jueves, 15 de noviembre de 2012
San Alberto Magno
Obispo y doctor de la Iglesia (1193-1280)
Fiesta: 15 de Noviembre
San Alberto nació en Lavingen, Suavia, en el año 1193. Hijo de familia noble, tuvo una juventud despreocupada. Curso sus estudios en la universidad de Padua.
A los treinta años, oyendo una predicación del Beato Jordán de Sajonia, General de los Dominicos y sucesor de Santo Domingo, Alberto sintiendo el llamado de Dios, le pidió el hábito dominico a pesar de la resistencia que le presentó su padre. Comienza una nueva vida dedicada a la oración, al estudio y la enseñanza; no como actividades separadas e independientes, sino todas ellas iluminadas por el mismo afán: conocer y amar más a Dios, y acercar muchas almas a Él.
Fue profesor en Colonia, en París y en varias otras universidades. Venían a escucharlo alumnos de otras naciones. Escribió treinta y ocho volúmenes sobre varias ramas del saber: Teología, filosofía, geografía, química y astronomía, entre otras. En sus obras aparece el sabio, el filósofo, el teólogo y el místico.
Fue un forjador de grandes maestros: San Buenaventura, Bacon, Hales, Duns Scoto, y el más ilustre, Santo Tomás de Aquino, a quien Alberto descubrió y estimuló. Tomás recogió de Alberto la tradición filosófica y teológica.
Sólo algún pequeño paréntesis interrumpió sus estudios: fue por dos años obispo de Ratisbona, provincialato, predicador de la Corte pontificia y de la octava cruzada, y asistió al II Concilio de Lyón.
Alberto luchó siempre por defender la verdad. Supo distinguir y encontrar la justa armonía entre la ciencia y la fe. Sobresalió con luz propia en las ciencias naturales. Era un sabio humilde y caritativo, ya que sabía que todo lo recibía de Dios y lo comunicaba a los demás.
Sus devociones preferidas, en las que se refugiaba para alimentar su espíritu, eran la Misa, la Pasión de Cristo y la Virgen María.
Pasó sus últimos años en Colonia, a orillas del Rin, preparándose para el tránsito final. Pidió conocer el lugar de su sepultura, y ante él rezaba todos los días el oficio de difuntos. La muerte le sorprendió orando y trabajando, como había vivido siempre: dando los últimos retoques a un tratado sobre el Santísimo Sacramento. Murió el 15 de noviembre de 1280, a la edad de 74 años. Dejaba fama de haber sido el más sabio de su tiempo.
San Alberto Magno supo conciliar sabiduría humana y fe divina tanto en la investigación como en la enseñanza. Por eso sigue siendo un maestro para cuantos quieran aprender por medio del progreso de las ciencias a conocer mejor al Señor y amarle más.
Mariana Canale
iglesia.org
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