viernes, 12 de abril de 2013

Atrapad@s en el mundo de la imagen

El vivir atrapad@s por el mundo de la imagen crea una tensión e inseguridad constante en las personas pues ya no somos quienes queremos ser.

“No es oro todo lo que reluce” dice el dicho popular…y efectivamente, vivimos atrapad@s en un querer aparentar que todo en nuestra vida es oro. Es esa la imagen que nos muestran los famosos, las revistas de moda y “glamour”, las fotos que se cuelgan en las redes sociales: tuenti, facebook… Todo aparenta ser bonito, divertido, ideal… y ¡ojo con no seguir ese canon porque sino ya eres “distint@”!

Vivimos demasiado pendientes de nuestra imagen y de lo que piensen de nosotros los demás, y no sólo hablo de los adolescentes, que por algo son “adolescentes”, sino de los “eternos adolescentes” que parece que cada vez por desgracia son más. No niego que la presión de los medios de comunicación, los programas de corazón, el afán de disfrutar de la vida a toda costa sin responsabilidades ni ataduras, la búsqueda de éxito y bienestar material a toda costa… ejercen mucha presión en unas vidas que viven más para fuera que para dentro.

Creemos que para responder a nuestra imagen de triunfadores y estar en la cima, debemos veranear en tal sitio, o estar apuntados a tal club social, o tener el coche más caro, o usar ropa exclusivamente de marca, o tener la última versión de ipad, ipod, itach, iphone… Parece que nuestro valor como persona aumenta por el mero hecho de ir teniendo más o ir subiendo de escala social.

Pero lógicamente, todo esto tiene un precio. El vivir atrapad@s por el mundo de la imagen crea una tensión e inseguridad constante en las personas pues ya no somos quienes queremos ser sino la imagen que de nosotros se hayan forjado, o creemos que se han forjado, los demás. Nos hace vivir en un mundo esclavizado por el querer tener éxito, tener más, no desentonar, no aparentar ser menos que nadie y dar la imagen de que todo nos va bien en la vida: nuestros hijos son los más listos, los más guapos y los más inteligentes…y ojo si alguien dice lo contrario!

Efectivamente, la imagen tiene un precio y a veces un precio demasiado alto. A base de vivir de cara a la galería, nos autoforjamos, y forjamos en los hijos, metas a veces inasequibles que antes o después terminan por estallar y rompen a la persona, a la familia, a los amigos, incluso a los propios hijos.

La imagen habrá que cuidarla lógicamente, pero ante todo hemos de vivir y enseñar a nuestros hijos y adolescentes a vivir en verdad. No porque todos lo tengan lo he de tener yo, no porque todos lo hagan lo he de hacer yo… Vivir en verdad, esponja a la persona, le hace ser y sentirse ella misma, le ayuda a vivir liberada de “esclavitudes” de imagen, a valorar a las personas no por lo que tienen sino por lo que son, en definitiva a ser más madur@s y libres, porque vivir en verdad es vivir en libertad.

Elizabete Bengoetxea Kortazar
Sontushijos.org
iglesia.org

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