Si el temor o “algo” te está deteniendo de dar tu TODO, pide a DIOS que cambie tus temores por FE, y ten confianza en que ÉL te sostiene y va delante de ti todo el camino.
Valor es hacer una cosa mientras sientes temor, así que no esperes a que se vaya todo sentimiento de temor... ¡Hazlo con miedo!
Daniela
http://mariamedianera.ning.com
martes, 30 de noviembre de 2010
Cambia tu temor por Fé
El Adviento, preparación para la Navidad
Tiempo para prepararse y estar en gracia para vivir correctamente la Navidad.
Significado del Adviento
La palabra latina "adventus" significa “venida”. En el lenguaje cristiano se refiere a la venida de Jesucristo. La liturgia de la Iglesia da el nombre de Adviento a las cuatro semanas que preceden a la Navidad, como una oportunidad para prepararnos en la esperanza y en el arrepentimiento para la llegada del Señor.
El color litúrgico de este tiempo es el morado que significa penitencia.
El tiempo de Adviento es un período privilegiado para los cristianos ya que nos invita a recordar el pasado, nos impulsa a vivir el presente y a preparar el futuro.
Esta es su triple finalidad:
- Recordar el pasado: Celebrar y contemplar el nacimiento de Jesús en Belén. El Señor ya vino y nació en Belén. Esta fue su venida en la carne, lleno de humildad y pobreza. Vino como uno de nosotros, hombre entre los hombres. Esta fue su primera venida.
- Vivir el presente: Se trata de vivir en el presente de nuestra vida diaria la "presencia de Jesucristo" en nosotros y, por nosotros, en el mundo. Vivir siempre vigilantes, caminando por los caminos del Señor, en la justicia y en el amor.
- Preparar el futuro: Se trata de prepararnos para la Parusía o segunda venida de Jesucristo en la "majestad de su gloria". Entonces vendrá como Señor y como Juez de todas las naciones, y premiará con el Cielo a los que han creido en Él; vivido como hijos fieles del Padre y hermanos buenos de los demás. Esperamos su venida gloriosa que nos traerá la salvación y la vida eterna sin sufrimientos.
En el Evangelio, varias veces nos habla Jesucristo de la Parusía y nos dice que nadie sabe el día ni la hora en la que sucederá. Por esta razón, la Iglesia nos invita en el Adviento a prepararnos para este momento a través de la revisión y la proyección:
Revisión: Aprovechando este tiempo para pensar en qué tan buenos hemos sido hasta ahora y lo que vamos a hacer para ser mejores que antes. Es importante saber hacer un alto en la vida para reflexionar acerca de nuestra vida espiritual y nuestra relación con Dios y con el prójimo. Todos los días podemos y debemos ser mejores.
Proyección: En Adviento debemos hacer un plan para que no sólo seamos buenos en Adviento sino siempre. Analizar qué es lo que más trabajo nos cuesta y hacer propósitos para evitar caer de nuevo en lo mismo.
Algunas ideas para vivir el Adviento
La Corona de Adviento
Algo que no debes olvidar
El adviento comprende las cuatro semanas antes de la Navidad.
El adviento es tiempo de preparación, esperanza y arrepentimiento de nuestros pecados para la llegada del Señor.
En el adviento nos preparamos para la navidad y la segunda venida de Cristo al mundo, cuando volverá como Rey de todo el Universo.
Es un tiempo en el que podemos revisar cómo ha sido nuestra vida espiritual, nuestra vida en relación con Dios y convertirnos de nuevo.
Es un tiempo en el que podemos hacer un plan de vida para mejorar como personas.
Cuida tu fe
Esta es una época del año en la que vamos a estar “bombardeados” por la publicidad para comprar todo tipo de cosas, vamos a estar invitados a muchas fiestas. Todo esto puede llegar a hacer que nos olvidemos del verdadero sentido del Adviento. Esforcémonos por vivir este tiempo litúrgico con profundidad, con el sentido cristiano.
De esta forma viviremos la Navidad del Señor ocupados del Señor de la Navidad.
Tere Fernández del Castillo
catholic.net
lunes, 29 de noviembre de 2010
Novena a la Inmaculada Concepción
MODO DE HACER LA NOVENA
Puestos de rodillas, delante de una imagen de la Inmaculada Concepción, se santiguará y luego dirá todos los días el siguiente
ACTO DE CONTRICCIÓN
Señor mío Jesucristo, Dios y hombre verdadero. Ante vuestra divina presencia reconozco que he pecado muchas veces y porque os amo sobre todas las cosas, me pesa de haberos ofendido. Ayudado de vuestra divina gracia, propongo no volver a caer más, confesarme y cumplir la penitencia que el confesor me imponga. Amén.
ORACIÓN PREPARATORIA PARA TODOS LOS DÍAS
Dios te salve, María, llena de gracia y bendita más que todas las mujeres, Virgen singular, Virgen soberana y perfecta, elegida para Madre de Dios y preservada por ello de toda culpa desde el primer instante de tu Concepción; así como por Eva nos vino la muerte, así nos viene la vida por ti, que, por la gracia de Dios, has sido elegida para ser madre del nuevo pueblo que Jesucristo ha formado con su sangre.
A ti, purísima Madre, restauradora del caído linaje de Adán y Eva, venimos confiados y suplicantes en esta Novena, para rogarte nos concedas la gracia de ser verdaderos hijos tuyos y de tu Hijo Jesucristo, libres de toda mancha de pecado. Acordaos, Virgen Santísima, que habéis sido hecha Madre de Dios, no sólo para vuestra dignidad y gloria, sino también para salvación nuestra y provecho de todo el género humano. Acordaos que jamás se ha oído decir que uno solo de cuantos han acudido a vuestra protección e implorado vuestro socorro haya sido desamparado.
No me dejéis pues a mí tampoco, porque si no, me perderé; que yo tampoco quiero dejaros a Vos, antes bien cada día quiero crecer más en vuestra verdadera devoción. Y alcanzadme principalmente estas tres gracias: la primera, no cometer jamás pecado mortal; la segunda, un gran aprecio de la virtud, y la tercera, una buena muerte. Además dadme la gracia particular que os pido en esta Novena, si es para mayor gloria de Dios, vuestra y bien de mi alma.
ORACIÓN FINAL PARA TODOS LOS DÍAS
Bendita sea tu pureza
Y eternamente lo sea,
Pues todo un Dios se recrea
En tan graciosa belleza.
A ti, celestial Princesa,
Virgen sagrada María,
Te ofrezco en este día
Alma, vida y corazón.
¡Mírame con compasión!
¡No me dejes, madre mía!
DÍA PRIMERO
De rodillas, hecha la señal de la cruz, se dirá el acto de contrición y la oración preparatoria para todos los días
ORACIÓN
¡Oh Santísimo Hijo de Marla Inmaculada y benignísimo Redentor nuestro! Así como preservaste a María del pecado original en su Inmaculada Concepción y a nosotros nos hiciste el gran beneficio de librarnos de él por medio de tu santo bautismo, así Te rogamos humildemente nos concedas la gracia de portarnos siempre como buenos cristianos, regenerados en Ti, Padrenuestro Santísimo.
Rezar tres Padrenuestros, Avemarías y Gloria Patris a la Santísima Trinidad, y luego pide lo que por intercesión de la Inmaculada Concepción deseas conseguir de esta Novena.
A continuación se dirá la Oración final para todos los días y la Letanía a la Virgen,
DÍA SEGUNDO
De rodillas, hecha la señal de la cruz, se dirá el acto de contrición y la oración preparatoria como el día primero.
ORACIÓN
¡Oh Santísimo Hijo de María Imnaculada y benignísimo Redentor nuestro! Así como preservaste a María de todo pecado mortal en toda su vida y a nosotros nos das gracia para evitarlo y el sacramento de la confesión para remediarlo, así Te rogamos humildemente, por intercesión de tu Madre Inmaculada, nos concedas la gracia de no cometer nunca pecado mortal, y si incurrimos en tan terrible desgracia, la de salir de él cuanto antes, por medio de una buena confesión.
Rezar tres Padrenuestros, Avemarías y Gloria Patris a la Santísima Trinidad, y luego pide lo que por intercesión de la Inmaculada Concepción deseas conseguir de la Novena.
A continuación se dirá la Oración final para todos los días y la Letanía a la Virgen.
DÍA TERCERO
De rodillas, hecha la señal de la cruz, se dirá el acto de contrición y la oración preparatoria como el día primero.
ORACIÓN
¡Oh santísimo Hijo de María Inmaculada y benignísimo Redentor nuestro! Así como preservaste a María de todo pecado venial en toda su vida, y a nosotros nos pides que purifiquemos más y más nuestras almas, para ser dignos de Ti, así Te rogamos humildemente, por intercesión de tu Madre Inmaculada, nos concedas la gracia de evitar los pecados veniales y de procurar y obtener cada día más pureza y delicadeza de conciencia.
Rezar tres Padrenuestros, Avemarías y Gloria Patris a la Santísima Trinidad, y luego pide lo que por intercesión de la Inmaculada Concepción deseas conseguir de la Novena.
A continuación se dirá la Oración final para todos los días y la Letanía a la Virgen.
DÍA CUARTO
De rodillas, hecha la señal de la cruz, se dirá el acto de contrición y la oración preparatoria como el día primero.
ORACIÓN
¡Oh Santísimo Hijo de María Inmaculada y benignísimo Redentor nuestro! Así como libraste a María del pecado y le diste dominio perfecto sobre todas sus pasiones, así Te rogamos humildemente, por intercesión de tu Madre Inmaculada, nos concedas la gracia de ir domando nuestras pasiones y destruyendo nuestras malas inclinaciones, para que Te podamos servir con verdadera libertad de espíritu y sin imperfección ninguna.
Rezar tres Padrenuestros, Avemarías y Gloria Patris a la Santísima Trinidad, y luego pide lo que por intercesión de la Inmaculada Concepción deseas conseguir de la Novena,
A continuación se dirá la Oración final para todos los días y las Letanías a la Virgen.
DÍA QUINTO
De rodillas, hecha la señal de la cruz, se dirá el acto de contrición y la oración preparatoria como el día primero.
ORACIÓN
¡Oh Santísimo Hijo de María Inmaculada y benignísimo Redentor nuestro! Así como desde el primer instante de su Concepción diste a María mas gracia que a todos los Santos y Angeles del cielo, así Te rogamos humildemente por intercesión de tu Madre Inmaculada nos inspires un aprecio singular de la divina gracia que Tú nos adquiriste con tu sangre y nos concedas el aumentarla más y más con nuestras buenas obras y con la recepción de tus santos sacramentos, especialmente el de la comunión.
Rezar tres Padrenuestros, Avemarías y Gloria Patris a la Santísima Trinidad, y luego pide lo que por intercesión de la Inmaculada Concepción deseas conseguir de la Novena.
A continuación se dirá la Oración final para cada día y la Letanía de la Virgen.
DÍA SEXTO
De rodillas, hecha la señal de la cruz, se dirá el acto de contrición y la oración preparatoria como el día primero.
ORACIÓN
¡Oh Santísimo Hijo de María Inmaculada y benignísimo Redentor nuestro! Así como desde el primer instante infundiste en María, con toda plenitud, las virtudes sobrenaturales y los dones del Espíritu Santo, así Te suplicamos humildemente, por intercesión de tu Madre Inmaculada, nos concedas a nosotros la abundancia de estos mismos dones y virtudes, para que podamos vencer todas las tentaciones y hagamos muchos actos de virtud dignos de nuestra profesión de cristianos.
Rezar tres Padrenuestros, Avemarías y Gloria Patris a la Santísima Trinidad, y luego pide lo que por intercesión de la Inmaculada Concepción deseas conseguir de la Novena.
A continuación se dirá la Oración final para todos los días y la Letanía a la Virgen.
DÍA SEPTIMO
De rodillas, hecha la señal de la cruz, se dirá el acto de contrición y la oración preparatoria como el día primero.
ORACIÓN
¡Oh Santísimo Hijo de María Inmaculada y benignísimo Redentor nuestrol Así como diste a María, entre las demás virtudes, una pureza y castidad eximia, por la cual es llamada Virgen de las Vírgenes, así Te suplicamos, por intercesión de tu Madre Inmaculada, nos concedas la dificilísima virtud de la castidad, que no se puede conservar sin tu gracia, pero que tantos han conservado mediante la devoción de la Virgen y tu protección.
Rezar tres Padrenuestros, Avemarías y Gloria Patris a la Santísima Trinidad, y luego pide lo que por intercesión de la Inmaculada Concepción deseas conseguir de la Novena.
A continuación se dirá la Oración final para todos los días y la Letanía de la Virgen.
DÍA OCTAVO
De rodillas, hecha la señal de la cruz, se dirá el acto de contrición y la oración preparatoria como el día primero.
ORACIÓN
¡Oh Santísimo Hijo de María Inmaculada y benignísimo Redentor nuestro! Así como diste a María la gracia de una ardentísima caridad y amor de Dios sobre todas las cosas, así Te rogamos humildemente, por intercesión de tu Madre Inmaculada, nos concedas un amor sincero a Ti, oh Dios y Señor nuestro, nuestro verdadero bien, nuestro bienhechor, nuestro Padre, y que antes queramos perder todas las cosas que ofenderte con un solo pecado.
Rezar tres Padrenuestros, Avemarías y Gloria Patris a la Santísima Trinidad, y luego pide lo que por intercesión de la Inmaculada Concepción deseas conseguir de la Novena.
A continuación se dirá la Oración final para todos los días y la Letanía a la Virgen.
DÍA NOVENO
De rodillas, hecha la señal de la cruz, se dirá el acto de contrición y la oración preparatoria como el día primero.
ORACIÓN
¡Oh Santísimo Hijo de María Inmaculada y benignisimo Redentor nuestro! Así como has concedido a María la gracia de ir al cielo y de ser en él colocada en el primer lugar después de Ti, así Te suplicamos humildemente, por intercesión de tu Madre Inmaculada, nos concedas una buena muerte, que recibamos bien los últimos sacramentos, que expiremos sin mancha ninguna de pecado en la conciencia y vayamos al cielo para siempre gozar en tu compañía y la de nuestra Madre, con todos los que se han salvado por ella.
Rezar tres Padrenuestros, Avemarías y Gloria Patris a la Santísima Trinidad, y luego pide lo que por intercesión de la Inmaculada Concepción deseas conseguir de la Novena.
A continuación se dirá la Oración final para todos los días y la Letanía a la Virgen
LETANÍA A LA VIRGEN
Señor, tened piedad de nosotros.
Cristo, tened piedad de nosotros.
Señor, tened piedad de nosotros.
Cristo, óyenos.
Cristo, escuchadnos,
Dios, Padre celestial. (Tened piedad de nosotros)
Dios, Hijo, Redentor del mundo.
Dios, Espíritu Santo.
Trinidad Santa, un solo Dios.
Santa María, (Rogad por nosotros)
Santa Madre de Dios,
Santa Virgen de las vírgenes,
Madre de Cristo,
Madre de la divina gracia,
Madre purísima,
Madre castísima,
Madre inviolada,
Madre virgen,
Madre inmaculada,
Madre amable,
Madre admirable,
Madre del buen consejo,
Madre del Creador,
Madre del Salvador,
Virgen prudentísima,
Virgen digna de veneración,
Virgen digna de exaltación,
Virgen poderosa,
Virgen clemente,
Virgen fiel,
Espejo de justicia,
Trono de la sabiduría,
Causa de nuestra alegría,
Vaso espiritual,
Vaso digno de honor,
Vaso insigne de devoción,
Rosa mística,
Torre de David,
Torre de marfil,
Casa de oro,
Arca de la alianza,
Puerta del Cielo,
Estrella de la mañana,
Salud de los enfermos,
Refugio de los pecadores,
Consoladora de los afligidos,
Auxilio de los Cristianos,
Reina de los Angeles,
Reina de los Patriarcas,
Reina de los Profetas,
Reina de los Apóstoles,
Reina de los Mártires,
Reina de los Confesores,
Reina de las Vírgenes,
Reina de todos los Santos,
Reina, concebida sin pecado original,
Reina, asunta a los Cielos,
Reina del santísimo Rosario,
Reina de la Paz,
Cordero de Dios, que quitáis los pecados del mundo. Perdonadnos, Señor.
Cordero de Dios, que quitáis los pecados del mundo. Escuchadnos, Señor.
Cordero de Dios, que quitáis los pecados del mundo. Tened piedad de nosotros.
V. Rogad por nosotros, Santa Madre de Dios.
R. Para que seamos dignos de las promesas de Jesucristo.
ORACIÓN
Os rogamos, Señor Dios, que nos concedáis a vuestros siervos gozar de continua salud de alma y cuerpo; y que por la intercesión de la siempre Virgen Santa María, seamos libres de las tristezas de esta vida y gocemos de las eternas alegrías del cielo. Por Cristo Nuestro Señor. Amén
domingo, 28 de noviembre de 2010
Como el Ave Fénix
Primer Domingo de Adviento. Hoy iniciamos el período del adviento. Un tiempo de espera y de esperanza.
Mateo 24, 37-44
Como en los días de Noé, así será la venida del Hijo del hombre. Porque como en los días que precedieron al diluvio, comían, bebían, tomaban mujer o marido, hasta el día en que entró Noé en el arca, y no se dieron cuenta hasta que vino el diluvio y los arrastró a todos, así será también la venida del Hijo del hombre. Entonces, estarán dos en el campo: uno es tomado, el otro dejado; dos mujeres moliendo en el molino: una es tomada, la otra dejada. "Velad, pues, porque no sabéis qué día vendrá vuestro Señor. Entendedlo bien: si el dueño de casa supiese a qué hora de la noche iba a venir el ladrón, estaría en vela y no permitiría que le horadasen su casa. Por eso, también vosotros estad preparados, porque en el momento que no penséis, vendrá el Hijo del hombre.
Reflexión
Entre las múltiples leyendas de la mitología griega, nos ha sido transmitida la del ave Fénix. Después de haber sido sacrificada, esta águila real, por una especial concesión de los dioses, fue capaz de rehacerse desde sus propias cenizas y recibir el don de la inmortalidad. Desde entonces, esta ave Fénix es símbolo de esperanza y de resurrección a una vida nueva, a pesar de los fracasos más rotundos de la existencia humana.
Es curioso que los griegos hayan imaginado también esta leyenda, ya que su concepción de la vida era, más bien, un tanto trágica y pesimista. Sin embargo, gracias al cielo, nunca han faltado espíritus positivos en todas las culturas, ya que en el corazón del hombre anida un anhelo infinito de eternidad, y le es imposible vivir sin esperanza. Se asfixiaría.
Hace ya tiempo escuché en la predicación de un santo sacerdote esta sentencia: “a medida que avanzamos por la vida, tenemos mayor necesidad de vivir con más esperanza”. He de confesar que esas palabras me impresionaron, aunque tal vez no tenía por entonces muchas experiencias personales que ratificaran esa afirmación. A la vuelta de varios años –aunque todavía soy joven— me he dado cuenta de esta profunda verdad.
No hay ninguna persona en este mundo sin sufrimiento. Pero cuando uno, como sacerdote, puede acercarse al mundo de las almas y penetrar en el fondo de su corazón, se da cuenta de la inmensidad de los sufrimientos físicos, morales y espirituales que afligen hoy a tantos seres humanos. Y creo que nadie como el sacerdote está mejor dotado para comprender y compartir esos sufrimientos. Porque el sacerdote no es sólo una persona con un gran sentido de humanidad; Dios ha querido colocarlo como un puente entre Él y los hombres para llevarlos a Él. Por eso, es capaz de amar de un modo puro, generoso y desinteresado a sus semejantes, de sentir una profunda simpatía por ellos, de compadecerse de sus dolores, y tratar de tenderles una mano y ayudarles en sus necesidades espirituales. Yo no sé si ésta será la experiencia de todos. Yo hablo por mí mismo y de mi propia experiencia.
Hoy iniciamos el período del adviento. Y el adviento es, ante todo, un tiempo de espera y de esperanza. No es la misma cosa, aunque exista entre ellos un gran parentesco. Se puede esperar algo o a alguien, y no necesariamente tener la virtud de la esperanza cristiana. Ésta nace de una fe en Dios muy intensa, profunda y verdadera, que nos lleva a confiar ciegamente en su gracia, en su poder, y a esperar con certeza plena en el cumplimiento de todas sus promesas.
¿Cuáles promesas? Las que nos ha revelado en la Sagrada Escritura y a través de nuestra santa madre, la Iglesia. Es decir, aquellas verdades que confesamos en nuestra fe y que se hallan contenidas en el credo. Pero, además, todo aquello que nuestro Señor Jesucristo nos prometió en el santo Evangelio y en lo que Dios nos transmitió por boca de sus profetas.
Entre ellos, Isaías es el gran cantor de la esperanza, el profeta de la esperanza mesiánica por antonomasia. Y, aunque Isaías profetizó varios siglos antes de la llegada del Mesías, sus promesas son siempre actuales y perennes, pues llevan el sello de la eternidad de Dios.
Hoy la Iglesia nos ofrece estas maravillosas palabras: “En días futuros, el monte de la casa del Señor será elevado en la cima de los montes, encumbrado sobre las montañas y hacia él confluirán todas las naciones. Acudirán pueblos numerosos, que dirán: ‘Venid, subamos al monte del Señor, a la casa del Dios de Jacob, para que Él nos instruya en sus caminos y podamos marchar por sus sendas. Porque de Sión saldrá la ley; de Jerusalén, la palabra del Señor’... Él será el árbitro de las naciones y el juez de pueblos numerosos. De las espadas forjarán arados y de las lanzas, podaderas; ya no alzará la espada pueblo contra pueblo, ya no se adiestrarán para la guerra. ¡Venid, marchemos, caminemos a la luz del Señor!”.
Son palabras que se refieren a la llegada del Mesías. Pero, al mismo tiempo, promesas que están siempre en espera de un cumplimiento definitivo. Con el nacimiento de Jesús en Belén, Dios cumplió su promesa. Pero aún no hemos llegado a esa bendita edad de oro anunciada por el profeta. Es la paz que anhela profundamente nuestro corazón y por la que suspira todo nuestro ser. Es la paz que poseeremos plenamente en la vida futura, en donde “ya no habrá hambre, ni sed, ni caerá sobre ellos el sol ni calor alguno porque el Cordero, que está en medio del trono, los apacentará y los guiará hasta las fuentes de las aguas de la vida, y Dios enjugará toda lágrima de sus ojos” (Ap 7, 16-17).
A esa paz llegaremos al final de los tiempos, cuando Dios “cree unos cielos nuevos y una tierra nueva, y ya no se recuerde lo pasado...”. Entonces nos gozaremos en “un gozo y alegría eternas” ante lo que Dios va a crear para nosotros (Is 65, 17ss).
Pero, para llegar a esa paz y a esa dicha bienaventurada, tenemos que preparar ya desde ahora nuestro corazón y tratar de vivir con el corazón en el cielo. Y con los pies sobre la tierra. Nuestro Redentor está para llegar esta Navidad, y necesitamos preparar nuestra alma para su próxima venida.
Hemos de disponer nuestros corazones con la oración y la vigilancia –como nos recomienda hoy el Señor en el Evangelio— para poder vivir dignamente, en estado de gracia y en amistad con Él. Fue éste mismo el consejo que nos dejó antes de su Pasión: “Vigilad y orad para que no caigáis en tentación, pues el espíritu está pronto, pero la carne es flaca” (Mt 26, 41).
Si vivimos así, nuestra esperanza no será un idealismo utópico, sino una actitud existencial realista y un comportamiento cristiano personal y exigente. Así podremos prepararnos dignamente para la doble venida del Señor: en el tiempo y en la eternidad.
Y entonces seremos mucho más que un ave Fénix. Seremos como ángeles y gozaremos de la compañía de Dios, dichosos y felices por los siglos de los siglos.
P. Sergio Cordova
catholic.net
sábado, 27 de noviembre de 2010
¿El espiritismo es una ofensa a Dios?
Conviene hablar frecuentemente con los espíritus buenos...
1. ¿Se puede hablar con los espíritus?. Conviene hablar frecuentemente con los espíritus buenos (las almas del purgatorio, los ángeles y santos del cielo). Para hablar con ellos basta dirigirles sin más la palabra o el pensamiento. Interesa mucho solicitar su ayuda, su consejo y rogarles que intercedan por nosotros ante Dios. En cambio, con demonios y condenados no conviene tener ningún trato.
2. ¿En las reuniones espiritistas se habla con alguien?. En muchos casos sólo se trata de imaginación humana y habilidad del promotor. En ocasiones más peligrosas pueden intervenir los demonios buscando el mal de los hombres.
3. ¿Los espíritus buenos hablan en esas reuniones?. Los ángeles y santos no se prestan a este tipo de prácticas opuestas a la fe. Son seres libres y no están obligados a hablar aunque se usen palabras o gestos extraños.
4. ¿El espiritismo es una ofensa a Dios?. El espiritismo realizado en serio es un tipo de pecado por varios motivos más o menos presentes:
* Se pretende poseer poderes sobrehumanos de dominio sobre los espíritus. Se parece al pecado orgulloso de Adán y Eva que desobedecieron a Dios porque quisieron ser "como dioses".
* Hay desconfianza en Dios y en su Providencia, deseando adivinar el futuro. Se duda de la Bondad divina.
* Se busca la protección de poderes ocultos, despreciando la ayuda divina, como si otros poderes fueran superiores a Dios o más buenos. Y nadie es más bueno que Dios.
Ignacio Juez
ideasrapidas.org
viernes, 26 de noviembre de 2010
Vigilia por la vida naciente
La noche del próximo 27 de noviembre en el comienzo litúrgico del Adviento - tiempo de preparación gozosa al nacimiento de Cristo - el Papa Benedicto XVI celebrará una vigilia de oración en la Basílica de San Pedro en el Vaticano, por la intención de toda vida humana naciente.
El Papa ha pedido a todos los obispos diocesanos (y sus equivalentes) de cada iglesia particular que presidan celebraciones análogas involucrando a sus fieles en sus respectivas parroquias, comunidades religiosas, asociaciones y movimientos. Toda la Iglesia está invitada a unirse a esta oración.
A petición del Santo Padre, se envió una carta a todas las Conferencias Episcopales de la Iglesia Católica el pasado mes de junio, para pedirles que participen en esta oración y que organicen una vigilia de oración similar al comienzo del Adviento en todas las iglesias locales.
Hagamos todo lo que sea posible para que nuestras parroquias, comunidades, grupos de oración y familias, se unan a esta oración universal por la vida, en comunión con el Santo Padre. La oración personal en unión con la Iglesia por la intención de defender la vida humana por nacer, es nuestro deber y alimenta la gran esperanza de que, con la ayuda de Dios, la civilización de la vida y el amor triunfará.
Estimado Santo Padre,
Los defensores de la vida en todo el mundo sienten las crecientes presiones y amenazas de la cultura de la muerte. Nos damos cuenta de que sin la ayuda de Dios, no podemos ganar esta batalla.
Con gran alegría, el 27 de noviembre de 2010, al comienzo del Adviento, nos uniremos en oración por toda vida humana naciente, en comunión con usted y con toda la Iglesia Católica.
Le expresamos nuestro sincero agradecimiento a usted, Santo Padre, por su liderazgo en esta iniciativa tan importante y necesaria, así como en la lucha por la defensa de la vida alrededor del mundo. Al orar renovamos y redoblamos nuestros esfuerzos, confiando en que el Autor de la Vida nos guiará hacia la victoria, en la defensa de nuestros hermanos y hermanas más vulnerables.
yes-for-benedict.net
iglesia.org
jueves, 25 de noviembre de 2010
Triduo a la Virgen de la Medalla Milagrosa
Hecha la señal de la Cruz y recitado el Señor mío Jesucristo, se rezará lo siguiente:
ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS
Oh María, sin pecado concebida, vedme postrado a vuestras plantas, lleno de confianza. Ese vuestro rostro purísimo, esa amable sonrisa de vuestros labios, esas manos cargadas de celestiales bendiciones, esa actitud amorosa que habéis adoptado para recibir a los que vienen a Vos, esos ojos fijos en la tierra para observar nuestras necesidades y venir en nuestro auxilio, todo, todo me inspira amor, confianza y completa seguridad. Y como si esto fuera poco para alejar de nosotros toda duda habéis empeñado solemnemente vuestra palabra en favor de los que lleven la Santa Medalla, diciendo a vuestra sierva, Sor Catalina Labouré: "Cuantos llevaren esta Medalla, alcanzarán especial protección de la Madre de Dios."
Madre mía amantísima: Vos sabéis que la llevo sobre mi pecho, que la beso con amor y que os invoco con frecuencia. Realizad, pues, en mí vuestras promesas; venid en mi auxilio, cubridme con vuestra protección, para que Jesús se apiade de mi pobre alma y merezca conseguir por vuestro medio la gracia, que pretendo con este triduo a vuestra Santa Medalla.
Oh María, sin pecado concebida; rogad por nosotros que recurrimos a Vos.
Rezar las oraciones del día que corresponda:
DÍA PRIMERO
Nombre de María
Rezar la oración preparatoria de todos los días.
Entre los recuerdos que la Santísima Virgen ha querido dejarnos en la Medalla Milagrosa, uno de los más singulares es el de su dulcísimo nombre, consignado en la jaculatoria que rodea su sagrada imagen.
Nombre excelso, nombre grande, nombre ilustre y singular, que encierra en sí todas las virtudes con que Dios adornó a María, nombre que calma las aspiraciones de toda la tierra, nombre que anuncia la felicidad a los mortales, nombre que pronuncian con entusiasmo los Angeles, que regocija a la corte celestial; nombre de quien podemos decir con San Bernardo que no es un nombre vacío de significación, como el de los héroes del mundo, sino que encierra en sí la más positiva grandeza. Nombre dulcísimo, que suaviza los males del hombre y es el apoyo más sólido de sus esperanzas, la prenda mas segura de su porvenir.
¡Oh María! Cuál seréis Vos misma, si solo vuestro nombre es tan amable y tan gracioso? ¡Oh Santísima Virgen María!, exclama San Bernardo, vuestro nombre es tan dulce y amable, que no puede pronunciarse sin que deje inflamado de amor y favorecido al que lo nombra. Nombre augusto de María, tu serás para mi alma la escala bendita que la conducirá al reino de los Cielos.
Aquí expondrá cada uno a la Virgen la gracia que desee conseguir en este Triduo, rezando después tres Avemarías precedidas de la jaculatoria: ¡Oh María, sin pecado concebida; rogad por nosotros que recurrimos a Vos!
ORACIÓN DE SAN ATANASIO
Acoge, oh Santísima Virgen, nuestras súplicas y acuérdate de nosotros. Dispénsanos los dones de tus riquezas. El Arcángel te saluda llena de gracia. Todas las naciones te llaman bienaventurada, todas las jerarquías del Cielo te bendicen, y nosotros, que pertenecemos a la jerarquía terrestre, decimos también: Dios te salve, oh llena de gracia, el Señor es contigo, ruega por nosotros, oh Madre de Dios, nuestra Señora y nuestra Reina. Amén.
__________
DÍA SEGUNDO
Concepción de María
Rezar la oración preparatoria de todos los días.
Después del nombre de María, aparece en la Medalla Milagrosa el misterio de su purísima Concepción, el más glorioso privilegio de cuantos le concedió la Augustísima Trinidad.
Esta Medalla nos recuerda constantemente sus triunfos sobre la infernal serpiente, hollando con el mayor denuedo la orgullosa cabeza de Lucifer y rompiendo las duras cadenas con que estaban aprisionados los hijos de Adán.
Por lo mismo, la Medalla Milagrosa, al confesar el misterio de la Concepción Inmaculada de María, nos predica que la Santísima Virgen es la corredentora del universo, la tesorera de los dones del Altísimo, la fiadora entre Dios y los hombres, la que realizó del modo más singular la paz y reconciliación del género humano.
Ya no podemos extrañar que la Santísima Virgen al ser invocada con una oración que tan alto predica sus grandezas, haya querido vincular en ella toda suerte de favores. Recordemos, una vez mas, sus palabras: "Cuantos piadosamente llevaren esta Medalla y devotamente rezaren esta oración: ¡Oh María, sin pecado concebida, rogad por nosotros que recurrimos a Vos!, alcanzarán particular protección de la Madre de Dios. Repitamos, pues, sin cesar, esa hermosa jaculatoria. Sea ella el suave y delicioso alimento de nuestras almas. Resuene en todos nuestros peligros, en nuestras angustias, en nuestras alegrías, y sobre todo en la hora de nuestra muerte: ¡Oh María, sin pecado concebida, rogad por nosotros, que recurrimos a Vos!. Así sea.
Petición, como el día primero
ORACIÓN DE SAN ANDRÉS
¡Oh María!, si pongo mi confianza en Ti, seré salvo; si me hallare bajo tu protección, nada he de temer, porque ser tu devoto es tener armas seguras de salvación, que Dios concede a los que quiere salvar.
¡Oh Madre de misericordia!, intercede por nosotros y en la hora de nuestra muerte recíbenos en tus brazos y presenta nuestras almas a tu divino hijo, Jesús, y esto será bastante para que El nos mire con amor y nos reciba en su reino. Amén.
__________
DÍA TERCERO
Protección de María
Rezar la oración preparatoria de todos los días.
La Medalla Milagrosa, al confesar el misterio de la Concepción Inmaculada de María, garantiza a la vez el auxilio divino a cuantos la llevan puesta. La Santísima Virgen, dice San Bernardino, es muy cortés y agradecida, tanto que no le permite su corazón que el hombre la salude sin devolver el saludo de una manera inefable.
Esta súplica: "Rogad por nosotros, que recurrimos a Vos" ha venido a ser fuente sagrada de vida, de gracia y de santidad; remedio de todas las enfermedades, consuelo de los afligidos y dulce esperanza de los pecadores.
Acudamos, pues, a María, en todas nuestras necesidades de alma y de cuerpo. Invoquémosla y digamos con frecuencia: "¡Oh María, sin pecado concebida, rogad por nosotros, que recurrimos a Vos!", y esta oración tan grata a la madre de Dios, será suficiente para aliviarnos y socorrernos. Si la enfermedad viene a visitarnos, ella nos curará, si la salud nos conviene, y de no convenimos nos concederá la gracia de soportar el dolor con cristiana resignación. Si el desaliento quiere apoderarse de nosotros y la tristeza sumergirnos en un mar de desolación, repitamos la jaculatoria de la Medalla, y la Virgen nos consolará, porque es Madre de los afligidos, alivio de nuestros males y eficaz remedio para todos los sufrimientos del humano corazón. Con el apoyo de María viviremos confiados lejos de la culpa y nuestra muerte será preciosa a los ojos del Señor. Así sea.
Petición, como el día primero.
ORACIÓN DE SAN GERMÁN
¡Oh mi única señora y único consuelo de mi corazón! Ya que eres el celestial rocío que refrigera mis penas; Tú que eres la luz de mi alma cuando se halla rodeada de tinieblas; Tú que eres mi fortaleza en las debilidades, mi tesoro en la pobreza y la esperanza de mi salud, oye mis humildes ruegos y compadécete de mí, como corresponde a la Madre de un Dios, que ama tanto a los hombres. Concédeme la gracia de gozar contigo en el Cielo, de vivir contigo en el Paraíso. Yo sé que siendo Tú la Madre de Dios, si quieres, puedes alcanzarme esta gracia; así lo espero de tu misericordia. Amén.
martes, 23 de noviembre de 2010
Señores periodistas: el Papa NO ha justificado el uso del preservativo
Para que el Papa pudiera aprobar el uso del preservativo, tendría primero que anular mediante un decreto magisterial: encíclica, carta, bula, etc (y no en una entrevista coloquial) la Humanae Vitae, la Casti Connubii, la Evangelium Vitae, el Catecismo de la Iglesia Católica y todo el magisterio anterior que habla sobre moral conyugal.
Gran trifulca desataron en los medios los periodistas (siempre ávidos de escándalo), debido a un muy desafortunado artículo publicado en L´Osservatore Romano, que violando el periodo de embargo establecido por los editores, presentó algunos párrafos descontextualizados del nuevo “libro-entrevista” de Benedicto XVI titulado “La luz del mundo” realizado por el periodista alemán Peter Seewald y que saldrá a la luz el próximo 23 de noviembre.
Lo que desató el escándalo fue una parte sacada de contexto de la respuesta que dio el Santo Padre a Seewald, ante la pregunta acerca del uso del preservativo en la lucha contra el SIDA.
El párrafo publicado por L´Osservatore Romano dice así:
Puede haber casos justificados singulares, por ejemplo, cuando una prostituta utiliza un preservativo, y éste puede ser el primer paso hacia una moralización, un primer acto de responsabilidad para desarrollar de nuevo la conciencia sobre el hecho de que no todo está permitido y de que no se puede hacer todo lo que se quiere. Sin embargo, este no es el verdadero modo para vencer la infección del VIH. Es verdaderamente necesaria una humanización de la sexualidad
De estas palabras del Papa, los medios alrededor del mundo no tardaron en redactar grandes titulares que decían, con unas u otras palabras, que el Papa había aprobado el uso del condón.
Lo primero que hay que revisar es la traducción al español de lo que realmente respondió el Papa en alemán a la pregunta de Seewald.
En el texto original, en alemán, el Papa habla de "männliche Prostituierte" que significa “prostituto” (no prostituta) y vale puntualizar que el Santo Padre está hablando del preservativo como herramienta contra el SIDA y no del preservativo como herramienta de anticoncepción.
Misteriosamente el término "männliche Prostituierte" conserva el género masculino en la traducción en inglés, en donde se habla de "male prostitute", pero se cambia de manera arbitraria al femenino en las traducciones al español, italiano y francés. Ignoro si el error es de L´Osservatore o de las editoriales que publicarán el libro, pero creo que tendrán que arreglarlo.
Lo que dice el Papa, si tomamos sus palabras originales en alemán, es simple y sencillamente que si un prostituto homosexual utiliza un condón (con el objetivo único de no contagiar ni contagiarse de SIDA), esto puede ser señal de un inicio de moralización, de que el hombre se está dando cuenta (en su interior) de que no puede hacer con su sexualidad lo que le venga en gana.
L´Osservatore Romano no publica la siguiente pregunta-respuesta, en la cual el Papa aclara que la Iglesia jamás podrá aprobar el uso del condón como algo moral.
Seewald: ¿Quiere decir, entonces, que la Iglesia Católica en realidad no se opone en principio a la utilización de los condones?
Benedicto XVI: Ella [la Iglesia], por supuesto, no lo considera como una solución real o moral, pero, en este u otro caso, puede haber, sin embargo, la intención de reducir el riesgo de infección, como un primer paso hacia una forma distinta y más humana de vivir la sexualidad.
No quiero pensar que haya sido una omisión voluntaria de L´Osservatore Romano.
Pero, bueno, es tan ridículo lo que han publicado los medios, por el simple hecho de que no toman en cuenta que para que el Papa pudiera aprobar el uso del preservativo, tendría primero que anular mediante un decreto magisterial: encíclica, carta, bula, etc (y no en una entrevista coloquial) la Humanae Vitae, la Casti Connubii, la Evangelium Vitae, el Catecismo de la Iglesia Católica y todo el magisterio anterior que habla sobre moral conyugal.
En fin, señores periodistas, pues nada, que el Papa no ha justificado el uso del condón, ni para las prostitutas ni para nadie.
Lucrecia Rego de Planas
catholic.net
lunes, 22 de noviembre de 2010
El fabricante de lápices
Un fabricante de lápices tomó un lápiz justo antes de meterlo en su caja, y le dio unos consejos. Le dijo:
- Hay 5 cosas que debes saber antes que seas enviado al mundo. Siempre recuérdalas y serás el mejor lápiz del mundo.
Las 5 cosas son las siguientes:
1- Siempre harás cosas grandiosas, pero sólo si te dejas sostener en la mano de alguien más.
2- Experimentarás el dolor en algunas ocasiones en que te saquen punta, pero es necesario para que seas cada vez un mejor lápiz.
3- Tendrás errores, pero tendrás un borrador para corregirlos todos.
4- La parte más importante de ti es la que llevas dentro.
5- En cualquier superficie que seas usado, tendrás que dejar tu marca. No importan las circunstancias o las condiciones, deberás continuar escribiendo.
El lápiz entró en su caja prometiendo recordar estas 5 cosas y con un propósito en su corazón de ser útil.
Ahora podríamos ponernos nosotros en el lugar del lápiz y recordar estas 5 cosas para ser, cada día, una mejor persona:
1- Siempre harás cosas grandiosas, pero sólo si te dejas sostener en la mano de Dios.
2- Experimentarás el dolor en algunas ocasiones de las luchas y tribulaciones, pero es necesario para que seas más fuerte y valiente cada vez.
3- Tendrás errores, pero tendrás humildad para corregirlos todos y crecer por medio de ellos.
4- La parte más importante de ti es la que llevas dentro del corazón.
5- En cualquier superficie que camines, tendrás que dejar tu marca. No importan las circunstancias o las condiciones, deberás continuar sirviendo a Dios en cada momento.
Servir a Dios y a los demás es uno de los privilegios más hermosos que tiene el creyente.
Lo que eres es el regalo de Dios para ti. Lo que haces de ti mismo es tu regalo para Él.
webcatolicodejavier.org
domingo, 21 de noviembre de 2010
Un Rey "Perdedor"
Fiesta de Jesucristo Rey del Universo
Un rey que ejerce su poder únicamente con la fuerza del amor, del perdón, de la humildad y de la mansedumbre.
Lucas 23, 35-43
Estaba el pueblo mirando; los magistrados hacían muecas diciendo: "A otros salvó; que se salve a sí mismo si él es el Cristo de Dios, el Elegido." También los soldados se burlaban de él y, acercándose, le ofrecían vinagre y le decían: "Si tú eres el Rey de los judíos, ¡sálvate!" Había encima de él una inscripción: "Este es el Rey de los judíos." Uno de los malhechores colgados le insultaba: "¿No eres tú el Cristo? Pues ¡sálvate a ti y a nosotros!" Pero el otro le respondió diciendo: "¿Es que no temes a Dios, tú que sufres la misma condena? Y nosotros con razón, porque nos lo hemos merecido con nuestros hechos; en cambio, éste nada malo ha hecho." Y decía: "Jesús, acuérdate de mí cuando vengas con tu Reino." Jesús le dijo: "Yo te aseguro: hoy estarás conmigo en el Paraíso."
Reflexión
Con este domingo llegamos al final del ciclo litúrgico. El último domingo de cada año, la Iglesia cierra con broche de oro el ciclo ordinario con la fiesta de Cristo Rey. Y el próximo domingo iniciaremos nuestra preparación para la venida del Señor en la Navidad: el adviento.
Hoy celebramos la solemnidad de Jesucristo, Rey del universo. Lo confesamos supremo Señor del cielo y de la tierra, de la Iglesia y de nuestras almas. Pero es “escandaloso” el modo como ejerce su realeza. Todos los reyes de este mundo mantienen su reinado con la fuerza de las armas, y ostentan el esplendor de su riqueza y de su poder. Como que es algo “connatural” a su condición y a su nobleza. Pero creo que nunca han existido, ni existirán jamás sobre la faz de la tierra, reyes “pobres” o “débiles”. Serían víctimas fáciles de sus enemigos, que usurparían su trono sin ningún género de escrúpulos. Ésa ha sido la ley de vida a lo largo de toda la historia de la humanidad.
Jesucristo es Rey. Pero un rey muy distinto. Es un rey sin armas, sin palacios, sin tronos, sin honores; un rey sin ejército y sin soldados. Un rey que ejerce su poder únicamente con la fuerza del amor, del perdón, de la humildad y de la mansedumbre. Un rey que no atropella ni violenta a nadie, y que no impone su yugo o su ley por capricho. El que lo acepte como rey, debe acogerlo libremente y abrazar su misma “lógica”, que es la del amor y del perdón.
Cristo es –si podemos hablar así— un rey “débil” porque Él mismo quiso escoger la debilidad para redimirnos. “Donde está la cruz, no hay lugar para los signos de la fuerza”. No recuerdo dónde leí esta frase, pero es totalmente cierta. Cristo es Rey. Pero no tiene armas. Las armas las tienen sus enemigos. Cuando Pilato, antes de condenarlo a muerte, le preguntó si era rey, Jesús le dio una respuesta desconcertante: “Mi reino no es de este mundo. Si mi reino fuera de este mundo, mis ministros habrían luchado para que no fuese entregado en manos de los judíos; pero mi reino no es de aquí” (Jn 19, 36). Palabras misteriosas, pero profundamente reveladoras.
Cristo es rey. Pero no según los cánones y criterios de este mundo. Su soberanía es la del amor, de la justicia y de la paz. Su trono es una cruz; su cetro, una caña con la que le golpean la cabeza; su corona, una corona de espinas. Su reino es para los pobres y humildes de corazón, para los mansos, los pacíficos y los misericordiosos; para los perseguidos por la verdad y la justicia. Su programa de vida se resume en el Sermón de la montaña, en las bienaventuranzas y el mandamiento de la caridad. Sus súbditos y sus amigos predilectos son los pobres y pecadores; sus compañeros de destino, los malhechores, como ese “buen ladrón” que encontramos en el evangelio de hoy.
Los judíos y los príncipes de los sacerdotes que ultrajan a Cristo crucificado hablan un lenguaje de poder y lo desafían a que demuestre su fuerza bajando de la cruz: “Si de verdad es el Hijo de Dios, que baje de la cruz, que se salve a sí mismo”. Y lo mismo le dice el otro de los ladrones crucificados con Él. Pero Jesús no hace caso. Su fuerza es el perdón, el amor y la misericordia. Y así lo descubre ese “buen ladrón”.
En efecto, este buen hombre –que, a pesar de haber sido un malhechor toda su vida— supo demostrar su nobleza de alma en el momento supremo de su existencia y pudo reconocer en Jesús al Mesías y al Salvador del mundo. Éste no le pide a Jesús que lo ponga a salvo y que lo libere de los dolores corporales; pero con su fe alcanza de Cristo la salvación completa de su alma y el premio del paraíso.
Otra vez vemos a Cristo, como en el caso de Zaqueo, rodeándose de amigos “poco recomendables”. Pero Cristo vino a salvarnos a todos, comenzando por los pecadores. Y sólo si nos reconocemos necesitados de la gracia, como el buen ladrón, seremos dignos de participar en el Reino eterno de Jesucristo.
¡Qué afortunado este buen ladrón! En el último instante de su vida supo “robarle” a Cristo también el cielo! Pero más que “robo”, se trata de un regalo maravilloso e inmerecido de la misericordia de Dios. Así es Jesús. Su corazón es infinito porque es el corazón de un Dios, de un Padre con entrañas de ternura y de compasión.
Para eso vino a este mundo y para eso se encarnó. Por eso está en la cruz con los brazos abiertos: para acogernos siempre, sin condiciones. Lo único que espera de nosotros es nuestra confianza, nuestro arrepentimiento y el abandono total en sus manos.
Ojalá que este día de Cristo Rey, también nosotros queramos aceptar la soberanía de Jesucristo y le proclamemos Señor de nuestras vidas volviendo a Él de todo corazón, y haciendo que muchos otros hombres y mujeres, comenzando por los que viven a nuestro lado, se acerquen al amor misericordioso de nuestro Redentor. ¡Venga a nosotros tu Reino, Señor!
P. Sergio Cordova
catholic.net
sábado, 20 de noviembre de 2010
El destino futuro
¿Podemos adivinar el futuro? ¿Qué sucedería si conociéramos el futuro por completo?
1. ¿Podemos adivinar el futuro? Basados en la experiencia podemos prever algo de lo que sucederá. La seguridad del acierto depende de la mayor o menor ligadura entre las causas presentes y los efectos futuros. Así se hacen las predicciones metereológicas: se estudia el presente teniendo en cuenta el pasado, y se sacan conclusiones más o menos certeras sobre el futuro.
2. ¿Se adivina el futuro mediante las cartas-tarots, horóscopos-astrología, quiromancia, etc.? No, no. Simplemente permiten que la imaginación humana se distraiga inventando fábulas según las palabras, gestos o dibujos inventados por otros hombres que tampoco conocen el futuro. (Y que ganan dinero por esta diversión que proporcionan). Lo mismo sucede en el espiritismo con el peligro adicional de que intervengan demonios.
3. ¿Los ángeles y santos pueden adivinar el futuro? Sus predicciones pueden ser más certeras que las nuestras debido a su mayor inteligencia y mejores datos. Pero el futuro por completo sólo lo conoce Dios nuestro Señor, que es eterno.
4. ¿Puede Dios comunicarnos el futuro? La Biblia nos muestra abundantes profecías donde Dios anuncia algún futuro. Esos vaticinios suelen ir unidos a una invitación al esfuerzo y a la conversión. El Señor nos manifiesta lo que necesitamos y cuando nos conviene.
5. ¿Algunos ejemplos de futuro que ya conocemos? Sabemos que vamos a morir y nos presentaremos ante el juicio de Dios. Sabemos que quienes obran mal serán castigados (infierno), mientras que si obramos bien seremos premiados con el cielo futuro, además de ser más felices en la tierra.
6. ¿Qué sucedería si conociéramos el futuro por completo? Aparte de tranquilizar nuestra curiosidad, la consecuencia principal sería dejar de esforzarse. ¿Para qué luchar si haga lo que haga ya sé lo que va a pasarme? Por esto, Dios nuestro Señor prefiere no anunciarnos todo el futuro.
7. Si Dios sabe lo que haremos, ¿somos libres? Dios conoce lo que libremente decidiremos realizar, pero esta visión divina no disminuye nuestra libertad. Por ejemplo, quien ve un partido en diferido conoce el resultado y lo que harán los jugadores, pero son ellos quienes juegan.
8. ¿Hay algún modo humano de conocer el futuro? Hay un modo curioso de conocer algo del futuro propio. Se requiere poseer y ejercitar la virtud de la lealtad. Esta virtud es el hábito de cumplir la palabra dada, los compromisos adquiridos. En consecuencia, si una persona leal se compromete a algo, adivina parte de su futuro pues sabe que cumplirá su palabra. Por ejemplo, quien se compromete a cuidar un jardín de 5 a 7 durante un mes, conoce bastante bien dos horas diarias de su futuro. Curioso.
Ignacio Juez
ideasrapidas.org
viernes, 19 de noviembre de 2010
A nuestro encuentro
Cuando madura el deseo de lo infinito se convierte en súplica al mismo infinito para que se manifieste: no somos capaces de satisfacer nuestra sed por nosotros mismos, por eso lo suplicamos.
Si darse por vencido es abandonar la aventura de la vida, ¿qué hacer? ¿Cómo puede el hombre perseverar en el camino del deseo? ¿Cómo puede no detenerse en respuestas insuficientes?
No es posible pensar que la imagen de nuestra vida sea el mito de Sísifo, condenado a empezar siempre de nuevo la tarea sin encontrar jamás cumplimiento ni descanso.
La vida es este deseo y, sin embargo, todos nuestros intentos por satisfacerlo parecen vanos. Nuestros intentos, no la posibilidad del cumplimiento.
En efecto nuestro deseo sería vano, sería absurdo, si estuviese destinado a quedar eternamente insatisfecho. Pero esto no quiere decir que seamos nosotros los que lo satisfacemos. Somos «capaces» de ser satisfechos, no de satisfacernos a nosotros mismos.
La sed que reseca la garganta del hombre dice que éste es capaz de beber, no que el mismo hombre sea el manantial fresco y cristalino que puede saciarle. Así, el hombre es capaz de lo infinito, capax Dei, porque puede acogerle si éste sale a su encuentro, no porque pueda construirse por sí mismo lo infinito que anhela.
Cuando el hombre se reconoce capax Dei, su deseo, su nostalgia, su anhelo son abrazados por su libertad y se convierten en súplica. Y en esta súplica el hombre adquiere su verdadera estatura. «Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos» (Mt 5, 3).
La pobreza de espíritu que bendice Jesús en las bienaventuranzas, y cuya expresión más elocuente es la petición, la súplica, constituye la plenitud de la experiencia humana. Es el momento en el que corazón del hombre dice a lo Infinito que ha intuido: «¡Ven, manifiéstate!». Cada fibra del ser del hombre espera y desea, pide y suplica que lo infinito salga a su encuentro. Quiere conocer su rostro, y lo pide: «Tu rostro buscaré, Señor, no me escondas tu rostro» (Sal 26).
Y Dios no ha dejado sin respuesta la súplica del hombre: «Mediante la razón natural, el hombre puede conocer a Dios con certeza a partir de sus obras. Pero existe otro orden de conocimiento que el hombre no puede de ningún modo alcanzar por sus propias fuerzas, el de la Revelación divina (cf. Cc. Vaticano I: DS 3015). Por una decisión enteramente libre, Dios se revela y se da al hombre. Lo hace revelando su misterio, su designio benevolente que estableció desde la eternidad en Cristo en favor de todos los hombres. Revela plenamente su designio enviando a su Hijo amado, nuestro Señor Jesucristo, y al Espíritu Santo».
Las oraciones de los salmos, los textos de la Eucaristía, el tiempo de Adviento. Toda la liturgia de la Iglesia es una educación permanente a vivir, de manera consciente y cada día más disponible, esta súplica al Señor.
Por la mañana, al inicio de la jornada, en la oración de laudes, las primeras palabras que la Iglesia nos hace recitar son: «Dios mío, ven en mi auxilio. Señor, date prisa en socorrerme». De este modo nos educa y nos ayuda a comprender que el deseo está llamado a convertirse en súplica.
madrid11.com
jueves, 18 de noviembre de 2010
Dedicación de las Basílicas de los Apóstoles San Pedro y San Pablo
Fiesta: 18 de noviembre
Según la tradición, el martirio de San Pedro tuvo lugar en los jardines de Nerón en el Vaticano, donde se construyó el Circo de Calígula y se afirma que fue sepultado cerca de ahí. Algunos autores sostienen que, en el año 258, se trasladaron temporalmente las reliquias de San Pedro y San Pablo a una catacumba poco conocida llamada San Sebastián a fin de evitar una profanación, pero años después, las reliquias fueron trasladadas al lugar en que se hallaban antes.
En el año 323, Constantino comenzó a construir la basílica de San Pedro sobre el sepulcro del Apóstol. Permaneció idéntica por dos siglos, y poco a poco los Papas fueron estableciendo junto a ella, al pie de la colina Vaticana, su residencia, tras el destierro de Aviñón. En 1506, el Papa Julio II inauguró la nueva Basílica proyectada por Bramante. La construcción duró 120 años. La nueva basílica de San Pedro, tal como se ve hoy, fue consagrada por Urbano VIII el 18 de noviembre de 1626, y el altar mayor fue construido sobre el sepulcro de Pedro.
El martirio de San Pablo tuvo lugar a unos 11 kilómetros del de San Pedro, en Aquae Salviae (actualmente Tre Fontane), en la Vía Ostiense. El cadáver fue sepultado a tres kilómetros de ahí, en la propiedad de una dama llamada Lucina.
La gran Iglesia de San Pablo Extramuros fue construida principalmente por el emperador Teodosio I y el Papa San León Magno. En 1823 fue consumida por un incendio. Se reconstruyó, haciendo una imitación de la anterior y fue consagrada por el Papa Pío IX el 10 de diciembre de 1854, pero la fecha de su conmemoración se celebra en este día, como lo hace notar el Martirologio.
aciprensa.com
miércoles, 17 de noviembre de 2010
Tú eres...
Tú eres...
VALIENTE... cuando te sobrepones a tus temores y enseñas a otros a hacer lo mismo.
SABIO... cuando conoces los límites de tu sabiduría.
AMOROSO... cuando tu propio dolor no te ciega para ver el dolor de otro.
HONORABLE... cuando te das cuenta que tu honor es para honrar a otros.
GENEROSO... cuando puedes tomar tan dulcemente como cuando das.
HUMILDE... cuando no sabes cuán humilde eres.
LIBRE... cuando tienes control de ti mismo y no deseas controlar a otros..
VIVO... cuando la esperanza del mañana significa más que tu error de ayer.
CRECIENDO... cuando sabes quién eres, pero no quién serás mañana.
PIADOSO... cuando perdonas en los demás las faltas que condenas para ti mismo.
FELIZ... cuando ves una flor y agradeces el milagro.
HERMOSO... cuando no necesitas un espejo para aseverarlo.
RICO... cuando no necesitas más de lo que tienes.
FUERTE... cuando a tu pena le enseñas a sonreír.
TÚ ERES TÚ... cuando estás en paz contigo mismo.
iglesia.org
lunes, 15 de noviembre de 2010
El ratón y la ratonera
Un raton vagabundo llegó a una casa mirando por un agujero de la pared y vio a un hombre entregando un paquete a una mujer.
Rápidamente pensó: "¿qué tipo de comida podra haber allí?
Y se imaginó un sabroso queso. Se le hacía agua la boca de pensar que sería de sus preferidos. Quedó aterrorizado cuando descubrió que era una ratonera. Entonces, se fue al patio de la casa a advertir a todos:
"¡ Hay una ratonera en la casa, una ratonera! "
La gallina que estaba buscando sus lombrices en la tierra, cacareó y le dijo:
"¡ Discúlpeme, Sr. ratón: entiendo que sea un gran problema para usted, pero a mí no me perjudica en nada, ni me molesta! "
Y el ratón se entristeció.
El ratón siguió corriendo buscando ayuda, y llegó hasta el cordero y le dijo. "¡ hay una ratonera en la casa!"
"¡ Discúlpeme, Sr. ratón, pero no veo nada que pueda hacer, pues yo como pasto. ¡Quédese tranquilo! !Usted está en mis oraciones!"
El ratón se fue hasta donde estaban las vacas y le dijeron: ¿ Qué nos dice, Sr. ratón? ¿Una ratonera? ¿estamos en peligro por casualidad nosotras ? ¡ Creo que no !
Entonces el ratón se volvió a la casa, cabizbajo y abatido, para encarar solo la ratonera .....
Aquella misma noche se escuchó un ruido como el de una ratonera agarrando su víctima. La mujer del estanciero corrió a ver qué había en la ratonera. Pero, en la obscuridad, no vio que la trampa había agarrado la cola de una víbora venenosa. La víbora la mordió.
El hombre la llevó corriendo al hospital. La mujer fue atendida, pero después volvió a casa con fiebre. Nada mejor que un buen caldo de gallina. El hombre entonces tomó el cuchillo y fue a buscar al principal ingrediente: la gallina.
Como la enfermedad de la mujer continuaba, amigos y vecinos vinieron a verla. Para alimentarlos, hubo que matar al cordero.
Pero la mujer no resistió, y acabó falleciendo. Muchas personas vinieron al funeral. El pobre hombre, muy triste y agradecido por la solidaridad, resolvió matar a las vacas para darle de comer a todos.
La próxima vez que oigas decir que alguien está enfrentando un problema, y creas que a ti no te afecta, piénsalo dos veces. En todas las casas pueden necesitar una ratonera ¡y todos los integrantes corren peligro! "Ayuda a tu prójimo"
¿Se dieron cuenta quien se salvó?
Moraleja: En una comunidad, como en un grupo de amigos y en la propia familia, cuando un integrante tiene un problema, este problema es de todos y juntos deben resolverlo o ver en qué pueden ayudar para aligerar la carga del problema.
webcatolicodejavier.org
domingo, 14 de noviembre de 2010
¿Cuándo llegará el fin del mundo?
Ojalá que cada cristiano, que tú y yo, seamos auténticos seguidores de Jesús.
Lucas 21, 5-19
En aquel tiempo, como dijeran algunos, acerca del Templo, que estaba adornado de bellas piedras y ofrendas votivas, él dijo: "Esto que veis, llegarán días en que no quedará piedra sobre piedra que no sea derruida." Le preguntaron: "Maestro, ¿cuándo sucederá eso? Y ¿cuál será la señal de que todas estas cosas están para ocurrir?" El dijo: "Mirad, no os dejéis engañar. Porque vendrán muchos usurpando mi nombre y diciendo: "Yo soy" y "el tiempo está cerca". No les sigáis. Cuando oigáis hablar de guerras y revoluciones, no os aterréis; porque es necesario que sucedan primero estas cosas, pero el fin no es inmediato." Entonces les dijo: "Se levantará nación contra nación y reino contra reino. Habrá grandes terremotos, peste y hambre en diversos lugares, habrá cosas espantosas, y grandes señales del cielo. "Pero, antes de todo esto, os echarán mano y os perseguirán, entregándoos a las sinagogas y cárceles y llevándoos ante reyes y gobernadores por mi nombre; esto os sucederá para que deis testimonio. Proponed, pues, en vuestro corazón no preparar la defensa, porque yo os daré una elocuencia y una sabiduría a la que no podrán resistir ni contradecir todos vuestros adversarios. Seréis entregados por padres, hermanos, parientes y amigos, y matarán a algunos de vosotros, y seréis odiados de todos por causa de mi nombre. Pero no perecerá ni un cabello de vuestra cabeza. Con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas.
Reflexión
Son impresionantes las palabras que nuestro Señor nos transmite hoy en el santo Evangelio. Y se trata de un tema que nos suscita naturalmente una gran curiosidad. La pregunta por nuestro futuro personal y por el final de los tiempos despierta en todos un especial interés.
“Esto que contempláis –dijo Jesús, contemplando el templo de Jerusalén— llegará un día en que no quedará piedra sobre piedra: todo será destruido”. Era obvio que unas palabras proféticas de tanto calibre, y puestas en los labios del Maestro, hicieran surgir muchas preguntas en la mente y en el corazón de los discípulos. Seguramente también a nosotros nos habrían surgido espontáneamente los mismos interrogantes: “¿Cuándo va a ocurrir eso? ¿Y cuál será la señal de que eso está para suceder?”. Todos queremos conocer el cómo y el cuándo de esas profecías.
Sin embargo, las palabras de Jesús no son tan sencillas de comprender. Gran parte de la literatura profética, apocalíptica y escatológica de Israel está tejida con un lenguaje simbólico y unas imágenes de no fácil interpretación.
Malaquías y Zacarías, por ejemplo, hablan de un “horno ardiente”, de “paja” y de “fuego inextinguible” –palabras que luego retomaría Juan el Bautista en su predicación a los judíos para preparar la llegada del Mesías—. Un lenguaje semejante usan también los otros profetas, por no hablar de las imágenes intrincadas del profeta Daniel, Ezequiel y otros textos apocalípticos.
Una característica de este género apocalíptico es la sobreposición de los diversos planos históricos. Nuestro Señor parece como si estuviera hablando del futuro próximo de Jerusalén, pero luego da el salto al fin de los tiempos. Y nos da unas “señales” que no nos explican suficientemente el tiempo que quiere indicarnos.
Por una parte, hace una clara alusión a la destrucción del templo de Jerusalén –que, como sabemos, ocurriría sólo cuatro décadas después de este anuncio del Señor—. Vespasiano y Tito, en efecto, debido a las múltiples revueltas de los judíos, asediaron y destruyeron la ciudad santa el año 70, y dieron lugar a la diáspora del pueblo de Israel.
Pero nuestro Señor también nos anuncia un período de guerras, terremotos, hambres y epidemias. Y anuncia a sus discípulos un tiempo de persecuciones, encarcelamientos, traiciones, odios, violencias, juicios en los tribunales y muertes por su nombre. Pero esto ha sucedido siempre a lo largo de la historia, en casi todas las épocas de la vida de los hombres. Las persecuciones contra los cristianos iniciaron, de hecho, muy pronto. No había pasado siquiera una generación. Jesús fue crucificado el 7 de abril del año 30 de nuestra era. Y el año 54 ya había estallado la primera gran persecución religiosa en el imperio romano, a manos del fatídico emperador Nerón. Y no hablamos de las persecuciones judías, que comenzaron en Jerusalén apenas tres años después de la muerte de Cristo.
Tácito y Suetonio –además de las actas de los mártires— nos narran que muchísimos cristianos murieron en el circo devorados por las fieras, o que fueron torturados o quemados vivos, ardiendo como antorchas humanas en la capital del imperio. Pero todos ellos ennoblecieron con su sangre gloriosa las páginas del cristianismo, ya desde sus orígenes, y su sangre fue –según el sentir de Tertuliano— “semilla de nuevos cristianos”. Y desde entonces nunca han faltado las persecuciones. Más aún, parece que cada día se han ido incrementando más y más. El siglo XX, que apenas acaba de concluir, ha sido uno de los más sufridos y de los gloriosos en la historia de la Iglesia. Y muchos de esos mártires han sido contemporáneos nuestros.
Pero además, parece que nuestro Señor hace mención, en su lenguaje apocalíptico, al final de los tiempos. Nos da señales “claras” de lo que va a suceder antes del fin del mundo; pero son, al mismo tiempo, señales “confusas” porque eso ya ha sucedido muchas veces a lo largo de la historia. “Todo esto –nos dice Cristo— tiene que suceder primero, pero el final no vendrá enseguida”.
Por lo cual, yo creo que nuestro Señor se expresó de esta manera con plena conciencia para que nosotros entendiéramos y no entendiéramos a la vez. Ésa es una de las características del misterio. Barruntamos algo, intuimos algo, pero la mayor parte de la realidad queda velada a nuestros ojos. Y lo hizo el Señor así para que comprendiéramos que el final de los tiempos está sucediendo en el “hoy” de nuestra vida. El final de los tiempos está ya presente y el único tiempo cierto es el de la conversión.
Cada día es un reto y una exigencia de fidelidad a Cristo. No nos distraigamos haciendo conjeturas sobre el cómo y el cuándo de un futuro desconocido y de un final de los tiempos que seguramente no nos tocará a nosotros ver ni vivir. Más bien, concentremos la atención y todo el empeño de nuestro ser en vivir con fidelidad el momento presente, llegando incluso hasta el martirio en nuestra entrega a Jesucristo. El martirio que nos toca vivir a nosotros ahora no un martirio cruento, sino el de una entrega silenciosa, callada, pero llena de amor; y, a los ojos de Dios, tal vez se trate de un martirio no menos heroico que el de muchos hermanos nuestros.
Ojalá que cada cristiano, que tú y yo, seamos auténticos seguidores de Jesús y que demos un testimonio público y valiente de nuestra fe en el mundo de hoy: con nuestra oración, nuestra caridad, la pureza de nuestras costumbres y comportamientos, la entrega a Dios y a los demás, y la oblación generosa de nuestra vida verdaderamente cristiana y santa.
P. Sergio Cordova
catholic.net
sábado, 13 de noviembre de 2010
El cielo
Consejos y atajos para ir al cielo
1. ¿Qué es el cielo? Se llama cielo al estado de felicidad de quienes mueren en gracia de Dios. Es la sentencia de premio en el juicio divino. Es la situación de gozo completo sin mezcla de dolores que reciben quienes alcanzan la santidad y se presentan ante el Señor con el alma limpia, brillante, adornada de virtudes y buenas obras.
2. ¿Qué premios hay en el cielo? El cielo es un premio eterno. Allí nadie puede pecar, ni lo desea. Sólo se ama el bien. Los gozos del cielo duran para siempre, nunca terminan. Suelen agruparse en dos:
* La visión de Dios. Es el premio principal: la unión con Dios, la intimidad con el Señor que es el Bien supremo y origen de todos los bienes y gozos posibles.
* La felicidad completa. Todos los buenos deseos satisfechos, todas las ilusiones cumplidas. En compañía de los ángeles y los santos, y de Santa María.
3. ¿Por qué cuesta tanto imaginar la gran felicidad del cielo? Porque el mayor gozo del cielo es espiritual, y en esta vida hay mucha tendencia a buscar la felicidad en asuntos materiales. Así se pierde soltura para captar los bienes espirituales y su valor superior.
4. ¿Hay diversos gozos en el cielo? Sí. Los más santos gozarán en el cielo de una felicidad mayor. Suele ponerse el ejemplo siguiente: imaginemos varios recipientes de distinta capacidad: un vaso, una botella, una tinaja, un tonel. Si los llenamos, todos estarán completos pero cada uno según su capacidad. En el cielo seremos completamente felices pero cada uno según la capacidad de su corazón.
5. ¿El cielo es un autopremio? En parte sí pues cada uno lo alcanza con sus méritos y buenas obras. Pero más bien es fruto del amor de Dios que ha establecido gratuitamente ese premio tan grande. Nadie puede autollevarse al cielo; es el Señor quien lo otorga.
6. ¿Qué camino conduce al cielo? Nuestro Señor Jesucristo nos indicó el modo de vida que nos llevará al cielo. Basta poner en práctica sus enseñanzas. Para conseguirlo, será necesario contar con la ayuda de los sacramentos y de la oración.
7. ¿Consejos y atajos para ir al cielo? Para avanzar rápidamente hacia el cielo se suele recomendar:
* El repaso asiduo de las enseñanzas de Cristo (doctrina cristiana).
* La práctica frecuente de la confesión.
* La devoción confiada hacia María Santísima.
8. ¿Conviene desear el cielo? Es muy conveniente desear el cielo fomentando el ánimo y la esperanza de llegar a ver a Dios. Además de desearlo, habrá que ir dando pasos hacia el cielo, pero se camina más velozmente hacia los ideales si se fomenta la ilusión por la meta.
9. ¿Desear el cielo no es egoísmo? El egoísmo es un amor propio exagerado y que prescinde de los demás. En cambio, el deseo del cielo es un amor propio correcto -el mejor- y no olvida a los demás, ya que el camino hacia el cielo incluye la caridad, amor a Dios, el servicio, el afán apostólico, etc.
Ignacio Juez
ideasrapidas.org
viernes, 12 de noviembre de 2010
jueves, 11 de noviembre de 2010
San Martín de Tours
Fiesta: 11 de noviembre
San Martín nació en Panonia, Hungría, el 316. Sus padres eran paganos. Estudia en Pavía, donde conoce el Cristianismo. Su padre, que era tribuno militar, para desviarle del cristianismo, le obliga a ingresar en el ejército. Martín concilia sus deberes militares con sus aspiraciones cristianas. Vida ejemplar de monje y soldado: valentía y vida santa y caritativa.
Siendo militar sucedió el hecho tan tratado en la iconografía. Era invierno, y al entrar en Amiens, encuentra un mendigo casi helado, sin ropa. Divide su clámide en dos partes y entrega una al pobre. Cristo se le aparece vestido con la media capa: "Martín, catecúmeno, me ha cubierto con este vestido".
Pronto recibe el bautismo. Deja la milicia para seguir a Cristo. San Hilario de Poitiers quiere ordenarle de diácono. Él se queda de exorcista. Vuelve a su patria, convierte a su madre. De nuevo en Poitiers, funda Ligugé, auténtico monasterio misional. Allí pasa once años, feliz en su ambiente, pues Martín fue "soldado por fuera, obispo a la fuerza, monje por gusto".
Sulpicio Severo escribió Cartas y Diálogos y sobre todo la Vida de San Martin. Pocos libros habrán sido más leídos que éste, que ha servido de fuente para llevar por todas partes a través de cantares y poemas, representaciones teatrales, la pintura y la escultura la imagen de este Santo "el más popular y conocido de toda Europa".
Un historiador ha contado en Francia 3.667 parroquias dedicadas a él y 487 pueblos que llevan su nombre. Un buen número hay también en Alemania, Italia y España. Es simpático el párrafo en que Don Quijote enseña a Sancho la imagen de San Martín y le explica el caso de la capa.
Martín vivía feliz en Ligugé. Pero Tours se había quedado sin obispo. Un día del año 371, fue invitado a Tours con el pretexto de que lo necesitaba un enfermo grave, pero era que el pueblo quería elegirlo obispo. Apenas estuvo en la catedral toda la multitud lo aclamó como obispo de Tours, y por más que él se declarara indigno de recibir ese cargo, lo obligaron a aceptar. Establece cerca, para su humilde residencia, el monasterio de Marmoutiers, centro misionero de donde saldrán San Patricio y San Paulino de Nola. Desde allí parte para sus agotadoras correrías apostólicas, durante 35 años, por toda la Galia. Nada le retiene. Acusa a emperadores, reprime a los herejes, defiende a los débiles y a los condenados a muerte, realiza innumerables milagros, y entre ellos se le atribuye la resurrección de varios muertos. Su fama es indescriptible. Es llamado "el apóstol de las Galias" nadie hizo tanto como él por Francia católica y San Gregorio de Tours le invoca como "Patrón especial del mundo entero".
Tan intensos viajes apostólicos, tanta obra de caridad, hasta vaciarse totalmente, agotaron sus fuerzas físicas. Se veía morir. Sus discípulos le piden que no les deje huérfanos. Martín contestó: "Señor, si aún soy necesario, no rehúso el trabajo. Sólo quiero tu voluntad". La liturgia comenta: "¡Oh feliz varón, que ni temió morir, ni recusó la vida".
Los discípulos querían colocarle más cómodo. "Dejadme así, les dijo, mirando al cielo, para dirigir mi alma en dirección hacia Dios". El demonio no dejaba de importunarle. "¿Qué haces ahí, gritó Martín, bestia sanguinaria? No hay nada en mí que te pertenezca, maldito. El seno de Abrahán me espera". Y entregó su alma a Dios. Era el 8 de noviembre del año 397.
Martín fue un asceta, un apóstol, un hombre de oración, muy influyente en toda la espiritualidad medieval. Su faceta principal, la caridad. El gesto de Amiens, dar media capa, fue superado, cuando siendo obispo, entregó su túnica entera a un mendigo gesto menos conocido . Sus mismos milagros, como los de Cristo, fueron milagros de caridad. Pasó haciendo el bien.
Autor del texto: Padre Rafael María López-Melús.
Anécdotas:
* San Martín de Tours es el Santo Patrono de la ciudad de Buenos Aires, capital de Argentina.
Según la tradición, se cuenta que el 20 de octubre de 1580, cuando los ediles españoles debían elegir qué santo sería el patrono de Buenos Aires, pusieron en un sombrero papelitos con los nombres de varios santos. El primero que salió fue San Martín de Tours y se decidió realizar de nuevo el sorteo porque ese santo era francés y preferían que el patrono fuese un santo español. No se sabe por qué, el papelito volvió al sombrero. Al realizarse de nuevo el sorteo, San Martín de Tours volvió a salir dos veces consecutivas más, por lo que decidieron nombrarle como Patrono.
* El medio manto de San Martín (el que cortó con la espada para dárselo al pobre) fue guardado en una urna y se le construyó un pequeño santuario para guardar esa reliquia. Como en latín para decir "medio manto" se dice "capilla", la gente decía: "Vamos a orar donde está la capilla". Y de ahí viene el nombre de capilla, que se da a los pequeños salones que se hacen para orar.
* San Martín de Tours es uno de los santos más populares. Por ejemplo, en Francia, tiene dedicadas 3.667 iglesias que llevan su nombre. Además, 487 pueblos llevan también su nombre.
Oración
Oh Dios, que conoces que por nuestras fuerzas no podemos subsistir; concédenos benigno que, por la intercesión de tu confesor y pontífice san Martín, seamos fortalecidos contra todos los males que nos cercan. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
webcatolicodejavier.org
miércoles, 10 de noviembre de 2010
¡Mentira todo!
Me consuela enormemente esta frase de san Francisco de Asís: «Lo que uno es ante Dios, y no más ni menos, eso es lo que uno es». Me pone en la realidad más absoluta de quién soy, esto es, que no soy nada.
Creo que la vida debe girar en torno a mí, que los demás han de pensar como yo quiero, que deben de hablarme bien porque es un deber por ser tan maja, que Dios ha de hacer mi voluntad porque con tantas cosas que tiene, las mías se le van escapando y no controla, que si yo fuera Dios... hay si yo fuera Dios, haría mi historia muy diferente a lo que Él hace conmigo...
Hay tantas mentiras en mi vida..., tantas caretas..., tantos «Señor, te amo» que son humo..., tantos «creo» en mis labios mentirosos..., tantos «tantos» que... cuando uno se pone con humildad ante Dios, descubre la verdad, que no es otra que: yo no soy... Y, con asombro descubro como Pedro que estoy caminando sobre el agua, y hay madre, cuando veo cómo es mi vida, para abajo voy: «Dios mío, ¿cómo es posible...?». Pues sí, es posible tanto derroche de amor hacia esta nada.
En noviembre del año 1998 fuimos a la convivencia de inicio de curso, ese año fue especialmente el más duro de mi vida, lleno de interrogantes, miedos, temores, soledades... Allí nos leyeron esta carta que Jesús Muñón había escrito. A esta convivencia fuimos varias comunidades, y ese año, especialmente lleno de jóvenes que, la verdad sea dicha, no nos portamos nada bien -me voy a incluir, aunque yo no tenía ni ganas de mirarme en aquél momento-; los catequistas tuvieron que enviar a su casa a algunos, por todo lo que montaron una noche, bueno a lo que voy, esa tarde que la leyeron, no se oía ni una mosca, y después, se hizo un gran silencio. Para mí fue un testimonio fortísimo en aquél momento, testimonio que recuerdo SIEMPRE en mi vida; hoy estoy en un momento de mi vida algo parecido (no por la enfermedad) y leer este testimonio, me vuelve a poner ante Dios «desnuda», y con asombro, preguntarle al Señor: «¿Qué tengo yo para que me ames tanto, Dios mío, si todo es una mentira?».
En el libro «Hasta la cumbre» han incluido este testimonio que Pablo leyó a las hermanas. Es un poco largo, pero te invito con todo el corazón a que lo leas, no sé cómo estará tu vida HOY, a lo mejor Él sale a tu encuentro con esto.
Este es el lugar de donde lo he sacado: Un sacerdote entrega su vida.
iglesia.org
martes, 9 de noviembre de 2010
Mi padre es el piloto
Un niño muy educado y formal subió a un avión, buscó su asiento y se sentó. El niño abrió su cuaderno de pintar y empezó a colorearlo. No presentaba rasgos de ansiedad ni nerviosismo al despegar el avión.
Durante un buen rato, hubo tormenta y mucha turbulencia. En un determinado momento hubo una sacudida fuerte, y todos se pusieron muy nerviosos, pero el niño mantuvo su calma y serenidad en todo momento.
¿Cómo lo hacia?, ¿Por qué estaba tan calmado? Una mujer frenética le preguntó:
Niño: ¿no tienes miedo?
No señora-, contestó el niño y mirando su cuaderno de pintar le dijo: "Mi padre es el piloto".
¿Sorprendido? Hay tiempos en nuestra vida en los que los sucesos nos sacuden un poco y nos encontramos en turbulencia. No vemos terreno sólido y nuestros pies no pisan lugar seguro. No tenemos donde agarrarnos y no nos sentimos seguros. Pero recuerden que nuestro amantísimo Padre Celestial es nuestro piloto. A pesar de las circunstancias, nuestras vidas están puestas en el creador del cielo y la tierra. Y la próxima vez que llegue una tormenta a tu vida o si en este momento estás pasando por una, alza tu mirada al cielo, siéntete confiado y di para ti mismo:
¡Mi Padre es el piloto!
webcatolicodejavier.org
lunes, 8 de noviembre de 2010
El ladrillazo
Un joven y exitoso ejecutivo paseaba a toda velocidad en su auto Jaguar último modelo, con precaución de no toparse con un chico cruzando la calle sin mirar, y al bajar la velocidad; sintió un estruendoso golpe en la puerta, y al bajarse vio que un ladrillo le había estropeado la pintura, carrocería y vidrio de la puerta de su lujoso auto.
Pisó los frenos, dio un brusco giro de 180 grados; y regresó a toda velocidad a donde vio salir el ladrillo que acababa de desgraciar lo hermoso que lucía su auto.
Salió del auto de un brinco y agarró por los brazos a un chiquillo, y empujándolo hacia un auto estacionado; le gritó a toda voz: ¿Qué rayos fue eso? ¿Quién eres tú? ¿Qué crees que haces con mi auto? Y enfurecido casi botando humo, continuó gritándole al chiquillo: !Es un auto nuevo, y ese ladrillo que lanzaste va a costarte caro! ¿Por qué hiciste eso?
"Por favor, Señor, por favor. Lo siento mucho! no sé que hacer", suplicó el chiquillo." Le lancé el ladrillo porque nadie se detenía... las lágrimas bajaban por sus mejillas hasta el suelo, mientras señalaba hacia alrededor del auto estacionado.
"Es mi hermano", le dijo. Se descarriló su silla de ruedas y se cayó al suelo y no puedo levantarlo". Sollozando, el chiquillo le preguntó al ejecutivo: "Puede usted, por favor; ayudarme a sentarlo en su silla? Está golpeado, y pesa mucho para mí solito". Soy pequeño.
Visiblemente impactado por las palabras del chiquillo, el ejecutivo tragó saliva que se le formó en su boca.
Indescriptiblemente emocionado por lo que acababa de pasarle, levantó al joven del suelo y lo sentó en su silla nuevamente sacando su pañuelo de seda para limpiar un poco las cortaduras y la suciedad sobre las heridas del hermano de aquel chiquillo especial. Luego de verificar que se encontraba bien, miró; y el chiquillo le dio las gracias con una sonrisa que no tiene posibilidad de describir nadie... "DIOS lo bendiga, señor...y muchas gracias" le dijo.
El hombre vio como se alejaba el chiquillo empujando trabajosamente la pesada silla de ruedas de su hermano, hasta llegar a su humilde casita. El ejecutivo no ha reparado aún la puerta del auto, manteniendo la hendidura que le hizo el ladrillazo; para recordarle el no ir por la vida tan deprisa que alguien tenga que lanzarle un ladrillo para que preste atención. DIOS nos susurra en el alma y en el corazón. Hay veces que tiene que lanzarnos un ladrillo a ver si le prestamos atención.
Escoge: Escucha el susurro... o el ladrillazo.
webcatolicodejavier.org
domingo, 7 de noviembre de 2010
¡ Dios de vivos !
No veamos la vida desde la perspectiva humana sin Dios. A todo le queremos dar una explicación, dejando a un lado lo espiritual.
Lucas 20, 27-38
Acercándose algunos de los saduceos, esos que sostienen que no hay resurrección, le preguntaron: «Maestro, Moisés nos dejó escrito que si muere el hermano de alguno, que estaba casado y no tenía hijos, que su hermano tome a la mujer para dar descendencia a su hermano. Eran siete hermanos; habiendo tomado mujer el primero, murió sin hijos; y la tomó el segundo, luego el tercero; del mismo modo los siete murieron también sin dejar hijos. Finalmente, también murió la mujer. Esta, pues, ¿de cuál de ellos será mujer en la resurrección? Porque los siete la tuvieron por mujer.» Jesús les dijo: «Los hijos de este mundo toman mujer o marido; pero los que alcancen a ser dignos de tener parte en aquel mundo y en la resurrección de entre los muertos, ni ellos tomarán mujer ni ellas marido, ni pueden ya morir, porque son como ángeles, y son hijos de Dios, siendo hijos de la resurrección. Y que los muertos resucitan lo ha indicado también Moisés en lo de la zarza, cuando llama al Señor el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob. No es un Dios de muertos, sino de vivos, porque para él todos viven.»
Reflexión
Hoy conoceremos que la Resurrección de Jesús nos abre el paso a nuestra nueva vida resucitada. Podemos hacer vida la Palabra de Dios, a través de un compromiso de amor y alegría con los demás.
Estamos acostumbrados a ver la vida desde la perspectiva humana sin Dios. A todo le queremos dar una explicación humana, científica, técnica, y hemos dejado a un lado lo espiritual, lo sobrenatural de nuestra vida, pero hay cosas, como el sentido de muerte, que sólo se pueden explicar a nivel sobrenatural.
En todos los tiempos han existido personas que no quieren creer. Gente que no acepta la palabra de Dios con sencillez y confianza. Viene de Dios y así es, aunque yo no entienda. Se trata de personas que quieren entenderlo todo con su inteligencia. El mundo es muy complejo y nuestra cabeza sola no es capaz de alcanzar todo lo que implica. Mucho menos vamos a comprender cómo y por qué Dios ha hecho las cosas.
La fe, que nos ayuda a creer que es cierto lo que Dios nos dice, es un gran regalo que recibimos de Dios; pero nosotros tenemos la responsabilidad de cuidarlo y hacerlo dar frutos, porque también podemos rechazarlo y perderlo. La Virgen María es un gran ejemplo de sencillez, de confianza en Dios, de amor a Dios, de una gran fe entre otras cosas.
Muchas de las personas que no han sabido vivir en la fe, tratan de justificarse haciendo reflexiones rebuscadas y tratando de ponerle "trampas" a Dios. Esperan que la gente reconozca que ellos y no Dios, tienen la razón. Tal es el caso de estos saduceos que querían confundir a Jesús. Hay que tener cuidado cuando escuchemos a esas personas, porque hay muchos que nos pueden enredar con sus palabras y alejar de la fe, del camino que Dios ha elegido amorosamente para nosotros.
Jesús no se enoja con los saduceos. Jesús los ama y les da una respuesta que les abre los ojos a la verdad y a la vida en Dios.
La Resurrección nos libra de la muerte. Los cristianos somos hijos de Dios, con un destino eterno, hijos de la Vida, hijos del Amor. Nuestra religión es de vida, es de amor. Se trata de comunicar esta vida, y así amar y prepararnos para la vida eterna.
"Hay un doble aspecto en el misterio pascual: por su muerte(Cristo ) nos libera del pecado, por su Resurrección nos abre el acceso a una nueva vida. Esta es, en primer lugar, la justificación que nos devuelve la gracia de Dios a fin de que, al igual que Cristo fue resucitado de entre los muertos...así también nosotros vivamos una nueva vida. Consiste en la victoria sobre la muerte y el pecado y en la nueva participación en la gracia. Realiza la adopción filial, porque los hombres se convierten en hermanos de Cristo." (CEC 654)
Dios no es un Dios de muertos, sino de vivos, porque para Él todos viven. Dios es vida, no sólo es el Creador de todo cuanto existe. Si nosotros somos sus hijos, participamos de su misma vida, de su amor.
Nuestra Iglesia es, por tanto la Iglesia viva. Nuestra vivencia no debe limitarse sólo al cumplimiento frío de una serie de reglas y normas morales, sino que debe ser la misma vida y amor de Dios fluyendo por nuestras venas. Alguien que no ama, no se parece a Dios, no cumple con su misión, no vive realmente; porque Dios es Amor (1 Jn 4,8).
Acudir a la Eucaristía, a Dios vivo, nos hace partícipes del amor de Cristo a
nosotros.
¡Cuida tu fe!
Hoy en día se habla mucho acerca de lo que nos espera después de la muerte y se escuchan diferentes cosas: que vamos a reencarnar, que nos vamos a convertir en plantas, que nos vamos a encontrar perdidos en el universo, etc. Y se habla muy poco acerca de la gran felicidad y maravilla encontrarnos con Dios, nuestro Creador. Recuerden que los hombres morimos una sola vez y somos juzgados. Al final de los tiempos resucitarán los muertos (CEC 1022 y 1038). No hay reencarnación después de la muerte, no hay fusión con el universo. Sólo hay resurreción a la vida o muerte eterna. Pidamos a Dios que todos podamos alcanzar
el cielo.
catholic.net
Artículo de la semana:
Vengo por ti
Estoy cansado de trabajar y de ver a la misma gente, camino a mi trabajo todos los días, llego a la casa y mi esposa sirvió lo mismo de la c...