martes, 8 de enero de 2013

El enamoramiento patológico‏

El enamoramiento es un proceso de cambio que llega a todos los niveles, no sólo nos arreglamos más, nos mostramos más activos y eufóricos, en nuestro cerebro se produce una serie de cambios, hay electricidad (descargas neuronales) y hay química (hormonas). Estas descargas duran aproximadamente de 2 a 3 años, después se da paso al proceso de apego.

Estas sustancias que produce el cerebro, denominadas hormonas endógenas, bien podrían llamarse "drogas de la felicidad" (oxitocina, dopamina, endorfinas..) cuando estamos enamorados, se aumenta en 7000 la producción de éstas sustancias... y cuando se sufre un desamor, se produce una reducción tan brusca de esa dosis diaria de hormonas que se llega a experimentar síndrome de abstinencia (estrés, depresión, ansiedad...) llegando a considerarse el amor como una droga, tanto por los efectos iniciales, como la reacción ante la supresión del mismo.

Resulta curioso el hecho de que la ciencia ha descubierto que ante la visión del ser amado se activan determinadas zonas del cerebro, entre ellas el córtex anterior cingulado, que también responde al estímulo de drogas sintéticas, así como que las áreas encargadas de realizar juicios sociales y, por tanto, de someter al prójimo a valoración, se inactivaban, de ahí que sea cierta la expresión de “el amor es ciego”.

Por ello, el amor, es un proceso que genera una alta alteración en la persona, con el problema de que no siempre se vive con felicidad, euforia y de manera sana. Teniendo en cuenta las similitudes que comparte con los procesos adictivos de otras sustancias o conductas dependientes, el amor puede llegar a adquirir un funcionamiento igual de patológico... Se observan algunos casos, en personas con una adicción a una sustancia que cuando abandonan el consumo de la misma, buscan de manera imperiosa el establecer una relación de pareja... ¿casualidad o necesidad? ¿Casualidad que la mayoría de las personas con adicciones se planteen el tener una relación de pareja como uno de sus objetivos vitales? ¿Necesidad de seguir recurriendo a algo externo para provisionarse de su dosis de bienestar ante la dificultad para encontrarlo por sí mismo?

Según entrevista a Walter Riso, Terapeuta del enamoramiento patológico, publicada en La Contra, del diario La Vanguardia, el propio Walter declara que vivimos en una epidemia de amor patológico. ¿Cómo saber que estamos estableciendo una relación patológica?¿Cuál es el primer síntoma del mal amor?

El síntoma principal es cuando se pierde la dignidad, cuando se negocian los propios principios porque considerando que el amor lo justifica todo, cuando se es consciente de que algo te hace daño, pero no puedes vivir sin eso. El miedo a perder a la persona amada es intenso, y considera que si ocurre, su vida perderá el rumbo, sin darse cuenta de que el rumbo ya lo ha perdido, de que esa relación le quita más cosas de las que le da.

Para evitar caer en una espiral de conductas dependientes, en las que intentamos suplir nuestras carencias con algo externo, los neodarwinistas apuntan cuatro universales éticos:

-Cada uno de nosotros es un fin en sí mismos. No un medio para que la otra persona consiga sus objetivos.

-Autonomía y autodeterminación. Mis problemas los soluciono yo, no hay que esperar a que venga otra persona a salvarme.

-Debo ser valorado por mis méritos personales

-Tengo derecho a la ternura y el reconocimiento como igual.

Para llegar a conseguir esto, tenemos que aprender a hacernos cargo de nosotros mismos, aprender a sufrir, aceptar que el mundo no gira en torno al corazón, que hay muchas maneras de disfrutar y de llenarnos de felicidad, teniendo claro que el amor no es para siempre, que amar y depender son conceptos diferentes y que el mundo tiene muchas más gratificaciones que nos esperan, de las que sólo podremos disfrutar si dejamos atrás las cadenas que nos impiden avanzar.

Alejandro Márquez Rubio
Asociación SAFA

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