sábado, 17 de febrero de 2018

El aborto, la eutanasia y la esclavitud

9 argumentos notables de comparación entre la esclavitud y el aborto.


1. Argumento de la propiedad: este esclavo/bebé forma parte de mi propiedad/cuerpo. Nadie puede decirme lo que tengo que hacer con él.

2. Argumento de la privacidad: nadie te obliga a tener un esclavo/aborto. ¡Ocúpate de tus cosas!

3. Argumento de la prevalencia de derechos: mi derecho de propiedad/ a abortar tiene prioridad sobre los derechos del esclavo/bebé.

4. Argumento de la inevitabilidad: la esclavitud/aborto lleva existiendo desde hace siglos y no va a desaparecer. Es preferible dedicar nuestros esfuerzos a que se haga de modo seguro, legal y lo más humanamente posible.

5. Argumento de la pseudociencia: los esclavos/fetos no son realmente personas. No son como nosotros. Tienen rasgos diferentes de nosotros y en consecuencia pueden ser tratados también de modo diferente.

6. Argumento de la socioeconomía: si la esclavitud/el aborto acaba, la mayoría de los esclavos/niños acabarán en la calle sin un mísero trabajo.

7. Argumento de las leyes: la esclavitud/el aborto está respaldado por leyes aprobadas por Parlamentos y legalmente consolidadas. Ya se ha establecido legalmente y no hay nada más que hablar.

8. Argumento de la falsa compasión: la esclavitud/el aborto es lo mejor para los negros/niños. De otro modo, sus vidas serían terribles, por lo que es mejor esclavizarlos/matarlos.

9. Argumento de la hipocresía de la otra parte: defendéis el fin de la esclavitud/el aborto, pero no queréis vivir con negros libertos/adoptar a los niños no deseados, por lo que vuestra posición queda deslegitimada.


Y podrían agregarse algunos más, como el del “progreso” que suponía para los partidarios de la esclavitud y hoy del aborto, de no tener obstáculos legales ni éticos que cuestionaran tales prácticas!.

Y además, debemos señalar la contradicción que supone que para los “progresistas”, que haya que eliminar de la economía la propiedad privada, aunque sin embargo, ellos o ellas mismas, argumentan que el feto forma parte del “propio cuerpo” de la madre, y que por ello pueden disponer del mismo. Lo que es un argumento propietarista y nada solidario, y además es científicamente falso, por tener el bebé un código genético propio, diferente al de sus padres biológicos.

Dentro de 50 años o menos, quizás, a la humanidad le parecerá la discusión del aborto o la eutanasia piezas de museo como hoy lo es la abolición de la esclavitud

Carlos Alvarez Cozzi
catholic.net

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miércoles, 14 de febrero de 2018

El Niño Protestante que se enamoró de la Virgen María gracias a la Biblia


Un niño protestante de seis años a menudo había escuchado a sus compañeros católicos rezar el Avemaría. Le gustó tanto que la copió, la memorizó y la rezaba todos los días. “Mira, mamita, qué bonita oración,” le dijo a su madre un día. “No la digas nunca más,” respondió la madre. “Es una oración supersticiosa de los católicos que adoran ídolos y piensan que María es diosa. Después de todo, Ella es una mujer como cualquier otra. Vamos. toma esta Biblia y léela. Contiene todo lo que debemos de hacer.” A partir de ese día, el pequeño dejó de rezar su Avemaría diaria y dedicó más tiempo a leer la Biblia.

Un día, leyendo el Evangelio, vio el pasaje sobre la Anunciación del Ángel a la Virgen. Lleno de gozo, el chiquillo corrió a su madre y le dijo: “Mamita, encontré el Avemaría en la Biblia que dice: ‘Llena de gracia, el Señor es contigo, bendita tú eres entre las mujeres’. ¿Por qué la llamas una oración supersticiosa?” Ella no contestó. En otra ocasión, encontró la escena de la salutación de Isabel a la Virgen María y el hermoso cántico del Magnificat, en el que María anunció: ‘desde ahora me llamarán bienaventurada todas las generaciones’. Ya no le dijo nada a su madre y comenzó a rezar nuevamente el Avemaría cada día, como solía hacerlo. Sentía placer al decirle esas hermosas palabras a la Madre de Jesús, Nuestro Salvador.

Cuando cumplió catorce años, un día oyó que su familia discutía sobre Nuestra Señora. Todos dijeron que María era una mujer común y corriente. El niño, luego de oír sus razonamientos erróneos, no pudo soportarlo más y, lleno de indignación, los interrumpió diciendo: “María no es como cualquier otro hijo de Adán, manchado de pecado. ¡No! El Ángel la llamó LLENA DE GRACIA Y BENDITA ENTRE LAS MUJERES. María es la Madre de Jesús y en consecuencia, la Madre de Dios. No existe una dignidad más grande a la que pueda aspirar una criatura. El Evangelio dice que todas las generaciones la llamarán bienaventurada, mientras que ustedes tratan de despreciarla y hacerla menos. Su espíritu no es el espíritu del Evangelio ni de la Biblia que proclaman es el fundamento de la religión cristiana. Fue tan honda la impresión que causaron las palabras del chico en su madre, que muchas veces lloró desconsolada: “¡Oh, Dios, temo que este hijo mío se unirá un día a la religión católica, la religión de los Papas!” Y en efecto, poco tiempo después hijo se convenció que la religión católica era la única auténtica, la abrazó y se convirtió en uno de sus más ardientes apóstoles.

Unos años después de su conversión, el protagonista de nuestra historia se encontró con su hermana ya casada. Quiso saludarla y abrazarla, pero ella lo rechazó. y le dijo indignada: “Tú no tienes idea de cuánto amo yo a mis hijos. Si alguno quisiera hacerse católico, primero le enterraría una daga en su corazón que permitirle abrazar la religión de los Papas. Su ira y su temperamento eran tan furiosos como los de San Pablo antes de su conversión. Sin embargo, pronto cambiaría su manera de ser, tal como le ocurrió a San Pablo en su camino a Damasco. Sucedió que uno de sus hijos cayó gravemente enfermo. Los médicos no daban esperanzas para su recuperación. Tan pronto se enteró su hermano, la buscó en el hospital y le habló con cariño, diciéndole: “Querida hermana, tú naturalmente deseas que tu hijo se cure. Muy bien, pues entonces haz lo que te voy a pedir. Sígueme. Recemos juntos un Avemaría y prométele a Dios, que si tu hijo recobra la salud, estudiarás seriamente la doctrina católica. Y que en caso de que llegues a la conclusión que el Catolicismo es la única religión verdadera, tú la abrazarás sin importar los sacrificios que esto te implique.” Su hermana en principio se mostró reacia, pero como deseaba la recuperación de su hijo, aceptó la propuesta de su hermano y rezó con él un Avemaría. Al día siguiente, su hijo estaba completamente curado. La madre cumplió su promesa y se puso a estudiar la doctrina católica.

Después de una intensa preparación, ella recibió el Bautismo en la Iglesia Católica junto con toda su familia. Cuánto le agradeció a su hermano que hubiese sido un apóstol para ella. Esta historia la relató el Padre Francis Tuckwell en una de sus homilías. “Hermanos,” terminó diciendo, “el niño protestante que se hizo católico y convirtió´a su hermana al Catolicismo, dedicó´su vida entera al servicio de Dios. Él es el sacerdote que les habla”.



“¡Cuánto le debo a la Santísima Virgen, Nuestra Señora! También ustedes, mis queridos hermanos, dedíquense por completo a servir a Nuestra Señora y no dejen pasar un solo día sin decir la hermosa oración del Avemaría así como su rosario. Pídanle a Ella que ilumine la mente de los protestantes que están separados de la verdadera Iglesia de Cristo fundada sobre la Roca (Pedro) y contra la cual las puertas del infierno nunca prevalecerán".

ChurchPop

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jueves, 8 de febrero de 2018

El hombre se hace preguntas

Lo primero que te digo es que ¡no eres raro! No te sientas extraño por tener un raudal de preguntas para las que no hallas respuestas, y a la vez un deseo enorme de enfrascarte en la vida sin esperar a tener muchas seguridades. ¡Bienvenido a la existencia!.

Llevamos dentro una búsqueda, una necesidad de saber para qué vivimos, de anclar nuestra vida a algo o a alguien que le dé sentido. Esta inquietud la tenemos todos. De hecho, las preguntas que me hacías el otro día eran auténticas inquietudes. No solo se preguntan estas cosas los filósofos, los sabios o los que se dedican a la vida ociosa. Nos las planteamos tú, yo y todos los seres humanos, no importa la edad, la cultura, la forma o las palabras.

Estas preguntas vienen de dentro, no nos las mete nadie en la cabeza ni en el corazón. Salen porque somos buscadores por naturaleza, así estamos hechos. Y es muy serio lo que está en juego: el sentido de nuestra vida, de todo lo que somos y lo que hacemos.

Las preguntas que nos queman surgen cuando a realidad de la vida nos impacta de alguna manera: un dolor, una buena noticia, una decisión que se nos impone tomar… Siempre nos planteamos: “Esto, ¿por qué? ¿para qué?”. ¿Que cuándo tomé yo conciencia de que era urgente encontrar respuestas? Cuando mi hermano pequeño murió.

Aun así, no creas que pongo el dolor como único detonante para enfrentarse a la vida. Este es mi camino, el tuyo será otro. ¿Recuerdas uno de esos momentos en los que una conversación con un colega, o el descubrimiento de algo pequeño pero urgente para ese día, o la casualidad que intuyes pensada por alguien te han hecho sobrecogerte? ¿Has sentido en alguna ocasión tu propia pequeñez al contemplar el cielo estrellado de una noche ruidosa de verano? ¿Te has enamorado, Ignacio? ¿Qué me dices de eso?

Al cruzarnos con lo más bello (trenzado, tantas veces, en lo cotidiano), también nos surge la pregunta: y yo, ¿quién soy yo?, ¿quién es ese que se admira por la vida? Yo soy pregunta, soy deseo. Y deseo la felicidad (¡con todas mis fuerzas!), deseo la belleza, deseo que se haga justicia, deseo que las cosas sean de verdad, que lo bueno sea para siempre, deseo que me quieran (que me quieran siempre, aunque haga las cosas mal), deseo querer… En definitiva, deseo encontrar la respuesta de mi vida, para que esto no sea, como dice un personaje de Shakespeare, “estruendo y furia, y la nada…” (2).

Extraído de Cartas a un espíritu inquieto de su viejo profesor
iglesia.org

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Artículo de la semana:

Vengo por ti

Estoy cansado de trabajar y de ver a la misma gente, camino a mi trabajo todos los días, llego a la casa y mi esposa sirvió lo mismo de la c...

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