domingo, 30 de septiembre de 2012

¿Es cuestión de fanatismo?

Tiempo Ordinario. No tengamos miedo tomarnos nuestra Fe en serio y ser cristianos como San Pablo o al estilo de los santos y de los mártires.

Santo Evangelio según San Marcos 9, 38-43. 45. 47-48

Juan le dijo: «Maestro, hemos visto a uno que expulsaba demonios en tu nombre y no viene con nosotros y tratamos de impedírselo porque no venía con nosotros.» Pero Jesús dijo: «No se lo impidáis, pues no hay nadie que obre un milagro invocando mi nombre y que luego sea capaz de hablar mal de mí. Pues el que no está contra nosotros, está por nosotros.» «Todo aquel que os dé de beber un vaso de agua por el hecho de que sois de Cristo, os aseguro que no perderá su recompensa.» «Y al que escandalice a uno de estos pequeños que creen, mejor le es que le pongan al cuello una de esas piedras de molino que mueven los asnos y que le echen al mar. Y si tu mano te es ocasión de pecado, córtatela. Más vale que entres manco en la Vida que, con las dos manos, ir a la gehenna, al fuego que no se apaga. Y si tu pie te es ocasión de pecado, córtatelo. Más vale que entres cojo en la Vida que, con los dos pies, ser arrojado a la gehenna. Y si tu ojo te es ocasión de pecado, sácatelo. Más vale que entres con un solo ojo en el Reino de Dios que, con los dos ojos, ser arrojado a la gehenna, donde su gusano no muere y el fuego no se apaga.

Oración introductoria

En Ti, Señor, encuentro mi gozo y felicidad. Eres dulce huésped de mi alma. Estoy tan a gusto cuando experimento tu cercanía en mi oración, por ello te pido tu gracia para prepararme a vivir este momento de oración con fe, en la esperanza que no defrauda y en la caridad que no espera recompensa.

Petición

Señor Jesús, que haga todo por amor a Cristo, hoy y siempre, para tener algo que dar a los demás.

Meditación del Papa

El cristianismo, al resaltar los valores que sustentan la ética, no impone, sino que propone la invitación de Cristo a conocer la verdad que hace libres. El creyente está llamado a ofrecerla a sus contemporáneos, como lo hizo el Señor, incluso ante el sombrío presagio del rechazo y de la cruz. El encuentro personal con quien es la verdad en persona nos impulsa a compartir este tesoro con los demás, especialmente con el testimonio. Queridos amigos, no vacilen en seguir a Jesucristo. En él hallamos la verdad sobre Dios y sobre el hombre. Él nos ayuda a derrotar nuestros egoísmos, a salir de nuestras ambiciones y a vencer lo que nos oprime. El que obra el mal, el que comete pecado, es esclavo del pecado y nunca alcanzará la libertad. Sólo renunciando al odio y a nuestro corazón duro y ciego seremos libres, y una vida nueva brotará en nosotros. Convencido de que Cristo es la verdadera medida del hombre, y sabiendo que en él se encuentra la fuerza necesaria para afrontar toda prueba, deseo anunciarles abiertamente al Señor Jesús como Camino, Verdad y Vida. En él todos hallarán la plena libertad, la luz para entender con hondura la realidad y transformarla con el poder renovador del amor. Benedicto XVI, 28 de marzo de 2012.

Reflexión

Recuerdo lo que me sucedió hace ya más de veinte años, cuando vine a Roma por primera vez. Yo era un joven seminarista. Fui a la Plaza de San Pedro, al Vaticano, con un grupo de compañeros sacerdotes. Me tocó estar al lado de un señor napolitano y, al poco rato, comenzamos a platicar. Sin yo preguntarle nada, él me dijo que era muy católico y que creía mucho en Dios. Yo lo felicité y, después de algunos comentarios por el estilo, me atreví a hacerle una pregunta: - "Oiga, amigo -le dije- ¿usted va a misa todos los domingos?". Y el buen napolitano, entre extrañado y sobresaltado, me respondió: -"Padre, yo soy católico, pero no fanático". Me quedé de piedra.

Tristemente, yo creo que esto mismo es lo que piensan hoy en día muchos católicos... Tal vez no lo digan así, tan abiertamente, pero así viven. Sí, se proclaman católicos y muy creyentes, -¡no faltaba más!-, pero van a misa muy de vez en cuando, no frecuentan los sacramentos y dicen que sólo oran y van a la iglesia "cuando les nace". ¿Qué tipo de católicos tenemos en nuestra Iglesia? Y si esto sucede en América, desgraciadamente en los países de Europa la situación está muchísimo peor en este sentido...

En el Evangelio de hoy tal vez podemos encontrar una respuesta a este problema. Nuestro Señor no habla directamente del culto público de la religión o de la práctica de la fe. Pero creo que sus palabras nos pueden ofrecer una luz para iluminar esta situación. Nos dice: "Si tu mano te hace caer, córtatela, pues más te vale entrar manco en la vida que ir con las dos manos al abismo, al fuego que no se apaga. Y si tu ojo te hace caer, sácatelo, pues más te vale entrar tuerto en el Reino de Dios que ser echado al abismo con los dos ojos, donde el gusasno no muere ni el fuego no se apaga". ¿Qué relación tienen estas palabras con la práctica religiosa? Es cierto que nuestro Señor está hablando aquí del escándalo, pero con un lenguaje tan claro y contundente que nos ayuda a entender bien su mensaje. Nos está invitando a adoptar una actitud de autenticidad en nuestros comportamientos y de radicalidad en nuestras opciones de vida; a no ser mediocres ni conformistas; a no contentarnos nunca con el "ahí se va" tan típico de nuestra cultura mexicana.

Y a propósito de esto, me viene ahora a la memoria una simpática historia que nos puede iluminar. Se cuenta que un hombre recién convertido iba un día caminando a toda prisa, mirando por todas partes, como buscando algo con ansiedad. Se acercó a un anciano que estaba sentado al borde del camino y le preguntó: -"Por favor, señor, ¿ha visto pasar por aquí a algún cristiano?". El anciano, encogiéndose de hombros, le contestó: -"Depende del tipo de cristiano que ande buscando". -"Perdone -dijo contrariado el joven-, pero soy nuevo en esto y no conozco los tipos de cristianos que hay. Sólo conozco a Jesús". Y el anciano añadió: -"Pues sí amigo; hay de muchos tipos y para todos los gustos. Hay cristianos por tradición, cristianos por cumplimiento y cristianos por costumbre; cristianos por superstición, por obligación, por conveniencia; y también hay cristianos auténticos..."
-"¡Los auténticos! ¡Esos son los que yo busco! ¡Los de verdad!"-exclamó el hombre emocionado.
-"¡Vaya! –dijo el anciano con voz grave-. Esos son los más difíciles de ver. Hace ya mucho tiempo que pasó uno de esos por aquí, y precisamente me preguntó lo mismo que usted".
-"¿Cómo podré reconocerle?". Y el anciano contestó tranquilamente: -"No se preocupe amigo. No tendrá dificultad en reconocerle. Un cristiano de verdad no pasa desapercibido en este mundo semipodrido. Lo reconocerá por sus obras. Allí donde va, siempre deja una huella".

Y esto, querido amigo lector, no es fanatismo, sino autenticidad y coherencia de vida. Es ser cristiano y católico de verdad, de cuerpo entero, y no mediocre y conformista. No sólo de los que se llaman cristianos, sino de aquellos que se han tomado en serio el Evangelio y lo testimonian con sus obras y con su vida. No tengamos miedo tomarnos nuestra fe en serio y ser cristianos como San Pablo o al estilo de los santos y de los mártires. ¿También tú dejas una huella allí por donde pasas? ¿o ni siquiera se dan cuenta los demás de que eres un cristiano auténtico? Pues ¡se debería notar, amigo mío!

Propósito

Hacer un sacrificio y oración especial por un miembro de mi familia que se encuentre alejado de la fe.

Diálogo con Cristo

Señor, cuánto esfuerzo desperdiciado por malos entendidos o envidias. Cuánta influencia negativa por un testimonio contrario a la caridad. Los medios que la Iglesia ofrece para conocer y vivir nuestra fe son muchos. Dame tu gracia para vivir mi misión en la unidad, porque la salvación es para todos y la forma de vivir el camino para alcanzarla es variada. Quiero tener algo que dar a las demás personas con las que conviviré este día. No quiero ser un sagrario vacío, quiero llevar lo mejor, para su salvación, a los demás, y eso mejor eres Tú.

P. Sergio Cordova
catholic.net

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viernes, 28 de septiembre de 2012

Octubre: mes de trabajo muy intenso para el Papa

El Papa acepta una intensa agenda para octubre: Cinco grandes ceremonias y visitas de alto nivel



El mes de octubre va a ser un periodo de intensa actividad para Benedicto XVI. La agenda papal estará marcada por cinco grandes ceremonias, el Sínodo sobre la Nueva Evangelización y el comienzo del Año de la Fe.

La primera cita pública del Papa será fuera de Roma en visita pastoral a Loreto. Allí se desplazará el 4 de octubre y celebrará la Misa en el santuario. Ese día se cumplen 50 años de la visita de Juan XXIII a Loreto, donde fue a pedir por los frutos del Concilio Vaticano II.

El domingo día 7 en la plaza de San Pedro, el Papa celebrará la Misa de apertura del Sínodo y proclamará como doctores de la Iglesia a santa Hildegarda de Bingen y a san Juan de Ávila.

El Sínodo durará todo el mes. El Papa ha invitado a hablar ante los casi 300 obispos del sínodo, al principal lider ortodoxo, el Patriarca Bartolomé I y al primado anglicano Rowan Williams.

El jueves 11, también en la plaza de San Pedro, el Papa abrirá oficialmente con una misa el Año de la Fe. Un acto que coincide con el 50 aniversario del inicio del Concilio Vaticano II. Con él celebrarán muchos de los participantes que aún viven.

El domingo 21, en la plaza de San Pedro, será la canonización de siete nuevos santos: Giacomo Berthieu, Pedro Calungsod, Giovanni Battista Piamarta, Carmen Sallés, Marianna Cope, Caterina Tekakwitha y Anna Schäffer.

El domingo siguiente 28 de octubre, Benedicto XVI celebrará la misa de clausura del Sínodo de Obispos en la Basílica de San Pedro.

El mes de trabajo muy intenso para el Papa. A pesar de que tiene 85 años.

romereports.com

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jueves, 27 de septiembre de 2012

El Cielo está entre nosotros

Dios se manifiesta y está presente en el mundo de distintas maneras.

De las diversas formas en las que Dios está presente en el mundo veremos primero las más generales, por las que está presente en todas las cosas, luego pasaremos a ver y a contemplar cómo está presente de manera especial y llena de amor en cada una de nuestras almas.

Presencia General de Dios

· La presencia de Dios en todas las cosas

Uno de los atributos divinos, esto es, una de sus características esenciales es la Inmensidad. Por la inmensidad, Dios está presente en todas partes sin que pueda existir criatura o lugar alguno donde no se encuentre Dios.

La Sagrada Escritura nos enseña esto, particularmente el salmo 138,7 “¿A dónde iré Señor que me esconda de tu espíritu? ¿A dónde huir para escapar de tu mirada? Si me remonto hasta los cielos, allí estas Tú, si desciendo a la morada de los muertos también estas allí.” Es lo que hace decir a San Pablo en el Areópago “Dios que creó el mundo y es Señor del cielo y de la tierra….no está lejos de cada uno de nosotros, porque en Él vivimos, nos movemos y existimos.”(Hch 17,28).

Dios en efecto, lo ve todo, conserva todas las cosas en su existencia e inclina a cada criatura a los actos que le convienen. Es Él, el foco de donde dimana la vida de la creación y la energía central que todo lo que atrae hacia Sí.

Presencia especial de Dios

· La Eucaristía

De todos los ejercicios y prácticas de piedad ninguno hay cuya eficacia santificadora pueda compararse a la digna recepción del sacramento de la Eucaristía. Es Cristo mismo quien viene a nosotros con su Cuerpo, Alma y Divinidad. Pero a diferencia del alimento material que consumimos ordinariamente, en este caso no somos nosotros los que asimilamos a Cristo, sino que es Él quien nos diviniza y transforma en Sí mismo. En la Eucaristía alcanza el cristiano su máxima cristificación.

Y he aquí uno de los misterios más grandes del amor de Dios a los hombres. Dios se hospeda en nuestra alma. Así es, el Divino Rey viene con su corte al palacio de nuestra alma y vive en ella.

Dice santa Teresa, donde está Dios, ahí está el cielo, pues los ángeles no pueden dejar de alabarle donde quiera que esté. En esos instantes que la Eucaristía está en mi cuerpo, todo el cielo lo está. ¡¡¡El cielo esta en mí!!! Qué milagro del amor de Dios. Por eso debemos preparar nuestra alma correctamente antes de comulgar para recibir a la corte celestial en un palacio digno.

· La Inhabitación Trinitaria

La Inhabitación Trinitaria es la presencia especial de Dios en un alma en estado de gracia. Jesús nos dice: “Si alguien me ama cumplirá mi palabra, y mi padre le amará y vendremos a él y haremos morada en él” (Jn 14,23). Nos dice: Vendremos ¿Quiénes son los que vendrán? El Padre, el Hijo, y el Espíritu Santo que jamás se separa de ellos. Y agrega el Señor: Y haremos morada en él. O sea, no es que vienen y se van, sino que permanecen en nosotros mientras cumplamos la palabra de Dios, esto es, mientras no pequemos mortalmente y conservemos el estado de Gracia.

La presencia íntima de Dios Uno y Trino como padre y como amigo, constituye la esencia misma de la Inhabitación Trinitaria en el alma. Es el gran regalo de Dios, pues nos da una posesión real y verdadera del mismo ser infinito de Dios. Es como la encarnación o inserción en nuestras almas de lo absolutamente divino: el mismo ser de Dios tal y como es en Sí mismo Uno en esencia y Trino en personas. Santa Isabel de la Trinidad explica la presencia de Dios en el alma con palabras llenas de su experiencia mística y con una profundidad magistral. “Dios está en nosotros si estamos en gracia, el cielo es Dios, por tanto, el cielo está en nosotros”

A veces las preocupaciones del mundo hacen que olvidemos estos regalos maravillosos de Dios. Vaya regalo, el cielo mismo, el trono de Dios está en nuestra alma. Por eso si estas mal en tu vida, alejado de Dios, o es tu cumpleaños quizá o un día especial. Si sientes que los problemas te agobian o si estas bien pero no lo considerabas, te invito a meditar sobre esto y llenar tu vida con el gozo que da el ser amados por Dios, porque EL CIELO ESTA EN NOSOTROS.

Nelson Ortega
yocreo.com

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miércoles, 26 de septiembre de 2012

No hay que tener vergüenza de amar y hablar de Cristo. Ni siquiera en las situaciones más extrañas...

No hay que tener vergüenza de amar y hablar de Cristo, querido lector. Ni siquiera en las situaciones más extrañas... También a mí me tiemblan las piernas en algunas ocasiones, pero por pura gracia de Dios saco fuerzas y me tiro al ruedo. ¡Y me llevo cada santa sorpresa! Lea y asómbrese de lo que me pasó al respecto hace tan solo un mes durante un viaje a la ciudad de Nueva York:

Mientras esperaba junto a dos muchachos la llegada del ascensor en el piso 59 de un hotel, caí en la cuenta de que uno de ellos me era familiar. Se trataba del joven nominado a varios óscares Mark Wahlberg, modelo, actor y productor de películas tan taquilleras como El planeta de los simios, La tormenta perfecta o Boogie nights. Como soy amante del cine, había leído artículos sobre su persona y, tristemente, sabía que este joven tan admirado por millones de fans había tenido un pasado muy turbio. Había sido procesado 25 veces por delitos como hurtos, adicción a la cocaína, violencia racista, tentativa de asesinato y hasta por propinar una salvaje paliza a un joven vietnamita, a quien dejó tuerto. Fue encarcelado y cumplió una seria condena. Sin embargo, también oí que, por pura gracia de Dios, había experimentado últimamente un “leve” acercamiento a Dios, y que había hecho declaraciones muy hermosas: “Nada deseo más que encontrarme con aquel a quien dejé tuerto, pedirle perdón... Solo cuando comencé a hacer el bien al prójimo, pude empezar a vivir en paz. Estoy conociendo poco a poco a Jesús...”. Y, entonces, envalentonada por este recuerdo, me lancé... ¡Pero qué vergüenza me daba! “Va a pensar que estoy chalada...”, me dije.

“Hola Mark. Mira, soy...”, dije. No me pregunte cómo, querido lector, pero en un minuto le había hablado de mi conversión, de mi amor por Cristo, y le animaba a seguirle para vivir centrado en su paz. ¡Y antes de que ambos nos quisiéramos dar cuenta, ya éramos amigos! Me hizo muchas preguntas sobre mi fe bajando en ese ascensor... Justo antes de perdernos de vista para siempre (al llegar a la planta baja), en un impulso inexplicable, me quité el rosario que siempre llevo al cuello y se lo colgué. Me miró lleno de asombro... “¡Qué bonito!”, exclamó. “Es un arma contra el diablo”, dije. “El elemento de oración más hermoso que nos ha regalado nuestra Madre del Cielo. Aprende a rezarlo y vivirás bajo su protección.” “¡Muchísimas gracias!”, dijo, dándome un abrazo. “Adiós, María; seguiremos en contacto”. Eso fue todo, querido lector. Me pidió una tarjeta y le perdí entre la gente del hotel.

Cómo iba a imaginar que ayer mismo iba a recibir una llamada desde Los Ángeles: “Doña María, perdone que la moleste. Soy el agente del señor Walhberg. Ha estropeado el rosario que usted le regaló por exceso de uso... Lo llevaba siempre al cuello y oraba con él. Está desolado y le ruega encarecidamente que le envíe otro lo antes posible. Le atrae mucho su poderosa intercesión. ¡Considera que usted le ha ayudado mucho con su ejemplo de fe y le agradece que le haya enseñado el poder del Santo Rosario! ¿Puede hacerle este favor?”. ¡Qué cosas, querido lector! Y yo, por temer que me considerara una chalada, casi ni me había atrevido a decirle nada...

QUE DIOS TE BENDIGA

María Vallejo-Nágera
religionenlibertad.com

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martes, 25 de septiembre de 2012

Paso a paso

Un profesor fue invitado a dar una conferencia en una base militar, y en el aeropuerto lo recibió un soldado.

Mientras se encaminaban a recoger el equipaje, el soldado se separó del visitante en tres ocasiones: primero para ayudar a una anciana con su maleta; luego para cargar a dos pequeños a fin de que pudieran ver a Santa Claus, y después para orientar a una persona. Cada vez regresaba con una sonrisa en el rostro.

"¿Dónde aprendió a comportarse así?", le preguntó el profesor. "En la guerra", contestó. Entonces le contó su experiencia en Vietnam. Allá su misión había sido limpiar campos minados. Durante ese tiempo había visto cómo varios amigos suyos, uno tras otro, encontraban una muerte prematura.

"Me acostumbré a vivir paso a paso" -explicó. "Nunca sabía si el siguiente iba a ser el último; por eso tenía que sacar el mayor provecho posible del momento que transcurría entre alzar un pie y volver a apoyarlo en el suelo. Me parecía que cada paso era toda una vida".

Nadie puede saber lo que habrá de suceder mañana. Qué triste sería el mundo si lo supiéramos. Toda la emoción de vivir se perdería, nuestra vida sería como una película que ya vimos. Ninguna sorpresa, ninguna emoción. Pienso que lo que se requiere es ver la vida como lo que es: una gran aventura.

Al final, no importará quién ha acumulado más riqueza ni quién ha llegado más lejos. Lo único que importará es quién lo vivió más y de la mejor forma a los ojos de Jesús. Eso es, creo yo, lo que se pondrá en la balanza a la hora de hacer el recuento final.

webcatolicodejavier.org

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domingo, 23 de septiembre de 2012

Un camino contrario al que propone el mundo

Evangelio: Marcos 9, 30-37

En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos se marcharon de la montaña y atravesaron Galilea; no quería que nadie se enterase porque iba instruyendo a sus discípulos. Les decía: “Hijo del Hombre va a ser entregado en manos de los hombres, y lo matarán; y después de muerto, a los tres días resucitará.” Pero no entendían aquello, y les daba miedo preguntarle.
Llegaron a Cafarnaún, y una vez en casa, les preguntó: “¿De qué discutíais por el camino?” Ellos no contestaron, pues por el camino habían discutido quien era el más importante. Jesús se sentó, llamó a los Doce y les dijo: “Quien quiera ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos.” Y acercando a un niño, lo puso en medio de ellos, lo abrazó y les dijo: “El que acoge a un niño como éste en mi nombre, me acoge a mí; y el que me acoge a mí, no me acoge a mí, sino al que me ha enviado.”

UN CAMINO CONTRARIO AL QUE PROPONE EL MUNDO
 

“Donde hay envidias y peleas, hay desordenes y toda clase de males”. Santiago hace hoy (2ª lectura) una perfecta descripción de lo que sucede en el corazón humano dominado por la codicia y que causa todo el mal exterior que vemos y sufrimos todos. “¿De dónde proceden las guerras y los conflictos entre vosotros? ¿No es acaso de los deseos de placer que combaten en vuestro cuerpo? Codiciáis lo que no podéis; y acabáis asesinando.” Éste es nuestro mundo actual, el que normalmente vemos en la calle y oímos en las noticias. No cesarán las luchas de poder ni las guerras mientras reine la codicia en el corazón del hombre. La paz no es fruto de acuerdos superficiales, sino de arreglos profundos y personales en el corazón de cada uno.

Por eso, la paz que trae el Señor y que enseña a sus discípulos empieza en el corazón, en la actitud más profunda de cada hombre. Precisamente cuando aprecia en los apóstoles la codicia que origina tantos males, Él les habla directamente apuntando al corazón: “Quien quiera ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos.” Y no hay más. No hay más camino para acabar con todos los males exteriores y lograr la paz que el de convertirse de codicioso de todo en servidor de todos.

Ese es el camino de la justicia en sentido bíblico, es decir el camino de la santidad. Si queremos que el mundo cambie, tenemos que cambiar cada uno de nosotros desde dentro y emprender esta actitud radical de servicio al prójimo y de humildad, estando dispuestos a ser por ello incomprendidos y despreciados. Porque es también de experiencia común que el que no entra dentro del juego de la codicia, se convierte en algo incómodo para el mundo. Siempre ha sido así. Lo era en los tiempos en los que se escribió el libro de la Sabiduría (1ª lectura) y esa palabra sabia sigue cumpliéndose literalmente hoy también. El justo (léase el santo) incomoda, molesta, es un recordatorio constante de lo equivocados que son los caminos de la codicia. Pero el codicioso no quiere dejar este camino y por eso resuelve siempre acabar con el justo, para justificar su propia vida codiciosa. El codicioso no quiere cambiar. Suena la alarma y no mira el peligro, sino que rompe la alarma, para no oírla más.

Sin embargo, el Señor nos muestra el camino de la humildad, del servicio al prójimo y de la sencillez que nos convierte en niños. Él nos habla de su Pasión, como lo hizo en ese mismo momento con los apóstoles, porque sabe que el camino contrario al del mundo, al de la codicia, es un camino que pasa siempre por la cruz. Pero allí está Él. Y su camino termina siempre en la Vida.

P. Mario Ortega
En la barca de Pedro

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viernes, 21 de septiembre de 2012

San Mateo Apostol

Apóstol y Evangelista

Fiesta: 21 de septiembre

Mateo significa: "regalo de Dios".

Se llamaba también Leví, y era hijo de Alfeo.

Su oficio era el de recaudador de impuestos, un cargo muy odiado por los judíos, porque esos impuestos se recolectaban para una nación extranjera. Los publicanos o recaudadores de impuestos se enriquecían fácilmente. Y quizás a Mateo le atraía la idea de hacerse rico prontamente, pero una vez que se encontró con Jesucristo ya dejó para siempre su ambición de dinero y se dedicó por completo a buscar la salvación de las almas y el Reino de Dios.

Como ejercía su oficio en Cafarnaum, y en esa ciudad pasaba Jesús muchos días y obraba milagros maravillosos, ya seguramente Mateo lo había escuchado varias veces y le había impresionado el modo de ser y de hablar de este Maestro formidable. Y un día, estando él en su oficina de cobranzas, quizás pensando acerca de lo que debería hacer en el futuro, vio aparecer frente a él nada menos que al Divino Maestro el cual le hizo una propuesta totalmente inesperada: "Ven y sígueme".

Mateo aceptó sin más la invitación de Jesús y renunciando a su empleo tan productivo, se fue con El, no ya a ganar dinero, sino almas. No ya a conseguir altos empleos en la tierra, sino un puesto de primera clase en el cielo. San Jerónimo dice que la llamada de Jesús a Mateo es una lección para que todos los pecadores del mundo sepan que, sea cual fuere la vida que han llevado hasta el momento, en cualquier día y en cualquier hora pueden dedicarse a servir a Cristo, y El los acepta con gusto.

Mateo dispuso despedirse de su vida de empleado público dando un gran almuerzo a todos sus amigos, y el invitado de honor era nada menos que Jesús. Y con Él, sus apóstoles. Y como allí se reunió la flor y nata de los pecadores y publicanos, los fariseos se escandalizaron horriblemente y llamaron a varios de los apóstoles para protestarles por semejante actuación de su jefe. "¿Cómo es que su maestro se atreve a comer con publicanos y pecadores?"

Jesús respondió a estas protestas de los fariseos con una noticia que a todos nos debe llenar de alegría: "No necesitan médico los que están sanos, sino los que están enfermos. Yo no he venido a buscar santos sino pecadores. Y a salvar lo que estaba perdido". Probablemente mientras decía estas bellas palabras estaba pensando en varios de nosotros.

Desde entonces Mateo va siempre al lado de Jesús. Presencia sus milagros, oye sus sabios sermones y le colabora predicando y catequizando por los pueblos y organizando las multitudes cuando siguen ansiosas de oír al gran profeta de Nazaret. Jesús lo nombra como uno de sus 12 preferidos, a los cuales llamó apóstoles (o enviados, o embajadores) y en Pentecostés recibe el Espíritu Santo en forma de lenguas de fuego. Los judíos le dieron 39 azotes por predicar que Jesús sí había resucitado (y lo mismo hicieron con los otros apóstoles) y cuando estalló la terrible persecución contra los cristianos en Jerusalén, Mateo se fue al extranjero a evangelizar, y dicen que predicó en Etiopía y que allá murió martirizado.

En todo el mundo es conocido este santo, y lo será por siempre, a causa del maravilloso librito que él escribió: "El evangelio según San Mateo". Este corto escrito de sólo 28 capítulos y 50 páginas, ha sido la delicia de predicadores y catequistas durante 20 siglos en todos los continentes. San Mateo en su evangelio (palabra que significa: "Buenas Noticias") copia sermones muy famosos de Jesús, como por ej. El Sermón de la Montaña (el sermón más bello pronunciado en esta tierra), el sermón de las Parábolas, y el que les dijo a sus apóstoles cuando los iba mandar a su primera predicación. Narra milagros muy interesantes, y describe de manera impresionante la Pasión y Muerte de Jesús. Termina contando su resurrección gloriosa.

El fin del evangelio de San Mateo es probar que Jesucristo sí es el Mesías o Salvador anunciado por los profetas y por el Antiguo Testamento. Este evangelio fue escrito especialmente para los judíos que se convertían al cristianismo, y por eso fue redactado en el idioma de ellos, el arameo.

Quizás no haya en el mundo otro libro que haya convertido más pecadores y que haya entusiasmado a más personas por Jesucristo y su doctrina, que el evangelio según San Mateo. No dejemos de leerlo y meditarlo.

A cada uno de los 4 evangelistas se les representa por medio de uno de los 4 seres vivientes que, según el profeta, acompañan al Hijo del hombre (un león: el valor. El toro: la fuerza. El águila: los altos vuelos. Y el hombre: la inteligencia). A San Marcos se le representa con un león. A San Lucas con un toro (porque empieza su evangelio narrando el sacrifico de una res que estaban ofreciendo en el templo). A San Juan por medio del águila, porque este evangelio es el que más alto se ha elevado en sus pensamientos y escritos. Y a San Mateo lo pintan teniendo al lado a un ángel en forma de hombre, porque su evangelio comienza haciendo la lista de los antepasados de Jesús como hombre, y narrando la aparición de un ángel a San José.

Que San Mateo, gran evangelizador, le pida a Jesús que nos conceda un gran entusiasmo por leer, meditar y practicar siempre su santo evangelio.

Decía Jesús "Convertíos y creed en el evangelio" (Mc. 1, 15).

ewtn.com

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jueves, 20 de septiembre de 2012

Aprende a ser feliz

Me parece que la primera cosa que tendríamos que enseñar a todo hombre que llega a la adolescencia es que los humanos no nacemos felices ni infelices, sino que aprendemos a ser una cosa u otra y que, en una gran parte, depende de nuestra elección el que nos llegue la felicidad o la desgracia. Que no es cierto, como muchos piensan, que la dicha pueda encontrarse como se encuentra por la calle una moneda o que pueda tocar como una lotería, sino que es algo que se construye, ladrillo a ladrillo, como una casa.

Habría también que enseñarles que la felicidad nunca es completa en este mundo, pero que, aun así, hay raciones más que suficientes de alegría para llenar una vida de jugo y de entusiasmo y que una de las claves está precisamente en no renunciar o ignorar los trozos de felicidad que poseemos por pasarse la vida soñando o esperando la felicidad entera.

Sería también necesario decirles que no hay «recetas» para la felicidad, porque, en primer lugar, no hay una sola, sino muchas felicidades y que cada hombre debe construir la suya, que puede ser muy diferente de la de sus vecinos. Y porque, en segundo lugar, una de las claves para ser felices está en descubrir «qué» clase de felicidad es la mía propia.

Añadir después que, aunque no haya recetas infalibles, sí hay una serie de caminos por los que, con certeza, se puede caminar hacia ella. A mí se me ocurren, así de repente, unos cuantos:

- Valorar y reforzar las fuerzas positivas de nuestra alma. Descubrir y disfrutar de todo lo bueno que tenemos. No tener que esperar a encontramos con un ciego para enterarnos de lo hermosos e importantes que son nuestros ojos.

- Asumir después serenamente las partes negativas o deficitarias de nuestra existencia.

- Vivir abiertos hacia el prójimo. Pensar que es preferible que nos engañen cuatro o cinco veces en la vida que pasarnos la vida desconfiando de los demás.

- Tener un gran ideal, algo que centre nuestra existencia y hacia lo que dirigir lo mejor de nuestras energías.

- Creer descaradamente en el bien. Tener confianza en que a la larga -y a veces muy a la larga- terminará siempre por imponerse.

- En el amor, preocuparse más por amar que por ser amados.

- Elegir, si se puede, un trabajo que nos guste. Y si esto es imposible, tratar de amar el trabajo que tenemos.

- Revisar constantemente nuestras escalas de valores. Cuidar de que el dinero no se apodera de nuestro corazón, pues es un ídolo difícil de arrancar de el cuando nos ha hecho sus esclavos.

- Descubrir que Dios es alegre.

- Procurar sonreír con ganas o sin ellas.

La lista podría ser más larga. Pero creo que, tal vez, esas pocas lecciones podrían servir para iniciar el estudio de la asignatura más importante de nuestra carrera de hombres: la construcción de la felicidad.

P. José Luis Martín Descalzo

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miércoles, 19 de septiembre de 2012

Los sacerdotes no salvarán el mundo

Los laicos entregados tampoco. Ni los obispos, ni el Papa. Ni la legión de religiosas y consagrados que hay repartidos por el mundo, en infinidad de tareas y carismas. Ni los que viven en familia, o en comunidad, se organicen como se organicen. Tampoco salvarán el mundo quienes poseen grandes y magnos colegios, hospitales donde se asiste fervientemente a los enfermos. Aquellos que trabajan entre obreros, luchando por la justicia social, y aquellos que acogen en sus monasterios y lugares de oración recónditos y silencios, también saben que ellos no salvarán la humanidad, la sociedad, el mundo. Quienes estudian, quienes dan la vida, quienes enseñan, quienes dan de comer, quienes predican, quienes bautizan, quienes anuncian y denuncian, haciendo de sus vidas un sacrificio humilde y pequeño dentro de toda la historia, en su foro interno saben que, pese a la grandeza de su deseo, no son ellos quienes salvarán a la humanidad.

Si alguno se arroga este poder y esta fuerza dentro de la Iglesia, engaña a los hombres. Cualquiera que hable ante el mundo como si los hombres pudieran salvarse a sí mismos, ofrece una promesa vacía y exige más, mucho más, de lo que la humanidad puede darse a sí misma. La herida es muy profunda. Ahora bien, el hombre no está solo. Y no tiene por qué permanecer encerrado en sí mismo, queriendo lo que no puede lograr con sus fuerzas y con su inteligencia y con su vida. Puede escoger el camino que le conduzca a la reconciliación y la paz que desea, al amor y la entrega. Puede entrar dentro del torrente que hace fértil y que da frescor y esplendor. Puede situarse en el mundo como si no fuera “su mundo”, y con humildad saber que no es él quien se salvará, quien se dará la paz, quien construirá el mundo feliz y justo y bondadoso que todos desean y quieren y sueñan.

¡Cuánto daño hacen aquellos que dividen y que rompen la comunión, la unidad! ¡Cuánto dolor y sufrimiento, con su falta de misericordia e inteligencia aquellos que piden a otros más de lo que pueden dar y no comprenden y acogen la debilidad y el pecado! ¡Cuánta mentira siembran los que falsean los argumentos y las palabras, y unas veces dicen que con Dios y otras que sin Dios!

Los sacerdotes, insisto, no salvarán el mundo. Son administradores de la gracia, aproximan con su vida al Señor que salva. Ahora bien, no están al servicio de cualquier señor o dueño, sino del Señor y Creador de todo, ni de cualquier manera. Dios los llama como amigos, pronuncia su nombre, los asocia a su Misterio, les invita a compartir su todo lo que Él es y todo lo que tiene. ¡No son dignos de lo que hacen, sino dignificados! Ellos son los primeros en recibir. Y reciben mucho: Palabra, Perdón, Misericordia, Libertad, Amor, Dignidad, Servicio.

Al menos así me entiendo, así comprendo lo que Dios ha hecho conmigo. No seré yo quien salve a nadie. Aunque quiera, no puedo hacerlo. Yo no, Dios sí, en Jesucristo. Podré pedir perdón a los hombres tantas veces como sea necesario por la debilidad de la vida y la infidelidad que en ella puede haber. Pero no puedo pedir perdón por no salvar a nadie, porque eso no puedo. No soy el salvador del mundo. El Salvador tiene un nombre que empieza por J, pero no es el mío. No me confundo con Él, Él me asoció consigo. Ahora bien, ¡qué grandeza la de Dios que me permite colaborar en esta historia de la salvación, meterme en el curso de la historia al modo de Cristo, y brindar la oportunidad concreta a todos los hombres de conocer al Señor, de amarle escuchando su Palabra, de recibirle en la Eucaristía y los sacramentos!

No hay para mí nada mayor en este mundo, ni alegría más grande, que aproximar, acercar y servir en el encuentro de la humanidad con Cristo, el Señor, que salva, que es el Reino, que es la Justicia, que es la Paz, que es la respuesta última a las preguntas radicales del hombre. Acojo con libertad de espíritu, también con dolor y sufrimiento, las críticas que quieren una iglesia santa y cerca del Señor, servidora de la humanidad y del Reino. También las comparto, me las apropio. Tienen razón quienes afirman que no somos perfectos, aunque quisiéramos serlo; que no hacemos todo bien, aunque lo desesamos; que no alcanzaremos todo, sin pasar por dejarlo todo menos a Dios, lo único necesario. Lo sé, lo saben. Es vox populi. Ahora bien. Lo que algunos desconocen es el Misterio que inunda y penetra la Iglesia, el Misterio que le da vida y consistencia, que la estructura por dentro, que permite a la Iglesia escuchar y amar, hacerse humilde. Lo que algunos desconocen es que la Iglesia está primeramente al servicio de Dios, y que el mismo Señor la quiere y se sirve de ella, y que Él se hace presente muy especialmente en su ella entregándose a sí mismo. Esta es una diferencia grande, muy importante, que algunos con sus palabras desconocen. Pero que yo celebro, en la debilidad e imperfección, y comparto mi alegría con otros.

José Fernando Juan
mambre.wordpress.com

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martes, 18 de septiembre de 2012

Texas obligará a mujeres a escuchar latidos del feto antes de abortar

El gobernador de Texas, el republicano Rick Perry, ratificará en breve una propuesta de ley que exige que las mujeres que vayan a abortar escuchen el corazón del feto antes del procedimiento.

La iniciativa, aprobada el lunes por el Congreso estatal por 107 votos a favor frente a 42 en contra, exige que todas las mujeres que quieran abortar se sometan a ultrasonidos 24 horas antes del aborto y vean los resultados. Además, ordena la retirada de la licencia a aquellos médicos que no realicen el ultrasonido antes de practicar el aborto.

El autor de la proposición de ley, el republicano Sid Miller, explicó que si las mujeres que van a abortar no quieren ver los resultados del sonograma “pueden mirar para otro lado o utilizar auriculares para evitar escuchar el latido del corazón”.

“Espero con impaciencia”. Perry, que sigue en la carrera por la candidatura presidencial republicana, pese empezar la carrera con dos fracasos consecutivos, aplaudió la aprobación de la ley por parte del Congreso de Texas ya que, dijo, “reafirma nuestros esfuerzos para proteger la vida y asegura que todos los tejanos estén totalmente informados cuando consideren tomar una decisión de tanta importancia”.

“Espero con impaciencia que esta importante ley llegue a mi despacho”, declaró.

Críticas. El legislador demócrata por Houston, Armando Walle, calificó la iniciativa como “la cima de la intrusión por parte del gobierno en los individuos de Texas”.

Asimismo, el doctor Scott Pear, de Planned Parenthood de Texas, criticó el uso “de los ultrasonidos para fines políticos”. “Es un momento definitorio en los derechos reproductivos, no sólo en Texas, en todo el país”, afirmó la organización en su llamado a salir a la calle a manifestarse en contra de la misma.

cronica.com.mx

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domingo, 16 de septiembre de 2012

La fe de Pedro es la fe de la Iglesia

Evangelio: Marcos 8, 27-35

En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos se dirigieron a las aldeas de Cesarea de Filipo; por el camino preguntó a sus discípulos: “¿Quién dice la gente soy yo?” Ellos le contestaron: “Unos, Juan Bautista: otros, Elías, y otros, uno de los profetas.” Él les preguntó: “Y vosotros, ¿quién decís que soy?”
Pedro le contestó: “Tú eres el Mesías.” Él les prohibió terminantemente decírselo a nadie. Y empezó a instruirles: “El Hijo del Hombre tiene que padecer mucho, tiene que ser condenado por los senadores, sumos sacerdotes y letrados, ser ejecutado y resucitar a los tres días.” Se lo explicaba con toda claridad. Entonces Pedro se le llevó aparte y se puso a increparle. Jesús se volvió, y de cara a los discípulos increpó a Pedro: “¡Quítate de mi vista, Satanás! ¡Tú piensas como los hombres, no como Dios!”
Después llamó a la gente y a sus discípulos y les dijo: “El que quiera venirse conmigo, que se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga. Mirad, el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por el Evangelio, la salvará.”

LA FE DE PEDRO ES LA FE DE LA IGLESIA

El Evangelio de hoy nos presenta a Jesús a solas con sus apóstoles. Y aprovecha este momento el Señor para poner a prueba la fe de los Doce. Los ha elegido para fundar sobre ellos la Iglesia, la cual será la encargada de llevar el mensaje de Cristo a todo el mundo, conservándolo íntegro a lo largo de todos los siglos

El mensaje de Cristo es, ante todo, su misma Persona. Él es el Mesías, Dios hecho hombre. La doctrina cristiana es, en definitiva, una Persona: Jesucristo; y un hecho: su muerte y resurrección por nosotros. Y por eso comienza el Señor a preguntarles sobre quién creen que es Él, para después hablarles del hecho de su muerte y resurrección.

Contestaron todos los discípulos sin dificultad cuando se trataba de exponer lo que otros pensaban sobre quién era Jesús, pero se hizo silencio en el momento en que el Señor les lanzó la pregunta directa y persona: “Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?”.

Pedro tomó la palabra y confesó su fe declarando que Cristo era el Mesías Salvador. No contestó sólo por un impulso propio de su carácter decidido, sino que hay un significado más profundo en esta confesión de fe. El pasaje paralelo del evangelio de San Mateo recoge la respuesta de Jesús que afirmó que dicha respuesta le había sido revelada por Dios mismo (Mt 16, 17). Y fue entonces cuando confirmó al pescador de galilea como piedra (Pedro) y cimiento de su Iglesia. Dios sostiene a Pedro (al Papa) en su fe, para que él pueda sostener a la Iglesia. La Iglesia está fundada sobre la fe de Pedro. Y es por eso que el Papa, su sucesor, tiene la misión de conservar esta fe íntegra, sin confusión, error o rebaja.

Se admirará, sin duda, el que con deseos de buscar la verdad, comprueba cómo a lo largo de los siglos se ha ido transmitiendo tal cual la fe de Pedro a través de sus sucesores los papas. Incluso en los pontífices cuya vida moral haya dejado mucho que desear, esta fe se ha conservado íntegra. Así hoy, Benedicto XVI sigue proclamando, con su palabra y con su vida entregada al servicio de la Iglesia: “Tú eres, Señor, el Mesías”.

La auténtica fe es la que va acompañada de las obras que la muestran, como nos recuerda hoy el apóstol Santiago en la segunda lectura. Así, la aceptación del plan redentor de Cristo, que pasa por el sufrimiento y la cruz, como estaba profetizado claramente (Isaías, primera lectura de hoy), será la mejor garantía de la fe en Jesucristo. Es precisamente el poner en práctica las exigencias de la fe lo que más nos cuesta. Y el Señor, como a los apóstoles nos tiene que recordar una y otra vez el camino que pasa por el Calvario. Por eso hoy termina el pasaje del Evangelio con una clara advertencia: “El que quiera venirse conmigo, que se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga”.

P. Mario Ortega
En la barca de Pedro

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sábado, 15 de septiembre de 2012

Discurso de Benedicto XVI a su llegada al Líbano


Señores Presidentes del Parlamento y del Consejo de Ministros,
Queridas Beatitudes, miembros del Cuerpo diplomático,
Autoridades civiles y religiosas,
Queridos amigos

Tengo el gozo, Señor Presidente, de responder a su amable invitación a visitar su país, así como a la de los patriarcas y obispos católicos del Líbano. Esta doble invitación manifiesta, si acaso fuera necesario, la doble finalidad de mi visita a vuestro país. Subraya las excelentes relaciones existentes desde siempre entre el Líbano y la Santa Sede, y quisiera contribuir a reforzarlas. Esta visita es también la respuesta a la que me habéis hecho en el Vaticano, en noviembre del 2008, y más recientemente en febrero del 2011, una visita a la que ha seguido nueve meses más tarde la del Señor Primer Ministro.

Fue entonces, durante nuestro segundo encuentro, cuando se bendijo la majestuosa imagen de San Marón. Su presencia silenciosa en la cabecera de la Basílica de San Pedro recuerda de manera permanente al Líbano, en el mismo lugar en el que fue sepultado el apóstol Pedro. Manifiesta una herencia espiritual de siglos, que confirma la veneración de los libaneses hacia el primero de los apóstoles y sus sucesores.

Los patriarcas maronitas, para remarcar su gran devoción a Simón Pedro, añaden a su nombre el de Boutros. Resulta agradable ver que san Marón, desde el santuario petrino, intercede continuamente por vuestro país y por todo el Oriente Medio. Señor Presidente, le agradezco desde ahora todos los esfuerzos realizados para el buen éxito de mi estancia entre ustedes.

Otro motivo de mi visita es la firma y entrega de la Exhortación apostólica postsinodal de la Asamblea especial para Oriente Medio del Sínodo de Obispos, Ecclesia in Medio Oriente. Se trata de un importante acontecimiento eclesial. Agradezco a todos los patriarcas católicos que se han desplazado, y de modo especial al Patriarca emérito, el querido Cardenal Nasrallah Boutros Sfeir, y a su sucesor, el Patriarca Béchara Boutros Raï. Saludo fraternalmente a todos los obispos del Líbano, así como a los que han viajado hasta aquí para rezar conmigo y recibir este documento de las manos del Papa.

Por vuestro medio, saludo paternalmente a todos los cristianos de Oriente Medio. La Exhortación, destinada al mundo entero, pretende ser para ellos una hoja de ruta para los próximos años. Me alegro asimismo de poder encontrar durante estos días a numerosas representaciones de las comunidades católicas de vuestro país, de poder celebrar y rezar juntos. Su presencia, su compromiso y su testimonio son una aportación reconocida y altamente apreciada en la vidacotidiana de todos los habitantes de vuestro querido país.

Me complace saludar también con gran deferencia a los patriarcas y obispos ortodoxos que han venido a recibirme, así como a los representantes de las diversas comunidades religiosas del Líbano. Queridos amigos, vuestra presencia, demuestra la estima y la colaboración que deseáis promover entre todos en el respeto mutuo. Os agradezco vuestros esfuerzos, y estoy seguro de que continuaréis buscando caminos de unidad y concordia. No olvido los tristes y dolorosos acontecimientos que han afligido a vuestro hermoso país durante muchos años.

La buena convivencia, típicamente libanesa, debe demostrar, a todo Oriente Medio y al resto del mundo, que dentro de una nación puede haber colaboración entre las diferentes Iglesias, miembros todos de la única Iglesia católica, en un espíritu fraternal de comunión con los demás cristianos y, al mismo tiempo, la convivencia y el diálogo respetuoso entre los cristianos y sus hermanos de otras religiones. Sabéis tan bien como yo que este equilibrio, que se presenta por todas partes como un ejemplo, es extremadamente delicado. A veces amenaza con romperse cuando se tensa como un arco, o se somete a presiones que son con demasiada frecuencia partidistas, ciertamente interesadas, contrarias y extrañas a la armonía y dulzura libanesa.

Es necesario entonces dar prueba de verdadera moderación y gran sabiduría. Y la razón debe prevalecer sobre la pasión unilateral para favorecer el bien común de todos. El gran rey Salomón, que conoció a Hirán, rey de Tiro, ¿acaso no tenía a la sabiduría como la virtud suprema? Por eso se la pidió a Dios insistentemente, y Dios le dio un corazón sabio e inteligente (1 R 3,9-12).

Vengo también para decir lo importante que es la presencia de Dios en la vida de cada uno y cómo la forma de vivir juntos, esta convivencia que desea testimoniar vuestro país, será profunda en la medida en que esté fundada en una actitud de acogida y benevolencia hacia el otro, en la medida que esté enraizada en Dios, que desea que todos los hombres sean hermanos.

El famoso equilibrio libanés, que quiere seguir siendo una realidad, se puede prolongar gracias a la buena voluntad y al empeño de todos los libaneses. Sólo entonces podrá servir de modelo para los habitantes de toda la región, y del mundo entero. No se trata únicamente de una obra humana, sino de un don de Dios que hay que pedir con insistencia, preservar a cualquier precio, y consolidar con determinación.

Los lazos entre el Líbano y el Sucesor de Pedro son históricos y profundos. Señor Presidente y queridos amigos, vengo al Líbano como un peregrino de paz, como un amigo de Dios, y como un amigo de los hombres. «Salàmi ?-t?kum»: «La paz os dejo», dijo Cristo (Jn 14,27). Y, más allá de vuestro país, vengo también hoy simbólicamente a todos los países de Oriente Medio, como un peregrino de paz, como un amigo de Dios, y como un amigo de todos los habitantes de todos los países de la región, cualquiera que sea su pertenencia y su creencia.

Cristo les dice también a ellos: «Salàmi ?-t?kum». Vuestros gozos y penas están continuamente presentes en la oración del Papa y pido a Dios que os acompañe y alivie. Os puedo asegurar que rezo particularmente por todos los que sufren en esta región, que son muchos. La imagen de san Marón me recuerda lo que vivís y soportáis.

Señor Presidente, sé que vuestro país me prepara una hermosa acogida, una acogida calurosa, la que se reserva a un hermano al que se ama y se respeta. Sé que vuestro país quiere ser digno de «l’Ahlan wa Sahlan» libanés. Lo es ya, y lo será más de ahora en adelante. Me siento feliz de estar con todos vosotros. Que Dios os bendiga a todos. (Lè yo barèk al-Rab jami’a kôm!). Gracias.

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9 preguntas sobre el Año de la Fe‏


El próximo 11 de octubre iniciará el Año de la Fe, convocado por Benedicto XVI. Pero, ¿de qué se trata? ¿qué desea el Santo Padre? ¿qué se puede hacer? Respuestas a las preguntas que surgen a menos de un mes del inicio.

1. ¿Qué es el Año de la Fe?

El Año de la Fe "es una invitación a una auténtica y renovada conversión al Señor, único Salvador del mundo" (Porta Fidei, 6).

2. ¿Cuando inicia y termina?

Inicia el 11 de octubre de 2012 y terminará el 24 de noviembre de 2013.

3. ¿Por qué esas fechas?

El 11 de octubre coinciden dos aniversarios: el 50 aniversario de la apertura del Concilio Vaticano II y el 20 aniversario de la promulgación del Catecismo de la Iglesia Católica. La clausura, el 24 de noviembre, será la solemnidad de Cristo Rey

4. ¿Por qué el Papa ha convocado este año?

"Mientras que en el pasado era posible reconocer un tejido cultural unitario, ampliamente aceptado en su referencia al contenido de la fe y a los valores inspirados por ella, hoy no parece que sea ya así en vastos sectores de la sociedad, a causa de una profunda crisis de fe que afecta a muchas personas". Por eso, el Papa invita a una "auténtica y renovada conversión al Señor, único Salvador del mundo". El objetivo principal de este año es que cada cristiano "pueda redescubrir el camino de la fe para poner a la luz siempre con mayor claridad la alegría y el renovado entusiasmo del encuentro con Cristo".

5. ¿Qué medios ha señalado el Santo Padre?

Como expuso en el Motu Proprio "Porta Fidei": Intensificar la celebración de la fe en la liturgia, especialmente en la Eucaristía; dar testimonio de la propia fe; y redescubrir los contenidos de la propia fe, expuestos principalmente en el Catecismo.

6. ¿Dónde tendrá lugar?

Como dijo Benedicto XVI, el alcance será universal. "Tendremos la oportunidad de confesar la fe en el Señor Resucitado en nuestras catedrales e iglesias de todo el mundo; en nuestras casas y con nuestras familias, para que cada uno sienta con fuerza la exigencia de conocer y transmitir mejor a las generaciones futuras la fe de siempre. En este Año, las comunidades religiosas, así como las parroquiales, y todas las realidades eclesiales antiguas y nuevas, encontrarán la manera de profesar públicamente el Credo".

7. ¿Dónde encontrar indicaciones más precisas?

En una nota publicada por la Congregación para la doctrina de la fe. Ahí se propone, por ejemplo:

Alentar las peregrinaciones de los fieles a la Sede de Pedro;

Organizar peregrinaciones, celebraciones y reuniones en los principales Santuarios.

Realizar simposios, congresos y reuniones que favorezcan el conocimiento de los contenidos de la doctrina de la Iglesia Católica, y mantengan abierto el diálogo entre fe y razón.

Leer o releer los principales documentos del Concilio Vaticano II.

Acoger con mayor atención las homilías, catequesis, discursos y otras intervenciones del Santo Padre.

Promover trasmisiones televisivas o radiofónicas, películas y publicaciones, incluso a nivel popular, accesibles a un público amplio, sobre el tema de la fe.

Dar a conocer los santos de cada territorio, auténticos testigos de fe.

Fomentar el aprecio por el patrimonio artístico religioso.

Preparar y divulgar material de carácter apologético para ayudar a los fieles a resolver sus dudas.

Eventos catequéticos para jóvenes que transmitan la belleza de la fe.

Acercarse con mayor fe y frecuencia al sacramento de la Penitencia.

Usar en los colegios el compendio del Catecismo de la Iglesia Católica.

Organizar grupos de lectura del Catecismo y promover su difusión y venta.

8. ¿Qué documentos puedo leer por ahora?

El motu proprio de Benedicto XVI "Porta Fidei"

La nota con indicaciones pastorales para el Año de la Fe

El Catecismo de la Iglesia Católica

40 resúmenes sobre la fe cristiana

9. ¿Donde puedo obtener más información?

Visite el sitio oficial del Año de la Fe www.annusfidei.va

opusdei.es

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viernes, 14 de septiembre de 2012

La Exaltación de la Santa Cruz


Fiesta: 14 de septiembre


La fiesta del Triunfo de la Santa Cruz se hace en recuerdo de la recuperación de la Santa Cruz obtenida en el año 614 por el emperador Heraclio, quien la logró rescatar de los Persas que se la habían robado de Jerusalén.

Al llegar de nuevo la Santa Cruz a Jerusalén, el emperador dispuso acompañarla en solemne procesión, pero vestido con todos los lujosos ornamentos reales, y de pronto se dió cuenta de que no era capaz de avanzar. Entonces el Arzobispo de Jerusalén, Zacarías, le dijo: "Es que todo ese lujo de vestidos que lleva, están en desacuerdo con el aspecto humilde y doloroso de Cristo, cuando iba cargando la cruz por estas calles".

Entonces el emperador se despojó de su manto de lujo y de su corona de oro, y descalzo, empezó a recorrer así las calles y pudo seguir en la piadosa procesión.

La Santa Cruz (para evitar nuevos robos) fue partida en varios pedazos. Uno fue llevado a Roma, otro a Constantinopla, un tercero se dejó en un hermoso cofre de plata en Jerusalén. Otro se partió en pequeñísimas astillas para repartirlas en diversas iglesias del mundo entero, que se llamaron "Veracruz"(verdadera cruz).

Nosotros recordamos con mucho cariño y veneración la Santa Cruz porque en ella murió nuestro Redentor Jesucristo, y con las cinco heridas que allí padeció pagó Cristo nuestras inmensas deudas con Dios y nos consiguió la salvación.

A San Antonio Abad (año 300, fiesta el 17 de enero) le sucedió que el demonio lo atacaba con terribilísimas tentaciones y cuentan que un día, angustiado por tantos ataques, se le ocurrió hacerse la señal de la Cruz, y el demonio se alejó. En adelante cada vez que le llegaban los ataques diabólicos, el santo hacía la señal de la cruz y el enemigo huía. Y dicen que entonces empezó la costumbre de hacer la señal de la cruz para librarse de males.

De una gran santa se narra que empezaron a llegarle espantosas tentaciones de tristeza. Por todo se disgustaba. Consultó con su director espiritual y este le dijo: "Si Usted no está enferma del cuerpo, ésta tristeza es una tentación del demonio". Le recomendó la frase del libro del Eclesiástico en la S. Biblia: "La tristeza no produce ningún fruto bueno". Y le aconsejó: "Cada vez que le llegue la tristeza, haga muy devotamente la señal de la cruz". La santa empezó a notar que con la señal de la cruz se le alejaba el espíritu de tristeza.

Cuando Nuestra Señora se le apareció por primera vez a Santa Bernardita en Lourdes (Año 1859), la niña al ver a la Virgen quiso hacerse la señal de la cruz. Pero cuando llegó con los dedos frente a la cara, se le quedó paralizada la mano. La Virgen entonces hizo Ella la señal de la cruz muy despacio desde la frente hasta el pecho, y desde el hombro izquierdo hasta el derecho. Y tan pronto como la Madre de Dios terminó de hacerse la señal de la cruz, a la niña se le soltó la mano y ya pudo hacerla ella también. Y con esto entendió que Nuestra Señora le había querido dar una lección: que es necesario santiguarnos más despacio y con más devoción.

Mire a la gente cuando pasa por frente a una iglesia. ¿Cómo le parece esa cruz que se hacen? ¿No es cierto que más parece un garabato que una señal de la Cruz? ¿Cómo la haremos de hoy en adelante?

Como recuerdo de esta fecha de la exaltación de la Santa Cruz, quiero hacer con más devoción y más despacio mi señal de la Cruz.

ewtn.com

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jueves, 13 de septiembre de 2012

Los sacerdotes del Titanic

Tres sacerdotes se encontraban a bordo del barco la noche del penoso hundimiento y ayudaron heroicamente a muchos pasajeros a subirse a los botes salvavidas y, en los momentos finales, acompañaron con los sacramentos y la oración a las víctimas del desastre, ofreciendo sus vidas por los demás.

El padre Juozas Montvila, sacerdote nacido en 1885 en Lituania, era el más joven de los tres presbíteros a bordo del transatlántico. Se dirigía a Estados Unidos para servir pastoralmente a las comunidades de inmigrantes lituanos en Nueva York o en Massachusetts. Al presbítero le había sido prohibido el ejercer su ministerio católico en su tierra natal, en medio de la represión religiosa de los zares rusos.

De acuerdo con el testimonio de varios supervivientes, Montvila “cumplió su misión hasta el fin”, rechazando la
posibilidad de salvarse, mientras ayudaba a otros pasajeros a alcanzar los botes salvavidas. El presbítero es considerado un héroe en Lituania.

Por su parte el padre Joseph Peruschitz , sacerdote benedictino alemán, viajaba a Estados Unidos para asumir el cargo de director de la escuela de preparación de los benedictinos en Collegeville, Minnesota. Durante el viaje, y a semejanza de los otros dos sacerdotes, el presbítero escuchó confesiones y celebró misa cada día.

Según el testimonio de un superviviente, en los últimos minutos de la tragedia, Peruschitz junto al padre Thomas Byles dirigieron el rezo del Rosario junto a las víctimas que habían quedado a bordo, al mismo tiempo que las olas llegaban a la cubierta.

El Padre Byles viajaba rumbo a Norteamérica para presidir el matrimonio de su hermano William. En el momento de la colisión del Titanic contra el iceberg que ocasionó la catástrofe, Byles se encontraba rezando con su breviario.

Todos los testimonios de los supervivientes coinciden en destacar el gran liderazgo y el valor demostrado por el sacerdote británico.

A las 2:20 h. de la madrugada del 15 de abril, la hora en que se hundió completamente el barco, Byles rezó el Acto de Contrición junto a los fieles que permanecían de rodillas junto a él, y les dio la absolución general.

Una historia particular es la del padre Francis Browne, quien viajó a bordo del Titanic pero como seminarista jesuita y se libró de la tragedia. En abril de 1912, recibió un regalo de su tío: un pasaje para el primer viaje del Titanic en su tramo europeo, desde Southampton, Inglaterra hasta Queenstown, Irlanda, vía Cherbourg, Francia. Durante el trayecto, entabló amistad con una pareja de millonarios americanos, que estaban gozando de la compañía del seminarista. Tanto es así, que decidieron ofrecerle pagarle el pasaje de ida y vuelta a Nueva York. Browne telegrafió a su Superior para pedirle permiso, pero su respuesta negativa fue muy contundente: "Salga de ese barco". El seminarista obedeció y probablemente salvó su vida gracias a ello. El sacerdote jesuita mantuvo esa nota en su billetera hasta el último de sus días de vida. Sin embargo, durante el poco tiempo que estuvo en el interior del Titanic, el entonces joven seminarista, aficionado a la fotografía, retrató el estilo de vida de los pasajeros y la tripulación del transatlántico. Browne sirvió luego como capellán de las fuerzas irlandesas durante la I Guerra Mundial, demostrando gran valor, lo que le fue recompensado con varias condecoraciones, entre ellas la Cruz Militar. Recorrió pastoralmente toda Irlanda y Australia, fotografiando todo a su paso. En el momento de su muerte, en 1960, las imágenes que había recopilado ascendían a 42.000.

El padre Edward O’Donnell, compañero del padre Browne, sacó a la luz sus fotografías olvidadas y las calificó como un “equivalente fotográfico al descubrimiento de los pergaminos del mar muerto”. Se sabe con certeza también que la orquesta del Titanic, en medio de la zozobra por el inminente hundimiento, tocó la emocionante y significativa ‘Cerca de Ti, Señor’, minutos antes del ‘final’.

webcatolicodejavier.org

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miércoles, 12 de septiembre de 2012

Dulce Nombre de María


Fiesta: 12 de septiembre

Ha sido Lucas en su evangelio quien nos ha dicho el nombre de la doncella que va a ser la Madre de Dios: "Y su nombre era María". El nombre de María, traducido del hebreo "Miriam", significa, Doncella, Señora, Princesa.

Estrella del Mar, feliz Puerta del cielo, como canta el himno Ave maris stella. El nombre de María está relacionado con el mar pues las tres letras de mar guardan semejanza fonética con María. También tiene relación con "mirra", que proviene de un idioma semita. La mirra es una hierba de África que produce incienso y perfume.

En el Cantar de los Cantares, el esposo visita a la esposa, que le espera con las manos humedecidas por la mirra. "Yo vengo a mi jardín, hermana y novia mía, a recoger el bálsamo y la mirra". "He mezclado la mirra con mis aromas. Me levanté para abrir a mi amado: mis manos gotean perfume de mirra, y mis dedos mirra que fluye por la manilla de la cerradura". Los Magos regalan mirra a María como ofrenda de adoración. "Y entrando a la casa, encontraron al niño con María, su madre, y postrándose, lo adoraron y abriendo sus cofres, le ofrecieron oro, incienso y mirra". La mirra, como María, es el símbolo de la unión de los hombres con Dios, que se hace en el seno de María. Maria es pues, el centro de unión de Dios con los hombres. Los lingüistas y los biblistas desentrañan las raíces de un nombre tan hermoso como María, que ya llevaba la hermana de Moisés, y muy común en Israel. Y que para los filólogos significa hermosa, señora, princesa, excelsa, calificativos todos bellos y sugerentes.


EL NOMBRE Y LA MISION

En la Historia de la Salvación es Dios quien impone o cambia el nombre a los personajes a quienes destina a una misión importante. A Simón, Jesús le dice: "Tú te llamas Simón. En adelante te llamarás Kefá, Pedro, piedra, roca, porque sobre esta roca edificaré mi Iglesia". María venía al mundo con la misión más alta, ser Madre de Dios, y, sin embargo, no le cambia el nombre. Se llamará, simplemente, MARIA, el nombre que tenía, y cumple todos esos significados, pues como Reina y Señora la llamarán todas las generaciones. María, joven, mujer, virgen, ciudadana de su pueblo, esposa y madre, esclava del Señor. Dulce mujer que recibe a su niño en las condiciones más pobres, pero que con su calor lo envuelve en pañales y lo acuna. María valiente que no teme huir a Egipto para salvar a su hijo. Compañera del camino, firme en interceder ante su hijo cuando ve el apuro de los novios en Caná, mujer fuerte con el corazón traspasado por la espada del dolor de la Cruz de su Hijo y recibiendo en sus brazos su Cuerpo muerto. Sostén de la Iglesia en sus primeros pasos con su maternidad abierta a toda la humanidad. María, humana. María, decidida y generosa. María, fiel y amiga. María fuerte y confiada. María, Inmaculada, Madre, Estrella de la Evangelización.

Jesús Marí Ballester
corazones.org

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domingo, 9 de septiembre de 2012

Benedicto XVI: No ignoro drama de Medio Oriente y voy allá a promover reconciliación

VATICANO, 09 Sep. 12 / 11:04 am (ACI).- El Papa Benedicto XVI señaló este mediodía que no ignora la dramática situación de Medio Oriente, región a la que irá el próximo fin de semana, concretamente al Líbano, para promover la paz y la reconciliación ante los conflictos como el que golpea duramente a Siria.

En su saludo en francés a los peregrinos luego del rezo del ángelus en el Palacio Apostólico de Castel Gandolfo, el Santo Padre dijo que "en los siguientes días (del 14 al 16 de septiembre) iré al Líbano (limítrofe con Siria) en viaje apostólico para firmar la Exhortación Apostólica postsinodal, fruto de la asamblea especial para Medio Oriente del Sínodo de los Obispos, celebrado en octubre de 2010".

"Tendré la feliz ocasión de encontrarme con el pueblo libanés y sus autoridades, así como con los cristianos de ese querido país y quienes llegue de países vecinos. No ignoro la situación con frecuencia dramática vivida por los pueblos de esta región golpeada desde hace tiempo por incesantes conflictos", afirmó Benedicto XVI.

El Papa también dijo que comprende "la angustia de muchos en Medio Oriente golpeados cotidianamente por sufrimientos de todo tipo que afectan tristemente, y a veces mortalmente, su vida personal y familiar".

"Expreso mi preocupación por aquellos que buscan un espacio de paz, para seguir su vida familiar y profesional y que experimentan la precariedad del exilio. Si bien es difícil encontrar soluciones a los diferentes problemas que golpean a la región, no nos podemos resignar a la violencia y a la exasperación de las tensiones".

El Santo Padre resaltó luego que "el compromiso por un diálogo y por la reconciliación debe ser prioritario para todas las partes implicadas, y debe ser sostenido por la comunidad internacional, siempre más consciente de la importancia para todo el mundo de una paz estable y durable en toda la región".

Para concluir, el Pontífice dijo que "mi viaje apostólico al Líbano, y por extensión a todo Medio Oriente, se coloca bajo el signo de la paz al retomar la palabra de Cristo: ‘Os doy mi paz’. ¡Que Dios bendiga al Líbano! ¡Que Dios os bendiga a todos!"

aciprensa.com

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La cobardía de corazón

Evangelio: Marcos 7, 31-37

En aquel tiempo, dejó Jesús el territorio de Tiro, pasó por Sidón, camino del lago de Galilea, atravesando la Decápolis. Y le presentaron a un sordo, que, además, apenas podía hablar; y le piden que le imponga las manos. Él, apartándolo de la gente a un lado, le metió los dedos en los oídos y con la saliva le tocó le lengua: Y mirando al cielo, suspiró y le dijo: “Effetá” (esto es, "ábrete").
Y al momento se le abrieron los oídos, se le soltó la traba de la lengua y hablaba sin dificultad. Él les mandó que no lo dijeran a nadie; pero, cuanto más se lo mandaba, con más insistencia proclaman ellos. Y en el colmo del asombro decían: “Todo lo ha hecho bien; hace oír a los sordos y hablar a los mudos.”

LA COBARDÍA DE CORAZÓN

El mensaje de Dios para los así llamados “cobardes de corazón”, nos es presentado hoy claramente por el profeta Isaías: “sed fuertes, no temáis”. Luego, el cobarde de corazón es el que se muestra interiormente débil, indeciso, y además, tiene miedo. Debilidad y miedo van siempre de la mano y nunca se sabe bien qué va antes, si la una o el otro.

La cobardía de corazón es una clara falta de esperanza cristiana. El corazón que confía en Dios, en su Palabra, no será nunca un corazón cobarde. Los santos han sido siempre personas muy valientes, decididas, resueltas. Pensemos en un San Ignacio o en una Santa Teresa. Su confianza en Dios les ha hecho fuertes, capaces de superar todas las dificultades y mantener un ánimo optimista. Han sido grandes trabajadores por la paz y constructores de un mundo mejor.

Jesús cura a un sordomudo en el Evangelio de hoy. El cristiano cobarde de corazón es un sordomudo en su interior: se incapacita para escuchar la Palabra de Dios y con menos fuerzas aún se siente para proclamar el Evangelio. Cuando escasea la auténtica fe en Dios y la esperanza en su Palabra, comienzan a abundar los indecisos, timoratos y eternos adolescentes.

Cuántas veces, el hombre que se dice moderno por rechazar a Dios y pretende mostrarse fuerte confiándose en los “dioses” de este mundo (dinero, sexo, poder, etc.) se siente completamente desvalido – sordo y mudo – ante las grandes cuestiones que le sobrevienen continuamente: el final de su vida, la enfermedad o la injusticia que le puedan hacer sufrir…

Cristo viene como Salvador, como Amigo. Fortalece nuestro corazón cobarde, pequeño y asustadizo y lo lanza hacia el horizonte de los grandes ideales para los que hemos sido creados.

Por eso, el Beato Juan Pablo II no se cansaba de repetir: ¡No temáis, abrid vuestro corazón de par en par a Cristo!

P. Mario Ortega
En la barca de Pedro

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sábado, 8 de septiembre de 2012

Natividad de la Santísima Virgen María


Fiesta: 8 de septiembre


Esta fiesta mariana tiene su origen en la dedicación de una iglesia en Jerusalén, pues la piedad cristiana siempre ha venerado a las personas y acontecimientos que han preparado el nacimiento de Jesús. María ocupa un lugar privilegiado, y su nacimiento es motivo de gozo profundo. En esta basílica, que había de convertirse en la iglesia de Santa Ana (siglo XII), san Juan Damasceno saludó a la Virgen niña: "Dios te salve, Probática, santuario divino de la Madre de Dios … ¡Dios te salve, María, dulcísima hija de Ana!". Aunque el Nuevo Testamento no reporta datos directos sobre la vida de la Virgen María, una tradición oriental veneró su nacimiento desde mediados del siglo V, ubicándolo en el sitio de la actual Basílica de "Santa Ana", en Jerusalén. La fiesta pasó a Roma en el siglo VII y fue apoyada por el Papa Sergio I. Su fecha de celebración no tiene un origen claro, pero motivó que la fiesta de "La Inmaculada Concepción" se celebrara el 8 de diciembre (9 meses antes). El Papa Pío X quitó esta celebración del grupo de las fiestas de precepto

Himno I

Hoy nace una clara estrella,
tan divina y celestial,
que, con ser estrella, es tal,
que el mismo sol nace de ella.

De Ana y de Joaquín, oriente
de aquella estrella divina,
sale luz clara y digna
de ser pura eternamente;
el alba más clara y bella
no le puede ser igual,
que, con ser estrella, es tal,
que el mismo Sol nace de ella.

No le iguala lumbre alguna
de cuantas bordan el cielo,
porque es el humilde suelo
de sus pies la blanca luna:
nace en el suelo tan bella
y con luz tan celestial,
que, con ser estrella, es tal,
que el mismo Sol nace de ella.

Gloria al Padre, y gloria al Hijo,
gloria al Espíritu Santo,
por los siglos de los siglos. Amén.

O bien

Himno II

Canten hoy, pues nacéis vos,
los ángeles, gran Señora,
y ensáyense, desde ahora,
para cuando nazca Dios.

Canten hoy pues a ver vienen
nacida su Reina bella,
que el fruto que esperan de ella
es por quien la gracia tienen.

Dignan, Señora de vos,
que habéis de ser su Señora,
y ensáyense, desde ahora,
para cuando nazca Dios.

Pues de aquí a catorce años,
que en buena hora cumpláis,
verán el bien que nos dais,
remedio de tantos daños.

Canten y digan, por vos,
que desde hoy tienen Señora,
y ensáyense desde ahora,
para cuando venga Dios.

Y nosotros que esperamos
que llegue pronto Belén,
preparemos también
el corazón y las manos.

Vete sembrando, Señora,
de paz nuestro corazón,
y ensayemos, desde ahora,
para cuando nazca Dios. Amén.

Oración:
Concede, Señor, a tus hijos el don de tu gracia, para que, cuantos hemos recibido las primicias de la salvación por la maternidad de la Virgen María, consigamos aumento de paz en la fiesta de su Nacimiento. Por nuestro Señor Jesucristo.
Amén.

ewtn.com

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viernes, 7 de septiembre de 2012

Apoyar a la hija embarazada

Cuando una hija queda embarazada, se enfrenta a un mundo de responsabilidades y de problemas.

Entre sus muchas dudas y zozobras, surge una y otra vez la pregunta: ¿cómo dar la noticia a los padres? ¿Cómo la recibirán?

La hija embarazada siente necesidad de dar la noticia a sus padres. No sólo porque tarde o temprano los padres conocerán que han empezado a ser abuelos. El motivo es mucho más profundo: necesita apoyo, comprensión, fuerzas para que los meses del embarazo puedan transcurrir con la serenidad necesaria, de modo que pueda prepararse a las tareas que le esperan cuando llegue el día del parto.

La pregunta sigue allí: ¿cómo dar la noticia? Para ello, lo más importante es ver cómo están las fuerzas interiores, cómo se siente ella misma para asumir la realidad: el hijo ya ha empezado a existir. Hay “alguien” que depende de ella y que “pide” silenciosamente cariño, alimento, protección.

Es cierto que la vida del pequeñín inicia en condiciones muy particulares, fuera de la vida matrimonial, fuera de un compromiso serio y estable. Pero también es cierto que, con la ayuda de Dios y de la familia, es posible asumir la propia responsabilidad y, sobre todo, ofrecer amor al hijo.

Desde la ayuda de la fe y desde la bondad del corazón, la hija embarazada podrá adoptar una actitud más serena y una decisión firme a favor de la vida del hijo. Este es el primer paso, quizá el más importante, a la hora de prepararse para dar la noticia a los propios padres.

Luego, hay que partir de la propia realidad familiar, pues cada familia tiene una fisonomía diferente. Hay hogares donde la hija ha gozado de la plena confianza de sus padres y ha vivido en un ambiente de armonía y paz. En otros, la hija se ha aislado, movida por el deseo de llevar su vida en libertad, como si sus elecciones no fuesen importantes para sus padres. En otros, los padres han fomentado un malsano hiperproteccionismo que dejaba muy poca libertad a la hija y que la hacía sentirse asfixiada en el hogar, o sumisa resignadamente a lo que se le mandaba.

Puesto que no todas las familias son iguales, no existe una respuesta única que valga para una variedad tan amplia de situaciones. En otras palabras, no hay un único camino para motivar a los padres para que también ellos acepten que llega una nueva vida y que su hija necesita más apoyo que nunca.

(...) No es posible dar indicaciones para cada caso. Pero hay un consejo que vale siempre, que ayuda en todas las situaciones: recurrir de modo profundo, continuo, sereno, a Dios.

Es Dios quien nos ha dado la vida. Es Dios quien nos acoge y nos ama profundamente. Es Dios quien ahora acompaña a la mujer en esta nueva etapa de su vida. Es Dios el que mejor pueda ayudar a dar la noticia a sus padres.

Sobre todo, es Dios quien suscitará en la madre joven esa valentía profunda, que nace del amor y de la esperanza, desde la que se dice un sí completo a la vida del hijo. Ese sí, como ya dijimos al inicio, será siempre la mejor “plataforma” para hablar con los propios padres, para darles una noticia que puede ser recibida de muchas maneras.

Con la luz y la fuerza que viene del cielo, la hija sabrá preparar y motivar a sus padres para que la ayuden y la acompañen en este momento tan particular de dos vidas (la suya y la del hijo). Así los padres, si tienen un mínimo de humanidad, afrontarán la situación no sólo como algo “difícil” o como un peso para la familia, sino como debe afrontarse si hay cariño profundo y amor sincero: con la decisión de ofrecer lo mejor de lo mejor a la hija y al nieto que ha empezado el camino de la aventura humana.

Por Fernando Pascual L.C.
Fluvium.org

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jueves, 6 de septiembre de 2012

Aplicando el gerundio‏

El gerundio es difícil de explicar, a palo seco, cuando no hay vitalidad, ingenio, transformación, crecimiento

De pequeño aprendí a obedecer dócilmente a la voz “Caminando, ¡qué es gerundio!” Cuando digo pequeño, es que era pequeño. No pasaba de los seis años probablemente, y ya sabía que aquello significaba movimiento y acción, manos a la obra, sin demorar. Como si una fuerza arrolladora se hubiera puesto en marcha. Por lo que quedarse parado y estancado suponía un peligro. Sólo años después supe qué significaba realmente aquella expresión. Y perdió gracia. ¡Claro que es gerundio! Pero gerundio no me decía nada. Estaba junto al infinitivo y al participio, y se distinguen en su forma estupendamente bien. Nunca tuve problemas, ni los confundí. Ni siquiera cuando se les llamaba perfectos. Aquel juego en clase de lengua, que parecía entretener a la profesora, no tenía ningún misterio. Al menos entonces.

A día de hoy prefiero, con conocimiento ya, el gerundio para muchas más cosas. Ahora comprendo que se puede generalizar, y se debe generalizar, en diversas ocasiones. ¿Cómo se sale de la crisis? Saliendo. ¿Cómo se juega al fútbol? Jugando. ¿Cómo se aprueban los exámenes? Estudiando. ¿Cómo se crea un blog? Escribiendo. ¿Cómo conoceré el amor? Amando. Y así sucesivamente. Tantas veces como quieras, y para todas las preguntas parece existir una respuesta en gerundio. El infinitivo es demasiado arisco y contundente, incapaz de dialogar. Se esconde incluso en las perífrasis obligando y mandando. El participio adjetiva, da por hechas (para muestra un botón) las cosas antes de haber terminado, y tiene algo de holgazán porque nunca lleva la batuta. Sin embargo el gerundio imprime carácter, moldea situaciones, es aventurero. Tiene un punto importante de servicio, capaz de invertir las situaciones. Me gustan los gerundios. Los presentes se quedan sosos, aunque sean primos hermanos. El caso es que con gerundio se construyen además frases de perogrullo que portan grandes verdades. No se pueden decir de mejor modo, así que se repiten. Vienen a confirmar dónde está la clave, pero llaman a la acción y les dan vida. Por otro lado, para explicar un buen gerundio reclamas la atención de otras muchas palabras grandes. No puede ser de otra manera. El gerundio es difícil de explicar, a palo seco, cuando no hay vitalidad, ingenio, transformación, crecimiento. Y no se puede confundir con la pasividad, la mera recepción, la buena disposición a acoger y soportar; implica al sujeto. No hay acción fuera del sujeto cuando utilizamos un buen gerundio contundente.

Hoy he encontrado este solemne párrafo, que comparto con vosotros, para que comprobéis con un ejemplo que no se pueden decir de mejor modo las cosas que a través de los gerundios:

"La fe sólo crece y se fortalece creyendo; no hay otra posibilidad para poseer la certeza sobre la propia vida que abandonarse, en un in crescendo continuo, en las manos de un amor que se experimenta siempre como más grande porque tiene su origen en Dios." (Porta Fidei, 7)

P. José Fernando Juan
mambre.wordpress.com

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miércoles, 5 de septiembre de 2012

Beata Madre Teresa de Calcuta


Fiesta: 5 de septiembre


“De sangre soy albanesa. De ciudadanía, India. En lo referente a la fe, soy una monja Católica. Por mi vocación, pertenezco al mundo. En lo que se refiere a mi corazón, pertenezco totalmente al Corazón de Jesús”. De pequeña estatura, firme como una roca en su fe, a Madre Teresa de Calcuta le fue confiada la misión de proclamar la sed de amor de Dios por la humanidad, especialmente por los más pobres entre los pobres. “Dios ama todavía al mundo y nos envía a ti y a mi para que seamos su amor y su compasión por los pobres”. Fue un alma llena de la luz de Cristo, inflamada de amor por Él y ardiendo con un único deseo: “saciar su sed de amor y de almas” .

Esta mensajera luminosa del amor de Dios nació el 26 de agosto de 1910 en Skopje, una ciudad situada en el cruce de la historia de los Balcanes. Era la menor de los hijos de Nikola y Drane Bojaxhiu, recibió en el bautismo el nombre de Gonxha Agnes, hizo su Primera Comunión a la edad de cinco años y medio y recibió la Confirmación en noviembre de 1916. Desde el día de su Primera Comunión, llevaba en su interior el amor por las almas. La repentina muerte de su padre, cuando Gonxha tenía unos ocho años de edad, dejó a la familia en una gran estrechez financiera. Drane crió a sus hijos con firmeza y amor, influyendo grandemente en el carácter y la vocación de si hija. En su formación religiosa, Gonxha fue asistida además por la vibrante Parroquia Jesuita del Sagrado Corazón, en la que ella estaba muy integrada.

Cuando tenía dieciocho años, animada por el deseo de hacerse misionera, Gonxha dejó su casa en septiembre de 1928 para ingresar en el Instituto de la Bienaventurada Virgen María, conocido como Hermanas de Loreto, en Irlanda. Allí recibió el nombre de Hermana María Teresa (por Santa Teresa de Lisieux). En el mes de diciembre inició su viaje hacia India, llegando a Calcuta el 6 de enero de 1929. Después de profesar sus primeros votos en mayo de 1931, la Hermana Teresa fue destinada a la comunidad de Loreto Entally en Calcuta, donde enseñó en la Escuela para chicas St. Mary. El 24 de mayo de 1937, la Hermana Teresa hizo su profesión perpétua convirtiéndose entonces, como ella misma dijo, en “esposa de Jesús” para “toda la eternidad”. Desde ese momento se la llamó Madre Teresa. Continuó a enseñar en St. Mary convirtiéndose en directora del centro en 1944. Al ser una persona de profunda oración y de arraigado amor por sus hermanas religiosas y por sus estudiantes, los veinte años que Madre Teresa transcurrió en Loreto estuvieron impregnados de profunda alegría. Caracterizada por su caridad, altruismo y coraje, por su capacidad para el trabajo duro y por un talento natural de organizadora, vivió su consagración a Jesús entre sus compañeras con fidelidad y alegría.

El 10 de septiembre de 1946, durante un viaje de Calcuta a Darjeeling para realizar su retiro anual, Madre Teresa recibió su “inspiración,” su “llamada dentro de la llamada”. Ese día, de una manera que nunca explicaría, la sed de amor y de almas se apoderó de su corazón y el deseo de saciar la sed de Jesús se convirtió en la fuerza motriz de toda su vida. Durante las sucesivas semanas y meses, mediante locuciones interiores y visiones, Jesús le reveló el deseo de su corazón de encontrar “víctimas de amor” que “irradiasen a las almas su amor”. “Ven y sé mi luz”, Jesús le suplicó. “No puedo ir solo”. Le reveló su dolor por el olvido de los pobres, su pena por la ignorancia que tenían de Él y el deseo de ser amado por ellos. Le pidió a Madre Teresa que fundase una congregación religiosa, Misioneras de la Caridad, dedicadas al servicio de los más pobres entre los pobres. Pasaron casi dos años de pruebas y discernimiento antes de que Madre Teresa recibiese el permiso para comenzar. El 17 de agosto de 1948 se vistió por primera vez con el sari blanco orlado de azul y atravesó las puertas de su amado convento de Loreto para entrar en el mundo de los pobres.

Después de un breve curso con las Hermanas Médicas Misioneras en Patna, Madre Teresa volvió a Calcuta donde encontró alojamiento temporal con las Hermanitas de los Pobres. El 21 de diciembre va por vez primera a los barrios pobres. Visitó a las familias, lavó las heridas de algunos niños, se ocupó de un anciano enfermo que estaba extendido en la calle y cuidó a una mujer que se estaba muriendo de hambre y de tuberculosis. Comenzaba cada día entrando en comunión con Jesús en la Eucaristía y salía de casa, con el rosario en la mano, para encontrar y servir a Jesús en “los no deseados, los no amados, aquellos de los que nadie se ocupaba”. Después de algunos meses comenzaron a unirse a ella, una a una, sus antiguas alumnas.

El 7 de octubre de 1950 fue establecida oficialmente en la Archidiócesis de Calcuta la nueva congregación de las Misioneras de la Caridad. Al inicio de los años sesenta, Madre Teresa comenzó a enviar a sus Hermanas a otras partes de India. El Decreto de Alabanza, concedido por el Papa Pablo VI a la Congregación en febrero de 1965, animó a Madre Teresa a abrir una casa en Venezuela. Ésta fue seguida rápidamente por las fundaciones de Roma, Tanzania y, sucesivamente, en todos los continentes. Comenzando en 1980 y continuando durante la década de los años noventa, Madre Teresa abrió casas en casi todos los países comunistas, incluyendo la antigua Unión Soviética, Albania y Cuba.

Para mejor responder a las necesidades físicas y espirituales de los pobres, Madre Teresa fundó los Hermanos Misioneros de la Caridad en 1963, en 1976 la rama contemplativa de las Hermanas, en 1979 los Hermanos Contemplativos y en 1984 los Padres Misioneros de la Caridad. Sin embargo, su inspiración no se limitó sólamente a aquellos que sentían la vocación a la vida religiosa. Creó los Colaboradores de Madre Teresa y los Colaboradores Enfermos y Sufrientes, personas de distintas creencias y nacionalidades con los cuales compartió su espíritu de oración, sencillez, sacrificio y su apostolado basado en humildes obras de amor. Este espíritu inspiró posteriormente a los Misioneros de la Caridad Laicos. En respuesta a las peticiones de muchos sacerdotes, Madre Teresa inició también en 1981 el Movimiento Sacerdotal Corpus Christi como un“pequeño camino de santidad” para aquellos sacerdotes que deseasen compartir su carisma y espíritu.

Durante estos años de rápido desarrollo, el mundo comenzó a fijarse en Madre Teresa y en la obra que ella había iniciado. Numerosos premios, comenzando por el Premio Indio Padmashri en 1962 y de modo mucho más notorio el Premio Nobel de la Paz en 1979, hicieron honra a su obra. Al mismo tiempo, los medios de comunicación comenzaron a seguir sus actividades con un interés cada vez mayor. Ella recibió, tanto los premios como la creciente atención “para gloria de Dios y en nombre de los pobres”.

Toda la vida y el trabajo de Madre Teresa fue un testimonio de la alegría de amar, de la grandeza y de la dignidad de cada persona humana, del valor de las cosas pequeñas hechas con fidelidad y amor, y del valor incomparable de la amistad con Dios. Pero, existía otro lado heroico de esta mujer que salió a la luz solo después de su muerte. Oculta a todas las miradas, oculta incluso a los más cercanos a ella, su vida interior estuvo marcada por la experiencia de un profundo, doloroso y constante sentimiento de separación de Dios, incluso de sentirse rechazada por Él, unido a un deseo cada vez mayor de su amor. Ella misma llamó “oscuridad” a su experiencia interior. La “dolorosa noche” de su alma, que comenzó más o menos cuando dio inicio a su trabajo con los pobres y continuó hasta el final de su vida, condujo a Madre Teresa a una siempre más profunda unión con Dios. Mediante la oscuridad, ella participó de la sed de Jesús (el doloroso y ardiente deseo de amor de Jesús) y compartió la desolación interior de los pobres.

Durante los últimos años de su vida, a pesar de los cada vez más graves problemas de salud, Madre Teresa continuó dirigiendo su Instituto y respondiendo a las necesidades de los pobres y de la Iglesia. En 1997 las Hermanas de Madre Teresa contaban casi con 4.000 miembros y se habían establecido en 610 fundaciones en 123 países del mundo. En marzo de 1997, Madre Teresa bendijo a su recién elegida sucesora como Superiora General de las Misioneras de la Caridad, llevando a cabo sucesivamente un nuevo viaje al extranjero. Después de encontrarse por última vez con el Papa Juan Pablo II, volvió a Calcuta donde transcurrió las últimas semanas de su vida recibiendo a las personas que acudían a visitarla e instruyendo a sus Hermanas. El 5 de septiembre, la vida terrena de Madre Teresa llegó a su fin. El Gobierno de India le concedió el honor de celebrar un funeral de estado y su cuerpo fue enterrado en la Casa Madre de las Misioneras de la Caridad. Su tumba se convirtió rápidamente en un lugar de peregrinación y oración para gente de fe y de extracción social diversa (ricos y pobres indistintamente). Madre Teresa nos dejó el ejemplo de una fe sólida, de una esperanza invencible y de una caridad extraordinaria. Su respuesta a la llamada de Jesús, “Ven y sé mi luz”, hizo de ella una Misionera de la Caridad, una “madre para los pobres”, un símbolo de compasión para el mundo y un testigo viviente de la sed de amor de Dios.

Menos de dos años después de su muerte, a causa de lo extendido de la fama de santidad de Madre Teresa y de los favores que se le atribuían, el Papa Juan Pablo II permitió la apertura de su Causa de Canonización. El 20 de diciembre del 2002 el mismo Papa aprobó los decretos sobre la heroicidad de las virtudes y sobre el milagro obtenido por intercesión de Madre Teresa.

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