martes, 4 de marzo de 2014

Mensaje para los novios

Si el amor es sólo un sentimiento, un estado psicofísico, no se puede construir algo sólido.

Pero si «es una relación, entonces es una realidad que crece, y podemos también decir, a modo de ejemplo, que se construye como una casa. Y la casa se construye juntos, no solos». Así, el Papa Francisco se dirigió a casi quince mil parejas de novios que, procedentes de más de treinta países, se reunieron en la plaza de San Pedro el viernes 14 de febrero, por la mañana, día de San Valentín. Y esta casa para vivir juntos para siempre, añadió el Pontífice, no se apoya «en la arena de los sentimientos que van y vienen, sino en la roca del amor auténtico, el amor que viene de Dios».

El encuentro del Papa con las jóvenes parejas de novios, fue un auténtico diálogo hecho de preguntas y respuestas, durante el cual el Pontífice trató de trazar el contorno de un modo de vivir juntos, como familia, que, si se quiere feliz y para siempre, se funda en tres palabras: «permiso, gracias y perdón».

«Vivir juntos —explicó el Papa a los jóvenes— es un arte, un camino paciente, hermoso y fascinante. No acaba cuando os habéis conquistado uno a otro. Es más, precisamente es entonces cuando inicia».

«Muchos de los que se preparan al matrimonio —alertó— dicen “estamos juntos hasta que dura el amor”. Y también un seminarista dijo a su obispo “quiero ser sacerdote por diez años”». Ejemplos usados por el Papa para hacer comprender a los jóvenes que «hoy muchas personas tienen miedo de hacer opciones definitivas, para toda la vida». En efecto, vivimos en tiempos que, indicó, «todo cambia rápidamente, nada dura largamente». Pero, continuó, «no debemos dejarnos vencer por la cultura de lo provisorio». Es necesario, por lo tanto, emprender un camino que «tiene normas que se pueden volver a resumir» precisamente en tres palabras, permiso, gracias y perdón. Y explicó el sentido de las mismas. Luego el Papa aconsejó a los novios acerca de cómo rezar juntos. Y recordó la oración que Jesús nos enseñó, el Padrenuestro, en el cual «en lugar del acostumbrado “Danos hoy nuestro pan de cada día”, los novios pueden, es más, deben rezar: “Señor, danos hoy nuestro amor de cada día”».

«El amor auténtico no se impone con dureza y agresividad». Es, en cambio, «la cortesía la que conserva el amor». Lamentablemente, continuó el Pontífice, «hoy en nuestras familias, en nuestro mundo, a menudo violento y arrogante, hay necesidad de mucha más cortesía. Y esto puede comenzar en casa». He aquí, dijo, el secreto del amor auténtico. Y concluyó exhortando a los novios a crecer juntos para dejar a los hijos la herencia «de haber tenido un papá y una mamá que crecieron juntos, haciéndose —el uno para el otro— más hombre y más mujer».

iglesia.org

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