viernes, 31 de julio de 2015

Matrimonio, un compromiso natural

Cuando pensamos en matrimonio, se nos viene a la mente nuestro matrimonio civil, las firmas, los testigos, y claro, el matrimonio religioso, las damas, las flores, la fiesta.

Pero el matrimonio es mucho más que firmas y eventos, es anterior a cualquier documento. El matrimonio es la forma natural de la especie humana de asegurar la procreación y la transmisión de la cultura. Cada especie tiene sus rituales específicos para salvaguardar su continuidad.

El matrimonio natural tiene su propia esencia, no lo invento el hombre; como toda institución trasciende y supera al individuo que la compone. El matrimonio como institución social natural, contiene pues lo necesario para cubrir nuestras necesidades básicas de orden en los lazos de sangre, de continuidad y da inicio a la familia.

Para lograr la continuidad de la especie, necesitamos procrearnos de forma natural; es posible hacerlo artificialmente, pero el porcentaje mayoritario ha de ser de ésta forma, de lo contrario estaríamos en peligro de extinción… ¿Se imaginan qué costoso y complicado sería hacerlo únicamente de manera artificial? Ya hemos visto muchas películas sobre esto y conocemos el final.

Para hacerlo de forma natural, forzosamente necesitamos que este matrimonio sea entre un hombre y una mujer.

Para establecer seguridad y orden, necesitamos que sea para toda la vida, simplemente, como protección a los hijos y a la misma pareja.

Es como una inversión muy grande: necesitas un contrato de muchos años -más de 50- para poder recuperarla, de lo contrario no te conviene. Le estás invirtiendo todo tu ser, no es cualquier cosa… Ahora, como toda inversión, las cosas pueden salir mal, pero son excepciones, y no se puede actuar con base en eso.

La misión, tanto del matrimonio civil como del religioso, es la de adecuarlo a la cultura y valores de cada región. El matrimonio civil lo revestirá con las leyes locales y el matrimonio religioso con las leyes de Dios.

Un matrimonio civil que no es total y que no tiene como finalidad la procreación, es un documento que únicamente avala el deseo de estar juntos, es un convenio de convivencia, un contrato muy reducido, que otorga ciertos derechos y obligaciones. Deja de ser una institución social para convertirse en mero trámite legal.

El matrimonio religioso ha de ser lo más parecido a la ley natural si nos jactamos de decir que Dios es el creador de la naturaleza misma. Por eso, los casados dan voz y cuerpo al amor invisible de Dios, y el ¡sí, te quiero! se convierte en un acto de amor pleno y generoso que da continuidad y cuidado a la creación.(1)

¿Qué pasa si le damos traste al matrimonio religioso o civil? Mientras el hombre sea hombre siempre serán mayoría los que busquen el matrimonio natural, así que no nos agobiemos, el mundo no se va a terminar… Hasta en las peores películas sobreviven unos cuantos.

Mons. Chaput, Arzobispo de Filadelfia, nos explica claramente que las decisiones de la Corte no cambian en nada la naturaleza de hombres y mujeres; nos invita a promover con amor una cultura saludable del matrimonio.

Renovar la institución del matrimonio no significa cambiar sus bases, significa volver a sacar la gloria en él. Es como restaurar una obra de arte, en donde los restauradores devuelven la originalidad y belleza a un bien cultural.

Para restaurarlo hay que eliminar el enfado, la falta de unión, la pornografía, la infidelidad y el exceso de trabajo; iluminarlo con el amor de Dios y la diversión en pareja.

Y por último, darlo a conocer: un matrimonio a la vez, el tuyo y el mío, el de los vecinos, el de los compadres… No hay que dejarnos llevar por informaciones amarillistas llenas de pesimismo; si nos lo proponemos, nos daremos cuenta que son muchos los matrimonios felices y las historias heroicas de grandiosas familias a nuestro alrededor. Y sobre todo, para que el matrimonio natural recupere su esplendor, hay que contar las historias buenas, que son muchas.

1) El Libro del Matrimonio, José Pedro Manglano
yoinfluyo.com

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jueves, 30 de julio de 2015

Lo aprendió con mas de cuarenta años

Fue Frédéric Soulié un autor francés que compuso algunas novelas y obras de teatro de no escaso valor literario. Nacido en Foix, al sur de Francia, en el año 1800, murió a sus 47 años de edad en Bièvres, cerca de París.

En su última y larga enfermedad, fue asistido en un hospital por una hermana de la Caridad y observó más de una vez que ésta pasaba entre sus dedos las cuentas de un Rosario en sus momentos de descanso. Picado por la curiosidad, un día le preguntó:
-¿Qué reza usted, hermana?
-Rezo el Rosario -le contestó ella.
-¿El Rosario? -repitió él con voz de asombro-. ¿Y eso qué es?
-¿Usted, ese gran literato -dijo la hermana- de verdad que no sabe lo que es el Rosario?
-Pues... no, francamente, no. ¿Me lo quiere explicar?
La hermana no se hizo de rogar. Y acto seguido, empezó por preguntarle:
-¿Sabe usted el Padrenuestro?
-Hace años que no lo rezo, pero... seguramente que lo recordaré.
-¿Y el Avemaría? -inquirió la monjita.
-Tal vez, también la recordaré.
-Entonces; pues, vamos a empezar.
-¿A empezar el qué?
-A meditar sobre los quince misterios de la Pasión, Muerte y Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo. Cada Misterio, un Padrenuestro y diez Avemarías. Eso es rezar el Rosario. ¿Lo empezamos? Le alargó el Rosario al literato francés y se oyó la voz débil pero emocionada de éste diciendo: El primer Misterio...
-¡De gozo! -dijo la hermana como un eco de su gozo interior.

Nota: Si quieres aprender a rezar el Rosario, accede a http://webcatolicodejavier.org/comorezarelRosario.html

webcatolicodejavier.org

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miércoles, 29 de julio de 2015

Webs que parecen católicas pero no lo son

Navegando por varias páginas webs he podido observar que existen numerosas páginas y blogs que buscan alejar a los creyentes de la verdadera doctrina de la Iglesia. No solo eso, existen webs que se atreven a poner en el título la palabra "católico/a" y el único contenido que puedes encontrar son insultos diarios al Papa Francisco, a sacerdotes, a antiguos Papas e incluso a Santos. Dicen que la doctrina de la Iglesia actual es falsa... un largo etcétera.

Les aviso para que tengan cuidado y vayan con ojo a la hora de consultar una web supuestamente católica, porque puede parecer que lo que han visto realmente les ha enseñado algo y lo que han conseguido en ustedes es sembrar la semilla de la duda en el corazón como muy bien sabe hacer el demonio para distorsionar la verdad.

Si Jesús dijo que surgirían muchos falsos profetas, ¿cómo no iban a surgir falsos profetas también en Internet?

Estas páginas se atreven a afirmar que el Papa actual y muchos anteriores son herejes. Día tras día buscan el mínimo detalle para atacar al Papa Francisco, buscan malinterpretaciones y expresan odio, bastante odio hacia los elegidos de Dios. Lo peor es que afirman estar en la verdad.

Me gustaría preguntar a los creadores de estas páginas que ocurre con la promesa que Cristo mismo hizo: "Y yo también te digo que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia, y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella" Mt 16:18

En principio no quería dar publicidad a ninguna de estas webs, pero si me gustaría publicar el nombre de las dos mas destacables que he encontrado y que buscan confundir mas o menos con las mismas barbaridades. Eso si, se atacan entre ellas por ver quien tiene mas razón. Por sus frutos los conoceréis...

Una de ellas se llama "Foro católico", nada mas lejos de la realidad... La otra "Vaticano Católico"... como pueden observar son páginas a las que cualquiera accedería con buena intención a navegar (y mas con ese nombre) sin sospechar que en el contenido de estas páginas se esconde el enemigo y su falsa doctrina. Son lobos con piel de cordero.

Mucho cuidado por favor, el demonio también sabe servirse de personas para atacar a Dios y a los suyos y claro está que Internet es un mundo con mucha facilidad para lograr ese objetivo. Busquen a Dios y a su Iglesia y estarán en el camino correcto. No dejen que les confundan.

¡Que Dios les bendiga!
blogdeuncatolico.com

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lunes, 27 de julio de 2015

Quédate Señor conmigo


El Padre Pío escribió esta oración para después de recibir a Jesús en la Comunión. Si quieres puedes compartirla con tus seres queridos.


Has venido a visitarme,

como Padre y como Amigo.

Jesús, no me dejes solo.

¡Quédate, Señor, conmigo!




Por el mundo envuelto en sombras

voy errante peregrino.

Dame tu luz y tu gracia.

¡Quédate, Señor, conmigo!


En este precioso instante

abrazado estoy contigo.

Que esta unión nunca me falte.

¡Quédate, Señor, conmigo!


Acompáñame en la vida.

Tu presencia necesito.

Sin Ti desfallezco y caigo.

¡Quédate, Señor, conmigo!


Declinando está la tarde.

Voy corriendo como un río

al hondo mar de la muerte.

¡Quédate, Señor, conmigo!


En la pena y en el gozo

sé mi aliento mientras vivo,

hasta que muera en tus brazos.

¡Quédate, Señor, conmigo!


San Pío de Pietrelcina
iglesia.org

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jueves, 23 de julio de 2015

La Iglesia, cuerpo de Cristo

"En un solo Espíritu hemos sido todos bautizados, para no formar más que un cuerpo, judíos y griegos, esclavos y libres. Y todos hemos bebido de un solo Espíritu" (1 Cor 12,13).

1. San Pablo utiliza la imagen del cuerpo para representar la Iglesia: "En un solo Espíritu hemos sido todos bautizados, para no formar más que un cuerpo, judíos y griegos, esclavos y libres. Y todos hemos bebido de un solo Espíritu" (1 Cor 12,13). Es una imagen nueva. Mientras el concepto de "pueblo de Dios" que hemos explicado en las últimas catequesis, pertenece al Antiguo Testamento, y es recogido y enriquecido en el Nuevo, la imagen de "cuerpo de Cristo", empleada también por el concilio Vaticano II al hablar de la Iglesia, no tiene precedentes en el Antiguo Testamento. Se encuentra en las cartas de san Pablo, a las que acudiremos, sobre todo, en esta catequesis. Muchos exegetas y teólogos de nuestro siglo han estudiado esa imagen en san Pablo, en la tradición patrística y teológica .que deriva de él. y en la validez que posee para presentar a la Iglesia hoy. También el Magisterio pontificio la ha recogido, y el Papa Pío XII le dedicó una memorable encíclica, titulada precisamente Mystici Corporis Christi (1943).

Conviene notar, asimismo, que en las cartas de san Pablo no encontramos el calificativo "místico", que aparecerá sólo más tarde; en las cartas paulinas se habla del "cuerpo de Cristo", estableciendo simplemente una comparación realista con el cuerpo humano. En efecto, escribe el Apóstol que "del mismo modo que el cuerpo es uno, aunque tiene muchos miembros, y todos los miembros del cuerpo, no obstante su pluralidad, no forman más que un solo cuerpo, así también Cristo" (1 Cor 12,12).


2. El Apóstol, con esas palabras, quiere poner de relieve la unidad y, al mismo tiempo, la multiplicidad que es propia de la Iglesia. "Pues, así como nuestro cuerpo, en su unidad, posee muchos miembros, y no desempeñan todos los miembros la misma función, así también nosotros, siendo muchos, no formamos más que un solo cuerpo en Cristo, siendo cada uno por su parte los unos miembros de los otros" (Rom 12, 4.5). Se podría decir que, mientras el concepto de "pueblo de Dios" subraya la multiplicidad, el de "cuerpo de Cristo "destaca la unidad dentro de la multiplicidad, indicando sobre todo el principio y la fuente de esa unidad: Cristo. "Vosotros sois el cuerpo de Cristo, y sus miembros" (1 Cor 12, 27). "También nosotros, siendo muchos, no formamos mas que un solo cuerpo en Cristo" (Rom 12, 5). Por consiguiente, pone de relieve la unidad Cristo.Iglesia, y la unidad de los muchos miembros de la Iglesia entre si, en virtud de la unidad de todo el cuerpo con Cristo.


3. El cuerpo es el organismo que, precisamente por ser organismo, expresa la necesidad de cooperación entre los diversos órganos y miembros en la unidad del conjunto, compuesto y ordenado de esa manera, según san Pablo, "para que no hubiera división alguna en el cuerpo, sino que todos los miembros se preocuparan lo mismo los unos de los otros" (1 Cor 12, 25). "Más bien los miembros del cuerpo que tenemos por más débiles, son indispensables"(1 Cor 12, 22). Y el Apóstol llega incluso a decir que "somos miembros los unos de los otros" (Rom 12, 5) en el cuerpo de Cristo, la Iglesia. La multiplicidad de los miembros y la variedad de las funciones no pueden ir en perjuicio de la unidad, así como la unidad no puede anular o destruir la multiplicidad y la variedad de los miembros y de las funciones.


4. Es una exigencia de armonía "biológica" del organismo humano que, trasladada a modo de analogía al plano eclesiológico, indica la necesidad de la solidaridad entre todos los miembros de la comunidad) Iglesia. En efecto, escribe el Apóstol: "Si sufre un miembro, todos los demás sufren con él. Si un miembro es honrado, todos los demás toman parte en su gozo" (1 Cor 12, 26).


5. Se puede decir, por tanto, que el concepto de Iglesia como "cuerpo de Cristo" es complementario con respecto al concepto de "pueblo de Dios". Se trata de la misma realidad, expresada según los dos aspectos de unidad y de multiplicidad, con dos analogías diversas.

La analogía del cuerpo pone de relieve sobre todo la unidad de vida: los miembros de la Iglesia se hallan unidos entre sí en virtud del principio de la unidad en la idéntica vida que proviene de Cristo. "¿No sabéis que vuestros cuerpos son miembros de Cristo" (1 Cor 6, 15). Se trata de la vida espiritual, más aún, de la vida en el Espíritu Santo. Cristo .como leemos en la constitución conciliar sobre la Iglesia. "a sus hermanos, congregados de entre todos los pueblos, los constituyó místicamente su cuerpo, comunicándoles su Espíritu" (Lumen Gentium, 7). De este modo, Cristo mismo es "la cabeza del cuerpo, de la Iglesia" (Col 1, 18). La condición para participar en la vida del cuerpo es la unión con la cabeza, "de la cual todo el cuerpo, por medio de junturas y ligamentos, recibe nutrición y cohesión, para realizar su crecimiento en Dios" (Col 2, 19).


6. El concepto paulino de "cabeza" (Cristo) cabeza del cuerpo que es la Iglesia) significa en primer lugar el poder que le pertenece sobre todo el cuerpo: un poder supremo, a propósito del cual leemos en la carta a los Efesios que Dios "bajo sus pies sometió todas las cosas y le constituyó cabeza suprema de la Iglesia" (Ef 1, 22). Como cabeza, Cristo transmite a la Iglesia.cuerpo su vida divina, a fin de que crezca "en todo hasta aquel que es la cabeza, Cristo, de quien todo el cuerpo recibe trabazón y cohesión por medio de toda clase de junturas que llevan la nutrición según la actividad propia de cada una de las partes, realizando así el crecimiento del cuerpo para su edificación en el amor" (Ef 4, 15 16).

Como cabeza de la Iglesia, Cristo es el principio y la fuente de cohesión entre todos los miembros del cuerpo (Cfr. Col 2, 19). Es el principio y la fuente de crecimiento en el Espíritu: de él todo el cuerpo recibe el crecimiento para su edificación en el amor (Cfr. Ef 4, 16). Por eso el Apóstol exhorta a ser "sinceros en el amor" (Ef 4, 15). El crecimiento espiritual del cuerpo de la Iglesia y de cada uno de sus miembros es un crecimiento "desde Cristo "(principio) y, al mismo tiempo,…hacia Cristo" (fin). Nos lo dice el Apóstol, cuando completa su exhortación así: "Siendo sinceros en el amor, crezcamos en todo hasta aquel que es la cabeza, Cristo" (Ef 4, 15).


7. Debemos añadir también que la doctrina de la Iglesia como cuerpo de Cristo-cabeza tiene una relación muy intima con la Eucaristía. En efecto, el Apóstol pregunta: "La copa de bendición que bendecimos "¿no es acaso comunión con la sangre de Cristo? Y el pan que partimos ¿no es comunión con el cuerpo de Cristo?" (1 Cor 10, 16). Se trata, desde luego, del cuerpo personal de Cristo, que recibimos de modo sacramental en la Eucaristía bajo la especie del pan. Pero, siguiendo su idea, san Pablo responde a la pregunta planteada: "Porque aun siendo muchos, un solo pan y un solo cuerpo somos, pues todos participamos de un solo pan" (1 Cor 10,17). Y este "un solo cuerpo" son todos los miembros de la Iglesia, unidos espiritualmente a la cabeza, que acaba de identificar con Cristo en persona.

La Eucaristía, como sacramento del cuerpo y la sangre personal de Cristo, forma la Iglesia, que es el cuerpo social de Cristo en la unidad de todos los miembros de la comunidad eclesial. Baste por ahora esta breve explicación de una admirable verdad cristiana, sobre la cual hemos de volver cuando, Dios mediante, tratemos sobre la Eucaristía.
 

encuentra.com

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miércoles, 22 de julio de 2015

Suspenden la aplicación de la pena de muerte a Asia Bibi


La Corte Suprema de Pakistán permite que salga de la cárcel para aguardar la nueva vista, pero Asia seguirá en ella por motivos de seguridad.

MasLibres.org, en contacto con el equipo de defensa de Asia Bibi cuyos gastos ayuda a sufragar, ha sido informado de que la Corte Suprema de Pakistán acaba de suspender la aplicación de la pena de muerte para esta madre de familia cristiana acusada falsamente de blasfemar contra el islam, y que lleva cerca de seis años en el corredor de la muerte. La Corte ha decidido que revisará el juicio en una próxima vista, cuya fecha de celebración ha quedado sin determinar.

Miguel Vidal, director adjunto de HO y portavoz de MasLibres.org, informa de la decisión de la Corte Suprema de Pakistán en la decisiva vista de apelación que se celebraba hoy en el alto tribunal yse felicita de este primer éxito, precisando en todo caso que no significa de momento la ansiada libertad para Asia Bibi, por lo que es necesario seguir manteniendo la presión internacional para lograrlo.

Pudiendo salir de prisión, permanecerá en ella por motivos de seguridad

En su decisión, la Corte Suprema ha estimado el alegato de la defensa de Asia Bibi en cuanto a la necesidad de revisar el juicio por defectos del proceso. Además, si hasta ahora se ha prohibido a Asia Bibi salir de la cárcel -tampoco se le ha permitido asistir a la vista de hoy-, el tribunal le permite salir ahora de prisión si lo desea para aguardar la nueva vista de revisión. Sin embargo Asia Bibi permanecerá en la cárcel por motivos de seguridad: no hay que olvidar que desde el fanatismo islámico se han ofrecido diversas recompensas para quien logre asesinarla.

Concentración silenciosa de MasLibres.org ante la embajada de Pakistán

Desde MasLibres.org recibimos con relativa esperanza estas nuevas noticias, en una jornada en la que numerosos ciudadanos nos han acompañado participando en la concentración silenciosa y dee oración que bajo el lema Rezo Por Asia Bibi hemos celebrado esta mañana ante la embajada de Pakistán en Madrid.

En este acto hemos hecho entrega adeemás de las miles de firrma recogidas por MasLibres,.org, a través de la alerta de HO, para lograr su liberación.

Gabriel Ariza
infovaticana.com

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martes, 21 de julio de 2015

La amistad de Jesús, el camino para sanar y educar los vínculos


En el Día del Amigo, el obispo de Mar del Plata, monseñor Antonio Marino, ofreció una reflexión para meditar en esta fecha y aseguró que Jesús, el Hijo de Dios, considera a cada hombre como su amigo personal, y esta amistad “nos sana y nos educa en nuestras relaciones personales y sociales”.

Más allá de los saludos y celebraciones de esta fecha, el obispo invitó a considerar el valor que tienen los amigos: “Esta vida resultaría bastante más difícil y muy insípida si no tuviéramos amigos. Lo experimentamos en la convivencia cotidiana. Necesitamos de ellos para el pleno desarrollo de la personalidad”.

El obispo marplatense también citó algunos pasajes de la Biblia, donde se encuentran muchos elogios a la amistad. Entre ellos, en el Libro del Eclesiástico se lee: «Un amigo fiel no tiene precio, no hay manera de estimar su valor. Un amigo fiel es un bálsamo de vida, que encuentran los que temen al Señor».

Monseñor Marino también observó que la Biblia también registra la amarga experiencia de los falsos amigos y denuncia las amistades superficiales, interesadas y engañosas. En el salmo 41 se puede leer «Hasta mi amigo más íntimo, en quien yo confiaba, el que comió mi pan, se puso contra mí».

“Lo verdaderamente sorprendente es que Jesucristo, el Hijo de Dios, nos considera sus amigos personales”, observó el prelado, quien agregó: “Él nos dice «Ya no los llamo servidores, porque el servidor ignora lo que hace su señor; yo los llamo amigos, porque les he dado a conocer todo lo que oí de mi Padre». Esta amistad con Él nos sana y nos educa en nuestras relaciones personales y sociales”.

“Hoy debemos trabajar a favor de una ‘ecología humana’, una ‘ecología del corazón’. Debemos recuperar la ‘amistad social’. Él es el camino para lograrlo”, aseguró el obispo.

Monseñor Antonio Marino
aica.org

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lunes, 20 de julio de 2015

Dios te ama a ti, te ha creado

Vino a Roma una amiga de la familia. Este beso es de parte de tus padres. Y me han dicho que si necesitas algo me lo digas para comprártelo. El amor no se detiene a causa de las distancias y cuando tiene una oportunidad trata de manifestarlo de algún modo, incluso con emisarios. Mientras contemplaba y escuchaba a mi paisana, entendí perfectamente que mis papás me decían: te queremos mucho y nos preocupamos de ti.

Algo parecido ocurre con Dios y el amor que Él tiene por los hombres. No sé si lo habías pensado alguna vez. Por eso te lo digo: tú y tu vida, es un esfuerzo de amor por parte de Dios. El Señor quiere amar y por eso te ha creado a ti. Pero, ¡atentos! En ti, el amor de Dios se expresa en un doble sentido. Porque Dios te ama a ti, te ha creado. Pero a la vez, porque Dios quiere amar a otros, te ha creado a ti, tal como eres, para que tú les lleves el amor que Él les tiene.

Esto es lo que San Juan Pablo II decía: "Movido por el principio de haber sido creado a imagen de Dios, hombre y mujer, el creyente puede reconocer el misterio del rostro trinitario de Dios, que lo crea poniendo en él el sello de su realidad de amor y comunión" (31 de mayo 2001). Vamos a explicar estas palabras del Papa.

¿Cómo es Dios? Dios es "amor y comunión". Para que se pueda amar es necesario que exista algo que sea amado, algo diverso del que ama.

¿Correcto? Pero, a la vez, el amor crea unión entre el amante y el amado. Es decir, para amar se requiere ser diverso de otro y, al mismo tiempo, el amor busca la unión. En realidad esto es lo que llamamos el misterio de la Santísima Trinidad: siendo tres personas son, por el amor, una sola realidad.

La siguiente pregunta que se debe responder es ¿cómo eres tú? Si tú has sido creado para expresar el amor de Dios, y para amar es necesario ser diverso de lo que se ama, resulta que tú has sido creado diverso, diverso de todos. Pero la principal diversidad es ser "hombre y mujer". Es cierto que tú, si eres varón, eres diverso también de cualquier otro hombre, pero sobre todo eres diferente de cualquier mujer. Lo mismo se aplica a la mujer: cada una de ellas, aunque diversas entre sí, son más diferentes respecto de cualquier hombre.

Todavía está en boga una cierta tendencia a la igualdad entre hombres y mujeres. Es cierto que la igualdad es un valor que se debe defender, pero la verdadera riqueza humana consiste en ser diversos.

Si todos fuéramos iguales, ¿qué podría yo dar al otro y que podría recibir de él? En cambio con la riqueza de las diferencias siempre tengo algo que dar y algo que recibir. Por lo mismo es la diversidad lo que ofrece una dignidad y un valor a cada persona: ¿de qué serviría yo si no tengo nada que dar al otro? y ¿qué valor tendrían los demás si no tienen nada que darme? Por ello, nos decía el Papa "cuando se pierde de vista el principio de la creación del hombre como varón y mujer, se ofusca la singular dignidad de la persona humana y se abre el camino a una amenazadora cultura de la muerte". Si el otro no tiene nada que ofrecerme ¿para qué le voy a mantener en vida?

Decíamos que tú eres un esfuerzo de amor por parte de Dios. Por ello te ha creado diverso de los demás, y es en "la experiencia del amor rectamente entendido (entre hombre y mujer) que cada ser humano está llamado a tomar conciencia de los factores constitutivos de la propia humanidad: razón, cariño, libertad". ¿Qué quiere decir el Papa con estas palabras?

Él vuelve a afirmar que sólo en el matrimonio entre un hombre y una mujer se puede realizar la dignidad plena del ser humano. En efecto, la unión matrimonial no es simplemente una unión pasional. Se contrae matrimonio después de una recto conocimiento de las diferencias del uno y del otro. No es la pasión sino la razón quien descubre lo que uno puede dar y puede recibir del otro. No es la pasión lo que mueve a hacer el amor, sino el amor lo que busca el cariño y el afecto tal como el otro lo necesita y a recibirlo tal como el otro sabe darlo. La duración del amor no depende de la pasión y del egoísmo, sino de la libertad que ha optado por la persona amada por encima de cualquier otra persona y circunstancia.

Recuérdalo muy bien: tú eres un esfuerzo de amor por parte de Dios. Y donde primero lo tienes que vivir es en tu vida personal, matrimonial, familiar. Ama a los demás como Dios los ama.

P. Juan Carlos Ortega Rodriguez
catholic.net

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domingo, 19 de julio de 2015

Evangelio del Domingo

Evangelio según San Marcos 6,30-34

Los Apóstoles se reunieron con Jesús y le contaron todo lo que habían hecho y enseñado.
El les dijo: "Vengan ustedes solos a un lugar desierto, para descansar un poco". Porque era tanta la gente que iba y venía, que no tenían tiempo ni para comer.
Entonces se fueron solos en la barca a un lugar desierto.
Al verlos partir, muchos los reconocieron, y de todas las ciudades acudieron por tierra a aquel lugar y llegaron antes que ellos.
Al desembarcar, Jesús vio una gran muchedumbre y se compadeció de ella, porque eran como ovejas sin pastor, y estuvo enseñándoles largo rato

Comentario del Evangelio: “Se conmovió de compasión por ellos, porque eran como ovejas sin pastor” Por: San Gregorio de Nisa

¿Dónde llevas a pastorear tu rebaño», oh buen pastor, que lo llevas todo entero sobre tus espaldas? Porque la raza humana entera es un único rebaño que tú has cargado sobre tus espaldas. Dime el lugar donde pacen, dame a conocer las aguas donde reposa, llévame a mi donde está la hierba crecida, llámame por mi nombre, para que yo, que soy oveja tuya, oiga tu voz, y tu voz sea para mí la vida eterna.

Sí, «dímelo tú, a quien ama mi alma». Es así como te nombro, porque tu nombre está por encima de todo nombre, inexpresable e inaccesible a toda criatura dotada de razón. Pero este nombre, testigo de mis sentimientos hacia ti, expresa tu bondad. ¿Cómo no voy a amarte a ti que me has amado primero, cuando todavía era totalmente negra, hasta el punto de dar tu vida por tus ovejas de la que tú eres el pastor? No es posible imaginar amor más grande que el de quien ha dado la vida por mi salvación.

Dime, pues, «dónde llevas a pacer tu rebaño», que pueda yo encontrar el pasto de salvación, hartarme del alimento celestial del que todo hombre debe comer si quiere entrar en la vida, correr hacia ti, que eres la fuente, y beber a grandes sorbos el agua divina que tú mismo haces brotar para los que tienen sed. Esta agua se derrama de tu costado después que la lanza ha abierto en él una llaga, y cualquiera que la guste llega a ser una fuente que mana hasta la vida eterna.

evangeliodeldia.org

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El Papa Francisco enseña los tres “verbos del Pastor”: Ver, tener compasión y enseñar


El Papa Francisco reflexionó hoy sobre los “verbos del Pastor”, en sus palabras previas al rezo del Ángelus frente a los miles de fieles congregados en la Plaza de San Pedro.

En su explicación, el Papa habló de tres verbos: ver, tener compasión y enseñar, que están asociados a la actitud de Jesús y a los que llamó “los verbos del Pastor”.

“El Evangelio de hoy nos dice que los Apóstoles, después de la experiencia de la misión, están contentos pero también cansados. Y Jesús, lleno de comprensión, quiere darles un poco de alivio; entonces les lleva aparte, a un lugar apartado para que puedan descansar un poco”, recordó.

El Papa explicó que en este punto, San Marcos “nos ofrece una imagen de Jesús singular e intensa, ‘fotografiando’, por decir así, sus ojos y acogiendo los sentimientos de su corazón”. Jesús, indicó, observa que la gente que les seguía “eran como ovejas sin pastor” y se puso a enseñarles.

Francisco distinguió aquí “los verbos del Pastor: Ver, tener compasión, enseñar”.

El Papa señaló que ver y tener “están siempre asociados a la actitud de Jesús: de hecho su mirada no es la mirada de un sociólogo o de un foto reportero, porque él mira siempre con ‘los ojos del corazón’”. Por tanto, “ver y tener compasión configuran a Jesús como Buen Pastor”.

Respecto a la compasión dijo que “no es solo un sentimiento humano, sino la conmoción del Mesías en el que se ha hecho carne la ternura de Dios”. Nace además “del deseo de Jesús de nutrir a la muchedumbre con el pan de su Palabra”.

“Y de esta compasión nace el deseo de Jesús de nutrir a la gente con el pan de su Palabra, es decir, de enseñar la palabra de Dios a la gente. Jesús ve, Jesús tiene compasión, Jesús enseña. ¡Esto es hermoso!”, aseguró.

Álvaro de Juana
Foto: Daniel Ibáñez
aciprensa.com

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miércoles, 15 de julio de 2015

La muralla de nieve

Cuando comenzó el año 1814, las tropas de suecos, cosacos, alemanes y rusos estaban a media hora de marcha de la ciudad de Sleswick. Cada día, llegaban noticias terribles desde el campo sobre el comportamiento de los soldados. Se pensaba que el ataque final llegaría la medianoche del 5 de enero, que se acercaba.

En las afueras de la ciudad, en el lado por donde venían los enemigos, había una casa solitaria, y en ella había una anciana creyente, que estaba orando seriamente con las palabras de un antiguo himno, para que Dios levantase una muralla alrededor de ellos, de forma que el enemigo no pudiera atacarles. En esa misma casa vivían su hija, viuda, y su nieto, un joven de 20 años. Él oyó la oración de su abuela, y no pudo evitar decir que no comprendía cómo ella podía pedir algo tan imposible como que un muro se construyera alrededor de la casa para librarlos del enemigo. La anciana añadió:
- "Sin embargo, ¿piensas que si fuera la voluntad de Dios construir una muralla alrededor de nosotros, sería imposible para Él?

Llegó la terrible noche del 5 de enero y a la medianoche, los soldados empezaron a entrar en todos lados. La casa de la que hablábamos estaba cerca de la carretera, y era mayor que las casas que estaban cerca, que eran solo casas muy pequeñas. Sus habitantes miraban con ansias o temor cómo los soldados entraban en una y otra casa para pedir lo que quisieran; pero todos pasaron de largo de su casa.

Durante todo el día había habido una terrible nevada (la primera del invierno) y hacia la noche la tormenta se hizo tan violenta que apenas se reconocía con otros años.

Al final cuatro partidas de cosacos llegaron, porque la nieve no los dejaba entrar antes en la ciudad por otro camino. Esta parte de las afueras estaba un poco lejos de la ciudad misma. Las casas cercanas a donde vivía la anciana se vieron así llenas con 50 o 60 de estos hombres salvajes. Fue una noche terrible para los que vivían en esa parte de la ciudad, llena a rebosar con tropas enemigas. Pero ni un solo soldado entró en la casa de la abuela; y en medio de los gritos de alrededor ni siquiera se oyó un golpe en la puerta para asombro de la familia.

A la mañana siguiente, cuando salió el sol, vieron la causa. La tormenta había descargado una cantidad tal de nieve entre la carretera y la casa que no se podía llegar allí.

- "¿Ves ahora, hijo mío," -dijo la anciana- "que fue posible para Dios levantar una muralla alrededor de nosotros?".

webcatolicodejavier.org

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martes, 14 de julio de 2015

"El poder del amor es lo que nos salva"

Llegó a ganar la liga de baloncesto en el Real Madrid, equipo que le invitaron a dejar cuando al club llegó Drazen Petrovic, el mejor jugador europeo del momento. Para entonces ya se había licenciado en Medicina, en la que desarrolla una brillante carrera. Casado y padre de cinco hijos, vivió una experiencia de Cristo tres días después de fallecer Álvaro, el tercero de ellos. Esto supuso un punto de inflexión en su vida.

-Dr. del Corral, leyendo su biografía, podría decirse que en 1997 estaba usted en la cumbre de su profesión. Entonces se da cuenta de que, en realidad, no es usted quien controla su vida…

-Efectivamente. Mi gran cambio se da precisamente cuando yo creía que era el artífice de mi historia y, entonces, me doy cuenta de que no, de que el artífice de mi historia es Otro.

-¿Cómo fue aquello?

-Se dieron el mismo día una serie de circunstancias extraordinarias. El 14 de junio de 1997, por la mañana, recibí en Pamplona el birrete de doctor en Cirugía Ortopédica por la Universidad de Navarra. Estuvieron conmigo mis padres en una ceremonia emocionante. Fue un día grande. Comimos allí con los catedráticos y yo me vine corriendo a Madrid. Era el jefe de los servicios médicos del Real Madrid y esa tarde se jugaba el último partido de la liga de fútbol. Si vencíamos, seríamos campeones. En el descanso de ese partido ya ganábamos tres a cero, con lo que imagínese la euforia de triunfo que se respiraba en el vestuario. Era una situación desbordante. Entonces, en ese momento culminante, me avisaron de que mi hijo Álvaro había tenido un accidente muy grave y que debía ir a La Paz. Fue algo tremendo, terrible. Para más inri, cuando salí del vestuario, mi coche estaba atrapado por otro, así que subí corriendo por la Castellana, desde el Bernabéu hasta La Paz, de un tirón y sin parar. Allí estuvimos unas horas hasta que, a las dos de la mañana del 15 de junio, nos comunicaron que nuestro hijo había muerto.

-¿No se enfadó con Dios?

-No. Más que nada, porque la palabra que mejor define mi estado durante los tres días siguientes es muerto. Estaba muerto. Tenía un dolor en el pecho, dolor físico, de no poder ni respirar, que me mataba, y me sentía como muerto. Pero no me enfadé, porque cuando estás muerto, ni si quiera te planteas cómo estás. No expresé reproches hacia nadie.

-¿Después de esos tres días?

-Ese tercer día, tuve una experiencia.

-¿Cuál fue?

-Ese día, por tres veces, leí la misma frase en tres sitios diferentes. La primera fue abriendo una Biblia. La segunda, al entrar en una iglesia, mientras daba un paseo. La tercera, leyendo un cuaderno de mi hijo. La última frase que escribió Álvaro en vida, en ese cuaderno, con la clásica letra de niño de seis años que primero es muy fuerte y según va avanzando, es cada vez más floja y va cayendo, fue: “Yo soy el camino, la verdad y la vida”. Era la tercera vez ese día que leía esa frase sin buscarla. Inmediatamente después de leer esa frase escrita por mi hijo, experimenté una presencia en mi interior y en el exterior, en aquella habitación, que no es que me quitara el dolor del pecho, pero sí se llevó una parte de él, y percibí que esa presencia me acompañaba. A partir de ese momento, en medio de esa locura inaceptable que supone la pérdida de un hijo, te das cuenta de que hay alguien más, algo más. Entonces, una vez que pasa, te preguntas: ¿Quién es el que está aquí? Y así empecé un proceso de búsqueda.

-¿No es un delirio? ¿No es fruto de una conmoción?

-No. Yo lo defino como una presencia real del Resucitado. Dios existe. Yo he aprendido que Cristo resucitó. Yo experimenté su presencia ahí. Hay gente que puede interpretar mi experiencia como un estado de ánimo desvirtuado de alguna manera por el trauma. Pero yo digo que no es así. A partir de entonces, yo seguía con el sufrimiento, pero fue tan auténtica esa experiencia, que me embarqué en una búsqueda de Aquel a quien había percibido. Fue una etapa de mi vida muy amarga, en la que dormía poco, a lo mejor tres horas al día, y leía muchísimo. Devoraba lectura en busca de esa presencia.

-¿Pero buscaba ya a Cristo o estaba abierto a otras posibilidades?

-La pista principal era la de Jesucristo, porque la búsqueda comenzó tras leer la frase “Yo soy el camino, la verdad y la vida”, pronunciada por Él. Pero sí es verdad que empecé a leer obras existencialistas, religiosas, filosóficas… En esa búsqueda a través de la lectura, me fui dando cuenta de dónde percibía ese fuego que conocí en aquella experiencia.

-¿Dónde percibió con mayor intensidad ese fuego?

-Sobre todo en un libro que cuenta lo que me sucedió a mí. En otro contexto, a otra persona, pero la experiencia que yo tuve podría ser exactamente la misma, por rara y descabellada que pueda parecer, que la que tuvo, describió y plasmó el filósofo español Manuel García Morente. Lo que vivió él en 1937 en París fue absolutamente lo mismo que yo experimenté en 1997. Él lo llamó “hecho inexplicable”. Este provocó su conversión y, después, siendo ya mayor, su ordenación sacerdotal.

-El resultado de ese estado que los racionalistas llamarían "de delirio" o "de alucinación", ¿sigue vigente?

-Efectivamente, hay quienes afirman que, por ejemplo, el síndrome del duelo dura como mucho unos seis años. Pero ya han pasado dieciocho años desde que tuve esa experiencia y esto no se apaga, no desaparece. El recuerdo permanece siempre. Para dejarlo claro, a mí me pueden partir las piernas, pero yo diré que viví un encuentro con el Resucitado.

-Entonces, ¿usted cree que Cristo, después de muerto, resucitó?

-Sí, absolutamente.

-Lo digo porque usted es médico y más de una vez ha palpado un cadáver. Creer que un muerto pueda resucitar, puede parecer demasiado.

-Sí, soy médico, y de igual manera que he palpado un cadáver, he experimentado a Cristo resucitado, por eso lo cuento. Yo creo que Cristo resucitó realmente. La clave del cristianismo no está en el sermón de la Montaña, sino en la Resurrección. Lo demás son todo buenas palabras. El acontecimiento de la Resurrección de Cristo cambia radicalmente la historia de todos y cada uno de los hombres. Al final de los finales de todas las historias, hay un momento fundamental en el que si creemos que Cristo resucitó y que resucitaremos con Él tras nuestra muerte, todo lo demás pasa a un segundo plano.

-Usted siempre ha manifestado mucha confianza en la Misericordia de Dios, y justo el Papa ha declarado un Año de la Misericordia. ¿Ha cambiado de estrategia la Iglesia o algo así?

-No lo creo. Yo creo que detrás de todo esto está el Espíritu Santo, y ya desde los tiempos del Concilio Vaticano II se viene hablando mucho de la Misericordia. Más allá de todo esto, te puedo contar una anécdota. Este asunto de la Misericordia era una discusión que yo tuve durante años con mi padre. Él fue un hombre bueno, un hombre justo, recio, que tenía ese concepto del cristianismo del cumplimiento. Yo discutía con él porque lo mío siempre ha sido más el buen vivir. Yo le decía que soy más paulino, más de que todo es para gloria de Dios. Si me dan una buena carne, me la como. Si me dan un buen vino, me lo bebo, y todo para gloria de Dios. Él me decía que no, que eso era muy cómodo. Entonces, yo le decía que si fuera por méritos propios, no pasamos ninguno y que, por lo tanto, solo podemos confiar en la misericordia de Dios. De esto discutimos durante años. Sin embargo, unos días antes de morirse, estando ya él tumbado en la cama, empezamos a hablar de esto otra vez. Le dije que si no era por la misericordia, yo no pasaba el corte, y él me dijo: “Es verdad. Si es por mérito, no tenemos solución”. Una semana después se murió. Dios esperó a los 96 años a que mi padre comprendiera que somos poca cosa, que todo es gracia y gratuidad. Entonces, volviendo al asunto, es verdad que en nuestra Iglesia ha habido elementos que caían un poco en que las normas, en que el cumplimiento, es la respuesta del asunto. El calvinismo, cae en eso también. El Islam cae en eso, y a veces, parte de la Iglesia ha caído en eso. Pero Cristo no dijo eso. Cristo murió por la salvación de todos, no solo por la de los cumplidores. Cristo murió por los pecadores, y murió de verdad. Yo soy de la opinión de que toda esta historia la mueve el Espíritu de Dios, que va transformando nuestros corazones como va pudiendo y como le vamos dejando, porque somos muy tercos. Todo esto de la Misericordia emana como he dicho ya del Concilio Vaticano II, y la cosa va poco a poco, porque todavía hay mucha gente muy empeñada en las normas, en los principios, y yo pienso, y esto se lo digo a amigos míos sacerdotes, que creo que se habla poco de Jesucristo. Se habla de normas y no de Cristo. Después de la Misericordia, hay otra frase que te puede poner los pelos de punta, y es esa que dice que: “Yo os he elegido a vosotros antes del principio”, y puede que ese elegido del Señor sea un botarate, un tío que no hace más que calamidades, pero que sin embargo, un día ve al crucificado y le queda claro que ahí está la verdad, aunque siga siendo un tío muy torpe que siga haciendo barrabasadas. En definitiva, creo que el Espíritu Santo es quien mueve y quien ha movido al Papa a declarar un año de la Misericordia. A mí me da igual quien sea el Papa. Porque yo creo que detrás de ese hombre, ya sea bueno, buenísimo o regular, está el Espíritu Santo.

-Usted, que es médico, un hombre de fe y que, además, ha pasado por la experiencia de la muerte de un ser tan querido como es un hijo, ¿qué diría o dice a alguien que está experimentando un duelo y puede no tener esa fe?

-Decir, poquito. Las palabras en ciertos momentos siempre están de más, están vacías. Lo que puedes hacer es acompañar, dar cariño, estar cerca. En definitiva, el poder del amor es lo que nos salva. Lo que salvó a mi familia fue que muchas personas nos amaron, nos ayudaron; el amor que Dios puso en ellos y ellos, a su vez, nos dieron a nosotros. Las grandes frases, las grandes palabras no sirven de nada. Es tan grande el dolor cuando se pierde a alguien a quien se ha amado mucho… Entonces solo valen la compañía, el cariño y la cercanía. Más allá de esto, yo les animaría a escuchar esta frase del Señor: “Los que estáis cansados y agobiados venid a mí que yo os aliviaré”. El gran alivio de esta vida es la presencia del Señor. Sin eso, a veces es insoportable.

-¿Dónde encuentra esa presencia de Dios usted en su día a día?

-Yo intento, con mi precariedad y mis contradicciones, tener la presencia de Jesucristo todos los días. Por ejemplo, al empezar a trabajar y mientras trabajo. Al comer –que yo soy muy tragón–, se puede bendecir la mesa. Debemos intentar hallar esa presencia de Dios, el encuentro con el Señor. Sin este encuentro con el Señor, todas las liturgias, las normas y las catequesis, te dan igual. Hay que encontrar a Cristo, experimentar que es verdad, y, una vez que le conoces, volver cada día a ese primer amor, aunque tengas mucho trabajo y mucho lío. En ese primer amor y en el amor mismo, está la clave de todo lo demás. A mis hijos, siempre les digo: “No os separéis nunca del Señor. Tras los errores que cometáis, os levantáis, le pedís fuerzas, y seguís. Él sabe de qué madera estamos hechos”.

Una vida de altura


Alfonso del Corral Salas nació en Madrid en 1956 . Llegó a la élite del baloncesto español, entrenando y compitiendo mientras cursaba Medicina.

Familia. Está casado con Paloma Trujillano, y son padres de cinco hijos. “Aunque Álvaro se fue al Cielo de pequeño, siempre lo contamos a él también”, explica el doctor.

Real Madrid. Fichó por el Real Madrid en 1984. Antes había destacado en el oar de Ferrol y en el Estudiantes.

Campeón. En los años 1985 y 1986, hizo pleno de títulos nacionales con el Real Madrid, ganando sendas ligas y Copas del Rey. Fue campeón de la Copa Korac en 1988.

Copa de Europa. Aquella generación se quedó a las puertas de ganar la Copa de Europa, perdiendo la final de 1985.

Drazen Petrovic. El fichaje del jugador croata por el Real Madrid coincidió con un cambio generacional que supuso la marcha de Del Corral. De Petrovic recuerda el doctor una insaciable ansia de perfección: “Si en un partido fallaba un tiro libre, en el entrenamiento siguiente tiraba una serie de cien. Si fallaba uno, empezaba de nuevo”.

Carrera médica. Licenciado en Medicina en 1981 por la Universidad Autónoma de Madrid, una vez que dejó la competición, siguió vinculado al equipo médico del club.

Fútbol. En 1996 pasó a ser jefe de los servicios médicos del Real Madrid. Entre sus manos tuvo la salud y forma física de algunos de los mejores futbolistas del mundo como Mijatovic, Beckham, Zidane, Raúl o Ronaldo.

Cum laude. En 1997 recibe un doctorado cum laude en Cirugía Ortopédica por la Universidad de Navarra. Ese mismo año vive su “encuentro con el Resucitado”.

Año 2015. Actualmente trabaja en la Unidad de Traumotología, Ortopedia y Medicina Deportiva del Hospital Ruber Internacional, y en el Centro Médico La Masó, ambos en Madrid, al tiempo que da testimonio de su experiencia de fe en numerosos ámbitos y medios.

Jesús García-Colomer
Fotografía: Paloma Soria
revistamision.com

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lunes, 13 de julio de 2015

¿Soy culpable de mí mismo?

Necesito abrir los ojos ante mi situación actual y verla con realismo y con esperanza.

Cada decisión deja una huella: en mi vida, en la de los seres cercanos, en otros corazones que no conozco pero que, de modos misteriosos, quedan bajo la influencia de mis actos.

Con el pasar del tiempo, las decisiones configuran un mosaico. Como enseñaba san Gregorio de Nisa, en cierto sentido somos padres de nosotros mismos a través de nuestros actos.

¿Qué imagen he trazado en mi alma? ¿Hacia dónde está dirigida mi mirada? ¿Qué busco, qué sueño, qué temo, qué lloro, qué me causa alegría? ¿Hacia dónde oriento el cincel cada vez que plasmo la estatua de mi vida?

Si los defectos dominan mi corazón, siento pena. Surge entonces la pregunta: ¿soy culpable de mí mismo? ¿Son mis decisiones las que me llevaron a esta situación de apatía, de tibieza, de orgullo, de envidia, de rencores?

En ocasiones busco la culpa fuera de mí. Incluso tal vez tenga algo de razón: hay personas que me han herido profundamente, que un día llegaron a provocar esa angustia o ese odio que me carcome a todas horas. Pero en otras ocasiones tengo que reconocerlo: la culpa es completamente mía.

Necesito abrir los ojos ante mi situación actual y verla con realismo y con esperanza. Sobre todo, necesito aprender a leer mi vida desde un corazón que me conoce como nadie: el corazón de Dios.

A Él puedo preguntarle si soy culpable de mí mismo, si me he dañado tontamente, si he permitido que me ahoguen asuntos insustanciales, si me he encerrado en un pesimismo dañino.

Luego, desde el diagnóstico del Médico divino, podré abrirme a su gracia para curar mi voluntad, para orientar mis pensamientos a un mundo nuevo y bello, para dar pasos concretos que me permitan perdonar y pedir perdón.

Será posible, entonces, que esa libertad con la que tantas veces he hecho daño, a otros y a mí mismo, empiece a ser usada para construir una vida nueva, desde la luz del Espíritu Santo y con la meta que embellece todo: amar a Dios y a los hermanos.

P. Fernando Pascual
catholic.net

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Vengo por ti

Estoy cansado de trabajar y de ver a la misma gente, camino a mi trabajo todos los días, llego a la casa y mi esposa sirvió lo mismo de la c...

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