¿Jesús critica a las personas, o a lo que hacen las personas?
Mateo 23, 23-26 Descuidan lo esencial de la Ley: la justicia, la misericordia y la fidelidad
¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, que pagan el diezmo de la menta, del hinojo y del comino, y descuidan lo esencial de la Ley; la justicia, la misericordia y la fidelidad! Hay que practicar esto, sin descuidar aquello. ¡Guías ciegos, que filtran el mosquito y se tragan el camello!
Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, que limpian por fuera la copa y el plato, mientras que por dentro están llenos de codicia y desenfreno! ¡Fariseo ciego! Limpia primero la copa por dentro, y así también quedará limpia por fuera.
El texto:
Jesús se duele de los maestros de la ley y de los fariseos. Simulan una pretendida fidelidad a Dios cumpliendo con los numerosos preceptos, pero se olvidan de lo más importante: la justicia, la misericordia y la fe. ¿Jesús critica a las personas, o a lo que hacen las personas? ¿Hay un punto común entre las situaciones que critica Jesús?
La trama vital... Jesús critica la falta de coherencia entre palabra y práctica, la hipocresía que existe entre lo hay en el corazón y lo que se exige de manera exterior. Se duele de aquellos que parecen justos, misericordiosos y llenos de fe, cuando por dentro están llenos de sentimientos que no son piadosos, llenos de sentimientos que niegan lo que hacen parecer por afuera.
Jesús recrimina a estos hombres, tan preparados en las escrituras, tan llenos de cultura, los “defensores de la fe”, que pretenden guiar a la comunidad, sin poseer un espíritu pobre y libre de sus riquezas. Y así todo se echa a perder. De nada sirve “practicar” la fe, enseñarla, propagarla, si el orgullo llena el corazón y el amor al dinero, al poder, al prestigio, llena el alma.
¿En qué situaciones me puedo reconocer en que no guardo relación entre lo que profeso y lo que hago?
¿En qué cosas veo que cumplo, para quedar tranquilo y no me involucro con la justicia o la misericordia?
¿Qué puedo identificar como importante en la forma, en lo externo y sin atender lo interior como prioridad?
¿Qué cosas condeno del mundo, antes de mirar mi corazón y ver si no lo debo purificar primero?
iglesia.org
jueves, 4 de septiembre de 2014
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