martes, 22 de marzo de 2016

¿Cómo se produjo la tentación de Judas para que se pueda decir que es un diablo? ¿Para qué quería Judas el dinero?

En medio del ambiente de fe y de amor contrasta más la reacción crítica y malhumorada de Judas Iscariote, que murmura abiertamente contra María en su unción a Jesús. Es necesario considerar lo que pasa en el corazón de este hombre para introducirnos más fondo en el drama de la Pasión. Jesús le corrige en público. La situación es tensa. Fue uno de los Doce, conocemos de él más que de muchos de los demás apóstoles. Su vida es un oscuro contraste que revela el mérito de los demás y la Luz del mismo Cristo. Judas tenía una verdadera vocación divina a la que no correspondió. Se cumplen en él las profecías, aunque éstas dejan resquicios para que sea uno u otro el traidor. ¿Cual fue su evolución personal?

Los comienzos debieron ser buenos, al menos en la intención, pero al cabo de un tiempo Jesús hizo una fuerte declaración sobre Judas : "¿No os he elegido yo a los doce? sin embargo uno de vosotros es un diablo. Hablaba de Judas, hijo de Simón Iscariote, pues éste, aún siendo uno de los doce, era el que le iba a entregar"(Jn).

La situación de Judas
Estas palabras revelan la gravedad de la situación de Judas. Jesús habla en momentos de gran tensión, pues después de la multiplicación de los panes, muchos querían hacerle rey. Jesús rechaza el ofrecimiento. "Desde entonces muchos discípulos se echaron atrás y ya no andaban con Él"(Jn). Y Jesús no intenta retenerles con explicaciones de componendas, se dirige a los suyos que estaban claramente impresionados diciéndoles con fortaleza: "¿También vosotros queréis marcharos?" Simón Pedro se hace portavoz de los demás sin consultarles demasiado, y dice: "Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna; nosotros hemos creído y conocido que tú eres el Santo de Dios". Pero Jesús no acepta con facilidad la buena voluntad de la declaración de fe de Pedro y habla de uno de ellos como un diablo.

Para entender mejor estas palabras y la tensión de la situación conviene ver las declaraciones directamente anteriores de Jesús. Pues antes de que muchos de sus pretendidos discípulos, probablemente los mismos que querían hacerle rey, se marchasen dice: "el espíritu es el que da la vida, la carne de nada sirve: las palabras que yo os he hablado son espíritu y vida. Sin embargo, hay algunos de vosotros que no creen"(Jn). "En efecto, Jesús sabía desde el principio quiénes eran los que no creían y quien era el que le iba a entregar". Luego la situación de Judas como un diablo y la falta de fe están directamente relacionadas.

La tentación de Judas
¿Cómo se produjo la tentación de Judas para que se pueda decir que es un diablo? Pues introduciéndose por alguna grieta de su voluntad y conduciéndole a la falta de fe y a la traición. Las cosas debieron producirse poco a poco, según la astucia de un ser inteligente y maligno sabedor de que si muestra a la primera su rostro asusta, cuando está dentro del alma produce la caída del tentado.

El proceso pudo ser el siguiente. Judas sigue al Maestro atraído por su fama. Al principio se entusiasma, pero su fe primera está llena de las ideas mundanas sobre el Mesías rey. No es impensable que se viese a sí mismo como uno de los principales dignatarios del nuevo rey del Israel, del Hijo de David. El rechazo por parte de Jesús de este tipo de mesianismo le sorprende y pronto se producen dudas en su corazón que se resiste a abandonar sus viejos y, aparentemente, ventajosos motivos.

Un segundo paso sería la vida que llevaban. Muchas veces no tenían dónde reclinar la cabeza. En otras ocasiones, les faltaba lo necesario para comer, y desde luego estaba ausente todo tipo de lujos. La vida era grata, pero dura. Por otra parte, Jesús no le parece hábil y político para granjearse las simpatías de los poderosos; es más, les dice sin ningún tapujo sus pecados y se convierten en enemigos suyos. Los mismos hombres importantes, que parecían discípulos suyos como Nicodemo, permanecen ocultos cuando comienza a desatarse la persecución.

Jesús se niega a ser rey
El hecho que debió desencadenar la falta de fe en Judas debió ser la negativa de Jesús a dejarse coronar rey, "desde entonces muchos discípulos se echaron atrás y ya no andaban con él". El desánimo y la dureza de corazón para creer y confiar en Jesús debieron desmoronar a Judas, que dejó que entrara la duda primero, y, después, la falta de fe en Jesús como Cristo.

La mediocridad o el pecado
Hay otra cuestión de no menor calibre. No es fácil convivir con la santidad cuando se vive en la mediocridad o en el pecado. El mediocre experimenta un rechazo grande ante el santo, le repugna y puede odiarle. Jesús le ama, pero ese mismo amor produce el efecto de un rechazo, por no saber, ni poder estar a la altura. Su mala vida no se convierte en contacto con el Santo, sino que se le rechaza con un espíritu crítico negativo.

Luego, vendrá la crítica amarga y el mal ambiente con los demás, caras largas, quejas mal contenidas, pesimismo y desánimo; caldo de cultivo para que, cuando llegue la tentación de vender al Amigo y Maestro, si quedaba alguna resistencia, se viniese toda abajo. Después, venderá a Cristo conviviendo con El y los demás el tiempo necesario para pensar y realizar con premeditación la entrega sin tumulto de Aquel que sólo habla de amor.

Además, Judas: "era ladrón y, como tenía la bolsa, se llevaba lo que echaban en ella"(Jn), por este dato sabemos que era el administrador de los escasos bienes que todos poseían en común. Parte de estos bienes eran utilizados para dar limosnas, Jesús quería que aprendiesen ese aspecto de la pobreza que es ayudar al necesitado. Así se explica la reacción de los apóstoles cuando Jesús -que leía en el corazón de Judas- le dice que haga cuanto antes lo que tiene que hacer y "ninguno de los que estaban a la mesa entendió con qué fin dijo esto, pues algunos pensaban que, como Judas tenía la bolsa, Jesús le decía: Compra lo que necesitamos para la fiesta, o da algo a los pobres".

¿Para qué quería Judas aquel dinero? Se han elaborado, sin fundamento, algunas hipótesis; aquí nos basta pensar en las tentaciones habituales de cualquier hombre. Pero como la escritura silencia este hecho nosotros nada diremos, salvo suponer, que no es poco. Desde luego eran robos de miseria.

Judas es comprado
Lo poco lleva a lo más. Quizá la esperanza de un reino material vició desde el principio la entrega de aquel hombre. La imaginación le traiciona con los honores que se brindan a los íntimos del gran rey, y, poco a poco, los deseos van creciendo en su alma. El contraste con la vida pobre que llevaban, así como las críticas a los poderosos y la no aceptación del reinado que ofrecía Cristo debió amargarle el corazón. Hasta que se le presenta la oportunidad de pasar a mayores. Esto ocurrió al enterarse de que los príncipes de los sacerdotes buscaban como prender a Jesús por traición, entonces "fue a los príncipes de los sacerdotes para entregárselo. Ellos al oírlo se alegraron; prometiendo darle dinero". Judas fue comprado por dinero. Se cumplía así la profecía de Zacarías. Esa cantidad -treinta monedas- profetizada, era el precio de un cordero pascual, según algunos autores, y según otros el de la indemnización por la muerte de un esclavo causada por un animal de labranza. El designio divino es transparente en esta acción. Pero por parte de Judas ¿cómo no pensar que era una cantidad simbólica que precede a los honores que le concederán si cumple la ingrata y difícil labor de entregar al Amigo, al Maestro y al Taumaturgo?

Es sintomática la reacción de Judas ante la unción de Jesús por parte de la agradecida hermana de Lázaro, el resucitado por el Señor, pues dice "¿Por qué no se ha vendido éste perfume por trescientos denarios y se ha dado a los pobres.?"(Jn). No sólo no es magnánimo, sino que es miserable con una crítica que alcanza al mismo Jesús. Todos debieron quedarse consternados ante estas palabras, reflejo de una amargura muy honda, Jesús, con serenidad, pero con fortaleza, no puede callar y aclara la acción de María: "Dejadle que lo emplee para el día de mi sepultura; pues a los pobres los tenéis siempre con vosotros, pero a mí no siempre me tenéis"(Jn). La crítica de Judas no surge de un deseo de justicia o de caridad hacia los pobres, sino de la rebeldía interior acumulada ante la evidencia de que seguir al Maestro requiere vivir la pobreza y la humildad, y de sus deseos mal reprimidos de riquezas, ambiciones y poder humanos.

Un traidor al entrar a la Semana de Pascua
A las puertas de la Pascua vemos a Jesús más querido que nunca por los suyos. Pero en ese ambiente amoroso se encuentra un traidor, que ya se ha puesto de acuerdo con los enemigos declarados del Señor para entregarle. Así se entra en la Semana de Pascua llamada Santa.

P. Enrique Cases
catholic.net

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lunes, 21 de marzo de 2016

El burrito

En la biografía del padre Jaime Piulachs, S.J. "Un jesuita rebelde", su autor, mosén José Ricart, recoge retazos de la correspondencia del santo jesuita que no tienen desperdicio. Entre ellos, las siguientes líneas escritas en una postal con la fotografía de... un burro, enviada desde Cavallers en agosto de 1967. Según mosen Ricart, encierran el "secreto" del padre Piulachs, "su especie de testamento".

(..) es de un amigo mío (la foto de la izquierda) muy edificante y al que mucho me gustaría imitar en muchas de sus virtudes. Siempre calla (fuera de algún rebuznillo); nunca se queja, no tiene pretensiones de caballo; carga con todo como lo que es, como un burro. Cuando la gente quiere insultar a otro le dicen su nombre y él no se molesta: le da un comino; se ve que aprendió aquello de "oprobios, injurias, afrentas, etc." Es el más humilde de los animales. Y por humildad, mereció estar con Jesús: en su nacimiento, en su huída a Egipto, llevándolo encima en los momentos duros de la persecución; y después en los gloriosos de la entrada en Jerusalén; y en esos momentos de gloria y de palmas y de andar sobre vestiduras, no se envanecía, porque sabía que esto no era por él sino por el que llevaba encima: él no era sino el borriquito de Jesús. Pidamos al Señor que nos haga también esta gracia a nosotros.


Texto obtenido de la Revista Ave María, nº 656 Agosto-Septiembre de 2000
webcatolicodejavier.org

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jueves, 17 de marzo de 2016

miércoles, 16 de marzo de 2016

Catequesis del Papa: Pascua, experiencia llena y definitiva del amor misericordioso de Dios


Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

En el Libro del profeta Jeremías, los capítulos 30 y 31 son llamados “libro de la consolación”, porque en ellos la misericordia de Dios se presenta con toda su capacidad de confrontar y abrir el corazón de los afligidos a la esperanza. Hoy queremos también nosotros escuchar este mensaje de consolación.

Jeremías se dirige a los israelitas que han sido deportados a tierras extranjeras y pre-anuncia el regreso a la patria. Este regreso es signo del amor infinito de Dios Padre que no abandona a sus hijos, sino que los cuida y los salva. El exilio había sido una experiencia catastrófica para Israel. La fe había vacilado porque en tierra extranjera, sin el templo, sin el culto, después de haber visto el país destruido, era difícil continuar creyendo en la bondad del Señor. Me viene a la mente la cercana Albania y como después de tantas persecuciones y destrucciones ha logrado levantarse en su dignidad y en la fe. Así había sufrido los israelitas en el exilio.

También nosotros podemos vivir a veces una especie de exilio, cuando la soledad, el sufrimiento, la muerte nos hacen pensar de haber sido abandonados por Dios. Cuántas veces hemos escuchado esta palabra: “Dios se ha olvidado de mi”. Muchas veces personas que sufren y se sienten abandonadas. Y cuántos de nuestros hermanos en cambio están viviendo en este tiempo una real y dramática situación de exilio, lejos de su patria, en sus ojos todavía las ruinas de sus casas, en el corazón el miedo y muchas veces, lamentablemente, ¡el dolor por la pérdida de personas queridas! En estos casos uno puede preguntarse: ¿Dónde está Dios? ¿Cómo es posible que tanto sufrimiento pueda golpear a hombres, mujeres y niños inocentes? Y cuando tratan de entrar en otra parte les cierran la puerta. Y están ahí, al límite porque tantas puertas y tantos corazones están cerrados. Los migrantes de hoy que sufren el aire, sin alimentos y no pueden entrar, no reciben la acogida. ¡A mí me gusta mucho escuchar, cuando veo a las naciones, los gobernantes que abren el corazón y abren las puertas!

El profeta Jeremías nos da una primera respuesta. El pueblo exiliado podrá regresar a ver su tierra y a experimentar la misericordia del Señor. Es el gran anuncio de consolación: Dios no está ausente, ni siquiera hoy en estas dramáticas situaciones, Dios está cerca, y hace obras grandes de salvación para quien confía en Él. No se debe ceder a la desesperación, sino continuar a estar seguros que el bien vence al mal y que el Señor secará toda lágrima y nos liberará de todo temor. Por eso Jeremías da su voz a las palabras del amor de Dios por su pueblo: «Yo te amé con un amor eterno, por eso te atraje con fidelidad. De nuevo te edificaré y serás reedificada, virgen de Israel; de nuevo te adornarás con tus tamboriles y saldrás danzando alegremente» (31,3-4).

El Señor es fiel, no abandona en la desolación. Dios ama con un amor sin fin, que ni siquiera el pecado puede frenar, y gracias a Él el corazón del hombre se llena de alegría y de consolación.

El sueño consolador del regreso a la patria continua en las palabras del profeta, que dirigiéndose a cuantos regresaran a Jerusalén dice: «Llegarán gritando de alegría a la altura de Sión, afluirán hacia los bienes del Señor, hacia el trigo, el vino nuevo y el aceite, hacia las crías de ovejas y de vacas. Sus almas serán como un jardín bien regado y no volverán a desfallecer» (31,12).

En la alegría y en la gratitud, los exiliados retornaran a Sión, subiendo al monte santo hacia la casa de Dios, y así podrán de nuevo elevar himnos y oraciones al Señor que los ha liberado. Este regreso a Jerusalén y a sus bienes es descrito con un verbo que literalmente quiere decir “afluir, correr”. El pueblo es considerado, en un movimiento paradójico, como un río caudaloso que corre hacia la altura de Sión, subiendo hacia la cima del monte. ¡Una imagen audaz para decir cuánto es grande la misericordia del Señor!

La tierra, que el pueblo había debido abandonar, se había convertido en presa de los enemigos y desolada. Ahora, en cambio, retoma vida y florece. Y los exiliados mismos serán como un jardín irrigado, como una tierra fértil. Israel, llevado a su patria por su Señor, asiste a la victoria de la vida sobre la muerte y de la bendición sobre la maldición.

Y así el pueblo es fortificado y – esta palabra es importante: ¡consolado! – es consolado por Dios. Los repatriados reciben vida de una fuente que gratuitamente los irriga.

A este punto, el profeta anuncia la plenitud de la alegría, y siempre en nombre de Dios proclama: «Yo cambiaré su duelo en alegría, los alegraré y los consolaré de su aflicción» (31,13).

El salmo nos dice que cuando regresaron a su patria la boca se les llenó de sonrisa; ¡es una alegría tan grande! Es el don que el Señor quiere hacer también a cada uno de nosotros, con su perdón que convierte y reconcilia.

El profeta Jeremías nos ha dado el anuncio, presentando el regreso de los exiliados como un gran símbolo de la consolación dado al corazón que se convierte. El Señor Jesús, por su parte, ha llevado a cumplimiento este mensaje del profeta. El verdadero y radical regreso del exilio y la confortante luz después de la oscuridad de la crisis de fe, se realiza en la Pascua, en la experiencia llena y definitiva del amor de Dios, amor misericordioso que dona alegría, paz y vida eterna.

Traducción del italiano, Renato Martinez
radiovaticana.va

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martes, 15 de marzo de 2016

(In)Coherentes

Anda lleno el mundo de dobles raseros, de palabras sin respaldo en las obras, o de gente que dice una cosa y hace la contraria. Ocurre mucho. Vemos a un político que proclama con grandilocuencia una conducta, y luego se le descubre otra. Descubrimos, con dolor, que un hombre de iglesia que predica el evangelio, luego resulta ser un abusador o un manipulador. Vemos, en lo cotidiano, que hay gente que canta el amor y vive desde un egoísmo radical. Hay quien habla de justicia, de compromiso o de sensibilidad con el medio ambiente, y sin embargo a base de viajes deja una huella ecológica que es visible desde el espacio, sin siquiera pensar en ello o buscar alternativas. El evangelio nos ayuda a vivir la coherencia, si dejamos que sus historias nos iluminen y nos provoquen.

La paja en el ojo ajeno

«¿Por qué te fijas en la mota en el ojo de tu hermano y no reparas en la viga del tuyo? ¿Cómo te atreves a decir a tu hermano: Déjame sacarte la mota del ojo, mientras llevas una viga en el tuyo? ¡Hipócrita!, saca primero la viga de tu ojo y entonces podrás distinguir para sacar la mota del ojo de tu hermano» (Mt 7,4-5)

¿A quién no le ocurre alguna vez que se descubre criticando en otros cosas que, si se piensa con sinceridad, también hace uno mismo? «Fíjate cómo es tal o cual…» decimos, sin darnos cuenta quizás de que también nosotros somos así. Pero la crítica es fácil. Al menos es más fácil que la autocrítica. Criticamos la corrupción en otros, pero buscamos un enchufe. Nos quejamos del despilfarro público, pero nosotros mismos desaprovechamos las oportunidades que nos brinda la educación, o abusamos de lo que es «gratuito». Acusamos de insensible a alguien, y sin darnos cuenta, somos nosotros los que no estamos siendo sensibles con su propia situación…


¿Te descubres alguna vez viviendo este tipo de situaciones?


De buenas intenciones está el infierno lleno

«A ver, ¿qué os parece? Un hombre tenía dos hijos. Se dirigió al primero y le dijo: Hijo, ve hoy a trabajar en la viña. El hijo le respondió: No quiero; pero luego se arrepintió y fue. Acercándose al segundo le dijo lo mismo. Éste respondió: Ya voy, señor; pero no fue. ¿Cuál de los dos hizo la voluntad de su padre?» (Mt 21, 28-31)

Puestos a decir una cosa y hacer la contraria, ojalá que nuestras acciones mejoren a nuestras palabras, y no al revés. Porque es muy frecuente que se nos vaya la fuerza por la boca. Hacemos grandes propósitos, diagnósticos certeros, proclamas de las mejores intenciones… «Voy a estudiar más» «Voy a beber menos» «Dedicaré tiempo a ver a mis abuelos» «Este año haré ejercicios espirituales fijo» «No pienso criticar…» Cada quién sabe cuales son sus propios empeños. Lo difícil es después llevarlos a la práctica. Danos, Señor, fortaleza y lucidez para convertir las palabras bonitas en acciones reales.

¿Cuáles podrían ser tus buenos propósitos que necesitan concreción?


Reflexión de: pastoralsj.org

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lunes, 14 de marzo de 2016

¿Estás ocupada?

Mientras te levantabas esta mañana, yo te observaba. Esperaba que me hablaras, aunque fuesen unas cuantas palabras, preguntando mi opinión acerca de algún tema o agradeciéndome por algo bueno que te hubiese sucedido el día de ayer. Pero noté que estabas muy ocupada... buscando la ropa adecuada que te ibas a poner para ir al trabajo. Seguía esperando mientras corrías por la casa arreglándote, creí que encontrarías unos cuantos minutos para detenerte y decirme "HOLA"... pero estabas demasiado ocupada...

Para ver si por fin me percibías, encendí el cielo para ti, lo llené de colores y dulces cantos de pájaros... pero ni siquiera te diste cuenta de ello. Te miré mientras ibas rumbo al trabajo y esperé pacientemente todo el día. Con tantas actividades supongo que... estabas muy ocupada para decirme algo.

De regreso, ví tu cansancio, quise rociarte para que el agua se llevara tu stress. Pensé que agradándote, te acordarías de mí. Sin embargo, enfurecida, ofendiste mi nombre. Deseaba tanto que me hablaras... aún quedaba bastante tiempo.

Después encendiste el televisor. Esperé pacientemente mientras veías tu serie favorita, luego cenaste, revisaste en tu teléfono móvil los whatsapps pendientes, la cuenta de facebook y twitter y nuevamente te olvidaste de hablar conmigo.

Te noté cansada, entendí tu silencio y apagué el resplandor del cielo pero no te dejé a oscuras. Lo cambié por un lucero... Verdaderamente fue hermoso, pero no estuviste interesada en verlo.

A la hora de dormir creo que ya estabas agotada. Dijiste buenas noches a tu familia, caminaste hacia tu cama y casi de inmediato te dormiste. Acompañé con música tus sueños, mis animales nocturnos se lucieron. No hay problema... porque quizás no te dés cuenta que siempre estoy ahí para ti.

Tengo más paciencia de la que te imaginas. Quisiera enseñártela para que puedas tenerla con los demás.

Te amo tanto que espero todos los días una oración y el paisaje que diseño cada amanecer es para ti.

Bueno... te estás levantando de nuevo y no me queda otra cosa que entregarte todo el amor que siento por ti y continuar esperando que, al menos, el día de hoy me dediques sólo... un poco de tiempo.

Que tengas un buen día...

Dios

webcatolicodejavier.org

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domingo, 13 de marzo de 2016

Evangelio del Domingo

TODAS LAS LECTURAS

Evangelio según San Juan 8,1-11.

Jesús fue al monte de los Olivos.
Al amanecer volvió al Templo, y todo el pueblo acudía a él. Entonces se sentó y comenzó a enseñarles.
Los escribas y los fariseos le trajeron a una mujer que había sido sorprendida en adulterio y, poniéndola en medio de todos,
dijeron a Jesús: "Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante adulterio.
Moisés, en la Ley, nos ordenó apedrear a esta clase de mujeres. Y tú, ¿qué dices?".
Decían esto para ponerlo a prueba, a fin de poder acusarlo. Pero Jesús, inclinándose, comenzó a escribir en el suelo con el dedo.
Como insistían, se enderezó y les dijo: "El que no tenga pecado, que arroje la primera piedra".
E inclinándose nuevamente, siguió escribiendo en el suelo.
Al oír estas palabras, todos se retiraron, uno tras otro, comenzando por los más ancianos. Jesús quedó solo con la mujer, que permanecía allí,
e incorporándose, le preguntó: "Mujer, ¿dónde están tus acusadores? ¿Alguien te ha condenado?".
Ella le respondió: "Nadie, Señor". "Yo tampoco te condeno, le dijo Jesús. Vete, no peques más en adelante".

Comentario del Evangelio: "Yo tampoco no te condeno… Yo soy la luz del mundo"(Jn 8,11-12) Por: Simeón el Nuevo Teólogo

Oh Dios mío, que amas tanto perdonar, mi Creador,

haz crecer sobre mí el esplendor de tu inaccesible luz

para llenar de gozo mi corazón.

¡Ah, no te irrites! ¡Ah, no me abandones!

pero haz que mi alma resplandezca de tu luz,

porque tu luz, oh Dios mío, eres tú…

Me extravié del camino recto, del camino divino,

y, lamentablemente, abandoné la gloria que se me había dado.

Me despojé del vestido luminoso, el vestido divino,

y, caído en las tinieblas, yazgo ahora en las tinieblas,

y no soy consciente de que estoy privado de luz…

Porque si tú has brillado desde lo alto, si te has aparecido en la oscuridad,

si has venido al mundo, oh Misericordioso, si has querido

vivir con los hombres, según nuestra condición, por amor al hombre,

si… tú has dicho que eres la Luz del mundo (Jn 8,12)

y nosotros no te vemos,

¿no es porque somos totalmente ciegos

y más desdichados que los ciegos, oh Cristo mío?...

Pero tú, que eres todos los bienes, que los das sin cesar

a tus servidores, a los que ven tu luz…

Quien te posee, en ti lo posee realmente todo.

¡que yo no sea privado de ti, Maestro! ¡que no sea privado de ti, Creador!

¡Que no sea privado de ti, Misericordioso, yo, humilde extranjero…!

Te lo ruego, ponme junto a ti

aunque sea verdad que he multiplicado los pecados más que todos los hombres.

Acoge mi oración como la del publicano (Lc 18,13),

como la de la prostituta (Lc 7,38), Maestro, aunque yo no llore como ella…

¿No eres tú, manantial de piedad, fuente de misericordia

y río de bondad? : por estos títulos, ¡ten piedad de mi!

Sí, tú que has tenido las manos, tú que has tenido los pies clavados en la cruz,

y tu costado traspasado por la lanza, Compasivo Señor,

ten piedad de mí y arráncame del fuego eterno…

Que en este día permanezca ante ti sin condenación

para ser acogido dentro tu sala de bodas

donde compartiré tu felicidad, mi buen Señor,

en el gozo inexpresable, por todos los siglos. Amén.

evangeliodeldia.org

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La mirada de Misericordia de Jesús desarma y salva, recordó el Papa a la hora del Ángelus


«¡Queridos hermanos y hermanas buenos días!

El Evangelio del V Domingo de Cuaresma (cfr. Jn 8,1 -11) es muy bello: me gusta tanto leerlo y volverlo a leer. Presenta el episodio de la mujer adúltera, destacando el tema de la misericordia de Dios, que no quiere nunca la muerte del pecador, sino que se convierta y viva. La escena se desarrolla en la explanada del templo. Imagínense allí en el atrio, Jesús está enseñando a la gente y he aquí que llegan algunos escribas y fariseos arrastran ante Él a una mujer sorprendida en adulterio. Esa mujer se encuentra así en medio, entre Jesús y la muchedumbre (cfr. 3), entre la misericordia del Hijo de Dios y la violencia, la rabia de sus acusadores. En realidad, ellos no fueron a donde el Maestro para pedirle su parecer, - era gente mala - sino para tenderle una trampa. En efecto, si Jesús seguía la severidad de la ley, aprobando la lapidación de la mujer, perdía su fama de mansedumbre de bondad que tanto fascinaba al pueblo; si, por el contrario quería ser misericordioso, tenía que ir contra la ley, que Él mismo había dicho que no quería abolir, sino cumplir (cfr. Mt 5,17). Y Jesús está allí…

Esta mala intención se esconde bajo la pregunta que le plantean a Jesús: «¿Tú qué dices?» (v 5). Jesús no responde, calla y cumple un gesto misterioso: «inclinándose, comenzó a escribir en el suelo con el dedo» (v 6). Quizá estaba dibujando, algunos dicen que escribía los pecados de los fariseos… quizá… escribía… estaba en otra… De este modo, invita a todos a la calma, a no actuar movidos por la impulsividad, y a buscar la justicia de Dios. Pero ellos, malos, insisten y esperan que Él responda. Parecía que tenían sed de sangre… Entonces, Jesús levanta la mirada y dice: «El que no tenga pecado, que arroje la primera piedra». (v 7). Esta respuesta desconcierta a los acusadores, desarmándolos a todos en el verdadero sentido de la palabra: todos depusieron las ‘armas’, es decir, las piedras listas para ser tiradas, tanto aquellas visibles contra la mujer, como aquellas escondidas contra Jesús. Y, mientras el Señor sigue escribiendo en el suelo, haciendo dibujos, no sé…, los acusadores se van uno tras otro, comenzando por los más ancianos, con mayor conciencia de no estar sin pecado. ¡Qué bien nos hace tener conciencia de que también nosotros somos pecadores! Cuando hablamos mal de los otros y todas esas cosas que todos sabemos, ¿eh? Y qué bien nos hará tener la valentía de hacer caer al suelo las piedras que tenemos para tirarlas a los otros, y pensar un poco en nuestros pecados.

Se quedaron allí sólo la mujer y Jesús: la miseria y la misericordia, una ante la otra. Y ello, ¿cuántas veces nos sucede también a nosotros, cuando nos detenemos ante el confesionario, con vergüenza, para hacer ver nuestra miseria y pedir perdón? «Mujer ¿dónde están tus acusadores? (v 10) le dice Jesús. Y basta esta constatación y su mirada llena de misericordia y de amor, para hacerle sentir a aquella persona – quizá por primera vez – que tiene una dignidad; que ella no es su pecado, ella tiene una dignidad de persona, que puede cambiar de vida, puede salir de sus esclavitudes y caminar en una senda nueva.

Queridos hermanos y hermanas, aquella mujer nos representa a todos nosotros, es decir adúlteros ante Dios, traidores de su fidelidad. Y su experiencia representa la voluntad de Dios hacia cada uno de nosotros: no nuestra condena, sino nuestra salvación a través de Jesús. Él es la gracia, que salva del pecado y de la muerte. Él ha escrito en la tierra, en el polvo del que está hecho todo ser humano (cfr. Gn 2,7), la sentencia de Dios: «No quiero que tú mueras, sino que tú vivas». Dios no nos enclava en nuestro pecado, no nos identifica con el mal que hemos cometido. Tenemos un nombre y Dios no identifica este nombre con el pecado que hemos cometido. Nos quiere liberar y quiere que nosotros también lo queramos con Él. Quiere que nuestra libertad se convierta del mal al bien y ello es posible con su gracia.

Que la Virgen María nos ayude a confiarnos completamente en la misericordia de Dios, para llegar a ser criaturas nuevas.»
 

Traducción del italiano: Cecilia de Malak
radiovaticana.va

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jueves, 10 de marzo de 2016

Los primeros cristianos ¿rezaban a la Virgen?

En un papiro egipcio

Edgar Lobel, experto en papirología de la Universidad de Oxford, dedicó su vida al estudio de los papiros encontrados en Egipto. Como es conocido, el clima extremadamente seco de la mayor parte de Egipto ha hecho que se conserven multitud de fragmentos de papiros antiquísimos, con textos de hace milenios, en griego y en copto. Muchos de estos textos se habían perdido. En otros casos, los papiros sirven para confirmar la antigüedad de textos que sí que se habían conservado a través de sucesivas copias o traducciones.

Uno de estos papiros, descubierto en las proximidades de la antigua ciudad egipcia de Oxirrinco, contenía una oración a la Virgen. Y no cualquier oración, sino una plegaria que continuamos rezando hoy en día, la oración Sub tuum praesidium. La versión latina es:


Sub tuum praesidium
confugimus,
Sancta Dei Genitrix.
Nostras deprecationes ne despicias
in necessitatibus nostris,
sed a periculis cunctis
libera nos semper,
Virgo gloriosa et benedicta.

La versión castellana, es muy conocida:

Bajo tu amparo nos acogemos,
santa Madre de Dios;
no deseches las súplicas
que te dirigimos en nuestras necesidades,
antes bien, líbranos de todo peligro,
¡oh siempre Virgen, gloriosa y bendita!


Y la versión en griego clásico, que es precisamente la que se encontró en el papiro. Basta fijarse con detenimiento en la foto del papiro para reconocer las palabras griegas originales:

Cabe destacar la presencia del término Theotokos (en este caso, Theotoke, en vocativo), es decir, “Madre de Dios”, dos siglos después, en el Concilio de Éfeso, se reconoció de forma solemne que este título era adecuado para la Virgen María, contra el parecer de Nestorio. Es decir, en Éfeso, la Tradición de la Iglesia fue defendida contra los que preferían sus propios razonamientos a la enseñanza de siempre de la Iglesia.

Resulta impresionante rezar esta oración, sabiendo que los cristianos la rezaban ya, por lo menos, en el año 250 d.C., que es la fecha en la que Edgar Lobel dató el papiro en el que se encontraba. Nosotros no la hemos recibido de los arqueólogos, sino de la tradición de la Iglesia, a través del latín en el caso de la Iglesia Latina o del griego y el eslavonio antiguo en Oriente. Resulta agradable, sin embargo, que la arqueología nos muestre una vez más que la tradición no es algo inventado, sino que verdaderamente nos transmite la herencia que los primeros cristianos recibieron de Cristo y de los Apóstoles.

Como dato curioso, se puede señalar que, aunque Lobel fechó el papiro, como hemos dicho, en el siglo III, el editor encargado de la publicación de los papiros, M.C.H. Roberts, lo publicó como perteneciente al siglo IV. Respondiendo a las críticas recibidas por ello, contestó que le parecía “casi increíble que una plegaria dirigida de forma tan directa a la Virgen en esos términos pudiese haber sido escrita en el siglo tercero”. Es decir, sus prejuicios no le permitían aceptar los datos de la ciencia sobre el asunto, porque no concordaban con la idea protestante de que la veneración a la Virgen y a los santos tuvo su origen en la conversión de Constantino y en la (supuesta) paganización de la Iglesia en el siglo cuarto.

En cambio, como siempre sucede, los fieles que, con sencillez, rezan esta oración porque la han recibido de manos de la Iglesia, son los que están más cerca de lo que transmitieron los primeros cristianos y, por lo tanto, más cerca de Cristo. Que todos tengamos esa sencillez y recemos hoy, con los cristianos de todos los tiempos, a la Sancta Dei Genitrix, la Theotokos, la Madre de Dios.

THEOTOKOS, LA MADRE DE DIOS

La oración Sub tuum praesidium es un testimonio entrañable, probablemente el más antiguo y el más importante en torno a la devoción a Santa María. Se trata de un tropario* (himno bizantino) que llega hasta nosotros lleno de juventud. Es quizás el texto más antiguo en que se llama Theotokos a la Virgen, e indiscutiblemente es la primera vez que este término aparece en un contexto oracional e invocativo.

G. Giamberardini, especialista en el cristianismo primitivo egipcio, en un documentado estudio ha mostrado la presencia del tropario en los más diversos ritos y las diversas variantes que encuentra, incluso en la liturgia latina. La universalidad de esta antífona hace pensar que ya a mediados del siglo III era usual invocar a Santa María como Theotokos, y que los teólogos, como Orígenes, comenzaron a prestarle atención, precisamente por la importancia que iba adquiriendo en la piedad popular. Simultáneamente esta invocación habría sido introducida en la liturgia.

En el rito romano, su presencia está ya testimoniada en el Liber Responsalis, atribuido a San Gregorio Magno y es copiado en el siglo IX en la siguiente forma: “Sub tuum praesidium confugimus, Sancta Dei Genitrix”. Algunos manuscritos de los siglos X y XI, presentan unas deliciosas variantes de esta oración, manteniendo intacta la expresión Santa Dei Genitrix, en estricta fidelidad a la Theotokos del texto griego.

Se trata de traducciones fidelísimas del texto griego, tal y como aparece en el rito bizantino, en el que se utiliza la palabra griega eysplagknían, para referirse a las entrañas misericordiosas de la Madre de Dios. La consideración de la inmensa capacidad de las entrañas maternales de la Madre de Dios está en la base de la piedad popular que tanta importancia dio al título Theotokos para designar a la Madre de Jesús. Y quizás como lo más importante sea el hecho de que el testimonio del Sub tuum praesidium levanta la sospecha de que el título Theotokos se origina a mediados del siglo III en la piedad popular como invocación a las entrañas maternales de Aquella que llevó en su seno a Dios. Esta vez, quizás, la piedad popular fue por delante de la Teología. Al menos, es muy verosimil que así fuese.

Los fieles que, con sencillez, rezan esta oración a la Sancta Dei Genitrix, la Theotokos, la Madre de Dios, porque la han recibido de manos de la Iglesia, son los que están más cerca de lo que transmitieron los primeros cristianos y, por lo tanto, más cerca de Cristo.


La versión latina esta oración ha sido inmortalizada en la música especialmente por Antonio Salieri y Wolfgang Amadeus Mozart.

*Tropario (de trópos = modo, forma o tono): composición poética de variable duración, cuyo ritmo se fundamenta sobre el acento tónico. Los más antiguos se remontan al siglo V. Estos formaron luego parte de las sucesivas composiciones litúrgicas de los kontákia, de los iki y de los cánones. Con frecuencia el tropario es el desarrollo de una antífona sálmica.

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miércoles, 2 de marzo de 2016

“Luca era gay”: la historia del Mister Gay que se convirtió rezando el Rosario


Luca di Tolve, quien vivió muchos años como gay, ha sido víctima de discriminación por decir que es posible salir de ese camino con la ayuda de Dios y del Santo Rosario. Su historia es tan impactante que inspiró una de las canciones finalistas del festival de Sanremo en el año 2009. Hoy ayuda a otras personas que, sintiendo inclinaciones homosexuales, quieren salir de ese camino.

El inicio del problema:

Luca cuenta que tuvo una infancia muy difícil. Su madre era una mujer muy sobreprotectora y su padre, al no haber logrado tener hijas, solía obligar a Luca a vestir como niña. En su libro Luca cuenta que el hecho de sentir rechazo por su madre y la necesidad de una figura paterna “me llevó, de forma automática a sumergirme en un papel femenino, tomando las acciones y comportamientos de la persona que tenía más cercana, mi madre”. Es así que le fue más fácil relacionarse con niñas y sufrir el abuso de sus compañeros quienes le llamaban “mariquita”.


De mal en peor:

Ya de adolescente se sumergió por completo en la homosexualidad teniendo muchas parejas ocasionales y en los 90’s fue elegido Mister Gay en uno de los muchos concursos que suelen realizar las comunidades lgbt. Aquel desorden en su vida lo llevó a abusar del alcohol, las drogas y toda clase de perversiones que se le cruzaban por delante. Su vida empeoró cuando los doctores le informaron que, debido a su vida sexual desordenada, era portador del VIH. Al buscar ayuda en la comunidad gay solo le decían “Usa preservativos”.


Una vida nueva:

Sumergido en la depresión, comenzó a buscar la paz que tanto necesitaba en el New Age y el Budismo, pero nada llenaba su vida. En cierta ocación, mientras estaba en un templo budista, vino a su mente una imagen de la Virgen María que su madre solía tener en un rincón de su casa. Luca se dijo a sí mismo “¿Por qué debo quedarme aquí cuando tengo en mi hogar un icono de la Virgen?“. Entonces fue de prisa a su casa, tomó entre sus manos un Rosario y comenzó a rezar sin saber bien cómo hacerlo. Luca recuerda esa etapa así: “Fue muy confuso, pero estaba convencido de que había encontrado alguien en quien podía confiar. Luego nunca salía de la casa, excepto para ir a misa, Me confesé, rezaba mi rosario e incluso pude comenzar a trabajar como empleado”.

Dejando de ser gay:

Luca comenzó a recuperar la paz que tanto le hacía falta a medida que iba descubriendo algo nuevo en su vida. “El aspecto más hermoso fue descubrir que, a medida que restauraba nuevos códigos de amistad con los hombres, mis impulsos homosexuales desaparecieron… Aprendí a no idealizar a los demás varones”. Emocionado por la fe que estaba descubriendo, viajó a un santuario mariano y allí conoció a una mujer llamada Terry de la cual se enamoró al poco tiempo. Él cuenta que “Después de un año de noviazgo nos casamos. Hoy estamos a la cabeza del Grupo Lot ayudando a los homosexuales a florecer. No somos psicólogos, no es nuestro trabajo. Pero, por lo que ha sido mi experiencia, sólo puedo decir que el trabajo psicológico y la oración tienen la misma importancia para mí. Son dos pistas paralelas, que no se pueden separar. Yo mismo soy la prueba viviente. Hoy soy un hombre de verdad, un hombre libre“.
Una canción inspirada en su historia:

El año 2009 el cantante italiano Povia presentó en el Festival de Sanremo la canción “Luca era gay” que está inspirada en la vida de Luca de Povia aunque omite el carácter religioso de su conversión. El tema le valió a Povia muchos aplausos y también muchas críticas. Tal vez esa sea la razón por la cual su canción solo obtuvo el segundo lugar en dicho certamen.



churchpop.com

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