Evangelio según San Mateo 5,38-48
Jesús, dijo a sus discípulos:
Ustedes han oído que se dijo: Ojo por ojo y diente por diente.
Pero yo les digo que no hagan frente al que les hace mal: al contrario, si alguien te da una bofetada en la mejilla derecha, preséntale también la otra.
Al que quiere hacerte un juicio para quitarte la túnica, déjale también el manto;
y si te exige que lo acompañes un kilómetro, camina dos con él.
Da al que te pide, y no le vuelvas la espalda al que quiere pedirte algo prestado.
Ustedes han oído que se dijo: Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo.
Pero yo les digo: Amen a sus enemigos, rueguen por sus perseguidores;
así serán hijos del Padre que está en el cielo, porque él hace salir el sol sobre malos y buenos y hace caer la lluvia sobre justos e injustos.
Si ustedes aman solamente a quienes los aman, ¿qué recompensa merecen? ¿No hacen lo mismo los publicanos?
Y si saludan solamente a sus hermanos, ¿qué hacen de extraordinario? ¿No hacen lo mismo los paganos?
Por lo tanto, sean perfectos como es perfecto el Padre que está en el cielo.
Comentario del Evangelio: “Yo os digo: no devolváis mal por mal” Por: San Francisco de Asís
Dice el Señor: "Amad a vuestros enemigos", [haced el bien a los que os odian, y orad por los que os persiguen y calumnian] (Mt 5,44). En efecto, ama de verdad a su enemigo aquel que no se duele de la injuria que le hace, sino que, por amor de Dios, se consume por el pecado del alma de su enemigo. Y muéstrele su amor con obras.
Hay muchos que, cuando pecan o reciben una injuria, con frecuencia acusan al enemigo o al prójimo. Pero no es así, porque cada uno tiene en su poder al enemigo, es decir, al cuerpo, por medio del cual peca. Por eso, bienaventurado aquel siervo(Mt 24,46) que tiene siempre cautivo a tal enemigo entregado en su poder, y se guarda sabiamente de él; porque, mientras haga esto, ningún otro enemigo, visible o invisible, podrá dañarle.
evangeliodeldia.org
domingo, 23 de febrero de 2014
jueves, 20 de febrero de 2014
Locos por los smartphones
Las nuevas tecnologías, cada vez más presentes en nuestra vida cotidiana, también pueden provocar diversos tipos de adicciones o enfermedades, algunas de ellas derivadas del uso excesivo de ´teléfonos inteligentes´ y tabletas.
La adicción a los dispositivos móviles, que se manifiesta en la constante necesidad de registrar llamadas, mensajes de texto o su estado en general, puede derivar en trastornos de memoria, incapacidad para controlar sus impulsos o problemas de concentración, advierte Phil Reed, profesor de psicología de la Universidad de Swansea al rotativo ´The Daily Mail´. "La adicción a los teléfonos inteligentes puede acarrear depresión y aislamiento social", señala experto.
El rotativo británico enumera algunas de las nuevas enfermedades y trastornos que amenazan a los usuarios de computadoras portátiles.
1. ´Nomophobia´
La ´Nomophobia´ (No-mobile-phone-phobia, en inglés) o fobia de no poder usar el móvil, provoca una sensación de ansiedad en los usuarios cuando se quedan sin cobertura, se les descarga la batería o no pueden encontrar su dispositivo móvil. Entre los síntomas asociados a esta fobia destaca la incapacidad de apagar el teléfono o de superar la obsesión de revisar los mensajes o el estado de los batería. Según los especialistas, un 53% de los británicos padece este trastorno.
2. Cibermareo
Es un efecto secundario del uso de varias aplicaciones 3D para iPhones y iPads. La desincronización entre movimientos de los ojos y las señales percibidas por el sistema de equilibrio, que el cerebro interpreta como movimiento real, puede causar náuseas, fatiga visual y mareos.
3. iPostura
Sentarse encorvado es una postura muy común para muchos usuarios de dispositivos portátiles que puede provocar una presión adicional a la columna vertebral y, a su vez, causar dolores de cuello o de hombros. Según una encuesta realizada en Reino Unido, un 84% de los jóvenes de entre 18 y 24 años dice sufrir dolores debido a que pasan mucho tiempo frente a sus computadoras.
4. Síndrome de la vibración fantasma
Es un síndrome neurológico provocado por la total dependencia del teléfono. Se caracteriza por la sensación de que su móvil vibra, incluso cuando la persona adicta no tiene este dispositivo encima o cuando su móvil está apagado.
5. Síndrome del ojo seco
La continua concentración en la pantalla de un ´smartphone´ o de una tableta reduce en un tercio el número de parpadeos, causando cambios en la producción de lágrimas y, en consecuencia, provocando daños permanentes en los ojos.
6. Dolor dactilar
El uso frecuente de la panta táctil pueden causar dolor y calambres en los dedos, muñeca o antebrazo, lo que puede acarrear a largo plazo la inflamación de los tendones. Al menos un 43% de los usuarios de teléfonos inteligentes afirma experimentar este tipo de dolores.
catholic.net
La adicción a los dispositivos móviles, que se manifiesta en la constante necesidad de registrar llamadas, mensajes de texto o su estado en general, puede derivar en trastornos de memoria, incapacidad para controlar sus impulsos o problemas de concentración, advierte Phil Reed, profesor de psicología de la Universidad de Swansea al rotativo ´The Daily Mail´. "La adicción a los teléfonos inteligentes puede acarrear depresión y aislamiento social", señala experto.
El rotativo británico enumera algunas de las nuevas enfermedades y trastornos que amenazan a los usuarios de computadoras portátiles.
1. ´Nomophobia´
La ´Nomophobia´ (No-mobile-phone-phobia, en inglés) o fobia de no poder usar el móvil, provoca una sensación de ansiedad en los usuarios cuando se quedan sin cobertura, se les descarga la batería o no pueden encontrar su dispositivo móvil. Entre los síntomas asociados a esta fobia destaca la incapacidad de apagar el teléfono o de superar la obsesión de revisar los mensajes o el estado de los batería. Según los especialistas, un 53% de los británicos padece este trastorno.
2. Cibermareo
Es un efecto secundario del uso de varias aplicaciones 3D para iPhones y iPads. La desincronización entre movimientos de los ojos y las señales percibidas por el sistema de equilibrio, que el cerebro interpreta como movimiento real, puede causar náuseas, fatiga visual y mareos.
3. iPostura
Sentarse encorvado es una postura muy común para muchos usuarios de dispositivos portátiles que puede provocar una presión adicional a la columna vertebral y, a su vez, causar dolores de cuello o de hombros. Según una encuesta realizada en Reino Unido, un 84% de los jóvenes de entre 18 y 24 años dice sufrir dolores debido a que pasan mucho tiempo frente a sus computadoras.
4. Síndrome de la vibración fantasma
Es un síndrome neurológico provocado por la total dependencia del teléfono. Se caracteriza por la sensación de que su móvil vibra, incluso cuando la persona adicta no tiene este dispositivo encima o cuando su móvil está apagado.
5. Síndrome del ojo seco
La continua concentración en la pantalla de un ´smartphone´ o de una tableta reduce en un tercio el número de parpadeos, causando cambios en la producción de lágrimas y, en consecuencia, provocando daños permanentes en los ojos.
6. Dolor dactilar
El uso frecuente de la panta táctil pueden causar dolor y calambres en los dedos, muñeca o antebrazo, lo que puede acarrear a largo plazo la inflamación de los tendones. Al menos un 43% de los usuarios de teléfonos inteligentes afirma experimentar este tipo de dolores.
catholic.net
miércoles, 19 de febrero de 2014
La Confesión es un bálsamo para el cuerpo y el alma
El papa Francisco centró la catequesis de este miércoles, durante la audiencia general, en el sacramento de la Reconciliación, al que definió como “un auténtico tesoro, que en ocasiones corremos el peligro de olvidar”.
El Obispo de Roma recordó que el perdón de los pecados no es fruto del esfuerzo personal, sino don del Espíritu Santo que purifica con la misericordia y la gracia del Padre.
“La Confesión, que se realiza de forma personal y privada, no debe hacernos olvidar su carácter eclesial”, subrayó ante la multitud reunida en la Plaza de San Pedro.
“No basta pedir perdón al Señor interiormente; es necesario confesar con humildad los propios pecados ante el sacerdote, que representa a Dios y a la Iglesia”, puntualizó.
El Papa invitó a todos a acercarse al sacramento de la Penitencia y recibir así el abrazo de la infinita misericordia del Padre, “que está siempre dispuesto a acogernos.”
“El ministerio de la Reconciliación es un auténtico tesoro, que en ocasiones corremos el peligro de olvidar, por pereza o por vergüenza, pero sobre todo por haber perdido el sentido del pecado, que en el fondo es la pérdida del sentido de Dios. Convirtiéndonos a nosotros mismos en única medida y sin tener que dar cuentas a nadie, nos cerramos a Dios y a los hermanos”, advirtió.
Y diferenció: “En cambio, cuando nos dejamos reconciliar por Jesús, encontramos la paz verdadera”.
Francisco saludó a los peregrinos de lengua española, en particular a los participantes en el Curso Internacional de Animación Misionera, así como a los grupos provenientes de España, México, Argentina y otros países latinoamericanos.
Invitó a todos a acercarse al sacramento de la Penitencia y recibir así “el abrazo de la infinita misericordia del Padre, que siempre está dispuesto a recibirnos”.
aica.org
martes, 18 de febrero de 2014
¿Para qué la misa?
Un viernes de hace dos mil años, un hombre sin pecado ofreció su vida, su sangre y su muerte en un gesto de suprema obediencia dictada por el amor. Aquel hombre era el Hijo de Dios, y porque era perfectamente santo, el Padre le abrió los brazos y lo resucitó en la gloria. Mediante su sacrificio, la humanidad entera entró en la vida eterna de Dios. Es el sacrificio de Cristo que nos salva, pero Dios nos respeta tanto que no quiere salvarnos sin nosotros: es necesario que nosotros nos ofrezcamos junto a Jesús. Y para esto está la Misa, que es la permanencia de su sacrificio. La Misa es una presencia, una nueva presencia, un nuevo presentarse Cristo en su único acto redentor; es un hacer presente aquí y ahora el sacrificio del calvario que llega a ser una realidad de nuestro tiempo, de nuestra parroquia, de nuestra vida. Por esto es necesario ir con alegría y reconocimiento.
Es preciso ir con los propios pies, mientras se puede; con la propia boca y con el propio corazón para comer el fruto de la vida. "Quien come mi carne y bebe mi sangre tiene la vida eterna y yo le resucitaré en el último día" (Jn 6.54).
Explicación de por qué ir a Misa dada por el Papa Francisco
En su catequesis de la audiencia general realizada el 12 de febrero de 2014, en la Plaza de San Pedro, el Papa Francisco respondió a una serie de preguntas sobre cómo vivir la Misa y respondió a diversas excusas de quienes no quieren asistir a la Eucaristía dominical.
“¿Cómo vivimos nosotros la Eucaristía? ¿Cómo vivimos la Misa, cuando vamos a Misa los domingos? ¿Es sólo un momento de fiesta? ¿Es una tradición bien establecida, qué se hace? ¿Es una ocasión para encontrarnos o para sentirnos bien o es algo más? Hay señales muy específicas para averiguar cómo vivir esto. Cómo vivimos la Eucaristía. Señales que nos dicen si vivimos la Eucaristía bien, o no la vivimos tan bien”
El Santo Padre dijo que, en cuanto a la Misa, es fundamental saber que allí tenemos la gracia “de ser perdonados y perdonar. A veces alguien pregunta: ‘¿Por qué hay que ir a la iglesia, si los que participan regularmente en la Misa son pecadores como los demás?’. ¡Cuántas veces hemos oído esto!”
“En realidad, quien celebra la Eucaristía no lo hace porque cree o quiere aparentar más que los demás, sino porque se reconoce siempre con la necesidad de ser aceptado y regenerado por la misericordia de Dios, hecha carne en Jesucristo. ¡Si cada uno de nosotros no se siente con la necesidad de la misericordia de Dios, no se siente un pecador, es mejor que no vaya a Misa!”
“¿Por qué vamos a Misa?”, cuestionó el Papa y respondió: “porque somos pecadores y queremos recibir el perdón de Jesús, participar en su redención, en su perdón. ¡Ese ‘confieso’, que decimos al principio no es algo ‘formal’, es un verdadero acto de penitencia! ¡Yo soy pecador y confieso! Así da inicio la Misa”.
“No debemos olvidar nunca que la Última Cena de Jesús tuvo lugar ‘la noche en que fue traicionado’. En el pan y el vino que ofrecemos y en torno al cual nos reunimos se renueva cada vez el don del Cuerpo y la Sangre de Cristo para la remisión de nuestros pecados. Debemos ir a Misa humildemente, como pecadores y el Señor nos reconciliará”.
Otro indicador de la vivencia de la Misa adecuadamente, dijo el Pontífice, es la capacidad de descubrir a los otros como hermanos a partir del amor a Jesús, para lugar compartir su Pasión y su Resurrección, especialmente con los más necesitados como aquellos que han sido afectados por la lluvia en los días recientes en los alrededores de Roma.
“Me pregunto, todos preguntémonos: yo, que voy a misa, ¿cómo vivo esto? ¿Me preocupo de ayudar, de acercarme, de rezar por ellos, que tienen este problema? ¿O soy un poco indiferente? O tal vez me preocupo de chismorrear: ‘¿viste cómo iba vestida aquella, como iba vestido aquél?’.... A veces se hace esto después de la Misa, ¿o no? ¡Se hace! ¡Y esto no se debe hacer! Debemos preocuparnos por nuestros hermanos y hermanas que tienen una necesidad, una enfermedad, un problema”.
Un “último y valioso indicador” sobre la vivencia de la Misa es la relación entre la Eucaristía y las comunidades cristianas: “debemos tener siempre presente que la Eucaristía no es algo que hacemos nosotros; no es una conmemoración nuestra de lo que Jesús dijo e hizo. No ¡Es propiamente una acción de Cristo! ¡Es Cristo quien los realiza, que está en el altar! Y Cristo es el Señor. Es un don de Cristo, que se hace presente y nos reúne en torno a Él, para alimentarnos con su Palabra y con su vida”.
“Esto significa que la misión y la misma identidad de la Iglesia fluyen a partir de ahí, de la Eucaristía, y allí siempre toman forma. Una celebración puede llegar a ser impecable en términos de apariencia, hermosísima, pero si no nos lleva al encuentro con Jesús, puede que no comporte ningún alimento a nuestro corazón y a nuestra vida. A través de la Eucaristía, en cambio, Cristo quiere entrar en nuestra existencia e impregnarla de su gracia, para que en cada comunidad cristiana haya coherencia entre liturgia y vida: esta coherencia entre liturgia y vida”.
webcatolicodejavier.org
Es preciso ir con los propios pies, mientras se puede; con la propia boca y con el propio corazón para comer el fruto de la vida. "Quien come mi carne y bebe mi sangre tiene la vida eterna y yo le resucitaré en el último día" (Jn 6.54).
Explicación de por qué ir a Misa dada por el Papa Francisco
En su catequesis de la audiencia general realizada el 12 de febrero de 2014, en la Plaza de San Pedro, el Papa Francisco respondió a una serie de preguntas sobre cómo vivir la Misa y respondió a diversas excusas de quienes no quieren asistir a la Eucaristía dominical.
“¿Cómo vivimos nosotros la Eucaristía? ¿Cómo vivimos la Misa, cuando vamos a Misa los domingos? ¿Es sólo un momento de fiesta? ¿Es una tradición bien establecida, qué se hace? ¿Es una ocasión para encontrarnos o para sentirnos bien o es algo más? Hay señales muy específicas para averiguar cómo vivir esto. Cómo vivimos la Eucaristía. Señales que nos dicen si vivimos la Eucaristía bien, o no la vivimos tan bien”
El Santo Padre dijo que, en cuanto a la Misa, es fundamental saber que allí tenemos la gracia “de ser perdonados y perdonar. A veces alguien pregunta: ‘¿Por qué hay que ir a la iglesia, si los que participan regularmente en la Misa son pecadores como los demás?’. ¡Cuántas veces hemos oído esto!”
“En realidad, quien celebra la Eucaristía no lo hace porque cree o quiere aparentar más que los demás, sino porque se reconoce siempre con la necesidad de ser aceptado y regenerado por la misericordia de Dios, hecha carne en Jesucristo. ¡Si cada uno de nosotros no se siente con la necesidad de la misericordia de Dios, no se siente un pecador, es mejor que no vaya a Misa!”
“¿Por qué vamos a Misa?”, cuestionó el Papa y respondió: “porque somos pecadores y queremos recibir el perdón de Jesús, participar en su redención, en su perdón. ¡Ese ‘confieso’, que decimos al principio no es algo ‘formal’, es un verdadero acto de penitencia! ¡Yo soy pecador y confieso! Así da inicio la Misa”.
“No debemos olvidar nunca que la Última Cena de Jesús tuvo lugar ‘la noche en que fue traicionado’. En el pan y el vino que ofrecemos y en torno al cual nos reunimos se renueva cada vez el don del Cuerpo y la Sangre de Cristo para la remisión de nuestros pecados. Debemos ir a Misa humildemente, como pecadores y el Señor nos reconciliará”.
Otro indicador de la vivencia de la Misa adecuadamente, dijo el Pontífice, es la capacidad de descubrir a los otros como hermanos a partir del amor a Jesús, para lugar compartir su Pasión y su Resurrección, especialmente con los más necesitados como aquellos que han sido afectados por la lluvia en los días recientes en los alrededores de Roma.
“Me pregunto, todos preguntémonos: yo, que voy a misa, ¿cómo vivo esto? ¿Me preocupo de ayudar, de acercarme, de rezar por ellos, que tienen este problema? ¿O soy un poco indiferente? O tal vez me preocupo de chismorrear: ‘¿viste cómo iba vestida aquella, como iba vestido aquél?’.... A veces se hace esto después de la Misa, ¿o no? ¡Se hace! ¡Y esto no se debe hacer! Debemos preocuparnos por nuestros hermanos y hermanas que tienen una necesidad, una enfermedad, un problema”.
Un “último y valioso indicador” sobre la vivencia de la Misa es la relación entre la Eucaristía y las comunidades cristianas: “debemos tener siempre presente que la Eucaristía no es algo que hacemos nosotros; no es una conmemoración nuestra de lo que Jesús dijo e hizo. No ¡Es propiamente una acción de Cristo! ¡Es Cristo quien los realiza, que está en el altar! Y Cristo es el Señor. Es un don de Cristo, que se hace presente y nos reúne en torno a Él, para alimentarnos con su Palabra y con su vida”.
“Esto significa que la misión y la misma identidad de la Iglesia fluyen a partir de ahí, de la Eucaristía, y allí siempre toman forma. Una celebración puede llegar a ser impecable en términos de apariencia, hermosísima, pero si no nos lleva al encuentro con Jesús, puede que no comporte ningún alimento a nuestro corazón y a nuestra vida. A través de la Eucaristía, en cambio, Cristo quiere entrar en nuestra existencia e impregnarla de su gracia, para que en cada comunidad cristiana haya coherencia entre liturgia y vida: esta coherencia entre liturgia y vida”.
webcatolicodejavier.org
lunes, 17 de febrero de 2014
El único pecado es rendirse: Te Deum de Ben Weasel, católico y líder punk, canta a la esperanza
Doy gracias por la Iglesia de Cristo, luz que ilumina el camino a través de la oscuridad, y que sigue guiando a todos nosotros pecadores en busca de perdón
Benjamin Foster, que en el mundo del arte usa el nombre Ben Weasel es el líder de la histórica banda punk rock de Chicago Screeching Weasel, nacida en 1986. Precursor de todo un género musical, ha influenciado profundamente grupos como los Blink 182 y los Green Day (de los que es un gran amigo).
Ben Weasel está considerado en todo el mundo un icono punk no sólo por su música, sino también por sus posiciones originales y no convencionales que han inspirado a muchas generaciones de fans apasionados del rock.
Casado y padre de tres hijos (sólo eso es ya hoy profundamente contracultural) ha dado la enésima prueba de ser una voz distinta por su itinerario espiritual.
Aunque sus padres eran de origen católico, él apenas recibió formación católica de niño. Interesado en lo espiritual, fue durante muchos años un budista convencido. Recientemente redescubrió el catolicismo y lo abrazó con firmeza.
En Navidad, este astro del punk publicó en el semanario italiano Tempi un "Te Deum", una acción de gracias mirando lo que Dios le había dado en su vida y proclamando su agradecimiento. Este es su texto.
El Te Deum del artista punk Ben Weasel
Intento dar gracias a Dios por las cosas bellas de mi vida y, cuando me siento un poco más devoto, también por las asquerosas.
Pero sobre todo doy gracias a Dios por la gracia de la permanencia en la esperanza.
Si lo que Dios quiere de nosotros es el amor, lo que quiere que hagamos, sobre todo, es perseverar. Al final el único pecado es rendirse.
Pienso en Catalina de Siena, que tuvo que soportar las presiones de su familia. Querían que hiciera como las otras muchachas, que se casara. Creían que era como las otras y que habría abandonado esa religiosidad y esa devoción que, a primera vista, parecían graciosas y simpáticas, pero que se convirtieron en bastante irritantes cuando empezaron a interferir en los proyectos que la familia tenía para ella.
Como Cristo ella obedeció a sus padres pero, también como Cristo, perseveró con terca determinación, tan rara entonces como ahora.
Pienso también en los católicos que se quejan de que la Iglesia no evoluciona con los tiempos, y que la instan a cambiar.
Estas peticiones siempre contienen dos afirmaciones: primera, que el cambio (en realidad, el deseo de inclinarse ante las tendencias culturales del tiempo) traerá nuevos fieles y atraerá de nuevo a los católicos no practicantes; segunda, que la ausencia de cambio tendrá como resultado la muerte de la Iglesia.
La primera idea es claramente falsa. No consigo pensar en ninguna institución religiosa que haya conseguido ampliar sus filas reemplazando los preceptos con un montón de distracciones.
En lo que respecta a la segunda, dado que ha sobrevivido dos mil años oponiéndose a los modos del mundo, parece improbable que su rechazo a la ordenación de mujeres como sacerdotes o al matrimonio homosexual signifique el fin de la Iglesia católica.
En realidad, es precisamente gracias a que la Iglesia persiste a pesar de la fuerte oposición por lo que nosotros, patéticos y humildes pecadores, podemos sentir que lo que ella nos ofrece es real y verdadero; que nos podemos arrodillar delante del tabernáculo y, llorando lágrimas de contrición y alegría, mendigar y recibir la piedad del Señor.
El incesante compromiso de la Iglesia por hacer la voluntad de Dios habla a los pobres, a los que están solos y a los desesperados con más fuerza y claridad de lo que nunca lo harán quienes se quejan de su negativa de abrazar las instancias culturales de la modernidad. Que la perseverancia de la Iglesia en proclamar la verdad atrae al que busca. Ciertamente, así fue para mí.
En un cierto sentido, mi vida ha sido a veces difícil a causa, sobre todo, de la ansiedad y la depresión. Pero desde que tengo memoria, por mucho que me haya quejado, por muy difícil que haya sido para mí reconocer el bien en mí mismo y en los otros, por mucho que haya rechazado a menudo lo que era razonable y sensato para elegir lo que me arrastraba hacia abajo, no ha habido un momento en el que haya perdido del todo la esperanza.
También cuando he tocado fondo siempre he tenido la sensación de que había algo mejor en mi camino, una especie de desmesurado optimismo que me obligaba a mirar a cosas más importantes que mis propios problemas.
Recibir esta gracia es un don de potencia que no consigo describir con palabras, especialmente tras haber conocido a tantas personas que se han rendido ante la desesperación.
Doy gracias, por tanto, por el don de la esperanza, sabiendo que me ha llegado de modo completamente inmerecido, y que contagia cada cosa. Es posible tener una esposa bellísima y premurosa, tres hijos maravillosos, una casa en la que crezcan y un trabajo para mantenerlos sólo porque Dios me ha dado esperanza en los momentos de angustia y miseria.
Y doy gracias por la Iglesia de Cristo, luz que ilumina el camino a través de la oscuridad, y que sigue guiando a todos nosotros pecadores en busca de perdón y que, como David, tiene cuerpos que anhelan y almas que tienen sed del Señor.
(Traducción del texto de Tempi.it de Helena Faccia Serrano, Alcalá de Henares)
Religión en Libertad
Benjamin Foster, que en el mundo del arte usa el nombre Ben Weasel es el líder de la histórica banda punk rock de Chicago Screeching Weasel, nacida en 1986. Precursor de todo un género musical, ha influenciado profundamente grupos como los Blink 182 y los Green Day (de los que es un gran amigo).
Ben Weasel está considerado en todo el mundo un icono punk no sólo por su música, sino también por sus posiciones originales y no convencionales que han inspirado a muchas generaciones de fans apasionados del rock.
Casado y padre de tres hijos (sólo eso es ya hoy profundamente contracultural) ha dado la enésima prueba de ser una voz distinta por su itinerario espiritual.
Aunque sus padres eran de origen católico, él apenas recibió formación católica de niño. Interesado en lo espiritual, fue durante muchos años un budista convencido. Recientemente redescubrió el catolicismo y lo abrazó con firmeza.
En Navidad, este astro del punk publicó en el semanario italiano Tempi un "Te Deum", una acción de gracias mirando lo que Dios le había dado en su vida y proclamando su agradecimiento. Este es su texto.
El Te Deum del artista punk Ben Weasel
Intento dar gracias a Dios por las cosas bellas de mi vida y, cuando me siento un poco más devoto, también por las asquerosas.
Pero sobre todo doy gracias a Dios por la gracia de la permanencia en la esperanza.
Si lo que Dios quiere de nosotros es el amor, lo que quiere que hagamos, sobre todo, es perseverar. Al final el único pecado es rendirse.
Pienso en Catalina de Siena, que tuvo que soportar las presiones de su familia. Querían que hiciera como las otras muchachas, que se casara. Creían que era como las otras y que habría abandonado esa religiosidad y esa devoción que, a primera vista, parecían graciosas y simpáticas, pero que se convirtieron en bastante irritantes cuando empezaron a interferir en los proyectos que la familia tenía para ella.
Como Cristo ella obedeció a sus padres pero, también como Cristo, perseveró con terca determinación, tan rara entonces como ahora.
Pienso también en los católicos que se quejan de que la Iglesia no evoluciona con los tiempos, y que la instan a cambiar.
Estas peticiones siempre contienen dos afirmaciones: primera, que el cambio (en realidad, el deseo de inclinarse ante las tendencias culturales del tiempo) traerá nuevos fieles y atraerá de nuevo a los católicos no practicantes; segunda, que la ausencia de cambio tendrá como resultado la muerte de la Iglesia.
La primera idea es claramente falsa. No consigo pensar en ninguna institución religiosa que haya conseguido ampliar sus filas reemplazando los preceptos con un montón de distracciones.
En lo que respecta a la segunda, dado que ha sobrevivido dos mil años oponiéndose a los modos del mundo, parece improbable que su rechazo a la ordenación de mujeres como sacerdotes o al matrimonio homosexual signifique el fin de la Iglesia católica.
En realidad, es precisamente gracias a que la Iglesia persiste a pesar de la fuerte oposición por lo que nosotros, patéticos y humildes pecadores, podemos sentir que lo que ella nos ofrece es real y verdadero; que nos podemos arrodillar delante del tabernáculo y, llorando lágrimas de contrición y alegría, mendigar y recibir la piedad del Señor.
El incesante compromiso de la Iglesia por hacer la voluntad de Dios habla a los pobres, a los que están solos y a los desesperados con más fuerza y claridad de lo que nunca lo harán quienes se quejan de su negativa de abrazar las instancias culturales de la modernidad. Que la perseverancia de la Iglesia en proclamar la verdad atrae al que busca. Ciertamente, así fue para mí.
En un cierto sentido, mi vida ha sido a veces difícil a causa, sobre todo, de la ansiedad y la depresión. Pero desde que tengo memoria, por mucho que me haya quejado, por muy difícil que haya sido para mí reconocer el bien en mí mismo y en los otros, por mucho que haya rechazado a menudo lo que era razonable y sensato para elegir lo que me arrastraba hacia abajo, no ha habido un momento en el que haya perdido del todo la esperanza.
También cuando he tocado fondo siempre he tenido la sensación de que había algo mejor en mi camino, una especie de desmesurado optimismo que me obligaba a mirar a cosas más importantes que mis propios problemas.
Recibir esta gracia es un don de potencia que no consigo describir con palabras, especialmente tras haber conocido a tantas personas que se han rendido ante la desesperación.
Doy gracias, por tanto, por el don de la esperanza, sabiendo que me ha llegado de modo completamente inmerecido, y que contagia cada cosa. Es posible tener una esposa bellísima y premurosa, tres hijos maravillosos, una casa en la que crezcan y un trabajo para mantenerlos sólo porque Dios me ha dado esperanza en los momentos de angustia y miseria.
Y doy gracias por la Iglesia de Cristo, luz que ilumina el camino a través de la oscuridad, y que sigue guiando a todos nosotros pecadores en busca de perdón y que, como David, tiene cuerpos que anhelan y almas que tienen sed del Señor.
(Traducción del texto de Tempi.it de Helena Faccia Serrano, Alcalá de Henares)
Religión en Libertad
miércoles, 5 de febrero de 2014
La Eucaristía, eje de la catequesis durante una audiencia general bajo la lluvia
El papa Francisco centró hoy la catequesis en la Eucaristía, al recordar que ésta es “el corazón de la iniciación cristiana y fuente de la vida de la Iglesia”. La lluviosa mañana no desanimó a miles de fieles y peregrinos que desde muy temprano llegaron a la Plaza de San Pedro para participar en la audiencia general. ¨Que no haya un sólo niño que deje de hacer la primera comunión¨, pidió el pontífice. Asimismo, exhortó a participar de la misa dominical, para rezar y comulgar.
El papa Francisco centró hoy la catequesis en la Eucaristía, al recordar que ésta es “el corazón de la iniciación cristiana y fuente de la vida de la Iglesia”.
La lluviosa mañana no desanimó a miles de fieles y peregrinos que desde muy temprano llegaron a la Plaza de San Pedro para participar en la audiencia general.
Este miércoles, luego de atravesar en papamóvil los diversos sectores de la explanada para saludar y bendecir a los presentes, Francisco empezó su catequesis, dedicada a la Eucaristía, “memorial de la Pascua del Señor, en el que Cristo se hace misteriosamente presente y nosotros podemos participar en su pasión, muerte y resurrección”.
“Así, la Eucaristía nos configura de modo único y profundo con Jesús, renovando nuestro corazón, nuestra existencia y nuestra relación con Él y con los hermanos, y nos hace pregustar la comunión con el Padre en el banquete del Reino de los cielos”, subrayó.
El Santo Padre dirigió nuevamente un pensamiento especial a tantas personas, hermanos y hermanas, que sufren las consecuencias de tanta lluvia en las zonas italianas de Toscana y de Roma, alentando a la cercanía con solidaridad y amor. Luego explicó que, debido precisamente a la lluvia, los enfermos se encontraban reunidos en el Aula Pablo VI, desde donde podían seguir la audiencia a través de una pantalla, y que antes de llegar a la Plaza de San Pedro había pasado a saludarlos.
Eucaristía, agradecimiento y comunión. También en sus saludos a los peregrinos provenientes de países de otras lenguas, el Obispo de Roma alentó a la participación activa en la liturgia y a la acción de gracias al Señor por el don de la Eucaristía, apreciando todo su valor y riqueza.
Haciendo hincapié en que cada paso de nuestra peregrinación y todo camino auténtico de fe, de comunión y de testimonio brota del Sacramento de la Eucaristía, el Papa reiteró que nunca será suficiente nuestra gratitud al Señor por el don de sí mismo.
Y exhortando a crecer cada vez más en el amor y en la adoración de la Eucaristía, para que este Sacramento pueda seguir plasmando las comunidades en la caridad y en la comunión según el corazón del Padre, Francisco reiteró que Jesús nos habla en el Misterio de la Eucaristía y cada vez nos recuerda que seguirlo quiere decir salir de nosotros mismos y hacer de nuestra vida un don a Él y a los hermanos.
Entre los peregrinos polacos, el Papa saludó de corazón a los Obispos representantes de la Conferencia Episcopal de Polonia en visita ad limina apostolorum. A estos queridos hermanos les pidió que lleven su saludo a los sacerdotes, a los religiosos y a las religiosas, así como a los fieles laicos y a todo el pueblo polaco. Asegurando sus oraciones, Francisco volvió a pedir que se rece por él y por su misión petrina.
Después de dar su cordial bienvenida también a los Obispos que participan en el encuentro promovido por la Comunidad de San Egidio y a los sacerdotes que están desarrollando una semana de estudio sobre la formación humana de los candidatos al sacerdocio, organizada por la Pontificia Universidad de la Santa Cruz, el Santo Padre deseó que su visita a la tumba de Pedro sea ocasión propicia para un renovado compromiso misionero en el anuncio del Evangelio, en especial hacia los últimos y los pobres. A todos deseó que este encuentro fortalezca la fe, haga crecer la esperanza e impulse la caridad.
Antes del rezo y bendición final, dirigiendo un pensamiento especial a los jóvenes, a los enfermos y a los recién casados, el Papa recordó que esta audiencia general coincidía con la memoria de Santa Águeda, virgen y mártir. Deseando que su virtud heroica impulse en los queridos jóvenes - en particular en los alumnos de la Escuelas de la Congregación de San Juan Bautista - poder comprender la importancia de la pureza y de la virginidad. Que ayude a los queridos enfermos a aceptar la cruz en unión espiritual con el corazón de Cristo y que aliente a los queridos recién casados a comprender el papel de la mujer en la vida familiar.
aica.org
lunes, 3 de febrero de 2014
El Papa: Los consagrados dan testimonio de la bondad de Dios en el mundo
Francisco dedicó la reflexión dominical previa al Ángelus a agradecer y resaltar el testimonio de los consagrados. El Papa agradeció a Dios por tantas personas consagradas a Él que con su ejemplo y trabajo ayudan a toda la sociedad, y recordó que sería impensable una Iglesia sin tantos miles de monjas que ayudan en hospitales, colegios y misiones. Pidió también por los jóvenes que Dios llama a consagrarse a Él y a los hermanos, y recordó que los religiosos y religiosas dan testimonio de la bondad de Dios.
En otro lluvioso y frío domingo romano, el santo padre Francisco, desde la ventana del estudio pontificio, agradeció y elogió el coraje de estar allí a pesar del mal tiempo a los miles de fieles convocados en la plaza de San Pedro para rezar con el Pontífice la oración mariana del Ángelus y escuchar sus palabras, que hoy dedicó, de manera especial, a agradecer y resaltar el testimonio de los consagrados.
En el día que la Iglesia recuerda la fiesta de la Presentación del Señor y celebra la Jornada Mundial de la Vida Consagrada, Francisco agradeció a Dios por tantas personas consagradas a Él que con su ejemplo y trabajo ayudan a toda la sociedad, y recordó que sería impensable una Iglesia sin tantos miles de monjas que ayudan en hospitales, colegios, misiones, etc. Pidió también por los jóvenes que Dios llama a consagrarse a Él y a los hermanos, y recordó que los religiosos y religiosas dan testimonio de la bondad de Dios.
El Papa confirmó que "el 2015 será dedicado en modo especial a la vida consagrada", luego de que esta mañana, en la basílica de San Pedro, celebró con los religiosos de todo el mundo la misa para la jornada de la vida consagrada.
Asimismo, rezó por "nuevas vocaciones entre los jóvenes, que respondan sí al Señor que los llama a consagrarse totalmente a Él para un servicio desinteresado a los hermanos".
"Las personas consagradas -observó el Pontífice- son signo de Dios en los diversos ambientes de la vida, son levadura para el crecimiento de una sociedad más justa y fraterna, profecía de compartir con los pequeños y los pobres".
Así entendida y vivida "la vida consagrada nos aparece como es realmente: un don de Dios. Un don de Dios a la Iglesia, un don de Dios a su pueblo", agregó improvisando.
"Toda persona consagrada -prosiguió- es un don para el pueblo de Dios en camino. Hay tanta necesidad de estas presencias que refuerzan y renuevan el compromiso de la difusión del Evangelio, de la educación cristiana, de la caridad hacia los más necesitados, de la oración contemplativa, el compromiso de la formación humana y espiritual de los jóvenes, de las familias, el compromiso para la justicia y la paz en la familia humana".
Palabras del Santo Padre
Queridos hermanos y hermanas, buen día, ¡Veo a muchos en la plaza, bajo la lluvia, tienen mucho coraje!
Hoy celebramos la fiesta de la Presentación de Jesús en el templo. Esta fecha es también la Jornada de la Vida Consagrada, que destaca la importancia que la Iglesia da a quienes han aceptado la vocación de seguir a Jesús de cerca siguiendo el camino de los consejos evangélicos.
El evangelio de hoy nos cuenta que cuarenta días después del nacimiento de Jesús, María y José llevaron al Niño al templo para ofrecerlo y consagrarlo a Dios, según lo indicado por la ley judía. Este episodio evangélico constituye también una imagen de aquellos que por un don de Dios orecen su propia vida, asumiendo así el ejemplo de Jesús, pobre y obediente.
Este ofrecimiento de sí mismos a Dios se refiere a todos los cristianos, porque todos hemos sido consagrados a Él mediante el bautismo. Todos hemos sido llamados a ofrecernos al Padre con Jesús y como Jesús, hacer de nuestra vida un don generoso en la familia, en el trabajo, en el servicio de la Iglesia, en las obras de misericordia.
sin embargo tal consagración es vivida de una manera particular por los religiosos, monjes, laicos consagrados, que tras profesar los votos pertenecen a Dios de manera plena y exclusiva.
Esta pertenencia al Señor permite a quienes la viven de manera auténtica, ofrecer un testimonio especial del evangelio del reino de Dios. Totalmente consagrados a Dios se encuentran enteramente entregados a los hermanos, para llevar la luz de Cristo allí donde las tinieblas son más densas y para difundir la esperanza en los corazones que perdieron la confianza.
Las personas consagradas son el signo de Dios en los diversos ambientes de la vida, son la levadura para el crecimiento de una sociedad más justa y fraterna, profecía de compartir con los pequeños y los pobres. Así entendida y vivida, la vida consagrada nos aparece realmente como és: ¡un don de Dios!
Cada persona consagrada es un don para el pueblo de Dios en camino. Necesitamos mucho de estas presencias, que refuerzan y renuevan con empeño la difusión del evangelio, de la educación cristiana, de la caridad hacia los más necesitados, de la oración contemplativa, el compromiso de la formación humana y espiritual de los jóvenes, de las familias, el compromiso por la justicia y la paz en la familia humana.
Pensemos un poco qué sucedería si no existieran las monjas, sin las monjas en los hospitales,sin las monjas en las misiones, en las escuelas. Una Iglesia sin las monjas es impensable. Son el don y la levadura que lleva al pueblo de Dios hacia adelante. ¡Que grandes son estas mujeres que consagran su vida y llevan adelante el mensaje de Jesús!.
La Iglesia y el mundo necesitan de este testimonio del amor y de la misericordia de Dios. Los consagrados, los religiosos y religiosas son este testimonio de que Dios es bueno, de que Dios es misericordioso. Por ello es necesario valorizar con gratitud las experiencias de la vida consagrada y profundizar el conocimiento de los diversos carismas y espiritualidades.
Es necesario rezar para que tantos jóvenes respondan “sí” al Señor que los llama a consagrase totalmente a Él, y para dar un servicio desinteresado a los hermanos. Consagrar la vida para servir a Dios y a los hermanos.
Por todos estos motivos, como ya fue anunciado, el año próximo será dedicado de una manera especial a la vida consagrada. Confiamos desde ahora esta iniciativa a la intercesión de la Virgen María y de san José, que en cuanto padres de Jesús fueron los primeros a ser consagrados por Él y en consagrar su vida a Él.
aica.org
domingo, 2 de febrero de 2014
Evangelio del Domingo
Evangelio según San Lucas 2,22-40
Cuando llegó el día fijado por la Ley de Moisés para la purificación, llevaron al niño a Jerusalén para presentarlo al Señor,
como está escrito en la Ley: Todo varón primogénito será consagrado al Señor.
También debían ofrecer en sacrificio un par de tórtolas o de pichones de paloma, como ordena la Ley del Señor.
Vivía entonces en Jerusalén un hombre llamado Simeón, que era justo y piadoso, y esperaba el consuelo de Israel. El Espíritu Santo estaba en él
y le había revelado que no moriría antes de ver al Mesías del Señor.
Conducido por el mismo Espíritu, fue al Templo, y cuando los padres de Jesús llevaron al niño para cumplir con él las prescripciones de la Ley,
Simeón lo tomó en sus brazos y alabó a Dios, diciendo:
"Ahora, Señor, puedes dejar que tu servidor muera en paz, como lo has prometido,
porque mis ojos han visto la salvación
que preparaste delante de todos los pueblos:
luz para iluminar a las naciones paganas y gloria de tu pueblo Israel".
Su padre y su madre estaban admirados por lo que oían decir de él.
Simeón, después de bendecirlos, dijo a María, la madre: "Este niño será causa de caída y de elevación para muchos en Israel; será signo de contradicción,
y a ti misma una espada te atravesará el corazón. Así se manifestarán claramente los pensamientos íntimos de muchos".
Había también allí una profetisa llamada Ana, hija de Fanuel, de la familia de Aser, mujer ya entrada en años, que, casada en su juventud, había vivido siete años con su marido.
Desde entonces había permanecido viuda, y tenía ochenta y cuatro años. No se apartaba del Templo, sirviendo a Dios noche y día con ayunos y oraciones.
Se presentó en ese mismo momento y se puso a dar gracias a Dios. Y hablaba acerca del niño a todos los que esperaban la redención de Jerusalén.
Después de cumplir todo lo que ordenaba la Ley del Señor, volvieron a su ciudad de Nazaret, en Galilea.
El niño iba creciendo y se fortalecía, lleno de sabiduría, y la gracia de Dios estaba con él.
Comentario del Evangelio: “Luz para alumbrar a las naciones” Por: Beato Guerrico de Igny
Te bendigo y te glorifico, o Llena de gracia (Lc 1,28); has traído al mundo la misericordia que ha venido a nosotros. Tú has preparado el cirio que tengo hoy entre mis manos (en la liturgia de esta fiesta). Tú has aportado la cera para esta llama... cuando tú, Madre inmaculada, has vestido de carne inmaculada al Verbo inmaculado, tú su Madre inmaculada.
¡Ea, hermanos! Hoy este cirio arde en las manos de Simeón. Venid a recibir la luz, venid y encended vuestros cirios, quiero decir vuestras lámparas que el Señor quiere ver en vuestras manos (Lc 12,35). “Mirad hacia Él y quedaréis radiantes” (Sal 33,6). No tanto para llevar en vuestras manos una antorcha sino para ser vosotros mismos antorcha que brilla por dentro y por fuera, para vuestro bien y bien de los hermanos:...Jesús iluminará vuestra fe, os hará brillar por vuestro ejemplo, os sugerirá buenas palabras, inflamará vuestra oración, purificará vuestra intención...
Y tú, que posees tantas lámparas interiores que te iluminan, cuando se apague la lámpara de esta vida, brillará la luz de la vida que no se apagará jamás. Será para ti como la aparición del esplendor del mediodía en pleno atardecer. En el momento en que piensas que vas a extinguirte, te levantarás como la estrella de la mañana (Jb 11,17), y tus tinieblas se transformarán en luz de mediodía (Is 38,10). No habrá sol durante el día y la luz de la luna no te iluminará más, pero el Señor será tu luz perpetua (Is 60,19), porque la antorcha de la nueva Jerusalén es el Cordero (Ap 21, 23). ¡A él gloria y honor por los siglos sempiternos! Amén.
evangeliodeldia.org
Cuando llegó el día fijado por la Ley de Moisés para la purificación, llevaron al niño a Jerusalén para presentarlo al Señor,
como está escrito en la Ley: Todo varón primogénito será consagrado al Señor.
También debían ofrecer en sacrificio un par de tórtolas o de pichones de paloma, como ordena la Ley del Señor.
Vivía entonces en Jerusalén un hombre llamado Simeón, que era justo y piadoso, y esperaba el consuelo de Israel. El Espíritu Santo estaba en él
y le había revelado que no moriría antes de ver al Mesías del Señor.
Conducido por el mismo Espíritu, fue al Templo, y cuando los padres de Jesús llevaron al niño para cumplir con él las prescripciones de la Ley,
Simeón lo tomó en sus brazos y alabó a Dios, diciendo:
"Ahora, Señor, puedes dejar que tu servidor muera en paz, como lo has prometido,
porque mis ojos han visto la salvación
que preparaste delante de todos los pueblos:
luz para iluminar a las naciones paganas y gloria de tu pueblo Israel".
Su padre y su madre estaban admirados por lo que oían decir de él.
Simeón, después de bendecirlos, dijo a María, la madre: "Este niño será causa de caída y de elevación para muchos en Israel; será signo de contradicción,
y a ti misma una espada te atravesará el corazón. Así se manifestarán claramente los pensamientos íntimos de muchos".
Había también allí una profetisa llamada Ana, hija de Fanuel, de la familia de Aser, mujer ya entrada en años, que, casada en su juventud, había vivido siete años con su marido.
Desde entonces había permanecido viuda, y tenía ochenta y cuatro años. No se apartaba del Templo, sirviendo a Dios noche y día con ayunos y oraciones.
Se presentó en ese mismo momento y se puso a dar gracias a Dios. Y hablaba acerca del niño a todos los que esperaban la redención de Jerusalén.
Después de cumplir todo lo que ordenaba la Ley del Señor, volvieron a su ciudad de Nazaret, en Galilea.
El niño iba creciendo y se fortalecía, lleno de sabiduría, y la gracia de Dios estaba con él.
Comentario del Evangelio: “Luz para alumbrar a las naciones” Por: Beato Guerrico de Igny
Te bendigo y te glorifico, o Llena de gracia (Lc 1,28); has traído al mundo la misericordia que ha venido a nosotros. Tú has preparado el cirio que tengo hoy entre mis manos (en la liturgia de esta fiesta). Tú has aportado la cera para esta llama... cuando tú, Madre inmaculada, has vestido de carne inmaculada al Verbo inmaculado, tú su Madre inmaculada.
¡Ea, hermanos! Hoy este cirio arde en las manos de Simeón. Venid a recibir la luz, venid y encended vuestros cirios, quiero decir vuestras lámparas que el Señor quiere ver en vuestras manos (Lc 12,35). “Mirad hacia Él y quedaréis radiantes” (Sal 33,6). No tanto para llevar en vuestras manos una antorcha sino para ser vosotros mismos antorcha que brilla por dentro y por fuera, para vuestro bien y bien de los hermanos:...Jesús iluminará vuestra fe, os hará brillar por vuestro ejemplo, os sugerirá buenas palabras, inflamará vuestra oración, purificará vuestra intención...
Y tú, que posees tantas lámparas interiores que te iluminan, cuando se apague la lámpara de esta vida, brillará la luz de la vida que no se apagará jamás. Será para ti como la aparición del esplendor del mediodía en pleno atardecer. En el momento en que piensas que vas a extinguirte, te levantarás como la estrella de la mañana (Jb 11,17), y tus tinieblas se transformarán en luz de mediodía (Is 38,10). No habrá sol durante el día y la luz de la luna no te iluminará más, pero el Señor será tu luz perpetua (Is 60,19), porque la antorcha de la nueva Jerusalén es el Cordero (Ap 21, 23). ¡A él gloria y honor por los siglos sempiternos! Amén.
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