jueves, 28 de diciembre de 2023

Iglesia Online: Santos inocentes

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martes, 26 de diciembre de 2023

sábado, 5 de junio de 2021

¿Por qué la Eucaristía es un sacrificio?


La Eucaristía es por encima de todo un sacrificio: sacrificio de la Redención y al mismo tiempo sacrificio de la Nueva Alianza. El hombre y el mundo son restituidos a Dios por medio de la novedad pascual de la Redención. Esta restitución no puede faltar: es fundamento de la «alianza nueva y eterna» de Dios con el hombre y del hombre con Dios. Si llegase a faltar, se debería poner en tela de juicio bien sea la excelencia del sacrificio de la Redención que fue perfecto y definitivo, o bien sea el valor sacrificial de la Santa Misa. Por tanto la Eucaristía, siendo verdadero sacrificio, obra esa restitución a Dios

En cambio, todos aquellos que participan en la Eucaristía, sin sacrificar como él, ofrecen con él, en virtud del sacerdocio común, sus propios sacrificios espirituales, representados por el pan y el vino, desde el momento de su presentación en el altar.

Efectivamente, este acto litúrgico solemnizado por casi todas las liturgias, «tiene su valor y su significado espiritual». El pan y el vino se convierten en cierto sentido en símbolo de todo lo que lleva la asamblea eucarística, por sí misma, en ofrenda a Dios y que ofrece en espíritu. Es importante que este primer momento de la liturgia eucarística, en sentido estricto, encuentra su expresión en el comportamiento de los participantes. A esto corresponde la llamada procesión de las ofrendas, prevista por la reciente reforma litúrgica y acompañada, según la antigua tradición, por un salmo o un cántico.

Todos los que participan con fe en la Eucaristía se dan cuenta de que ella es «Sacrificium», es decir, una «Ofrenda consagrada». En efecto, el pan y el vino, presentados en el altar y acompañados por la devoción y por los sacrificios espirituales de los participantes, son finalmente consagrados, para que se conviertan verdadera, real y sustancialmente en el Cuerpo entregado y en la Sangre derramada de Cristo mismo. Así, en virtud de la consagración, las especies del pan y del vino, «re-presentan», de modo sacramental e incruento, el Sacrificio propiciatorio ofrecido por El en la cruz al Padre para la salvación del mundo.

aciprensa.com
iglesia.org

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martes, 24 de diciembre de 2019

¡Feliz Navidad!


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lunes, 20 de agosto de 2018

Las Señales de Dios

No te da el juego armado ni el tutorial paso a paso que debes seguir para ser feliz. Dios te da “señales” para que disciernas y tomes el camino que responde a su voluntad. A veces las señales son muy claras, pero en otras ocasiones te puedes tardar años en detectarlas. Así como también las señales pueden ser muy evidentes, pero simplemente no las logras ver.

“Yo le pregunté: ¿Qué debo hacer, Señor? El Señor me dijo: Levántate y ve a Damasco donde se te dirá lo que debes hacer” (Hechos 22,10)

Lo cierto es que nada ocurre al azar en esta vida. Todo lo que sucede desde lo grande a lo pequeño pertenece al Plan perfecto de Dios, quien al darnos libre albedrío, espera que sigamos su voluntad que revela mediante esas señales.

“Reconócelo a él en todos tus caminos y él allanará tus senderos” (proverbios 3,6)

“Mis ovejas escuchan mi voz, yo las conozco y ellas me siguen” (Juan 10,27)


Pero, ¿cómo logramos verlas? Más complejo aún… ¿Cómo logramos detectar de que esas señales provienen realmente de Dios y no de otras fuentes o simplemente de nuestra imaginación? Es recurrido el comodín: “Dios me lo reveló mediante sueños y visiones”. Tampoco se trata de engañarse y de obedecer a todo que llega a nosotros o a cualquier pensamiento que se nos venga a la mente.

Seguramente hemos escuchado el relato de aquel pescador que tras el naufragio de su bote, se estaba ahogando en el mar; esperaba la ayuda de Dios, pero sólo llegó a él la ayuda de un barco pequeño, uno más grande y un helicóptero. Tras su muerte le pregunta a Dios: ¿Por qué no me salvaste cuando te pedí ayuda? Dios le contesta que aquellos salvavidas fueron enviados por Él, sin embargo el pescador no lo creyó en su momento. Y es que Dios se comunica con cada uno de nosotros sirviéndose de cualquier instrumento.

En la medida que nuestra fe sea más fuerte y mediante una vida de oración constante, podemos ir discerniendo cada vez más la voluntad de Dios. La lectura de la Sagrada Escritura, que es la palabra viva del Señor, es también el instrumento por medio del cual Dios se comunica con nosotros. Y por cierto, podemos recurrir a la intercesión de la Virgen María, pidiendo en oración que nos ayude a ver las señales que Dios va colocando en nuestro camino. Él quiere que nos abandonemos en su voluntad y confiemos en su Plan maravilloso aunque a veces resulte difícil o simplemente inimaginable.

Generalmente se trata bastante este tema en aquellas personas que sienten una inquietud vocacional respecto a la vida consagrada. Podemos recoger muchos testimonios de personas consagradas que jamás imaginaron serlo; que luego de muchas señales que Dios les enviaba pudieron responder con un Sí. Cada caso es único, pues Dios se ha manifestado en ellas de diferentes maneras; lo común de todas esas personas es su grandioso amor, pues en ellas fijó su mirada, las eligió y las llamó para servirles en su Reino. Esas personas viven en paz y con alegría, gozando de este regalo inmenso de Dios.

Sin embargo en nuestra vida cotidiana, siempre se nos presentan inquietudes de todo tipo y en toda materia. Generalmente tenemos más de un camino al que podemos optar y estamos en constante inseguridad de qué opción tomaremos. Los cristianos le pedimos ayuda a Dios y nos aferramos a la oración mientras que otros buscan respuestas en dónde por cierto, no las encontrarán. Y en este punto debemos reflexionar. ¿En dónde esperamos encontrar las señales que debemos seguir? Debemos tener presente que sólo Dios tiene ese Plan perfecto para cada uno de nosotros, un plan único e intransferible, un plan que con toda seguridad nos llevará a encontrar la felicidad. Lo demás, es fantasía, bienestar momentáneo quizás o una opción menos exigente, pero en ningún caso la voluntad de Dios y el camino a la Santidad.

Es el espíritu Santo quien nos guía para caminar en la senda que Dios nos ha preparado desde siempre. Por ello debemos invocarlo en todo momento, pidiendo que nos asista y que nos indique el camino que responde a la voluntad del Padre.

“Todos los que son conducidos por el Espíritu de Dios son hijos de Dios” (Romanos 8,14).

“Si vivimos según el Espíritu, obremos también según el Espíritu” (Gálatas 5,25)

“El Espíritu dijo a Felipe: Acércate y camina junto a su carro” (Hechos 8,29)

“El Señor iba al frente de ellos, de día en una columna de nube, para guiarlos por el camino; y de noche en una columna de fuego, para iluminarlos, de manera que pudieran avanzar de día y de noche” (Éxodo 13,21).

Marlene Yañez Bittner
catholic.net

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miércoles, 13 de junio de 2018

San Antonio de Padua

Fiesta: 13 de junio
 
Los padres de San Antonio eran muy ricos y querían ver a su hijo como distinguido hombre de sociedad. Él, en cambio, quería ser pobre por amor de Cristo y por eso se hizo franciscano.

Antonio era un gran predicador. Lo mandaron como misionero por numerosas ciudades por Italia y Francia. Convirtió a muchos pecadores sobre todo con su buen ejemplo. Cuentan que mientras oraba en su habitación se le apareció Jesús, le puso las manitas al cuello y lo besó. Antonio recibió esta gracia extraordinaria por que mantuvo su alma limpia incluso del mas mínimo pecado y amaba mucho a Jesús.

Cuando Antonio enfermó se retiró a un monasterio en las afueras de Padua, donde murió a la edad de 36 años, el 13 de Junio de 1231.

Treinta y dos años después sus restos fueron trasladados a Padua. La lengua se conservaba íntegra, sin haberse corrompido mientras que el cuerpo estaba aniquilado.
Sucedieron muchos milagros después de su muerte. Aun hoy día le llaman el Santo "de los milagros". Su fiesta se celebra el 13 de junio.

El entusiasmo popular ha hecho que San Antonio, más que otros, sea universalmente reconocido por los fieles de todo el mundo. "Santo Universal" le llaman. Durante los siete siglos ya transcurridos desde su muerte, millones de personas se han sentido atraídas a este gran "Franciscano Milagroso".
Fue otro franciscano, San Buenaventura, quien dijo: "Acude con confianza a Antonio, que hace milagros, y el té conseguirá lo que buscas."


ewtn.com

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martes, 8 de mayo de 2018

¿Santa Teresa de Ávila fue la inventora de las papas fritas?


También los belgas, los franceses y los neoyorquinos se disputan la invención del famoso plato

Según el profesor de historia del arte y fundador del singular museo de las papas fritas “Friet Museum” el belga Paul Ilegems da como casi seguro que fue Santa Teresa la inventora de esta popular comida rápida, basándose en una carta que la santa enviaba a la madre superiora del convento del Carmen en Sevilla, para agradecerle del envío de las papas y otras viandas, con fecha 19 de diciembre de 1577. En ella dice: “La suya recibí, y con ella las patatas y el pipote y siete limones. Todo vino muy bueno”.

Pero el periodista y crítico gastronómico Cristino Álvarez, en un artículo opina que no cree que esta teoría sea probable, afirmando: “Nunca probó este tubérculo ya que la patata a que se refiere la santa, es la llamada patata de Málaga o batata, un tubérculo que trajo ya Colón de Haití a la vuelta de su primer viaje mientras que hubo que esperar medio siglo para tener noticias de la patata propiamente dicha.”

Lo que si se da por cierto es que hay datos, a partir de 1573, en los libros de cuentas de un hospital, el cual registraba que recibía este nutritivo tubérculo con tantas propiedades alimenticias y curativas de uno de los conventos de las Carmelitas Descalzas, orden fundada por Teresa de Ávila.

Ahora bien, el mismo Paul Ilegems da una segunda teoría, que quizás las papas fueron inventados por unos pescadores belgas acostumbrados a freír pescaditos hicieron lo mismo cuando llegaron a sus manos las primeras papas en el año 1650.

Esto es lo que dicen los belgas, pero los franceses no están muy de acuerdo con ellos, pues se adjudican a sí mismos la invención de los famosos “french fries”. Ellos aseguran que ya a fines del siglo XVIII, sobre el Pont Neuf de París, se veían vendedores de esta delicia, que las preparaban a la vista de sus clientes dentro de braseros y sartenes.​

Lo cierto está que el nombre popular de las papas fritas justamente era en idioma francés, a lo que los belgas explicaron que el término se hizo popular durante la primera guerra mundial, cuando sus soldados, que usaban el francés para comunicarse, ofrecieron las papas fritas a los soldados norteamericanos, que las bautizaron de este modo. Esta disputa se refiere a las conocidas papas fritas que, cortadas en formas de bastoncitos, se hacen freír en bastante aceite o, en algunos casos, manteca.

Pero las papas fritas cortadas muy finas y de forma redonda, muy conocidas por “chips”, surgieron por accidente en el año 1853 en un restaurante de Nueva York. El chef de dicho restaurante, ante las continuas quejas de un cliente que siempre lo recriminaba por no cortar las papas fritas lo suficientemente finas, decidió darle una lección cortándolas excesivamente delgadas, de manera que no pudieran pincharse con el tenedor. El resultado fue todo lo contrario al esperado, el cliente quedó sorprendido y completamente satisfecho y pronto todos los clientes empezaron a pedir aquella nueva y extraña especialidad.

¿Entonces las papas fritas es invento de Santa Teresa de Ávila, de los belgas, de los franceses o de los neoyorquinos? Imposible saberlo. Lo cierto está que este famoso plato hecho con la papa, tubérculo originario de América es mundialmente conocido y aunque todos las podemos hacer en casa, el gustarlas bien crujientes y doradas tiene sus secretos. Aquí te van algunos:

1 Pelar las papas y enjuagarlas muy bien, al menos cinco veces con agua fría cada trozo, para remover el exceso de almidón. De lo contrario se pegaran unas a otras. Este procedimiento también ayuda a conseguir papas bien crujientes.

2 Secarlas muy bien con un paño de cocina

3 Calentar una buena cantidad de aceite, una cocción correcta está garantizada cuando las papas están completamente sumergidas.

4 Cocinarlas dos veces, para la primera cocción la temperatura del aceite debe tener entre 120°C y 150°C, freírlas, sacarlas más bien blancuzcas y dejarlas enfriar por algunos minutos y luego volverlas a cocinar, pero esta vez con el aceite más caliente, a 175°C, para la segunda. Para saber la temperatura justa, arroja un pedacito de pan a la sartén. Si se queda en el fondo está alrededor de los 150°, si sube rápidamente ronda los 175°.

5 Salar las papas fritas apenas salen de la sartén. Esto ayuda a que se absorba el excedente de aceite y queden bien crujientes. Si agregas la sal antes de la cocción, corres el riesgo de que la papa se ablande.

Solo te queda gustarlas solo con sal o con el aderezo que más te guste. Existe una gran variedad de salsas y aderezos dependiendo el país o zona donde te encuentres, muchas creadas exclusivamente para este plato. Pero… ¡Ojo! Recuerda que una porción promedio de papas fritas, de unos 200 gramos, aporta 760 calorías…

Maria Paola Daud
aleteia.org

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