martes, 13 de marzo de 2018

¿Cristo viene o Cristo está?

Todos los cristianos esperamos con asombro la venida de Jesucristo al final de los tiempos anunciada por él mismo. Los católicos esperamos esa llegada pero, sin ansiedad ya que actualmente ya disfrutamos de la presencia real y cercanía de Jesucristo. ¨Y yo estaré siempre con ustedes hasta el fin del mundo» (Mt 28-20). ¨ No los dejaré huérfanos, volveré a ustedes. Dentro de poco el mundo ya no me verá, pero ustedes sí me verán, porque yo vivo y también ustedes vivirán. (Jn 18-20)

Es llamativo, sin embargo, que en muchos grupos protestantes la idea de ¨Cristo viene¨ o ¨Cristo vendrᨠes como un telón de fondo permanente en su vida y su predicación.

La presencia real de Jesucristo en la eucaristía marca una diferencia abismal en la vida de los primeros cristianos frente a los judíos y actualmente de los cristianos católicos respecto a muchos protestantes.

En el siglo primero de nuestra era, prácticamente todos los pueblos que Jesús visitó tenían su propia sinagoga. Las ciudades grandes tenían varias, y en Jerusalén había muchísimas.

La sinagoga se equipaba con muy pocos muebles. Uno de los elementos principales era un arca, o cofre, donde se guardaba la posesión más valiosa del pueblo: los rollos de las Sagradas Escrituras. El arca se llevaba a un lugar seguro, pero durante el servicio religioso se colocaba a la vista. Al terminar, se devolvía a su sitio.

Cerca del arca y de cara al auditorio estaban los asientos de los que presidían la sinagoga y de los invitados especiales. Más al centro de la sala se levantaba una especie de plataforma, que tenía un atril y un asiento para el orador. En tres lados de esta plataforma había gradas para el auditorio.

La explicación del texto sagrado se reservaba a un rabino o algún fiel versado en el conocimiento de la ley mosaica.

Como Jesucristo, los Apóstoles y los primeros cristianos siguieron frecuentando el templo de Jerusalén: a las horas de oración y para predicar (Act 3,1; 5,20-21; 5,4,2; 21,26; 22,17) aunque también se reunían en otros sitios, sobre todo, como es lógico, para el sacrificio eucarístico, generalmente en la mejor habitación de sus mismas casas (que solía ser la sala superior), mientras no dispusieron de lugares más adecuados (Act 1,14; 2,1 ss.; 10,9; 12,12;). Muchos de estos lugares para el culto cristiano aparecen expresamente nombrados en el N. T.: en Jerusalén la casa de María madre de Marcos (Act 12,12), en Éfeso, la escuela de Tiranno (Act 19,9); en Corinto, la casa de Tito (Act 18,7); en Colosas, la de Filemón (Philp 2); en Laodicea, la de Ninfa (Col 4,15); en Roma, la de Aquila y Priscila (Rom 16,3-5; 1 Cor 16,19); en otras ocasiones no se indica el propietario (Act 10,9; 20,7). Lugares que en general quedaban consagrados al culto y se distinguían de las casas ordinarias (cfr. 1 Cor 14,33-35 y 11,17-34), llegándose, conforme crecía el número de los cristianos, a dedicar a ello exclusivamente una casa completa o edificios hechos para este único fin.
Las casas dedicadas exclusivamente al culto-se adaptaron a las necesidades, utilizando sus dos grandes partes bien definidas, atrium y perystilum, para la instrucción de los catecúmenos y el sacrificio eucarístico, respectivamente. Sobre ellas se inspiró la construcción de los primeros templos cristianos,

El culto cristiano enlaza y continúa en cierto modo con el culto judío en las sinagogas (oración y lectura de la S. E.), pero lo sobrepasa y supera ampliamente, así como al culto del templo de Jerusalén, puesto que el templo cristiano es el lugar del sacrificio eucarístico y de la reserva de la Eucaristía, presencia real, verdadera y sustancial de Cristo en las especies sacramentales.

Con el paso de los siglos, la espiritualidad cristiana se ha ido desarrollando y, paralelamente, la liturgia. Este crecimiento espiritual, se ha ido expresando en las iglesias, recogiendo toda esa riqueza histórica de espiritualidad en la liturgia y el arte cristiano: imágenes de los santos (como distintas maneras de seguir al único modelo, Jesucristo), pintura, escultura, música, arquitectura, poesía, literatura.

Todos estos elementos han ido enriqueciendo los templos cristianos pero, el centro sigue siendo el Altar y el Sagrario, donde nos encontramos con Cristo vivo y presente que nos hace pensar sin temor en el Cristo que vendrá al final de los tiempos.

Esa riqueza espiritual, que los protestantes no poseen, hace que sus templos se asemejan a las sinagogas judías, esperando la venida del Mesías: ellos esperan a ¨Jesucristo que viene¨, ignorando que se quedó entre nosotros.

Sus templos son como salas de conferencia bíblicas, vacíos de 20 siglos de espiritualidad, como las sinagogas.

De la fe en la presencia de Cristo en la Eucaristía nace la belleza y riqueza espiritual y artística de los templos cristianos.

Para ellos, Cristo resucitó y ascendió al Cielo, de donde regresará al final de los tiempos pero, no lo tienen ahora y siempre cercano en la eucaristía, se han quedado como huérfanos.

Javier Ordovàs
catholic.net

SEGUIR LEYENDO [+]

jueves, 8 de marzo de 2018

Pablo VI será santo


"Pablo VI será santo este año". Estas son las palabras del Papa Francisco que confirman los rumores que venían sonando durante estas últimas semanas. Sin duda una gran noticia para la Iglesia.

La fecha de la canonización aún se desconoce pero todo indica que será a finales de octubre de este año en Roma, después del Sínodo de Obispos sobre los jóvenes.

El milagro que ha hecho que el Papa promulgara el Decreto, sería la curación de Amanda, la hija de Vanna Pironato, quién tuvo un embarazo de alto riesgo. Días despues de que Pablo VI fuera beatificado, Vanna acudió al Santuario delle Grazie, en Brescia (Italia), un lugar concurrido por los devotos del Papa Pablo VI. Después de rezar al futuro santo y sin una posible explicación médica, la niña nació sin ningún tipo de problema.

¡Pablo VI ruega por nosotros!

capillaonline.blogspot.com

SEGUIR LEYENDO [+]

domingo, 4 de marzo de 2018

Nueva festividad en la Iglesia: María, Madre de la Iglesia


A partir de este año 2018, la Iglesia Católica celebrará cada lunes siguiente al de Pentecostés una nueva festividad que ha establecido el Papa Francisco a través de un Decreto de la Congregación para el Culto Divino.

Según el Papa, esta festividad aumentaría el sentido materno de la Iglesia en todos los bautizados así como exaltar la genuina piedad mariana.

A continuación les proporcionamos el texto completo del Decreto:

CONGREGATIO DE CULTO DIVINO ET DISCIPLINA SACRAMENTORUM

DECRETO


sobre la celebración de la bienaventurada Virgen María, Madre de la Iglesia, en el Calendario Romano General

La gozosa veneración otorgada a la Madre de Dios por la Iglesia en los tiempos actuales, a la luz de la reflexión sobre el misterio de Cristo y su naturaleza propia, no podía olvidar la figura de aquella Mujer (cf. Gál 4,4), la Virgen María, que es Madre de Cristo y, a la vez, Madre de la Iglesia.

Esto estaba ya de alguna manera presente en el sentir eclesial a partir de las palabras premonitorias de san Agustín y de san León Magno. El primero dice que María es madre de los miembros de Cristo, porque ha cooperado con su caridad a la regeneración de los fieles en la Iglesia; el otro, al decir que el nacimiento de la Cabeza es también el nacimiento del Cuerpo, indica que María es, al mismo tiempo, madre de Cristo, Hijo de Dios, y madre de los miembros de su cuerpo místico, es decir, la Iglesia. Estas consideraciones derivan de la maternidad divina de María y de su íntima unión a la obra del Redentor, culminada en la hora de la cruz.

En efecto, la Madre, que estaba junto a la cruz (cf. Jn 19, 25), aceptó el testamento de amor de su Hijo y acogió a todos los hombres, personificados en el discípulo amado, como hijos para regenerar a la vida divina, convirtiéndose en amorosa nodriza de la Iglesia que Cristo ha engendrado en la cruz, entregando el Espíritu. A su vez, en el discípulo amado, Cristo elige a todos los discípulos como herederos de su amor hacia la Madre, confiándosela para que la recibieran con afecto filial.

María, solícita guía de la Iglesia naciente, inició la propia misión materna ya en el cenáculo, orando con los Apóstoles en espera de la venida del Espíritu Santo (cf. Hch 1,14). Con este sentimiento, la piedad cristiana ha honrado a María, en el curso de los siglos, con los títulos, de alguna manera equivalentes, de Madre de los discípulos, de los fieles, de los creyentes, de todos los que renacen en Cristo y también «Madre de la Iglesia», como aparece en textos de algunos autores espirituales e incluso en el magisterio de Benedicto XIV y León XIII.

De todo esto resulta claro en qué se fundamentó el beato Pablo VI, el 21 de noviembre de 1964, como conclusión de la tercera sesión del Concilio Vaticano II, para declarar va la bienaventurada Virgen María «Madre de la Iglesia, es decir, Madre de todo el pueblo de Dios, tanto de los fieles como de los pastores que la llaman Madre amorosa», y estableció que «de ahora en adelante la Madre de Dios sea honrada por todo el pueblo cristiano con este gratísimo título».

Por lo tanto, la Sede Apostólica, especialmente después de haber propuesto una misa votiva en honor de la bienaventurada María, Madre de la Iglesia, con ocasión del Año Santo de la Redención (1975), incluida posteriormente en el Misal Romano, concedió también la facultad de añadir la invocación de este título en las Letanías Lauretanas (1980) y publicó otros formularios en el compendio de las misas de la bienaventurada Virgen María (1986); y concedió añadir esta celebración en el calendario particular de algunas naciones, diócesis y familias religiosas que lo pedían.

El Sumo Pontífice Francisco, considerando atentamente que la promoción de esta devoción puede incrementar el sentido materno de la Iglesia en los Pastores, en los religiosos y en los fieles, así como la genuina piedad mariana, ha establecido que la memoria de la bienaventurada Virgen María, Madre de la Iglesia, sea inscrita en el Calendario Romano el lunes después de Pentecostés y sea celebrada cada año.

Esta celebración nos ayudará a recordar que el crecimiento de la vida cristiana, debe fundamentarse en el misterio de la Cruz, en la ofrenda de Cristo en el banquete eucarístico, y en la Virgen oferente, Madre del Redentor y de los redimidos.

Por tanto, tal memoria deberá aparecer en todos los Calendarios y Libros litúrgicos para la celebración de la Misa y de la Liturgia de las Horas: los respectivos textos litúrgicos se adjuntan a este decreto y sus traducciones, aprobadas por las Conferencias Episcopales, serán publicadas después de ser confirmadas por este Dicasterio.

Donde la celebración de la bienaventurada Virgen María, Madre de la Iglesia, ya se celebra en un día diverso con un grado litúrgico más elevado, según el derecho particular aprobado, puede seguir celebrándose en el futuro del mismo modo.

Sin que obste nada en contrario.

En la sede de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, a 11 de febrero de 2018, memoria de la bienaventurada Virgen María de Lourdes.

Robert Card. Sarah Prefecto

capillaonline.blogspot.com

SEGUIR LEYENDO [+]

jueves, 1 de marzo de 2018

La sorprendente historia del monje que vivió 37 años sobre una columna


Desde el principio de la historia de la Iglesia muchas personas han hecho cosas sorprendentes movidos por su amor a Dios. Muchas han pasado largas horas orando, días ayunando, etc. Sin embargo, hay una historia muy interesante y poco conocida de un santo llamado Simeón cuyo amor a Dios lo llevó a pasar 37 años subido a una columna. ¿Quieres saber por qué lo hizo? Esta es su historia.

Simeón nació en el año 392 en Cilicia, cerca de Tarso. De niño fue pastor hasta que, motivado por el sermón de las bienaventuranzas, decidió hacerse religioso en un monasterio.

Mientras se preparaba para ingresar al monasterio, su deseo de ser santo se incrementaba, y un día tuvo una visión: vio cómo construía el edificio de su santidad mientras una voz le decía “Solo cuando seas lo suficientemente humilde serás santo”.

Cuando al fin pudo entrar al monasterio (a los 15 años) sus muestras de amor por el Señor expresado en sacrificios comenzó a hacerse evidente. Su primer gran gesto de amor fue aprenderse todos los salmos de memoria; él sentía la necesidad de rezarlos todos cada semana (21 cada día).

También, al saberse pecador y con la necesidad de luchar contra las tentaciones, inventó el cilicio, una cuerda hiriente que se ata a la cintura para hacer penitencia. La idea no fue del agrado de sus superiores quienes, a pesar de que entendía de que Simeón lo hacía movido por su profundo amor por Dios, temían que los demás hermanos exageraran en su uso y se hicieran demasiado daño.

Es así que decidió alejarse un poco y se fue a vivir a una cisterna abandonada; allí estuvo 5 días en oración. Luego, como se acercaba la Cuaresma, se quedó allí 40 días en total ayuno. Los primeros 14 días estuvo rezando de pie; los siguientes 14, sentado; y los días restantes, recostado. Este ejercicio espiritual lo repitió todas las cuaresmas de su vida.

Su fama de penitente se extendió por los países vecinos y, a pesar de que se ocultó en una cueva, muchos lo buscaban para pedirle consejo y hasta le quitaban pedazos de su manto para llevárselos como reliquias.

Para evitar dicha situación, Simeón ideó un modo de vivir nunca antes conocido en la hasta entonces corta historia de la Iglesia: se hizo construir una columna de tres metros para vivir allí al sol, al agua, y al viento. Luego se dio cuenta de que muchos fieles encontraban la forma de acercarse a él, así que hizo que levantaran la columna para que midiera 17 metros. ¡Allí pasó los últimos 37 años de su vida!

Su vida subido en esa columna fue muy sacrificada. Comía solo una vez por semana, pero aprovechaba todo el tiempo que le quedaba para rezar. Unos ratos de pie, otros arrodillado y otros tocando el piso de su columna con la frente. Cuando oraba de pie, hacía reverencias continuamente con la cabeza, en señal de respeto hacia Dios. En un día le contaron más de mil inclinaciones de cabeza. Un sacerdote le llevaba cada día la Sagrada Comunión.

Como muchos se acercaban a la columna a pedir consejos, Simeón aprovechaba para predicarles al evangelio. Según los testimonio que se tienen de esa época, muchos llegaban allí peleados y se iban reconciliados, otros hacían examen de conciencia y pagaban todas sus deudas y los ricos perdonaban las deudas de los pobres. En una ocasión un famoso asesino se acercó y luego de oír la predicación de Simeón pidió perdón a Dios a gritos y llorando.

Sus superiores también fueron a visitarle pero para ponerlo a prueba y al verle le pidieron que bajara inmediatamente. Simeón sabía que sin humildad y obediencia no podría ser santo, así que se dispuso a bajar. Sus superiores, al ver su docilidad, le gritaron que se quedara porque entendieron que esa era la voluntad de Dios.

Y así estuvo hasta que murió en el año 459 mientras rezaba arrodillado con la cabeza inclinada. En el lugar donde estaba la columna se construyó un gran monasterio para los monjes que quieran hacer penitencia. Hoy ese monasterio se encuentra en ruinas y se le conoce como Qal’at Sim’ân (la mansión de Simón).

Por cierto, columna se dice “Stilos” en griego, por eso la Iglesia celebra la fiesta de “Simeón el estilita” cada 5 de enero.

ChurchPop

SEGUIR LEYENDO [+]




Artículo de la semana:

Vengo por ti

Estoy cansado de trabajar y de ver a la misma gente, camino a mi trabajo todos los días, llego a la casa y mi esposa sirvió lo mismo de la c...

Traductor

Contacto

Nombre

Correo electrónico *

Mensaje *