lunes, 15 de diciembre de 2014
Decálogo escrito por San Juan XXIII: "Solo por hoy"
San Juan XXIII, un Papa visionario de alma joven que lanzó a la Iglesia a la aventura del Concilio Vaticano II, dejó a los jóvenes algunos consejos prácticos para vivir con intensidad:
1. Sólo por hoy trataré de vivir exclusivamente al día, sin querer resolver los problemas de mi vida todos de una vez.
2. Sólo por hoy tendré el máximo cuidado de mi aspecto; seré cortés en mis maneras, no criticaré a nadie y no pretenderé criticar o castigar a nadie, sino a mí mismo.
3. Sólo por hoy seré feliz con la certeza de que he sido creado para encontrar la felicidad, no sólo en el otro mundo sino en éste también.
4. Sólo por hoy me adaptaré a las circunstancias, sin pretender que las circunstancias se adapten a todos mis caprichos y deseos.
5. Sólo por hoy dedicaré diez minutos a una buena lectura; recordando que, como el alimento es necesario para la vida del cuerpo, así la buena lectura es necesaria para la vida del alma.
6. Sólo por hoy haré una buena acción y no lo diré a nadie.
7. Sólo por hoy haré por lo menos una cosa que no deseo hacer; y si me sintiere ofendido en mis sentimientos, procuraré que nadie se entere.
8. Sólo por hoy me haré un programa detallado para llenar mi día. Quizá no lo cumpliré cabalmente, pero lo redactaré. Y me guardaré de dos calamidades: la prisa y la indecisión.
9. Sólo por hoy creeré firmemente, aunque las circunstancias me demuestren lo contrario, que la buena Providencia de Dios se ocupa de mí como si nadie más existiera en el mundo.
10. Sólo por hoy no tendré temores. De manera particular no tendré miedo de gozar de lo que es bello y de creer en la bondad.
webcatolicodejavier.org
jueves, 11 de diciembre de 2014
El desafío de los cristianos de Irak al Estado Islámico
Ni la persecución, ni el hambre, ni el peligro ni siquiera la espada les ha conseguido separar de su fe, de su amor a Jesucristo. Esta famosa cita de San Pablo a los Romanos la están experimentando en estos momentos los cristianos de Irak, los mártires del siglo XXI.
Perseguidos e incluso aniquilados, los cristianos de Irak nunca han renunciado a su fe aunque ello les haya costado perder todo lo que tenían e incluso su propia vida. En muchos casos el Estado Islámico ha ocupado sus ciudades y destruido sus templos quedándose con todas sus pertenencias. Los que han conseguido salvar la vida han tenido que huir con lo puesto durante el calor abrasador del verano y ahora a través del frío invierno. Mosul y otras muchas ciudades iraquíes han sido limpiadas de cristianos por parte de los islamistas. Ya no queda piedra sobre piedra en ellas que muestre la milenaria presencia cristiana.
Sin embargo, las miles de familias cristianas han encontrado refugio y caridad de sus hermanos en zonas de Irak todavía relativamente seguras ante el avance de los terroristas islámicos. Es el caso de Erbil, en la zona de mayoría kurda. Actualmente allí hay decenas de miles de cristianos refugiados. La iglesia local y también numerosas organizaciones como Ayuda a la Iglesia Necesitada les han acogido como a hijos compartiendo con ellos lo poco que tienen para pasar unas fechas tan señaladas como la Navidad.
El Estado Islámico tiene como uno de sus principales objetivos la toma de Erbil, una de las ciudades más pujantes del país. Y a pesar de ello esta semana los cristianos han lanzado un claro mensaje a los islamistas. No van a renunciar a su fe. Es más, la persecución acrecienta su fe.
De este modo, los católicos iraquíes decidieron celebrar por todo lo alto la fiesta de la Inmaculada Concepción, una celebración que posiblemente no se haya celebrado con tal devoción en todo el mundo. Pese a ser patrona de España, la Inmaculada lo pareció más de los cristianos iraquíes, que decididamente se encomendaron de manera multitudinaria a su protección.
A no demasiados kilómetros del lugar donde se producen los aberrantes asesinatos islamistas los cristianos iraquíes les han desafiado siendo comandados precisamente por una mujer, la Virgen María. Esta es precisamente la mayor afrenta que se pueda hacer a los islamistas, acusados reiteradamente por vejar a las mujeres hasta convertirlas en esclavas y venderlas.
Decenas de miles de católicos procesionaron con la imagen de la Inmaculada por las calles de Erbil, una imagen impactante en un país masacrado por la violencia. Familias enteras, refugiados, niños y ancianos. Todos recorrieron las calles con cánticos a la Virgen orgullosos de su condición. Con velas seguían la imagen de la Virgen y al patriarca caldeo que también estuvo acompañado por arzobispo de Lyon y primado de Francia, el cardenal Barbarin.
Una imagen de la Virgen comanda la ciudad
El principal punto de encuentro de esta multitudinaria concentración se produjo en una plaza donde precisamente en el pasado mes de agosto, en la fiesta de la Asunción, los cristianos inauguraron una inmensa imagen de la Virgen de más de quince metros que comanda la ciudad de Erbil. Desde esa altura la imagen visualizaba el enemigo, el Estado Islámico.
En esta plaza se emitió un mensaje en vídeo del Papa Francisco a los cristianos iraquíes en el que les daba ánimos y consuelo. "Pienso en Santa Teresa del Niño Jesús - recordó el Papa -, que decía que ella y la Iglesia se sentían como una caña: cuando arrecian el viento y la tormenta, la caña se dobla, pero no se rompe. En este momento vosotros sois esa caña, os dobláis por el dolor, pero tenéis fuerza para llevar vuestra fe, que para nosotros es un testimonio. ¡Hoy sois las cañas de Dios. Las cañas que se pliegan bajo este viento feroz, pero que después se enderezarán!", aseguraba el Pontífice ante la alegría de los cristiano que aún perseguidos perseveran en medio de las dificultades.
Javier Lozano
libertaddigital.com
martes, 9 de diciembre de 2014
Un hermano así
Un amigo mío, llamado David, tiene un hermano que es un famoso futbolista. Como obsequio de Navidad, David recibió de su hermano este año nada menos que un automóvil.
En Nochebuena, cuando David salió de su oficina, un niño de la calle estaba caminando alrededor del brillante coche nuevo admirándolo.
-¿Es este su coche, Señor?- preguntó. David afirmó con la cabeza.
- Mi hermano me lo regaló en Navidad.
El niño estaba asombrado.
- ¿Quiere decir que su hermano se lo regaló y a usted no le costó nada? Vaya me gustaría... -titubeó el niño-
Desde luego, David sabía lo que el niño iba a decir: que le gustaría tener un hermano así, pero lo que el muchacho realmente dijo estremeció a David de pies a cabeza.
- Me gustaría - prosiguió el niño - poder ser un hermano así.
David miró al niño con asombro, e impulsivamente añadió:
-¿Te gustaría dar una vuelta en mi auto?
-Oh sí, eso me encantaría.
Después de un corto paseo, el niño se giró y con los ojos chispeantes dijo:
- Señor... ¿No le importaría que pasáramos frente a mi casa?.
David sonrió. Creía saber lo que quería el muchacho . Quería enseñar a sus vecinos que podía llegar a su casa en un gran automóvil, pero de nuevo, David estaba equivocado.
- ¿Se puede detener donde están esos dos escalones? - pidió el niño.
Subió corriendo y poco rato después, David oyó que regresaba, pero no venía rápido. Llevaba consigo a su hermanito lisiado. Lo sentó en el primer escalón y entonces le señaló el coche.
-¿Lo ves?, Allí está Juan, tal como te lo dije, allí arriba. Su hermano se lo regaló por Navidad y a él no le costó ni un centavo, y algún día, yo te regalaré uno igualito... entonces podrás ver por ti mismo todas las cosas bonitas de los escaparates de Navidad, de las que he estado tratando de contarte.
David, bajó del coche y subió al muchacho enfermo al asiento delantero. El hermano mayor, con los ojos radiantes, se subió detrás de él y los tres comenzaron un paseo navideño memorable.
Esa Nochebuena, David comprendió lo que Jesús quería decir con: "Hay más dicha en dar que en recibir"
webcatolicodejavier.org
En Nochebuena, cuando David salió de su oficina, un niño de la calle estaba caminando alrededor del brillante coche nuevo admirándolo.
-¿Es este su coche, Señor?- preguntó. David afirmó con la cabeza.
- Mi hermano me lo regaló en Navidad.
El niño estaba asombrado.
- ¿Quiere decir que su hermano se lo regaló y a usted no le costó nada? Vaya me gustaría... -titubeó el niño-
Desde luego, David sabía lo que el niño iba a decir: que le gustaría tener un hermano así, pero lo que el muchacho realmente dijo estremeció a David de pies a cabeza.
- Me gustaría - prosiguió el niño - poder ser un hermano así.
David miró al niño con asombro, e impulsivamente añadió:
-¿Te gustaría dar una vuelta en mi auto?
-Oh sí, eso me encantaría.
Después de un corto paseo, el niño se giró y con los ojos chispeantes dijo:
- Señor... ¿No le importaría que pasáramos frente a mi casa?.
David sonrió. Creía saber lo que quería el muchacho . Quería enseñar a sus vecinos que podía llegar a su casa en un gran automóvil, pero de nuevo, David estaba equivocado.
- ¿Se puede detener donde están esos dos escalones? - pidió el niño.
Subió corriendo y poco rato después, David oyó que regresaba, pero no venía rápido. Llevaba consigo a su hermanito lisiado. Lo sentó en el primer escalón y entonces le señaló el coche.
-¿Lo ves?, Allí está Juan, tal como te lo dije, allí arriba. Su hermano se lo regaló por Navidad y a él no le costó ni un centavo, y algún día, yo te regalaré uno igualito... entonces podrás ver por ti mismo todas las cosas bonitas de los escaparates de Navidad, de las que he estado tratando de contarte.
David, bajó del coche y subió al muchacho enfermo al asiento delantero. El hermano mayor, con los ojos radiantes, se subió detrás de él y los tres comenzaron un paseo navideño memorable.
Esa Nochebuena, David comprendió lo que Jesús quería decir con: "Hay más dicha en dar que en recibir"
webcatolicodejavier.org
jueves, 4 de diciembre de 2014
Adviento, tiempo de recalcular ruta
Para. Mira. Contempla. Piensa. Recapacita. Hace mucho que no lo haces, ¿verdad? ¡Ha llegado el Adviento!
Todo te invita a correr, lo sé. Las prisas, los últimos trabajos, los exámenes, el atasco de las 8 en punto y la cola del súper. Y, de repente, Dios te grita: “¡PARA!” Y no para un día, ni dos, ni tres… ¡Para durante 3 semanas!
Ahora tienes entre las manos un tiempo para ti, para Él, para esperarlo, para acompañar a María en sus últimas semanas de embarazo. ¿Te lo imaginas? ¡Métete en aquellos días fríos de Belén!
Es tiempo de elegir siempre un sitio al raso, y de elegir el frío, de parar para coger impulso y de ponerse en camino. Probablemente ni tú ni yo tengamos que aceptar dar a luz en una cuadra, pero podemos elegir poner buena cara a ese compañero tan insoportable, o ayudar a nuestra madre a poner la mesa ese día que llegamos tan cansados. Además de sonreír y darle un café a ese pobre que pide en la esquina de nuestra calle o dejar nuestro orgullo a un lado y pedir perdón a ese amigo con el que llevamos tanto tiempo enfadados por una tontería.
También podemos recalcular la ruta y la meta, ¿sabes a dónde vamos? Sí, ¿verdad? ¡Al Cielo!
Despréndete de todo lo que te pese, deja tus pecados en el confesionario, deja tu rencor olvidado en una esquina y no te olvides de cargar las pilas para abrazar muy fuerte al niño de Belén.
Dios es tan real y tan humano que se hizo lo más débil y lo más entrañable: ¡un niño! ¿Algo más grande que Dios en un recién nacido? Tómate en serio estas semanas, sé capaz de encender cada domingo una vela en tu corazón, ofrécele todo lo que te cueste; tu pobreza, tu necedad y tus pecados solo van a tener sentido puestas a los pies del pesebre, para que ese Niño las transforme en lo que más necesites.
jovenescatolicos.es
miércoles, 3 de diciembre de 2014
¿Qué santos cuidaron del Papa Francisco en Turquía? Responde él mismo
El Papa Francisco dijo esta mañana que el beato Pablo VI, San Juan XXIII y San Juan Pablo II, que estuvieron también en Turquía como él este fin de semana, “han protegido desde el cielo mi peregrinación, realizada ocho años después de aquella de mi predecesor Benedicto XVI” que viajó a esa nación en 2006.
“El Beato Pablo VI y San Juan Pablo II, que estuvieron ambos en Turquía, y San Juan XXIII, que fue Delegado Pontificio en esa nación, han protegido desde el cielo mi peregrinación, ocurrida ocho años después de la realizada por mi predecesor Benedicto XVI. Esa tierra es querida para todo cristiano, especialmente por haber dado a luz al Apóstol Pablo y por haber acogido los primeros siete concilios y por la presencia, cerca a Éfeso, de la ‘casa de María’”, explicó el Santo Padre.
Al comienzo de la audiencia general de este miércoles en la Plaza de San Pedro, el Papa Francisco dio las gracias a las miles de personas presentes, muy a pesar del mal tiempo de Roma. A todos, les dijo el popular dicho de “A mal tiempo, buena cara”. Entre los participantes se encontraban muchos peregrinos procedentes de Argentina, México, Paraguay, Bolivia, Chile y España.
La catequesis de hoy la dedicó sobre todo a hablar de su reciente viaje a Turquía, que realizó del 28 al 30 de noviembre. “Ahora los invito a dar gracias al Señor por su realización y para que puedan nacer frutos de diálogo, ya sea en nuestras relaciones con los hermanos ortodoxos, que en aquellas con los musulmanes y en el camino hacia la paz entre los pueblos”.
Después de dar gracias a las autoridades del país por la acogida y la organización no fácil de la visita, agradeció a los obispos del país y al Patriarca Ecuménico Bartolomé I, con el que celebró la fiesta de San Andrés y firmó una declaración ecuménica, la calidez con la que le trataron.
El Santo Padre hizo repaso de los tres días que estuvo en suelo turco. El primer día recordó que saludó a las autoridades del país, de mayoría musulmana, aunque en su Constitución establece la laicidad del estado, y “hemos hablado de la violencia”.
“Por esto he insistido sobre la importancia de que cristianos y musulmanes se comprometan juntos por la solidaridad, por la paz y la justicia, afirmando que cada Estado debe asegurar a los ciudadanos y a las comunidades religiosas una real libertad de culto”.
La segunda jornada albergó la vista a algunos de los lugares más destacados de las diversas religiones que se profesan en el país, algo que Francisco hizo “sintiendo en el corazón la invocación al Señor, Dios del cielo y la tierra, Padre misericordioso de la entera humanidad”.
En la Catedral del Espíritu Santo en Estambul el Papa presidió una Eucaristía con fieles de los diversos ritos católicos y representantes de la Iglesia ortodoxa en la que “hemos invocado al Espíritu Santo, Aquel que hace la unidad de la Iglesia: unidad en la fe, unidad en la caridad, unidad en la cohesión interior”.
“En nuestro camino de diálogo ecuménico y de nuestra unidad, de nuestra Iglesia católica, el que hace todo es el Espíritu Santo. A nosotros nos toca dejarlo hacer, acogerlo e ir detrás de sus inspiraciones”, explicó en la Plaza de San Pedro ante las miles de personas congregadas y con el paraguas abierto por la lluvia que caía.
El último día, fiesta de San Andrés, el Pontífice consolidó las relaciones con el Patriarca Ecuménico de Constantinopla renovando “el compromiso mutuo de continuar en el camino hacia el restablecimiento de la plena comunión entre católicos y ortodoxos” y firmando una declaración.
Álvaro de Juana
aciprensa.com
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