El diario español La Razón recogió las iniciativas que en España, Francia y Chile permiten a la comunidad católica tener una alternativa «para testimoniar la fe y esperanza cristianas ante la muerte en la víspera de la fiesta de Todos los Santos».
Según el diario, «la fiesta de Halloween no es tan inocente como disfrazarse de bruja y llevar calabazas iluminadas con inquietantes formas de caras» aunque esa sea la idea que «venden» las casas comerciales con «estanterías de sus establecimientos repletas de trajes de zombis, vampiros, fantasmas, druidas, esqueletos, diablos y hasta seres extraterrestres».
El Padre Joan María Canals, de la Comisión Episcopal de liturgia de la Conferencia Episcopal Española, explicó al diario que el problema de Halloween es «que tiene un trasfondo de ocultismo y de anticristianismo» y por eso se pide los padres «ser conscientes y encauzar el sentido de fiesta hacia lo bueno y la belleza, en vez de hacia el terror, el miedo y la misma muerte».
En la diócesis española de Alcalá de Henares, la Comunidad de Emmanuel realizará una vigilia este sábado a partir de las diez de la noche. «Música, adoración eucarística y baile en «clave cristiana» tratarán de llenar la plaza de los Santos niños y la catedral de la diócesis madrileña».
«En París nació la iniciativa de Holywins, que juega con las palabras «holy» (santo) y «wins» («ganar»). Algo así como «lo santo gana». La propia archidiócesis organiza desde hace varios años la campaña, a la que acuden miles de niños y jóvenes todos los 31 de octubre», informa La Razón.
Según los organizadores de Holywins, «en una sociedad que elude la cuestión de la muerte, la fiesta de Haloween tiene el mérito de que nos interroguemos sobre este tema, pero sólo hace referencia a los rituales morbosos y macabros».
Por eso, «los jóvenes de París quieren aprovechar la ocasión de la fiesta de Halloween para testimoniar su fe y su esperanza cristiana ante la muerte en la vigilia de Todos los Santos y de los Fieles Difuntos», indican.
El diario también destaca que en Santiago de Chile, en la noche del 31 de octubre se celebra la «Fiesta de la Primavera».
«Nada de monstruos, fantasmas y brujas: todos los disfraces que llevan los niños y jóvenes son de ángeles, princesas y hasta de santos», agrega y cita a una comerciante que reconoce cómo ha cambiado la demanda «en los últimos diez años. Antes, los clientes sólo pedían trajes de terror. Ahora llevan de damas antiguas, reinas, cenicientas y ángeles».
«El objetivo de esta fiesta es cambiar la muerte y la oscuridad por la vida; el terror y el miedo por la alegría, y la violencia por la paz», agrega.
Halloween
Halloween proviene de la frase en inglés «All hallows eve», que significa «víspera de todos los santos» y es una costumbre que celebra a los muertos, las brujas y los fantasmas.
Esta celebración pagana comenzó con los celtas quienes creían que el alma, tras su muerte, migraba a otro cuerpo y la noche del 31 de octubre, volvía a su cuerpo original para exigir alimento a sus parientes o moradores.
Cuando el pueblo celta de convirtió al cristianismo, algunos continuaron celebrando a la muerte el 31 de octubre. Los inmigrantes irlandeses llevaron la costumbre a Estados Unidos donde la agregaron la creencia en brujas, duendes, vampiros y monstruos.
Como tal, Halloween vacía de sentido la festividad católica de Todos los Santos, ridiculiza la muerte y la celebra sin el horizonte de la resurrección.
En algunos países, ajenos a la tradición anglosajona, Halloween se ha convertido en una fiesta de consumo que a veces se sale de control. Muchos niños salen a pedir caramelos bajo amenaza de dañar casas y propiedades ajenas; y reciben el mensaje de que para divertirse pueden usar disfraces de seres relacionados con el mal y el ocultismo.
aciprensa.com
viernes, 30 de octubre de 2009
Católicos latinos y europeos ofrecen alternativa cristiana a Halloween
jueves, 29 de octubre de 2009
¿Me amas?
Nuestro alejamiento de las lenguas clásicas —un barco a la deriva que se va hundiendo irreparablemente— nos impide disfrutar de delicadezas como la que Benedicto XVI resalta en un pasaje de su último libro, Los apóstoles y los primitivos discípulos de Cristo (Espasa), dedicado a Pedro.
En griego existen dos verbos que designan la acción de amar: filéo, que expresa el amor de la amistad, tierno y entregado, pero no totalizador; y agapáo, que significa amar sin reservas, con una donación completa e incondicional a la persona amada.
El evangelista Juan, cuando refiere el episodio de la aparición de Jesús resucitado a Pedro a orillas del lago Tiberíades, emplea ambos de un modo muy significativo y dilucidador. Podemos imaginarnos ese episodio como el encuentro de dos viejos amigos conscientes de la herida que se ha abierto en su relación, pero dispuestos a restañarla sinceramente, dispuestos a recibir y dar perdón, para que esa herida no ensombrezca el futuro de su amistad.
Pedro sabe que, apenas unos días antes, cuando su amigo más lo necesitaba, lo ha traicionado por cobardía o por mero instinto de supervivencia, negándolo hasta tres veces después de prometerle lealtad absoluta.
Y Jesús, por su parte, sabe que esa traición ha sido consecuencia de la debilidad de su amigo, consecuencia pues de la propia naturaleza humana; y sabe también que su amigo está avergonzado y mohíno por su falta de coraje. Entonces Jesús, dispuesto a olvidar ese desliz, le pregunta a bocajarro: «¿Me amas?».
El evangelista escribe agapâs-me; esto es: «¿Me amas con un amor completo e incondicional?». Es como si Jesús demandara a Pedro un amor superior al que hasta entonces le ha profesado, un amor que excluya las debilidades y que proclame una adhesión entusiasta, acérrima, tal vez sobrehumana.
Nada hubiese resultado más sencillo para Pedro que responder agapô-se («te amo incondicionalmente»), satisfaciendo esa demanda de amor absoluto que Jesús le lanza; pero, consciente de sus limitaciones, consciente de que lo ha traicionado y de que en el futuro tal vez vuelva a hacerlo (aunque, desde luego, nada más alejado de su propósito), Pedro le responde con pudorosa y escueta humildad: Kyrie, filô-se; esto es: «Señor, te quiero al modo humano, con mis limitaciones».
Podemos imaginar que la respuesta de Pedro por un segundo defraudaría a Jesús: ha ofrecido a su amigo su perdón sincero y algo más que su perdón, a cambio de que nunca más le vuelva a fallar; pero su amigo no desea defraudarlo con esperanzas vanas, no desea que Jesús le atribuya virtudes sobrehumanas.
Entonces Jesús insiste y vuelve a usar el verbo agapáo: «¿Me amas más que éstos?», refiriéndose a los discípulos que se hallan junto a Pedro a orillas del lago. Esta segunda pregunta de Jesús debió de incorporar un matiz perentorio, incluso exasperado, algo así como: «Oye, te estoy preguntando que si me amas a muerte, no me vengas con medias tintas».
Pedro sin duda captó ese tono requirente, tal vez incluso enojado de Jesús; y algo debió de temblar dentro de él, tal vez el miedo a decepcionar a su amigo; y no parece improbable que su respuesta tuviese un tono compungido, desfalleciente, lastimado, temeroso de recibir una reprimenda. Pero así y todo volvió a emplear el verbo filéo: «Señor, te quiero a mi pobre y defectuosa manera, con todas mis fragilidades a cuestas».
Entonces Jesús vuelve a interpelarlo por tercera vez, como tres habían sido las veces que su amigo lo había negado, en la noche amarga; pero, para sorpresa de Pedro, que ya estaría esperando un chaparrón de maldiciones e invectivas, Jesús emplea ahora el mismo verbo al que Pedro se había aferrado antes: Fileis-me?
Es un momento de gran fuerza conmovedora, porque Jesús se da cuenta de que no puede exigirle a su amigo algo que no está en la frágil naturaleza humana; y, olvidándose de esa exigencia sobrehumana, se adapta, se amolda a la debilidad de Pedro, a la frágil condición humana, porque entiende que en su amor renqueante que tropieza y cae y sin embargo se vuelve a levantar dispuesto a proseguir sin titubeos su camino puede haber un ímpetu, una alegría de andar superior incluso a la de un amor que se cree vacunado contra todos los tropiezos.
Entonces Pedro, gratificado por el perdón de su amigo que lo acepta como es, que lo abraza también en el tropiezo y en la caída, afirma con alivio, con decisión, con alborozo: «Sabes que te quiero» (filô-se).
Y fueron amigos para siempre. Tal vez porque el amor más exigente e incondicional es el que brindamos a quien no nos viene con demasiadas condiciones y exigencias.
Juan Manuel de Prada
almudi.org
miércoles, 28 de octubre de 2009
Obispo español pide que fiesta pagana de Halloween no desplace costumbres cristianas
El Obispo de Sigüenza-Guadalajara, Mons. José Sánchez, alertó del «riesgo» de que la fiesta de Halloween, un «rito importado» y de «origen pagano», «desplace costumbres cristianas, arraigadas y beneficiosas» para la sociedad, en alusión a la festividad de Todos los Santos y el recuerdo a los difuntos.
En su misiva semanal para los fieles de su diócesis, a la que ha tenido acceso Europa Press, Sánchez llama la atención sobre la introducción en España de «una costumbre y un rito importado» procedente de Estados Unidos y de «origen pagano», en referencia a la fiesta de Halloween, que según advirtió tiene especial influencia sobre los niños.
«Si todo quedara en juego de niños, con sus regalos y travesuras... Pero también podemos correr el riesgo de que, a impulsos del comercio, del consumo y de la moda, costumbres como ésta, paganas, importadas, prevalezcan y hasta desplacen costumbres cristianas», señaló el Obispo de Guadalajara.
Sánchez calificó en cambio de «arraigadas y beneficiosas» las costumbres cristianas que tienen que ver con «la devoción a los santos y el recuerdo y la oración por los difuntos». Animó así a sus fieles a asistir a la conmemoración del Día de Todos los Santos el próximo 1 de noviembre, y del Día de los Difuntos, al día siguiente.
aciprensa.com
martes, 27 de octubre de 2009
Encuentros con la Eucaristía
Comer a Jesús, comerlo con mi boca como se come cualquier alimento. Tragarlo, consumirlo, porque él mismo lo pidió: «Tomen y coman, esto es mi cuerpo». Sabemos que en la Biblia la palabra «cuerpo» no significa sólo los órganos físicos. Cuerpo es toda la persona cuando se comunica, cuando se entrega a los demás, cuando se relaciona con los otros. Por eso, cuando Jesús nos pide que comamos su cuerpo, es una invitación a recibirlo a él todo entero, con sus sentimientos, su intimidad, sus pensamientos, su divinidad.
Pero no es sólo recibirlo de una manera espiritual, como cuando recordamos a un ser querido; y tampoco se trata solamente de reconocer su presencia íntima en nuestro interior. Es verdaderamente comerlo. Por eso el Evangelio de Juan no dice que comemos su cuerpo, sino que comemos su «carne». Es una verdadera comida, con todas las letras. Y tan real es esto que cuando los judíos oyeron esta invitación de Jesús se sintieron horrorizados y decían: «¡Qué lenguaje tremendo! ¿Quién puede soportarlo?» (Jn 6,60). Esta invitación a comer su carne era ciertamente un «escándalo para los judíos» (1 Cor 1,23). Pero es el extremo al que quiso llegar Dios en su desmesurado anonadamiento. (…)
En el misterioso plan de Dios, «tras el Amor creador que daba vida, vino el Amor del anonadamiento». Pero en realidad, en esta ocurrencia inesperada de hacerse presente en las apariencias del pan de dejarse comer, Dios está respondiendo a un sueño oculto del corazón humano: el sueño de fundirse con el ser amado, de unirse a él hasta superar la medida de lo posible. En la Eucaristía Dios da una respuesta al impulso de comer al ser amado que todos tenemos, como si fuera el gesto que mejor expresa la atracción amorosa que sentimos. Es el sueño de la unidad total que anida como una secreta utopía en los corazones humanos. «Hijo, te comería, dice la madre al niño».
El impulso hacia la unidad que hay en el mundo físico se realiza de un modo perfecto cuando comemos y asimilamos lo que comemos, de manera que eso que comemos pasa a fundirse en la unidad de nuestro ser.
Y Dios, en el colmo del misterio de la Encarnación, quiso llegar a nuestra intimidad a través de un pedazo de materia. No desde arriba, sino desde adentro, metiéndose al máximo en este mundo, para que en nuestro propio mundo pudiéramos encontrarlo. Por eso, el camino hacia Dios se ha abreviado, se ha simplificado al máximo. Podemos unirnos a él simplemente comiendo. No se trata sólo de adquirir conocimientos que eleven nuestra mente, no se trata tanto de hacer duros ejercicios ascéticos para liberarnos del peso de nuestras inclinaciones, no se trata de apartarnos del mundo para volar por encima de la materia. Todo lo contrario; se trata de usar nuestra boca, de masticar, de tragar. Y en ese gesto nos unimos a Dios de la manera más perfecta que podríamos imaginar.
No hay que eliminar el cuerpo ni la sensibilidad. Dios ama nuestro ser entero, cuerpo y alma, y quiso entrar en nosotros por el camino de nuestra sensibilidad física. Pero a veces despreciamos el loco camino que Dios quiso elegir, rechazamos tanta sencillez y no nos convencemos de que lo recibimos realmente sólo comiendo. Queremos exigirle a Dios normalidad, que se ajuste a nuestro modo de actuar, que nos pida algo duro y difícil; y aunque no seamos capaces de hacerlo, queremos que nos reclame una renuncia a la materia, un tremendo sacrificio. Creemos que para poder adorarlo tenemos que aprender un método de oración, hacer un largo camino espiritual; pero en realidad se trata simplemente de recibirlo, para que él nos preste su voz y podamos cantarle. No se trata de hacer grandes esfuerzos interiores para poder amarlo. Se trata de comerlo y así dejar que él nos preste su amor para poder amarlo: «Si me prestas tu voz podré cantarte, si me prestas tu amor podré quererte». Él ha elegido nuestra boca, quiere simplemente que lo comamos. Él, que quiso encarnarse, que tiene un cuerpo hecho de la materia de este mundo, un cuerpo realmente suyo, no se conforma con unir sus pensamientos con los nuestros; quiere unir nuestro cuerpo al suyo.
Victor Manuel Fernández
iglesia.org
lunes, 26 de octubre de 2009
Oración para obtener la humildad
Santa Teresa del Niño Jesús
Jesús, déjame decirte, en un arranque de gratitud, que tu amor raya en locura. ¿Cómo quieres que ante esa locura mi corazón no se lance hacia ti?
Estaba loco nuestro amado para venir a la tierra a buscar a los pecadores y hacer de ellos sus amigos, sus íntimos, sus semejantes. Él, que era perfectamente feliz…
Nosotros no podremos hacer nunca por él las locuras que él hizo por nosotros. Y nuestras acciones no merecen ese nombre, porque son sólo actos muy razonables y muy por debajo de lo que nuestro amor quisiera hacer… Y ahora te veo colmar la medida de tus anonadamientos en la hostia… ¡Oh, amado mío! ¡Que dulce y humilde de corazón me pareces bajo el velo de la blanca hostia! No podías abajarte más para enseñarme la verdadera humildad.
iglesia.org
domingo, 25 de octubre de 2009
Que gran Consuelo
Algún día, cuando mis hijos sean suficientemente grandes para entender la lógica que motiva a las madres, les diré:
Te amé lo suficiente, como para preguntarte a dónde ibas, con quién, y a qué hora regresarías a casa.
Te amé lo suficiente, como para insistir en que ahorraras dinero para comprarte una bicicleta aunque nosotros, tus padres, pudiéramos comprarte una.
Te amé lo suficiente, como para callarme y dejarte descubrir que tu nuevo y mejor amigo era un patán.
Te amé lo suficiente, como para fastidiarte y estar encima de ti, durante dos horas, mientras arreglabas tu cuarto, un trabajo que me hubiese tomado a mí sólo 15 minutos.
Te amé lo suficiente, como para dejarte ver mi ira, desilusión y lágrimas en mis ojos. Los hijos también deben entender que no somos perfectas.
Te amé lo suficiente, como para dejar que asumieras la responsabilidad de tus acciones, aunque los castigos eran tan duros que rompían mi corazón.
Pero sobre todo, te amé lo suficiente, como para decirte que "NO" cuando sabía que me ibas a odiar por ello.
Esas fueron las batallas más difíciles para mí.
Pero estoy contenta por haberlas ganado porque, al final, también las ganaste tú.
Y algún día, cuando tus hijos sean suficientemente grandes para entender la lógica que motiva a los padres, tu les dirás: "Te amé lo suficiente, como para hacer todo lo que hice por ti".
iglesia.org
sábado, 24 de octubre de 2009
El orgullo
El orgullo adopta muy diferentes disfraces. Si lo buscas dentro de ti, lo hallarás por todas partes. Sin embargo, cuida de no utilizar esos descubrimientos para desalentarte.
El orgullo te afecta en tu propia casa. Una mirada autocrítica a tu vida familiar revelará muchas áreas en que el orgullo la ha empobrecido y te ha llevado por un camino equivocado. Pongamos ejemplos:
Marido que interrumpe a su esposa –o viceversa– y no escucha lo que le dice, como si sus propias opiniones fueran las únicas que merecen ser tenidas en cuenta.
Madre que no quiere corregir a su hijo por temor a perder el afecto del niño.
Marido que llega tarde a cenar y no avisa porque es él quien manda.
Hijo consentido que casi nunca ayuda en nada y se queja constantemente de todo.
Más ejemplos en la vida diaria fuera del hogar:
Estás dando vueltas en busca de aparcamiento en el centro de la ciudad, cuando alguien te corta el paso y ocupa el espacio libre que tenías delante. Te pones furioso, le increpas, te embarga una ira desproporcionada.
Llegas a la oficina y entregas a tu secretaria el trabajo bruscamente y le das órdenes de forma desconsiderada y altiva, sin dar las gracias ni mostrarte amable.
Eres médico o abogado, y un cliente acude a ti con un problema, y resulta ser un poco premioso, y te impacientas con él y le apabullas con la jerga médica o jurídica.
Estás en la cola, a la espera de hacer una compra, y a una anciana que tienes delante le resulta difícil contar el dinero; te mueves con impaciencia y suspiras sonoramente con exasperación.
Todos nos sirve
— Pones ejemplos que me pueden valer a mí, pero que no son para los hijos.
Sí que valen, porque en la medida en que tú erradiques el orgullo de tu vida, desaparecerá de la familia y tendrá menos arraigo en tu hijo adolescente.
Piensa además que en una gran parte de esos ejemplos los hijos son espectadores, y es entonces cuando van formando sus criterios de conducta.
No te estoy hablando simplemente de cuidar los modales. Piensa en cuál es tu forma de pensar acerca de ti y de los demás:
Y se contagia mucho
Cada vez que actúas con superioridad o humillante condescendencia para con los demás, has caído en el orgullo.
Cuando increpas a un conductor un poco torpe, criticas a tu cónyuge o tratas a un camarero como si fuera un esclavo, agredes la dignidad de alguien que la merece toda.
Cuando parece que disfrutas diciendo que no, porque así te das aires de mucho mando, o cuando produces actitudes serviles ante ti, degradas a esas personas y te degradas a ti mismo.
Cuando –quizá incluso siendo pacifista– te olvidas de la paz en tu vida cotidiana, y resulta que eres peleón y encizañador en tu trabajo, intolerante con tu marido o tu mujer, excesivamente duro con tus hijos, despectivo con tu suegra, o áspero con tu portero y tus vecinos, entonces demuestras que ninguna de tus teorías para la paz del mundo tiene sitio en tu propia casa.
Son agresiones que demuestran egocentrismo, y los hijos lo ven, y lo asumen casi sin darse cuenta.
Uno a uno, cada uno de estos episodios no significan gran cosa. Pero cuando el orgullo se hace fuerte en esos detalles que empiezan a acumularse, puede convertirte en un gran deseducador en la familia.
Alonso Aguiló
interrogantes.net
viernes, 23 de octubre de 2009
Nota sobre el paso de fieles anglicanos a la Iglesia Católica
El cardenal William Joseph Levada, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe y el arzobispo Joseph Augustine Di Noia, O.P., secretario de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, explicaron esta mañana durante un encuentro con periodistas la nota sobre los Ordinariatos Personales para los anglicanos que entran a formar parte de la Iglesia católica.
El cardenal Levada comentó una nota informativa de su dicasterio en la que se dice que "la Iglesia católica responde con una Constitución Apostólica a las peticiones dirigidas a la Santa Sede de grupos de clérigos y fieles anglicanos de diversas partes del mundo, que desean entrar en la plena y visible comunión con ella".
"En esta Constitución Apostólica -dijo-, el Santo Padre ha introducido una estructura canónica que provee a una reunión corporativa a través de la institución de Ordinariatos Personales, que permitirán a los fieles ex anglicanos entrar en la plena comunión con la Iglesia católica, conservando al mismo tiempo elementos del específico patrimonio espiritual y litúrgico anglicano. Según el tenor de la Constitución Apostólica, la atención y la guía pastoral para estos grupos de fieles ex anglicanos será asegurada por un Ordinariato Personal, del que el Ordinario será habitualmente nombrado por el clero ex anglicano".
"La Constitución Apostólica, que está a punto de publicarse, representa una respuesta razonable e incluso necesaria a un fenómeno global, ofreciendo un único modelo canónico para la Iglesia universal adaptable a diversas situaciones locales, y en su aplicación universal, equitativa para los ex anglicanos. Este modelo prevé la posibilidad de la ordenación de clérigos casados ex anglicanos, como sacerdotes católicos. Razones históricas y ecuménicas no permiten la ordenación de hombres casados como obispos, tanto en la Iglesia católica como en las ortodoxas. Por tanto, la Constitución determina que el Ordinario pueda ser o un sacerdote o un obispo no casado. Los seminaristas del Ordinariato se prepararán junto a otros seminaristas católicos, pero el Ordinariato podrá abrir una casa de formación para responder a necesidades particulares de formación en el patrimonio anglicano".
"Esta nueva estructura -continúa la nota- está en consonancia con el compromiso en el diálogo ecuménico, que sigue siendo una prioridad para la Iglesia católica, en particular a través de los esfuerzos del Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos". En este sentido, el cardenal Levada señaló que "la iniciativa proviene de varios grupos de anglicanos que han declarado que comparten la fe católica común, como expresa el Catecismo de la Iglesia Católica, y que aceptan el ministerio petrino como un elemento querido por Cristo para la Iglesia. Para ellos ha llegado el tiempo de expresar esta unión implícita en una forma visible de plena comunión".
El purpurado subrayó que "Benedicto XVI espera que el clero y los fieles anglicanos deseosos de la unión con la Iglesia católica encuentren en esta estructura canónica la oportunidad de preservar aquellas tradiciones anglicanas que son preciosas para ellos y conformes con la fe católica. En cuanto expresan en un modo distinto la fe profesada comúnmente, estas tradiciones son un don que hay que compartir en la Iglesia universal. La unión con la Iglesia no exige la uniformidad que ignora las diversidades culturales, como demuestra la historia del cristianismo. Además, las numerosas y diversas tradiciones hoy presentes en la Iglesia católica están todas enraizadas en el principio formulado por San Pablo en su carta a los Efesios: "Un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo".
"Nuestra comunión -concluyó el cardenal Levada- se ha reforzado por diversidades legítimas como estas, y estamos contentos de que estos hombres y mujeres ofrezcan sus contribuciones particulares a nuestra vida de fe común".
En una declaración conjunta, los arzobispos de Westminster y Canterbury, respectivamente Vincent Gerard Nichols y Rowan Williams, afirman que el anuncio de la Constitución Apostólica "acaba con un período de incertidumbre para los grupos que nutrían esperanzas de nuevas formas para alcanzar la unidad con la Iglesia católica. Toca ahora a los que han cursado peticiones de ese tipo a la Santa Sede responder a la Constitución Apostólica", que es "consecuencia del diálogo ecuménico entre la Iglesia Católica y la Comunión Anglicana".
"El actual diálogo oficial entre la Iglesia Católica y la Comunión Anglicana -subrayan los prelados- sienta las bases para que prosiga nuestra cooperación. Los acuerdos de la Comisión Internacional Anglicano Católica (ARCIC) y de la Comisión Internacional Anglicano Católica para la Unidad y la Misión (IARCCUM) establecen con claridad el camino que seguiremos juntos".
"Con la ayuda de Dios y de la oración -concluyen- proclamamos nuestra determinación para reforzar el mutuo compromiso actual y la consulta sobre éste y otros argumentos. A nivel local, con el espíritu de la IARCCUM, quisiéramos adoptar el modelo de reuniones entre la Conferencia de Obispos Católicos de Inglaterra y Gales y la Cámara Episcopal de la Iglesia de Inglaterra, centrándonos en la misión común".
jueves, 22 de octubre de 2009
La alegría de hacer feliz a alguien
Puesto que estamos hechos para amar, sabemos que no hay mayor alegría que en un bien compartido: Da y recibe, y alegra tu vida (Eclo 14, 16). Los carismas que hemos recibido son para iluminar la vida en sociedad con el gozo de dar y recibir. Por eso, dice el Eclesiastés que no hay mayor placer que gozarse en el fruto de un trabajo (Ecli 3, 22). Las alegrías más intensas de la vida brotan cuando un don recibido provoca la felicidad de los demás, ya que hay más alegría en dar que en recibir (Hech 20, 35) y Dios ama al que da con alegría (2 Cor 9, 7).
¡Qué dulce y reconfortante alegría es la de provocar deleite en los demás! Ese gozo, efecto del amor fraterno, no es el de la vanidad de quien se mira a sí mismo, sino el del amante que se complace en el placer del amado.
Alegría de recibir
Pero el consejo bíblico dice: "Da y recibe" (Eclo 14, 16).
No basta derramarme en el otro, hacerme fecundo en él. También tengo que disponerme a recibir algo de él, a reconocer el inmenso valor del hermano. Es contemplarlo como fuente de bien para mí. Si no aprendo a admirarme y recibir de los demás, el amor está mutilado, y también estará mutilada la alegría.
Pocos advierten el acento de san Pablo cuando habla del cuerpo místico y de la importancia de los dones de todos. Allí, la actitud negativa que Pablo describe no es la de no querer dar, sino precisamente la de no querer recibir de los demás, la de no saber gozarse en el don del hermano: No puede el ojo decir a la mano: "No te necesito"… Si un miembro es honrado, todos los demás toman parte de su gozo (1 Cor 12, 21.26).
La caridad implica que el ser amado es estimado como de alto valor (Sto. Tomás de Aquino). Por eso, la vida espiritual no es sólo contemplación de Dios, sino también una contemplación del hermano en su inmensa nobleza, una admiración gozosa ante lo que Dios mismo ha sembrado en él. La capacidad de beber del cántaro del hermano es fuente de un gozo peculiar. Sin esa actitud, nuestra alegría tendrá siempre una sombra oscura.
¿Acaso puede haber verdadero amor en una pareja, si uno de los dos se encierra en sus esquemas, si se siente salvado en sus seguridades, y ya no se deja interpelar y completar por el otro?
Un límite de la alegría
La experiencia demuestra que la alegría también logra convivir, en la vida concreta, con dificultades, sufrimientos, límites. Hay muchas maneras de encontrar gozo también en medio de preocupaciones. Pero lo que más suele empañar la alegría es el sufrimiento de los demás. Lo sabe cualquiera que sepa amar, o que, al menos, intente querer a sus semejantes.
El Eclesiastés, que invita con insistencia a gozar de la vida, ha reconocido con congoja el peso de este límite: "Vi el llanto de los oprimidos, sin tener quien los consuele; la violencia de sus verdugos, sin tener quien los vengue. Y felicité a los muertos que ya perecieron, más que a los vivos que todavía viven" (Ecl 4, 1-2).
Sin embargo, conviene recordar que no ayudamos a nadie con lamentos prolongados, o con tristezas crónicas. Además, cuando miramos el dolor de los demás, allí mismo, encontramos con frecuencia muchos signos de esperanza para nuestro mundo decadente. Contemplando el universo del sufrimiento, allí mismo, en medio de enfermedades, pobreza y fracasos, podemos ver: un enfermo en un hospital que se dedica a consolar y alegrar a los que están a su lado, un pobre que comparte su pan con otro tan hambriento como él, una mujer que perdió a su esposo y se desvive por ayudar a sus hijos a seguir viviendo, un paralítico que sonríe. Verdaderas señales que estimulan nuestra alegre y segura esperanza.
Por otra parte, mi aporte a los hermanos crucificados no es la tristeza, sino la alegría de mi simple entrega en medio de las tribulaciones de mi propia vida: "Cuanto más pienso en el sufrimiento humano… más importante que nunca es entonces ser fiel a mi vocación de hacer bien las pocas cosas que estoy llamado a hacer, y conservar la alegría y la paz que ellas me dan. Debo resistir a la tentación de dejar que las fuerzas de las tinieblas me arrastren a la desesperanza y me conviertan en una más de sus víctimas". (H.J.M. Nouwen).
Desde mi humilde aporte, yo verdaderamente puedo cambiar el mundo. Suena a frase gastada, pero es real. Mi entrega en lo que me toque vivir y hacer, si está impregnada de amor sincero, desata siempre un movimiento misteriosamente positivo, produce un dinamismo subterráneo que comienza a cambiar algo en la historia. Deteniéndome a llorar las cosas grandes que no puedo hacer, estoy privando al mundo de algo grande que sí puede nacer en las pequeñas cosas. Algo nuevo se va gestando, aunque yo no lo vea, a partir de grandes sueños en pequeños granitos de mostaza.
Con esa seguridad puedo levantarme cada mañana, sin permitir que los problemas y dolores, propios y ajenos, me encierren en la comodidad y el egoísmo. Con ese dinamismo de esperanza, ofrezco a los demás mi sincera alegría.
Víctor Manuel Fernández
iglesia.org
miércoles, 21 de octubre de 2009
El Secreto Admirable del Santísimo Rosario
San Luis María Grignion de Montfort
Rosa Blanca
A los sacerdotes
1) Ministros del Altísimo, predicadores de la verdad, clarines del Evangelio, permitidme que os presente la rosa blanca de este librito para introducir en vuestro corazón y en vuestra boca las verdades que en él se exponen sencillamente y sin aparato.
En vuestro corazón, para que vosotros mismos emprendáis la práctica santa del Rosario y gustéis sus frutos.
En vuestra boca para que prediquéis a los demás la excelencia de esta santa práctica y los convirtáis por este medio. Guardaos, si no lo lleváis a mal, de mirar esta práctica como insignificante y de escasas consecuencias, como hace el vulgo y aun muchos sabios orgullosos; es verdaderamente grande, sublime, divina. El cielo es quien os la ha dado para convertir a los pecadores más endurecidos y los herejes más obstinados. Dios ha vinculado a ella la gracia en esta vida y la gloria en la otra. Los santos la han ejercitado y los Soberanos Pontífices la han autorizado.
¡Oh, cuán feliz es el sacerdote y director de almas a quien el Espíritu Santo ha revelado este secreto, desconocido de la mayor parte de los hombres o sólo conocido superficialmente! Si logra su conocimiento práctico, lo recitará todos los días y lo hará recitar a los otros. Dios y su Santísima Madre derramarán copiosamente la gracia en su alma para que sea instrumento de su gloria; y producirá más fruto con su palabra, aunque sencilla, en un mes que los demás predicadores en muchos años.
2) No nos contentemos, pues, mis queridos compañeros, en aconsejarlo a los demás: es necesario que lo practiquemos. Bien podremos estar convencidos de la excelencia del Santo Rosario, mas si no lo practicamos, poco empeño se tomará quien nos oiga en cumplir lo que aconsejamos, porque nadie da lo que no tiene «Coepit Jesus facere et docere» (1). Imitemos a Jesucristo, que comenzó por hacer aquello que enseñaba.
Imitemos al Apóstol, que no conocía ni predicaba más que a Jesucristo crucificado: y eso es lo que haréis al predicar el Santo Rosario, que, según más abajo veréis, no es sólo un compuesto de padrenuestros y avemarías, sino un divino compendio de los misterios de la vida, pasión, muerte y gloria de Jesús y de María.
Si creyera yo que la experiencia que Dios me ha dado de la eficacia de la predicación del Santo Rosario para convertir a las almas os pudiera determinar a predicarlo, a pesar de la moda contraria de los predicadores, os diría las conversiones maravillosas que he visto venir con la predicación del Santo Rosario; pero me contentaré con relatar en este compendio algunas historias antiguas y bien probadas. Y solamente en servicio vuestro he insertado también algunos textos latinos de buenos autores que prueban lo que explico al pueblo en francés.
(1) He 1,1.
santorosario.net
martes, 20 de octubre de 2009
Benedicto XVI recuerda que valores cristianos aún modelan civilización europea
El Papa Benedicto XVI recordó que losvalores de la Unión Europea, «son fruto de una larga y sinuosa historia enla que, no se puede negar, el cristianismo ha jugado un papel primordial».
Al recibir al jefe de la delegación de la Comisión de las Comunidades Europeas ante la Santa Sede, Yves Gazzo, con motivo de la presentación de las cartas credenciales, el Papa explicó que «la igual dignidad de todos los seres humanos, la libertad del acto de fe como raíz detodas las demás libertades cívicas, la paz como elemento decisivo del biencomún, el desarrollo humano -intelectual, social y económico- como vocación divina y el sentido de la historia que deriva de ello son tantos elementos centrales de la revelación cristiana que siguen modelando la civilización europea».
«Cuando la Iglesia recuerda las raíces cristianas de Europa no busca un estatuto privilegiado para ella. Quiere haceruso de la memoria histórica, recordando en primer lugar una verdad -que cada vez pasa más en silencio-: la inspiración decisivamente cristiana de los padres fundadores de la Unión Europea», aclaró.
Asimismo, «desea manifestar que elsurco de valores proviene principalmente del patrimonio cristiano, que lo siguealimentando todavía hoy».
El Santo Padre afirmó que «estos valores comunes no son un conglomerado anárquico o aleatorio, sino que forman un conjunto coherente que se ordena y se articula, históricamente, a partir de una visión antropológica precisa».
El Papa advirtió del riesgo de que esos valores fuesen «manipulados por individuos y grupos de presión deseosos de hacer valer sus intereses particulares en detrimento de un ambicioso proyecto colectivo, que los europeos esperan, cuyo objetivo es el bien común de los habitantes del Continente y de todo el mundo».
«Es importante que Europa no deje que su modelo de civilización se deshilache, hilo a hilo. Su generosidad original no debe ser sofocada por el individualismo o el utilitarismo. Las inmensas riquezas intelectuales, culturales, económicas del continente seguirán fructificando siempre que sean fecundadas por la visión trascendental de la persona humana, que constituye el tesoro más grande de la herencia europea», dijo.
En este sentido, señaló que «se trata principalmente de la búsqueda del justo y delicado equilibrio entre la eficacia económica y las exigencias sociales, la salvaguardia del ambiente y sobre todo del sostén indispensable y necesario a la vida humana desde su concepción hasta la muerte natural y a la familia, fundada en el matrimonio entre un hombre y una mujer».
Europa no será realmente ella misma,observó el Santo Padre, «si no conserva la originalidad que constituye sugrandeza y que puede hacer de ella, el día de mañana, una de los principales protagonistas en la promoción del desarrollo integral de las personas, que la Iglesia católica considera como el único camino capaz de poner remedio a los desequilibrios que presenta nuestro mundo».
Benedicto XVI aseguró al representante de la Santa Sede que «sigue con respeto y gran atención la actividad de las instituciones europeas y espera que éstas, con su trabajo y su creatividad, honren a Europa, que más que un continente es «una casa espiritual».
«La Iglesia quiere acompañar la construcción de la Unión Europea. Por eso se permite recordarle cuáles son los valores fundadores y constitutivos de la sociedad europea, para que se promuevan para el bien de todos».
aciprensa.com
lunes, 19 de octubre de 2009
Cuida tus pensamientos
«Ten cuidado con tus pensamientos;
que se volverán palabras.
Ten cuidado con tus palabras;
que se volverán actos.
Ten cuidado con tus actos;
que se volverán costumbres.
Cuidado con tus costumbres;
que será tu carácter.
Cuida tu carácter,
que será tu destino,
será tu vida...»
iglesia.org
domingo, 18 de octubre de 2009
«Hay muchos jóvenes que son como el cristal: duros pero frágiles»
Entrevista a Javier Urra
Doctor en Psicología y voz autorizada en cuanto a la infancia se refiere, no en vano fue el primer Defensor del Menor en España, Javier Urra (Estella, 1957) presenta Educar con sentido común; una obra que «busca ser puente entre todos los agentes implicados en la educación de los chavales».
-Habla de «urgencia» de cara a que padres y profesores eduquen con criterios comunes. ¿Se ha roto este binomio que parecía indestructible años atrás?
-Lo que se ha roto de alguna manera es la educación ordinaria. Ya no funciona la fórmula en la que el maestro habla y los alumnos escuchan. Esa fórmula de enseñanza se ha quedado obsoleta. Los jóvenes de hoy en día tienen muchísima información a su alcance, por eso necesitan profesores que lo sean por vocación, bien preparados y que se adapten a las nuevas tecnologías tanto para saber descodificar los mensajes de los chicos como para hablarles desde el conocimiento. Renovarse o morir. Hay mucho que hacer en la escuela, desde luego, pero es fundamental que los padres eduquen en casa.
-¿Cree que se ha delegado demasiado en los docentes?
-Algo de eso hay. Sobre todo porque los padres en general, y las madres en particular, tienen un sentimiento de culpabilidad muy arraigado porque les resulta harto complicado conciliar vida profesional y familiar. Se tira mucho de aquello de «para un rato que estoy con mi hijo, cómo le voy a reñir». Ha hecho mucho daño también la teoría de algunos psicólogos y pedagogos que dijeron en su momento que hay que dejar hacer, que al niño no se le puede traumar. Eso ha generado mucho desacierto. La sociedad se plantea ahora cuál es el arma educativa a su disposición, si le quitan la bofetada.
-¿Y cuál es?
-Tenemos el diálogo, el cariño, el respeto e incluso la sanción. Hemos llegado a una situación en la que cualquiera puede ver en series de televisión a un grupo de chavales que hacen todo lo que quieren, sin ninguna premisa de respeto a la norma, a lo instituido, al profesorado... No se pueden emitir este tipo de mensajes contaminantes. En ese sentido, debemos orientar nuestro trabajo los expertos. Sí que creo que la mayoría de los padres consiguen que sus hijos estén bien educados en una sociedad mucho más igualitaria y más rica que la de sus abuelos, pero también mucho más compleja. Sin embargo, hay padres perversos, padres incapaces, que no son adultos o que anteponen sus vicios a su papel de educadores.
-También se cuentan por miles las denuncias de padres contra hijos.
-Así es, este año pasado, por ejemplo, hemos contabilizado en la Fiscalía 8.000 denuncias de padres a hijos, mil más que en 2007. Todas ellas se refieren a chavales de 14 a 18 años, porque sólo podemos intervenir a partir de esa edad, con lo cual, desconocemos las agresiones que se producen en los años anteriores. Trabajamos, como institución, para intentar trasladar a la sociedad ciertas dosis de sentido común, en ningún caso nos creemos «superpapás». Pero no podemos consentir que los hijos agredan a sus padres. Es inaceptable. Y si usted, como madre, consiente que su hijo la pegue y la insulte, yo no lo puedo hacer porque llegará el día en que ese chico viva en pareja y va a masacrar a otra persona. Es nuestra obligación pararlo hoy.
-¿Qué ha fallado en la sociedad para llegar a este extremo?
-Esta situación se da en una sociedad nuevo rica como la española, muy algodonosa y con mucha tontería. Existe una presión desmesurada en torno al consumo que se agudiza sobremanera en los niños. Tanto es así que dos de cada cinco anuncios van dirigidos a la infancia, todos quieren tener las mismas zapatillas, la misma marca de camiseta... Hacer que ese niño sea feliz es muy complicado porque siempre va a querer más. Y aún teniéndolo todo, un día se encontrará mal porque sus amigos le rechazan y empezará a coquetear con las drogas, con el alcohol. Todos lo harán, pero algunos quedarán enganchados y otros no. ¿De qué depende? ¿de una personalidad pretoxicómana? Pues no, depende de que les hayamos transmitido un saber manejarse en las turbulencias de la vida. Yo creo muy poco en el azar, creo en la constancia, en el esfuerzo y ahora, tristemente vivimos en una sociedad en la que parece que a los hijos hay que dárselo todo al morro y nos estamos equivocando. De hecho, el índice de suicidio infanto-juvenil ha experimentado un aumento brutal en los últimos años. ¿Y por qué? Porque hay muchos jóvenes que son como el cristal: duros pero frágiles.
-¿Y hay algún truco en este sentido?
-Hay que educar a los niños pequeños en el no, en el respeto a la mujer, a sus mayores y tienen que aprender, desde muy chiquitines, que no todo se puede comprar. Nos hace falta una sociedad de valores. Si cogemos ahora cualquier periódico comprobamos que las páginas de sucesos y de contactos, aumentan. Eso de «yo con mi cuerpo hago lo que quiero», es una teoría que yo pondría en cuestión porque nuestras acciones, queramos o no, siempre repercuten en los demás. ¿Que el drogadicto es un enfermo? Puede llegar un momento en el que sea un enfermo y haya que ayudarle pero, en algún momento le falló la voluntad. No me merece el mismo respeto ético que un niño que nace con espina bífida. Él sí que no ha elegido.
-Usted aboga por darles voz a los jóvenes.
-Sí, puesto que hay un cierto despotismo en este sentido: todo para los chicos, pero sin los chicos. Y los políticos incurren a menudo en muchas incongruencias. No es de recibo que para tatuarse o hacerse un piercing se necesite el permiso del padre o tutor y para la interrupción voluntaria de un embarazo no. Tampoco tiene sentido que se suba la edad para conducir un ciclomotor y se pueda acudir a las farmacias a por la píldora del día después sin mayor repercusión. ¿Qué queremos? ¿Menores maduros desde los 16? Entonces denles permiso para votar. ¿O un chico de 17 años tiene menos capacidad que su abuela de 87? Habría que resituar todo esto, replantearlo, empezando por darles voz a los jóvenes, ver que piensan ellos de todas estas medidas que les afectan para hacerles responsables de sus actos.
Por Naiara Baza
sontushijos.org
sábado, 17 de octubre de 2009
viernes, 16 de octubre de 2009
Presentan seis razones para participar en marcha 17-O de Madrid
Los organizadores de la gran marcha por la vida que se realizará este sábado 17 de octubre en Madrid (17-O), que congrega a más de 40 asociaciones que defienden este derecho inalienable, dieron a conocer seis razones por las cuales los españoles deben participar en este importante evento contra la ley del aborto.
El primero y más evidente, señalan, «porque es posible, porque puedo y ante un tema tan grave, creo que debo hacerlo: es una cuestión de responsabilidad personal».
Asimismo, prosiguen, «para que todas las mujeres de España se enteren de que hay millones de personas dispuestas a ayudarlas ante un conflicto derivado de un embarazo imprevisto, y comprendan que el aborto nunca es la solución, sino el inicio de más problemas».
La participación en la marcha también servirá para que «los políticos de todos los partidos se enteren de que en España hay millones de personas que no están dispuestas a acostumbrarse al aborto y que seguirán trabajando sin descanso para que algún día no haya abortos en España».
Esta gran manifestación también servirá para que «los gobernantes y parlamentarios de España sepan que hay una amplísima mayoría de españoles que rechazan toda legislación permisiva del aborto y reclaman alternativas solidarias de apoyo a la mujer embarazada».
Este evento será, continúan, «una llamada de atención al resto de los países del mundo, en los que también se debate este asunto; para que se sepa que la batalla sigue viva, diga lo que diga la ley: seguiremos trabajando por una Cultura de la Vida».
Finalmente y como sexta razón, señalan que esta manifestación servirá para que «cuando tu hijo o tu nieto te pregunten: «cuando había aborto en España, ¿que hiciste tú para acabar con esa barbaridad?» puedas contestarle que, al menos, participaste en la famosa manifestación del 17 de octubre de 2009 en Madrid».
Más información: http://www.estoesconmigo.org/index.php?option=com_content&task=view&id=479&Itemid=55
aciprensa.com
jueves, 15 de octubre de 2009
¡Jesús esta en la ventana!
Había un niño que visitaba a sus abuelos en su granja. Le dieron una Resortera para que jugara afuera en el campo.
Él practicó en el campo, pero nunca pudo darle a su objetivo. Ya un poco desanimado regresó a la casa para la cena. Mientras caminaba de regreso vio el pato más querido por su abuela. Y como un impulso, él le dejo ir un golpe con la resortera, le pegó al pato en la cabeza y lo mató.
Él estaba impresionado y consternado. En un momento de pánico, él escondió el pato muerto entre una pila de Madera, en ese momento vio que su hermana lo estaba observando.
Sally lo había visto todo, pero no dijo nada. Después del almuerzo del siguiente día, la abuela dijo, "Sally vamos a lavar los platos". Pero Sally dijo "Abuela Johnny me dijo que el quería ayudarte en la cocina.
Luego le susurró a él "Recuerdas el Pato?" Así que Johnny lavó los platos. Más tarde ese día, el Abuelo les pregunto a los niños si querían ir a pescar, y la Abuela dijo, "Lo siento pero necesito que Sally me ayude a hacer las compras" Sally solo sonrió y dijo "Bueno, no hay problema porque Johnny me dijo que quería ayudar. Ella susurro nuevamente "Recuerdas el Pato?"
Así que Sally se fue a pescar y Johnny se quedó ayudando. Después de varios días en los cuales Johnny hacia tanto sus tareas como las de Sally, él finalmente no pudo soportarlo más.
Él le confesó a su Abuela que había matado el pato. La Abuela se arrodillo, le dio un abrazo y dijo. "Corazón, Yo lo sé. Sabes, yo estaba parada en la ventana y vi todo lo que pasó. Pero porque te Amo, yo te perdono.
Sólo me preguntaba cuánto tiempo mas permitirías que Sally te hiciera su ¡Esclavo! Así que para este día y los que están por venir:
Lo que sea que haya en tu pasado, lo que sea que hayas hecho y el Diablo continúe restregándotelo en tu cara (mentiras, deudas, miedos, odios, ira, falta de perdón, amargura, etc.) lo que sea, tú necesitas saber que Jesús estaba parado en la ventana y Él vio todo lo sucedido.
Él ha visto tu vida completa, Él quiere que sepas que te Ama y que estás perdonado, Él sólo se está preguntando cuánto tiempo dejarás que el Diablo te hago un esclavo.
Lo maravilloso de Jesús es que cuando tú pides perdón, Él no solo te perdona si no que olvida - Porque somos salvos por medio de la Gracia y Misericordia de Jesús.
Anda y haz la diferencia en la vida de alguien este día, comparte ésto con un amigo y recuerda siempre: ¡Jesús está en la Ventana!
mariamedianera.ning.com
miércoles, 14 de octubre de 2009
«Dad limosna de lo de dentro y así lo tendréis limpio todo»
Beata Teresa de Calcuta
No podemos quedar satisfechos dando sólo dinero; el dinero no es suficiente pues se puede encontrar en otra parte. Los pobres tienen necesidad de nuestras manos para ser servidos, y de nuestros corazones para ser amados. La religión de Cristo es el amor, el contagio del amor.
Los que pueden llevar una vida cómoda sin duda que tienen sus razones. Pueden habérsela ganado con sus trabajos; yo sólo monto en cólera frente al despilfarro, los que echan a la basura lo que podría sernos de utilidad.La dificultad está en que, muy a menudo, los ricos e incluso la gente que vive cómodamente, no saben verdaderamente qué son los pobres; por eso podemos perdonarlos, porque el conocimiento sólo puede conducir al amor, y el amor al servicio. Es porque no les conocen que no se conmueven por ellos.
Por amor procuro dar a los pobres lo que los ricos no podrían obtener con dinero. Ciertamente, no tocaré a un leproso ni por un millón, pero lo cuidaré gustosamente por el amor de Dios.
evangelizo.org
martes, 13 de octubre de 2009
Abnegación: A quien algo quiere algo le cuesta
«A quien algo quiere, algo le cuesta», dice un dicho muy conocido y poco popular. Conocido porque apenas sí hay quien no lo haya oído; poco popular porque duele. Sí, duele, pero es una verdad enorme; sencilla, pero enorme.
«A quien algo quiere…» Todos estamos llenos de deseos y de planes, colmados en el corazón de sanas ilusiones: estudios, proyectos, una carrera, un puesto laboral interesante y bien remunerado, etc. Todo esto es parte de ese «algo» que se quiere. Pero ahí está siempre el compañero habitual, la frase complementaria: «Algo le cuesta». Cuesta. De distinta forma, pero cuesta. Las pequeñas ilusiones se pagan a precios pequeños: renuncias pequeñas, sacrificios insignificantes... Cuestan poco, pero valen poco. Pero según tendemos más arriba, según buscamos ilusiones mayores, más alto es el precio, mayores los “gastos”. Por eso: «A quien algo quiere, algo le cuesta».
¿Ejemplos? En los deportes lograr ser titular u ocupar la posición que se desea implica cansancio, horas de entrenamiento, sudor derramado en kilómetros de carrera, rasparse la piel en la arena para alcanzar ese balón, incluso algún que otro golpe de una mano o pie distraídos. En los estudios un examen, dos, tres o, ¿por qué no?, el título final. Los estudios exigen estar sentado delante de un libro, leyendo, memorizando, discurriendo y exprimiendo la capacidad de resolver problemas; noches sin dormir, esquemas infinitos, fines de semana sacrificados en un altar que, en lugar de velas, tiene una pobre bombilla… Y en el trabajo, ¡ay qué dolor!, ¡eso sí que es abnegación! Alcanzar ese puesto que me asegura honor, respeto y dinerillo para las cinco bocas que me esperan en casa; ese proyecto a realizar, esa casa a construir o, sin más, la sarta infinita de asuntos por resolver, la larga cadena de caras que me vienen a hablar. Eso requiere sacrificio, abnegación, renuncia, aguante y, muchas veces, paciencia y bondad. Son palabras simples, demasiado simples, que hacen realidad aquello de que «a quien algo quiere, algo le cuesta».
Pero deporte, estudios y trabajo cuestan poco, cuestan muy poco, exigen poquísimo; son casi ofertas si se comparan con aquello que más cuesta: el amor. El amor es paciente, benigno, servicial, no se cansa, no busca su propio interés y no tiene en cuenta el mal recibido. Amar requiere abnegación, amar a Cristo y a los otros requiere de la mayor abnegación, de la abnegación que es dejarse a uno mismo, con todos los planes, con los excesivos deseos de triunfar por encima de los otros, con las luchas y batallas por ser el centro de todas las alabanzas, con las envidias y rencores cuando no se es apreciado y honorado, con las perezas y egoísmos que detienen ese dedo que quiere hacer algo por los demás… Abnegación que es sinónimo de amor, que es la otra cara del amor. Y el amor ya no gana un puesto sobre el césped, ni un puesto o un sueldo mejores, ni un diploma de cartón; el amor gana a las personas, las une; el amor construye familias, amistades, sociedades y, cuando esa abnegación es el rostro del amor a Cristo, todos los hombres que lo aman se unen en su Amor y así se construye la Iglesia que es su Cuerpo.
«A quien algo quiere, algo le cuesta». El caso es querer, tener un ideal, un amor, el sacrificio vendrá sólo y se aceptará con alegría con tal de alcanzar lo que se ama. Así, cada día, podemos preguntarnos qué queremos hoy, a quién queremos hoy y, para alcanzarlo: más tiempo de estudio, más esfuerzo, más paciencia, cercanía y comprensión. En definitiva, más amor.
¡Vence el mal con el bien!
Juan Pablo Fernández
catholic.net
lunes, 12 de octubre de 2009
Dignísima María
Reproduzco las palabras de un buen periodista, Bosco Martín Algarra, que encima es una gran persona. O más bien al revés. Bosco también es el director del mejor diario económico en español, La Gaceta de los Negocios, un periódico que habla de los valores bursátiles y también de los valores humanos y sólo por eso merece la pena que vaya bien.
La niña sobre la que escribe, María, la conocí cuando nació hace apenas tres meses y para siempre nos quedará el día que la tuvimos en casa. Fue un 6 de julio, fiesta grande para los navarros porque marca el inicio de los sanfermines. Tuvimos una comida de amigos y luego sobremesa con un patxarán y buena conversación. María se quedó durmiendo en el salón mientras Almudena y Graciela la vigilaban con celo de policía de inmigración americano.
Por eso, en la distancia que nos impone el Atlántico, siento esta columna de Bosco como mía y le «envidio» por no haberla escrito antes que él.
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Les cuento algo que merece la pena conocer. Sinceramente, y me van a disculpar la presunción, no creo que existan muchas cosas realmente más importantes de la que voy a tratar a continuación. Va de la vida y la muerte, eso que entiendo a todos nos preocupa un poco.
Les cuento la historia de una niña llamada María. Nació hace tres meses. Sus padres desconocían hasta ese momento que tenía —no lo padecía, simplemente lo tenía— síndrome de Down. De haberlo sabido antes, en cualquier caso, la noticia no hubiera alterado ningún plan, porque los padres de María no valoran el derecho a vivir de las personas, y menos de sus hijos o hijas, en función de las condiciones físicas o mentales. María hubiera nacido muy querida en cualquier caso, como de hecho ocurrió.
Los médicos que la trataron, además del pesar que sintieron por no haber podido detectar a tiempo la condición especial de la pequeña, comprobaron que sufría —eso sí— unas malformaciones en el corazón que la obligarían a pasar por el quirófano en cuanto ganara un poco más de peso.
Transcurrieron las semanas y María engordó entre los cuidados de sus padres y los cariños de sus cuatro hermanos mayores. Llegó el momento de la operación, la cual no revestía, en principio, mayor dificultad de la que parece obvia en estos casos.
María quedó en manos de otros médicos que se dedicaron en cuerpo y alma durante once horas a reparar las averías congénitas de su minúsculo corazón. Mientras tanto, sus padres y familiares rezaron y pidieron rezar a todos los amigos (por eso conozco yo esta historia), que a su vez hicimos lo propio con nuestros amigos y familiares. Calculo que cientos de personas debíamos de estar unidas, muchos sin conocernos entre nosotros, en este gran empeño.
Pese a todo, la operación se complicó. El postoperatorio no dio los frutos esperados y María falleció el pasado miércoles al mediodía. El mensaje informativo que envió su padre y que todos leímos con un nudo en la garganta describió perfectamente la situación: “Ahora ya tenemos una poderosa intercesora en el Cielo”.
La esperanza, sin embargo, no borra la pena. Todos queríamos que la pequeña viviera, y no fue así. Pero la historia de María, en su inocente brevedad, imparte una lección con un contenido existencial profundo, además de periodístico. Pienso en el debate, tan actual en España, sobre qué es una vida digna.
Me parece que este concepto reviste demasiada importancia como para solventarlo con una mayoría parlamentaria. Casos como el de María aportan una luz más clarificadora para conocer la Verdad sobre la cuestión que otros argumentos intelectualmente más sofisticados. Está claro que la vida de esta niña, al igual que la de muchas otras personas que cada día mueren en circunstancias parecidas, ha sido enormemente digna.
Una vez más, el problema es el amor
Corta, pero dignísima. ¿Qué demonio nos lleva a dudar de la importancia de una persona por el mero hecho de que sus cualidades físicas le permitan vivir tan sólo diez meses, tres semanas o dos horas… o incluso cuando ni siquiera puede llegar a nacer? Pensar en María, en lo mucho que la he querido en la distancia aun sin haberla podido ver en este mundo, me convence todavía más de que no existen las vidas indignas, sino poco amadas, respetadas o valoradas.
Por supuesto, los gobiernos no deben ordenar la conciencia de las personas, y menos sus sentimientos, pero sí tienen la obligación de crear leyes que ayuden a valorar el bien más preciado que poseen los ciudadanos: la existencia.
Un teléfono contra el racismo o contra la violencia doméstica, o un dispensario para inmigrantes, revelan una sensibilidad pública, lo cual está muy bien. Pero es precisamente eso, sensibilidad pública, comenzando por la gubernamental, lo que necesitan tantos bebés, nacidos o no, enfermos o no, deseados o no, que no tienen la suerte de caer en un entorno como el que pudo percibir, durante tres hermosos y dignísimos meses, nuestra querida María.
iglesia.org
domingo, 11 de octubre de 2009
Velas por la vida
"El próximo 7 de noviembre en Zaragoza, se van a poner un millón de velas para recordar los abortos que ha habido en España y para que todos pensemos en ello. Si envías VELA al 7745, una de esas velas será la tuya. Necesitamos tu ayuda. Pásalo".
Con motivo del IV Congreso Internacional Provida que se celebrará en Zaragoza a principios de noviembre, el día 7 de ese mes se van a encender en Zaragoza un millón y medio de velas para recordar a los niños que no han nacido en España desde la entrada en vigor de la ley del aborto. Por cada mensaje se recaudarán 1,5 euros que se destinarán a financiar un proyecto de apoyo a las mujeres embarazadas y con problemas.
Más información aquí
eligelavidanet.blogspot.com
sábado, 10 de octubre de 2009
Nóbel de la paz a Obama
Se negó el Nobel de la Paz a Juan Pablo II
Aparte de que debe ser la primera vez que un Premio Nobel se concede por palabras bonitas, en lugar de por hechos ciertos, no puedo dejar de recordar que, en múltiples ocasiones, pero especialmente en 2003, dicho premio le fue negado a Juan Pablo II, un verdadero “apóstol de la paz”.
En el año 2003, un auténtico clamor popular, incluyendo a miles de personalidades de todo el mundo, solicitó el Nobel de la Paz para el ya anciano y enfermo Papa. Coincidía la ocasión con el 25º aniversario de su Pontificado, a lo largo del cuál sus oraciones, trabajos y esfuerzos por la paz en el mundo, por una verdadera fraternidad universal entre todos los hombres, fueron inconmensurables. Muy recientemente se había opuesto con valentía al inicio de la guerra en Irak. Y lo hizo de modo clarísimo, apelando a la conciencia personal de Bush, y al juicio de Dios y de la historia.
Peeero… como es lógico, y de todos conocido, Juan Pablo II se oponía con firmeza a la política abortista y antinatalista del “Nuevo Orden Mundial” encabezado por la ONU, lo que le incapacitaba para recibir dicho galardón.
Mucho me temo que los “méritos” de Obama para recibir este premio van precisamente por ahí: por el apoyo, cuando no el liderazgo “planetario”, de estas políticas verdaderamente criminales, genocidas. Responderá de ellas, como tantos otros, ante su propia conciencia y, también, ante Dios y ante la historia. Y no creo que salga de esos juicios tan bien parado como Juan Pablo II, al que toda la humanidad le está y estará inmensamente agradecida y al que, sin duda, se le habrá otorgado una estancia amplia y alta, con muy buenas vistas, “en la casa del Padre”.
Javier Echeverría
hispanidad.com
viernes, 9 de octubre de 2009
Ayuda en la ONU a los niños no nacidos... ¡Necesitamos de tí ahora!
Querida Familia y Amigos:
Por favor, entren inmediatamente a este sitio web, y firmen la Petición a la ONU por el Niño No Nacido y la Familia.
Una alianza de grupos pro-vida y pro-familia encabezados por C-FAM (Catholic Family and Human Rights Institute) elevará las firmas a la ONU el próximo mes de diciembre. ¡Se proponen recolectar un millón de nombres!
Los exhorto a que vayan AQUÍ. Lean la petición, fírmenla y luego envíen ese link a todos sus conocidos.
En ESTE sitio verán que la petición ha sido traducida a más de quince lenguas. ¡Es realmente universal!
¡Por favor, vayan AQUÍ, firmen y luego reenvíen este mensaje a TODOS SUS
CONOCIDOS!
Muchísimas gracias.
Esto es realmente el aborto.Artículo personal.
NO AL ABORTO, SI A LA VIDA
No sigamos permitiendo que estos crímenes sigan ocurriendo, enseñemosle a la gente lo que realmente es el aborto, ¡LUCHEMOS POR LA VIDA!
¡VIVA CRISTO Y LA VIRGEN!¡VIVA LA VIDA!
jueves, 8 de octubre de 2009
El Ángelus
El Angelus es una oración mariana y cristológica centrada en la meditación del misterio de la Encarnación.
* Suele rezarse tres veces al día: al comenzar la jornada, al mediodia y al atardecer.
* Es una manera de consagrar el día entero a Dios y a la Virgen Santísima, un modo de santificar, con una breve oración el trabajo o el estudio.
* El Papa recomienda a todos los fieles el rezo del Ángelus.
-El ángel del Señor anunció a María,
-Y concibió por obra y gracia del Espíritu Santo.
AVE MARÍA
-He aquí la esclava del Señor;
-hágase en mí según tu palabra
AVE MARÍA
-Y el Verbo se hizo carne;
-y habita entre nosotros
AVE MARÍA
-Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios,
-Para que seamos dignos de alcanzar las
promesas de nuestro Señor Jesucristo. Amén.
Oremos:
Derrama, Señor, tu gracia en nuestras almas,
para que los que hemos conocido
por el anuncio del ángel,
la encarnación de tu Hijo, Jesucristo,
seamos llevados, por los méritos
de su Pasión y Muerte,
a la gloria de la Resurrección.
Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
iglesia.org
miércoles, 7 de octubre de 2009
Nuestra Señora del Rosario
Pincha aquí para saber como se reza el Rosario.
Fiesta: 7 de octubre
La Virgen María, en persona, le enseñó a Santo Domingo de Guzmán a rezar el rosario en el año 1208 y le dijo que propagara esta devoción y la utilizara como arma poderosa en contra de los enemigos de la Fe.
Domingo era un santo sacerdote español que fue al sur de Francia para convertir a los que se habían apartado de la Iglesia por la herejía albingense. Por medio de su predicación, sus oraciones y sacrificios, logró convertir a unos pocos. Pero muy a menudo, por temor a ser ridiculizados, los convertidos se daban por vencidos. Domingo le suplicó a Nuestra Señora que lo ayudara, pues sentía que no estaba logrando casi nada.
La Virgen acude en ayuda de Santo Domingo. Se le apareció en la capilla; en su mano sostenía un rosario y le enseñó a recitarlo. Dijo que lo predicara por todo el mundo, prometiéndole que muchos pecadores se convertirían y obtendrían abundantes gracias. Domingo lo predicó y muchos albingenses volvieron a la fe católica. Un creciente número de hombres se unió a la obra apostólica de Domingo y, con la aprobación del Santo Padre, Domingo formó la Orden de Predicadores (más conocidos como Dominicos). Con gran celo predicaban, enseñaban y los frutos de conversión crecían. La orden se extendió a diferentes países como misioneros para la gloria de Dios y de la Virgen.
El rosario se mantuvo como la oración predilecta durante casi dos siglos. Cuando la devoción empezó a disminuir, la Virgen se apareció a Alano de la Rupe y le dijo que la reviviera. La Virgen le dijo también que se necesitarían volúmenes inmensos para registrar todos los milagros logrados por medio del rosario y reiteró las promesas dadas a Santo Domingo referentes al rosario:
1.Quien rece constantemente mi Rosario recibirá cualquier gracia que me pida.
2.Prometo mi especialísima protección y grandes beneficios a los que devotamente recen mi Rosario.
3.El Rosario es el escudo contra el infierno, destruye el vicio, libra de los pecados y abate las herejías.
4.El Rosario hace germinar las virtudes para que las almas consigan la misericordia divina. Sustituye en el corazón de los hombres el amor del mundo con el amor de Dios y los eleva a desear las cosas celestiales y eternas.
5.El alma que se me encomiende por el Rosario no perecerá.
6.El que con devoción rece mi Rosario, considerando sus sagrados misterios, no se verá oprimido por la desgracia, ni morirá de muerte desgraciada, se convertirá si es pecador, perseverará en gracia si es justo y, en todo caso será admitido a la vida eterna.
7.Los verdaderos devotos de mi Rosario no morirán sin los Sacramentos.
8.Todos los que rezan mi Rosario tendrán en vida y en muerte la luz y la plenitud de la gracia y serán partícipes de los méritos bienaventurados.
9.Libraré bien pronto del Purgatorio a las almas devotas a mi Rosario.
10.Los hijos de mi Rosario gozarán en el cielo de una gloria singular.
11.Todo cuanto se pida por medio del Rosario se alcanzará prontamente.
12.Socorreré en sus necesidades a los que propaguen mi Rosario.
13.He solicitado a mi Hijo la gracia de que todos los cofrades y devotos tengan en vida y en muerte como hermanos a todos los bienaventurados de la corte celestial.
14.Los que rezan Rosario son todos hijos míos muy amados y hermanos de mi Unigénito Jesús.
15.La devoción al Santo rosario es una señal manifiesta de predestinación de gloria.
La batalla de Lepanto
La Virgen del Rosario es una verdadera vencedora de batallas. Europa y con ella toda la cristiandad estaba en grave peligro de extinción. Humanamente, no había solución para la amenaza del Islam. Los Musulmanes se proponían hacer desaparecer, a punta de espada, el cristianismo. Ya habían tomado Tierra Santa, Constantinopla, Grecia, Albania, África del Norte y España. En esas extensas regiones el cristianismo era perseguido. Después de 700 años de lucha por la reconquista, España y Portugal pudieron librarse del dominio musulmán en el año 1492.
En la época del Papa Pío V (1566 - 1572), los musulmanes controlaban el Mar Mediterráneo y preparaban la invasión de la Europa cristiana. Los reyes católicos de Europa estaban divididos y parecían no darse cuenta del peligro inminente. El Papa pidió ayuda pero se le hizo poco caso. El 17 de septiembre de 1569 pidió que se rezase el Santo Rosario. El 7 de octubre de 1571 se encontraron las dos flotas en el Golfo de Corinto, cerca de la ciudad griega de Lepanto. La flota cristiana entró en batalla contra un enemigo muy superior en tamaño. Antes del ataque, las tropas cristianas rezaron el santo rosario con devoción. La batalla de Lepanto duró hasta altas horas de la tarde pero, al final, los cristianos resultaron victoriosos. El poder de los turcos en el mar se había disuelto para siempre. En Roma, el Papa se hallaba recitando el rosario en tanto se había logrado la decisiva y milagrosa victoria para los cristianos. El Papa salió de su capilla y, guiado por una inspiración, anunció con mucha calma que la Santísima Virgen había otorgado la victoria.
Una oración muy recomendada
Los Papas, especialmente los más recientes, han hecho gran énfasis sobre la importancia del rosario, ya que es una oración al alcance de todos y un modo práctico de fortalecer la unidad de la vida familiar.
El rosario fue recomendado por la Virgen en diversas apariciones. La Virgen llevaba un rosario en la mano cuando se le apareció a Bernardita en Lourdes o cuando se les apareció a los tres pastorcitos en Fátima. Fue en Fátima donde ella misma se identificó con el título de "La Señora del Rosario".
Octubre, mes del Rosario
La Iglesia con especial énfasis en este mes nos invita a vivir los misterios de la vida de Cristo y de Nuestra Madre, la Virgen María, para que nosotros los cristianos los reproduzcamos en nuestra vida: en la oración a través del rosario, oración simple y piadosísima, y en cada momento de la vida.
Regalémosle a Nuestra Madre el rezo piadoso del rosario, como un conjunto de oraciones, a modo de rosas que le obsequiamos. Podemos acompañar el rezo con una Novena a Nuestra Señora del Rosario:
Oración inicial: ¡Oh Madre y clementísima Virgen del Rosario! Vos que plantasteis en la Iglesia, por medio de vuestro privilegiado hijo Domingo, el místico árbol del Santo Rosario, haced que abracemos todos tu santa devoción y gocemos su verdadero espíritu; de suerte que aquellas místicas rosas sean en nuestros labios y corazón, por los pecadores medicina y por los justos aumento de gracia. Amén.
Pedir aquí con confianza la gracia que se desea obtener con esta novena.
Oraciones finales: ¡Oh Santísima Virgen, Madre de Dios, dulce refugio y consuelo piadoso de todos los afligidos! Por aquella confianza y autoridad de Madre con que podéis presentar nuestros ruegos al que es árbitro soberano de nuestro bien empeñad una y otra en favor nuestro. Conseguidnos el reformar con el Santo Rosario nuestras vidas, estudiando en tan dulce libro la fiel imitación de vuestro Hijo Jesús, hasta que podamos adorarlo y amarlo por todos los siglos de los siglos. Amén.
DÍA PRIMERO: "Dios te salve". ¡Cuanto mi alma se alegra, amantísima Virgen, con los dulces recuerdos que en mi despierta esta salutación! Se llena de gozo mi corazón al decir el "Ave María", para acompañar el gozo que llenó Vuestro espíritu al escuchar de boca del Ángel, alegrándome de la elección que de Vos hizo el Omnipotente para darnos el Señor. Amén. Concluir con las oraciones finales.
DÍA SEGUNDO: ¡"María" nombre santo! Dignaos, amabilísima Madre, sellar con vuestro nombre el memorial de las súplicas nuestras, dándonos el consuelo de que lo atienda benignamente vuestro Hijo Jesús, para que alcancemos aburrimiento grande a todas las vanidades del mundo, firme afición a la virtud, y ansias continuas de nuestra eterna salvación. Amén. Concluir con las con las oraciones finales.
DÍA TERCERO: "Llena eres de gracia". ¡Dulce Madre! Dios os salve, María, sagrario riquísimo en que descansó corporalmente la plenitud de la Divinidad: a vuestros pies se presenta desnuda mi pobre alma, pidiendo la gracia y amor de Dios, con el que fuisteis enriquecida, haciéndote llena de virtud, llena de santidad y llena de gracia. Amén. Concluir con las oraciones finales.
DÍA CUARTO: "El Señor es contigo". ¡Oh Santísima Virgen! Aquel inmenso Señor, que por su esencia se halla con todas las cosas, está en Vos y con Vos por modo muy superior. Madre mía venga por Vos a nosotros. Pero ¿cómo ha de venir a un corazón de tan poca limpieza, aquel Señor, que para hacernos habitación suya, quiso con tal prodigio, que no se perdiese, siendo Madre vuestra virginidad? ¡Oh! muera en nosotros toda impureza para que habite en nuestra alma el Señor. Amén. Concluir con las oraciones finales.
DÍA QUINTO: "Bendita Tu eres entre todas las mujeres" Vos sois la gloria de Jerusalén: Vos la alegría de Israel: Vos el honor del pueblo santo de Dios. Obtenga por vuestra intercesión nuestro espíritu la más viva fe, para considerar y adorar con vuestro santo Rosario las misericordias que en Vos y por Vos hizo el Hijo de Dios. Amén. Concluir con las oraciones finales.
DÍA SEXTO: "Bendito es el fruto de tu vientre Jesús". Lloro, oh Madre mía, que haya yo hecho tantos pecados, sabiendo que ellos hicieron morir en cruz a vuestro Hijo. Sea el fruto de mi oración, que no termine nunca de llorarlos, hasta poder bendecir eternamente aquel purísimo fruto de vuestro vientre. Amén. Concluir con las oraciones finales.
DÍA SÉPTIMO: "Santa María, Madre de Dios". No permitáis se pierda mi alma comprada con el inestimable precio de la sangre de Jesús. Dadme un corazón digno de Vos, para que amando el recogimiento, sean mis delicias obsequiaros con el santo Rosario, adorando con él a vuestro Hijo, por lo mucho que hizo para nuestra redención, y por lo que os ensalzó, haciéndote Madre suya. Amén. Concluir con las oraciones finales.
DÍA OCTAVO: "Ruega por nosotros pecadores". ¡Madre de piedad! A Vos solo dijo aquel Rey soberano de la gloria: Vos sois mi Madre. Alcanzadme humildad y plena confianza, dispuesto de este modo, con el auxilio de Dios, a recibir los favores de la Divina misericordia, por los méritos de vuestro Hijo y Redentor nuestro. Amén. Concluir con las oraciones finales.
DÍA NOVENO: "Ahora, y en la hora de nuestra muerte", estamos siempre expuestos a perder la gracia de Dios. Haced que no se aparte de mi memoria al último momento de la vida, que habrá de ser decisivo de mi eterna suerte. ¡Oh Madre de piedad! concededme el consuelo de morir bajo vuestra protección y en el amor de mi Jesús. Amén. Concluir con las oraciones finales.
corazones.org
martes, 6 de octubre de 2009
En silencio con Jesús
Aunque una actividad puede ser muy buena, si nos olvidamos del Señor al que servimos y fallamos en calmarnos para tener un tiempo en silencio y poder construir nuestra relación con él, entonces nos estamos arriesgando al desgaste, las decisiones equivocadas y el pecado.
La hospitalidad es un regalo que nosotros le damos a Dios. Trabajar para sostener a nuestras familias también es un regalo para Dios. Así lo es también es el fregar pisos, cocinar comidas riquísimas, planchar ropa (encuentro esto difícil de creer) Servir en nuestras parroquias y ciudades, criando a nuestros niños, acercándonos a los menos afortunados, haciendo campañas en contra del aborto, trabajar en contra de las injusticias sociales, etc., todas son actividades Sagradas. PERO no cuando nos ocupamos tanto que no tenemos tiempo para sentarnos silenciosamente a los pies de Jesús.
Mirar las noticias en la tele sin mantener nuestros ojos en Jesús puede causar ansiedad y temor. Si caminamos a paso pesado por los problemas o tareas desafiantes o por las relaciones difíciles sin calmarnos para poder darnos cuenta de la presencia y la guía de Jesús nos causa frustración, disgusto y desesperación.
Si nos disgustamos por los detalles, si nos sentimos inquietos, temerosos, preocupados, o confusos, entonces no nos hemos sentado a los pies de Jesús el tiempo suficiente. Estas emociones desagradables son advertencias. También son puntos débiles en nuestra armadura, es decir, la Armadura de Dios que se nos a dado a nosotros LOS cristianos a vestir - estos puntos débiles son hoyos de vulnerabilidad que el Enemigo usa para alejarnos aún más de los pies de Jesús.
Ningún cristiano tiene una razón válida para estar en el temor ni en la ansiedad. De hecho, es un pecado (cuando es una libre elección, que es diferente a los ataques de ansiedad que indican una necesidad para la ayuda médica y psicológica). Es un pecado cuando ocurre porque nos hemos desviado de Jesús, de su sabiduría, de su fuerza renovadora y de su paz. Agravando el pecado, nosotros infligimos nuestro mal humor sobre los demás y lo mandamos como un efecto dominó al mundo por medio de ellos.
La única manera de "escoger la mejor parte" es de calmarnos y forzarnos a buscar las oportunidades de sentarnos con Jesús y mantenernos silenciosamente en su presencia, no moviéndonos de nuestra silla de oración hasta que nos hayamos fortificado y recargados por Dios.
Siempre que llegue una nueva oportunidad para preocuparnos, Jesús te está esperando, con los brazos abiertos, esperando que te detengas lo suficiente para ser bendecido por su amor.
lunes, 5 de octubre de 2009
Los verdaderos milagros
Tres personas iban caminando por una vereda de un bosque: un sabio con fama de hacer milagros, un poderoso terrateniente del lugar y, un poco atrás de ellos y escuchando la conversación, iba un joven estudiante, alumno del sabio.
Terrateniente: me han dicho en el pueblo que eres una persona muy poderosa que, inclusive, puedes hacer milagros.
Sabio: soy una persona vieja y cansada... ¿cómo crees que yo podría hacer milagros?
Terrateniente: pero me han dicho que sanas a los enfermos, haces ver a los ciegos y vuelves cuerdos a los locos... esos milagros sólo los puede hacer alguien muy poderoso.
Sabio: ¿te referías a eso?, tú lo has dicho, esos milagros sólo los puede hacer alguien muy poderoso... no un viejo como yo; esos milagros los hace Dios, yo sólo pido se conceda un favor para el enfermo, o para el ciego, todo el que tenga la fe suficiente en Dios puede hacer lo mismo.
Terrateniente: yo quiero tener la misma fe para poder realizar los milagros que tú haces... muéstrame un milagro para poder creer en tu Dios.
Sabio: esta mañana ¿volvió a salir el sol?
Terrateniente: sí, claro que sí.
Sabio: pues ahí tienes un milagro... el milagro de la luz.
Terrateniente: no, yo quiero ver un VERDADERO milagro, oculta el sol, saca agua de una piedra.... mira hay un conejo herido junto a la vereda, tócalo y sana sus heridas.
Sabio: ¿quieres un verdadero milagro?, ¿no es verdad que tu esposa acaba de dar a luz hace algunos días?
Terrateniente: sí, fue varón y es mi primogénito.
Sabio: ahí tienes el segundo milagro.... el milagro de la vida.
Terrateniente: sabio, tú no me entiendes, quiero ver un verdadero milagro.
Sabio: ¿acaso no estamos en época de cosecha?, ¿no hay trigo y sorgo donde hace unos meses sólo había tierra?
Terrateniente: sí, igual que todos los años.
Sabio: pues ahí tienes el tercer milagro.
Terrateniente: creo que no me he explicado, lo que yo quiero.... (el sabio lo interrumpe).
Sabio: te has explicado bien, yo ya hice todo lo que podía hacer por ti.... si lo que encontraste no es lo que buscabas, lamento desilusionarte, yo he hecho todo lo que podía hacer.
Dicho esto, el poderoso terrateniente se retiró muy desilusionado por no haber encontrado lo que buscaba. El sabio y su alumno se quedaron parados en la vereda; cuando el terrateniente iba muy lejos como para ver lo que hacían, el sabio se dirigió a la orilla de la vereda, tomó al conejo, sopló sobre él y sus heridas quedaron curadas. El joven alumno estaba algo desconcertado.
Joven: maestro, te he visto hacer milagros como éste casi todos los días, ¿por qué te negaste a mostrarle uno al caballero?, ¿por qué lo haces ahora que él no puede verlo?
Sabio: lo que él buscaba no era un milagro, era un espectáculo. Le mostré 3 milagros y no pudo verlos.... para ser rey primero hay que ser príncipe, para ser maestro primero hay que ser alumno... no puedes pedir grandes milagros si no has aprendido a valorar los pequeños milagros que se te muestran día a día. El día que aprendas a reconocer a Dios en todas las pequeñas cosas que ocurren en tu vida, ese día comprenderás que no necesitas más milagros que los que Dios te da todos los días sin que tú se los hayas pedido.
encuentra.com
domingo, 4 de octubre de 2009
Lucha contra la pobreza y promoción de la familia, alienta el Papa Benedicto XVI
El Papa comenzó su discurso a la embajadora de Filipinas asegurando su cercanía espiritual a las víctimas del tifón Ketsana, que asoló recientemente ese país y manifestó su confianza en que la «fe del pueblo filipino, que les da resistencia para afrontar cualquier infortunio o dificultad, haga crecer en ellos el deseo de participar todavía más fervientemente en la tarea mundial de construir una civilización del amor cuyas semillas Dios ha sembrado en toda persona y cultura».
Tras elogiar las nuevas iniciativas de desarrollo en Filipinas, entre ellas la reforma de los programas de ayuda social, Benedicto XVI resaltó que esos programas están orientados «en primer lugar a mejorar las condiciones actuales de vida de los más pobres, capacitándolos para cumplir sus responsabilidades con sus familias y los deberes como miembros de una comunidad más amplia. Sobre todo, la lucha contra la pobreza exige honradez, integridad y fidelidad inquebrantable a los principios de justicia, especialmente por parte de los encargados directamente del gobierno y de la administración pública».
Finalmente el Santo Padre destacó que «en una época donde el nombre de Dios se usa abusivamente por algunos grupos, la labor de caridad reviste una urgencia particular, sobre todo en las regiones que han sido víctimas de conflictos», y alabó «los valientes pasos» que ha dado Filipinas para «fomentar la reconciliación y la comprensión mutua», mencionando en este sentido la tarea de la Bishops Ulama Conference y la de la Mindanao People's Conference.
Países Bajos
En su discurso a la embajadora de Países Bajos, el Pontífice señaló que «si bien parte de la población holandesa se declara agnóstica o incluso atea, más de la mitad profesa el cristianismo y el creciente número de inmigrantes que siguen otras tradiciones religiosas hace más necesario que nunca para las autoridades civiles reconocer el papel de la religión en la sociedad holandesa».
En este contexto, el Papa recordó que en ese país las escuelas confesionales «reciben ayuda estatal, dado que están llamadas a dar una aportación significativa a la comprensión mutua y a la cohesión social, transmitiendo los valores que están enraizados en una visión trascendental de la dignidad humana».
Seguidamente Benedicto XVI explicó que «a este respecto, todavía más fundamentales que las escuelas son las familias, construidas sobre la base de un matrimonio estable y fructuoso entre un hombre y una mujer. La Iglesia Católica en su país se siente orgullosa de jugar el papel que le corresponde en la ayuda y la promoción de una vida familiar estable, como afirmó recientemente la Conferencia Episcopal en un documento pastoral».
«Espero fervientemente que la aportación de la Iglesia Católica al debate ético se escuche y se siga en todos los sectores de la sociedad holandesa para que la noble cultura que ha caracterizado durante siglos a su país siga siendo conocida por su solidaridad con los más pobres y vulnerables, su promoción de la libertad auténtica y su respeto por la dignidad y el valor inestimable de toda vida humana», concluyó.
aciprensa.com
sábado, 3 de octubre de 2009
¿Cuál es la diferencia entre Gracia y Don?
Es muy común que se hable sobre la gracia y los dones como sinónimos, sin embargo, hay distinciones.
Según el Catecismo la gracia «es una participación en la vida de Dios». Esta participación se da en el Bautismo cuando recibimos en nuestras almas la «Gracia Santificante» que nos hace «hijos de Dios», «miembros de la Iglesia», «nos libera del pecado original» y «nos da las virtudes infusas (fe, esperanza y caridad) y los dones del Espíritu Santo».
Vemos entonces que los dones son parte de la vida de la gracia, son regalos de Dios que nos ayudan a vivir la gracia y a dar frutos para edificar la Iglesia.
Los sacramentos son don y gracia. S. Gregorio de Nacianceno dice que el bautismo es «don, porque es conferido a los que no aportan nada; gracia, porque es dado incluso a culpables; bautismo, porque el pecado es sepultado en el agua; unción, porque es sagrado y real; iluminación, porque es luz.... » (Catecismo # 1216).
¿Qué es la Gracia?:
Segun el Catecismo de la Iglesia 1996-2005:
«La gracia es el favor, el auxilio gratuito que Dios nos da para responder
a su llamada: llegar a ser hijos de Dios (cf Jn 1,12-18), hijos adoptivos (cf Rm 8, 14-17), partícipes de la naturaleza divina (cf 2 P 1, 3-4), de la vida eterna (cf Jn 17, 3).
Al hablar de gracia se hace una distinción:
a) Gracia Santificante: Es una disposición estable y sobrenatural que perfecciona al alma para hacerla capaz de vivir con Dios, de obrar por su amor. Y esta la recibimos en el Bautismo y cuando la perdemos por el pecado mortal la recuperamos en el Sacramento de la Confesión.
b) Gracia Actual: Son las intervenciones de Dios en nuestras vidas para ayudarnos a la conversión y al crecimiento en santidad. Es decir, son aquellas gracias que Dios derrama en momentos específicos de nuestras vidas en los que recibimos una luz nueva sobre la vida de Dios y la vida en Dios, o en un momento de tentación para poderla soportar y vencer, o las gracias que se nos dan en un momento de sufrimiento o prueba que nos ayudan a tener la fortaleza necesaria para soportalo. Estas gracias son auxilios momentáneos de parte de Dios para ayudarnos en nuestro diario vivir.
La gracia aumenta a medida que permitimos al Espíritu Santo actuar por la participación en los sacramentos, la oración y la vida virtuosa - todo por los méritos de Cristo. La gracia nos asemeja a la vida de Cristo: sus virtudes, forma de pensar y actuar.
¿Qué son los dones?
Nuevamente volviendo al Catecismo, 1830-1832: Cuando se habla de «dones» se refiere a aquellos «regalos» que nos da el Espíritu Santo.
«Los Dones son disposiciones permanentes que hacen al hombre dócil para seguir los impulsos del Espíritu Santo»
Los dones de santificación son aquellas disposiciones que nos hacen vivir la vida cristiana completando y llevando a su perfección las virtudes en nuestras vidas. Estos son siete y la Iglesia se refiere a ellos como «los dones del Espíritu Santo», según aparecen en las Sagradas Escrituras en Isaías 11: 1-2, pasaje que se aplicó a sí mismo nuestro Señor Jesucristo cuando estaba en la Sinagoga de Cafarnaum: «Saldrá un vástago del tronco de Jesé, y un retoño de sus raíces brotará. Reposará sobre él el Espíritu de Yahveh: espíritu de Sabiduría e Inteligencia, espíritu de Consejo y Fortaleza, espíritu de Ciencia y Temor de Yahveh» (Is 11:1-2). Hay un séptimo que es el don de Piedad.
Los carismas. Además de los dones de santificación, el Espíritu Santo nos da carismas de los que habla San Pablo:
I Corintios 12:4-13 Hay diversidad de carismas, pero el Espíritu es el mismo; diversidad de ministerios, pero el Señor es el mismo; diversidad de operaciones, pero es el mismo Dios que obra en todos. A cada cual se le otorga la manifestación del Espíritu para provecho común...
Estos dones se recibieron en el Bautismo, pero están como regalos sin abrir; luego en la Confirmación volvemos a recibir una efusión del Espíritu para desarrollarlos.
Los carismas son como herramientas. A todos se nos da la gracia pero a cada uno carismas diferentes según nuestra misión. Estos se pueden usar bien o mal. No son condición ni garantía de santidad. Ya que Dios nos creó libres, los carismas se pueden usar bien o mal. Se puede dar el caso de alguien que tenga grandes dones - como el don de la palabra, sanación, lenguas, etc pero no viva en gracia. Es el caso del hijo pródigo que se fue de la casa a malgastar. Lucifer también recibió grandes dones pero se llenó de soberbia al verse tan dotado y se perdió.
I Corintios 12:31 -13:1
¡Aspirad a los carismas superiores! Y aun os voy a mostrar un camino más excelente. Aunque hablara las lenguas de los hombres y de los ángeles, si no tengo caridad, soy como bronce que suena o címbalo que retiñe.
En conclusión. Mientras la gracia es participación de la vida divina, los dones son regalos para ayudarnos a vivir esa vida de la gracia y para edificar a la Iglesia.
corazones.org
viernes, 2 de octubre de 2009
Gratuidad
Caminaba por la calle a hora punta. Me sobresaltó el estruendo de una moto de gran cilindrada que se detenía junto a mí. Una figura con traje negro, salpicado de remaches, me espetó, mientras se quitaba el casco a toda prisa:
– «Padre, padre, quisiera hacerle una pregunta».
Tras unos segundos de expectativa, mostró por fin su rostro de motera desenfadada.
– «Por supuesto –respondí–, a tu disposición».
– «Mire… yo quisiera hacer algo los fines de semana, que fuera…, bueno, que no fuera para mí misma sino para los demás. ¿Qué podría hacer? »
Se me ocurrió aconsejarle que fuera a una parroquia cercana donde tienen bien organizado el servicio a los más necesitados, un banco de alimentos y de ropa, atención a los enfermos, visitas a las personas que están en la cárcel, etc. Y se despidió con un «Gracias, es lo que necesitaba».
No es muy frecuente este deseo de «dar gratis». Diez veces nombra Benedicto XVI la gratuidad en su tercera encíclica. La Biblia muestra que Dios ha tenido la iniciativa para dirigirse como amor a los hombres, manifestado máximamente en Jesucristo. Por eso los cristianos hablamos de «gracia», esto es lo que Dios nos da «gratis», y los santos dieron mucho y gratis. Todo es gracia, enseñanza paulina que recogen entre muchos otros Santa Teresa de Lisieux y Georges Bernanos. En nuestro lenguaje nos queda, –«gracias a Dios»– la costumbre de dar gracias; especialmente cuando nos regalan algo que no hemos merecido, o quizá simplemente como una muestra de educación ante cualquier pequeño servicio.
¿Gratis? Se preguntan los «maestros de la sospecha» (como llamó Paul Ricoeur a Marx, Freud y Nietzsche) ¿No será que los cristianos dan porque esperan «a cambio» el premio del más allá?
Sin embargo, la experiencia muestra que las personas estamos hechas para dar y recibir (ni somos cosas inertes que no pueden dar, ni somos Dios que no necesita recibir nada, pues es puro don). Somos felices cuando damos, aunque no seamos conscientes de que eso se debe a que recibimos ante todo el bien que hacemos. ¿No será esto –insiste de nuevo la sospecha– un «dar» interesado? No, porque el que da gratis experimenta la satisfacción del bien hecho sólo si obra con rectitud. En cambio, para el materialista cerrado a la trascendencia, no tienen sentido las palabras que San Pablo atribuye a Jesús: «Mayor felicidad hay en dar que en recibir». El materialista ateo no puede explicar la alegría del don, porque la materia, incluso animada por una forma animal –valga la redundancia–, sólo se «da» necesariamente y por instinto; carece de autoconciencia y por tanto no puede experimentar el gozo que es prueba de haber encontrado, quizá en un detalle insignificante, el amor como sentido de la vida.
La gratuidad es un signo de la trascendencia de la naturaleza humana. Dar se origina en el darse. Y sin el don de sí mismo, cualquier don, aunque pretenda ser «gratis», puede ser manipulado por el que lo da; también puede ser rechazado por el que lo recibe, porque desconfíe de que resulte para él no un bien sino un mal.
Si «todo es gracia», la humanidad no puede progresar verdaderamente si no es concediendo prioridad a la gracia, a lo gratuito. Primero a la «gracia» como amistad y unión con Dios, cuyo signo y testimonio es la paz de la conciencia. En segundo lugar, hay que dar paso a la gratuidad como actitud personal: dar sin esperar nada a cambio, lo que podría parecer humanamente un sinsentido: dar dinero, dar tiempo (aún más difícil), pero sobre todo –como queda dicho–, lo que está más al fondo: darse a sí mismo.
En su última encíclica, Benedicto XVI observa que todo lo que tenemos (comenzando por la capacidad de conocer la verdad y amar el bien) es don de Dios que hay que saber manifestar, dándose a los demás; correspondiendo a la gratuidad de Dios que desea también nuestra generosidad para contribuir a la unidad y la comunión del género humano. Tanto la caridad como la verdad son regalos que Dios nos hace y no productos ni resultado de los esfuerzos humanos. Aunque pensamos que nos podemos «hacer» a nosotros mismos, nos equivocamos: nos «hacemos» si colaboramos con Dios.
Señala el Papa que la dimensión de gratuidad es uno de los mejores «negocios» que la economía actual –sin renunciar al beneficio– debería descubrir, porque las personas son las principales riquezas de los pueblos. La «lógica del don» es una exigencia de la caridad en la verdad. «Sin la gratuidad –escribe– no se alcanza ni siquiera la justicia». Y añade: «El mercado de la gratuidad no existe y las actitudes gratuitas no se pueden prescribir por ley. Sin embargo, tanto el mercado como la política tienen necesidad de personas abiertas al don recíproco».
También la naturaleza creada –la tierra, el agua y el aire– son dones recibidos, lo mismo que la conciencia y la libertad. Esto lo desconoce la mentalidad tecnicista y materialista. Pero entonces «el desarrollo de los pueblos se degrada cuando la humanidad piensa que puede recrearse utilizando los ‘prodigios’ de la tecnología».
Por eso «la fuerza más poderosa al servicio del desarrollo es un humanismo cristiano» que enseña a reconocer, en la oración, los dones de Dios y manifestar ese reconocimiento por medio de la gratuidad en nuestra vida. Y también por eso, excluir a Dios se demuestra inhumano. «La conciencia del amor indestructible de Dios es la que nos sostiene en el duro y apasionante compromiso por la justicia, por el desarrollo de los pueblos». Porque, en último término, el amor mismo «no es el resultado de nuestro esfuerzo sino un don».
Ramiro Pelletero
religionconfidencial.com
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Vengo por ti
Estoy cansado de trabajar y de ver a la misma gente, camino a mi trabajo todos los días, llego a la casa y mi esposa sirvió lo mismo de la c...