Sí, hablar es fácil, pero CALLAR, requiere prudencia y dominio. Cristo como hombre estuvo callado, vivió en silencio e ignorado durante treinta años, para poder hablar como Dios por espacio de tres años solamente.
La Palabra de Cristo, al promulgar su obra redentora, fue amable, atrayente, pero decisiva penetrante y convincente. Llamó al pan, pan, y al vino, vino sin rodeos y con sencillez. Pero cuando calló, no se defendió contra las infamias, calumnias acusaciones, injusticias, atropellos y crímenes. Porque es inútil y contraproducente hablar a personas de antemano predispuestas.
Nos dio los siguientes ejemplos:
Hablar oportunamente, es ACIERTO
Hablar frente al enemigo, es CIVISMO
Hablar ante una injusticia, es VALENTÍA
Hablar por rectificar, es un DEBER
Hablar para defender, es COMPASIÓN
Hablar ante un dolor, es CONSOLAR
Hablar para ayudar a otros, es CARIDAD
Hablar con sinceridad, es RECTITUD
Hablar de sí mismo, es VANIDAD
Hablar restituyendo fama, es HONRADEZ
Hablar aclarando chismes, es OBLIGACIÓN
Hablar disipando falsos, es de CONCIENCIA
Hablar debiendo callar, es NECEDAD
Hablar por hablar, es TONTERÍA
Hablar de DIOS, significa MUCHO AMOR.
Cuando Cristo hablaba encendía los corazones sinceros y nobles, pero su
CALLAR sorprendió a todos, desconcertó a sus mismos enemigos.
CALLANDO enseñó a llevar la Cruz, por lo mismo:
Callar cuando acusan, es HEROÍSMO
Callar cuando insultan, es AMOR
Callar las propias penas, es SACRIFICIO
Callar de sí mismo, es HUMILDAD
Callar miserias humanas, es CARIDAD
Callar a tiempo, es PRUDENCIA
Callar en el dolor, es PENITENCIA
Callar palabras inútiles, es VIRTUD
Callar cuando hieren, es SANTIDAD
Callar para defender, es NOBLEZA
Callar defectos ajenos, es BENEVOLENCIA
Callar debiendo hablar, es COBARDÍA
Aprende primeramente a CALLAR para poder HABLAR con acierto y tino, porque si HABLAR es plata, CALLAR es oro. Así como tú callas y defiendes cubriendo los defectos ajenos con la misma medida, serás defendido por DIOS.
Callar las cualidades propias es humildad.
Callar las buenas obras del prójimo es envidia.
Callar para no herir la susceptibilidad es delicadeza.
Callar los defectos propios es prudencia.
Callar los defectos ajenos es caridad.
Callar las palabras inútiles es sabiduría.
Callar para escuchar es educación.
Callar a tiempo es discernimiento.
Callar junto al que sufre es solidaridad.
Callar cuando se ha de hablar es cobardía.
Callar ante el fuerte es sometimiento.
Callar ante el débil es magnanimidad.
Callar ante una injusticia es complicidad.
Callar cuando te humillan es andar en la verdad
Callar en los momentos de dolor es virtud
Callar ante la injuria es fortaleza.
Callar para mejor amar es santidad.
iglesia.org
jueves, 12 de febrero de 2009
El arte de hablar y la virtud de callar
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