jueves, 14 de enero de 2016

«Él vendrá porque yo me voy»

En una entrevista para el diario argentino Clarín le preguntaron al cardenal Raúl Primatesta, arzobispo de Córdoba, al cumplirse diez días del fallecimiento del papa Luciani, el 28 de septiembre de 1978: «El breve período de Juan Pablo I, ¿fue un gran pontificado que no pudo ser?». A lo que el cardenal respondió inmediatamente: «¿Por qué no pudo ser? Yo diría que es. No hay que medirlo con el tiempo sino en valores. Juan Pablo I descubrió y trajo un mensaje, un estilo de vida. Dijo: somos demasiado complicados, hay que plantear los grandes valores en forma clara y sencilla. Fue un Papa simple con grandes ideas. Por eso no hay que medir el tiempo de su presencia sino el influjo y la vuelta de timón que dio en su pontificado tan breve».

Juan Pablo I sabía que su pontificado habría sido breve pero intenso, por eso añadió a su nombre el adjetivo ‘Primero’ porque decía : ‘Yo me llamo Juan Pablo Primero porque el Segundo viene enseguida’.

En efecto, dos noches antes de su muerte, durante la cena, el papa Luciani, hablando de su elección a la Sede de Pedro, en su humildad, decía a su secretario particular, el presbítero irlandés John Magee, que había en el Cónclave otros cardenales mejores que él que podían ser elegidos, y agregaba: «Estaba justo delante de mí aquél que el papa Pablo VI había ya indicado. Pero él vendrá porque yo me voy».

Dice Magee: «Sólo cuatro años después, cuando recibí la nómina como Maestro de las Ceremonias Pontificias por el sucesor del Papa Luciani, el actual Papa, me encontraba en la primera reunión con todos los Maestros de Ceremonias Pontificias. En la conversación con ellos, pregunté, entre aquéllos que estaban dentro del Cónclave, quién estaba sentado de frente al cardenal Luciani en el primer Cónclave y me han confirmado que era el cardenal Wojtyla».

Contrario a lo que algunos han manifestado de que Juan Pablo I sólo era un Papa de transición, o que el puesto le quedaba grande, Albino Luciani tenía un programa de pontificado estupendo, sólo que no tuvo tiempo de aplicarlo. Estaba consciente de la necesidad de introducir cambios en el pontificado para mejorar la labor pastoral, mismos que el papa Wojtyla también supo discernir, puesto que ambos recibieron la asistencia del mismo y único Espíritu Santo.

Juan Pablo I `pensaba que era saludable que en las audiencias generales no sólo se hablara en italiano, y de hecho en su segunda audiencia también empleó el inglés, por lo cual, de haber sido más largo su pontificado, seguramente lo habríamos escuchado expresarse en las otras lenguas que dominaba: francés, portugués y alemán.

El papa Luciani entendía la necesidad de un Papa peregrino: «Yo no soy muy propenso a viajar. Pero iré a cualquier parte donde me quieran».

Pensaba cambiar su modo de trabajar: «Yo recibo -dijo- cada día dos valijas de papeles: una a la mañana y una a la tarde; una va y otra viene, como los ángeles por la escalera de Jacob ... pero no quiero más valijas en mi mesa. No acepto esta máquina que condiciona mecánicamente al Papa en sus funciones de trabajo y de vida. El trabajo hecho en este modo se hace insoportable. No he sido hecho Papa para hacer de empleado. No es así como Cristo ha pensado a su Iglesia».

Además, según confió a un cardenal, tenía en mente escribir algunas cartas apostólicas; la primera sobre «la unidad de la Iglesia», la segunda sobre «la colegialidad de los obispos con el Papa», la tercera sobre «la mujer en la sociedad civil y en la vida eclesial», y una cuarta sobre «los pobres y la pobreza en el mundo».

Igualmente tenía un deseo vivo de acercarse a la juventud: «Querría encontrarme a menudo con los jóvenes ... Tenemos que ponernos a su lado, con humildad, para ayudarlos».

Al iniciar el año 2016, agradecemos a Dios por los 33 días que Juan Pablo I cumplió su misión como vicario de Cristo de confirmarnos en la fe.

elobservadorenlinea.com

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