En su reflexión antes del Ángelus dominical el Papa Benedicto XVI señaló que el misterio de la Navidad está en confiar en el amor de Dios para acoger la vida divina del Niño Jesús
A continuación la reflexión completa del Santo Padre presentada por Radio Vaticana:
"En este cuarto domingo de Adviento, la liturgia nos presenta este año el relato del anuncio del Ángel a María. Contemplando el icono estupendo de la Santísima Virgen, en el momento en que recibe el mensaje divino y da su respuesta, somos iluminados interiormente por la luz de la verdad que emana, siempre nueva, de aquel misterio.
En particular, quisiera detenerme brevemente sobre la importancia de la virginidad de María, es decir del hecho de que ella ha concebido a Jesús permaneciendo virgen.
Como telón de fondo del acontecimiento de Nazaret está la profecía de Isaías. ‘He aquí que una doncella está encinta y va a dar a luz un hijo, y le pondrá por nombre Emmanuel’.
Esta antigua promesa ha encontrado cumplimiento sobreabundante en la Encarnación del Hijo de Dios. En efecto, no sólo la Virgen María ha concebido, sino que lo ha hecho por obra del Espíritu Santo, es decir del mismo Dios. El ser humano que comienza a vivir en su seno toma la carne de María, pero su existencia deriva totalmente de Dios.
Es plenamente hombre, hecho de tierra –para usar el símbolo bíblico– pero viene de lo alto, del Cielo. El hecho de que María conciba permaneciendo virgen es, por tanto, esencial para el conocimiento de Jesús y para nuestra fe, porque testimonia que la iniciativa ha sido de Dios y sobre todo revela quién es el concebido.
Como dice el Evangelio: ‘Por eso el que ha de nacer será santo y será llamado Hijo de Dios’. En este sentido, la virginidad de María y la divinidad de Jesús se garantizan recíprocamente.
Por esta razón es tan importante esa única pregunta que María, ‘muy turbada’, dirige al Ángel: ‘¿Cómo será esto, puesto que no conozco varón?’. En su sencillez, María es sapientísima: no duda del poder de Dios, pero quiere comprender mejor su voluntad, para conformarse completamente a esta voluntad.
María es infinitamente superada por el Misterio, y sin embargo ocupa perfectamente el lugar que, en el centro del mismo, le ha sido asignado. Su corazón y su mente son plenamente humildes, y, precisamente por su humildad singular, Dios espera el ‘sí’ de esta muchacha para realizar su designio.
Respeta su dignidad y su libertad. El ‘sí’ de María implica el conjunto de maternidad y virginidad, y desea que todo en Ella sea para la gloria de Dios, y el Hijo que nacerá de Ella pueda ser totalmente don de gracia.
Queridos amigos, la virginidad de María es única e irrepetible; pero su significado espiritual se refiere a todo cristiano. En sustancia, está ligado a la fe: en efecto, quien confía profundamente en el amor de Dios, acoge en sí mismo a Jesús, su vida divina, por la acción del Espíritu Santo. ¡Es éste el misterio de la Navidad! Deseo a todos vosotros que lo vivís con íntima alegría".
Recuerda a mártires beatificados ayer
En su saludo en español el Santo Padre hizo votos luego para que la Virgen María "nos ayude a intensificar nuestra preparación espiritual, para disponer nuestro corazón al nacimiento del Hijo de Dios".
"Con estos sentimientos, deseo también recordar a los misioneros Oblatos de María Inmaculada que, junto con el laico Cándido Castán, fueron beatificados ayer en Madrid. Que el testimonio de fe y caridad que dieron en su martirio nos sirva de estímulo y ejemplo para dedicar nuestra vida al servicio de Dios y de los hermanos. Feliz domingo", concluyó.
El Santo Padre también elevó sus oraciones por las poblaciones que en Filipinas son golpeadas por las inundaciones. A ellos expresó su solidaridad y cercanía.
aciprensa.com
domingo, 18 de diciembre de 2011
El Papa: Misterio de Navidad está en confiar en Dios para acoger a Jesús
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