de Dios para muchas personas en búsqueda de consejo.

“Que su apostolado de oración y de sufrimiento, de ofrenda y de expiación sea para los creyentes de su tierra un ejemplo luminoso. Que su intercesión intensifique la pastoral de los enfermos en cuidados paliativos, en su benéfico trabajo”, expresó Benedicto XVI.

San Jacques Berthieu, el último francés en subir a los altares

Jacques Berthieu, nacido en 1838 en Francia, fue desde muy temprano un enamorado de Jesucristo. Durante su ministerio parroquial, deseó ardientemente salvar a las almas. Al profesar como jesuita, quería recorrer el mundo para la gloria de Dios. Pastor infatigable en la isla de Santa María y después en Madagascar, luchó contra la injusticia, aliviando a los pobres y los enfermos. Los malgaches lo consideraban como un sacerdote venido del cielo, y decían: tú eres nuestro padre y madre. Él se hizo todo para todos, sacando de la oración y el amor al Corazón de Jesús la fuerza humana y sacerdotal para llegar hasta el martirio, en 1896. Murió diciendo: “Prefiero morir antes que renunciar a mi fe”.

“Queridos amigos, que la vida de este evangelizador sea un acicate y un modelo para los sacerdotes, para que sean hombres de Dios como él. Que su ejemplo ayude a los numerosos cristianos que hoy en día son perseguidos a causa de su fe. Que su intercesión, en este Año de la fe, sea fructuosa para Madagascar y el continente africano. Que Dios bendiga al pueblo malgache”, dijo el Papa.

San Pedro Calungsod, nuevo santo para Filipinas

Pedro Calungsod nació alrededor del año 1654, en la región de Bisayas en Filipinas. Su amor a Cristo lo impulsó a prepararse como catequista con los misioneros jesuitas. En el año 1668, junto con otros jóvenes catequistas, acompañó al P. Diego Luis de San Vítores a las Islas Marianas, para evangelizar al pueblo Chamorro. La vida allí era dura y los misioneros sufrieron la persecución a causa de la envidia y las calumnias.

Pedro, sin embargo, mostró una gran fe y caridad y continuó catequizando a sus numerosos convertidos, dando testimonio de Cristo mediante una vida de pureza y dedicación al Evangelio. Por encima de todo estaba su deseo de salvar almas para Cristo, y esto le llevó a aceptar con resolución el martirio. Murió el 2 de abril de 1672. Algunos testigos cuentan que Pedro pudo haber escapado para ponerse a salvo, pero eligió permanecer al lado del P. Diego. El sacerdote le dio a Pedro la absolución antes de que él mismo fuera asesinado.

“Que el ejemplo y el testimonio valeroso de Pedro Calungsod inspire al querido pueblo filipino para anunciar con ardor el Reino y ganar almas para Dios”, agregó el Santo Padre.

Santa Mariana Cope: Alemania y Estados Unidos comparten santa
Mariana Cope, nacida en 1838 en Heppenheim, (Alemania), fue llevada a los Estados Unidos con apenas un año de edad, y en 1862 entró en la Tercera Orden Regular de san Francisco, en Siracusa, Nueva York. Más tarde, y como superiora general de su congregación, Madre Mariana acogió gustosamente la llamada a cuidar a los leprosos de Hawai, después de que muchos se hubieran negado a ello.

Con seis de sus hermanas de congregación, fue personalmente a dirigir el hospital en Oahu, fundando más tarde el hospital de Malulani en Maui y abriendo una casa para niñas de padres leprosos. Cinco años después aceptó la invitación a abrir una casa para mujeres y niñas en la isla de Molokai, encaminándose allí con valor y poniendo fin de hecho a su contacto con el mundo exterior.

Allí cuidó al P. Damián, entonces ya famoso por su heroico trabajo entre los leprosos, atendiéndolo mientras moría y continuando su trabajo entre los leprosos. En un tiempo en el que poco se podía hacer por aquellos que sufrían esta terrible enfermedad, Mariana Cope mostró un amor, valor y entusiasmo inmenso.

“Ella es un ejemplo luminoso y valioso de la mejor tradición de las hermanas enfermeras católicas y del espíritu de su amado san Francisco”, agregó.

“Estas palabras han constituido el programa de vida de los siete beatos que hoy la Iglesia inscribe solemnemente en el glorioso coro de los santos. Con valentía heroica gastaron su existencia en una total consagración a Dios y en un generoso servicio a los hermanos. Son hijos e hijas de la Iglesia, que escogieron una vida de servicio siguiendo al Señor”.

“Que el testimonio de los nuevos santos, de su vida generosamente ofrecida por amor de Cristo, hable hoy a toda la Iglesia, y su intercesión la fortalezca y la sostenga en su misión de anunciar el Evangelio al mundo entero”, concluyó Benedicto XVI.

aciprensa.com

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Los héroes no existen

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Id por todo el mundo y prediquen el Evangelio

Día Internacional de las Misiones. Los misioneros anuncian la buena nueva: que Dios nos ama y quiere que todos los hombres se salven.

Santo Evangelio según San Mateo 28, 16-20


Por su parte, los once discípulos marcharon a Galilea, al monte que Jesús les había indicado. Y al verle le adoraron; algunos sin embargo dudaron. Jesús se acercó a ellos y les habló así: «Me ha sido dado todo poder en el cielo y en la tierra. Id, pues, y haced discípulos a todas las gentes bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a guardar todo lo que yo os he mandado. Y he aquí que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo».

Oración inicial

Querido Jesús, además de escuchar tu llamado a la evangelización, sé que me buscas para tener una mayor intimidad conmigo en la oración. Quiero dedicarte mi mejor tiempo, en el mejor lugar… pero conoces mi debilidad. Por eso pido a tu Espíritu Santo, en el que creo y confío, que ilumine mi oración, para que no sea de los que titubean, de los indiferentes o convenencieros, sino el discípulo y misionero que sabe que Tú siempre estás a mi lado, guiando mi oración y mi misión.

Petición

Señor, abre mi corazón al amor, para que sea un mensajero de tu paz.

Meditación

Por todas partes, en todas las realidades, en toda cultura, de las grandes ciudades con sus edificios hasta los pequeños pueblos con las moradas humildes, de las potentes catedrales a las pequeñas capillas. Él viene, se hace presente; y al entrar en comunión con Él, también todos los hombres se unen entre ellos en un único cuerpo, superando divisiones, rivalidades, rencores. El Señor viene en la Eucaristía para sacarnos de nuestro individualismo, de nuestras particularidades que excluyen a los demás, para formar con nosotros un solo cuerpo, un solo reino de paz en un mundo dividido. ¿Pero cómo podemos construir este Reino de paz en el que Cristo es el Rey? El mandamiento que Él deja a sus Apóstoles y, a través de ellos, a todos nosotros es: “Id pues y haced que todos los pueblos sean mis discípulos... yo estaré siempre con vosotros hasta el fin del mundo”. Como Jesús, los mensajeros de la paz de su reino deben ponerse en camino, deben responder a su invitación. Benedicto XVI, 26 de octubre de 2011.

Reflexión

"Id por todo el mundo a predicad el Evangelio"

En todos los países del mundo hoy se hace oración por las misiones y por los misioneros que se encargan de llevar la palabra de Dios a los que no lo conocen o a los que lo han olvidado.

¿Por qué se dedica este día a las misiones?

Se tiene un domingo dedicado a las misiones porque todas las personas necesitamos de Dios para poder llegar al cielo. Los misioneros tienen como tarea enseñarnos el Evangelio para poder alcanzar la vida eterna. Su labor es de capital importancia.

Los misioneros son personas que van a otros lugares para hablar a los hombres de Jesús, para enseñarles a rezar, para decirles que todos debemos amarnos y ayudarnos los unos a los otros, para anunciarles la buena nueva: que Dios nos ama y quiere que todos los hombres se salven.

Atienden leprosarios, hospitales, hogares para huérfanos y ancianos, dispensarios, colegios, universidades. Su labor no es fácil, se les presentan muchas dificultades que tienen que vencer para lograr transmitir la palabra de Dios a los demás.
Necesitan de nuestra ayuda espiritual, humana y material.

Los misioneros son personas que van a otros lugares para hablar a los hombres de Jesús llevándoles el Evangelio. Existen misioneros por todo el mundo que necesitan de nuestra ayuda espiritual, humana y material.
La labor de un misionero es muy valiosa.

Seamos también nosotros misioneros, en nuestra propia casa, con nuestra familia, quien está más cerca de nosotros.

Propósito

Apoyar las vocaciones sacerdotales, o a la vida consagrada, con mi oración y mi apoyo económico.

Diálogo con Cristo

¿Por qué el temor a la entrega? ¿Por qué el miedo al compromiso? Si Tú, Padre mío, me garantizas que estarás a mi lado. Gracias porque en esta oración me has mostrado que, acogiendo tu gracia, puedo a llegar a vivir plenamente mi vocación al convertirme en un mensajero de tu amor y de tu paz.

catholic.net

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sábado, 20 de octubre de 2012

Preguntas frecuentes sobre el Domund


¿Qué es el DOMUND?

El DOmingo MUNDial de las Misiones es el día en que toda la Iglesia universal reza por la actividad evangelizadora de los misioneros y misioneras, y colabora económicamente con ellos en su labor, especialmente entre los más pobres y necesitados.

¿Por qué el DOMUND?

El 37% de la Iglesia católica lo constituyen territorios de misión, un total de 1.100 circunscripciones eclesiásticas que dependen de la ayuda personal de misioneros y misioneras y de la colaboración económica de otras Iglesias para realizar su labor.

¿Para qué el DOMUND?

Con los donativos se subvenciona el sostenimiento de los misioneros y sus colaboradores. También se atienden otras necesidades especiales: construcción de iglesias y capillas, formación cristiana, compra de vehículos..., además de desarrollar proyectos sociales, educativos y sanitarios.

¿Cómo se distribuye el dinero del DOMUND?

La Asamblea Plenaria de los Directores Nacionales de las Obras Misionales Pontificias, que se celebra cada año en Roma, distribuye equitativamente entre las solicitudes presentadas por los misioneros la totalidad de las aportaciones llegadas de todo el mundo. Por eso se pide la colaboración con el DOMUND sin hacer referencia a proyectos concretos.

¿Cómo colaboran los fieles?

Con un donativo en la Jornada, haciéndose socio con una cuota, contratando la tarjeta VISA-DOMUND o haciendo beneficiario en testamentos y legados al Domund.

¿Llega a los misioneros todo el dinero?

El donativo que cada fiel entrega para las misiones es recogido en la Dirección Nacional de OMP y enviado a los territorios de misión, salvo un mínimo porcentaje para gastos de administración.

¿Atienden los misioneros situaciones de emergencia?

Ante catástrofes naturales o bélicas, los misioneros canalizan la ayuda de organizaciones sociales y se dedican a atender a los damnificados. El DOMUND colabora con ellos principalmente para que puedan permanecer en la misión tras esas situaciones de especial emergencia humanitaria.

¿Qué es la obra de la propagación de la Fe y cuándo nació?

La Obra Pontificia de la Propagación de la fe es una institución universal de la Iglesia de cooperación con las misiones a través de la oración, el sacrificio, la promoción de las vocaciones misioneras y la cooperación económica y material de los cristianos de todo el mundo.

Esta Obra nació en Lyon, Francia, en 1822, por iniciativa de la joven Paulina Jaricot. Comenzó implicando a los trabajadores locales para que apoyasen las misiones con una pequeña limosna cada semana. Un siglo después, establecida ya la Obra en casi todos los países del mundo, el Papa Pío XI la convirtió en el cauce oficial de toda la Iglesia católica para ayudar espiritual y económicamente a la actividad misionera de la Iglesia.

¿Cuándo se celebra esta jornada?

La actividad de cooperación espiritual y material de esta Obra es permanente durante todo el año, pero alcanza especial significación durante el llamado "Octubre misionero". El día del DOMUND es el centro de la celebración misionera.

¿Cuáles son sus principales fines?

1. Iniciar a los fieles en la “contemplación” del rostro de Dios, en el que se reflejan los rostros de los más pobres y necesitados.

2. Promover entre los fieles una sensibilidad y predilección hacia los que, aun sin saberlo, buscan conocer y ver a Jesús.

3. Participar en las actividades organizadas por las comunidades eclesiales con motivo de la celebración del DOMUND.

4. Colaborar con una generosa aportación económica para atender las necesidades materiales de los misioneros y de las misiones.

5. Intensificar la oración y el sacrificio por las vocaciones misioneras de sacerdotes, religiosos y religiosas, y laicos.

Extraido de webcatolicodejavier.org

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viernes, 19 de octubre de 2012

Domund 2012


Este año se celebra el 21 de octubre

EXPLICACIÓN DEL LEMA DE 2012:


El lema “Misioneros de la fe” se sitúa en el centro de la Cruz. En ella Jesucristo entregó su vida. De ella nace el don de la fe que como gracia reciben los bautizados. Mirar la cruz suscita la súplica de los apóstoles: “Auméntanos la fe” (Lc 17,5).

EXPLICACIÓN DEL CARTEL 2012

Al pie de la Cruz están unas manos abiertas mostrando el mundo. Es la humanidad, diseminada por los cinco continentes, que está llamada a acercarse a la Cruz. Se pretende hacer más visible gráficamente la intrínseca unidad de la humanidad con el Redentor.

Son las manos de los misioneros, que presentan, con sus vidas, a la humanidad, para que sea bendecida con el don de la fe que brota de la Cruz salvadora.

MENSAJE DEL PAPA BENEDICTO XVI PARA LA JORNADA MUNDIAL DE LAS MISIONES 2012

"Llamados a hacer que la Palabra de verdad resplandezca"(Carta Apostólica. Porta Fidei, 6)

Queridos hermanos y hermanas!

La celebración de la Jornada Misionera Mundial se carga este año de un significado especial. La celebración del 50 aniversario del Decreto Conciliar Ad Gentes, la apertura de la fe y del Sínodo de los Obispos sobre el tema de la nueva evangelización junto a reafirmar el deseo de la Iglesia a comprometerse con más valentía y entusiasmo en la missio ad gentes, para que el Evangelio llegue hasta los confines de la tierra.

El Concilio Vaticano II, con la participación de los Obispos Católicos de todos los rincones de la tierra, ha sido un signo luminoso de la universalidad de la Iglesia, acogiendo, por primera vez un número tan elevado de Padres Conciliares procedentes de Asia, África, América Latina y Oceanía. Obispos misioneros y obispos nativos, pastores de las comunidades dispersas entre poblaciones no cristianas, que llevaban la imagen de una Iglesia presente en todos los continentes y que fueron intérpretes de las complejas realidades del entonces llamado "Tercer Mundo". Derivados de la rica experiencia de ser pastores de Iglesias jóvenes y en periodo de formación, animados por la pasión para extender el Reino de Dios, que han contribuido significativamente a reafirmar la necesidad y la urgencia de la evangelización ad gentes, y de esta forma poner al centro de la eclesiología la naturaleza misionera de la Iglesia.

Eclesiología misionera

"Esta visión (...) se propone hoy con renovada urgencia porque ha aumentado el número de quienes aún no conocen a Cristo. (...) Tenemos necesidad, por tanto, de retomar el mismo impulso apostólico de las primeras comunidades cristianas, que, pequeñas e indefensas, fueron capaces, con el anuncio y el testimonio, de difundir el Evangelio en todo el mundo entonces conocido".

"No sorprende que el Concilio Vaticano II y el sucesivo Magisterio de la Iglesia insistan de modo especial en el mandato misionero que Cristo ha confiado a sus discípulos, y que debe implicar a todo el pueblo de Dios, obispos, sacerdotes, diáconos, religiosos, religiosas, laicos. El cuidado de anunciar el Evangelio en todos los lugares de la tierra corresponde primariamente a los obispos, directos responsables de la evangelización en el mundo".

La prioridad de la evangelización

"El mandato de predicar el Evangelio (...) debe envolver toda la actividad de la Iglesia particular, todos sus sectores, todo su ser y su obrar. El Concilio Vaticano II lo ha indicado con claridad y el Magisterio sucesivo lo ha reafirmado con fuerza. Ello requiere adecuar constantemente estilos de vida, planes pastorales y organización diocesana a esta dimensión fundamental del ser Iglesia, especialmente en nuestro mundo en continuo cambio. (...) Todos los componentes del gran mosaico de la Iglesia han de sentirse fuertemente requeridos por el mandato del Señor de predicar el Evangelio, a fin de que Cristo sea anunciado en todas partes. Nosotros los Pastores, los religiosos, las religiosas y todos los fieles en Cristo debemos seguir las huellas del apóstol Pablo, quien (...) trabajó, sufrió y luchó por hacer llegar el Evangelio a los paganos, sin escatimar energías, tiempo y medios para dar a conocer el mensaje de Cristo". (...)

"La cooperación misionera ha de tomar hoy formas nuevas, incluyendo no sólo la ayuda económica, sino también la participación directa en la evangelización. (...) Las celebraciones del Año de la Fe y del Sínodo de los Obispos sobre la nueva evangelización serán ocasiones propicias para relanzar la cooperación misionera, sobre todo en esta segunda dimensión".

Fe y anuncio

"Los inmensos horizontes de la misión eclesial y la complejidad de la presente situación requieren hoy modalidades nuevas para poder comunicar eficazmente la palabra de Dios. Ello exige, ante todo, una renovada adhesión de fe personal y comunitaria al Evangelio de Jesucristo, en el momento de profundos cambios que está viviendo la humanidad". (...)

"Uno de los obstáculos para la evangelización es la crisis de fe, no solo del mundo occidental, sino también de gran parte de la humanidad que, sin embargo, tiene hambre y sed de Dios y debe ser invitada y conducida al pan de vida y al agua viva (...). Es preciso renovar el entusiasmo de comunicar la fe para promover una nueva evangelización de las comunidades y de los países de antigua tradición cristiana, que están perdiendo la referencia a Dios, de modo que redescubran la alegría de creer. La preocupación de evangelizar no debe permanecer nunca en los márgenes de la actividad eclesial y de la vida personal del cristiano, sino que debe caracterizarla fuertemente, con la conciencia de ser destinatarios y, al mismo tiempo, misioneros del Evangelio. El punto central del anuncio permanece siempre el mismo: el 'Kerigma' del amor de Dios absoluto y total por cada hombre y mujer, que culmina con el envío del Hijo eterno y unigénito, el Señor Jesús, el cual no desdeñó asumir la pobreza de nuestra naturaleza humana, amándola y rescatándola del pecado y de la muerte por medio del ofrecimiento de sí en la Cruz".

(...) "La fe es un don que se nos ha dado para que lo compartamos. (...) Es el don más importante que nos ha sido entregado en nuestra vida, y no podemos guardarlo sólo para nosotros".

El anuncio se hace caridad

"Numerosos sacerdotes, religiosos y religiosas, de todo el mundo, muchos laicos e incluso familias enteras abandonan sus propios países, sus propias comunidades locales, y se dirigen a otras Iglesias para dar testimonio y anunciar el Nombre de Cristo (...). Se trata de una expresión de profunda comunión, compartición y caridad entre las Iglesias". (...)

"Junto a este alto signo de la fe que se transforma en caridad, recuerdo y agradezco el trabajo de las Obras Misioneras Pontificias, instrumento para la cooperación en la misión universal de la Iglesia en el mundo. A través de su acción, el anuncio del Evangelio se transforma también en intervenciones para ayudar al prójimo, justicia hacia los más pobres, posibilidad de instrucción en las aldeas más lejanas, asistencia médica en lugares remotos, emancipación de la miseria, rehabilitación de los marginados, ayuda al desarrollo de los pueblos, superación de las divisiones étnicas, respeto por la vida en todas sus fases".

"Invoco sobre la obra de evangelización 'ad gentes', y especialmente sobre sus agentes, la efusión del Espíritu Santo, para que la gracia de Dios la haga avanzar decididamente en la historia del mundo".

BENEDICTUS PP. XVI
 


ORACIÓN

Señor Jesús,
que has prometido permanecer entre nosotros
si nos amamos como Tú nos amas,

Te rogamos lleves a buen término
-por los caminos de la paz,
de la justicia y del perdón­
a esta humanidad lacerada de guerras,
violencia y hambrienta de fraternidad.

Da fortaleza a los misioneros
que están llevando la antorcha de la fe
y haz que,
siguiendo los pasos de San Francisco Javier,
sean testigos valientes del Evangelio,

Infunde en muchos jóvenes la ilusión de seguirte por
el camino de la vocación al laicado,
a la vida consagrada y a la vida sacerdotal.

Te lo pedimos en unión con María,
Reina de las Misiones
y Estrella de la Nueva Evangelización.

webcatolicodejavier.org

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jueves, 18 de octubre de 2012

Cruzar la puerta

A todos cuantos nos leen a través de los medios de comunicación, dirijo estas letras para hablaros de una experiencia capaz de motivarnos a la esperanza, al ánimo y a la FE. A todos, sean creyentes o no, les animo a buscar y a descubrir una respuesta que no se detenga en lo que nos ocurre en el presente más inmediato sino que sea capaz de trascender a todos los ámbitos nuestro ser, una respuesta pues, que podamos entender en clave de sentido, el sentido de nuestra vida. Cuestionamiento que sólo nosotros, los seres humanos, podemos formular, dado que somos los únicos que poseemos la facultad de razonar, de discernir y por ende, los únicos que tenemos la capacidad y la posibilidad de elegir y de evolucionar espiritualmente.

Para dar con esta respuesta, os invito a cruzar una puerta, una puerta que permanece abierta para todos y tras la cual la luz siempre permanece encendida, una luz que es capaz de irradiar e infundir en nosotros la FE, la confianza. Porque lo que a modo de anticipo experimentamos como efecto "en lo más íntimo de nuestra intimidad" (San Agustín), la merece absolutamente.

"Se cruza ese umbral cuando la Palabra de Dios se anuncia y el corazón se deja plasmar por la gracia que transforma. Atravesar esa puerta supone emprender un camino que dura toda la vida. Éste empieza con el bautismo (cf. Rm 6, 4), con el que podemos llamar a Dios con el nombre de Padre, y se concluye con el paso de la muerte a la vida eterna, fruto de la resurrección del Señor Jesús que, con el don del Espíritu Santo, ha querido unir en su misma gloria a cuantos creen en él (cf. Jn 17, 22)" (Porta fidei, Benedicto XVI).

El descubrimiento de Dios en nuestra vida, supone el descubrimiento de cual es nuestro lugar en el mundo y que es lo mejor que podemos hacer en él, nos permitirá entender el curso de nuestra vida, descifrar muchos interrogantes que de otra manera nos sería muy difícil comprender, nos dará valor para sobrellevar las dificultades, pero sobre todo dignificará y resaltará de un modo diferente y único nuestro que hacer, nuestro dar, nuestro amar y nuestro vivir. En definitiva, se hace verdad aquello que el Concilio Vaticano II apuntó hace ahora 50 años, y es que "el misterio del hombre, se esclarece a luz del misterio del Verbo encarnado" (Gaudium et spes, nº22), es decir, cuando miramos a Cristo comprendemos todo lo que significa ser humanos de verdad.

"Para este Año de la fe no se ha inventado el Papa un mensaje, vuelve a insistir en el mismo, en la centralidad de Cristo, Caritas Christi urget nos (el amor de Cristo nos urge) (2 Co 5, 14): es el amor de Cristo el que llena nuestros corazones y nos impulsa a evangelizar. Hoy como ayer, Él nos envía por los caminos del mundo para proclamar su Evangelio a todos los pueblos de la Tierra (cf. Mt 28, 19)" (Carta pastoral La puerta abierta de la fe, Mons. Jose Manuel Lorca).

A todos cuantos leéis este mensaje, os invito a vivir la oportunidad de encontraros con el que es el Camino, la Verdad y la Vida de todos los hombres y mujeres del mundo. Nuestra parroquia (San Bartolomé de Librilla), acompañada del testimonio de uno de los apóstoles del Maestro, Bartolomé, quien oyó, vió y creyó hasta dar la vida por Él y por el Evangelio, intercederá para que vayamos despertando a la fe, creciendo en la fe, llenarnos de fe, para que vayamos construyendo un pueblo que camina en la Verdad, que vive en la Verdad, porque ha conocido a Dios, y ha confiado en ÉL.

Os invito a acercaros a vuestra propia parroquia, a dedicar un poquito de vuestro tiempo a cuidar vuestra interioridad, a formaros, a orar ante el Señor, a coger la Palabra de Dios, leerla, meditarla... os invito a cruzar una puerta, la de la fe. Lo que hay detrás de ella, es fascinante. Detrás de ella, hay Alguien que te quiere de verdad, que tiene una Palabra para ti, que es capaz de darte la fuerza que necesitas para no decaer nunca, detrás de ella está: el sentido de tu vida, detrás de ella está: JESUCRISTO. Esta es la experiencia que yo he tenido y no me la podía callar, por eso he querido compartirla mediante este altavoz.

Terminaré mis palabras con un suspiro, el mismo que le nació del corazón al nuevo doctor de la Iglesia, San Juan de Ávila: "ojalá tuviera mil millones de lenguas para anunciar a Jesucristo". Como sólo tengo una, os suplico que todas las vuestras, se alcen al viento con fuerza para proclamar y confesar que Jesucristo es Señor para gloria de Dios Padre (Filipenses 2:9-11).

Que Dios os guarde en su Amor.

P. Alejandro Cases Ramón, párroco de San Bartolomé de Librilla.
catholic.net

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miércoles, 17 de octubre de 2012

Vivir, conocer y comunicar la fe

El Papa pone de relieve que la fe cristiana no es un puro sentimiento que podría aislarnos de los demás y del mundo; antes al contrario, es el único camino para encontrar y comunicar la vida verdadera y bella.

La Carta apostólica "Porta fidei" (11-X- 2011), mediante la que se convoca el Año de la Fe, es una invitación a vivir la fe, conocer sus contenidos y comunicarla a otros, como puerta y camino hacia la vida en plenitud. En ese documento cabe señalar tres pasos.
 

VIVIR LA FE: CONVERSIÓN Y EVANGELIZACIÓN

Primero, redescubrir la fe, en todas sus dimensiones, para poder ser testigos de Cristo. La fe es una puerta que Dios abre para introducirnos en su vida íntima, a través de la Iglesia (n.1). Esta vida es la única vida plena para el hombre. Actualmente la «profunda crisis de fe» pide redescubrir la fe cristiana de manera nueva, para poder dar un testimonio coherente de Cristo. La guía segura para esa profundización es el Concilio Vaticano II: «la gran gracia de la que la Iglesia se ha beneficiado en el siglo XX» (Juan Pablo II) (cf. nn. 1-5).

El testimonio cristiano pide ante todo la conversión personal, que lleva a implicarse en la nueva evangelización, es decir, en transmitir o comunicar la fe a otros. «La fe, en efecto, crece cuando se vive como experiencia de un amor que se recibe y se comunica como experiencia de gracia y gozo. Nos hace fecundos, porque ensancha el corazón en la esperanza y permite dar un testimonio fecundo: en efecto, abre el corazón y la mente de los que escuchan para acoger la invitación del Señor a aceptar su Palabra para ser sus discípulos» (n. 7).

Como consecuencia, «redescubrir los contenidos de la fe profesada, celebrada, vivida y rezada, y reflexionar sobre el mismo acto con el que se cree, es un compromiso que todo creyente debe de hacer propio, sobre todo en este Año» (n. 9).

Aquí se subrayan dos aspectos de la fe: los contenidos de la fe (expresados en el Credo) y el acto de fe. La fe personal comienza con el acto de fe (la decisión y el asentimiento a Dios), que es movido por la gracia de Dios. No basta conocer los contenidos de la fe, sino que se requiere “abrir el corazón” (cf. Hch 16, 14), para aceptar lo que la fe propone.

La fe tiene consecuencias para la inteligencia y para la vida social: lleva a «comprender las razones por las que se cree» y «exige también la responsabilidad social de lo que se cree». No es algo puramente privado e individual: «la misma profesión de fe es un acto personal y al mismo tiempo comunitario. En efecto, el primer sujeto de la fe es la Iglesia» (n. 10). (En efecto, el cristiano que cree se incorpora al Cuerpo o la familia de los creyentes). Esto no es obstáculo para que quien busca sinceramente la verdad, aunque todavía no tenga la fe cristiana, posea ya un “preámbulo” de la fe.

CONOCER LA FE: EL CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA

Segundo: por ser la Iglesia el primer “sujeto” de la fe, el Catecismo de la Iglesia Católica es, en nuestro tiempo, una referencia esencial para conocer y hacer vida los “contenidos” de la fe. «Subsidio precioso e indispensable», «uno de los frutos más importantes del Concilio Vaticano II», fue entregado por Juan Pablo II a la Iglesia «como regla segura para la enseñanza de la fe y como instrumento válido y legítimo al servicio de la comunión eclesial» (Const. ap. Fidei depositum). En este horizonte, «el Año de la fe deberá expresar un compromiso unánime para redescubrir y estudiar los contenidos fundamentales de la fe, sintetizados de modo sistemática y orgánicamente en el Catecismo de la Iglesia Católica». En él se ofrece «una memoria permanente de los diferentes modos en que la Iglesia ha meditado sobre la fe y ha progresado en la doctrina, para dar certeza a los creyentes en su vida de fe». En las distintas partes de su estructura, íntimamente relacionadas, lo que presenta el Catecismo «no es una teoría, sino el encuentro con una Persona que vive en la Iglesia»: Cristo (cf. n. 11).

Por tanto, Benedicto XVI espera que el Catecismo sea un apoyo para la fe en el momento actual, que «reduce el ámbito de las certezas racionales al de los logros científicos y tecnológicos», ayudando a mostrar que no hay conflicto entre la fe y la verdadera ciencia (cf. n. 12).

COMUNICAR LA FE: EL TESTIMONIO CRISTIANO DEL AMOR

Tercero y último, el testimonio cristiano se centra en el amor, fruto y prueba de la fe (cf. St 2, 14-18). Repasa el Papa «la historia de nuestra fe» a partir de Jesucristo, inicio y consumación de la fe (cf. Hb 12, 2), y de la respuesta de María, de los apóstoles y demás discípulos, los mártires y todos aquellos llamados «a dar testimonio de su ser cristianos: en la familia, la profesión, la vida pública y el desempeño de los carismas y ministerios que se les confiaban» (n. 13).

Señala Benedicto XVI: «La fe sin la caridad no da fruto, y la caridad sin fe sería un sentimiento constantemente a merced de la duda. La fe y el amor se necesitan mutuamente, de modo que una permite a la otra seguir su camino». La fe es lo que nos permite distinguir en los necesitados el rostro de Cristo (Mt 25, 40). Es esta fe, arraigada y edificada en Cristo y en su Cruz (cf. 1 P 1, 6-9), y manifestada con obras, la que se transmite mediante el testimonio coherente de los cristianos. Es esto lo que el mundo necesita de los cristianos: «Lo que el mundo necesita hoy de manera especial es el testimonio creíble de los que, iluminados en la mente y el corazón por la Palabra del Señor, son capaces de abrir el corazón y la mente de muchos al deseo de Dios y de la vida verdadera, ésa que no tiene fin» (n. 15).

En definitiva, con esta carta, Benedicto XVI pone de relieve que la fe cristiana no es un puro sentimiento que podría aislarnos de los demás y del mundo; antes al contrario, es el único camino para encontrar y comunicar la vida verdadera y bella. La fe, que es primero un don de Dios, transforma la propia vida, impulsa a la razón y lleva a ponerse al servicio de todos. Porque interpela a la razón y da sentido a la vida, la fe pide conocer (¡estudiar!) sus contenidos y ser vivida con autenticidad. La fe es vida y conocimiento, impulso y resplandor, oferta libre y aventura de plenitud.
 

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9 PREGUNTAS SOBRE EL AÑO DE LA FE

Ramiro Pellitero
Subsidio para el Año de la Fe
iglesia.org

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martes, 16 de octubre de 2012

La autoestima, un pasaporte para la vida

Según el terapeuta Josiane de Saint-Paul la autoestima es “la evaluación positiva de uno mismo, fundada en la conciencia de su propio valor y de su importancia inalienable en su calidad de ser humano. Una persona que se estima se trata con benevolencia y se siente digna de ser amada y de ser feliz”.

AL NIÑO HAY QUE DEJARLE "HACER"

Por lo tanto, la autoestima está fundada en el sentimiento de seguridad que da la certeza de poder afrontar, de forma responsable y eficaz, los desafíos de seguridad el niño la tiene que experimentar y aprender con la ayuda de los padres y el colegio.

La forma de proporcionar esta seguridad se la tenemos que dar los padres cuidando de su integridad física y psicológica, garantizando una estabilidad mediante los horarios y las rutinas, desarrollando la autodisciplina y unas normas de conducta coherentes y consecuentes, dedicándoles tiempo para hablar con ellos y explicarles lo que no entiendan, y lo que es muy importante transmitiéndoles mucho cariño- incluso cuando les corrijamos-.

Los padres y los profesores debemos ayudar a los niños a comprender que ningún resultado (positivo o negativo) se da por arte de magia, sino que es más bien la consecuencia lógica del aprendizaje y trabajar actitudes como la atención, motivación, autonomía y responsabilidad.

El niño antes de los siete u ocho años vive el sentimiento de éxito centrándose sobre todo en el resultado. No es del todo consciente de que ese resultado es la consecuencia lógica de sus actitudes y estrategias.

Para que el niño logre una autoestima sana es necesario motivarle. El niño no puede dominar las actividades intelectuales y sociales si no obtiene resultados favorables en el curso de sus experiencias. Debe tener el sentimiento de su valor personal, ser consciente de sus habilidades y, en consecuencia, poseer una buena autoestima. Esto constituye la base misma de la motivación y del proceso de aprendizaje.

Los padres y el colegio tenemos que aplaudir sus logros, para que se de cuenta de que domina unas habilidades y unas capacidades gracias a las cuales ha obtenido resultados positivos. Al recordar sus éxitos y su competencia en algunos terrenos, el niño tiene fe en sí mismo y llega a esperar el éxito en su consecución del objetivo que le proponen o que él elige.

Los educadores (padres y colegio) debemos tranquilizar al niño haciéndole comprender que un resultado negativo no pone en cuestión ni su valor personal ni su inteligencia, y que él puede ejercer cierto poder sobre sus actitudes y sus estrategias. Si desea obtener buenos resultados, puede y debe modificar los pasos que da. Estos aprendizajes le infunden un sentimiento de eficacia y de orgullo que alimenta su autoestima.

Si no se brinda al niño la oportunidad de vivir resultados exitosos en sus actividades, y para eso hay que dejarle hacer, es inútil querer que tome conciencia de sus capacidades y decirle que es capaz de lograrlo.

Para conseguir estos logros es necesario que los padres trabajen con sus hijos la autonomía que es la capacidad de romper vínculos de dependencia con el entorno y de realizar elecciones personales. Ésta se construye progresivamente y adecuándola a la edad de cada niño.

Lo contrario de la autonomía es la sobreprotección, una actitud muy perjudicial para a un niño es hacer las cosas en su lugar cuando él es capaz de hacerlas por sí solo. Dicha actitud frena el desarrollo de la autonomía del niño. La sobreprotección mantiene al niño en la dependencia y su autoestima resulta afectada.

Para conseguir que nuestros hijos tengan una buena autoestima es necesario que las expectativas de los padres sean realistas, es decir, adaptadas al ritmo y al nivel de desarrollo del niño. Si no el niño correrá el riesgo de sufrir fracasos que mermarán su autoestima.

Como consecuencia podemos decir, que los educadores debemos enseñar a los niños a actuar por sí mismos, utilizando estrategias eficaces, para que superen los obstáculos, aprenden cosas nuevas y vivan sentimientos positivos que les ayuden a valorarse.

Ana Asteinza
Ana Esther de Diego
sontushijos.org

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Estoy cansado de trabajar y de ver a la misma gente, camino a mi trabajo todos los días, llego a la casa y mi esposa sirvió lo mismo de la c...

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