miércoles, 30 de septiembre de 2009

¡No abusemos de los abuelos!

«Amamos las catedrales antiguas, los muebles antiguos, las monedas antiguas, las pinturas antiguas y los viejos libros, pero nos hemos olvidado por completo del enorme valor moral y espiritual de los ancianos que en definitiva son también seres humanos antiguos». (Lin Yutang)

Llevaba tiempo queriendo escribir algo sobre los abuelos, puesto que como ya dije en una ocasión, «nadie duda de la importancia que tienen los abuelos para las nuevas generaciones. No sólo por su aportación generosa de vivencias y recuerdos, que fortifican la identidad familiar, sino por el ofrecimiento de sus talentos, el ejemplo de virtudes y valores vividos que ofrecen a los suyos, como referencia espiritual y moral imprescindibles para la unidad y continuidad de las familias de hoy en día».

Pues bien, (…) ¿qué mejor ocasión para agradecer a nuestros padres la grandeza de su corazón dejándonos a sus hijos y sus nietos el mejor ejemplo de hijos agradecidos, de hermanos solícitos, de padres entregados, de abuelos jóvenes y entusiastas, de cuñados incondicionales y de tíos entrañables?

Pienso que también deberíamos defender y favorecer su autonomía, que bien se la han ganado, y a no abusar de su tiempo y aficiones para beneficio propio.

Y es que los abuelos de ahora, los abuelos del Siglo XXI, ya no son como los de antes: Tienen su propia vida, una vida más dinámica y autónoma, son independientes económicamente y viven preocupadas por su salud y su bienestar. Es más, nuestros abuelos, tienen su vida llena de nuevas inquietudes culturales, sociales y laborales. Y eso, sin menguar ni un ápice su maravilloso apoyo a nuestras vidas, sabiendo de su disponibilidad para darnos consejos, prestarnos ayuda para ser mejores, interesarse por nuestros problemas, estar pendiente de nuestras necesidades, sonreírnos, ofrecernos miradas de complicidad que solo unos padres pueden tener con sus hijos....

Pero, muchos matrimonios jóvenes, se han acostumbrado, unas veces por necesidad y otras muchas por comodidad, a que sean los abuelos los que ejerzan de padres y madres de sus nietos, que sean canguros de los pequeños y compañeros de juego «obligatorios».

A pesar de que tenemos la certeza que ellos, SIEMPRE están dispuestos a prestarnos ayuda, la calidad de vida de una familia no puede apoyarse en la «utilización» de los abuelos. Debemos acudir a ellos sólo en caso de extrema emergencia, y así, evitaremos en gran medida las quejas y la confusión sobre el rol que se espera de ellos, sobre las ideas distintas en la educación de los niños y los celos que muchos padres sienten ante la «devoción filial» que sus hijos sienten hacia los abuelos.

Es verdad que los abuelos juegan un papel muy importante en la vida de los nietos. Pero, ¡no abusemos de ellos, por favor!

Y para que esto no ocurra, no estaría de más recordar que el verdadero papel del abuelo es:


• Ejemplo y transmisor de valores.
• Mantiene el vínculo entre las generaciones haciendo de historiador de anécdotas familiares.
• Lazo de unión, estabilidad y protección.
• Modelo de serenidad ante el envejecimiento.
• Paño de lágrimas cuando el niño y/o los padres están tristes
• Sus «batallitas» desarrollan en el niño no solo su imaginación, sino el sentido común del «buen hacer» y del «buen ser» en la vida.
• Es la persona perfecta para ejercer de «negociador» entre padres y nietos, ya que su experiencia puede ayudar en los momentos de crisis familiar.
• ...

Y recuerden: Los padres somos los modelos de referencia en la educación de nuestros hijos .No carguemos esa mochila a los abuelos. Ellos sólo tienen que llenar la casa de paz, conciliación y estabilidad aconsejando y apoyando a sus hijos en la educación de los nietos.

«Ojala que los abuelos vuelvan a ser una presencia viva en la familia, en la Iglesia y en la sociedad. Por lo que respecta a la familia, los abuelos deben seguir siendo testigos de unidad, de valores basados en la fidelidad a un único amor que suscita la fe y la alegría de vivir», dice Benedicto XVI, y apostilla: «Ellos pueden ser -y son tantas veces- los garantes del afecto y la ternura que todo ser humano necesita dar y recibir. Ellos dan a los pequeños la perspectiva del tiempo, son memoria y riqueza de las familias. Ojala que, bajo ningún concepto, sean excluidos del círculo familiar. Son un tesoro que no podemos arrebatarles a las nuevas generaciones, sobre todo cuando dan testimonio de fe ante la cercanía de la muerte».

Remedios Falaguera
sontushijos.org

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martes, 29 de septiembre de 2009

«Seremos juzgados por el amor»

La caridad debe ser el signo distintivo


Lo que realmente importa en la vida es que somos amados por Cristo y que nosotros, en respuesta, le amamos. En comparación con el amor de Jesús, todo lo demás es secundario. Y sin el amor de Jesús, todo es vano.

En el Reino de los Cielos la única jerarquía será la del amor.

Sin duda, el mal debe ser condenado y combatido, y el error debe ser descubierto y corregido; pero el modo de hacerlo debe ser siempre delicado y respetuoso, con la convicción de que cada uno lleva su dolor, su misterio y su angustia frente a la muerte y el más allá. Precisamente el hecho de que cada persona camine inexorablemente hacia la separación suprema debe colmar el espíritu de atención, caridad, paciencia y fraternidad. Debe guiamos constantemente el ejemplo de Cristo, quien, a pesar de ser tan estricto en sus exigencias, decía a las multitudes y lo repite también hoy: «Venid a Mí todos los que estáis fatigados y oprimidos, que Yo os aliviaré. Aprended de Mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas.»

Dios quiere también que amemos a los demás. Aquí está el sentido de nuestra vida, en amar a Dios y a los demás, en amar a nuestros padres, hermanos y hermanas, a nuestros parientes y amigos, a todos los seres humanos, incluso a los que quizá nos hayan herido u ofendido. Amar al prójimo significa vivir para los otros, echándoles una mano, prestando servicio cuando se necesite, siendo justos, honrados y puros, amables, auténticos y bondadosos. Amar al prójimo quiere decir ayudar a construir un mundo mejor.

Amar es preocuparse de las otras personas, aceptarlas, salir del propio camino para ayudarlas, servirlas y animarlas. Compartir con los otros el mundo y las cosas buenas, como Dios las ha compartido con nosotros. Amando a los demás descubriréis el sentido de la vida.

En este mundo tan atormentado por revoluciones, originadas por el odio y por la lucha, hace falta la revolución del amor; es necesario que esta revolución se muestre más fuerte. Esto es también el radicalismo del amor.

Cuando se vive el amor, cuando se realiza el amor, cuando se hace vencer el amor en cada una de las circunstancias, entonces se hace ver a Dios. Esto no es sólo un programa abstracto, es un programa existencial. Es bueno que deis mucha importancia al testimonio, porque cada uno de estos testimonios lleva consigo la confirmación de este programa. Es bueno que el programa esté escrito más en los testimonios, en las experiencias vividas, que en el papel o en las teorías.

Tenéis la grave responsabilidad de romper la cadena del odio que produce odio y de la violencia que engendra violencia. Habéis de crear un mundo mejor que el de vuestros antepasados. Si no lo hacéis, la sangre seguirá corriendo; y mañana, las lágrimas darán testimonio del dolor de vuestros hijos. Os invito, pues, como hermano y amigo, a luchar con toda la energía de vuestra juventud contra el odio y la violencia, hasta que se restablezca el amor y la paz en vuestras naciones.

Vosotros estáis llamados a enseñar a los demás la lección del amor, del amor cristiano, que es al mismo tiempo humano y divino. Estáis llamados a sustituir el odio con la civilización del amor.

El hombre se afirma a sí mismo de manera más completa dándose. Ésta es la plena realización del mandamiento del amor. Ésta es también la plena verdad del hombre, una verdad que Cristo nos ha enseñado con Su vida.

Para quien ha conocido y cree en el amor de Dios, lo único esencial es amar, tanto viviendo como muriendo. Y el sentido auténtico y pleno del vivir es dar la vida.

Ser hombres nuevos interiormente es el presupuesto indispensable para construir una relación nueva con los otros. He aquí el otro aspecto de la novedad cristiana: en un mundo que, cuando no cede a la tentación de la violencia, asume frecuentemente como norma de conducta social una especie de razonado egoísmo, ¿no constituye acaso una propuesta de novedad revolucionaria la de construir las relaciones humanas sobre un sentimiento desinteresado como el del amor? Con todo, es precisamente esto lo que Jesús ha pedido a quienes creen en Él. ¿No dijo en la última Cena: «Un precepto nuevo os doy: que os améis los unos a los otros»?

Juan Pablo II
encuentra.com

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lunes, 28 de septiembre de 2009

Ante la adversidad

Niño Jesús: Tú eres el Rey de la Paz, ayúdame a aceptar sin amarguras las cosas que no puedo cambiar.

Tú eres la fortaleza del cristiano; dame valor para transformar aquello que en mí debe mejorar.

Tú eres la sabiduría eterna; enséñame en cada instante como debo obrar para agradar más a Dios y hacer mayor bien a las demás personas. Te lo suplico, por los méritos de tu infancia a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
encuentra.com

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domingo, 27 de septiembre de 2009

Adolescentes depresivos

El exceso de televisión aumenta este peligro

Un 8% de los niños que ven demasiada televisión tienen riesgo de sufrir una depresión a partir de los 20 años, según una investigación de las Universidades de Pittsburgh y Harvard que se publica en la revista Archives of General Psychiatry.


Los autores señalan que los mensajes transmitidos por los medios podrían reforzar la agresividad y otras conductas de riesgo, interferir con el desarrollo de la personalidad o inspirar miedo y ansiedad.

Según los investigadores, el desarrollo de depresión en la adolescencia podría comprenderse como un proceso multifactorial, biológico, psicológico y social, en el que influyen factores protectores y de riesgo como el temperamento, la herencia genética, la crianza, la vulnerabilidad cognitiva, estresares como los traumas y la pobreza, así como las relaciones interpersonales. La excesiva exposición a los medios es otra posible influencia y ahora que se acerca el verano hay que extremar las precauciones.


Los autores del trabajo emplearon datos de la Encuesta Longitudinal Nacional de Salud Adolescente para determinar la exposición a los medios electrónicos entre 4.142 adolescentes que no tenían depresión al iniciar el estudio en 1995. Se les preguntaba cuántas horas pasaban a la semana viendo la tele o películas de vídeo, jugando con videojuegos o escuchando la radio. Los adolescentes dijeron que pasaban al día una media de 5,68 horas de exposición a los medios. Siete años después, los participantes tenían una media de 21,8 años cuando volvieron a ser examinados. Un 7,4 por ciento de ellos habían desarrollado síntomas de depresión.

El problema, además de una exposición excesiva a este «botellón electrónico» es que los contenidos televisivos a veces son claramente prejudiciales para ellos.

La protección del joven frente a la violencia y el sexo goza de consenso en los países democráticos. Está basada en el respeto a la dignidad humana y en la indefensión del adolescente para elegir lo que le conviene. Lo avaló el Parlamento Europeo en 2000, aunque el gobierno español no haga nada en esta materia, aún aprobando el Código de Autorregulación Televisiva.

A falta de esta protección administrativa los padres, que somos los responsables de nuestros hijos, tenemos que prevenir a éstos sobre el mal uso de la televisión. Algunos consejos prácticos podrían ir en la línea de:

1.- Los hijos deben ser enseñados por sus padres, tanto a ver espacios televisivos gratificantes y enriquecedores, como a no ver aquellos que le puedan degradar en su dignidad humana.

2.- Tenemos que enseñar a los hijos a que no hay que «ver televisión», sino que hay que ver programas de televisión. Así podremos desarrollar la capacidad de selección y discriminación, que nos habilitará para ver aquello que nos conviene y no mirar aquello que no nos conviene.

3.- Para crear un criterio de selección en el momento de ver televisión, debemos evitar tener encendida la televisión, cuando no hay nadie viendo un programa determinado.

4.- Un buen modo de afirmar las ideas anteriores, es no tener a mano el mando a distancia. El «zapping», o la costumbre de cambiar permanentemente de canal de televisión, es contrario al criterio de selección.

5.- Nuestros hijos no deben tener un aparato de televisión en su habitación ya que no sabemos lo que seleccionan y ven, incentiva el aislamiento, puede provocar una adicción a la televisión y es contrario a la vida de familia.

6.- Es muy conveniente que los padres acompañen a sus hijos a ver la televisión. De esta forma podremos conocer directamente los efectos que producen en nuestros hijos los programas que ven.

Pero sobre todo, tenemos que pasar más tiempo con nuestros niños, tenemos que acompañarlos más, dialogar y enseñarles más…. Sócrates, maestro de maestros, enseñaba a través de la «mayéutica». La llamaba así porque era el arte de dar a luz, pues en cierto modo actuaba como partera. Era como un guía que conducía a sus discípulos a través de la caverna de las sombras para salir a la luz de lo real. Su enseñanza enfrentaba al alumno consigo mismo, con sus propias limitaciones, conflictos y dificultades para poder romperlas e ir más allá. La enseñanza era para él una sagrada misión que no se podía prostituir con una mala conducta, un mal ejemplo. «El oficio de maestro- decía- es un sacerdocio, requiere de la magnética presencia del maestro, que educe al guía interior que todos llevamos dentro. Aunque el fuego duerme en la madera es necesario quien lo prenda, y éste es el maestro».

Carmen de Andrés
iglesia.org

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viernes, 25 de septiembre de 2009

María del Rosario de San Nicolás


María del Rosario de San Nicolás

Fiesta: 25 de septiembre

En el año 1884, se inauguró el actual templo parroquial de San Nicolás de Bari, y para dicha oportunidad fue donada una hermosa imagen de la Virgen del Rosario, que fue traída desde Roma donde el Papa León XIII la bendijo con una especial bendición para la filegresía de San Nicolás.

El 25 de septiembre de 1983, en la ciudad de San Nicolás de los Arroyos, Provincia de Buenos Aires, República Argentina se comienza a asistir a un hecho de características particulares: una sencilla mujer, esposa y madre de dos hijas, que solamente había podido cursar el cuarto grado y sin conocimientos teológicos ni bíblicos, manifiesta ver y oír a la Santísima Virgen, coincidiendo las características de dicha visión, con la Imagen de la Virgen del Rosario, expuesta a la veneración de los fieles en el templo Parroquial.

La Santísima Virgen, según la señora, le había pedido la construcción de un Templo en su honor, en un lugar determinado. La señora, Gladys Quiroga de Motta, señala que la Virgen comienza a darle una serie de mensajes, preferentemente exhortativos juntamente con citas bíblicas, llamando a la oración, a la conversión y a la consagración.

Todo este acontecimiento, así como también los mensajes, están dentro de lo que la Iglesia llama «revelaciones privadas». En este caso, como ocurre en toda revelación privada, los fieles no están obligados a creer. En cambio, sí, están obligados a creer en la Revelación Pública. Los referidos mensajes, se dan a conocer, en la seguridad de que nada existe en contra de la Doctrina Revelada y pueden ser útil ayuda, para el crecimiento espiritual, la devoción y la oración.

El Magisterio de la Iglesia, no define que esta sea una auténtica revelación privada ni tampoco niega su posibilidad, dejando a sus hijos en la amplia libertad de adherir o no a ella. Fidelidad a la Santísima Virgen, amarla como Madre, escucharla como maestra en la fe, descubrirla como modelo de vida cristiana, invocarla como mediadora de todas las Gracias, ver que su única meta es llevarnos a Cristo para alabanza del Padre y en la unidad del Espíritu Santo.

La Virgen María nos hará descubrir la Iglesia, de la que es Madre, y nos hará participar de su misión redentora. Por eso siempre la Virgen nos invita a:

1 ) Consagrar nuestra Vida a su Corazón Inmaculado y Sagrado

2 ) Rezar mucho y especialmente el Santo Rosario, por la conversión del mundo.

3 ) Leer la Palabra de Dios y meditarla todo los días

4 ) Descubrir que la Humanidad está viviendo horas de extrema dificultad y esta grave purificación puede ser aliviada por nuestra oración y el sufrimiento que generosamente pongamos en su mano de Madre. Por lo tanto debemos aceptar y ofrecer nuestros sufrimientos.

5 ) Dios quiere revitalizar la Alianza con la Humanidad, que por causa del pecado se ha debilitado. Esa Alianza es Don de Dios, pero también exige nuestra aceptación y nuestra respuesta también.

6 ) Hacer penitencia por nuestros pecados y por los pecados con que el Señor continuamente es ofendido; vivir en una continua actitud interior de conversión a Dios y amor al prójimo; hacer mortificaciones voluntarias, por amor a Dios.

7 ) Consciente de la existencia y trabajo del demonio, luchar en una continua vigilancia, contra la tentación.

8 ) Acercarnos a la Iglesia y a sus pastores; vivir así la vida cristiana en íntima unión con el Sacramental y trabajadores de la unidad en la Iglesia.

9 ) Recibir frecuentemente los Sacramentos del Perdón de los pecados y la Comunión Eucarística.

10) Ejercitarnos en vivir las grandes virtudes cristianas: Fe – Esperanza – Caridad – Humildad – Obediencia – Fortaleza – Sobriedad – Mansedumbre – Generosidad.

11) Ser evangelizadores: Anunciar por todas partes la Palabra de Cristo.

Oremos

Santa María, Madre nuestra,
que en cada misterio del Santo Rosario
nos brindas al Salvador,
acudimos a Ti necesitados.

Nos alegramos que, desde la cruz,
el Señor te haya encomendado la misión
de acercarnos a Él y a su Iglesia
por la conversión y la penitencia.

Alentados por la confianza que nos inspiras
ponemos en tus manos maternales
nuestras preocupaciones y temores.

Pero, deseamos imitar tu fidelidad a Dios
aceptando con amor y humildad,
todas las pruebas.

¡Madre nuestra del Rosario de San Nicolás!
Que tu presencia renueve nuestra vida,
alivie nuestro ser agobiado por el sufrimiento y la enfermedad,
y fortalezca nuestro amor a los demás,
convirtiéndonos así en testigos del amor
del Padre que no vaciló, por tu intermedio
en darnos a Jesús. Amén

evangelizo.org

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jueves, 24 de septiembre de 2009

¿Puede el demonio provocar mala suerte?

Aunque usted esté completamente convencido de que el demonio o fuerzas ocultas están provocando continuas desgracias en su vida, ha de saber que el mal que le ha sucedido forma parte de la prueba que es la vida. Somos peregrinos en este mundo y todo mal que nos sucede forma parte de esta prueba.

Apéndice para los sacerdotes

Esta es una de las consultas que con más frecuencia hacen a los sacerdotes la gente que en algún momento de su vida cree sufrir los efectos de algún tipo de magia. Lo primero de todo que habría que contestar es que desde una perspectiva cristiana hablar de buena o mala suerte es un modo superficial de considerar las cosas. Digo superficial, aunque habría que precisar que, aunque como modus loquendi es admisible, teológicamente es incorrecto. Lo que externamente aparece como mala suerte ha de ser considerado como una prueba. Lo que externamente aparece como buena suerte ha de ser considerado como bendición.

En ese sentido Dios permite el mal a través de todo tipo de causas segundas; entre las cuales está el demonio incluido. Ahora bien, ¿cómo saber si el demonio está involucrado en una racha de malos sucesos que acaecen en nuestra vida? No hay manera posible, puesto que se trata de una causa que aunque real es invisible. Sólo cuando los hechos son completamente inexplicables, bien por el modo en que han sucedido, bien porque no es razonable de manera alguna tal concatenación de hechos, sería admisible pensar que hay detrás una causalidad demoníaca.

Así que el sacerdote debe contestar que no hay forma alguna de saber si detrás de esos hechos que se le han referido, está o no el demonio. Pero que si el influjo del demonio está detrás de esos sucesos, el modo de contrarrestar ese influjo es la oración. La oración, hay que decirle, es lo que atraerá la bendición divina y alejará a ese ser maligno. En seguida la gente pregunta que cuánta oración hay que hacer y cuáles y de qué modo. La contestación que les doy es: cuanta más oración haga más atraerá la bendición divina sobre usted y los suyos.

La gente busca modos complicados, casi mágicos, de volver a la paz. Hay que explicarles que Dios es un Dios de simplicidad.

iglesia.org

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miércoles, 23 de septiembre de 2009

El premio de la generosidad y del egoísmo

Cada uno cosecha lo que siembra. Así sucedió con aquel príncipe insensato del cuento.

Había un rey que deseaba edificar un gran palacio y encargó a uno de sus hijos que lo construyera. Le entregó la suma de dinero necesaria, y el muchacho, que era un listillo, pensó: «Construiré el palacio con malos materiales y me quedaré con el dinero que ahorre. Poco me importa si luego se viene abajo. »

Así lo hizo y, cuando lo hubo terminado, se presentó ante su padre y le dio la noticia: «El palacio que me encargaste ya está terminado. Puedes disponer de él cuando gustes. »

El rey tomó las llaves y se las devolvió a su hijo con estas palabras: «Te entrego el palacio que construiste. Es para ti. Esta es tu herencia.»

Cuando uno actúa habitualmente con esa mentalidad de buscar el provecho propio por encima de casi todo, suele sucederle como a este personaje del cuento.

En cierto momento de su vida recibe el pago a su falta de generosidad, se encuentra con que, con su egoísmo, se ha hecho mucho daño a sí mismo.

Se encuentra con que, mientras pensaba que disfrutaba de su juventud aprovechando al máximo el presente, no ha logrado otra cosa que arruinar su futuro.

Hay gente que es egoísta, que está siempre regateando esfuerzos. Se cuida y se conserva tanto que llega a la muerte casi sin estrenarse. Se va de este mundo sin dejar hecho nada positivo, sin ninguna huella, sin haber sido útil para nadie.

Aristóteles decía que de todas las variedades de virtud, la generosidad es la más estimada. El egoísta es una persona destinada a sufrir, a ser presa habitual de sus propios zarpazos, de su difícil corazón. Quien, por el contrario, no regatea tiempo, sacrificio ni afecto para los demás, es mucho más feliz.

Alfonso Aguiló
interrogantes.net

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martes, 22 de septiembre de 2009

El momento actual es de gran valor

Santa María Faustina Kowalska
«Cuando miro hacia el futuro, me atemorizo,
Pero ¿por qué sumergirse en el futuro?
Para mi solamente el momento actual es de gran valor,
Ya que quizá el futuro nunca llegue a mi alma.El tiempo que ha pasado no está en mi poder.
Cambiar, corregir o agregar,
No pudo hacerlo ningún sabio ni profeta,
Así que debo confiar a Dios lo que pertenece al pasado.

Oh momento actual, tú me perteneces por completo,
Deseo aprovecharte cuanto pueda,
Y aunque soy débil y pequeña,
Me concedes la gracia de tu omnipotencia.

Por eso, confiando en Tu misericordia,
Camino por la vida como un niño pequeño
Y cada día te ofrezco mi corazón
Inflamado del amor por Tu mayor gloria.»

iglesia.org

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lunes, 21 de septiembre de 2009

No podemos habituarnos a la violencia, exhorta el Papa Benedicto XVI

Al finalizar el rezo del Ángelus dominical, el Papa Benedicto XVI señaló que «por las numerosas situaciones de conflicto que existen en el mundo, nos llegan, casi cotidianamente, trágicas noticias de víctimas entre militares y civiles. Son hechos a los que nunca nos podemos habituar y que suscitan profunda reprobación».

En estos días, dijo el Santo Padre, «la noticia del gravísimo atentado en Afganistán contra algunos militares italianos –seis en total– me ha provocado un profundo dolor».

«Me uno –continuó– con la oración al sufrimiento de los familiares y de las comunidades civiles y militares y, al mismo tiempo, pienso con igual sentimiento de participación a los demás contingentes internacionales, que recientemente también han tenido víctimas y que trabajan para promover la paz y el desarrollo de las instituciones, tan necesarias para la coexistencia humana».

A todos, continuó Benedicto XVI, aseguro mi recuerdo ante el Señor, con particular referencia a las queridas poblaciones civiles, y por todos invito a elevar a Dios nuestra oración».

«Deseo también renovar mi aliento a la promoción de la solidaridad entre las naciones para contrastar la lógica de la violencia y de la muerte, favorecer la justicia, la reconciliación, la paz y sostener el desarrollo de los pueblos partiendo del amor y de la comprensión recíproca, como he escrito recientemente en mi encíclica Caritas in veritate», concluyó.

aciprensa.com

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domingo, 20 de septiembre de 2009

El ejemplo de la higuera

Sólo una vez al año, pero una vez, el mundo que vemos descubre su poder oculto y se revela de alguna manera él mismo. Entonces aparecen las flores, los árboles frutales y las flores brotan, la hierba y el trigo crecen. Hay, de repente, una energía y una expansión de la vida escondida que Dios ha puesto en el mundo material. Bien, pues, esto nos es un ejemplo de lo que el mundo puede producir bajo las órdenes de Dios. Esta tierra se abrirá un día en el mundo nuevo de luz y de gloria en el que veremos los santos y los ángeles.Quien podría pensar, sin la experiencia de primaveras anteriores, quien podría concebir dos o tres meses antes que el rostro de la naturaleza que parecía muerta, llegaría a ser tan espléndido y tan variado?...

Así ocurre con aquella primavera eterna que esperan todos los cristianos. Llegará aún cuando tarde. Esperémosla, porque viene «sin tardar» (cf Hb 10,37) Por eso decimos cada día: «Que venga a nosotros tu reino» (Mt 6,10), que quiere decir: «Muéstrate, Señor, tú que estás sentado en medio de querubines, muéstrate, manifiéstate. Despliega tu poder y ven a salvarnos». (cf Sal 79,3)

evangeliodeldia.org

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viernes, 18 de septiembre de 2009

Una correcta relación con uno mismo

Una personalidad psicológicamente sana precisa en primer lugar un buen conocimiento propio y un equilibrado aprecio hacia sí mismo. No puede amar a otro el que a sí mismo no se ama, ni amarse a sí mismo el que no se conoce, decía Quevedo. Es preciso cultivar un ponderado sentimiento de valía personal, de lo que con mayor o menor fortuna muchos denominan autoestima.

— Pero eso de autoestima suena un poco a amor propio...

Quizá la palabra autoestima no sea un muy afortunada, pero no es fácil encontrar otra mejor. Conviene resaltar que no se trata de amor propio, en su acepción castellana más común, de orgullo altivo o arrogante; ni se trata tampoco de narcisismo ni de nada parecido. La autoestima se refiere a un sano y equilibrado sentimiento de aprecio y estimación por uno mismo.

Igual que toda persona siente una inevitable necesidad de estimación ajena, tiene también necesidad de una cierta estimación de sí misma.

Las personas que se autojuzgan siempre negativamente, y que tienen por tanto un mal concepto de sí mismas, suelen ser personas que sufren y hacen sufrir. Y que, además, contribuyen con su actitud a que sus negras estimaciones acaben por cumplirse, pues quien se valora mal a sí mismo acaba transmitiendo a los demás esa mala impresión, y entra así fácilmente en un círculo vicioso en el que su autodiagnóstico negativo se confirma con el eco que revierte de los demás la mala impresión que él mismo transmite.

— Supongo que es una actitud que se va forjando ya con la primera educación.

Sin duda. Cuando, por ejemplo, unos padres tienen una personalidad obsesiva o asediante, y tienden a comportarse de modo excesivamente severo, crítico o exigente, es fácil que esa actitud induzca en sus hijos una baja autoestima. El hijo ve que si hace las cosas bien, le dicen que es lo normal, sin dar muestra alguna de alegría y afecto; y si no las hace perfectamente bien, se lo recriminan de modo áspero o le insisten con frialdad en que podría haberlo hecho aún mejor.

Y tanto si el hijo reacciona de modo hostil hacia sus padres, como si se esfuerza de continuo por obtener su difícil aprobación, en ambos casos su autoestima se encontrará habitualmente en crisis, oscilando entre la frustración de nunca contentar a sus padres y la de no poder apenas decidir sobre su vida. Una persona educada en un entorno en el que ha sido poco valorada, o que ha resaltado en exceso sus defectos, tenderá a ser medrosa e insegura: se teme a sí misma porque durante tiempo ha temido, y con razón, a otros.

— Antes hablabas de crecer en conocimiento propio y autoestima. Pero cuanto más se conozca una persona a sí
misma, más defectos descubrirá, y más patentes, y por tanto sentirá cada vez menos estima hacia sí misma.

Conocer bien los propios defectos y limitaciones no tiene por qué implicar ningún desprecio hacia uno mismo. Sucede como en el amor a otra persona: hay que conocerla bien, y amarla con sus defectos y sus limitaciones, que no ignoramos; si sólo se amara lo bueno de esa otra persona, no se trataría de un amor verdadero sino de un amor posesivo e interesado. El amor auténtico supone amar a la totalidad de la persona. Sabe que hay parcelas de esa persona más valiosas que otras y desea que mejore en todas ellas, pero ha de ser capaz de quererla tal como es globalmente, incluyendo lo más valioso y lo que no lo es tanto. En el amor a uno mismo sucede algo parecido. Es preciso apreciarse a uno mismo en la globalidad de la persona. Si sólo admitimos nuestras características más positivas, o si sólo nos fijamos en las negativas, en ambos casos nuestra autoestima será frágil y quebradiza.

Alfonso Aguiló
interrogantes.net

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miércoles, 16 de septiembre de 2009

¡Queda prohibido!

Qué es lo verdaderamente importante?
Busco en mi interior la respuesta,
y me es tan difícil de encontrar.
Falsas ideas invaden mi mente,
acostumbrada a enmascarar lo que no entiende,
aturdida en un mundo de irreales ilusiones,
donde la vanidad, el miedo, la riqueza,
la violencia, el odio, la indiferencia,
se convierten en adorados héroes,¡no me extraña que exista tanta confusión,
tanta lejanía de todo, tanta desilusión!
Me preguntas cómo se puede ser feliz,
cómo entre tanta mentira puede uno convivir,
cada cual es quien se tiene que responder,
aunque para mí, aquí, ahora y para siempre:

Queda prohibido llorar sin aprender,
levantarme un día sin saber qué hacer,
tener miedo a mis recuerdos,
sentirme sólo alguna vez.

Queda prohibido no sonreír a los problemas,
no luchar por lo que quiero,
abandonarlo todo por tener miedo,
no convertir en realidad mis sueños.

Queda prohibido no demostrarte mi amor,
hacer que pagues mis dudas y mi mal humor,
inventarme cosas que nunca ocurrieron,
recordarte sólo cuando no te tengo.

Queda prohibido dejar a mis amigos,
no intentar comprender lo que vivimos,
llamarles sólo cuando los necesito,
no ver que también nosotros somos distintos.

Queda prohibido no ser yo ante la gente,
fingir ante las personas que no me importan,
hacerme el gracioso con tal de que me recuerden,
olvidar a todos aquellos que me quieren.

Queda prohibido no hacer las cosas por mí mismo,
no creer en mi dios y hallar mi destino,
tener miedo a la vida y a sus castigos,
no vivir cada día como si fuera un último suspiro.

Queda prohibido echarte de menos sin alegrarme,
odiar los momentos que me hicieron quererte,
todo porque nuestros caminos han dejado de abrazarse,
olvidar nuestro pasado y pagarlo con nuestro presente.

Queda prohibido no intentar comprender a las personas,
pensar que sus vidas valen más que la mía,
no saber que cada uno tiene su camino y su dicha,
sentir que con su falta el mundo se termina.

Queda prohibido no crear mi historia,
dejar de dar las gracias a mi familia por mi vida,
no tener un momento para la gente que me necesita,
no comprender que lo que la vida nos da, también nos lo quita.

Alfredo Cuervo Barrero
iglesia.org

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martes, 15 de septiembre de 2009

Nuestra Señora de los Dolores


Fiesta: 15 de Septiembre

Es la más universal de todas las advocaciones de la Virgen, pues no está vinculada a una aparición, sino que recuerda los dolores que sufrió la Madre de Jesús. Estos son: La profecía de Simeón, la huida de Egipto, el niño Jesús perdido en el Templo, el encuentro de Jesús y María camino al Calvario, la Crucifixión, el cuerpo de Jesús es bajado de la cruz, el entierro de Jesús.

Ella lo sufrió todo por nosotros para que disfrutemos de la gracia de redención, sufrió para demostrarnos su amor.

La devoción de los dolores de María es fuente de Gracias porque llega a lo profundo del corazón de Cristo.

La Iglesia nos exhorta a entregarnos sin reserva al amor de María y llevar con paciencia nuestra Cruz acompañados de la Madre Dolorosa.

La liturgia de la celebración de los Dolores de la Virgen es de origen Alemán. En 1423 el arzobispo de Colonia, Teodorico de Neurs la instituye para reparar las burlas que los herejes hacían a las imágenes de la Virgen Dolorosa y en 1727 el Papa Benedicto XIII la propago a toda la Iglesia. El hecho de que se celebre el 15 de septiembre se debió a que desde 1688 los religiosos Servitas celebraron en esa fecha la fiesta de los dolores de la Virgen, fiesta que PIO VII extendió a toda la cristiandad en 1814. Para lealmente a estas celebraciones, se desarrollaba en España el culto especial a "La Dolorosa", en torno a los "Pasos de Semana Santa". Entre las renovaciones litúrgicas promovidas por el Concilio Vaticano II, se estableció que se suspendieran las festividades duplicadas a lo largo dl año. Como, la festividad de Virgen de los Dolores, hasta entonces se celebraba el 8 días antes del viernes Santo y e 15 de septiembre se suspendió el viernes de Dolor y quedo el 15 de septiembre como única fecha de conmemoración.

Gracias de la Virgen de los Dolores

Esta devoción alimenta el espíritu de compunción, nos da gran consuelo, fortalece la confianza de Dios y nos da especial protección de la Santísima Virgen . La Madre de Dios le dijo en una oportunidad a Santa Brígida: "No importa qué tan numerosos sean los pecados de una persona. Si se vuelve a mí con un sincero propósito de enmienda, estoy preparada para recibirle con mi gracia, porque YO no tomo en cuenta el número de pecados que ha cometido, sino que me fijo con la disposición que vienen hacia mi; yo ya no siento aversión por curar sus heridas, porque yo soy llamada y soy la Madre de la Misericordia"
La Santísima Virgen concede 7 gracias a aquellos que mediten diariamente los Dolores de la Virgen, rezando un Ave María al finalizar cada uno.

Las 7 gracias:

1. Les concederé paz a las familias
2. Serán iluminados sobre los Divinos Misterios
3. Los consolaré en sus dolores y los acompañaré en sus trabajos
4. Les concederé todo lo que me pidan siempre y cuando no se oponga a la adorable voluntad de mi Divino Hijo o a la santificación de sus almas
5. Los defenderé de sus batallas espirituales con el enemigo interior y los protegeré cada instante de su vida.
6. Los ayudaré visiblemente en la hora de su muerte; verán la cara de su Madre.
7. He conseguido de mi divino Hijo que, cuantas propaguen esta devoción, serán trasladadas de esta vida terrenal a la felicidad eterna directamente, pues serán borrados todos sus pecados y mi Hijo y Yo seremos su consolación eterna y alegría



Nuestra Señora de los Dolores

Es la más universal de todas las advocaciones de la Virgen, pues no está vinculada a una aparición, sino que recuerda los dolores que sufrió la Madre de Jesús. Estos son: La profecía de Simeón, la huida de Egipto, el niño Jesús perdido en el Templo, el encuentro de Jesús y María camino al Calvario, la Crucifixión, el cuerpo de Jesús es bajado de la cruz, el entierro de Jesús.

Ella lo sufrió todo por nosotros para que disfrutemos de la gracia de redención, sufrió para demostrarnos su amor.

La devoción de los dolores de María es fuente de Gracias porque llega a lo profundo del corazón de Cristo.

La Iglesia nos exhorta a entregarnos sin reserva al amor de María y llevar con paciencia nuestra Cruz acompañados de la Madre Dolorosa.

La liturgia de la celebración de los Dolores de la Virgen es de origen Alemán. En 1423 el arzobispo de Colonia, Teodorico de Neurs la instituye para reparar las burlas que los herejes hacían a las imágenes de la Virgen Dolorosa y en 1727 el Papa Benedicto XIII la propago a toda la Iglesia. El hecho de que se celebre el 15 de septiembre se debió a que desde 1688 los religiosos Servitas celebraron en esa fecha la fiesta de los dolores de la Virgen, fiesta que PIO VII extendió a toda la cristiandad en 1814. Para lealmente a estas celebraciones, se desarrollaba en España el culto especial a "La Dolorosa", en torno a los "Pasos de Semana Santa". Entre las renovaciones litúrgicas promovidas por el Concilio Vaticano II, se estableció que se suspendieran las festividades duplicadas a lo largo dl año. Como, la festividad de Virgen de los Dolores, hasta entonces se celebraba el 8 días antes del viernes Santo y e 15 de septiembre se suspendió el viernes de Dolor y quedo el 15 de septiembre como única fecha de conmemoración.

Gracias de la Virgen de los Dolores

Esta devoción alimenta el espíritu de compunción, nos da gran consuelo, fortalece la confianza de Dios y nos da especial protección de la Santísima Virgen . La Madre de Dios le dijo en una oportunidad a Santa Brígida: "No importa qué tan numerosos sean los pecados de una persona. Si se vuelve a mí con un sincero propósito de enmienda, estoy preparada para recibirle con mi gracia, porque YO no tomo en cuenta el número de pecados que ha cometido, sino que me fijo con la disposición que vienen hacia mi; yo ya no siento aversión por curar sus heridas, porque yo soy llamada y soy la Madre de la Misericordia"
La Santísima Virgen concede 7 gracias a aquellos que mediten diariamente los Dolores de la Virgen, rezando un Ave María al finalizar cada uno.
Las 7 gracias:

1. Les concederé paz a las familias
2. Serán iluminados sobre los Divinos Misterios
3. Los consolaré en sus dolores y los acompañaré en sus trabajos
4. Les concederé todo lo que me pidan siempre y cuando no se oponga a la adorable voluntad de mi Divino Hijo o a la santificación de sus almas
5. Los defenderé de sus batallas espirituales con el enemigo interior y los protegeré cada instante de su vida.
6. Los ayudaré visiblemente en la hora de su muerte; verán la cara de su Madre.
7. He conseguido de mi divino Hijo que, cuantas propaguen esta devoción, serán trasladadas de esta vida terrenal a la felicidad eterna directamente, pues serán borrados todos sus pecados y mi Hijo y Yo seremos su consolación eterna y alegría

Los siete dolores y su meditación:

1. La Profecía se Simeón:

Por esta profecía se le revela a María que la misión salvadora de Jesús no será bien recibida por muchos y que su vida terminará con una dolorosa Pasión y Muerte, durante la cual, una espada de dolor le atravesará a ella el alma.

2. La huida de Egipto:

El Rey Herodes está furioso por el nacimiento de Jesús y se propone matarlo. El dolor de la Virgen María es el dolor de la Madre que ve amenazada la vida de su recién nacido, que es el hijo de Dios, El Mesías.

3. El niño Jesús Perdido en el templo:

Fue el Dolor más sensible, porque en todos los otros tuvo consigo a su querido hijo; mas este lo sufrió apartada de Él.

4. Encuentro de Jesús y María camino al Calvario:

Jesús va cargando la pesada Cruz, su rostro está bañado de sangre, sus facciones desfiguradas por la multitud de golpes y por el dolor. María va siguiendo sus pasos para ser crucificad junto a Él.

5. La crucifixión:
Su inmaculado Corazón no miraba la pena propia, miraba la Pasión y Muerte del Hijo tan Amado. Todas las penas de la crucifixión las sufrieron los dos. Se ofrecían dos holocaustos: el cuerpo de Jesús y el corazón de María

6. El cuerpo de Jesús es bajado de la cruz
:
Al tenerlo en sus brazos, María ve de cerca la gravedad y profundidad de todas las llagas y heridas de su hijo, reavivando el dolor.

7. El entierro de Jesús:
A pesar que sabe que su Hijo va a resucitar, siente un grandísimo dolor al separarse físicamente de Él. Nuestro Señor Jesucristo dijo a María Valtorta: "pensad en mi Madre que, desde el momento que me concibió, ha sufrido pensando que era condenado, esta Madre que, cuando me ha dado el primer beso en mi cuerpo de recién nacido, ha presentido las futuras llagas de su Criatura, esta Madre que habría dado diez, cien, miles de veces su vida, con tal de impedir que, en mi vida adulta, llegara el momento de la Inmolación, esta Madre que sabía y que debía desear que se cumpliera ese tremendo acontecimiento, para aceptar la voluntad del Señor, para la gloria del Señor , por bondad, hacia la humanidad.

iglesia.org

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lunes, 14 de septiembre de 2009

Fe en Cristo debe plasmarse en el amor al prójimo, dice el Papa Benedicto XVI

Al presidir el rezo del Ángelus dominical en el Palacio Apostólico de Castel Gandolfo, el Papa Benedicto XVI explicó que la fe en Cristo debe plasmarse en el amor al prójimo a través de obras concretas; pues «si uno no ama a los hermanos no es un verdadero creyente».

El Papa inició sus palabras con dos preguntas que aparecen en el Evangelio de hoy tomado de San Marcos y de la segunda lectura de Santiago: «¿Quién es para ti Jesús de Nazaret?» y «¿Tú fe se traduce en obras o no?».

En la respuesta a la primera, explicó el Santo Padre, el Apóstol Pedro afirma que Cristo es Dios. Él y los demás Apóstoles, prosiguió, «a diferencia de la mayor parte de la gente creen que Jesús no es solo un gran maestro o un profeta, sino mucho más. Tienen fe: creen que en Él está presente y obra Dios».

Benedicto XVI aseguró luego que ante el primer anuncio de la muerte de Jesús, Pedro se opone a esta «perspectiva de sufrimiento y muerte» ante lo que el Señor «le hace entender que no basta creer que Él es Dios, sino que la caridad exige seguirlo a través de su mismo camino, la de la cruz. Jesús no ha venido a enseñarnos una filosofía, sino a mostrarnos un camino, el camino que conduce a la vida».

Este camino, dijo el Papa, «es el amor, que es la expresión de la verdadera fe. Si uno ama al prójimo con corazón puro y generoso, quiere decir que conoce verdaderamente a Dios. Si en vez de eso uno dice que tiene fe y no ama a los hermanos, no es un verdadero creyente. Dios no habita en él. Lo afirma claramente Santiago en la segunda lectura de la Misa de este domingo: «Si no es seguida por las obras, (la fe) en sí misma está muerta»».

Seguidamente el Santo Padre recordó una cita de San Juan Crisóstomo, a quien la Iglesia recuerda hoy, cuando explica este concepto afirmando que «uno puede tener una recta fe en el Padre y el Hijo, así como en el Espíritu Santo, pero si no tiene una vida recta, su fe no servirá para su salvación».

«Queridos amigos, mañana celebraremos la fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz, al día siguiente a la Virgen Dolorosa. La Virgen María, que creyó en la Palabra del Señor, no perdió su fe en Dios cuando vio a su Hijo crucificado, ultrajado y sobre la cruz. Se quedó junto a Jesús, sufriendo y rezando, hasta el final. Y vivió el alba radiante de su Resurrección».

Por ello, concluyó el Papa, «aprendamos de ella a testimoniar nuestra fe con una vida de humilde servicio, disponible a las personas para permanecer fieles al Evangelio de la caridad y la verdad, seguros que no es vano cuanto hagamos».

aciprensa.com

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domingo, 13 de septiembre de 2009

En los bordes de la educación integral

Nadie «sobra» en este mundo

La película «Hijos de un mismo Dios» (Edges of the Lord, Y. Bogayevicz, 2001) está basada en una novela –The Painted Bird (1976), en parte autobiográfica– de Jerzy Kosinsky, estadounidense de origen polaco, que se suicidó en 1991. En esa fecha la venta de sus novelas, traducidas a más de 30 lenguas, se estimaba en torno a 70 millones de ejemplares.

Dirigida por otro polaco, emigrado a Estados Unidos a mediados de los setenta, la película está realizada en Polonia con actores norteamericanos. Aunque la historia es sencilla, para ser valorada en profundidad –como tal vez merece– probablemente requeriría una honda comprensión del cristianismo, algunos conocimientos de psicopatología, además de hacerse cargo de la tragedia del holocausto y de la personalidad y excentricidades del guionista original (ver artículo de D.G. Myers en «First Things», octubre de 1996, pp. 58-64).

Durante la ocupación nazi de Polonia, Romek, un niño de 11 años, miembro de una familia judía de Cracovia, es escondido en un pueblo de la Polonia oriental. Para salvarle la vida, el párroco católico finge catequizar al chico entre los que van a hacer la primera comunión, pero respeta hasta el final su religión. En una escena el sacerdote prepara las formas para la misa y le ofrece algunos recortes sobrantes para comer. Le explica que esos bordes no van a ser «bendecidos», por lo que puede tomarlos sin problema. Es entonces cuando Romek le pregunta:

– « ¿Estamos todos bendecidos, o somos simplemente las sobras? »

A lo que le responde el párroco:

– «Somos cortezas, Romek, y a la vez estamos bendecidos».

Y el chico replica: «¿Pero no todos, verdad?»

Seguramente el novelista tuvo también alguna oportunidad durante su vida, quizá en los instantes previos a su muerte, de percibir la bendición de Dios.

En efecto, en perspectiva cristiana todos estamos llamados a ser, como dice el título de la película en castellano, «hijos de un mismo Dios». Él nos va «configurando» –como se hace con las formas que han de a ser consagradas en la Eucaristía–, contando con las luces y sombras que hay en toda vida humana, con la parte que cada uno tiene en la transformación del mundo y con el misterio de nuestra libertad.

En la tercera encíclica de Benedicto XVI, «Caritas in veritate», se dice que para colaborar al desarrollo de las personas y de los pueblos, es necesaria la educación, basada en el humanismo integral, en el trabajo y en la vida espiritual: «Con el término educación no nos referimos sólo a la instrucción o a la formación para el trabajo, que son dos causas importantes para el desarrollo, sino a la formación completa de la persona. A este respecto, se ha de subrayar un aspecto problemático: para educar es preciso saber quién es la persona humana, conocer su naturaleza. El afianzarse una visión relativista de dicha naturaleza plantea serios problemas a la educación, sobre todo a la educación moral, comprometiendo su difusión universal».

Por estos motivos, es importante, por larga y costosa que sea, la preparación de auténticos educadores, que contribuyan a una cultura y una civilización del amor.

Ramiro Pellitero
cope.es

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sábado, 12 de septiembre de 2009

Fiesta del Santo Nombre de María

12 de Setiembre

El hecho de que la Santísima Virgen lleve el nombre de María es el motivo de esta festividad, instituida con el objeto de que los fieles encomienden a Dios, a través de la intercesión de la Santa Madre, las necesidades de la iglesia, le den gracias por su omnipotente protección y sus innumerables beneficios, en especial los que reciben por las gracias y la mediación de la Virgen María.Por primera vez, se autorizó la celebración de esta fiesta en 1513, en la ciudad española de Cuenca; desde ahí se extendió por toda España y en 1683, el Papa Inocencio XI la admitió en la iglesia de occidente como una acción de gracias por el levantamiento del sitio a Viena y la derrota de los turcos por las fuerzas de Juan Sobieski, rey de Polonia.

Esta conmemoración es probablemente algo más antigua que el año 1513, aunque no se tienen pruebas concretas sobre ello. Todo lo que podemos decir es que la gran devoción al Santo Nombre de Jesús, que se debe en parte a las predicaciones de San Bernardino de Siena, abrió naturalmente el camino para una conmemoración similar del Santo Nombre de María.

iglesia.org

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viernes, 11 de septiembre de 2009

La bendición de la mesa

En muchas familias la bendición de la mesa se ha convertido en tema de disputa. Los jóvenes protestan contra esa práctica, porque la encuentran muy superficial. Desde luego, hace falta un consenso sobre la manera de comenzar las comidas. Hay que hablar sobre qué oraciones estarían bien, o si se prefiere unos instantes de recogimiento para mirar con agradecimiento los dones que Dios nos da.

La bendición de la mesa, desde luego, no es el punto culminante de la oración. No se trata tampoco de una devoción, de mis relaciones personales con Dios, de una cuestión de conciencia. No, sino que es una cuestión de cómo cultivar el acto de la comida en familia y la convivencia. Por eso, los padres no deben ceder a la primera objeción, sino que conversarán con sus hijos para saber qué significa para ellos la bendición de la mesa común, y en qué contexto sitúa ésta las comidas en familia. Una vez que se haya suprimido la bendición de la mesa, será muy difícil introducirla de nuevo.

En mi familia era costumbre que la madre hiciera la señal de la cruz sobre el pan que iba a partir. Conozco muchos matrimonios jóvenes que vuelven a practicar hoy día ese ritual que tan común fue durante el siglo I. Da la sensación de que todos los manjares de los que ellos pueden disfrutar agradecidos proceden de Dios y a él pertenecen, y de que todas las cosas cotidianas se hallan bajo la bendición de Dios. Y cuando ellos mismos cuecen el pan, entonces marcan conscientemente la señal de la cruz sobre la masa de harina.

Tales rituales no son simplemente una nostalgia, sino que comunican la sensación de que no es cosa obvia el tener suficiente comida; que todos los dones de la creación son dones santos, santificados por el amor que se encarnó en Jesucristo: un amor que se expresa en la cruz. Por medio de esta clase de ritual, las cosas de la vida cotidiana se convierten en signos del amor de Dios, un amor que llega hasta nosotros en ellas y que nos bendice.

Anselm Grüm
iglesia.org

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jueves, 10 de septiembre de 2009

Devoción de los siete dolores de la Virgen Maria

Practicamos esta devoción rezando, todos los días, siete veces el Avemaría mientras meditamos los siete dolores de María (un Avemaría en cada dolor).

María quiere que meditemos en sus dolores. Por eso al rezar cada Avemaría es muy importante que cerrando nuestros ojos y poniéndonos a su lado, tratemos de vivir con nuestro corazón lo que experimentó su Corazón de Madre tierna y pura en cada uno de esos momentos tan dolorosos de su vida. Si lo hacemos vamos a ir descubriendo los frutos buenos de esta devoción: empezaremos a vivir nuestros dolores de una manera distinta y le iremos respondiendo al Señor como Ella lo hizo.

Comprenderemos que el dolor tiene un sentido, pues ni a la misma Virgen María, la Madre “tres veces admirable”, por ser Hija de Dios Padre, Madre de Dios Hijo y Esposa de Dios Espíritu Santo, Dios la libró del mismo.

Si María, que no tenía culpa alguna, experimentó el dolor, ¿por qué no nosotros?

PROMESAS DE LA VIRGEN A LOS DEVOTOS DE LOS SIETE DOLORES

Siete gracias que la Santísima Virgen concede a las almas que la honran diariamente (considerando sus lágrimas y dolores) con siete Avemarías. Santa Brígida.

1º. Pondré paz en sus familias.

2º. Serán iluminados en los Divinos Misterios.

3º. Los consolaré en sus penas y acompañaré en sus trabajos.

4º. Les daré cuanto me pidan con tal que no se oponga a la voluntad de mi Divino Hijo y a la santificación de sus almas.

5º. Los defenderé en los combates espirituales con el enemigo infernal, y los protegeré en todos los instantes de sus vidas.

6º. Los asistiré visiblemente en el momento de su muerte: verán el rostro de su Madre.

7º. He conseguido de mi Divino Hijo que los que propaguen esta devoción (a mis lágrimas y dolores) sean trasladados de esta vida terrenal a la felicidad eterna directamente, pues serán borrados todos sus pecados, y mi Hijo y Yo seremos “su eterna consolación y alegría”.

LOS SIETE DOLORES DE LA VIRGEN

1º. La profecía de Simeón (Lc. 2, 22-35) ¡Dulce Madre mía! Al presentar a Jesús en el templo, la profecía del anciano Simeón te sumergió en profundo dolor al oírle decir: “Este Niño está puesto para ruina y resurrección de muchos de Israel, y una espada traspasará tu alma”. De este modo quiso el Señor mezclar tu gozo con tan triste recuerdo. Rezar Avemaría.

2º. La persecución de Herodes y la huída a Egipto (Mt. 2, 13-15) ¡Oh Virgen querida!, quiero acompañarte en las fatigas, trabajos y sobresaltos que sufriste al huir a Egipto en compañía de San José para poner a salvo la vida del Niño Dios. Rezar Avemaría.

3º. Jesús perdido en el Templo, por tres días (Lc. 2, 41-50) ¡Virgen Inmaculada! ¿Quién podrá pasar y calcular el tormento que ocasionó la pérdida de Jesús y las lágrimas derramadas en aquellos tres largos días? Déjame, Virgen mía, que yo las recoja, las guarde en mi corazón y me sirva de holocausto y agradecimiento para contigo. Rezar Avemaría.

4º. María encuentra a Jesús, cargado con la Cruz (Vía Crucis, 4ª estación) Verdaderamente, calle de la amargura fue aquella en que encontraste a Jesús tan sucio, afeado y desgarrado, cargado con la cruz que se hizo responsable de todos los pecados de los hombres, cometidos y por cometer. ¡Pobre Madre! Quiero consolarte enjugando tus lágrimas con mi amor. Rezar Avemaría.

5º. La Crucifixión y Muerte de Nuestro Señor (Jn. 19, 17-30) María, Reina de los mártires, el dolor y el amor son la fuerza que los lleva tras Jesús, ¡qué horrible tormento al contemplar la crueldad de aquellos esbirros del infierno traspasando con duros clavos los pies y manos del salvador! Todo lo sufriste por mi amor. Gracias, Madre mía, gracias. Rezar Avemaría.

6º. María recibe a Jesús bajado de la Cruz (Mc. 15, 42-46) Jesús muerto en brazos de María. ¿Qué sentías Madre? ¿Recordabas cuando Él era pequeño y lo acurrucabas en tus brazos?. Por este dolor te pido, Madre mía, morir entre tus brazos. Rezar Avemaría.

7º. La sepultura de Jesús (Jn. 19, 38-42) Acompañas a tu Hijo al sepulcro y debes dejarlo allí, solo. Ahora tu dolor aumenta, tienes que volver entre los hombres, los que te hemos matado al Hijo, porque Él murió por todos nuestros pecados. Y Tú nos perdonas y nos amas. Madre mía perdón, misericordia. Rezar Avemaría.

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miércoles, 9 de septiembre de 2009

Vida Familiar

La unión familiar se logra cada día con la comunicación, atención y cuidados que mutuamente se den los esposos, y ellos a sus hijos.
Esposas, sed dóciles a vuestros maridos, como conviene en el Señor. Maridos, amad a vuestras esposas y no seáis ásperos con ellas. Hijos, obedecer en todo a vuestros padres porque esto agrada al Señor. Padres, no os excedáis al reprender a vuestros hijos, no sea que se vuelvan pusilánimes.

¿Quiénes son los principales educadores de los hijos? ¿Es el hogar la primera escuela de la vida cristiana?

Los padres son los primeros y principales educadores de sus hijos. Los efectos del amor matrimonial se extienden a la vida moral, espiritual y sobrenatural que los padres dan a sus hijos por medio de la educación. La obligación fundamental de la familia es preservar la vida, actualizar en la historia las bendiciones originales del Creador: transmitir por medio de la procreación la imagen divina de persona a persona.

Al darse uno al otro y a sus hijos, las parejas casadas se dan a Dios. Aquí es donde se ejercita de manera privilegiada el sacerdocio bautismal del padre de familia, de la madre, de los hijos, de todos los miembros de la familia «en la recepción de los sacramentos, en la oración y en la acción de gracias, con el testimonio de una vida santa, con la renuncia y el amor que se traduce en obras.» El hogar es en sí la primera escuela de la vida cristiana y «escuela del más rico humanismo». Aquí se aprende la paciencia y el gozo del trabajo, el amor fraterno, el perdón generoso, incluso reiterado y, sobre todo, el culto divino por medio de la oración y la ofrenda de su vida.

¿Cómo pueden los hijos ser preparados para un matrimonio futuro exitoso?

El enfoque que los jóvenes dan al matrimonio es un factor muy importante para el éxito de la familia. Necesitan entender que el matrimonio es una vocación que requiere de una preparación práctica. La mejor escuela para el matrimonio es el hogar. En la vida familiar es donde se educan los jóvenes para sus futuros matrimonios. Como escribe el Papa Juan Pablo II: «La preparación remota empieza en la niñez temprana, en esa preparación familiar sabia que conduce a los niños a descubrir que están dotados de una psicología rica y compleja y de una personalidad particular, con sus propias cualidades y defectos...»

La preparación próxima presentará al matrimonio como una relación interpersonal de un hombre y una mujer que tienen que desarrollarse continuamente, y los motivará para que estudien la naturaleza de la sexualidad conyugal y la paternidad responsable, con los conocimientos médicos y biológicos básicos relacionados con esto.

¿Hay algunas pautas para los padres cristianos?


Estas pautas podrían ayudar no sólo a preservar la unidad, sino a formar hogares felices y alegres.
- La renuncia es la base del matrimonio. Se dan uno al otro, con frecuencia sacrificando los propios deseos por el bien del ser amado. La persona se esfuerza por tomar su cruz y cargarla con amor. El matrimonio es para el hombre maduro, que sabe que su vida y trabajo están a disposición de su esposa y de sus hijos, y para la mujer madura, que sabe que su vida y trabajo son el cuidado y el servicio que ella da a su esposo e hijos.

- Tener una disposición generosa es el reto de la paternidad responsable. La institución del matrimonio y el amor conyugal están orientados por su propia naturaleza a la procreación y educación de los hijos. Estos son el supremo regalo del matrimonio. Dar a los hijos tiempo, atención, amor, y sobre todo, respeto.

- Respetar a su esposo(a). La persona con quien uno se casa es un hijo de Dios, hecho a su imagen y semejanza. Por el matrimonio, los esposos comparten una unión que fue establecida por el propio Dios y elevada por Cristo a la dignidad de sacramento. Se comparte una unión que es una vocación a la santidad y un medio para alcanzar la salvación eterna. En verdad, para un esposo, su esposa es su camino al cielo; para una esposa, su esposo es su camino al cielo; para ambos sus hijos son su camino al cielo.

- Confiar plenamente uno en el otro. La desconfianza daña al amor. Es una obligación justa confiar en el vecino y amigo más cercanos, en este caso los esposos. Juzgar sin evidencias y actuar celosamente es un pecado: un pecado contra la justicia y también contra la caridad.

- Hacer cosas juntos. El esposo y la esposa deben encontrar felicidad y alegría en su propio hogar y en la compañía de sus hijos. Su compañía preferente debe ser su esposo(a) y sus hijos. El compartir mantiene a los padres y a los hijos unidos. Es indispensable ser capaces de compartirse uno mismo -cualidades buenas y malas- con una familia y ser aceptado para tener una estrecha relación con el Señor.

- Hacer del hogar un lugar agradable. El esposo y la esposa tienen la responsabilidad de hacer que en su hogar reine la felicidad y la alegría, un lugar que sea agradable por su presencia y por su interés en todo lo relacionado con la familia. La casa debe estar limpia y ordenada, mientras se permite que los niños jueguen con naturalidad y espontaneidad. Los alimentos deben estar bien preparados, bien balanceados y adecuados pero sin exageraciones. La familia también se une cuando la tragedia la golpea y en celebraciones alegres de los sacramentos.

- Perdonar y buscar la reconciliación. Una y otra vez, hay que dejar pasar las viejas heridas y rencores para hacer las paces. La regla de no decir nada cuando no se puede alabar se aplica perfectamente entre los esposos. Corrige a tu esposa, pero en privado y con prudencia. No conviene regañarse, reñir ni criticarse en público, pero sobre todo en presencia de los hijos.

- Tratar de no pelear o discutir. Las discusiones tienden a empeorar, en lugar de solucionar los problemas. Con frecuencia, la persona que grita más es la que está equivocada. Los casados deben aprender a controlar su carácter y a no pelear ni discutir en frente de los hijos porque éstos pueden salir lastimados, traumatizados o desilusionados por este comportamiento. Cuando empiezan sus noviazgos en años posteriores, los hijos que han presenciado con regularidad las peleas y discusiones de sus padres, tenderán a aceptar, como normal, este comportamiento de su futuro cónyuge, continuando el ciclo.

- Tener la actitud correcta hacia el sexo. La sexualidad está orientada al amor conyugal de hombre y mujer. Dios creó el sexo para la procreación de los hijos y para la entrega mutua total. La intención de Dios respecto al placer relacionado con el sexo es atraer al esposo y a la esposa para que cooperen con El en la transmisión de la vida humana, mientras se fomenta la unidad y la intimidad entre ellos. Es un regalo de Dios para la pareja casada. Para una pareja casada, el sexo es la expresión de la entrega mutua que fomenta y enriquece su amor entre sí y para con Dios. El acto matrimonial, dentro de un matrimonio válido y llevado a cabo de acuerdo con el plan de Dios, es una fuente de santificación y de mérito.

- Distribuir el dinero de la familia en una forma prudente. El dinero está destinado a servir al bienestar de todos los miembros de la familia. Debe emplearse como otro medio para crecer en generosidad y templanza.

- Cuidar la propia formación espiritual. Hay progreso en el matrimonio cuando el esposo y la esposa saben y practican la fe católica. Dedicar un poco de tiempo en leer la Biblia y un libro sobre la fe católica, es nutrir la formación espiritual. En la familia, los padres deben ser los primeros en predicar la fe a sus hijos por medio de la palabra y el ejemplo; también deben estimular la vocación adecuada a cada uno, especialmente la vocación del estado sacerdotal. Al fomentar el crecimiento espiritual, los hijos escucharán el llamado de Dios y estarán abiertos a la gracia de Dios.

- Orar juntos. Agradecer a Dios por las bendiciones, tratar de adquirir fortaleza y pedirle su guía en las crisis y titubeos. Dios responde a las oraciones pero en ocasiones en forma inesperada. Nuestro Señor bendijo la oración en conjunto al prometer que cuando dos o más personas se unieran en su nombre ahí estaría El. Bendecir siempre los alimentos. Además, rezar el Rosario en familia es una hermosa plegaria y una verdadera unión con la Santísima Virgen María, Madre de Dios y nuestra Madre.

- Afirmar la vida. La vida es un precioso don de Dios. Debemos enfrentarnos a lo que destruye la vida como el asesinato, el aborto, el suicidio, la eutanasia, etc. El arma más eficaz contra las fuerzas que atacan la vida es la bienvenida que las familias dan a la nueva vida.

¿Quién es responsable de la calidad de vida familiar y del bienestar de los hijos? ¿Debe la esposa trabajar fuera del hogar?

Ambos padres deben supervisar el bienestar de sus hijos y la calidad de la vida familiar; ambos deben enfrentar las decisiones de sus respectivas obligaciones y responsabilidades. Las madres tienen un camino particular y con frecuencia difícil de seguir.

Las enseñanzas de los Papas y obispos enfatizan que la sociedad debe ser estructurada en forma tal que las esposas y madres no tengan que trabajar fuera del hogar cuando sus familias puedan vivir y prosperar en una forma digna, aún cuando ellas mismas dediquen todo su tiempo a su familia.

Dios hizo a hombres y mujeres con la misma dignidad y responsabilidad personales. Esa igualdad justifica el acceso de la mujer a las funciones públicas en la sociedad. En una sociedad donde un gran porcentaje de mujeres son madres que trabajan, con frecuencia es fácil confundir su papel como mujer de carrera, esposa y madre. Sin embargo, la elección de una carrera debe hacerse en tal forma que no se contraponga con la feminidad de la mujer ni con las funciones de esposa y madre. El trabajo de medio tiempo y las incapacidades por maternidad pueden beneficiar a la familia. Sin embargo, la mujer debe estar en constante alerta a la fatiga, a un cambio en las prioridades y a una realización de su papel fundamental en el hogar.

Una cosa es que las mujeres decidan trabajar fuera de su hogar para su crecimiento personal, satisfacer las responsabilidades financieras y contribuir con su talento; otra es que estén obligadas a trabajar por la necesidad económica. El mercado y la cultura popular tienden a separar a los esposos entre sí y de sus hijos. La Iglesia les recuerda la naturaleza íntima irreemplazable y personal del trabajo del hogar. El trabajo de la mujer en el hogar debe ser reconocido y respetado como un valor por su propio derecho. Como siempre, lo que la esposa y el esposo decidan respecto a esto, deberá ser evaluado a la luz del bienestar de toda la familia.

¿Cuál puede ser el trabajo más importante para una esposa y madre?

Servir a la familia -organizar y llevar una casa- puede ser la tarea más importante y satisfactoria de una mujer casada. El equipo moderno y la ayuda del marido y los hijos pueden simplificar esta tarea. Además, para una familia feliz, son vitales el establecimiento de prioridades; atender su hogar, con la ayuda de sus estudios profesionales, en el desarrollo de los niños, la nutrición y las habilidades sociales, así como su experiencia.

La mujer está llamada a llevar a la familia, a la sociedad civil y a la Iglesia, algo característico que le es propio y que sólo ella puede dar: su delicada ternura, su generosidad incansable, su amor por lo concreto, su agudeza de ingenio, su capacidad de intuición, su piedad profunda y sencilla, su tenacidad... La feminidad no es auténtica si no advierte la hermosura de esa aportación insustituible y no la incorpora a su propia vida.

Pbro. Pablo Arce Gargollo y James P. Socías
encuentra.com

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martes, 8 de septiembre de 2009

Natividad de María

Fiesta: 8 de septiembre

Hoy celebramos el nacimiento de la gloriosa Virgen María, del linaje de Abraham, nacida de la tribu de Judá, y de la noble estirpe de David. Su vida incomparable ilumina a toda la Iglesia.
Tu nacimiento, santa Madre de Dios, ha anunciado la alegría al mundo entero, pues de ti nació el sol de justicia, Cristo nuestro Dios.

Celebración

Desde muy antiguo se tienen noticias de esta fiesta de la Virgen, primero en oriente y luego en la Iglesia universal. Esta festividad, en la que se conmemora el nacimiento de la que habría de ser la Madre de Dios, y también Madre nuestra, está llena de alegría. Su llegada al mundo es el anuncio de la Redención ya próxima. Muchos pueblos y ciudades, bajo diversas advocaciones celebran hoy su fiesta.

El nacimiento de la Virgen María es un anuncio del nacimiento de Jesús, el preludio de la Buena Nueva. La llegada de esta niña al hogar de san Joaquín y santa Ana significa para el mundo la verdadera esperanza y la aurora de la salvación.

Entre las fiestas con que la Iglesia honra a su Madre, es lógico que ocupe un lugar importante el recuerdo de su nacimiento. La llegada al mundo de la que habría de ser Madre de Dios, es un anuncio y un anticipo de la redención obrada por Jesucristo. Concebida sin mancha de pecado, María nace llena de gracia y de santidad.

Recordemos hoy también nosotros que hemos recibido de Dios una llamada a la santidad, a cumplir una misión concreta en el mundo. Además de la alegría que nos produce siempre el contemplar la plenitud de gracia y la belleza de Nuestra Señora, también debemos pensar que Dios nos da a cada uno las gracias necesarias y suficientes, para llevar a cabo nuestra vocación específica en medio del mundo. También hoy podemos considerar que es lógico que deseemos festejar el aniversario del propio nacimiento porque Dios quiso expresamente que naciéramos, y porque nos llamó a un destino eterno de felicidad y de amor.

No dejemos de festejar hoy a Nuestra Señora con esas delicadezas propias de los buenos hijos.

Datos históricos y teológicos de la celebración

A diferencia de lo que ocurre con el nacimiento de Juan Bautista, el evangelio no dice nada del nacimiento de Nuestra Señora.

En Jerusalén, en la Iglesia de Santa Ana. La primera fuente de la narración del nacimiento de la Virgen es el apócrifo Protoevangelio de Santiago, que coloca el nacimiento de la Virgen en Jerusalén, en el lugar en que debió existir una basílica en honor a la María Santísima, junto a la piscina probática, según cuentan diversos testimonios entre los años 400 y 600. Después del año 603 el patriarca Sofronio afirma que ése es el lugar donde nació la Virgen. Posteriormente, la arqueología ha confirmado la tradición.

La fiesta de la Natividad de la santísima Virgen surgió en oriente, y con mucha probabilidad en Jerusalén, hacia el s. v. Allí estaba siempre viva la tradición de la casa natalicia de María. La fiesta surgió muy probablemente como dedicación de una iglesia a María, junto a la piscina probática; tradición que se relaciona con el actual santuario de Santa Ana.

¿Por qué el 8 de septiembre?

La fiesta fue fijada el día 8 de septiembre probablemente porque, representando María el papel del comienzo o proemium de la obra de la salvación (cf. la oración de colecta de la misa), era muy oportuno celebrar su nacimiento al principio del año eclesiástico según el Monologium Basilianum. Una narración apócrifa, titulada De ortu Virginis (sobre el nacimiento de la Virgen), ponía la concepción en el seno de santa Ana a primero de mayo, y refería que Nuestra Señora había nacido, a los cuatro meses de gestación.

Oración

Concede, Señor, a tus hijos el don de tu gracia, para que, cuantos hemos recibido las primicias de la salvación por la maternidad de la Virgen María, consigamos aumento de paz en la fiesta de su nacimiento.
Amén.

Francisco Fernández Carvajal.
iglesia.org

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La oración en el silencio

Madre Teresa de Calcuta
El silencio es lo más importante para orar. Las almas de oración son almas de profundo silencio. Y lo necesitamos para poder ponernos verdaderamente en presencia de Dios y escuchar lo que nos quiere decir.
Este silencio debe ser tanto exterior como interior, dejando de lado nuestras preocupaciones. Debemos acostumbrarnos al silencio del corazón, de los ojos y de la lengua.
El silencio de la lengua nos ayuda a hablarle a Dios. El de los ojos, a ver a Dios. Y el silencio del corazón, como el de la Virgen, a conservar todo en nuestro corazón.
Dios es amigo del silencio, que nos da una visión nueva de las cosas. No es esencial lo que nosotros decimos, sino lo que Dios nos dice y dice a través de nosotros.
iglesia.org

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lunes, 7 de septiembre de 2009

Entrar en el descanso de Dios

San Agustín
«Y vio Dios todo lo que había hecho: y era muy bueno... Y descansó el día séptimo de todo el trabajo que había hecho» (Gn 1,31-2,2). Vemos que las obras de Dios son buenas, y si nuestras obras son también buenas después veremos su descanso. La observancia del sábado es un signo de este descanso que Dios prescribió al pueblo hebreo. Pero lo practicaban de una manera tan material que incriminaban a nuestro Señor al ver que, entonces, el Señor obraba nuestra salvación. Eso les valió esta respuesta perfectamente justa: «Mi Padre sigue actuando y yo también actúo» (Jn 5,17), no tan solo gobernando toda la creación juntamente con él, sino realizando nuestra salvación.

Pero cuando la gracia ha sido revelada, a los fieles se les ha quitado la observancia del sábado que tan solo consistía en el descanso de un día. Mientras que, ahora por la gracia, el cristiano observa un descanso perpetuo si todo lo que hace de bueno lo hace con la esperanza del descanso que ha de venir y si no se gloría de sus buenas obras como si fueran un bien propio y no algo recibido. Actuando así y recibiendo y contemplando el sacramento del bautismo como un sábado, es decir, como el descanso del Señor en su sepulcro (Rm 6,4) descansa de sus obras antiguas, anda por los caminos de una vida nueva y reconoce que Dios obra en él: Dios que, al mismo tiempo actúa en él y gobierna sus criaturas como es debido, y descansa en cuanto que en él se halla la tranquilidad eterna.

Dios ni se cansó creando ni descansa al cesar la creación; sino que a través del lenguaje de la Santa Escritura ha querido inspirarnos el deseo de su descanso... Ha querido santificar este día... como si, aún para él que no se fatiga actuando, el descanso tuviera más valor que la acción. Es esto lo que nos enseña el Evangelio cuando el Salvador dice que María, al sentarse y descansar a sus pies para escuchar su palabra, escogió una parte mejor que la de Marta, aunque ésta se apresurara a hacer buenas obras en vista del servicio (Lc 10,39s).

evangelizo.org

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domingo, 6 de septiembre de 2009

«Quédate, Señor, porque anochece»

Víctor Manuel Fernández
Era una noche de dulce calma, con una suave brisa cálida y un cielo despejado. Yo caminaba por una calle tranquila y silenciosa. El día se había terminado dejándome una mezcla de temores, cansancios, remordimiento y vacío interior.ba mirando con asombro la multitud de estrellas y me maravillaba imaginando la inmensidad de ese universo interminable y la gloria luminosa del Creador infinito, que se refleja en su obra. Luego, comencé a sentir de alguna manera la presencia de Jesús caminando conmigo.
Me vinieron a la memoria las estrofas de una canción y comencé a cantarla. Nadie me escuchaba, sólo él: “«Quédate, Señor, quédate conmigo, quédate...».

Mientras cantaba comencé a experimentar que él, el Infinito, me estaba escuchando a mí, una pequeña criatura que le estaba pidiendo: «quédate conmigo». Y era como si mi indigencia le clamara: «Por favor, no me abandones, no dejes de protegerme, te necesito, me cuesta la vida. Quédate conmigo».

Y seguía el canto: «Quédate, soy un peregrino. Quédate, Señor, largo es el camino». Y comencé a recordar cuántas cosas había vivido ya en la vida. Cuántas caídas, cuántos cansancios, cuántas impotencias, cuántas luchas y cuántas veces él me había sacado del pozo.

«Largo es el camino» cantaba, y pensaba que quizás quedaban por delante todavía muchas luchas, con menos juventud, con menos ilusiones, con menos salud. Y por eso sentía que la súplica brotaba con más fuerza y me conmovía volver a decirle: «Quédate, Señor, largo es el camino».

Y seguía el canto: «Seré mendigo de tu pan y de tu vino». Y entonces me conmoví hasta las lágrimas y sentí que él me estaba hablando otra vez y me volvía a llamar: «Sígueme».

Descubrí entonces que el Dios infinito y poderoso que se reflejaba en el universo espectacular era el mismo que se hacía tan pequeño cada día en la misa, en la apariencia de un pedacito de pan. Y yo, su mendigo, lo recibía cada día para enfrentar este largo camino de peregrino. Y sollozaba cantando: «¡Quédate, Señor, quédate conmigo!».

A partir de aquella noche, ese mendigo frágil ha pasado sus días ansiando el momento de la misa, para recibir el pan de los peregrinos; porque allí se hace presente el Dios de amor infinito que quiso quedarse con nosotros para enfrentarlo todo.

iglesia.org

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sábado, 5 de septiembre de 2009

Exclusión social, exclusión de Dios

Con una llamada a la globalización de la solidaridad, la Conferencia del Episcopado Latinoamericano expresaba en su documento de Aparecida (2007) su preocupación por un nuevo fenómeno, peor que la opresión y la explotación: «la exclusión social». Con este fenómeno «queda afectada en su misma raíz la pertenencia a la sociedad en la que se vive, pues ya no se está abajo, en la periferia, o sin poder, sino que se está afuera» (n. 65). Los excluidos –se añade– no son solamente «explotados», sino «sobrantes» y «desechables».
El documento se refiere repetidamente al hecho de la exclusión, como refuerzo de la renovada «opción por los pobres», que Benedicto XVI ratificó en su discurso inaugural de conferencia en Aparecida, el 13 de mayo de 2007: «La opción preferencial por los pobres está implícita en la fe cristológica en aquel Dios que se ha hecho pobre por nosotros, para enriquecernos con su pobreza (cf. 2 Co 8,9) ».

A este propósito, en un congreso de la Academia Internacional de Teología Práctica, celebrado recientemente en Chicago, un colega alemán nos recordaba que los evangelios fueron escritos en un tiempo en el que había muchos «excluidos», es decir, personas que quedaban «fuera» de la sociedad –por ejemplo, a causa de algunas enfermedades, o de las relaciones con el Imperio Romano, o por comportamientos que se consideraban reprensibles, etc–. Jesús rompió estas barreras, inaugurando el Reino de Dios. Un mensaje y una realidad de salvación, plena y verdadera, que incluye a todos y no excluye a nadie.

En la tercera encíclica de Benedicto XVI no se emplea la expresión «exclusión social», pero se habla de ella y también, análogamente, de alguna otra «cara» de la exclusión. Tres pasajes de la encíclica iluminan poderosamente la cuestión de la «exclusión».

El Papa se refiere concretamente a «los países excluidos o marginados de la los circuitos de la economía global» (n. 47), que deberían beneficiarse de iniciativas empresariales que contribuyan a la humanización del mercado y de la sociedad.

En un plano diverso, se habla de «la exclusión de la religión –particularmente la cristiana, pero no exclusivamente– del ámbito público» (n. 56). Esa exclusión, junto con el fundamentalismo religioso «impiden el encuentro entre las personas y su colaboración para el progreso de la humanidad». Como consecuencia, «la vida pública se empobrece de motivaciones y la política adquiere un aspecto opresor y agresivo. Se corre el riesgo de que no se respeten los derechos humanos, bien porque se les priva de su fundamento trascendente, bien porque no se reconoce la libertad personal». Resumiendo, en el laicismo y en el fundamentalismo se pierde la posibilidad de un diálogo fecundo y de una provechosa colaboración entre la razón y la fe religiosa; ésta pérdida comporta un alto coste para el desarrollo de la humanidad.

Por último, en la conclusión de la encíclica, se subraya: «humanismo que excluye a Dios es un humanismo inhumanopues «sin Dios el hombre no sabe donde ir ni tampoco logra entender quién es». Al reconocer que Dios llama a cada persona a formar parte de su familia como hijos suyos, se abre la capacidad de forjar un pensamiento nuevo y concitar nuevas energías al servicio de un humanismo íntegro y verdadero. «Por tanto, la fuerza más poderosa al servicio del desarrollo es un humanismo cristiano» (n. 78).

Con otras palabras del mismo pasaje, «El amor de Dios nos invita a salir de lo que es limitado y no definitivo, nos da valor para trabajar y seguir en busca del bien de todos».

Así se puede ver cómo la exclusión de los pobres –tanto de las personas singulares como de los pueblos y culturas insuficientemente desarrolladas– no es independiente de la exclusión de Dios de la esfera pública. La religión, y concretamente la religión cristiana, afecta a la vida de las personas y de los pueblos. Es una dimensión esencial que enriquece las otras dimensiones: la cultural y la social, y también la económica y la política. Excluir a Dios no es una buena estrategia.

religionconfidencial.com

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viernes, 4 de septiembre de 2009

Un alcalde que no se arredra

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jueves, 3 de septiembre de 2009

«Pero la verdad es que tú estas conmigo»

Señor, a veces me siento débil en mi cuerpo,
en mi interior, en mi relación con los otros.
Siento que cualquier persona o cualquier cosa
pueden hacerme daño o doblegarme.
Pero la verdad es que tú estas conmigo.
Necesito que penetres con tu fuerza creadora
todo mi ser.Arranca de mi todo sentimiento negativo
que me debilite por dentro.
Purifica mi interior de toda confusión
que me haga sentir íntimamente frágil.
Llévate todas las cosas muertas que ocupan mi interior
y no me dejan entregarme a la vida.
Renuncio a todo lo que ya murió y me lanzo hacia adelante
con la pujanza del Espíritu Santo.
Señor, con esa potencia que creó todo lo que existe,
llena de vigor mi existencia,
para que experimente tu poderío divino que me protege
y me fortalece cada día. Amén.

iglesia.org

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Artículo de la semana:

Vengo por ti

Estoy cansado de trabajar y de ver a la misma gente, camino a mi trabajo todos los días, llego a la casa y mi esposa sirvió lo mismo de la c...

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