martes, 18 de junio de 2013

¿Por qué crean tanta adicción las redes sociales?

En la parada del autobús, en el autobús, en la sala de espera del médico, andando por la calle, en el trabajo, en una reunión, en un concierto, a la salida de clase, en el parque, en el ascensor, en una comida, en el baño, en la cocina... Con el móvil a todas partes y a todas horas. Así se puede ver a cada vez un mayor número de personas, y a cada vez más jóvenes. No pueden dejar pasar un minuto sin entrar e facebook, twitter, responder a un whatsApp...

No son pocas las advertencias que se hacen desde algunas organizaciones sobre la necesidad de hacer un buen uso de las nuevas tecnologías porque, en pocas palabras, generan adicción tanto a padres como a hijos. Pero, ¿cuáles son las verdaderas causas? ¿Por qué nos sentimos, en muchos casos, dominados por las redes sociales?

Gustavo Entrala, experto en la materia, cofundador y CEO de la agencia 101, aporta las principales razones por las que enganchan tanto las redes sociales:

Twitter, facebook... permiten con gran facilidad entrar en contacto con otras personas. Las relaciones que se generan son muy «light», pero basta con apretar un botón para tener «momentazos digitales» y que miles de personas te sigan.

En las redes sociales solo proyectamos lo positivo: lo bien que nos lo estamos pasando montando a caballo, en la playa, las foto de una buena mariscada... Uno no percibe la verdadera realidad social de las personas porque no se cuentan las desgracias.

Producen una sensación de gratificación muy rápida. Yo escribo e inmediatamente hay una respuesta. Ese «feedback» produce un estímulo muy positivo. En facebook, por ejemplo, no existe el botón de «no me gusta», lo que implica que los estímulos que uno recibe serán casi siempre positivos.

El teléfono, el ordenador... son todos ellos dispositivos que nos obedecen. Basta con teclear unas letras y apretar un botón para entrar en la web, buscar hoteles, información de un tema determinado, hacer una reserva en un restaurante, conseguir imágenes...

Conllevan un reconocimiento personal. El ser humano, por naturaleza, anhela sentirse querido, interesante, que le miren y observen y ese sentimiento en las redes sociales se obtiene multiplicado por infinito. Si uno ha tenido un mal día y está de bajón, se conecta a las redes y compensa esa frustración con la sensación de popularidad en las redes.

Al usuario le hace sentirse activo mientras realiza una labor de investigación, busca información, responde mensajes, publica mensajes, fotos... aunque, en realidad, no esté haciendo nada útil de verdad.

Laura Peraita
abc.es

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lunes, 17 de junio de 2013

La misa milagrosa del Padre Cabañuelas

Un prodigio eucarístico en el Santuario de Guadalupe (Cáceres, España)

El Venerable padre Cabañuelas, o fray Pedro de Valladolid, que era su nombre en religión, protagonista del suceso prodigioso que nos ocupa, fue uno de los eximios varones que ilustraron con su virtud la incipiente vida religiosa en el cenobio guadalupense en los primeros tiempos de su establecimiento en él de la Orden de San Jerónimo, en 1389.

Son los discípulos aventajados, él y otros más, del Venerable padre fray Fernando Yáñez de Figueroa, ilustre cacereño de la más rancia nobleza y primer prior del monasterio, que brillan por su santidad a lo largo de la primera mitad del siglo XV, algunos de los cuales, ocho en total, han quedado inmortalizados por el pincel de Zurbarán en otros tantos lienzos de los once que decoran la sacristía del Santuario de Guadalupe. Los tres restantes son escenas de la vida de San Jerónimo.

El padre Cabañuelas abrazó, siendo muy joven, la vida religiosa y siempre se distinguió por su acendrada devoción a la Eucaristía, en cuya contemplación y meditación gastaba gran parte de las horas del día y de la noche. Pero quiso el Señor aquilatar aquella su fe en el gran Misterio, permitiendo al enemigo de las almas viniera a turbar su imaginación con terribles dudas sobre la presencia real de Cristo en el Sacramento del Altar, dudas que se acrecentaban hasta producirle tremenda angustia, mientras celebraba el Santo Sacrificio.

El suceso milagroso que disipó todas sus dudas y le curó radicalmente de todas sus incertidumbres para el resto de su vida, podemos situarlo cronológicamente hacia 1420, como a los cincuenta años de su edad, y es él mismo quien nos lo refiere, aunque en tercera persona, en una relación que de su puño y letra se halló entre sus papeles después de su muerte, y que transcribimos a continuación.

"A un fraile de esta casa, dice, acaeció que un sábado, diciendo Misa, después que hubo consagrado el Cuerpo de Nuestro Señor Jesucristo, vio una cosa como nube que cubrió el ara y el cáliz, de manera que no veía otra cosa sino un poco de la cruz que estaba detrás del ara, lo cual le puso gran temor y con muchas lágrimas rogaba al Señor que pluguiese a su piedad de manifestarle qué cosa era aquélla y lo librase de tan gran peligro. Y estando así muy atribulado y espantado, poco a poco se fue quitando aquella nube; y, desde que se quitó, no halló la Hostia consagrada y vio la hijuela que estaba sobre el cáliz, quitada; y acató en el cáliz y lo vio vacío. Y cuando él vio esto, comenzó a llorar muy fuertemente, demandando misericordia a Dios y encomendándose devotamente a la Virgen María.

"Y estando así afligido, vio venir la Hostia consagrada puesta en una patena muy resplandeciente, y púsose sobre el cáliz; y comenzó a salir de ella gotas de sangre, en abundancia. Y desde que la sangre hubo caído en el cáliz, púsose la hijuela encima del cáliz y la Hostia encima del ara, como antes estaba. Y el dicho fraile, estando así muy espantado y llorando, oyó una voz que le dijo: Acaba tu oficio, y sea a ti en secreto lo que viste".

El momento en que Zurbarán lo representa en el lienzo, uno de los mejores, junto con “La Perla", por la belleza de su composición, expresión de los rostros, luminosidad y colorido, de cuantos salieron de su pincel, es aquel en que, viendo aparecer de nuevo por el aire la resplandeciente patena con la Hostia consagrada, cae de rodillas, entre atónito y arrobado, reconociendo y rindiendo su inteligencia a la evidencia del milagro, mientras que el lego que le servía, de rodillas también, semeja no haberse percatado lo que también hace notar el padre Cabañuelas en su relación del prodigio eucarístico operado en aquella "Misa milagrosa".

El hecho fue pronto conocido y divulgado por todos los ámbitos de la nación, y hasta los mismos reyes de Castilla, don Juan II y su esposa doña María de Aragón, junto con el príncipe don Enrique, el futuro Enrique IV, acudieron a Guadalupe, por conocer y tratar al siervo de Dios, elegido ya a la sazón prior del monasterio, quedando tan prendados de su virtud y santidad, que la reina le eligió por su consejero en materias del espíritu, y mandó en su testamento que, cuando trajeran sus restos al Santuario, colocaran a su lado los del padre Cabañuelas, como en efecto se hizo.

Aún nos queda un precioso testimonio de la "Misa milagrosa": los corporales y la hijuela, con unas gotas de sangre, usados en la misma, reconocidos ante notario apostólico en el siglo XVII, fueron declarados auténticos y son hoy la más preciada reliquia con que se honra el relicario guadalupense, como fueron también preclara reliquia eucarística, expuesta a la veneración de los fieles, entre dos velas encendidas, en el Congreso Eucarístico Nacional de Toledo, octubre de 1926.
El padre Cabañuelas murió el 20 de marzo de 1441, en olor de santidad, muy querido y venerado de todos.

Fray José Torrejón, 0. F. M.

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viernes, 14 de junio de 2013

La Metafísica como Religión...

Etim.: Griego. meta, mas allá + physika, física

"Metafísica" es una de las muchas palabras nobles que han sido abusadas. Tradicionalmente significa: "la ciencia del ser como ser", es decir de los primeros principios del ser. También se le llama Ontología, la filosofía del ser, de las primeras causas. Los filósofos griegos antes de Cristo desarrollaron la metafísica.

La metafísica clásica es parte de la filosofía (no de la religión) y forma parte de los estudio para el sacerdocio antes de entrar en la teología.

LA METAFISICA COMO RELIGIÓN

Llaman también "Metafísica" a diversas creencias ya no filosóficas sino de corte pseudo-religioso y ocultista, que forman parte de la corriente de la Nueva Era. Suelen identificarse como asociaciones no religiosas, sin embargo entran en el campo de la religión y toman sus doctrinas de revelaciones misteriosas de sus maestros.
La página de uno de estos grupos dice: "Se dedica a impartir una enseñanza espiritual que mejora la calidad humana y ayuda a resolver, con éxito, las aparentes dificultades de la vida, a través de charlas, conferencias, eventos que son siempre gratuitos y por medio de la enseñanza contenida en los libros."

¿Que tipo de enseñanza? Si buscamos en el Internet a estos grupos "metafísicos" encontramos que operan en torno a la magia y el ocultismo. Se interesan por la alquimia (cambio de la naturaleza de los metales), la búsqueda de la "Piedra Filosofal", el "secreto de la eterna juventud", etc.

Tienen gran veneración por famosas personalidades del mundo ocultista. Uno de estos es "San Germain" (no canonizado por la Iglesia, claro está) y dicen que tenía una impresionante erudición en todos los campos del saber, capacidades sobrenaturales, como la de crear diamantes de la nada, tiene origen misterioso y juventud eterna. Dicen que regresó a la tierra con otro nombre, como "Maestro Ascendido". No es extraño que todo esto fascine a ciertas personas.

Esta falsa metafísica utiliza una peculiar terminología para ambientar su mitología: Leemos sobre el "Nombre Armónico", círculos de iniciados: "Altas Esferas", "Obra Luz", "nivel etérico", "Avatar de la Era de Acuario", "Poderes de Transmutación"....
El grupo de "Metafísica Renovada Ray Sol", de Venezuela, dice de su fundador: "Como Avatar o Instructor de este planeta, le corresponde dictar la enseñanza que él crea más conveniente y lo hace desde los Altos Planos, porque no está encarnado" (Ibíd.).

Esta enseñanza es incompatible con la fe cristiana que profesa un solo Señor de quien viene toda autoridad. Toda autoridad terrena es delegada por Dios y está al servicio de Dios, Cristo Nuestro Señor. Es por eso que los verdaderos maestros espirituales no pueden sino predicar en el Nombre de Jesús la verdad que el mismo reveló. Nuestro Señor y Salvador Jesucristo, Dios encarnado, murió y resucitó y ha de venir con gloria para juzgar a vivos y muertos. Los falsos maestros enseñan otras doctrinas que no son de Cristo. Llámenles "Altos Seres de Luz" o "Maestros Ascendidos" el "maestro" detrás de estos es Lucifer.
Jesús nos dice: "Yo he venido en nombre de mi Padre, y no me recibís;
si otro viene en su propio nombre, a ése le recibiréis". -Juan 5,43

El grupo arriba mencionado suplanta también al Espíritu Santo por un "rayo de amor y luz purísimo, penetra inadvertidamente en las conciencias para sacudir las viejas estructuras y despertar a los dormidos"

Por todo lo dicho debe quedar claro que esta mal llamada "metafísica" es contraria al
Cristianismo.

No por eso dejan de hablar de Jesús, pero no desde la fe cristiana. Como el gnosticismo de los primeros siglos de nuestra era, es una amenaza que suplanta a la verdadera fe cristiana, ofreciendo falsamente la luz, la verdad y la felicidad que solo Jesucristo puede dar. La caridad exige que estos engaños sean desenmascarados, que los cristianos vivamos plenamente nuestra fe y le permitamos a Dios actuar en nuestras vidas para ser testimonio de la verdad en una nueva y urgente evangelización.

Y esto, teniendo en cuenta el momento en que vivimos. Porque
es ya hora de levantaros del sueño; que la salvación está más
cerca de nosotros que cuando abrazamos la fe.
La noche está avanzada. El día se avecina. Despojémonos, pues,
de las obras de las tinieblas y revistámonos de las armas de
la luz. -Romanos 13,11-12

Padre Jordi Rivero
bienaventuranzas.net

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lunes, 10 de junio de 2013

La misericordia de Dios da vida al hombre, dice el Papa


En sus palabras previas al rezo del Ángelus, ante los miles de fieles reunidos en la Plaza de San Pedro, el Papa Francisco aseguró que “la misericordia de Dios da vida al hombre, lo resucita de la muerte”.

El Santo Padre subrayó que “el Señor nos mira siempre con misericordia, nos espera con misericordia. ¡No tengamos miedo de acercarnos a Él! ¡Tiene un corazón misericordioso! Si le mostramos nuestras heridas interiores, nuestros pecados, Él nos perdona siempre”.

Dios, exclamó el Papa, “¡es pura misericordia! No olvidemos esto: es pura misericordia ¡Vayamos a Jesús!”.
El Santo Padre recordó que “el mes de junio está tradicionalmente dedicado al Sagrado Corazón de Jesús, máxima expresión humana del amor divino. El pasado viernes hemos celebrado precisamente la solemnidad del Corazón de Cristo, y esta fiesta da la pauta a todo el mes”.

“La piedad popular valoriza mucho los símbolos, y el Corazón de Jesús es el símbolo por excelencia de la misericordia de Dios; pero no es un símbolo imaginario, es un símbolo real, que representa el centro, la fuente de la que ha brotado la salvación para la entera humanidad”.

El Papa indicó que “en los Evangelios encontramos diversas referencias al Corazón de Jesús, por ejemplo en el pasaje en el que el mismo Cristo dice: ‘Vengan a mí todos los que están afligidos y agobiados, y yo los aliviaré.

Carguen sobre ustedes mi yugo y aprendan de mí, porque soy paciente y humilde de corazón, y así encontrarán alivio’”.

“El relato de la muerte de Cristo según Juan es fundamental. Este evangelista testimonia de hecho aquello que vio en el Calvario, o sea que un soldado, cuando Jesús ya estaba muerto, le atravesó el costado con la lanza, y en seguida brotó sangre y agua. Juan reconoció en aquel signo, aparentemente casual, el cumplimiento de las profecías: del corazón de Jesús, Cordero inmolado sobre la cruz, brota el perdón y la vida para todos los hombres”.

Francisco indicó que “la misericordia de Jesús no es sólo sentimiento, es más, es una fuerza que da vida, ¡que resucita al hombre! Nos lo dice también el Evangelio de hoy, en el episodio de la viuda de Naím. Jesús acompañado de sus discípulos está llegando justamente a una ciudad llamada Naím, un pueblo de Galilea, en el momento en el que llevaban a enterrar al hijo único de una mujer viuda”.

“La mirada de Jesús se fijó inmediatamente en la mujer en lágrimas. Dice el evangelista Lucas: ‘Al verla, el Señor se conmovió’. Esta ‘compasión’ es el amor de Dios por el hombre, es la misericordia, o sea la actitud de Dios en contacto con la miseria humana, con nuestra indigencia, nuestro sufrimiento, nuestra angustia”.

El Papa señaló que “el término bíblico ‘compasión’ evoca las entrañas maternas: de hecho, la madre experimenta una reacción exclusivamente suya frente al dolor de los hijos. Así nos ama Dios, dice la Escritura”.

“Dirijámonos a la Virgen María: su corazón inmaculado, corazón de madre, ha compartido al máximo la ‘compasión’ de Dios, especialmente a la hora de la pasión y de la muerte de Jesús. Que María nos ayude a ser mansos, humildes y misericordiosos con nuestros hermanos”, concluyó.

aciprensa.com

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domingo, 9 de junio de 2013

Evangelio del Domingo

Evangelio según San Lucas 7,11-17

Jesús se dirigió poco después a un pueblo llamado Naín, y con él iban sus discípulos y un buen número de personas.
Cuando llegó a la puerta del pueblo, sacaban a enterrar a un muerto: era el hijo único de su madre, que era viuda, y mucha gente del pueblo la acompañaba.
Al verla, el Señor se compadeció de ella y le dijo: «No llores.»
Después se acercó y tocó el féretro. Los que lo llevaban se detuvieron. Dijo Jesús entonces: «Joven, yo te lo mando, levántate.»
Se incorporó el muerto inmediatamente y se puso a hablar. Y Jesús se lo entregó a su madre.
Un santo temor se apoderó de todos y alababan a Dios, diciendo: «Es un gran profeta el que nos ha llegado. Dios ha visitado a su pueblo.»
Lo mismo se rumoreaba de él en todo el país judío y en sus alrededores.

Comentario del Evangelio:“El Señor se compadeció de ella y le dijo: "No llores"” (Hch. 2,4.11) Por: Concilio Vaticano II

El que es “imagen de Dios invisible” (Col 1,15) es también el hombre perfecto, que ha devuelto a la descendencia de Adán la semejanza divina, deformada por el primer pecado. En él, la naturaleza humana asumida, no absorbida, ha sido elevada también en nosotros a dignidad sin igual. El Hijo de Dios con su encarnación se ha unido, en cierto modo, con todo hombre. Trabajó con manos de hombre, pensó con inteligencia de hombre, obró con voluntad de hombre, amó con corazón de hombre. Nacido de la Virgen María, se hizo verdaderamente uno de los nuestros, semejantes en todo a nosotros, excepto en el pecado.

Cordero inocente, con la entrega libérrima de su sangre nos mereció la vida. En El Dios nos reconcilió consigo y con nosotros y nos liberó de la esclavitud del diablo y del pecado, por lo que cualquiera de nosotros puede decir con el Apóstol: El Hijo de Dios “me amó y se entregó a sí mismo por mí” (Gal 2,20). Padeciendo por nosotros, nos dio ejemplo para seguir sus pasos y, además abrió el camino, con cuyo seguimiento la vida y la muerte se santifican y adquieren nuevo sentido.

El hombre cristiano, conformado con la imagen del Hijo, que es el Primogénito entre muchos hermanos, recibe “las primicias del Espíritu” (Rom 8,23)… Por medio de este Espíritu, que es “prenda de la herencia” (Eph 1,14), se restaura internamente todo el hombre hasta que llegue “la redención del cuerpo” (Rom 8,23). Si el Espíritu de Aquel que resucitó a Jesús de entre los muertos habita en vosotros, el que resucitó a Cristo Jesús de entre los muertos dará también vida a vuestros cuerpos mortales por virtud de su Espíritu que habita en vosotros (Rom 8,11)... Este es el gran misterio del hombre que la Revelación cristiana esclarece a los fieles. Por Cristo y en Cristo se ilumina el enigma del dolor y de la muerte, que fuera del Evangelio nos envuelve en absoluta obscuridad. Cristo resucitó; con su muerte destruyó la muerte y nos dio la vida, para que, hijos en el Hijo, clamemos en el Espíritu: “Abba!,¡Padre!”

evangeliodeldia.org

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jueves, 6 de junio de 2013

Cómo se trabaja la plata

El platero pacientemente cuida el proceso de refinación del metal precioso; del mismo modo, Dios actúa para purificarnos y obtener una obra excepcional. Hace ya tiempo un grupo de señoras se reunieron en cierta ciudad para estudiar la Biblia. Mientras leían el tercer capítulo de Malaquías, encontraron una expresión notable en el tercer versículo que decía: "Él purificará... y los refinará como se hace con la plata" (Mal. 3,3).

Una de las señoras propuso visitar un platero e informarles a las demás de lo que él dijera sobre el tema. Sin decir el objeto de su diligencia, pidió al platero que le hablara sobre el proceso de refinar la plata. Después de que el platero describiera el proceso, ella le preguntó: "Señor, ¿usted se sienta mientras que está en el proceso de la refinación?" - "Oh, sí señora", contestó el platero; "debo sentarme con el ojo fijo constantemente en el horno, porque si el tiempo necesario para la refinación se excede en el grado más leve, la plata será dañada".

La señora inmediatamente vio la belleza y el consuelo de la expresión: "Él purificará... y los refinará como se hace con la plata". Dios ve necesario poner a sus hijos en un horno, su ojo está constantemente atento en el trabajo de la purificación, su sabiduría y amor obran juntos en la mejor manera para nosotros. Nuestras pruebas no vienen al azar, y Él no nos dejará ser probados más allá de lo que podemos sobrellevar.

La señora hizo una pregunta final: "¿Cuándo sabe que el proceso está completo?" - "Pues es muy sencillo", contestó el platero, "Cuando puedo ver mi propia imagen en la plata, ahí se acaba el proceso de refinación".

webcatolicodejavier.org

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martes, 4 de junio de 2013

¿Enseña la Biblia que el Espíritu Santo es Dios? Parte 2

3. El Espíritu Santo es Dios

Ahora bien, ¿muestra con la misma certeza la Escritura que el Espíritu Santo es Dios? Una vez más vamos a dejar hablar a la Biblia, limitando nuestros comentarios a su mínima expresión.

Mentir al Espíritu Santo es mentir a Dios. "Pero Pedro dijo: Ananías, ¿por qué te ha envalentonado Satanás a tratar con engaño al espíritu santo y a retener secretamente parte del precio del campo? Mientras permanecía contigo, ¿no permanecía tuyo?, y después que fue vendido, ¿no continuaba bajo tu control? ¿Por qué te propusiste un hecho de esta índole en tu corazón? No has tratado con engaño a los hombres, sino a Dios" (He 5,3-4) (VNM).

El Espíritu Santo es el mismo Jehová que habló en el Antiguo Testamento. "Así, porque estaban en desacuerdo unos con otros, empezaron a irse, mientras Pablo hacía este único comentario: Aptamente habló el espíritu santo por Isaías el profeta a los antepasados de ustedes diciendo: Ve a este pueblo y di: Oyendo oirán, pero de ningún modo entenderán; y mirando mirarán, pero de ningún modo verán" (He 28,2526) (VNM).

Ahora bien, lo cierto es que Pablo cita de Is 6,8-9; y allí no se dice que hablara el Espíritu Santo, sino el mismo Jehová: "Y empecé a oír la voz de Jehová, que decía: ¿A quién enviaré y quién irá por nosotros? Y yo procedía a decir: Aquí estoy yo. Envíame a mí. Y él pasó a decir: Ve, y tienes que decir a este pueblo: Oigan vez tras vez, pero no entiendan; y vean vez tras vez, pero no consigan conocimiento" (ls 6,8-9).

¿Se equivocaba el apóstol Pablo al identificar a Jehová con el Espíritu Santo, o se equivocan los testigos al decir que el Espíritu Santo no es Dios?

"Por esta razón, así como dice el espíritu santo: Hoy, si ustedes escuchan la propia voz de él, no endurezcan sus corazones como en la ocasión de causar amarga cólera, como en el día de hacer la prueba en el desierto, en el cual sus antepasados me probaron con una prueba, y con todo habían visto mis obras durante cuarenta años. Por esta razón quedé asqueado de esta generación y dije: Siempre se descarrían en su corazón y ellos mismos no han llegado a conocer mis caminos. De modo que juré en mi cólera: No entrarán en mi descanso" (Heb 3,7-11) (VNM).

El autor de la carta a los Hebreos reproduce aquí una extensa cita del Sal 95,7-11, atribuyéndola al Espíritu Santo. Basta ir al Antiguo Testamento para comprobar que el que habla en el mismo es Jehová. Ahora bien, ¿se equivocaba el autor de la carta a los Hebreos identificando al Espíritu Santo con el Jehová del Antiguo Testamento, o se equivoca la Wachtower al decir que el Espíritu Santo ni es Dios ni tiene personalidad?

El Espíritu Santo es Jehová. Por todo lo anterior es fácil de comprender que el Nuevo Testamento identifique al Espíritu Santo de manera clara con el Señor del Antiguo: "Ahora bien, Jehová es el espíritu; y donde está el espíritu de Jehová hay libertad" (2Cor 3,17) (VNM).

La misma Biblia de la Wachtower lo expresa con una claridad tan meridiana que creemos que sobran los comentarios.

Sólo el Espíritu Santo abarca las cosas de Dios. Por todo ello no es de extrañar que en la mente de los autores del Nuevo Testamento, que, como hemos visto, no creían que el Espíritu Santo no fuera Dios ni tampoco pensaban que era una fuerza impersonal, anidara la certeza de que toda la inmensidad de Dios sólo podía ser penetrada por el Espíritu Santo, algo imposible si éste hubiera sido una simple fuerza activa carente de personalidad:

"Porque, ¿quién entre los hombres conoce las cosas del hombre salvo el espíritu del hombre que está en él? Así también, nadie ha llegado a conocer las cosas de Dios salvo el espíritu de Dios" (1Cor 2,11) (VNM).

Porque el Espíritu Santo es Dios, se puede blasfemar contra él. "Sin embargo, cualquiera que blasfemare contra el espíritu santo no tiene perdón jamás, sino que es culpable de pecado eterno" (Mc 3,29) (VNM). [La blasfemia contra el Espíritu Santo es la resistencia frente al mismo. Mientras otros pecados permiten su perdón al no entrañar necesariamente la dureza de corazón, el que se cierra al Espíritu Santo impide que el arrepentimiento entre en su alma y con él la misericordia de Dios.]

4. Conclusión

En opinión del que escribe estas líneas, la doctrina del Espíritu Santo es una de las realidades más hermosas y conmovedoras de las que nos hablan las Escrituras. Activo de manera menos manifiesta en el Antiguo Testamento, es a partir de pentecostés cuando irrumpe con toda su grandeza y poder en la historia de la humanidad.

Cuando el creyente está solo, es el Espíritu Santo el que intercede por él con unos gemidos que no pueden expresarse en términos humanos; cuando siente la duda, clama al unísono con nuestras almas, recordándonos que tenemos un Padre en el cielo; cuando la Iglesia se zarandea en el mar de la historia, él se presta a guiarla y reparte, sin miedo al derroche, sus carismas (en los que la Wachtower no cree) para edificación del cuerpo de Cristo. Ese espíritu abrió la puerta de la Iglesia a los judíos del pentecostés llegados de los lugares más remotos de la tierra; se derramó sobre Cornelio, el primer gentil cristiano, y abrió las rutas del evangelio en medio de una sociedad que, como la nuestra de hoy en día, lo necesitaba ardientemente. Ese espíritu enseña y recuerda la palabra y la obra de Jesús, da testimonio y revela. Sin él no seríamos nada, porque él empolló la vida que había en el fondo de las aguas antes de la creación (Gén 1,2). En su nombre somos bautizados, y él nos sostiene en nuestra vida para que, como hijos de Dios, un día podamos estar con Cristo para siempre. No es de extrañar, pues, que los primeros cristianos lo citaran con profusión en sus oraciones y que ansiaran cada vez más su cercanía; y tampoco es raro que el himno cristiano más hermoso quizá de todos los tiempos, el Veni Creator Spiritus esté dedicado y dirigido a él.

La jactancia de la Wachtower, empero, lo califica simplemente como una fuerza sin personalidad, que se asemeja a la electricidad, que no es Dios, que ya no derrama sus dones sobre el pueblo de Dios. Si en ocasiones la falsedad puede ser externamente hermosa, no es en este caso, porque a la grandeza sublime e inenarrable de las Escrituras sólo ha sustituido una paupérrima caricatura sectaria.

apologeticacatolica.org

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sábado, 1 de junio de 2013

¿Enseña la Biblia que el Espíritu Santo es Dios? Parte 1

NOTA SOBRE LAS VERSIONES DEL TEXTO SAGRADO: A lo largo de la obra he utilizado con preferencia mi propia traducción directa del griego para el Nuevo Testamento, y del hebreo y arameo para el Antiguo. En el primer caso me he valido del Greek-English New Testament, de Nestlé y Aland, Editio XXVI, Stuttgart 1981, y en el segundo de la Biblia Hebraica Stuttgartensia, Editio Minor, Stuttgart 1984. Cito también de las versiones prestigiosas de la Biblia comunes en el mundo de habla hispana y de las propias ediciones de las sectas. Las siglas siguientes son las utilizadas en relación con las diversas traducciones de la Biblia: VNM: Versión del Nuevo Mundo o Biblia de los Testigos de Jehová; EP: La Santa Biblia, de Ediciones Paulinas; BJ: Biblia de Jerusalén; NC: Nácar Colunga; VP: Versión Popular; VM: Versión Moderna; NBE: Nueva Biblia Española; RV: Reina-Valera. Cuando no se indica referencia, la traducción es mía.

Las objeciones que históricamente se han formulado contra la doctrina de la Trinidad se han dirigido mayoritariamente en contra de la plena divinidad de la persona del Hijo. Sin embargo, da la impresión de que, supuestamente, negada ésta, los antitrinitarios no tuvieran mucho interés en refutar la divinidad del Espíritu Santo. Es como si resultara ocioso continuar una disputa sobre la Trinidad cuando ya ha quedado de manifiesto que una de las tres personas no es Dios, sino un dios o un mero hombre.

Quizá esto explique por qué los argumentos contra el Espíritu Santo son tan poco elaborados en las sectas, llegando en muchos casos a no existir siquiera. Los mismos Testigos de Jehová, que definen al Espíritu Santo como la "fuerza activa de Dios" y la comparan con formas de energía como la electricidad que impulsa el funcionamiento de los electrodomésticos, ponen de manifiesto una pobreza extrema en la negación de la personalidad y la divinidad del Espíritu Santo. Pero ¿enseña realmente la Biblia que el Espíritu Santo carece de personalidad y que no es Dios?

l. Objeciones de las sectas

Tres son fundamentalmente las objeciones que he recogido en conversaciones con testigos y estudios de sus publicaciones en relación con la personalidad y divinidad del Espíritu Santo. La primera es la consistente en afirmar que la Biblia no enseña en ningún sitio ni que el Espíritu Santo sea una persona ni que sea Dios. A contestar esta objeción dedicaremos los dos apartados siguientes de este capítulo.

La segunda es señalar que el Espíritu Santo es una fuerza impersonal, como el agua lo es, ya que se nos dice en la Biblia que se es bautizado con el Espíritu Santo y también que se es bautizado en agua. Resulta obvio, alegan los jehovistas, que si el Espíritu Santo fuera una persona no podría estar sobre tantas personas a la vez.

No hace falta señalar que tal objeción, en el fondo, es ridícula, y, en realidad, proporciona un argumento a favor de la divinidad del Espíritu Santo. Si realmente el Espíritu Santo puede estar en tantas partes (como los testigos reconocen que lo señala la Escritura), sólo puede explicarse porque es Dios. Como Dios precisamente, goza del don de la ubicuidad, es decir, de poder estar en diversos lugares a la vez. Pablo mismo señala que "en él (Dios) vivimos, nos movemos y existimos" (He 17,28) (BJ); y de esta ubicuidad no se desprende que Dios no sea Dios -porque, por ejemplo, también nos movemos en medio del aire, y éste no tiene personalidad-, sino que concluye que Dios es omnipotente y que nos va a juzgar a todos. Como puede verse, pues, esta objeción no tiene ninguna validez para negar la personalidad y divinidad del Espíritu Santo. [Una variante de esta objeción es afirmar que el Espíritu Santo carece de personalidad, puesto que entra en las personas. El argumento, una vez más, es muy pobre. Los demonios entran en el interior de las personas en los casos de posesión, y no por ello pierden su personalidad; ¿por qué le iba a suceder eso, sin embargo, al Espíritu Santo? ¿Pretenden afirmar los testigos que el espíritu de Satanás goza de más cualidades que el de Dios?]

La tercera objeción es similar a la segunda. Viene a decir que el Espíritu Santo ni es Dios ni tiene personalidad, porque de él se afirma en la Biblia que se bebe (lcor 12,14). Ahora bien, puesto que lo que se bebe siempre son sustancias sin personalidad (agua, vino, etc), el Espíritu Santo no es Dios y tampoco tiene personalidad.

Lo cierto es que Pablo, sólo unas líneas antes, ha señalado que los israelitas también bebieron de Cristo, que es un ser personal y también Dios: "Y todos bebieron la misma bebida espiritual, pues bebían de la roca espiritual que les seguía; y la roca era Cristo" (1Cor 10,4) (BJ). Tan claramente desmiente el pasaje la objeción de los testigos, que éstos no han tenido el más mínimo reparo en cambiarlo en su Versión del Nuevo Mundo, donde se dice: "y aquella masa rocosa significaba Cristo"; burda falsificación por otra parte, ya que la palabra griega que aparece en el original es en, es decir "era", y no "significaba". Pero, como ya ha tenido ocasión de comprobar el lector en el capítulo anterior, cambiar versículos de la Biblia para amoldarlos a sus doctrinas es algo habitual en las tácticas de la Wachtower.

Poca, si es que alguna, consistencia presentan estas dos objeciones de los testigos. Pasemos ahora a examinar si efectivamente la Biblia enseña o no la personalidad del Espíritu Santo.

2. El Espíritu Santo es un ser personal

Definir si un ente goza o no de personalidad no plantea ninguna dificultad especial. Es obvio que una fuerza impersonal, como la electricidad, el agua, la energía nuclear, etc., no puede desarrollar actividades propias de los seres dotados de personalidad, ya sean humanos o espirituales. Ahora bien, si la electricidad pudiera revelar, enseñar, guiar, ordenar, interceder, enviar, hablar, etc., ya no nos hallaríamos ante una fuerza impersonal, sino ante un ente personal. Ahora bien, en la Biblia, ¿el Espíritu Santo aparece como una fuerza impersonal, al estilo de la electricidad, según afirman los testigos, o, por el contrario, está ligado indisolublemente a cualidades personales? Pensamos que el propio lector puede sacar sus propias conclusiones a partir de los textos que citamos a continuación a título de ejemplo, razón ésta por la que limitaremos los comentarios sobre los mismos a un mínimo indispensable:

El Espíritu Santo enseña y recuerda. "Mas el ayudante, el espíritu santo, que el Padre enviará en mi nombre, ése les enseñará todas las cosas y les hará recordar todas las cosas que les he dicho" (Jn 14,26) (VNM). ¿Cómo puede enseñar -la palabra griega didásei utilizada aquí contiene la idea de enseñar como maestro- y recordar todo un ente que no tiene ni personalidad?

El Espíritu Santo da testimonio. "Cuando llegue el ayudante que yo enviaré a ustedes del Padre, el espíritu de la verdad, que procede del Padre, ése dará testimonio acerca de mí, y ustedes, a su vez, han de dar testimonio, porque han estado conmigo desde que principié" (Jn 15,26) (VNM). Tanto el Espíritu Santo como los discípulos de Jesús dan testimonio. ¿Cómo es posible que el primero carezca de personalidad y los segundos no? ¿Cómo es posible que un ente carente de personalidad sea el encargado de instruir a seres que sí la tienen?

"El espíritu mismo da testimonio con nuestro espíritu de que somos hijos de Dios" (Rom 8,16) (VNM).

El Espíritu Santo guía a la Verdad. "Sin embargo, cuando llegue aquél, el espíritu de la verdad, él los guiará a toda la verdad, porque no les hablará por su propio impulso, sino que hablará las cosas que oye, y les declarará las cosas que vienen" (Jn 16,13) (VNM).

Las palabras de Jesús transmitidas por el autor del cuarto evangelio no pueden resultar más claras: el Espíritu guiará a toda la verdad; hablará no según su propio impulso, sino lo que oiga, y anunciará el futuro. ¿Puede una fuerza impersonal -como la electricidad- hacer esto?

El Espíritu Santo glorifica. "Aquél (el Espíritu Santo) me glorificará, porque recibirá de lo que es mío y se lo dará a ustedes" (Jn 16,14) (VNM).

El Espíritu Santo dirige la evangelización. "Además atravesaron Frigia y el país de Galacia, porque el espíritu santo les había prohibido hablar la palabra en el (distrito de) Asia" (He 16,6) (VNM).

¿Es siquiera verosímil que una fuerza impersonal pudiera formular prohibiciones y órdenes en relación con un tema como la evangelización?

El Espíritu Santo conduce. "Porque todos los que son conducidos por el espíritu de Dios, éstos son los hijos de Dios" (Rom 7,14) (VNM).

¿Cómo es posible que una fuerza carente de personalidad -como la electricidad- conduzca a personas que sí tienen personalidad, de tal manera que si éstas se someten a su guía pongan de manifiesto que son hijos de Dios?

El Espíritu Santo intercede. "De igual manera el espíritu también acude con ayuda para nuestra debilidad; porque el (problema de) lo que debemos pedir en oración cómo necesitamos hacerlo no lo sabemos, pero el espíritu mismo aboga por nosotros con gemidos no expresados. Sin embargo, el que escudriña los corazones sabe cuál es la intención del espíritu, porque éste aboga en conformidad con Dios por los santos" (Rom 8,26-27) (VNM).

¿Cabe en cabeza humana que un ente sin ninguna personalidad sepa más que seres humanos que sí la tienen? ¿Es lógico pensar que un ente que no tiene personalidad se preocupe hasta el punto de abogar por seres humanos con gemidos que no pueden narrarse? ¿Es siquiera asimilable que un ente sin personalidad abogue además en plena conformidad con lo que Dios desea?

El Espíritu Santo envía. "Por consiguiente, estos hombres, enviados por el Espíritu Santo, bajaron a Seleucia, y de allí se embarcaron para Chipre" (He 13,4).

¿Cómo es posible que un ente sin personalidad pueda enviar a seres que sí la tienen, marcándoles además su itinerario concreto?

El Espíritu Santo toma decisiones en el seno de la Iglesia. "Porque al espíritu santo y a nosotros mismos nos ha parecido bien no añadirles ninguna otra carga salvo estas cosas necesarias" (He 15,28) (VNM).

¿Desde cuándo una fuerza impersonal -como la electricidad- puede tomar decisiones junto a seres humanos?

"Presten atención a sí mismos y a todo el rebaño, entre el cual el espíritu santo los ha nombrado superintendentes, para pastorear la congregación de Dios..." (He 20,28) (VNM).

Pero ¿cómo puede una fuerza sin personalidad nombrar a los obispos para que pastoreen la Iglesia?

El Espíritu Santo provoca la profecía. "Ahora bien, en estos días unos profetas bajaron de Jerusalén a Antioquía. Uno de ellos, por nombre Agabo, se levantó, y por el espíritu procedió a indicar que una gran hambre estaba por venir sobre toda la tierra habitada; la cual de hecho tuvo lugar en el tiempo de Claudio" (He 11,27-28) (VNM).

"Y viniendo a nosotros y tomando el cinturón de Pablo, se ató los pies y las manos y dijo: Así dice el Espíritu Santo: Al varón a quien pertenece este cinturón los judíos lo atarán de esta manera en Jerusalén y lo entregarán en manos de gente de las naciones" (He 21,11) (VNM).

En estos pasajes asistimos a dos ocasiones en que el Espíritu Santo movió a un profeta a predecir el futuro incluso señalando las palabras concretas que debía pronunciar. Las profecías, al contrario de las dadas por testigos, adventistas, mormones o Niños de Dios, se cumplieron. ¿Puede realmente una fuerza impersonal impulsar la profecía hasta el punto de hacer articular las palabras concretas y determinar su cumplimiento?

El Espíritu Santo ordena. "De modo que el espíritu me dijo que fuera con ellos sin dudar nada" (He 11,12) (VNM).

"Mientras ellos estaban ministrando públicamente a Jehová y ayunando, el espíritu santo dijo: "De todas las personas apártenme a Bernabé y a Saulo para la obra a que los he llamado" (He 13,2) (VNM).

¿Cómo es posible que una fuerza impersonal como la electricidad pueda dar órdenes a Pedro, el príncipe de los apóstoles, y a la Iglesia, pronunciando incluso frases completas?

El Espíritu Santo da dones. "Pero la manifestación del espíritu se da a cada uno con un propósito provechoso. Por ejemplo, a uno se le da mediante el espíritu habla de sabiduría, a otro habla de conocimiento según el mismo espíritu, a otro fe por el mismo espíritu, a otro dones de curaciones por ese único espíritu, a otro operaciones de obras poderosas, a otro el profetizar, a otro discernimiento de expresiones inspiradas, a otro lenguas diferentes, y a otro interpretación de lenguas. Pero todas estas operaciones las ejecuta el uno y mismo espíritu. Distribuyendo a cada uno respectivamente así como dispone" (1Cor 12,7-11).

Ahora bien, nosotros nos preguntamos ¿cómo es posible que una fuerza sin personalidad y que, por lo tanto, carece de discernimiento, de sabiduría, de fe, de conocimiento -todas ellas cualidades personales- puede dotar de esos dones a seres humanos? ¿No será precisamente porque sí tiene personalidad y porque además dispone de todas estas cualidades?

El Espíritu Santo revela. "Además, se le había revelado divinamente por el espíritu santo que no vería la muerte antes de que hubiera visto al Cristo de Jehová" (Lc 2,26) (VNM).

Pero ¿cómo puede revelar el futuro a una persona un ente que no tiene personalidad?

El Espíritu Santo habla frases enteras. Hemos visto ya algunos ejemplos en los apartados anteriores, pero vamos a citar alguno más:

"De modo que el espíritu dijo a Felipe: Acércate y únete a ese carro" (He 8,29) (VNM).

¿Cómo puede una fuerza impersonal pronunciar frases coherentes y articuladas que tienen un propósito y que incluso vaticinan el futuro?

El Espíritu Santo puede ser resistido. "Hombres obstinados e incircuncisos de corazón y de oídos, siempre están ustedes resistiendo al espíritu santo; como hicieron sus antepasados antes de ustedes" (He 7,51) (VNM).

Creemos que los textos reproducidos arriba, escasos botones de muestra por otra parte, establecen de manera indiscutible el concepto que los primeros cristianos tenían acerca del Espíritu Santo. Para ellos no era una fuerza activa e impersonal, comparable a la electricidad, como pretende la Wachtower. Por el contrario, el Espíritu Santo no sólo tenia personalidad, sino que además contaba con un papel en la vida de la Iglesia y de los creyentes (papel ya anunciado por el propio Jesús) que dejaba entrever su valor sobrehumano y, como examinaremos con más claridad en el siguiente apartado, divino. Sinceramente no pensamos que se pueda pretender bajo ningún concepto que, a la luz del Nuevo Testamento, el Espíritu Santo es una energía carente de personalidad.

César Vidal Manzanares
Libro: "Las Sectas frente a la Biblia"
ApologeticaCatolica.org

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